SISU.
Refrescante film finlandés
escrito y dirigido por Jalmari Helander, un regocijante Pulp con aires de
western apocalíptico, se puede ver como una entusiasta mezcla entre el
escenario de la saga Mad Max, con héroe entre Rambo y John Wick (el
protagonista finés, también tiene de mascota a un perrito), y todo ello con
estilo muy del cine de Tarantino (el desarrollo se divide en siete capítulos
con título sobreimpresionado al modo de la tipografía icónica del director de
Pulp Fiction), teniendo destellos de “Malditos Bastardos”, hay hasta un ‘homenaje’
a Indiana Jones (cuando vemos al prota bajo un camión militar en marcha). Una electrizante
cinta de acción ambientada en la Laponia finesa durante la WWII, sigue a un
buscador de oro, encarnado por un gran Jorma Tommila (como curiosidad, es
cuñado del director, su actor fetiche, y su hijo en la vida real es el
conductor del tanque que lo persigue) un sexagenario actor (63 años en la vida
real) que parece poseído por el mismo diablo, sin articular palabra hasta el final,
estoico, todo lo dice con su poderosa expresividad y sus penetrantes ojos,
donde también habla de su pasado su magullado y cicatrizado cuerpo, ser que
parece salido de las mismísimas entrañas del Averno para ajustar cuentas con
los nazis, intenta asegurar su oro robado y defenderse de un escuadrón nazi
dirigido por un brutal oficial de las SS, al que da vida un notable Aksel
Hennie. La película se rodó cerca del pueblo de Nuorgam en Laponia con un
presupuesto de unos 6 millones de euros (6,5 millones de dólares), según
Helander, la película “First Blood” (1982) y el francotirador militar finlandés
de la vida real Simo Häyhä, luchó contra el Ejército Rojo (mató a 542 enemigos),
sirvieron de gran inspiración para la película. Sisu es una palabra finlandesa que hace referencia
al interior del individuo, nos dice un texto de apertura, concepto imposible de
definir que denota una "forma de coraje y determinación inimaginable… Sisu
se manifiesta cuando se pierde toda esperanza”.
Un festín apabullante de
violencia gore que en su hiperrealismo hace que mane el humor negro por la
fascinante inventiva con las que se suceden las diferentes formas de matar a alguien,
con machetes atravesando cerebros, reventamientos de cabezas, minas en modo frisbee,
utilización de un degüello como snorkel, explosiones a doquier, vísceras,
mutilaciones, cuerpos destrozados por los aires, formas imaginativas de salvar la
vida, y ello por supuesto, teniendo que suspender los niveles mínimos de
realismo (*spoiler), para disfrutar de esta cinta hay que entender ante lo que
estamos, un disfrute pasarratos placentero y jovial, el simplista
enfrentamiento Bien vs Mal, donde se tira del mantra cinéfilo de que hay malos
eternos como zombis, tiburones y nazis que es verlos enfrente (y en el cartel) y
ya tienes hecha media película, y ya si esto se acompaña de una buena factura
técnica, con una maravillosa fotografía, escenas vigorosas, música que nos
remite a un coctel entre la mitología vikinga con dosis de spaguetti western de
Morricone, efectos especiales que dan muy bien el pego con el tono de la peli,
lo unimos a un prota desatado en su carisma enfrentado a un villano con carácter.
Una propuesta seductora para los que busquen desconectar con obras simplistas
pero directas en su afán de ser entretenidas y sorprenderte en desfase descacharrante
de adrenalina, salvajismo desaforado despojado de cualquier componente
sentimentaloide, es acción pura y dura. Película que en el Festival
Internacional de Cine Fantástico de Sitges 2022, se hizo con el galardón a Mejor
Película, Mejor Actor Principal, Mejor Fotografía y Mejor Banda Sonora Original.
A fines de 1944, los
finlandeses hacen un tratado con la Unión Soviética, la agresión entre ellos
cesará si eliminan a sus antiguos aliados alemanes de Finlandia. Este conflicto
se conoce como la Guerra de Laponia, y las fuerzas alemanas toman represalias
contra los finlandeses. El soldado y prospector retirado Aatami Korpi (Jorma
Tommila) vive solo con su caballo y su fiel perro en las remotas tierras
salvajes de Laponia. Aatami pasa sus días en el lavado y la minería en busca de
oro. Ve batallas que tienen lugar en la distancia, pero se interesa poco por
ellas. Después de descubrir un rico depósito de oro, recoge una gran cantidad
de pepitas y monta su caballo, y se dirige al pueblo más cercano con su perro. En
el camino, Aatami se encuentra con un pelotón de la Wehrmacht de 30 hombres
liderado por el despiadado Obersturmführer de las SS Bruno Helldorf (Aksel
Hennie) y su subordinado Wolf (Jack Doolan), que están destruyendo
asentamientos en su retirada y han tomado cautivas a varias mujeres
finlandesas.
