domingo, 23 de octubre de 2016



LA MALDICIÓN DE FRANKENSTEIN.

Resultado de imagen de The Curse of Frankenstein 1957 filmEl realizador londinense Terence Fisher se dio a conocer en el panorama internacional con esta exitosa revisión a la historia creada por Mary Shelley en 1818, dando inicio a la época dorada de la compañía británica Hammer, especializada en el renacimiento del terror serie b  que pasaba por su particular filtro de escasos medios los icónicos títulos del horror de la Universal de los años 30. Esta que comento me queda en una simpática pero muy avejentada cinta, donde de medios brilla con fulgor, donde el goticismo y expresionismo propio del género han sido amputados, la iluminación candorosa anula el mundo de las sombras, donde la sala espectacular donde el Dr. Frankenstein creaba a su criatura en el film de 1931 aquí ha pasado a ser algo tan frugal que da lástima, donde los hermosos exteriores (ejemplos la torre-laboratorio o el épico final en el molino) han sido cercenados, todo tan escaso que huele a teatral, donde el Monstruo mítico ha pasado a ser algo con un maquillaje de la Señorita Pepis, donde el comportamiento del monstruo queda en algo ridículo. Se alteró la historia para no ser demandados por plagio por la Universal, el más importante es el cambio de personalidad del Dr. Frankenstein, aquí un psicópata amoral, lujurioso, sádico.  Fue la primera cinta en que aparecieron juntos en un film Peter Cushing y Christopher Lee, es Cushing el que lleva el peso del relato con un tremendo carisma y credibilidad.

Resultado de imagen de The Curse of Frankenstein 1957 filmEn 1818, el Barón Victor Frankenstein ( Peter Cushing ) está en prisión, en espera de ejecución por asesinato, allí le cuenta la historia de su vida al capellán. Tras la muerte de su madre el joven Baron Victor Frankenstein (Melvyn Hayes) toma el control exclusivo de la finca Frankenstein.Él se compromete a seguir pagando una cantidad mensual a su tía empobrecida Sofía y su joven prima Isabel (a quien su tía sugiere le hará una buena esposa). Paul Krempe (Robert Urquhart)  se convierte en su tutor, con los años los dos comparten las inquietudes por los avances científicos. Después de varios años de estudio intenso, Víctor (Peter Cushing) con Paul comienzan a colaborar en experimentos científicos soibre traer a a la vida a seres muertos. También tendrán importancia en la historia Elizabeth  (Hazel Court), prima de Victor y el Monstruo (Christopher Lee). 

Resultado de imagen de The Curse of Frankenstein 1957 filmResultado de imagen de The Curse of Frankenstein 1957 filmUn film entretenido, con un buen ritmo, donde no paran de suceder cosas, su escaso metraje (no llega a la hora y media) impide llegue el tedio, pero sobre todo lo que hace a la cinta apreciable es un Peter Cushing mayúsculo, un pérfido “Mad Doctor”, más retorcido que el Colin Clive de la versión de James Whale, una encarnación muy victoriana (a pesar de que el personaje es suizo), sibilino, elegante, sutil, libidinoso, flemático y muy manipulador, es su evolución hacia la total corrupción moral ele eje de la cinta, convirtiéndose alegóricamente el Monstruo la recreación espiritual del alma degradada de su creador (cual el retrato de Dorian Grey). Se le agrega a su personalidad lujuria, esto marcado por su relación sexual explícita (me refiero al lenguaje, no a escenas eróticas) fuera del matrimonio con una criada (Justine), algo muy adelantado a su tiempo, como lo es mostrarlo como un psicópata criminal sin escrúpulos, todo con tal de alcanzar sus malsanos objetivos, todo esto diferente a la versión del maestro Whale, que lo mostraba víctima de querer jugar a ser Dios, pero aquí estos depravados rasgos son para acentuar la perversión y maldad degenerativa del “Doctor Loco”, aquí dueño absoluto de sus actos. Y es que en la versión de la Universal compartían protagonismo el Baron y el Monstruo, y en la Hammer-versión este recae casi absolutamente en un absorbente Doctor Frankenstein, quedando relegado a un segundo plano la creación.

