QUE VERDE ERA MI VALLE.
Clásico imperecedero de John
Ford, un evocador film que baña de una entrañable nostalgia al espectador. Un
canto a la vida, a la familia, a los padres, al trabajo, al amor puro, a la
amistad, desarrollado de modo que te atrapa desde el inicio en su conmovedoras
redes, con unos personajes maravillosamente delineados, con un salpicado de
situaciones que mezclan con equilibrio el drama, el humor y el romance. El guión de Philip Dunne (“El último mohicano”, “El fantasma y la Sra. Muir” o “El tormento y
el éxtasis”) adapta el best-seller del ingés (de padres galeses) Richard Llewellyn , “How Green Was My Valley” (1939), el escritor
pasó muchos veranos con su abuelo en un pueblo galés similar al del film, Gilfach Goch, sirviéndole
esta experiencia para la novela, Llewellyn escribió 3 secuelas
“Up, into the Singing Mountain” (1960), “And
I Shall Sleep... Down Where the Moon Is Small”
(1966), y “Green, Green My Valley
Now” (1975), en el que se seguía la emigración de Huwe hasta la Patagonia en
Argentina y su vuelta a Gales, en esta primera parte se cuenta la paulatina
destrucción de un modo de vida que se cernía de modo duro alrededor de una mina
en muchas cuencas galesas, y como esto fue demoliendo familias. Este film fue nominado a 10 Oscars, gana
5, guión adaptado, película, director, secundario reparto, dir. artística y
fotografía, siendo famosa por arrebatarle el de mejor película a “Ciudadano
Kane”. Fue el último trabajo film de john Ford antes de servir 4 años en la
Marina USA durante la WWII.

El escenario es la localidad
minera de Cwm Rhondda, en un valle al sur de Gales, a finales del SXIX, allí
seguiremos a la obrera familia Morgan a través de los ojos del hijo menor Huw
(Roddy McDowall), el patriarca es Gwilym Morgan (Donald Crisp), la matriarca es Beth (Sara Allgood), sus seis (5 hombres y una
mujer) hermanos mayores, Ianto (John Loder), Ivor (Patric Knowles), Davy (Richard Fraser), Gwilym Jr., y la hermana Angharad (Maureen
O'Hara), todos los hombres de la casa trabajan en la mina de carbón junto a
su padre. Asistimos a los duros avatares de este obrero clan, con huelgas,
accidentes, romances, choques generacionales. Tienen importancia en la historia
personajes como Bronwyn (Anna Lee), novia del hermano mayor
Ivor, el nuevo predicador, el Sr. Gruffydd (Walter Pidgeon), el hijo del propietario de
la mina, Lestyn Evans (Marten Lamont), que pretende a Angharad, el veterano ex
boxeador Dai Bando (Rhys Williams) y su
compinche, Cyfartha (Barry Fitzgerald) o el cruel maestro Sr. Jonas
(Morton
Lowry).
Narra con melancolía y un gran
sentido lírico-visual los últimos años de una numerosa familia galesa apegada a
la minería, un clásico clan que sirve como símbolo de todos, religioso,
patriarcal, orgulloso, vitalista, un retrato costumbrista delicioso, con
imágenes enternecedoras, como esos hijos llegando cantando de la mina y dejando
a la madre todo el dinero ganado para ella en su matriarcal sabiduría lo
administre, todo visto a través del cálido filtro de un niño, y contado por
esta persona ya de mayor cuando dice se va del valle y entonces arranca el
flash-back que será el film. Una obra naturalista en la que asistiremos de modo
emocionante a las alegrías y sinsabores de esta comunidad minera, sus misas, sus
comidas en silencio, sus celebraciones, sus fiestas, sus bodas, sus cantos, su
trabajo minero. Todo desarrollado con diálogos espléndidos, evolucionando mediante
una sucesión de episodios, muy bien hilados para dar un retrato geosocial del
momento.
Un retrato social de un tiempo
convulso marcado por la aparición de los sindicatos (los “Trade Unións”), de
huelgas (la primera huelga general indefinida en los valles mineros de Gales en
1898), de unión obrera frente a la inseguridad, a los recortes salariales, al
despotismo patronal, derivando estas vejaciones en la emigración forzosa en
busca de mejores horizontes, también se critica a la arcaica iglesia guardiana
torticera de las “buenas costumbres”, se critica la brutalidad de los
profesores, se critica el “marujeo” cotilleo de la mezquina gente, arremete
contra la intolerancia social a las madres solteras y el estigma que se les
ponía. Se loa la dureza del trabajo de la minería, se le da un aura épica de
labor cuasi-heroica por estar conviviendo en las fauces de la fiera (la
muerte), hundidos en las cercanías del Averno, con explosiones,
derrumbamientos, inundaciones, envenenamientos por gases tóxicos, un mundo al
que se sabía cuando se iba, pero no si se volvería.