Aquí no se cuenta algo
nuevo u original, no se hace de una forma especial, pero no todo pueden ser
obras de hondura psicológica, a veces toca volver a los orígenes mismo del cine,
donde se creó como puro divertimento, y eso esta desacomplejada película tiene y
mucho. Con un Mega Héroe que lo puede todo, sufre cual mártir todo tipo de
torturas, se quema, es disparado, ahogado, hasta ahorcado, pero su fe es más
fuerte que el de la Guadaña que tira de él y nuestro héroe se saca la chorra y
se mea en él, y es que Chuck Norris lleva pijamas de Korpi. Es una fuerza desatada
de la naturaleza, la Caja de Pandora que estos nazis destaparon y serán castigados
por ello, en un crescendo cargado de situaciones nuevas de como eliminar a un
malo malísimo, y siempre con su mejor atávica arma, un Pico (con el que atacará
un tanque, le servirá de gancho para entrar en vuelo a un avión, o hasta para
salir de las mismas profundidades del abismo. Brotando el humor más desinhibido
de las locuras delirantes con vemos se desenvuelve Koschel.
Aatami Korpi es el racial
protagonista embestido de modo brillante por Jorma Tommila, con detalles que
dan forma críptica a su pasado, como son las marcas de heridas en su torso, el
anillo de matrimonio, la placa de militar, tiene como posesiones un caballo y
un perrito caniche, posee una barba ralla canosa, con un rostro y cuerpo que
parecen tallados por un hacha, de actitud hierática, callado, impregna de
crudeza su actuación seca y adusta, excelsa su fisicidad a sus muy entradas
seis décadas de vida, de expresividad parca, pero con sutilidad muestra sus
emociones latentes. Presencia amenazante al que lo que se cuenta de él le confiere
un aura Totémica, es Koschel “El Inmortal”, primero por lo que se enteran los
nazis a través del número de su placa militar, un ejército invencible de un
solo hombre que aniquiló a más de 300 soviéticos cuando estos mataron su esposa
e hijo, y luego a través del comentario de una de las mujeres secuestradas,
dice que no es que sea Inmortal, es que se niega a morir, es una especie de súper
héroe nórdico soberbio.
Aksel Hennie como el
villano de la función cumple con un rol que podría haber caído en lo
guiñolesco, pero el actor noruego insufla alma, se mueve reflexivo, con miradas
al cielo como diciendo es que de ahí ha venido esta pesadilla escandinava, sin perder
el control, buena su actuación; Su mano derecha al que da vida el inglés Jack
Doolan cumple bien con su personaje de sádico siempre con su rifle de mira telescópica;
Mimosa Willamo da vida a Aino, la 'líder' de las mujeres secuestradas, da una
buena presencia, sobre todo cuando relata el aura m´sitica de ‘Koschel’ y
acojona a los guardias; Ningún personaje está aquí para aportar introspección
psicológica, son producto de un cuasi comic de entretenimiento y para ello son
estupendos.
Fenomenal es la puesta
en escena, destacando la formidable labor en cinematografía de Kjell Lagerroos
(“Emboscada”), dotando de atmósfera épica la acción, con mucha toma de dron
para mostrar la inmensidad del árido escenario, las llanuras infinitas, con
patinados grises, marrones, y amarillentos macilentos arenosos, en contraste
con los muchos salpiqueos de fulgente color rojo sangre, con cielos constantemente
nublados, alternado con incisivos primeros planos para extraer lo mejore de las
interpretaciones, amoldándose de modo extraordinario a la acción, ello en
miscelánea con la enérgica edición de Juho Virolainen; esto adornado por la
vibrante música creada por Juri Seppä (“Rare Exports”) y Tuomas Waäinölä, con claras reminiscencias (como ya he comentado) al espagueti western, en
conjunción con tonos vikingos.
“Sisu se manifiesta
cuando se ha perdido toda esperanza posible."
"No se trata de
quién es el más fuerte. Se trata de no rendirse.”
“De verdad creéis que lo
habéis matado donde cientos de rusos fracasaron?"
