lunes, 26 de mayo de 2025

 


DON JUAN. (1926)

 

Muy entretenido film de aventuras de capa y espada con genuinas dosis de romanticismo. Obra parteaguas en la historia del cine, ya que fue el primer largometraje que utiliza el sistema de sonido Vitaphone con banda sonora sincronizada y efectos de sonido (aunque sin diálogos, estos, como hasta entonces se expresan mediante intertítulos), aunque no incluye diálogos hablados, siendo el antecedente de “El cantor de jazz” al año siguiente (1927), considerado la primera película hablada de la historia del cine, ambas dirigidas por Alan Crossland. La banda sonora fue interpretada por la Filarmónica de Nueva York, George Groves, encargado por The Vitaphone Corporation, fue el encargado de grabarla, ideó una innovadora técnica multimicrófono y realizó una mezcla en vivo de la orquesta de 107 músicos, convirtiéndose en el primer mezclador musical de la historia del cine, estos avances impulsados por Warner Bros en la producción.

 

Para su primer largometraje con Vitaphone, los hermanos Warner buscaban una película de primera que atrajera al público. Para el protagonista, seleccionaron a John Barrymore, saltó a la fama por sus interpretaciones de Ricardo III y Hamlet en Broadway. Recientemente habían fichado al actor y habían pagado un precio extra para tenerlo en su repertorio. Barrymore estaba furioso porque el proceso de Vitaphone aparecía en la facturación (y con una fuente más grande) a nombre de él. Para el acompañamiento musical, contrataron a la Orquesta Filarmónica de Nueva York, compuesta por 107 músicos, para grabar la partitura. El ingeniero de audio de Vitaphone, George Groves, insistió en usar seis micrófonos, cifra inaudita, para grabar la interpretación y luego mezcló señales en directo.

 

El film en sí, inspirado en el poema épico homónimo de Lord Byron de 1821, con guion escrito por Bess Meredyth (“Lirio entre espinas” o “El signo del zorro”) con intertítulos de Maude Fulton y Walter Anthony. Siendo claramente un vehículo de lucimiento para su estrella John Barrymore, que pretendía emular la estela del icónico Douglas Fairbanks, el gran exitoso aventurero de los años 20, con sus épicas Tres Mosqueteros (1921), Robin Hood (1922), El Ladrón de Bagdad (1924), y Don Q, Hijo del Zorro (1925). Barrymore (con 44 vitalistas años) se muestra como el mencionado, vivaraz, seductor, enérgico, acróbata (al parecer tenía un doble), gran espadachín, atlético, carismático, y sexy embutido en la malla de rayas blancas y negras (me lo parece a mí solo que cuando Lucrecia lo mira por vez primera lo hace a sus genitales?). Siendo brillante en sus ágiles ascensos a los balcones y ventanas de los palacios, asó como espectacular en el homérico duelo a espada frente a Donati (Montagu Love), ello en el palacio, demostrando una fisicidad intrépida, sensacional el salto que da en plano sostenido desde gran altura sobre su oponente, con una coreografía cargada de vitalidad. Asimismo, interpreta también otro rol en el prólogo del film, como el padre flemático y despechado de Juan. Como estupendo cuando debe disfrazarse del pérfido Nehri (interpretado brevemente por Gustav Von Seyffertitz), con una expresión facial que lo transforman de modo impresionante, traído esto de su anterior film “Dr. Jekyll y Mr. Hyde” (1920). Por cierto, Barrymore como Don Juan ostenta el récord de más besos en una película, besa a Astor y a la actriz Estelle Taylor 127 veces.

 

Enmarcando el relato en un colorido universo pérfido regido por el clan maléfico italiano de los Borgia (en realidad familia de origen aragonés, su apellido real era Borja), donde reinan los amores, infidelidades de mujeres insatisfechas, traiciones, celos, envenenamientos, torturas, asesinatos, solo me ha faltado la presencia del Papa Alejandro VI (nombre antes de ser papado era Rodrigo de Borja), jerarca católico siniestro, seguramente no incluido para no tener problemas con la censura. Ello también sabiendo el film de su carácter lúdico, añadiendo dosis de humor refrescante, como ese tramo inicial en Roma de Juan cual sinuoso vodevil teniendo que lidiar con tres mujeres a la vez cada una en una habitación sin que sepan de ellas y al final apareciendo el esposo de una de ellas, todo coronado por la ‘explicación’ del porque de la situación al marido; También chispeante el rol de Pedrillo, criado fiel de Don Juan, tenido buenos momentos en su graciosa amanerada expresividad, o como ‘cubre’ a su amo cuando lo ‘sustituye’ en uno de sus episodios mujeriegos.

