sábado, 13 de abril de 2024

 


BARRABÁS.


Con motivo de la Semana Santa me he visto un típico producto péplum asociado a estas fechas, en este caso centrándose en la vida de Barrabás, el ladrón que según la Biblia la muchedumbre eligió indultar en lugar del de Jesús. Dirige el artesano Richard Fleischer para Dino De Laurentiis Cinematografica, que como decía la publicidad de entonces, ‘Donde acaban los demás films, este continua (o más o menos)’, amplía la vida de Barrabás, a partir de la narrativa de la Pasión Cristiana en el Evangelio de Marcos y otros evangelios. Históricamente no se sabe nada de la vida ni anterior, ni posterior al clímax de su indulto popular, pero el tema de la novela es que Barrabás, hombre sencillo y violento, fue perseguido por la imagen y la idea de Cristo desde el momento en que lo vio ante Pilato, y finalmente, después de una toda una vida de búsqueda espiritual, escape y lucha para evitar la creencia.

 

Protagonizada un siempre visceral Anthony Quinn, junto a él un elenco de secundarios llamativo (como era norma en las cintas épico-cristianas) Silvana Mangano, Katy Jurado, Arthur Kennedy, Harry Andrews, Ernest Borgnine, Vittorio Gassman o Jack Palance. Guión basado con muchas libertades (spoiler) en la novela homónima de 1950 del premio sueco Nobel Pär Lagerkvist (en 1953 ya se hizo en Suecia una versión de la historia). Como film epopéyico del tiempo en que se hicieron obras como “Ben-Hur”, “Spartacus”, “La caída del Imperio Romano”, “Rey de Reyes” o “La Historia más grande jamás contada” o “Cleopatra”, se seguía un patrón, como eran la recreación fastuosa de la era romana (con mucho escenario cartón piedra), las escenas de cientos de extras, dilemas morales, personajes con carisma, y sobre todo escenas de acción espectaculares. Aquí hay incluso una escenificación suntuosa de la crucifixión filmada durante un eclipse solar total real, amén de un tramo claustrofóbico en unas minas de azufre con su climático derrumbe, así como un tramo espectacular en el Coliseo de Roma (recreado con lujo en los estudios romanos de Cinecittà) de lucha de gladiadores. Teniendo en su un final arrollador primero con el incendio de Roma y redondeado por una secuencia arrolladora (*spoiler).

 

Pero en realidad en eso se queda la cinta, un conjunto de grandes secuencias, pero adoleciendo de cohesión narrativa en su intento de dar profundidad a los personajes y a su espiritualidad, todo muy forzado en lo referente a la odisea cristiana de Barrabás, no hay proceso orgánico alguno para su travesía de dudas, todo muy forzado, no te sientes emocionado en momento alguno, todos los personajes resultan acartonados, en el epicentro un Barrabás que parece en todo momento desorientado con lo que sentir y padecer, nunca sientes que sufra epifanía alguna, todo le acontece a machetazos, sin capacidad de hondura en sus planos diálogos y frases de manual liso, donde todo se circunscribe (al parecer) en que Dios tiene un plan, y si algo malo te pasa está justificado por esto, y si es bueno pues lo mismo (menuda estulticia). El desarrollo del film anhela sintamos las dudas del protagonista, sintamos su inquietud por descifrar quien era realmente la persona que fue crucificada en su lugar, pero esto nunca nos llega con emoción. Solo vemos que hay fe cristiana por que los que la sienten se sacrifican por su fe en la persecución a la que son sometidos por los ‘paganos’ romanos, pero sin más, sintiéndose vacío de contenido el mensaje.  

 

Barrabás debería hacerse empático en su conversión en la relación con tres personajes. Uno es el de Rachel (una correcta Silvana Mangano) como una prostituta redimida por las enseñanzas de Jesús, una percha buenista sin nada que ofrecer aparte de la bondad sin más y su ‘sacrificio’ en una notable secuencia de lapidación (con muchas deficiencias en su recreación. Como que a las mujeres no se les permitía participar en estas ejecuciones [como bien explican los Monty Python en “En la vida de Bryan”]. Por cierto, en una escena bastante antisemita por como se muestran a los judíos como sádicos asesinos, siendo contraparte de la ‘frustrada’ lapidación de la adúltera narrada en la Biblia que Jesús consiguió cercenar con su: ‘Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra’; o como va muriendo con el aluvión de piedras, donde las pocas piedras que le aciertan no el hacen sangrar); el rol de Gassman, cristiano en su asociación con el protagonista es poco sustanciosa, sin química, todo les pasa por imperativo del guion, no se ve calado alguno de las creencias que calen en Barrabás; ni tan siquiera Harry Andrews como el apóstol Pedro se rebela como punzante en la narración, más parece una inclusión para dar fuste al film, pero no lo hace. Única actuación que me ha removido ha sido la de un majestuoso Jack Palance como un sádico líder de los gladiadores, inunda y desborda la pantalla con su perversa e inquietante sonrisa, este si dota de intensidad cada segundo en pantalla, aterrador.