Ford cincela con cariño y
sensibilidad, que no sensiblería, un sutil fresco sobre la pérdida de la
inocencia, un canto a los recuerdos, a la sencillez de la vida, a saber
aprovechar lo mejor que nos da, la vida familiar, un paseo por el campo, una
reunión con amigos, y esto el realizador lo sabe emitir con hondura, no en vano
tiene mucho que ver con lo que cuenta, él
era hijo de emigrantes irlandeses (celta como los galeses), y al igual que Huwe
era miembro de de una gran familia, con 11 hermanos, y supo en muchos de sus
films traspasarnos la nostalgia por ese mundo que su familia dejó, un universo
en el que explota con ingenio diferentes caracteres que mueven a los pueblos
pequeños antiguamente, el cura, el médico, el rico, y personajes pintorescos
que suman sabrosas dosis de humor el borrachín o el boxeador. Todo enmarcado en
una delicadeza y poesía visual sensorial con picos de estremecimiento, somos
testigos de la descomposición de una familia, de cómo los valores tradicionales
se deshacen, de cómo el entorno social y la batalla generacional por las
diferentes visiones del futuro obliga al éxodo de los hijos.
La interpretaciones en este
reparto coral son excelentes. Donald Crisp está grandioso como el guía
espiritual de la familia, carismático, bondadoso, fresco, duro, el reflejo del
padre que todos hubiéramos querido tener. Sara Allwood está excelsa en su rol
de matriarca, con sencillez, con amor, con alegrías mezcladas con tristeza, muy
humana y dulce, la madre que todos hubiéramos querido tener. Maureen O'Hara en la primera de sus cinco colaboraciones con Ford
realiza una labor encomiable, transmitiendo hondura con sutileza, con esa
relación con Gruffydd a través de miradas,
de gestos, con ese carácter fuerte defendiendo a la madre soltera,
sobresaliente. Walter Pidgeon muy bueno en
su rol de predicador amable, defensor de causas justas, con una entrañable
relación con Huw y sobre todo con un amor puro, donde el sacrificio es lo
mejor, grande. Roddy McDowall es nuestros inocentes ojos, y lo hace muy bien,
exhibiendo inocencia, ternura, personalidad y mucho amor por sus padres.

Momentos para el recuerdo,
muchos: La matriarca con Huwe va a una reunión de mineros para enérgicamente
tomar la palabra a favor de su esposo, lo hace en medio de una salvaje
tormenta; La boda de Angharad, un
estremecedor plano de la novia saliendo de la iglesia mientras el viento le
hace serpentear en el aire el velo, sublime, con Gruffydd al fondo observando
con tristeza; La marcha de los hijos, ello mientras oímos al patriarca recitar
la Biblia y la madre permanece melancólica en la mecedora, oímos un portazo y
sabemos fuera de plano que los hijos se han marchado, un momento enervador; Todo
el ritual de pedida de salir de los Evans (dueños de la mina), para empezar una
relación entre el petulante Lestyn y la hija de los Morgan, Angharad; El comité
“inquisidor” que se establece en la Iglesia para “quemar” a una “bruja” que se
ha atrevido a cometer el desliz de ser “madre soltera”, y de cómo Angharad la
defiende; La entrega de la carta del palacio Windsor invitando a un hijo Morgan
a cantar en honor de los reyes; La visita
de Dai Bando con Cyfartha a la clase de Huw, para darle unas clases de
boxeo al tiránico profesor, hilarante toque Ford; La estremecedora visita que
hace Angharad a Gruffydd, él le dice que los suyo no puede ser, que pensando en
ella, lo mejor por su seguridad económica es que se case con Lestyn, trémulo
sacrificio; El tramo en que el patriarca de los Morgan se ha quedado atrapado
en un accidente en las profundidades de la mina, salen algunos voluntarios,
entre ellos Gruffydd y Huwe, lo sorprendente es que Dai Bando, ciego, desea
bajar a ayudar, en una acto de amistad impresionante, típico toque de Ford, el
ciego pide a su fiel colega Cyfartha lo acompañe y guíe, este le dice que es un
cobarde y no bajará, pero que le guardará la chaqueta, genial toque de humor
Ford; El escalofriante epílogo, un tremebundo montaje en que toda la familia
Huw aparece paseando por el valle, todos los hermanos, padre y madre en una
estampa que pone el vello de punta por la nostalgia que nos emite.
La puesta en escena es
sobresaliente, estaba previsto se rodara en escenarios reales del valle galés
de Rhondda y en technicolor, especie de respuesta de la Fox a “Lo que el viento
se llevó”, pero el estallido de la WWII impidió viajar a Gran Bretaña, al final
los directores artísticos Richard Day (“Las uvas de la ira”, “La ley del
silencio” o “Tora, Tora, Tora!”), y Nathan Juran, con un gran presupuesto
construyeron con 150 obreros y en seis meses una réplica del ficticio pueblo
minero inspirado en Gilfach Goch,
en la Montañas de Santa Mónica y en los platós de Fox Ranch en Malibú Canyon
(California), de un realismo impresionante, un pueblo de casas de piedra sobre
una calle que sube por una ladera que termina en el “monstruo” que es la
grúa-ascensor de la mina que domina la villa, colosal, ello maximizado por la extraordinaria
fotografía de Arthur C. Miller (“Náufragos”,
“Incidente en Ox-Bow” o “La barrera invisible”) en glorioso b/n, con planos
generales de la localidad bellísimos, en los interiores emitiendo
claustrofobia, con el toque Ford de la profundidad de campo al mostrar en
perspectiva los techos, con planos muy cuidados, jugando con los claroscuros,
con las sombras con clara efervescencia
al expresionismo alemán, incluso experimenta con ingenio con acciones en
segundo plano, primoroso. Se suma la música de Alfred Newman (“Las uvas de la
ira”, “Bus stop2 o “El rey y yo”), con el muy lírico tema principal “Huw´s
theme”, de resonancias nostálgicas, y de aires galeses, se suman algunas canciones
corales a cargo del grupo Wells Singers, sobresaliendo “God Save the Queen”
(mientras los dos hijos abandonan el pueblo) y “Men of Harlech” (en la
secuencia inicial).
Frases para el recuerdo:
El monólogo con el que Huwe (voz
por Irving Pichel ) inicia el relato:
"Estoy empacando mis pertenencias en el manto mi madre solía usar cuando
se fue al mercado y me voy de mi valle y este... tiempo, nunca volverá "
"Se puedo volver atrás y
revivir lo que se quiera si se recuerda, por eso cierro los ojos a mi valle tal
como es hoy, y desaparece, y lo veo como estaba cuando era niño, rebosante de
vida"
"Todo lo que aprendí de
niño se lo debo a mi padre, y nunca me enseñó nada malo o sin valor"
"No se puede vencer la
injusticia con más injusticia, solo con justicia y con la ayuda de Dios"
"Este reloj me lo dio mi
padre cuando me hice sacerdote, ha marcado tiempos que los dos hemos
amado..."
"Los hombres como mi
padre no mueren. Siguen dentro de mí, tan reales en mi memoria, como lo fueron
en vida, cariñosos y amados para siempre. Qué verde era entonces mi valle"
"Recuerdos. Es extraño
pensar que uno llegue a olvidar acontecimientos cercanos, y sin embargo
recuerde claramente acontecimientos del pasado lejano, de personas que dejaron
de existir hace años. No obstante, quién sabe lo que es real y lo que no? Cómo
creer que mis amigos han muerto cuando mis oídos aún disfrutan de sus voces?
No. Lo negaré una y mil veces puesto que en mi mente permanecen vivos."
"Nunca hablábamos
mientras comíamos. No he conocido a nadie cuya conversación supere a una buena
comida. Mi madre siempre andaba con prisas, siempre era la última en empezar a
comer y la primera en terminar. Si mi padre era el cabeza de familia, mi madre
era el corazón."
"Los hombres se han
declarado en huelga. Qué significa, señor Gruffydd? Significa que...el valle ha
perdido algo que nunca podrá reemplazar."
"Ustedes pretenden ser
los pastores del rebaño y sin embargo
permiten que éste viva en la miseria y en la pobreza."
"La oración es otra
manera de pensar limpia y rectamente. Cuando reces, piensa. Piensa bien lo que
dices. Convierte tus pensamientos en cosas sólidas, de ese modo tus oraciones
tendrán fuerza. Y esa fuerza formará parte de ti, de tu cuerpo, de tu mente y
espíritu."
"Yo sé por qué venís. Lo
he visto en vuestros rostros domingo tras domingo. El miedo os ha traído aquí.
Un miedo terrible y supersticioso. Miedo al castigo divino. A un rayo de fuego del
cielo, a la venganza del Señor y a la justicia de Dios. Pero habéis olvidado el
amor de Cristo. Ignoráis su sacrificio."
Como casi siempre que se
adapta un libro al cine se dejan elementos y se alteran otros para darle forma condensada
en la gran pantalla. En la novela se extiende más con la familia Morgan, como
con los vecinos del pueblo y con los de los valles cercanos. Hay tramos que se
suavizan en pos de ser políticamente correctos, ejemplo es el modo en que el
padre ayuda a estudiar a Huwe, en el film se ve comprensivo y mesurado, en el
libro llega a azotarlo y a darle correazos, algo que puesto en pantalla hubiera
roto el encanto del padre. Otro ejemplo de alteración-suavización de
personalidad es un tramo del libro, eliminado en el film, en que una niña es
violada y asesinada, un grupo de lugareños comandado por el predicador Gruffydd atrapa al sádico
criminal, y el predicador lo entrega a la familia de la víctima para hagan “su
justicia”, esto hubiera agriado la grácil personalidad de Gruffydd, asimismo en el libro el romance
cuasi-platónico entre este y Angharad no es tan claro. También el libro abarca
más tiempo, hasta que Huwe se hace un hombre, llegando a tener su primer amor,
incluso hay un tramo en que Huwe que se ha ido a vivir con Bronwen, viuda de su
hermano mayor, se plantean comenzar una relación amorosa, pero lo desechan por
respeto al hermano y marido muerto.
Clásico
Inmortal de recomendación necesaria a todo buen cinéfilo. Fuerza y honor!!!
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