 

Siendo una notable simbiosis entre géneros, desde el drama seco y adusto rallando el terror con el comienzo. El padre de Don Juan, Don José (John Barrymore), es avisado por su criado de la infidelidad de la mujer, Isabel (Jane Winton), la pilla cuasi in fraganti en el dormitorio, el amante se esconde tras una pared a medio tapiar, Don José juega con la esposa como gato con su ratón, sabedor del escondite del amante ordena terminar de tapiar el agujero, su esposa observa tensa y claramente aterrorizada, hasta que ella estalla queriendo salvar a su querido. Don José impasible hace su gente acabe de colocar los bloques mientras al otro lado grita de horror el amante. Tras lo que Don José expulsa del castillo a su mujer, desterrándola y dejándola sin el hijo Juan. Tremendo inicio.

 

Una superproducción para su tiempo, que luce esplendorosa en sus fastuosos decorados de Ben Carré (“El último mohicano” o “Una noche en la ópera”), su precioso vestuario creado por Sophie Wachner (“El que recibe el bofetón” o “Siempre alerta”), y esto potenciado por la magistral cinematografía de Byron Haskin (también creador de efectos especiales, posteriormente pasaría a la dirección en films como “La Guerra de los Mundos” o “Su majestad de los mares del sur”), en una inmersión grácil en el tiempo y lugar, sobresaliendo también en el vibrante manejo de la cámara, con espectaculares subjetivos, incluso a caballo para sumergirnos y hacernos sentir la tensión, tengamos en cuenta estamos hace 99 años.

 

Tras el mencionado primer acto de terror macabro moralista. Don José se convierte en un mujeriego misógino, ello expuesto en sus fiestas en las que disfruta del placer de varias féminas, esto le lleva a que una de ellas, por celos lo asesine, en sus ultimas palabras Don José destila a su hijo Juan toda la bilis posible contra las mujeres, según él  «Este es mi legado: ten cuidado con dar tu amor a las mujeres... sal al mundo y acepta su amor cuando te plazca, sonríe y olvida», para el padre las mujeres sólo traen tres cosas: vida, desilusión y muerte, vamos para él es disfrutar de ellas sin importarle ninguna. De adulto, Juan (John Barrymore también) está establecido en Roma, allí se divierte seduciendo a cuantas más mujeres mejor, siguiendo el consejo de su progenitor. Descacharrante en este sentido el intertítulo que remarca mordazmente: «El hogar de Don Juan, donde la inocencia puede entrar, pero nunca salir».

 

La Ciudad Eterna está gobernada por la retorcida familia Borgia, Lucrecia (Estelle Taylor) y su hermano César (Warner Orland). Pero Juan acaba prendado de la única mujer que se le resiste, Doña Adriana (Mary Astor). Ella y él sufrirán la ira de Lucrecia, despechada por ser ignorada por Don Juan, y es que ella hace una apuesta con sus socios: puede seducir y retener al promiscuo español con su belleza y encanto. Por lo que Lucrezia planea casarla con el conde Giano Donati (Montagu Love), uno de los secuaces de los Borgia, y envenenar al duque.

 

El director es hábil mostrando la decadencia de esta Roma borgiana, exhibiendo bacanales cargadas de alcohol y sobre todo sexo con muchas mujeres danzantes vestidas únicamente con velos ondulantes, todo el caldo de cultivo para bacanales hedonistas. Un universo depravado con porteadores negros ataviados teatralmente con piel de leopardo, como también resulta curioso como el criado fiel de Don José (el padre de Don juan) es un enano.

