lunes, 26 de mayo de 2025

 


EL COLECCIONISTA.

 

Obra Maestra del maestro William Wyler. Thriller de terror psicológico. Lo he revisto con motivo de que se cumplen 60 años de su estreno (20/05/1965 en el Festival de Cine Internacional de Cannes), y me ha gustado aun más que la última vez que lo vi, como los buenos vinos, gana con el tiempo. El guion de Stanley Mann (“Matar o no matar, este es el problema”) y John Kohn (“El ojo de la aguja”), con la aportación no acreditada de Terry Southern (“Dr. Strangelove or: How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb”), adaptando la novela homónima de 1963 de John Fowles (“La mujer del teniente francés”), narrando como un joven inglés acecha a una bella estudiante de arte antes de secuestrarla y mantenerla cautiva en el sótano de su casa rural estilo tudor. Siendo casi una obra teatral que recuerda a la posterior “La Huella” (1972), un fascinante tour de forcé en el que nos embarca Wyler de la mano de los formidables Terence Stamp y Samantha Eggar.

 

Estudio de personajes de hondura dramática sensacional en el enfrentamiento de caracteres, con un tipo acomplejado, un reprimido sexual latente, de apariencia educada, pero en realidad un psicópata (lo que hoy se llamaría un Incel), frente a una joven hermosa de mundo, culta, e inteligente. Esta diferencia se da también en la vestimenta, él vistiendo traje clásico negro triste, y ella vestidos de colores alegres. Una radiografía sobre el machismo más febril, ese que tiene como fantasía el poder someter cual esclava sexual a la mujer que desee, encerrándola para disponer de ella a su antojo, las ansias de posesión, la obsesión por el dominio, el ego de creerse con derecho de pernada sobre cualquier mujer. Con ello se da el duelo entre los mecanismos de manipulación de uno y otro, cada uno con sus diferentes objetivos, él poder enamorarla y ella escapar, enmarcado en un claustrofóbico entorno, donde Wyler demuestra mano maestra para edificar una atmósfera cerrada y opresiva, con epicentro en una cripta gótica claramente inspirada en pelis de horror. Surtiendo el libreto de diálogos afilados, sustanciosos, con disputas cargadas de fuerza emocional, como los que se dan por la cultura (la pintura de Picasso, o el libro de JD Salinger ‘El guardián entre el centeno’)

 

Freddie (Stamp) es un joven solitario y socialmente torpe que compra una granja del siglo XVII con las ganancias que ha ganado en las quinielas de fútbol. Entomólogo aficionado, se dedica a capturar mariposas, de las que posee una gran colección. Frederick empieza a acechar a Miranda Grey, una estudiante de arte londinense de clase media. Un día, Frederick sigue a Miranda a un pub en Hampstead antes de secuestrarla en la calle, incapacitándola con cloroformo. Miranda despierta en el cavernoso sótano de piedra sin ventanas de la granja de Freddie, que él ha adornado con una cama, muebles, ropa, herramientas de pintura y una estufa eléctrica. Ella asume que la han secuestrado para pedir un rescate o para usarla como esclava sexual e insiste a Freddie en que su padre no es rico. Freddie explica que no busca sexo ni rescate; explica que él y Miranda solían viajar en el mismo autobús años antes en Reading y que él continuó siguiéndola a Londres después de que ella se matriculara en la escuela de arte. Cuando él le declara su amor, ella finge una apendicitis como estrategia para escapar, pero es atrapada. Freddie acepta liberar a Miranda después de cuatro semanas, un período que cree que le permitirá "conocerlo".

 

Se inicia con la neurálgica música de Maurice Jarre, vemos un joven corriendo por la campiña inglesa, lleva un cazamariposas, persigue una mariposa hasta atraparla, con cuidado la encierra en un tarro de cristal. Tras lo que el joven descubre una mansión Tudor, y está a la venta. Ve que tiene sótanos de arquitectura antigua. Entonces oímos primeras palabras, en voz en off (volverá circularmente en el final del film la voz en off): "Supongo que fue la soledad y el sentirme lejos de todo, lo que me impulsó a comprar la casa. Y después de haberla comprado, me dije que no llevaría a cabo el plan, aunque había hecho todos los preparativos y sabía dónde estaba ella a cada minuto del día...". Tras lo que vemos al joven seguir con su furgoneta a la bella Miranda, haciendo claramente un símil de que la chica es ahora la mariposa para el joven, sobre todo cuando la atrapa y mete en el particular bote de cristal que será la ‘mazmorra’-cripta. Esta alegoría se atomizada cuando él le muestra su necrófila colección de mariposas exóticas pinchadas con alfiler, siendo en este sentido brillante el plano en que Miranda se ve reflejada en un tarro de mariposas.