Peter Cushing encarna al científico con un  fuerte dominio de la escena, con carácter, con carisma (espléndido manejando compulsivamente las máquinas revividoras de su laboratorio), con complejidad y mesura, le aporta matices gestuales contenidos brillantes (ejemplo el modo distraído con que se limpia una gota de sangre de la solapa de la camisa),  muestra con veracidad su descenso al Averno de la razón, un trastornado obseso con su idea ser un pequeño Dios, lo dota de arrogancia, fanfarronería, altivez, con sonrisa cínica (desgarradora la que esboza cuando el Monstruo mata a la criada gritando, al otro lado de la puerta), sadismo (como pide como si nada la mermelada durante el desayuna a su prometida, cuando antes ha provocado la muerte de su amante), manejando una doble vida, en el escaparate un sofisticado anfitrión, pero en la trastienda un tipo poseído por la oscuridad. El actor fue escogido por su popularidad en la televisión británica.

Resultado de imagen de The Curse of Frankenstein 1957 filmLa historia pretende exhibir un enfrentamiento entre la obsesión enfermiza amoral de Frankenstein contra la brújula moral que representa Paul Krempe, reflejo de la razón, del sentido común recto, de la ética moral, del temor a lo desconocido, quiere exponer el guión la lucha entre el Mal (Frankenstein) y el Bien (Krempe). En esto también se diferencia de la versión de 1931, me refiero al personaje del asistente del Doctor, en la primigenia era un tullido con joroba que seguía al Baron ciegamente, el mítico Igor, aquí es un hombre cabal el mentor que discute con su discípulo, y que termina por decencia distanciándose del Baron. Pues bien con lo dicho, Robert Urquhart con este rol resulta hastiante, fatigoso, molesto, irritante, cansino, parece un parásito que está con el Barón para poder vivir a cuerpo de rey en una mansión, incluso cuando ya no quiere seguir ayudando a Frankenstein sigue en la residencia, pero es que además sus aseveraciones morales resultan redundantes, cargantes, repetitivas, ser buenista plano, totalmente prescindible, es como si el guionista hubiera querido meter la voz del espectador en el personaje,  no me refiero a la actuación, es lo torpemente escrito que está.

Resultado de imagen de The Curse of Frankenstein 1957 filmLuego está el Monstruo, esta como he dicho tiene escaso protagonismo, aparece muy avanzado el metraje, tiene pocos minutos en pantalla, y su comportamiento dista mucho de tener un mínimo de rasgo psicológico, actúa cual zombi, no ayuda a tomarlo en serio su penoso maquillaje, obra de Phil Leaky (“Dracula” o “Lejos del mundanal ruido”), una cosa es que por derechos de imagen no pudieran hacerlo similar al de Boris Karloff, pero otra es que cantara a la legua el embadurnamiento penoso de la criatura. Christopher Lee se esconde tras este maquillaje del todo a cien (igual en su día impactó, hoy causa sonrisa), en una actuación desprovista de carisma, un mero zombi sin alma, alejado de la evolución deliciosa del Monstruo de la Universal, que provocaba empatía y ternura en el espectador, creando dimensión trágica a los acontecimientos, Lee se convierte en una especie de muñeco marioneta movido por hilos invisibles, que provoca la más enorme Nada en el público, Lee fue escogido por su gran altura (6 '5 "), la Hammer había considerado antes, el aún más alto (6' 7") Bernard Bresslaw para el papel. 

Resultado de imagen de The Curse of Frankenstein 1957 filmLa escasez de medios es notoria en su escasez de escenarios (nos han hurtado la torre-laboratorio ), rodada prácticamente toda en interiores, creando sensación de teatralidad, con tomas de cámara muy abiertas maximizando esta sensación. Al acontecer casi todo en la mansión Frankenstein, se produce un recurso no sé si adrede o no, pero que queda curioso, como es la dualidad entre el salón victoriano recargado de decoración exquisita, esto frente al diabólico laboratorio de Franknestein, especie de patio donde se esconden las más bajas obsesiones, para redondear esta impresión deberían haberse producido los pecaminosos encuentros sexuales entre Justine y el Doctor allí.


