EL CUENTO DE LA CRIADA. (6TC)
Acabado de ver el último
capítulo de la sexta y última temporada (empezó en 2017 y acaba en 2025) de
esta serie tv (66 capítulos en total) distópica, mi veredicto es de producción
que ha ido muy mas a muy menos, perdiendo fuelle notoriamente una vez la serie pasaba
de lo micro a lo macro, una vez la protagonista consigue huir, el desarrollo
entra en una fase en que pretende ser algo que no puede, convirtiéndose en una
serie de acción y violencia que por momentos da grima. Lo que era apasionante
en la descripción de este sub mundo cerril atávico de Gilead, se transforma en
algo mundano, con intrigas simplistas, venganzas desaforadas, con unas constantes
idas y venidas de la prota, que no se sabe bien como se convierte en una
heroína en el manejo de armas, se pega varios tiros en el pie, repitiendo una y
otra vez los mismos recursos cambiando algunos detalles. Para desembocar en un
rush final, que es lo que tengo más fresco en la memoria, fallido no, lo muy
siguiente. Y es que como botón de prueba, que un jet con los comandantes de Guilead en un aeropuerto despegue en medio de la
guerra como si nada, que alguien pueda meter dentro un explosivo sin que nadie
lo registre, que en el aeropuerto haya nada de seguridad, como puede ser que el
comandante topo este en el lado de sus enemigos y a la siguiente escena este en
el aeropuerto con la muy buscada protagonista, un sin sentido, pero como gran
parte de toda la serie como avanza sin respeto a la inteligencia del espectador.
Con comportamientos arbitrarios de los personajes, variando de postura de forma
tosca.
Serie de tv creada por
Bruce Miller, basada en la novela de 1985 “El cuento de la criada” de la autora
canadiense Margaret Atwood. encargada por el servicio de streaming Hulu. La
trama presenta una distopía tras la Segunda Guerra Civil estadounidense, donde
una sociedad teonómica y totalitaria somete a las mujeres fértiles, llamadas
"Criadas", a la esclavitud reproductiva.
La serie se ha ido
estirando sin rumbo, hay que tener en cuenta que la trama de la novela acaba
justo cuando acaba la primera temporada, por lo que las restantes cinco sesiones
son invención es de los guionistas. La primera y segunda temporada, que
mantiene el espíritu (aun estando fuera ya del libro), es absorbente en como van
goteando las rígidas y medievales normas de este ‘Reino fundamentalista’, como
el hogar Waterford, se convierte en una prisión atosigante, oscura residencia
de pasillos punzantes. Entonces la alegoría feminista queda maravillosamente
plasmada sobre hacia a donde podemos dirigirnos. Aunque da grima pensar que todo
esto que critican y con razón de esta hedionda Gilead, es en realidad incluso
menor que lo que pasa en las autocracias islamistas de Afganistán, Arabia o
Irán, tirar del catolicismo es lo fácil cuando es el ‘pim pam pum’ al que todos
le dan y nadie la defiende, pero hay que recordar que el peligro real de retroceso
de los derechos de las mujeres no será por el cristianismo, será por el islam.
Me he desviado de
analizar la serie. En estas dos temporadas marca a fuego la maravillosa puesta
en escena de la cinematografía que es marcada por Colin Watkinson (“The Fall:
El sueño de Alexandria”), que crea cuadros de una beldad expresionista sublime,
sobre todo en los interiores semioscuros, jugando con la luz que entra del exterior
por las ventanas cual rayos divinos, haciéndonos impactantes las sádicas
liturgias de violación a la criada, con imágenes aterradoras de los ahorcados
en el muro, con secuencias hipnóticas de las criadas desfilando cual ejercito
por las calles. En la segunda temporada, amplia esta cultura arcaica-religiosa-yihadista,
con personajes bien construidos, con aristas, con complejidades. Pero desgraciadamente
la serie fue tornado en otra cosa y patina, La he seguido viendo, pero ya nunca
me atrapó, la veía por lo que quise en sus comienzos, pero ya los protagonistas
se convierten en clichés. Epitome de todo esto malo es su última y muy pésima
temporada, y no digamos ya su último y parche de episodio conclusivo, chusco en
extremis. Desde que June (en la novela la autora Atwood nunca le dio nombre aparte
del Offred) escapa de Gillead son idas y venidas sin avances. Se une se separa
June y Luke y vuelta a repetirse, el continuo debate interno de June entre
elegir entre Nik y Luke (Nick con el que una y otra vez, desafiando toda lógica
el azar une), las dudas de serena sobre su lealtad a Gilead, las conspiraciones
de Lawrence siempre en medio de la nada, y más.
