DON JUAN. (1926)
Muy
entretenido film de aventuras de capa y espada con genuinas dosis de
romanticismo. Obra parteaguas en la historia del cine, ya que fue el primer
largometraje que utiliza el sistema de sonido Vitaphone con banda sonora
sincronizada y efectos de sonido (aunque sin diálogos, estos, como hasta
entonces se expresan mediante intertítulos), aunque no incluye diálogos
hablados, siendo el antecedente de “El cantor de jazz” al año siguiente (1927),
considerado la primera película hablada de la historia del cine, ambas
dirigidas por Alan Crossland. La banda sonora fue interpretada por la
Filarmónica de Nueva York, George Groves, encargado por The Vitaphone
Corporation, fue el encargado de grabarla, ideó una innovadora técnica
multimicrófono y realizó una mezcla en vivo de la orquesta de 107 músicos,
convirtiéndose en el primer mezclador musical de la historia del cine, estos
avances impulsados por Warner Bros en la producción.
Para su primer
largometraje con Vitaphone, los hermanos Warner buscaban una película de
primera que atrajera al público. Para el protagonista, seleccionaron a John
Barrymore, saltó a la fama por sus interpretaciones de Ricardo III y Hamlet en
Broadway. Recientemente habían fichado al actor y habían pagado un precio extra
para tenerlo en su repertorio. Barrymore estaba furioso porque el proceso de
Vitaphone aparecía en la facturación (y con una fuente más grande) a nombre de
él. Para el acompañamiento musical, contrataron a la Orquesta Filarmónica de
Nueva York, compuesta por 107 músicos, para grabar la partitura. El ingeniero
de audio de Vitaphone, George Groves, insistió en usar seis micrófonos, cifra
inaudita, para grabar la interpretación y luego mezcló señales en directo.
El film en sí, inspirado
en el poema épico homónimo de Lord Byron de 1821, con guion escrito por Bess
Meredyth (“Lirio entre espinas” o “El signo del zorro”) con intertítulos de
Maude Fulton y Walter Anthony. Siendo claramente un vehículo de lucimiento para
su estrella John Barrymore, que pretendía emular la estela del icónico Douglas
Fairbanks, el gran exitoso aventurero de los años 20, con sus épicas Tres
Mosqueteros (1921), Robin Hood (1922), El Ladrón de Bagdad (1924), y Don Q,
Hijo del Zorro (1925). Barrymore (con 44 vitalistas años) se muestra como el
mencionado, vivaraz, seductor, enérgico, acróbata (al parecer tenía un doble),
gran espadachín, atlético, carismático, y sexy embutido en la malla de rayas
blancas y negras (me lo parece a mí solo que cuando Lucrecia lo mira por vez
primera lo hace a sus genitales?). Siendo brillante en sus ágiles ascensos a
los balcones y ventanas de los palacios, asó como espectacular en el homérico
duelo a espada frente a Donati (Montagu Love), ello en el palacio, demostrando
una fisicidad intrépida, sensacional el salto que da en plano sostenido desde
gran altura sobre su oponente, con una coreografía cargada de vitalidad. Asimismo,
interpreta también otro rol en el prólogo del film, como el padre flemático y
despechado de Juan. Como estupendo cuando debe disfrazarse del pérfido Nehri (interpretado
brevemente por Gustav Von Seyffertitz), con una expresión facial que lo
transforman de modo impresionante, traído esto de su anterior film “Dr. Jekyll
y Mr. Hyde” (1920). Por cierto, Barrymore como Don Juan ostenta el récord de
más besos en una película, besa a Astor y a la actriz Estelle Taylor 127 veces.
Enmarcando el relato en
un colorido universo pérfido regido por el clan maléfico italiano de los Borgia
(en realidad familia de origen aragonés, su apellido real era Borja), donde
reinan los amores, infidelidades de mujeres insatisfechas, traiciones, celos,
envenenamientos, torturas, asesinatos, solo me ha faltado la presencia del Papa
Alejandro VI (nombre antes de ser papado era Rodrigo de Borja), jerarca
católico siniestro, seguramente no incluido para no tener problemas con la
censura. Ello también sabiendo el film de su carácter lúdico, añadiendo dosis
de humor refrescante, como ese tramo inicial en Roma de Juan cual sinuoso
vodevil teniendo que lidiar con tres mujeres a la vez cada una en una
habitación sin que sepan de ellas y al final apareciendo el esposo de una de
ellas, todo coronado por la ‘explicación’ del porque de la situación al marido;
También chispeante el rol de Pedrillo, criado fiel de Don Juan, tenido buenos
momentos en su graciosa amanerada expresividad, o como ‘cubre’ a su amo cuando
lo ‘sustituye’ en uno de sus episodios mujeriegos.