Resultado de imagen de The Curse of Frankenstein 1957 filmLa cinta carece de momentos recordables, ni tan siquiera la “gestación” de la criatura tiene una mínima épica, en comparación con la Colosal de James Whale, subiendo al cuerpo inerte hacia la tormenta de rayos, y culminado con el mítico grito del Doctor “It’s Alive!!!”, aquí todo es tan minimalista como burdo, hay unos muy lindos escenarios victorianos con el interior de la mansión Freankenstein o el laboratorio, creados por el director artístico Bernard Robinson (“La momia” o “Dracula”), pero la lírica visual es algo que ni está, ni se le espera, un  producto hecho para impactar a las mentes ingenuas de finales de los 60, hecho para ganar dinero fácil, sin importar el calado emocional (inexistente aquí). Aquí el expresionismo alemán es cero, se porfía todo a la explícita luminosidad dotada por la fotografía de Jack Asher (“Dracula” o “El perro de los Baskerville”), tonos pastel que anulan cualquier emoción de tensión, suspense o terror. La música de James Bernard (“Dracula” o “El beso del vampiro”) deja marca alguna.

Laguna argumental es que no se sabe por qué está condenado a muerte Frankenstein, por matar al monstruo que intentaba matar a su prometida? Es que nadie ha visto a la criatura por la que intenta justificarse Frankenbstein? Pues se supone que los cuerpos de la criada y el viejo no se han encontrado. 

Resultado de imagen de The Curse of Frankenstein 1957 filmResultado de imagen de The Curse of Frankenstein 1957 filmResultado de imagen de The Curse of Frankenstein 1957 filmLa compañía británica tiene su origen en 1935 cuando el actor de variedades William Hinds -cuyo nombre artístico era William Hammer- funda un pequeña compañía independiente con el apoyo de Enrique Carreras, un exhibidor de origen español propietario de una cadena de cines; ambos fundan la Exclusive Films, a la cual se incorporarían James Carreras y Anthony Hinds, hijos de ambos socios. A partir de 1947 se expanden hacia el mercado de la producción, cambiando el nombre de la empresa por el definitivo de Hammer Films Production Limited y la incorporación de un nombre clave para su evolución: Michael Carreras, nieto de uno de los fundadores. La primera cinta formalmente producida por la Hammer fue “River Patrol” (1948) y desde entonces privó en la compañía la política de producir filmes de bajo costo y con actores no muy conocidos que pudiesen ser rentables por su impacto popular. No tardaron en darse cuenta de que los filmes de suspense e intriga eran base principal predilecta del público, por lo que pronto se dedicaron a la manufactura de policiales, thrillers y filmes de suspense. Pero fue en 1955 cuando llegó el primer éxito grande para la productora con The Quatermass Experiment (Val Guest), iniciadora del nuevo ciclo de películas verdaderamente pertenecientes al género fantástico, a la que seguirían “X The Unknown” (Leslie Norman, 1956) y “Quatermass II” (Val Guest, 1957). Gracias a la rentabilidad de estas películas, los directivos de la compañía decidieron jugársela comprando los derechos de la Universal sobre las películas de terror que habían tenido tanto éxito en los años treinta, con sus monstruos clásicos (Drácula, Frankenstein, La Momia...). Así nacieron las películas de la Hammer que realmente iban a pasar a la historia.  La primera de todas las películas de la Hammer que reutilizaba filmes de la Universal fue The Curse of Frankenstein (La Maldición de Frankenstein, 1957), como indica su título, recogía el filme clásico que había dirigido James Whale en los años treinta. El filme fue un gran éxito, lo que permitió a la franquicia continuar realizando filmes Revival de antiguos mitos. Además en “La Maldición de Frankenstein” nos encontramos ya con un reparto que sería totalmente aprovechado en películas posteriores y con actores que se convertirían en totales iconos del cine de terror y fantástico, como Peter Cushing y Christopher Lee, una dupla imprescindible en el género fantástico. [dixit]

Resultado de imagen de The Curse of Frankenstein 1957 film“La maldición de Frankenstein” queda en una revisión muy envejecida por el tiempo, aunque con un Peter Cushing que hace bueno el ver la película. Fuerza y honor!!!


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