  

Es choque de personalidades, donde ella intentará con sus armas escapar en escenas construidas con una tensión hitchcockiana maravillosa, como es cuando finge ella estar enferma, pero sobre todo en el formidable tramo en que Freddie la deja ir a bañarse a la casa (él ha tapiado la ventana para que no pueda huir por la habitación) y aparece un curioso tipo,  el coronel Whitcombe (Maurice Dallimore), cuando ella oye al tipo quiere gritar y Freddie se lo impide (primero hundiéndole la cabeza en el agua de la bañera) amordazándola y amarrándola a una tubería, para luego atender al pesado del vecino, viene a saludarlo, mientras el tipo está allí, Miranda abre con su pie el grifo del agua, creando Wyler una intriga fascinante cuando vemos en el montaje como el coronel habla de cosas triviales con Freddie, y por otro lado corta al agua que inunda el baño, sale por la puerta al pasillo y termina saltando a la entrada, donde el Coronel se percata, brillante, y muy bueno como se resuelve; También se crea tensión cuando Freddie le permite escribir una carta a su madre y en un descuido de él, ella introduce una nota en el sobre; Y está el último dramático enfrentamiento bajo al lluvia frente a la puerta d ela cripta (no quiero spoilear).

 

Luego están las formas en que Miranda intenta complacer a Freddie para este le de cuerda, y al final Freddie se siente inferior y colisiona con ella una y otra vez. Él le habla de los novios de ella, y ella intenta rehuir el asunto sabiendo de los celos de él. Hay disputas sobre el arte y cultura, como son las que se dan por el pintor malagueño Pablo Picasso, como el cubismo no lo aprecia Freddie, mientras ella intenta explicarle lo que significa, pero esto enfurece a él, sintiéndose inculto ante ella. También colisionan por el famoso libro de JD Salinger “El guardián entre el centeno”, ella aprecia el mensaje del escritor en su libro, mientras Freddie lo detesta, el paternalismo de ella hace que él se encolerice. Por más que ella intenta crear puentes, él nota condescendencia y se irrita. Siendo el punto álgido cuando ella se le ofrece sexualmente.

 

Toda esta batalla de voluntades tiene su zenit en su escalofriante rush final, tramo cargado de dramatismo, a la par que de mordacidad y de un humor negro en su epílogo que retuerce, maravillosa y muy valiente coda, sorprendente, imprevisible, Antológico (al parecer fiel al del libro).

 

Terence Stamp borda su rol de tipo introvertido, con un dominio excepcional del lenguaje físico, sus andares encorvados, con la cabeza de lado, con su mirada extraña, da maravillosamente con el carácter de un perturbado, amable, educado, gentil con la chica, pero a la vez a esta la tiene presa. Un psicópata complejo, neurótico, inquietantes sus arranques de furia descontrolada, sensacional; Samantha Eggar está radiante como la rea del ‘loco’, con esos seductores ojos verdes que encandilan, muestra con una autenticidad que rasga toda una gama de emociones a flor de piel, desde el temor, la rabia, la indignación, la esperanza, la nostalgia, la desesperación, el pesimismo, y ello mientras intenta dominar su ira para poder manipular al ‘tarado’ Freddie, actuación prodigiosa. Interpretación desbordante de intensidad. Fue nominada al Oscar (ganó el galardón Julie Christie por “Darling”); Entre ambos intérpretes hay una extraordinaria química en sus contrastes.

 

La puesta en escena es espléndida en su función de proyectar un estado de ánimo. Desde la gran dirección artística del oscarizado John Stoll (por “Lawrence de Arabia”) ese escenario de la vivienda Tudor con esa cripta gótica que se emparenta con un calabozo, creando claustrofobia; Esto atomizado por la fenomenal cinematografía de los oscarizados Robert, Krasker en exteriores (fue premiado por nada menos que “El tercer Hombre”), y Surtees en platós (tres estatuillas: “Las minas del rey Salomón”, “Cautivos del mal”, y “Ben-Hur”), impregnando los fotogramas de angustia vital Amenazante, con picados y contrapicados dramáticos, acentuando la prisión que es la mansión, y sobre todo la cripta, con toques de planos subjetivos para hacernos sentir en primera persona, con ingeniosas alegorías simbólicas con las mariposas y la secuestrada, con reflejos de vidrios (el ya mencionado de Mirando en un bote), con mucha toma de líneas verticales para expresar la cárcel en la que estamos, son sinuosos travellings, con nerviosa cámara en mano en secuencias de tensión incipiente; Todo esto adornado por al neurálgica música del galo tri-oscarizado (las tres con David lean: “Lawrence de Arabia”, “Doctor Zhivago” y “Pasaje a la India”) Maurice Jarre, creando melodías ominosas, cortantes, secas, adustas, con leitmotiv que emula a un corazón palpitante nervioso.

