miércoles, 24 de mayo de 2023

 


DÍAS DE VINO Y ROSAS.


Sugerente drama sobre el problema del alcoholismo, se puede encuadrar entre las tres grandes cintas que han abordado esta patología, como es la anterior de Billy Wilder “Días sin huella” (1945) y “Leaving Las Vegas” (1995) de Mike Figgis, aunque visto hoy día me ha resultado algo arrugado en como en su sección media se estanca y redunda, así como hay una representación algo caricaturesca de la ebriedad. La he revisionado con motivo del reciente 60 aniversario del estreno (25/12/62) y me he encontrado con una peli loable, aunque vista hoy día se le ven costuras que la impiden elevarse. Dirige Blake Edwards con guión de JP Miller que adapta su propia obra para televisión de 1958 Playhouse 90 del mismo nombre (nominada a un premio Emmy en la categoría Mejor escritura de un programa dramático individual), tenido como gran escaparte y reclamo unas actuaciones brillantes de la pareja protagónica Jack Lemmon y Lee Remick, haciendo creíble y emocional la odisea alcohólica en que se sume este binomio. Lemmon componiendo una de sus actuaciones icónicas, y mira que tiene grandes interpretaciones, lejos de caer en el histrionismo fácil, desborda credibilidad, así como quedará para la eternidad la búsqueda de esa botella en la maceta, su actuación aquí es antológica; Remick tocando uno de sus picos con esta alcohólica que no sabe o no

quiere salir del purgatorio en que está sumida y que la engulle, muestra con crudeza el tránsito de no bebedora a enferma etílica, ayudada por una gran labor en maquillaje que nos hacen ver gradualmente como se va demacrando físicamente, suyo es el honor de recitar los versos que termina dando título al film, ‘Largos no son los días de vino y rosas, de un nebuloso sueño surge nuestro sendero y se pierde en otro sueño’, quedando para los restos ese último paseo nocturno hacia no se sabe dónde. Nos embarcamos en una espiral tóxica que los autodestruye de forma paulatina, tocando por el camino la un poco conocida asociación Alcohólicos Anónimos y la ayuda que ofrece, a la vez se adentra en la marginación a que se abocan los que sufren esta lacra, su modus operandi desde el inicio, como lo ven como una forma de socializar mejor, como luego se van mintiendo, como hieren a sus familiares, como pone al alcohol por delante de los seres que los quieren, una patología alienante. Destaca su notable puesta en escena por la esmerada y muy dramática fotografía y la incisiva música del maestro Henry Mancini.

 

El ejecutivo de relaciones públicas de San Francisco Joe Clay (Jack Lemmon) se encuentra con la secretaria Kirsten Arnesen (Lee Remick). Al considerarla descarada e irrespetuosa al principio, finalmente comienza a salir con ella. Kirsten es abstemio hasta que Joe le enseña a beber en sociedad. Al principio es reacia, pero después de sus primeros Brandy Alexander, admite que tomar una copa la hace "sentirse bien". A pesar de las dudas del padre de Kirsten (Charles Bickford), que dirige un negocio de jardinería en San Mateo, se casan y tienen una hija, Debbie. Joe y Kirsten pasan lentamente del " almuerzo de dos martinis " al alcoholismo en toda regla. Joe es degradado debido a su bajo rendimiento y lo envían fuera de la ciudad para trabajar en una cuenta menor. Kirsten está sola todo el día y encuentra que beber es la mejor manera de pasar el tiempo. Mientras estaba borracha una tarde, provoca un incendio en su apartamento que casi la mata a ella y a Debbie. Finalmente, Joe es despedido y pasa los siguientes años yendo de un trabajo a otro.

 

Tiene un arranque engañoso en como parece estamos ante una comedia romántica más, con ese encuentro patoso entre Joe y la bonita Kirsten, como de un equívoco surge el amor, pero pronto deriva en el drama sórdido, donde sobresalen en principio las frustraciones profesionales y los sueños rotos, y gradualmente el modo de ir apagando fracasos es con el alcohol, que pasa a formar parte de sus prioridades, expuesto muy alegóricamente con esa estantería en medio de la casa llena de botellas de alcohol. Asistimos la implosión familiar ya con la hijita, asistimos a la caída en el vacío de la pareja arrastrando a su retoña. Pero a partir de que han tocado fondo la película se vuelve reiterativa, estirando las situaciones un tanto sin mucho rumbo fijo, subrayando lo ya remarcado. Donde las borracheras son reflejadas como vueltas a la niñez, y esto me chirría, desgraciadamente he visto a mucha gente ebria y distan de ser estos infantilismos (riendo, saltando en la cama, jugando a que no los oigan, …), entiendo loable se exponga esta lacra, pero me ha resultado un tanto inocente su enfoque.

 

La gran escena del film, sin duda, es la de Joe buscando el whisky dentro de los maceteros. Resto de situaciones me han resultado poco creíbles. Incluso encuentro su desarrollo bastante misógino, y es que es el hombre el que inicia en el alcoholismo a su mujer, pero luego ella pasa a ser la mala por su adicción sin fin, la que no acepta que es alcohólica, la que prefiere vivir con este placebo, mientras él pasa a ser la brújula moral, incluso esta visión me ha suido cuando menos de torcer el gesto por mi parte, cuando el gran culpable es Joe, la cinta lo deja casi como un Santo. También me faltaría ser más valiente en el tratamiento del sufrimiento de la hija, esto se deja muy de soslayo, cuando realmente es la gran víctima de esta pareja de enfermos. La cinta también hierra en hacernos ver el tiempo que pasa, con unas elipsis muy torpes, esto es fundamental para sentir el sacrificio temporal cuando no beben, o la travesía alcohólica cuánto dura, pasamos de estar ingresado con delirium tremens a renglón seguido estar sobrio y tiempo (¿?) limpio, te pierdes y desorientas un poco.