 

Lo mejor en lo referente al misticismo que se quiere imprimir al film está en su primera parte, en esa mirada que se cruzan Barrabás y Jesús (hubiera estado mejor, como en Ben-Hur que no se hubiera visto al Mesías), está la escenificación de como Pilatos (cumplidor Arthur Kennedy) se ‘lava las manos’ que ingeniosamente se corta a como Barrabás se lava las manos en una fuente. Estas alegorías se encadenan mordazmente a la bacanal orgiástica de la fiesta en la taberna del lumpen donde reciben a Barrabás como ‘resucitado’, y al que cínicamente nombran con una corona de mimbre (referencia indisimulada a la de espino de Jesús) Rey de los Ladrones; Me sobraba la escena de las torturas a Jesús, para bien es la forma en que Barrabás observa el Vía Crucis, como muchos debieron verlo entonces, de soslayo, lo vemos desde un semisótano, observamos los pies dolientes de Jesús arrastrando la Cruz, así como formidable la secuencia de la crucifixión en el Gólgota, rodada durante (el ya mencionado) eclipse (en Roccastrada-Toscana el 15 de febrero de 1961), que da un cariz trascendental a la escena, con el lóbrego cielo espectral, ello adornado por una música neurálgica excelsa. Aunque todo lo referente a como se da la ‘resurrección’ o el encuentro de Barrabás con los Apóstoles me ha sido bastante dado a empellones, o también como conoce a Lázaro (espectral Michael Gwynn) me resulta impostado, y más si este último es un tipo que da vida a un zombi, más que un resucitado es un No Muerto, No vivo. En esta parte el guion ya lo ha cruzado con varios personajes bíblicos; Buena es la parrafada que Barrabás le da a Poncio Pilato tras ser arrestado, equiparando sus crímenes a los del Imperio Romano.

 

Cuando saltamos a las minas de azufre, la cinta se torna en claramente de aventuras, donde toda nota espiritual resulta chirriante, los sermones low cost que le dan a Barrabás resultan sin chicha alguna, apoyados en la nada, en que tienes que ser cristiano porque es lo mejor y punto, no hay concepción de algo trabajado en alguna lección de vida, dando como resultado que nunca emociona lo que les pasa a los personajes, aunque en el lado de lo bueno, tampoco aburre, pues está muy bien la parte de las susodichas minas, pero es que el tramo de los gladiadores en el Coliseo es Kolossal, con una recreación impresionante de este circo, con los entrenamientos, con peleas fenomenales, y todo ello coronado por un duelo mayestático entre Torvald (un grandioso Jack Palance).

 

La crucifixión y el eclipse van acompañados de un arreglo del canto llano “Kyrie eleison” de "Orbis Factor:Missa XI", que es parte del Ordinario Católico Romano, se repite en variaciones a lo largo de la película. Se trata de obra de Mario Nascimbene (“Los Vikingos”), autor de la partitura, dirigida por Franco Ferrara. “El 'Mixerama' es un instrumento que contiene 12 cintas de casete estéreo, por lo que puedes obtener 24 sonidos diferentes. Al componer la crucifixión de Barrabás, Nascimbene combinó “voces, una soprano y dos cuerdas durante un extenso segmento de cinco minutos en el momento del eclipse mismo; [y] el sonido de un bajo a media velocidad”. En la escena que muestra la flagelación de Cristo, un sonido metálico cortante va acompañado de un coro de lamentos femeninos que suben y bajan y suenan como si vinieran de una montaña rusa que se precipita cuesta abajo, aunque no hay mujeres presentes.

 

El diseñador de producción Mario Chiari recreó a veces parece más cutre que su presupuesto de 10 millones de dólares: la tumba donde está enterrado Cristo, por ejemplo, es un montón de cemento roto. Más veracidad tienen las escenas del coliseo, rodadas en Verona, o las minas de azufre, rodadas cerca del volcán Etna, e introducidas en una toma panorámica que debió quedar verdaderamente asombrosa en uno de los “Super Technirama 70” de 70 mm. ”impresiones itinerantes.

 

Una vez en Roma, Torvald, el mejor gladiador de Roma, entrena a los hombres para convertirse en gladiadores. Después de un evento de gladiadores, se escucha a Sahak (Gassman) compartir su fe con otros gladiadores y es condenado a muerte por subversivo. Cuando un escuadrón deliberadamente falla al lanzar sus lanzas, Torvald ejecuta a Sahak. Al día siguiente, Torvald y Barrabás luchan en la arena. Barrabás gana, mata a Torvald e impresiona al emperador Nerón, quien lo libera. Barrabás lleva el cadáver de Sahak a las catacumbas, donde los cristianos locales están rezando. Le dan un entierro digno. Barrabás se pierde en las catacumbas. Cuando emerge, Roma está en llamas. Se le dice a Barrabás los cristianos iniciaron el fuego. Creyendo el fin del mundo ha llegado (como le habían dicho Raquel y Sahak), Barrabás prende fuego a más edificios. Es arrestado por soldados romanos y les dice que es un seguidor de Cristo. Es encarcelado con otros cristianos, entre ellos el apóstol Pedro, que reprende a Barrabás por haber cometido un incendio provocado y le informa los cristianos no harían tal cosa. Haciéndole ver que "la violencia solo genera violencia", y anunciándole un camino de paz y de amor al que -ahora sí- Barrabás se convierte y adhiere hasta morir crucificado como un cristiano más. Posteriormente, los cristianos son ejecutados mediante crucifixión masiva en las persecuciones que siguen al fuego (pero no le son clavadas las manos y pies, les son amarrados). Habiendo finalmente puesto su fe en Cristo, Barrabás es crucificado con los demás, aunque sus últimas palabras son: "Oscuridad... Me entrego a tu cuidado... Es Barrabás".