Donde lo único que se
prodigaban eran las lagunas e incoherencias argumentales. Lo que en sus primeras
temporadas eran elementos incisivos como los slows para enfatizar puntuales
acciones devienen en una parodia de si mismas, sobreutilizadas hasta dar la sensación
de que sin las cámaras lentas igual la serie hubiera durado cuando menos la
mitad. Y también están los primeros planos de la protagonista Elizabeth Moss,
que se nota que fue cada vez dirigiendo más episodios y con ello parece en plan
onanista enamorada de sí misma y con ello se sobreexpone con esas miradas de
reojo que han terminado por exasperarme hasta ser una caricatura de sí mismas,
esto aderezado por las que han acabado por ser bufonescas rupturas de la cuarta
pared, unas pocas son originalidad, pero cuando resultan miles hastían. Y habrá
que hablar de sus diálogos, la mayoría, tan denos como irritantes en su petulancia,
mención aparte es el gusto de meter exabruptos fuera de lugar una y otra vez,
como si esto fuera asimismo de interpretación intensa (puaj!!!). Una vez que
llega June a Canadá la serie baja muchos enteros, los problemas allí resultan poca
cosa comparados con los vividos en Gilead, tenemos una sub trama hosca con la Corte Penal Internacional. Aparece en escena un ‘hombre-orquesta,
Mark Tuello (Sam Jaeger), te vale para abogado, burócrata, dirigir ataques
militares y ser vanguardia en oncursiones de invasión, nada creíble. Como los guionistas
parecen percibir el error de este escenario canadiense se sacan de la manga que
la nación ártica termina renegando de los refugiados estadounidenses. Ello
mientras nos cuelan vivencias de Serena en Canadá de modo poco verosímil.
En un mundo donde las
tasas de fertilidad han colapsado como resultado de enfermedades de transmisión
sexual y contaminación ambiental, el gobierno totalitario y teonómico de Gilead
ha establecido su dominio en los antiguos Estados Unidos tras una guerra civil.
La sociedad está organizada por líderes ávidos de poder junto con una nueva
teonomía jerárquica militarizada y clases sociales recién creadas, en las que
las mujeres son brutalmente subyugadas. Por ley, las mujeres en Gilead están
obligadas a trabajar en roles severamente limitados, incluyendo algunas como
esclavas natales, no se les permite poseer propiedades, tener carreras, manejar
dinero o incluso leer y escribir (aparte de las Tías). La infertilidad mundial
ha llevado a la esclavización de mujeres fértiles en Galaad, a quienes el nuevo
régimen considera mujeres caídas, citando una interpretación extremista del
relato bíblico de Bilha. Entre estas mujeres se incluyen a menudo aquellas que
se han casado tras un divorcio (denominadas "adúlteras", ya que el
divorcio no está reconocido por la ley de Galaad), madres solteras, lesbianas
(los homosexuales son considerados "traidores de género"), no
cristianos, seguidores de denominaciones cristianas distintas a los "Hijos
de Jacob", disidentes políticos y académicos. Estas mujeres, llamadas Criadas, son
asignadas a los hogares de la élite gobernante, deben someterse a una violación
ritualizada (conocida como "la ceremonia") por sus amos masculinos
("Comandantes") en presencia de sus esposas con la intención de
quedar embarazadas y tener hijos para ellas. Las criadas reciben nombres
creados añadiendo el prefijo "Of-" al nombre de pila del hombre que
las tiene. Al ser transferidas, sus nombres se cambian. Junto con las Criadas,
gran parte de la sociedad se agrupa ahora en clases dictan sus libertades y
deberes. Las mujeres se dividen en pequeño grupo de categorías sociales, cada
una representada por un vestido sencillo de un color específico. El atuendo de
una Criada consiste en un vestido largo rojo, una capa roja, botas marrones
gruesas y una cofia blanca, con un gorro blanco más grande (conocido como
"alas") para usar en el exterior, que la oculta de la vista del
público y restringe su visión.
En la cuarta temporada
desaparece el gran y carismático villano de la serie, y lo hace en una escena
que da grima (*spoiler), y seguro que no es esa la sensación que desea transmitir,
como la asume la serie es como un acto épico y me revuelve las tripas que para
combatir el mal hay que convertirse en alimañas linchadoras. No hay dilema
moral alguno por la salvajada carroñera vomitiva. Y hasta como si fuera algo alabable
se envía el dedo con el anillo a su mujer, detestable.
Para la sexta conclusiva
temporada (la que tengo más reciente), la serie introduce un elemento que
podría haber tenido su chucha, con esa ciudad Nueva belén donde se pretendía se
hicieran reformas para que el resto del mundo viera que Gilead avanzaba por ‘buen’
camino. Pero esto termina en un bosquejo sin explotar más que en apunte a pie
de página; También entra en acción un rico personaje en la figura del Comandante
Gabriel Wharton (Josh Charles), que tiene sus aristas, pero también sus
ambigüedades, se podría haber explotado a este rol, pero cuando parece que
tendrá jugo acaba la serie.
