Pobres Criaturas.
Interesante
film que ha despertado en mí contradicciones, pues aúna elementos sugestivos
con otros chirriantes. Dirige el controvertido ateniense Yorgos Lanthimos, que
gusta de provocar al espectador, ello lo hace un cineasta valiente, arriesgado,
nunca complaciente, y eso también le hace caer en algunos excesos cuando se
pasa de frenada en sus mensajes. El guion es de Tony McNamara, adaptando la
novela de 1992 de Alasdair Gray, en lo que es una revisión suigéneris de la
‘shelleyniana’ “Frankenstein o el moderno Prometeo” (1818), bajo un filtro
marcadamente feminista, o al menos eso pretende, como ya lo hizo con mejor tino
en su anterior obra “La Favorita”. Protagonizada por Emma Stone, Mark Ruffalo,
Willem Dafoe, Ramy Youssef, Christopher Abbott y Jerrod Carmichael, se centra
en Bella Baxter, joven del Londres victoriano resucitada por el Dr. Godwin Baxter mediante trasplante de cerebro
y se embarca en una odisea de auto- descubrimiento. Too envuelto en una
estética recargada, según el director de fotografía Robbie Ryan, “Drácula de
Bram Stoker” de Francis Ford Coppola sirvió como principal fuente de
inspiración para los que hicieron la película. Otras películas que sirvieron
como influencias generales fueron “Black Narcissus” de Michael Powell y Emeric
Pressburger, y “The Ship Sails On” de Federico Fellini y varias películas de
Roy Andersson. Aunque al buen cineasta no se le pueden escapar los guiños a
obras llevadas al cine como "La isla del doctor Moreau" (por lo de
esa mezcla mutante de animales, con el perro-gallina o el que vemos al final
fruto de la venganza solaz) o "El gabinete del doctor Calligari" (por
lo de los decorados distorsionados y asimétricos a través del ojo de pez).
Relato turbador que en
su comienzo es una exploración de las complicadas relaciones padre e hija, con
mucho que ver con la perturbadora “Canino” (2009), donde la protagonista vive
encerrada en una jaula de oro, sin que su ‘padre’ la deje salir al exterior a
‘contaminarse’, con lo que todo lo que recibe es a través de su tutor, al igual
que en el mencionado film heleno. Ella es un ser infantil, caprichoso, cuando
se enfada escupe a la comida, tira las cosas, e incluso acuchilla los cadáveres
del laboratorio. La vemos aprender rápidamente conceptos básicos como andar,
expresarse oralmente, comer, o las normas básicas de comportarse en público,
generando por el camino preguntas que en realidad es al espectador al que pone
en un brete nuestra hipocresía y culto a las falsas apariencias. Pero es su
curiosidad carnal la que le hace rebelarse y hacerse presa de sus instintos
básicos, diciendo tras su primer fornicio: “Por qué la gente no hace esto todo
el tiempo?”. Bella explora su placer penetrándose por sus cavidades con
objetos, buscando nuevos gozos. Utilizando eufemismos para acciones sexuales
como "la tarta de azúcar me lame todo el día" o "saltos
furiosos".
Para en el grueso posterior pasar a (querer) ser liberada (de todo) al salir a explorar el mundo, ello impulsado por un libertino que conoce. Pasando la cinta a un viaje de liberación femenina, donde el deux machine es el sexo como elemento de dominación, manipulación, sometimiento e incluso de emancipación. Ello adornado por secuencias de sexo explícito, con masturbaciones, cunnilingus, poses múltiples, lesbianismo, abuso de poder, o sado. Al igual que en la novela de Mary Shelley, aquí se nos hace ver que el monstruo no es el ‘ser mutante’ revivido, si no los que quieren aprovecharse de ella, en este caso la mayoría de hombres con los que se cruza, solo se salvan de la quema el Dr. y su ayudante, resto solo buscan fornicar con ella. Bella es un ser puro e inocente, un bebé con cuerpo sexy que conoce el deseo, la gula, las tentaciones, la lujuria, la fascinación por el sexo, y no tiene barreras morales para disfrutarlo, cual desinhibido hedonista Top hace lo que más le guste sin tener prejuicios sobre que pensaran los demás. Es un ser inquieto sin complejos que mientras se descubre a sí misma, busca respuesta a lo que ve a su alrededor, enfrentándose a una sociedad machista, heteropatriarcal. Toda esta odisea se ejemplifica físicamente en un viaje por diferentes ciudades europeas (Londres, Lisboa, Alejandría, Marsella, o París).
Lanthimos venía
explorando en sus puestas en escena de films anteriores los efectos mareantes y
deformadores que provocaban en el espectador el manejo del ojo de pez fruto de
la nominada al Oscar cinematografía de Robbie Ryan (“Slow West” o “La
favorita”), con coloridos pastel extasiantes, con planos generales
influenciados por pinturas, con interiores iluminados de modo extraño para
inducir a emociones al espectador, con algunas fases desconcertantes en b/n,
dodne hábilmente explota a color fulgente con la llegada del furor sexual; Aquí
el director se ha atomizado en querer ofrecer un mundo singular diferente, apoyado
en el oscarizado diseño de producción de Shona Heath y James Price, con grandes
escenarios construidos en estudio digitalmente, hundiéndonos en una extraña
mezcla de mundo victoriano steampunk, con referencias Art Déco, con decorados
que se deleitan en su fastuosidad falsaria rimbombante, una idealización de un
mundo nunca existido, con carros tirados por trampantojos de cabezas de caballo
en realidad motorizados a vapor, teleféricos urbanos, y más artilugios
post-modernos, cual, si las ciudades por las que paseamos las dibujara un
imaginativo niño, o quizás la mente convulsa de Bella. Lanthimos trabajó
estrechamente con la diseñadora de vestuario Holly Waddington (“Lincoln” o “War
Horse”) para reflejar el crecimiento y desarrollo de Bella a través de su
atuendo, desde las siluetas más hinchadas de su época infantil hasta el vestido
casi encorsetado que usa en el clímax de la película. Un guardarropa irreal,
con toques del tiempo y otros fuera de lugar, con hombreras altísimas y cuellos
de color crema descomunales, haciendo en su estética a Bella un ser atemporal;
Y todo esto adornado por la disonante banda sonora creada por el debutante en
cine, el inglés Jerskin Fendrix, con melodías vigorosas, enardecedoras, con instrumentos
de cuerda rasgadores, cortantes violines, con coros inquietantes, orquestas
oprimentes, habiendo lugar para temas folk con fados lusos o chansons francesas.
Hay un inicio neurálgico
con la toma de una mujer que se lanza desde un puente sobre el Támesis, en una
secuencia impactante. El Doctor Godwin Baxter (deforme en su rostro por
cicatrices, cual paradoja con el del Monstruo de Frankenstein, para dar una
especie de pareja de La Bella y La Bestia) la rescata de las aguas, y como no
la reanima, en tonos b/n, decide colocarle el cerebro de su propio bebe aun no
nacido. Sin conocer su verdadera identidad (no la sabremos hasta el rush final),
la llama Bella; ella llega a llamarlo 'Dios', ello por el juego de palabras en
inglés de God-win.
En su tránsito por
Europa descubre, cual Mito de la Caverna de Platón al salir de la ‘cueva’ del
castillo de Godwin, que hay otros mundos, está la rigidez del comportamiento
educado a una mesa, el de las injusticias sociales cuando descubre a gente
pobre, está el de la insolidaridad, están los estafadores que se quedan con el
dinero, está él de la violencia, el de los abusos sexuales, y por imperativo de
la necesidad descubre la prostitución. Y aquí para mí la cinta naufraga, tramo
enfocado de modo estridente como empleo liberador para la mujer. Trabajo que
sirve para exponer al hombre como un ser pervertido, patológicamente retorcido
en sus apetencias sexuales, con supuestos gags que pretenden ridiculizar el
acto sexual, y lo que me provocan es grima. Para potenciar el mensaje
feminista, se echa en brazos de una sororidad a la que al parecer solo se puede
llegar a través del sexo, pues su jefa Madame Swiney (buena Kathryn Hunter) se
aprovecha de su candidez haciéndole alguna ‘cosita’, y sobre todo entabla una
relación lesbiana con Toinette (sosa Suzy Bemba), que además la introduce en la
militancia política del socialismo, y esto para mi es el ridículo, pues pocas
labores más capitalistas habrá que ser meretriz, a más y mejor trabajo mayor
recompensa, como debe ser. Me resulta chusco esta inclusión buenista, cuando
además Bella siempre ha vivido del dinero de los demás, y cuando lo gana por sí
misma es por que gusta su desempeño a los clientes, nada que ver con el
(tóxico) socialismo. Encima hay que tragar con que ser una prostituta es un
acto de liberación y empoderamiento femenino? Hacer todos los gustos sexuales
de los hombres por dinero es huir de la cosificación de la mujer como objeto? Pareciera
un ‘topo’ machista el que ha escrito este sinsentido para perpetuar el cliché
de la mujer como objeto de placer masculino. De hecho, Lanthimos pretende (eso
entiendo yo) que una mujer liberada es aquella que es dominada por sus
instintos primarios sexuales, una ninfómana capaz de hacer realidad todas tuis
fantasías sexuales, mujer que solo desea tener sexo una y otra vez sin
descansar. Menuda Fantasía masculina! Menudo insulto a la inteligencia y al
movimiento femenino!
En la parte final nos
meten con fórceps a un villano que nada sabíamos de él, un recurso barato para
hacer héroe feminista vengadora a Bella, un tópico con patas y ojos en la
figura de un hombre posesivo, atávico, machista, sádico, abusador, y encima,
para maximizar el cliché de la testosterona como algo malo, es un militar
oficial. Tramo solo para que tengamos un final complaciente y no a la altura
del coraje de Lanthimos.
En este film feminista
me ha faltado sutilidad, todo me lo dan masticado, en buen sentido o malo todo
está deglutido, no hay lugar a la complejidad, por un lado, están las gentes
buenas y por otro las muy malas, no hay dilemas morales, para ello la
protagonista nunca duda, aunque tenga una mente muy menor también puede tener
debates internos, pero no los hay. Ella es la brújula de lo que está bien y mal
en esta demagógica sociedad, no hay contrapeso a este dogma; Hay otra parte que
me ha dejado mal cuerpo, pues que diríamos de una niña que por lo que fuere ha
desarrollado precozmente su físico y los hombres tiene sexo con ella? Pues que
es abuso sexual de pedófilo! Pues eso pasa aquí! Bella es una niñita atrapada
en un cuerpo de mujer (en el de su madre! Para hacerlo aún más ominoso),
entiendo sus picores sexuales, su curiosidad carnal, es algo natural en ese
periodo de descubrimiento, pero no entiendo tengamos que ver como algo bueno
que una mente aniñada tenga sexo con personas mayores, esto es estupro, y que
nos lo quieran colar como liberación sexual, deberían haber eliminado este
factor de algún modo, y no hacernos trampas, haciéndonos pasar un cuerpo de
mujer con cerebro de niña como una mujer sublimada, no me cuela; Con todo esto,
además, la protagonista me es nada simpática, nula en empatía, una resabiada egoísta,
a la que nada se le discute desde el modo de enfocarla, nunca llega a despertar
ternura, nunca me conmueve, es un ser primario que actúa a impulsos, no
desprende cariño por nadie (quizás un poco por el Dr. Godwin, aunque esto solo
por imperativo del guion en el tramo final). A esto se suma una actuación muy
(pero muy) sobrevalorada de la muy buena actriz Emma Stone, no veo la gran
interpretación de la que muchos hablan, me ha sido un rol robótico, la Stone se
mueve de forma estrafalaria, no tiene sentido orgánico alguno. Si es una labor
muy física y valiente en los desnudos y en los actos escenificados sexuales,
pero no viene acompañado de un papel por el que me importe lo que le pase,
demasiado seguro de sí mismo, sin mácula, sin dudas, lo que le resta humanidad
y la convierte en una percha para el mensaje de la mujer. Evoluciona de la misma
forma que pasa por las fases de edad hacia la madurez, de forma directa,
autosuficiente, de modo mecánico.