 

Spoiler:

 

Momento recordables (aparte d ellos ya mencionados): Ella al inicio del secuestro le espeta: "Toda Inglaterra debe estar buscándome. Antes o después acabarán por encontrarme”, y él de modo frío le suelta: “Nunca nos encontraran, porque si, te están buscando a ti; pero nadie me está buscando a mí."; La supuesta última cena entre ambos. Él le pide el matrimonio regalándole una alianza, ella tras el desconcierto inicial, se da cuenta de que Freddie jamás la soltará, con lo que intentará juga con él siguiéndole la corriente, y le dice que sí. Y entonces él, tras ella haber dudado un poca entra en cólera, acabando en una batalla pro al casa; Cuando ya desesperada, Miranda intenta seducir a Freddie, se le ofrece sexualmente, desnudándose, besándolo, acariciándolo, dejando en el aire si es real o intento de manipulación de ella. Él termina rechazándola por creerla una ‘mujerzuela’, dejando entrever su frigidez o impotencia sexual. Entonces ella sabe que no tiene salida alguna ante este ‘demente’;

 

Rush final: Finalmente ella muere de neumonía cuando él tiene que ir a curarse la herida que ella le ha provocado en la cabeza al golpearle con una pala. Y cuando descubre su cadáver no lamenta su muerte porque queda desencantado de ella en el momento en que la joven trata de seducirle. Entonces en el sótano, la cámara abandona al secuestrador,  con movimiento ascendente, primera panorámica a la izquierda, encuadra el muro en que la víctima pintaba en colores fulgentes, los días de su reclusión y, seguidamente, hay movimiento descendente hasta el cuerpo sin vida de la joven en el camastro). Tras ello hay una elipsis, la voz en off de Frddie nos habla de donde la enterrado. Tras ello, decide raptar a una chica más de su condición (“alguien común, que me respete más, alguien a quien la pueda enseñar”, dice sobre su objetivo), una enfermera que vive en los alrededores.

 

Los productores no estuvieran satisfechos con el final más oscuro del libro; querían que Miranda escapara. Wyler rechazó el final "más feliz" de de terry Southern.

 

El papel secundario de la tía Annie fue interpretado por Mona Washbourne, mientras que Kenneth More interpretó a George Paston, o "GP", un hombre de la novela original a quien Miranda escribe extensamente y a quien admira. Las escenas de More fueron finalmente eliminadas del montaje final de la película. Fue la única película que More rodó en Hollywood.

 

Tres semanas después de los ensayos, Wyler despidió a Eggar porque no estaba satisfecho con su actuación, lo que provocó el cierre de la producción. Después de que la directora de la segunda unidad de la película completara una lectura completa del guion con Eggar, fue recontratada con la condición de que Kathleen Freeman, actriz de personajes, fuera su coach en el set. Fuera de cámara, a Eggar solo se le permitió hablar con Freeman.

 

La producción se trasladó a Inglaterra para filmar las escenas exteriores, que incluyeron rodajes en exteriores en Mount Vernon, Hampstead, Londres y Forest Row East Sussex. Los exteriores de la casa de Freddie se filmaron en una granja de 400 años de antigüedad en la zona rural de Kent. Después de completar los rodajes en exteriores en Inglaterra, la producción regresó a Los Ángeles, donde se llevó a cabo el resto del rodajeo.

 

El corte original de El Coleccionista duró tres horas. Debido a la presión de sus productores, Wyler se vio obligado a cortar la película en gran medida, eliminando 35 minutos del prólogo protagonizado por Kenneth More. Wyler dijo: «Algunas de las mejores secuencias que he filmado terminaron en la sala de montaje, incluyendo el papel de Kenneth».

 

Brillante film melodrama psycho-sexual, de los que cala y deja huella. Gloria Ucrania!!!

 

PD. El Coleccionista se estrenó en el Festival de Cine de Cannes en mayo de 1965, donde Stamp y Eggar ganaron los premios a Mejor Actor y Mejor Actriz, respectivamente.  Eggar ganó un Globo de Oro a Mejor Actriz en una Película Dramática por su actuación y también fue nominada al Óscar a Mejor Actriz, mientras que Wyler recibió una nominación a Mejor Director. Fue la última de las 12 nominaciones a los Óscar a Mejor Director, un récord para Wyler.

 


No hay comentarios:

Publicar un comentario