domingo, 21 de mayo de 2023

 


SISU.

 

Refrescante film finlandés escrito y dirigido por Jalmari Helander, un regocijante Pulp con aires de western apocalíptico, se puede ver como una entusiasta mezcla entre el escenario de la saga Mad Max, con héroe entre Rambo y John Wick (el protagonista finés, también tiene de mascota a un perrito), y todo ello con estilo muy del cine de Tarantino (el desarrollo se divide en siete capítulos con título sobreimpresionado al modo de la tipografía icónica del director de Pulp Fiction), teniendo destellos de “Malditos Bastardos”, hay hasta un ‘homenaje’ a Indiana Jones (cuando vemos al prota bajo un camión militar en marcha). Una electrizante cinta de acción ambientada en la Laponia finesa durante la WWII, sigue a un buscador de oro, encarnado por un gran Jorma Tommila (como curiosidad, es cuñado del director, su actor fetiche, y su hijo en la vida real es el conductor del tanque que lo persigue) un sexagenario actor (63 años en la vida real) que parece poseído por el mismo diablo, sin articular palabra hasta el final, estoico, todo lo dice con su poderosa expresividad y sus penetrantes ojos, donde también habla de su pasado su magullado y cicatrizado cuerpo, ser que parece salido de las mismísimas entrañas del Averno para ajustar cuentas con los nazis, intenta asegurar su oro robado y defenderse de un escuadrón nazi dirigido por un brutal oficial de las SS, al que da vida un notable Aksel Hennie. La película se rodó cerca del pueblo de Nuorgam en Laponia con un presupuesto de unos 6 millones de euros (6,5 millones de dólares), según Helander, la película “First Blood” (1982) y el francotirador militar finlandés de la vida real Simo Häyhä, luchó contra el Ejército Rojo (mató a 542 enemigos), sirvieron de gran inspiración para la película. Sisu es una palabra finlandesa que hace referencia al interior del individuo, nos dice un texto de apertura, concepto imposible de definir que denota una "forma de coraje y determinación inimaginable… Sisu se manifiesta cuando se pierde toda esperanza”.

 

Un festín apabullante de violencia gore que en su hiperrealismo hace que mane el humor negro por la fascinante inventiva con las que se suceden las diferentes formas de matar a alguien, con machetes atravesando cerebros, reventamientos de cabezas, minas en modo frisbee, utilización de un degüello como snorkel, explosiones a doquier, vísceras, mutilaciones, cuerpos destrozados por los aires, formas imaginativas de salvar la vida, y ello por supuesto, teniendo que suspender los niveles mínimos de realismo (*spoiler), para disfrutar de esta cinta hay que entender ante lo que estamos, un disfrute pasarratos placentero y jovial, el simplista enfrentamiento Bien vs Mal, donde se tira del mantra cinéfilo de que hay malos eternos como zombis, tiburones y nazis que es verlos enfrente (y en el cartel) y ya tienes hecha media película, y ya si esto se acompaña de una buena factura técnica, con una maravillosa fotografía, escenas vigorosas, música que nos remite a un coctel entre la mitología vikinga con dosis de spaguetti western de Morricone, efectos especiales que dan muy bien el pego con el tono de la peli, lo unimos a un prota desatado en su carisma enfrentado a un villano con carácter. Una propuesta seductora para los que busquen desconectar con obras simplistas pero directas en su afán de ser entretenidas y sorprenderte en desfase descacharrante de adrenalina, salvajismo desaforado despojado de cualquier componente sentimentaloide, es acción pura y dura. Película que en el Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges 2022, se hizo con el galardón a Mejor Película, Mejor Actor Principal, Mejor Fotografía y Mejor Banda Sonora Original.

 

A fines de 1944, los finlandeses hacen un tratado con la Unión Soviética, la agresión entre ellos cesará si eliminan a sus antiguos aliados alemanes de Finlandia. Este conflicto se conoce como la Guerra de Laponia, y las fuerzas alemanas toman represalias contra los finlandeses. El soldado y prospector retirado Aatami Korpi (Jorma Tommila) vive solo con su caballo y su fiel perro en las remotas tierras salvajes de Laponia. Aatami pasa sus días en el lavado y la minería en busca de oro. Ve batallas que tienen lugar en la distancia, pero se interesa poco por ellas. Después de descubrir un rico depósito de oro, recoge una gran cantidad de pepitas y monta su caballo, y se dirige al pueblo más cercano con su perro. En el camino, Aatami se encuentra con un pelotón de la Wehrmacht de 30 hombres liderado por el despiadado Obersturmführer de las SS Bruno Helldorf (Aksel Hennie) y su subordinado Wolf (Jack Doolan), que están destruyendo asentamientos en su retirada y han tomado cautivas a varias mujeres finlandesas.

 

Aquí no se cuenta algo nuevo u original, no se hace de una forma especial, pero no todo pueden ser obras de hondura psicológica, a veces toca volver a los orígenes mismo del cine, donde se creó como puro divertimento, y eso esta desacomplejada película tiene y mucho. Con un Mega Héroe que lo puede todo, sufre cual mártir todo tipo de torturas, se quema, es disparado, ahogado, hasta ahorcado, pero su fe es más fuerte que el de la Guadaña que tira de él y nuestro héroe se saca la chorra y se mea en él, y es que Chuck Norris lleva pijamas de Korpi. Es una fuerza desatada de la naturaleza, la Caja de Pandora que estos nazis destaparon y serán castigados por ello, en un crescendo cargado de situaciones nuevas de como eliminar a un malo malísimo, y siempre con su mejor atávica arma, un Pico (con el que atacará un tanque, le servirá de gancho para entrar en vuelo a un avión, o hasta para salir de las mismas profundidades del abismo. Brotando el humor más desinhibido de las locuras delirantes con vemos se desenvuelve Koschel.

 

Aatami Korpi es el racial protagonista embestido de modo brillante por Jorma Tommila, con detalles que dan forma críptica a su pasado, como son las marcas de heridas en su torso, el anillo de matrimonio, la placa de militar, tiene como posesiones un caballo y un perrito caniche, posee una barba ralla canosa, con un rostro y cuerpo que parecen tallados por un hacha, de actitud hierática, callado, impregna de crudeza su actuación seca y adusta, excelsa su fisicidad a sus muy entradas seis décadas de vida, de expresividad parca, pero con sutilidad muestra sus emociones latentes. Presencia amenazante al que lo que se cuenta de él le confiere un aura Totémica, es Koschel “El Inmortal”, primero por lo que se enteran los nazis a través del número de su placa militar, un ejército invencible de un solo hombre que aniquiló a más de 300 soviéticos cuando estos mataron su esposa e hijo, y luego a través del comentario de una de las mujeres secuestradas, dice que no es que sea Inmortal, es que se niega a morir, es una especie de súper héroe nórdico soberbio.

 

Aksel Hennie como el villano de la función cumple con un rol que podría haber caído en lo guiñolesco, pero el actor noruego insufla alma, se mueve reflexivo, con miradas al cielo como diciendo es que de ahí ha venido esta pesadilla escandinava, sin perder el control, buena su actuación; Su mano derecha al que da vida el inglés Jack Doolan cumple bien con su personaje de sádico siempre con su rifle de mira telescópica; Mimosa Willamo da vida a Aino, la 'líder' de las mujeres secuestradas, da una buena presencia, sobre todo cuando relata el aura m´sitica de ‘Koschel’ y acojona a los guardias; Ningún personaje está aquí para aportar introspección psicológica, son producto de un cuasi comic de entretenimiento y para ello son estupendos.

 

Fenomenal es la puesta en escena, destacando la formidable labor en cinematografía de Kjell Lagerroos (“Emboscada”), dotando de atmósfera épica la acción, con mucha toma de dron para mostrar la inmensidad del árido escenario, las llanuras infinitas, con patinados grises, marrones, y amarillentos macilentos arenosos, en contraste con los muchos salpiqueos de fulgente color rojo sangre, con cielos constantemente nublados, alternado con incisivos primeros planos para extraer lo mejore de las interpretaciones, amoldándose de modo extraordinario a la acción, ello en miscelánea con la enérgica edición de Juho Virolainen; esto adornado por la vibrante música creada por Juri Seppä (“Rare Exports”) y Tuomas Waäinölä, con claras reminiscencias (como ya he comentado) al espagueti western, en conjunción con tonos vikingos.

 

“Sisu se manifiesta cuando se ha perdido toda esperanza posible."

 

"No se trata de quién es el más fuerte. Se trata de no rendirse.”

 

“De verdad creéis que lo habéis matado donde cientos de rusos fracasaron?"

 

Rush final: Aatami dispara contra el avión en el que huye , hiriendo mortalmente al piloto, y usa su pico para subir a bordo en el aire. Después de participar en un combate cuerpo a cuerpo, Bruno golpea a Aatami con una línea estática , sometiéndolo. Cuando Bruno está a punto de golpearlo de nuevo, Aatami engancha rápidamente la línea estática a una bomba y la suelta a través de la puerta de la bahía de bombas, lo que hace que Bruno muera. Al encontrar al piloto también muerto, Aatami se ata cuando el avión se estrella en un gran pantano. Dirigidas por Aino, las mujeres entregan a Wolf y el tanque alemán a una incrédula unidad finlandesa. Sorprendentemente aún con vida, Aatami sale del pantano, se reúne con su perro y se dirige a Helsinki, devastada por la guerra. Ensangrentado y maltratado, Aatami entra en un banco donde arroja sus pepitas de oro sobre el mostrador. Los otros clientes están elegantemente vestidos y lo miran con asombro. Finalmente habla por primera vez en la película y le pide al cajero las cambie por billetes de banco grandes, explicando que no serán tan pesados ​​de llevar como lo han sido las pepitas.

 

*El protagonista ametrallado varias veces en su cuerpo, se quema a lo bonzo, es disparado con brutales armas y se defiende con un palto de buscador de oro que milagrosamente no le aciertan en las descubiertas piernas, sobrevive bajo de un lago suministrándose aire a través de un cuello rajado de un solado, sobrevive a un ahorcamiento sosteniendo su cuerpo con un clavo metido en la carne de su pierna, se cose las heridas con alambre, se cauteriza heridas con fuego, no se sabe como (esto es en elipsis) da con el pelotón nazi con un avión, y el colmo de los supra humano sobrevive a un choque de morro de avión asegurándose con correas cual cinturón de seguridad, y ello sin que su cuerpo aparente lesión alguna.

 

Contexto histórico: La Guerra de Laponia (1944-1945) entre la Alemania nazi y Finlandia constituyó un caso bastante extraño dentro de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) porque fue un conflicto “por obligación”, fundamentalmente a raíz del Armisticio de Moscú de 1944, en el que ambos bandos no sólo tenían un acuerdo tácito sobre cómo comportarse, los germanos huyendo hacia Noruega y los finlandeses persiguiéndolos sin mucho asedio militar real, sino que asimismo habían estado luchando codo a codo durante tres años contra la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas en la Guerra de Continuación (1941-1944), secuela a su vez de la Guerra de Invierno (1939-1940), esta última un enfrentamiento entre el país nórdico y la Unión Soviética que empezó con una agresión de los rusos porque Finlandia se negaba a ceder territorios que servirían para proteger a Leningrado/ San Petersburgo, a pocos kilómetros de la frontera, de una eventual acometida nazi, algo que efectivamente sería así en ocasión del infame sitio de la ciudad entre 1941 y 1944, período en el que los finlandeses y los alemanes dejaron morir de hambre a más de un millón de personas impidiendo la entrada de alimentos a la metrópoli. Durante la Guerra de Continuación, una conflagración de baja intensidad símil desgaste, las autoridades finlandesas recibieron el apoyo de los nacionalsocialistas e iniciaron las hostilidades para recuperar distintas zonas bajo control soviético, no obstante los rusos en última instancia vuelven a ganar e instan a los nórdicos a romper la alianza que tenían con los germanos y a expulsarlos de inmediato de su territorio, de allí que en la Guerra de Laponia los amigos muten en enemigos y haya un lamentable acuerdo mutuo implícito en materia de no impedir la estrategia de “tierra quemada” durante la retirada tudesca hacia Noruega y la colocación a lo largo y ancho de la región de Laponia, en el extremo norte de Finlandia, de minas terrestres que hasta el día de hoy siguen allí porque no fue posible desactivarlas -o siquiera encontrarlas- en su totalidad. Todo este trauma nacional, más la figura del soldado finlandés Simo Häyhä (1905-2002), el francotirador más mortal de la historia castrense con más de 500 soviéticos asesinados en la Guerra de Invierno, y la leyenda de Koschéi, criatura horrenda e inmortal del folklore ruso, constituyen la base del tercer largometraje de Jalmari Helander, Sisu (2022), film adictivo y caricaturesco.

 

Un entretenimiento solaz de los que me reconfortan con el cine, un quizás de esos productos de placer culpable (y que?). Gloria Ucrania!!!

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