Seguimos con las taras,
y es que el humor no resulta equilibrado hay algunos buenos momentos, como el
baile entre Emma Stone y Mark Ruffalo, secuencia delirante. Pero hay otras
notas que me crujen, como los gags sobre felaciones, o pretender que nos riamos
por que al Dr. Goodwin le salen burbujas por la boca cuando eructa.
Del resto de actuaciones
secundarias, solo Willem Dafoe posee carisma para trascender haga lo que haga, incluso
tras el grotesco maquillaje, deja impronta con un rol nada fácil, pues en
realidad es un clásico Mad Doctor que juega a ser Dios, al que el guion, para
hacerlo un padre más puro y que no tenga anhelos de ‘incesto’ con su ‘hija’, lo
hace eunuco, y por tanto asexual, todo lo contrario que su ‘creación’ Bella.
Dafoe si es capaz de transmitir humanidad con su personaje; Resto no pasan de
ser una mención a pie de página, como un blandito y plúmbeo Ramy Youssef, como el
pusilánime ayudante del Dr., Max McCandless (narrador de la novela); Mark
Ruffalo dando vida al libidinoso Duncan Wedderburn, papel plano en su papel de
tipo hipócrita movido por sus bajos instintos; En el tramo final aparece Christopher
Abbott brilla, general, que es el culmen del símbolo del más alienante machismo
heteropatriarcal, en un papel liso, sin fuste alguno.
Spoiler:
Tramo final: Godwin,
ahora con una enfermedad terminal, le pide a Max que le lleve a Bella. Max la
localiza después de localizar a Duncan, que ha sido institucionalizado. En
Londres, Bella se reconcilia con Godwin y renueva sus planes de casarse con
Max. La boda es interrumpida por Duncan y el general Alfie Blessington. Alfie,
dirigiéndose a Bella como Victoria, declara estaban casados antes de su
desaparición y ha venido a reclamarla. Abandona a Max para conocer su vida
pasada, descubre la naturaleza violenta y sádica de Alfie y se da cuenta que
Victoria se suicidó para escapar de él. Alfie confina a Bella en su mansión. Él
la amenaza a punta de pistola con someterla a la mutilación genital y le exige beba
un sedante. Ella le arroja el sedante a la cara y, después de una lucha, Alfie
accidentalmente se pega un tiro en el pie antes de desmayarse. Godwin muere
pacíficamente con Bella y Max a su lado. Bella decide seguir los pasos de
Godwin y convertirse en cirujana con la ayuda de Max y Toinette. En el final
hay una ‘fotografía’ bastante de sal gorda sobre un feminismo un tanto singular,
estamos en el jardín del castillo, con Bella sonriendo tumbada en su ‘Trono’ bebiendo
una copa de martini (creo), su ‘marido’ convertido en un ser mutante, a Alfie
le trasplantan un cerebro de cabra en la cabeza (menuda venganza idiotesca), y
su amor del burdel, Toinette (de donde ha salido?), a su lado disfrutando
tumbada; Por cierto, que fue de Max?
Poor Things se estrenó
en el 80º Festival Internacional de Cine de Venecia el 1 de septiembre de 2023,
donde ganó el León de Oro; En la ceremonia de los Oscar, con 11 nominaciones,
consiguió cuatro: Mejor actriz para Emma Stone, Mejor diseño de producción Mejor vestuario y Mejor maquillaje y peluquería.
Me queda una cinta a al
que solo se le puede intentar valorar dese la óptica de ser una fábula moral,
pues las grietas si no son muchas. Tiene algunas cosas buenas y otras muchas
fallidas (siendo generoso). Gloria Ucrania!!!
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