Rush final: Aatami dispara contra el avión en el que huye , hiriendo mortalmente al piloto, y usa su pico
para subir a bordo en el aire. Después de participar en un combate cuerpo a
cuerpo, Bruno golpea a Aatami con una línea estática , sometiéndolo. Cuando
Bruno está a punto de golpearlo de nuevo, Aatami engancha rápidamente la línea
estática a una bomba y la suelta a través de la puerta de la bahía de bombas,
lo que hace que Bruno muera. Al encontrar al piloto también muerto, Aatami se
ata cuando el avión se estrella en un gran pantano. Dirigidas por Aino, las
mujeres entregan a Wolf y el tanque alemán a una incrédula unidad finlandesa. Sorprendentemente
aún con vida, Aatami sale del pantano, se reúne con su perro y se dirige a
Helsinki, devastada por la guerra. Ensangrentado y maltratado, Aatami entra en
un banco donde arroja sus pepitas de oro sobre el mostrador. Los otros clientes
están elegantemente vestidos y lo miran con asombro. Finalmente habla por
primera vez en la película y le pide al cajero las cambie por billetes de banco
grandes, explicando que no serán tan pesados de llevar como lo han sido las
pepitas.
*El protagonista ametrallado
varias veces en su cuerpo, se quema a lo bonzo, es disparado con brutales armas
y se defiende con un palto de buscador de oro que milagrosamente no le aciertan
en las descubiertas piernas, sobrevive bajo de un lago suministrándose aire a
través de un cuello rajado de un solado, sobrevive a un ahorcamiento sosteniendo
su cuerpo con un clavo metido en la carne de su pierna, se cose las heridas con
alambre, se cauteriza heridas con fuego, no se sabe como (esto es en elipsis)
da con el pelotón nazi con un avión, y el colmo de los supra humano sobrevive a
un choque de morro de avión asegurándose con correas cual cinturón de seguridad,
y ello sin que su cuerpo aparente lesión alguna.
Contexto histórico: La
Guerra de Laponia (1944-1945) entre la Alemania nazi y Finlandia constituyó un
caso bastante extraño dentro de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) porque
fue un conflicto “por obligación”, fundamentalmente a raíz del Armisticio de
Moscú de 1944, en el que ambos bandos no sólo tenían un acuerdo tácito sobre
cómo comportarse, los germanos huyendo hacia Noruega y los finlandeses
persiguiéndolos sin mucho asedio militar real, sino que asimismo habían estado
luchando codo a codo durante tres años contra la Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas en la Guerra de Continuación (1941-1944), secuela a su
vez de la Guerra de Invierno (1939-1940), esta última un enfrentamiento entre
el país nórdico y la Unión Soviética que empezó con una agresión de los rusos porque
Finlandia se negaba a ceder territorios que servirían para proteger a
Leningrado/ San Petersburgo, a pocos kilómetros de la frontera, de una eventual
acometida nazi, algo que efectivamente sería así en ocasión del infame sitio de
la ciudad entre 1941 y 1944, período en el que los finlandeses y los alemanes
dejaron morir de hambre a más de un millón de personas impidiendo la entrada de
alimentos a la metrópoli. Durante la Guerra de Continuación, una conflagración
de baja intensidad símil desgaste, las autoridades finlandesas recibieron el
apoyo de los nacionalsocialistas e iniciaron las hostilidades para recuperar
distintas zonas bajo control soviético, no obstante los rusos en última
instancia vuelven a ganar e instan a los nórdicos a romper la alianza que
tenían con los germanos y a expulsarlos de inmediato de su territorio, de allí
que en la Guerra de Laponia los amigos muten en enemigos y haya un lamentable
acuerdo mutuo implícito en materia de no impedir la estrategia de “tierra
quemada” durante la retirada tudesca hacia Noruega y la colocación a lo largo y
ancho de la región de Laponia, en el extremo norte de Finlandia, de minas
terrestres que hasta el día de hoy siguen allí porque no fue posible
desactivarlas -o siquiera encontrarlas- en su totalidad. Todo este trauma
nacional, más la figura del soldado finlandés Simo Häyhä (1905-2002), el
francotirador más mortal de la historia castrense con más de 500 soviéticos
asesinados en la Guerra de Invierno, y la leyenda de Koschéi, criatura horrenda
e inmortal del folklore ruso, constituyen la base del tercer largometraje de
Jalmari Helander, Sisu (2022), film adictivo y caricaturesco.
Un entretenimiento solaz
de los que me reconfortan con el cine, un quizás de esos productos de placer
culpable (y que?). Gloria Ucrania!!!
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