 

En la novela original de Lagerkvist, el crimen posterior de Barrabás, que lo envía a la esclavitud, se deja explícitamente vago. Lo envían a las minas de cobre de Chipre, en lugar de a Sicilia como en la película. Sahak y Barrabás son liberados de las minas por un supervisor amigo de los cristianos, en lugar de ser destruidos por un terremoto. No hay escenas de gladiadores en ninguna parte del libro, ya que Barrabás es convertido en esclavo de campo y luego en esclavo doméstico de su dueño romano.

 

Barrabás a Pilatos tras ser detenido por ladrón y asesino: "Bueno. De qué otra manera habéis vivido sino a la mía? Cualquiera que esté contra nosotros o se interponga en nuestro camino, nos deshacemos de él. Mi cuchillo puede haber cortado algunas gargantas, pero, qué hay de vuestras armas? Han ajusticiado a miles y miles. Si yo he abusado de alguna mujer que pasaba, vuestros ejércitos han saqueado y violado a lo largo de los continentes, ¡Y han sido llamados la gloria de la tierra por hacerlo! Nacisteis según la ley y crecisteis según la ley. Yo nací de una chica expulsada de un burdel, que dio a luz y me maldijo antes de morir. Pero os lo digo, pertenecemos a la misma manada".

*Sahak: ¿Crees que todas las cosas de la tierra y de los Cielos han sido hechas por la única razón según la cual debemos comer, hacer dinero y engendrar niños; matar y morir?

 

Barrabás.: "Yo era lo contrario de todo lo que Él enseñaba, no? Por qué entonces se dejó matar en mi lugar?"

Pedro.: "Porque estando más lejos de Él, tú eras el más cercano".

B.: "No estoy más cerca ahora que antes".

P: "Pero tampoco más lejos. La verdad es que Él nunca se ha movido de tu lado. Puedo decirte esto: ha habido una intensa lucha en tu espíritu que, en sí misma, es conocimiento de Dios. Por el conflicto lo has conocido. Puedo decirte también que así será con la venida del Reino. Una lucha intensa y algo costosa para el espíritu del mundo, como lo es para una mujer en el parto. Somos solo el comienzo. No veremos el tiempo cuando la tierra esté llena del Reino. Y sin embargo, incluso ahora, incluso aquí, en la hora del final de la vida, el Reino está dentro de nosotros. No hay nada más que temer. Detrás de nosotros, vendrán muchos años y muchos martirios. La tierra de los hombres es muy obstinada para madurar. Pero los hombres mirarán hacia atrás a nuestros días, y se maravillarán, y recordarán nuestra esperanza. Es el final del día. Nos queda un poco de dolor y luego dormiremos, diciéndole al mundo, "Buena suerte en el viaje".

 

Un poco de escuela dominical de recuperación: Barrabás es un personaje de nota a pie de página en los Evangelios. Así es como se hace referencia al bandido y asesino en mi Biblia King James en Mateo 27: 15-22, en el que el gobernador Poncio Pilato preside la sentencia de Cristo: “En aquella fiesta [la Pascua] el gobernador solía soltar al pueblo el preso que quisieran. Y tenían entonces un prisionero notable, llamado Barrabás. Entonces, reunidos ellos, Pilato les dijo: ¿A quién queréis que os suelte? ¿A Barrabás, o a Jesús, llamado el Cristo? . . . Respondió el gobernador y les dijo: ¿A cuál de los dos queréis que os suelte? Dijeron 'Barrabás'. Pilato les dijo: "Qué, pues, haré de Jesús, el llamado el Cristo?" Todos le dicen: 'Sea crucificado'”.  El afortunado Barrabás sería tema de ficción y drama antes y después de Barrabás de 1950 de Pär Lagerkvist, publicado cuando el escritor sueco tenía casi 60 años, pero el de Lagerkvist fue la obra definitiva. Un año después de su publicación, Lagerkvist recibió el Premio Nobel de Literatura, un hecho señalado en los créditos iniciales de Barrabás de Fleischer, porque el productor Dino De Laurentiis iba a sacar provecho de su dinero del prestigio que había pagado.

 

Peplum interesante, sobre todo por la espectacularidad de algunos tramos, y por la ácida actuación de Jack Palance. Gloria Ucrania!!!

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