Siendo una notable
simbiosis entre géneros, desde el drama seco y adusto rallando el terror con el
comienzo. El padre de Don Juan, Don José (John Barrymore), es avisado por su
criado de la infidelidad de la mujer, Isabel (Jane Winton), la pilla cuasi in
fraganti en el dormitorio, el amante se esconde tras una pared a medio tapiar,
Don José juega con la esposa como gato con su ratón, sabedor del escondite del amante
ordena terminar de tapiar el agujero, su esposa observa tensa y claramente
aterrorizada, hasta que ella estalla queriendo salvar a su querido. Don José
impasible hace su gente acabe de colocar los bloques mientras al otro lado
grita de horror el amante. Tras lo que Don José expulsa del castillo a su
mujer, desterrándola y dejándola sin el hijo Juan. Tremendo inicio.
Una superproducción para
su tiempo, que luce esplendorosa en sus fastuosos decorados de Ben Carré (“El
último mohicano” o “Una noche en la ópera”), su precioso vestuario creado por Sophie
Wachner (“El que recibe el bofetón” o “Siempre alerta”), y esto potenciado por
la magistral cinematografía de Byron Haskin (también creador de efectos
especiales, posteriormente pasaría a la dirección en films como “La Guerra de
los Mundos” o “Su majestad de los mares del sur”), en una inmersión grácil en
el tiempo y lugar, sobresaliendo también en el vibrante manejo de la cámara,
con espectaculares subjetivos, incluso a caballo para sumergirnos y hacernos
sentir la tensión, tengamos en cuenta estamos hace 99 años.
Tras el mencionado
primer acto de terror macabro moralista. Don José se convierte en un mujeriego
misógino, ello expuesto en sus fiestas en las que disfruta del placer de varias
féminas, esto le lleva a que una de ellas, por celos lo asesine, en sus ultimas
palabras Don José destila a su hijo Juan toda la bilis posible contra las
mujeres, según él «Este es mi legado:
ten cuidado con dar tu amor a las mujeres... sal al mundo y acepta su amor
cuando te plazca, sonríe y olvida», para el padre las mujeres sólo traen tres
cosas: vida, desilusión y muerte, vamos para él es disfrutar de ellas sin
importarle ninguna. De adulto, Juan (John Barrymore también) está establecido
en Roma, allí se divierte seduciendo a cuantas más mujeres mejor, siguiendo el
consejo de su progenitor. Descacharrante en este sentido el intertítulo que
remarca mordazmente: «El hogar de Don Juan, donde la inocencia puede entrar,
pero nunca salir».
La Ciudad Eterna está
gobernada por la retorcida familia Borgia, Lucrecia (Estelle Taylor) y su
hermano César (Warner Orland). Pero Juan acaba prendado de la única mujer que
se le resiste, Doña Adriana (Mary Astor). Ella y él sufrirán la ira de
Lucrecia, despechada por ser ignorada por Don Juan, y es que ella hace una
apuesta con sus socios: puede seducir y retener al promiscuo español con su
belleza y encanto. Por lo que Lucrezia planea casarla con el conde Giano Donati
(Montagu Love), uno de los secuaces de los Borgia, y envenenar al duque.
El director es hábil
mostrando la decadencia de esta Roma borgiana, exhibiendo bacanales cargadas de
alcohol y sobre todo sexo con muchas mujeres danzantes vestidas únicamente con
velos ondulantes, todo el caldo de cultivo para bacanales hedonistas. Un
universo depravado con porteadores negros ataviados teatralmente con piel de
leopardo, como también resulta curioso como el criado fiel de Don José (el
padre de Don juan) es un enano.