 

Aunque por supuesto tiene muchos elementos buenos, como es la forma inteligente en que orgánicamente nos muestran lo fácil que puede ser caer en este vicio, de forma inocente vas haciendo formar de tu vida el alcohol. Está muy bien como muestran esta gran Asociación de AA, el bien que hacen, es muy buena la clase que le da el mentor de AA de Joe sobre lo que realmente siente Kirsten cuando su marido ha dejado el alcohol y ella necesita de alguien a su lado que la acompañe en su ‘bajada a los infiernos etílicos’, es muy pedagógica en este sentido, pero dura hablando de la infidelidad de modo seco. Así como es muy arriesgado y valiente su final, de los que dejan huella por lo cortante y adusto (aunque marcado por un tufillo a misoginia *spoiler).

 

Reseñar el gran trabajo en la cinematografía de Philip H. Lathrop (“La Pantera Rosa” o “Driver”), ya dejando huella desde el inicio con es descriptivo travelling exponiendo el desenfreno festivo en el barco, o la filmación en forma que la cámara parece contorsionarse de modo abigarrado cuando Kirsten es forzada por su padre a la ducha, extraordinaria secuencia, así como lo es la escena aterradora del encierro de Joe, rodada en inicio en cenital, pareciendo estamos en el Averno; como notable es la edición de Patrick McCormack (“Damn Citizen” o “Chantaje contra una mujer”), sobre todo en la escena formidable de Joe buscando su droga en el invernadero, emitiendo las sensaciones Angustiosas del protagonista gracias a los cortes; La banda sonora es obra del gran Henry Mancini (“Desayuno con diamantes” o “La Pantera Rosa”), dotando al relato de melodías que inducen al drama, de aires macilentos.

 

Spoiler:

 

Joe buscando desesperadamente una de las botellas de Whisky que ha escondido en el jardín el suegro resulta angustioso, de los grandes momentos del cine, aunque solo sea por esta escena la película merece el visionado.

 

Final: ‘Kirsten, temblorosamente sobria durante dos días, llega al apartamento de Joe para intentar una reconciliación. Joe responde que es bienvenida cuando quiera, pero solo si deja de beber. Kirsten se niega a admitir que es alcohólica y reconoce por qué no puede parar: "El mundo me parece tan sucio cuando no estoy bebiendo". Ella trata de persuadir a Joe para que olvide el pasado y se reencuentre con ella. Él le dice que no abandonará la sobriedad por nada, ni siquiera por ella. Kirsten tristemente le aconseja a Joe que renuncie a ella: “Todavía no”, dice. Ella se va. Joe lucha contra el impulso de ir tras ella, llamándola por su nombre, y observa a través de la ventana mientras ella sale a la noche, alejándose de un bar. Debbie se despierta. Él le dice que estaba soñando y la vuelve a acostar, explicando: “Mami está enferma…” “Se va a curar?”. "Lo hará, no?" Debbie asiente. La última escena es una toma inversa de Joe mirando hacia la calle vacía, el letrero de neón ‘BAR’ parpadeante del bar reflejado en la ventana.’; Este final Jack L. Warner quiso alterarlo para hacerlo acomodaticio al público, pero Jack Lemmon viajó a París en connivencia con el director, para impedir la filamción de un final diferente. Blake Edwards de este consiguió que su final permaneciera.

 

JP Miller encontró su título en el poema de 1896 "Vitae Summa Brevis Spem Nos Vetat Incohare Longam" del escritor inglés Ernest Dowson (1867-1900): También inspiró la canción principal ideada por Henry Mancini y Johnny Mercer.

 

No son largos, el llanto y la risa,

Amor y deseo y odio;

Creo que no tienen parte en nosotros después

Pasamos la puerta.

No son largos, los días de vino y rosas:

De un sueño brumoso

Nuestro camino emerge por un tiempo, luego se cierra

En un sueño.

 

El director Blake Edwards dejó de beber un año después de completar la película y se recuperó del abuso de sustancias. Dijo que él y Jack Lemmon eran grandes bebedores mientras hacían la película. Edwards usó el tema del abuso del alcohol a menudo en sus películas, incluyendo 10 (1979), Blind Date (1987) y Skin Deep (1989). Tanto Lemmon como Remick buscaron la ayuda de Alcohólicos Anónimos mucho después de haber terminado la película. La película tuvo un efecto duradero al reforzar la creciente aceptación social de Alcohólicos Anónimos.

 

Un premio de la Academia fue para el tema musical de la película, compuesto por Mancini con letra de Johnny Mercer. La película recibió otras cuatro nominaciones al Oscar, incluyendo Mejor Actor y Mejor Actriz. En 2018, Days of Wine and Roses fue seleccionada para su conservación en el Registro Nacional de Cine de los Estados Unidos por ser "cultural, histórica o estéticamente significativa".

 

Film que, con sus pros y contras, tiene sus méritos que la hacen atractiva y pedagógica. Gloria Ucrania!!!

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario