MAGNOLIA.
Después del estreno de la
película, Anderson dijo: "Realmente siento ... Que Magnolia es, para bien o para mal, la
mejor película que haré en mi vida". Monumental tercer film del realizador y guionista Paul Thomas
Anderson, una Obra Maestra fascinante, que deconstruye con saña y mordacidad
incisiva una sociedad corrompida, degradada, egoísta, poniendo un hálito de esperanza
cuando se hace una radiografía de los sentimientos de culpa, la búsqueda del
perdón, el dolor, mezclándolos con el hecho de cómo marca nuestras vidas el
trato que tenemos en nuestra infancia, creando para ello el director un mosaico
deslumbrante de situaciones cruciales en la vida, y todo aconteciendo en apenas
24 horas en los que da tiempo a edificar una épica de la vida cotidiana, ello
con claras influencias religiosas. Un macro-estelar reparto coral que apabulla
por lo magnífico que están: Jeremy Blackman, Tom Cruise, Melinda Dillon, Philip Baker Hall, Philip Seymour Hoffman, Ricky Jay, William H. Macy, Alfred Molina, Julianne Moore, John C. Reilly, Melora Walters y Jason Robards , este en su último papel en cine antes de su muerte; entretejiendo entre todos ellos una red de relaciones que se enrarece
conforme avanza el metraje, con diálogos sólidos, en increscendo dramático
subyugante hasta desemboscar en su homérico clímax final. En el momento en que empezó a escribir el guión, Anderson estaba
escuchando la música de Aimee Mann sirviendo esta de inspiración para la película.
El título “Magnolia”
alude a una flor muy popular en toda América, se caracteriza porque cuando sus
estambres se separan, miran hacia el corazón de la flor, metáfora de las
vivencias de los personajes.
Estamos en un día que amenaza
tormenta en el valle de san Fernando (California). Varios personajes
entrecruzan sus existencias: Frank T.J. Mackey (Tom Cruise) es un popular gurú
de los libros de autoayuda para animar a los hombres a conquistar las mujeres;
Earl Parttridge (Jason Robards) es un acaudalado productor televisivo que
agoniza de cáncer en su casa, con los cuidados del enfermero Phil Parma (Philip Seymour Hoffman), mientras su joven
esposa Linda (Julianne Moore) se da cuenta, por primera vez, que le quiere; Jimmy Gator (Philip Baker Hall), es el presentador de un famoso concurso
televisivo, "¿Qué saben los
niños?", está casado desee hace años Rose (Melinda Dillon), tienen una
hija, Claudia (Melora Walters), con la
que están distanciados, ella conocerá a un idealista policía, Jim Kurring (John
C. Reilly); Stanley Spector (Jeremy Blackman), es un niño prodigio participante
en el concurso antes mencionado, su padre (Michael Bowen) se aprovecha de él para
ganar plata; Un antiguo niño prodigio, Donnie Smith (William H. Macy), ahora es
un perdedor en edad adulta que trabaja de dependiente en una tienda de
electrodomésticos.
Es una epopeya de la gente
normal, una oda a la búsqueda permanente de respuestas, a la complejidad del
ser humano, a sus aristas, a sus imperfecciones, arrollando con temas como la
alienación en un mundo en que es gobernado por el materialismo, por los bajos
instintos, el egoísmo, la forzada pérdida de la inocencia, una ácida crítica a
una sociedad en crisis perpetua que corrompe desde la infancia, hace muchos
presos de la soledad, de la incomunicación, de la rabia, donde la deslealtad,
la infidelidad, el abuso de los menores, la pedofilia, y más lacras campan a sus
anchas. Film que te atrapa ya desde su descolocante arranque, un magno y mordaz
prólogo que nos habla de las
coincidencias, del azar como motor de y catarsis: 1911, el ahorcamiento de tres
criminales; 1958, homicidio de un hombre intentando suicidarse y a la vez
siendo cómplice de su asesinato; 1980, un submarinista aparece muerto en lo
alto de un enorme árbol; Tres ingeniosas tramas narradas en off por Ricky Jay
(actor, mago y escritor) que nos hablan de que las más insospechadas
coincidencias pueden producirse, las conexiones humanas, tanto físicas como
sentimentales son posibles, y con esto
ya te tiene atrapado el realizador.
Anderson habla con bisturí
acerado sobre temas que nos calan por el modo férreo de narrarlos, haciéndonos
reflexionar sobre el sentido de la vida, sobre el sentido de la muerte, sobre
lo que queda en medio, sobre si es posible la redención, sobre la expiación de
nuestros pecados, sobre la pérdida de valores, sobre si nos merecemos el
perdón, las relaciones paterno-filiales, el peso de nuestra infancia en nuestra
adultez, el amor verdadero, nuestro lugar en el mundo, es una incisiva y fascinante radiografía del
dolor, del sufrimiento, de nuestros errores, nuestros miedos, nuestros
fracasos, nuestras infelicidades, nuestros autoengaños, nuestros
remordimientos, nuestras inseguridades, nuestras filias, nuestras fobias, etc.
El realizador se sumerge de modo admirable en el ambiguo y desconcertante alma
humana, ahonda en sus emociones a flor de piel, en sus ilusiones y sus
tristezas, en sus miserias y sus anhelos, en el desarrollo de este monumental
fresco caleidoscópico de los sentimientos nos muestra que podemos estar sumidos
en el más oscuro de los túneles pero si avanzamos y no nos rendimos, si nos
ayudamos unos a otros quizás podamos llegar a atisbar la luz salvadora, dibuja
un rayo de esperanza, ello sin juzgar el comportamiento de los personajes,
estos delineados de modo extraordinario.
El realizador californiano
entreteje un universo de personajes al borde de una crisis existencial, un
reparto coral de historias sombrías, que se entrecruzaran de modo penetrante,
ello en un mosaico multicolor de
problemas, donde todo están conectados por sus neurálgicos temas, que en este
día deberán afrontar la batalla por llegar al siguiente con algo de dignidad y
orgullo, personajes de aspecto fuertes, pero que esta falsa apariencia solo es
una coraza para esconder su vulnerabilidad, seres al límite, muchos de ellos
queriendo se les dé una segunda oportunidad que les pueda redimir o si no
pueden explotar, una contienda contra el peso lúgubre del pasado, todo ello
salpicado de un humor que sabe humanizar a los roles. Estos en un arco
permanente de evolución imprevisible, haciendo sus penas cercanas, con lo que
el espectador se puede sentir identificado de algún modo con su martirio,
especie de calvario bíblico que queda remarcado por su clímax de resonancias
apocalípticas.
Relato de una intensidad sublime,
con un ritmo feroz, gracias a una cámara ultra dinámica, con excelsos
planos-secuencia, gracias a un montaje electrizante, conjugando formidablemente
y líricamente las diferentes tramas, siendo correa apoteósica de unión la
omnipresente música (ejemplo radiante el mágico tramo en que el montaje va
saltando de personaje en personaje, de escenario en escenario, y todos cantado
“Wise up” de modo poético), creando uniformidad y solidez narrativa, ello en un
increscendo escalofriante de dramatismo, donde los personajes parecen van
quedándose sin aire, se siente más y más oprimidos, todo cual bomba de
relojería a punto de estallar.

El elenco actoral es
simplemente Colosal, en estado de gracia: Tom Cruise como el arrogante y lenguaraz Frank TJ
Mackey, desborda la pantalla, la
inunda cual tsunami con su fuerza emocional, un torbellino en sus incendiarios
y misóginos soliloquios, un engreído y egocéntrico tipo que tras su rocosa
fachada esconde un alma torturada por un pasado aciago, grandioso en su rol de
gurú del sexo, de una oralidad vibrante, para en su tramo final resultar
enternecedor, ello sin perder coherencia su personaje, mimetizándose con él, de
forma obsesiva, puede que el mejor papel que haya y que quizás haga el
cienciólogo actor; Jason Robards como el moribundo Earl está sensacional, donde
realidad y ficción se funden, extraordinario como incluso al borde de la muerte
sabe proyectar toda una inmensa gama de emociones; Julianne
Moore como Linda realiza una
portentosa actuación, derrochando raza, vigor, rabia, ira, su dolor te cala y
te hace sufrir con ella; Philip Baker Hall como el presentador Jimmy Gator
demuestra sobriedad y a la vez una dura personalidad, con economía gestual sabe
dotar de tridimensión a su complejo personaje; William H.
Macy como un ex niño
prodigio venido muy menos, un perdedor
sin rumbo que una vez fue un juguete televisivo, interpretado con mucha pasión
entrega; John C. Reilly como el idealista oficial de policía Jim Kurring , brújula moral del film, hombre recto que ve su mundo
tambalearse durante un extraño día, interpretado de modo magnífico; Melora
Walters como Claudia, demuestra un tremendo mundo interior doliente, la
amargura por un pasado tormentoso la mantiene al borde de una latente crisis
histriónica, muy buena trasladándonos su angustia; Philip Seymour Hoffman es
quizás el personaje más lineal, pero aún así es capaz de aportar mucha
ingenuidad y ternura a su relación con Earl; Jeremy
Blackman como el chico
“empollón” de 11 años, dota su rol de patetismo mezclado con mucha aflicción,
sobre todo en su trato con su despótico padre.
La puesta en escena resulta
sobresaliente fisionándose de modo sublime con el poliédrico relato, con un
fenomenal diseño de producción de William Arnold (“Embriagado de amor”), y Mark
Bridge (“There will be blood”), recreando en Los ángeles y alrededores el
urbanita y caótico entramado, ensalzado esto por la soberbia fotografía de Robert
Elswit (“There will be blood”), con planos secuencia sibaritas (furibundos los
2 minuos 15 s donde Stanley llega al estudio para la grabación del concurso,
una superlativa coreografía), con encuadres ingeniosos, con un uso del
cromatismo muy expresionista, con absorbentes primeros planos, con movimientos
de cámara vertiginosos, provocando que el objetivo no esté quieto esto deriva
que el espectador se aplatane, se siente en medio de la acción constante, esto
en una miscelánea magna con la edición de Dylan Tetchinor (“Zero Dark Thirty”),
que contribuye a la sensación de inquietud y zozobra constante, se suman unos
efectos especiales para el momento cumbre (no quiero spoilear) espectaculares
en su realismo. Y está la banda sonora que entreteje con las imágenes de modo
epicúreo, música compuesta por Jon Brion (“Olvídate de mí”)
que se mezcla de forma neurálgica con los temas de la cantautora Aimee Mann,
sirviendo sus palpitantes siete canciones con hermoso hilo que une todos los
cambios de tramos, siendo uno de los grandes momentos escenificado por el “Wise
up” (tema escrito originalmente para el film de 1996 “Jerry Maguirre”) que van cantando todos los personajes en sus diferentes lugares a modo
de súplica, temas que envuelven en un halo de melancolía y a la vez esperanza
la historia, cuasi-divino el “Save me” (nominado al Oscar), otra rogativa de socorro,
cierra la cinta, también se oyen temas pop como el “One” de Harry Nilson (al principio), “Goodbye stranger” y “The logical song” de los
Supertramp, o música clásica como el “Así habló Zarathustra” de Johan
Strauss, “Hungarian Dance No. 6 “ de Johannes Brahms, “La
Habanera de Carmen” de Bizet, o “El bolero” de Maurice Ravel, imprimiendo estos
elementos un sello único al coral relato.
Spoiler:
En el clímax final de la
película, ranas llueven del cielo. A lo largo de la película, hay
referencias al libro de
Éxodo 8: 2 "Y si no lo quieres dejar ir, he aquí, voy a golpear todos tu territorios de ranas". La cinta tiene un tema subyacente de acontecimientos
inexplicables, tomados de los años 1920 y 1930 de las obras de Charles Fort, incluye un
capítulo titulado "The Teleporting Animals
and Magnolia",
dirigiéndose a la película. El capítulo trata sobre cómo uno de los libros de Fort es visible en la
mesa de la biblioteca y agradeciendo a los créditos finales de la película de
Charles Fort. El único personaje que parece no estar sorprendido por la caída de las
ranas es el chico Stanley, con toda calma observa el evento, diciendo "Esto ocurre. Esto es
algo que sucede." Esto ha llevado a la especulación de que Stanley es un profeta , alegóricamente semejante a Moisés , y que la "esclavitud", la película es alude a la explotación de los niños por los
adultos. Estos "problemas" padre persisten durante toda la película,
como se ve en el abuso y abandono de Claudia, Frank, Donnie, Stanley, y Dixon.
[Dixit]

El tema “Deathly” de Aimee le inspiró a Anderson el personaje de Claudia, incluso en un momento del metraje, Claudia
utiliza parte de la letra como diálogo. Phlip Baker Hall se basó el personaje
de Jimmy Gator en una mezcla de presentadores (tv) reales, Bob Barker y Arthur Godfrey . Frank
TJ Mackey, el personaje que Cruise desempeña, se basa en parte en una grabación
de audio hecha en una clase de ingeniería a cargo de un amigo de Anderson, eran
dos hombres, "hablando de todas estas basura" sobre las mujeres y
citando a un hombre llamado Ross Jeffries, que enseñaba
una nueva versión del curso Eric Weber, "Cómo follar a las mujeres",
pero utilizando la hipnosis y subliminal técnicas de lenguaje. Anderson transcribio
la cinta e hizo una lectura con Reilly y Chris Penn. El
director entonces incorporó este diálogo y su investigación sobre Jeffries y
otros gurús de autoayuda en Mackey y su seminario de sexo. Anderson sintió
que Cruise se sintió atraído por el papel porque él acababa de hacer “Eyes
wide shut”, interpretando a un personaje reprimido, y este rol era todo lo
contrario. Anderson escribió el papel de Earl Parttridge para Jason Robards,
pero Robards fue inicialmente incapaz de hacerlo debido a una grave infección por estafilococos. Anderson se acercó a George C. Scott, quien lo
rechazó. Finalmente, Robards fue capaz de hacer la película. Robards
dijo de su carácter, "Era una especie de profecía que me pidiera que
interpretar a un tipo a punto de morir”. Según Hall, gran parte del
material con Parttridge se basó en Anderson viendo morir a su padre de cáncer.

Momentos
recordables: Edmund William Godfrey, habitante de Greenberry Hill (Londres) es
asesinado por tres delincuentes atentan robo contra su farmacia. Sus apellidos:
Green, Berry y Hill. Delmer Darion, repartidor de cartas en casino de Reno
practica submarinismo en un lago cuando, accidentalmente, atrapado por avión de bomberos
que planea para apagar un incendio. Delmer morirá en el acto de un ataque al
corazón. Curiosamente el piloto, Craig Jansen, había propiciado una pelea con
el primero dos días antes en el casino. Los remordimientos y el sentimiento de
culpa lo empujarán a cometer suicidio. Acto que también cometerá el adolescente
Sydney Barringer, saltando de la azotea del edificio donde habita en Los
Angeles. Mientras tanto, sus padres Faye y Arthur, discuten en el interior de
su apartamento, amenazando la matriarca a su marido con una escopeta, que accidentalmente se disparará
contra la ventana en el preciso momento en que Sydney la cruza, matándole en el
acto. Casualmente había
una malla seguridad habría salvado la vida de Sydney de no haber sido
disparado. Sus padres no sabían el arma estaba cargada. Sí lo sabía el
malogrado hijo de tan disfuncional familia, había cargado él mismo la munición
días antes, harto de tanta discusión, esperando algún día sus progenitores se
mataran uno al otro. Faye arrestada por asesinato y el fallecido Sydney
declarado cómplice de su propia muerte…; Linda echando entre histriónicos y
desatados insultos a su padre de su piso; Los soliloquios apoteósicos de Frank
frente a un público entregado ante su misógina y violenta verborrea, emitiendo
una electricidad penetrante; La confesión tratando de redimirse de Earl a su
enfermero Phil, te cala su dolor, esto coronado con el escalofriante encuentro
del moribundo con su hijo Frank, sobrecogedor; Linda Partridge descargando toda
su rabia y angustia en la farmacia, arrolladora; La redentora y bíblica lluvia
de ranas, y muchos momentos más enardecedores...
Fresco
grandioso de nuestra sociedad. Fuerza y
honor!!!
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