June Osborne,
rebautizada como Offred, es la Criada asignada al hogar del comandante
galaadiano Fred Waterford y su esposa Serena Joy, figuras clave en la formación
y el auge de Gilead, lidian con las realidades de la sociedad que ayudaron a
crear. Durante "el tiempo anterior", June estuvo casada con Luke y
tuvo una hija, Hannah. Al principio de la historia, mientras intentaba huir de
Gilead con su esposo e hija, June fue capturada y obligada a convertirse en
Criada debido al adulterio que cometieron ella y su esposo. Su hija fue
secuestrada y entregada a una familia de clase alta para que la criara, y su
esposo escapó a Canadá. Gran parte de la trama gira en torno al deseo de June
de reunirse con su esposo e hija y la evolución interna de su fuerza hacia una
versión más oscura. La actriz Elizabeth Moss comienza otorgando una intensidad
y fuerza dramática sensacional a su rol, empatizamos con ella y su sufrimiento
en este ‘zulo’ en que se convierte su ‘hogar’, pero una vez parece liberada se
convierte en un ser que quiere ser el contraparte de testosterona de un hombre
sediento de venganza tóxica y aquí la actuación patina, no digamos ya en los episodios
en que se nota y mucho dirigidos por ella misma (10 en total); Joseph Fiennes
como el comandante Fred Waterford, entrega una actuación notable, sin histrionismos,
sin sobreactuación, es el mal sibilino, son aspavientos, mesurado, elegante,
sofisticado, cuando el cae de la serie deja un socavón; Yvonne Strahovski como
Serena Joy Waterford, esposa de Fred, ex activista cultural conservadora y
autora. Profundamente religiosa, pero capaz de una gran crueldad y a menudo
insensible con June. Anhela ser madre. La actriz borda su personaje con una
evolución gradual que no resulta aparatosa o forzada, sigue con sus fuertes
creencias, pero se va dando cuenta de las injusticias, tiene una estupenda
química con la Moss; Max Minghella como Nick, el ‘chófer’ del comandante Waterford.
Tiene una relación de tiras y afloja con June. Me falta hondura ene l rol, pues
sus acciones me resultan forzadas, no me creo su ascenso, cuando a todas luces
no está implicado en este retorcido idealismo de Gilead; Ann Dowd como la tía
Lydia, encargada de supervisar a las Criadas en su reeducación sexual y sus
deberes. Una presencia cargada de carisma, aunque sus vaivenes me resultan
grimantes, más pronto rígida como otros quieren nos de lástima, me resulta
imposible como la bambolea el guion de un lado a otro, una veleta; Madeline
Brewer como Janine Lindo /Of… de muchas parejas, amiga de June, una mujer rebelde
que por ella es castigada dejándolo sin un ojo. Su arco de desarrollo siempre
es desde Gilead, la vemos pasar por muchísimas etapas de sufrimiento. La actriz
deja una grata impresión, empatizamos con su padecer; Aunque el que mejor aprovecha
su papel es el gran Bradley Whitford como el comandante Joseph Lawrence de
Gilead, actor infravalorado, que deja huella con su formidable personaje,
siempre en la cuerda floja, derrocha humanidad en una jungla de fundamentalismo,
cínico, sardónico, ingenioso, siempre con naturalidad y credibilidad; Hay
muchos más, pero los mejores estos.
Su primera temporada
ganó ocho premios Primetime Emmy de 13 nominaciones, incluyendo Mejor serie
dramática. Fue el primer programa producido por Hulu en ganar un premio
importante y la primera serie en un servicio de streaming en ganar un Emmy a
Mejor serie dramática. También ganó el Globo de Oro a Mejor serie dramática de
televisión. Elisabeth Moss fue galardonada con el premio Primetime Emmy a Mejor
actriz principal en una serie dramática y el Globo de Oro a Mejor actriz en una
serie dramática de televisión.
Es muy complicado
resumir seis temporadas en estas líneas, sobre todo porque siempre es más
fresco lo último que has visto. Aun así valoro sus meritorias dos temporadas iniciales,
resto solo tiene pequeños oasis, en medio de unas tramas imposibles. Gloria
Ucrania!!!
Pd. Sabemos que Gilead
no va a derrumbarse pronto: Hulu avanza con una adaptación televisiva de Los Testamentos,
una serie secuela basada en la novela homónima de Atwood, ambientada 15 años
después de su predecesora, cuando Gilead aún existe. La última temporada de La
Criada claramente no nos ofrecerá una conclusión triunfal del reinado de terror
de Gilead.
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