 

La película con escasa acción desemboca en un tramo final endiablado desde que Adriana es chantajeada para que se case con Donati. Tenemos la fiesta con varias mujeres en casa de Don Juan y como este está alterado hasta explotar con el tañir de campanas, esto aprovechando también el novedoso (ya mencionado) Vitaphone, entrelazado a la edición que yuxtapone los aspavientos turbados de Juan con las campanas tañendo en las iglesias. Lo cual nos lleva al trepidante rush donde la acción se desborda con escenas traídas de otros films clásicos, desde la pelea paladina a lo Robin Hood, el tramo en prisión a lo “El Conde de Monte Cristo”, o el tramo de la cámara de torturas 

 

Spoiler:

 

Tras una serie de sensacionales enfrentamientos contra numerosos enemigos, derrota a sus perseguidores y se une a Adriana. Y en un encantador plano final cabalgan juntos haca una entrañable (por lo artificiosa) puesta de sol.

 

El cine sonoro se hizo historia el 5 de agosto de 1926 en el Teatro Warner de Nueva York, con el estreno de "Don Juan". Varios cortos sonoros precedieron a la atracción principal, "Don Juan". Quienes asistieron por primera vez al estreno, pagando la astronómica suma de 10 dólares por entrada, se sorprendieron de que no hubiera músicos en la entrada. La música de la película se escuchaba a través de los altavoces del cine, provocando el delirio del público. Tras el estreno, Warner cobró 3 dólares por una entrada regular durante toda la función, tan popular fue "Don Juan" y su nueva tecnología. Sam cumplió con los deseos de Harry con la pionera banda sonora de la película, que contenía solo música y breves sonidos de un golpe a la puerta y espadas chocando en una escena de capa y espada. "Don Juan" se convirtió en la película más taquillera de los hermanos Warner hasta la fecha, recaudando más de 1,5 millones de dólares. Pero los gastos de equipar sus salas con un sistema de sonido, así como el alto costo de la producción de "Don Juan", hicieron que la película terminara en números rojos. Estas pérdidas limitaron el entusiasmo de Harry por seguir adelante con el sistema de sonido. Pero Sam dijo que abandonaría la colaboración con los hermanos si no podía producir futuras películas con sonido. Y se salió con la suya.

 

Algo curioso sobre la producción de Don Juan. Warner Brothers, entonces un estudio emergente, acababa de firmar un contrato de tres películas con Barrymore y quería iniciar la producción de Don Juan lo antes posible tras el gran éxito de Barrymore en Beau Brummel (1924). Sin embargo, Barrymore, quien por aquel entonces tenía una gran influencia, quería filmar lo que se convertiría en una versión desvirtuada, aunque pintoresca, de Moby Dick, titulada La Bestia Marina (1926). Por lo tanto, el calendario de producción de Don Juan se retrasó para que La Bestia Marina se estrenara primero. Afortunadamente para la historia del cine sonoro y para Don Juan, esto dio a los cuatro Warner Brothers tiempo suficiente para experimentar y aumentar su interés en Vitaphone. Surgió entonces la idea de estrenar una de las nuevas películas con banda sonora orquestal en el nuevo proceso de Vitaphone. Don Juan se completó y estuvo listo para su estreno a mediados de 1926, y fue elegido para Vitaphone.

 

Willard Louis, interpretó a Pedrillo, fiel asistente de Don Juan, murió durante el rodaje (a los 44 años de edad, a causa de una fiebre tifoidea y de una neumonía), razón por la cual desapareció de la segunda parte de la película; Hedda Hopper aparece brevemente, la que en los años treinta se convertiría en famosa columnista de Hollywood. En esta ocupación tuvo una contienda notoria con Louella Parsons, periodista de larga trayectoria en la especialidad. Hopper y Parsons rivalizaron por el título de "Reina de Hollywood", aunque quienes las conocieron afirmaban que Hopper era más sádica. Siendo una ferviente defensora de la hedionda ‘Lista Negra de Hollywood’ que impulsó el pérfido senador McCarthy; También aparece Myrna Loy en uno de sus primeros papeles como la sirvienta de Lucrecia.

 

En conjunto, un infravalorado film de aventuras. Gloria Ucrania!!!

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