La película con escasa
acción desemboca en un tramo final endiablado desde que Adriana es chantajeada
para que se case con Donati. Tenemos la fiesta con varias mujeres en casa de
Don Juan y como este está alterado hasta explotar con el tañir de campanas,
esto aprovechando también el novedoso (ya mencionado) Vitaphone, entrelazado a
la edición que yuxtapone los aspavientos turbados de Juan con las campanas
tañendo en las iglesias. Lo cual nos lleva al trepidante rush donde la acción
se desborda con escenas traídas de otros films clásicos, desde la pelea paladina
a lo Robin Hood, el tramo en prisión a lo “El Conde de Monte Cristo”, o el
tramo de la cámara de torturas
Spoiler:
Tras una serie de
sensacionales enfrentamientos contra numerosos enemigos, derrota a sus
perseguidores y se une a Adriana. Y en un encantador plano final cabalgan
juntos haca una entrañable (por lo artificiosa) puesta de sol.
El cine sonoro se hizo
historia el 5 de agosto de 1926 en el Teatro Warner de Nueva York, con el
estreno de "Don Juan". Varios cortos sonoros precedieron a la
atracción principal, "Don Juan". Quienes asistieron por primera vez
al estreno, pagando la astronómica suma de 10 dólares por entrada, se
sorprendieron de que no hubiera músicos en la entrada. La música de la película
se escuchaba a través de los altavoces del cine, provocando el delirio del
público. Tras el estreno, Warner cobró 3 dólares por una entrada regular
durante toda la función, tan popular fue "Don Juan" y su nueva
tecnología. Sam cumplió con los deseos de Harry con la pionera banda sonora de
la película, que contenía solo música y breves sonidos de un golpe a la puerta
y espadas chocando en una escena de capa y espada. "Don Juan" se
convirtió en la película más taquillera de los hermanos Warner hasta la fecha,
recaudando más de 1,5 millones de dólares. Pero los gastos de equipar sus salas
con un sistema de sonido, así como el alto costo de la producción de "Don
Juan", hicieron que la película terminara en números rojos. Estas pérdidas
limitaron el entusiasmo de Harry por seguir adelante con el sistema de sonido.
Pero Sam dijo que abandonaría la colaboración con los hermanos si no podía
producir futuras películas con sonido. Y se salió con la suya.
Algo curioso sobre la
producción de Don Juan. Warner Brothers, entonces un estudio emergente, acababa
de firmar un contrato de tres películas con Barrymore y quería iniciar la
producción de Don Juan lo antes posible tras el gran éxito de Barrymore en Beau
Brummel (1924). Sin embargo, Barrymore, quien por aquel entonces tenía una gran
influencia, quería filmar lo que se convertiría en una versión desvirtuada,
aunque pintoresca, de Moby Dick, titulada La Bestia Marina (1926). Por lo
tanto, el calendario de producción de Don Juan se retrasó para que La Bestia
Marina se estrenara primero. Afortunadamente para la historia del cine sonoro y
para Don Juan, esto dio a los cuatro Warner Brothers tiempo suficiente para
experimentar y aumentar su interés en Vitaphone. Surgió entonces la idea de
estrenar una de las nuevas películas con banda sonora orquestal en el nuevo
proceso de Vitaphone. Don Juan se completó y estuvo listo para su estreno a
mediados de 1926, y fue elegido para Vitaphone.
Willard Louis, interpretó
a Pedrillo, fiel asistente de Don Juan, murió durante el rodaje (a los 44 años
de edad, a causa de una fiebre tifoidea y de una neumonía), razón por la cual
desapareció de la segunda parte de la película; Hedda Hopper aparece brevemente,
la que en los años treinta se convertiría en famosa columnista de Hollywood. En
esta ocupación tuvo una contienda notoria con Louella Parsons, periodista de
larga trayectoria en la especialidad. Hopper y Parsons rivalizaron por el
título de "Reina de Hollywood", aunque quienes las conocieron
afirmaban que Hopper era más sádica. Siendo una ferviente defensora de la
hedionda ‘Lista Negra de Hollywood’ que impulsó el pérfido senador McCarthy;
También aparece Myrna Loy en uno de sus primeros papeles como la sirvienta de
Lucrecia.
En conjunto, un
infravalorado film de aventuras. Gloria Ucrania!!!
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