SANGRE FÁCIL
Notable debut de los
polifacéticos hermanos de Minnesota, Joel y Ethan, los comúnmente conocidos
Coen, producen, escriben y dirigen su films, aunque al principio oficialmente
uno apareciera como productor, Joel y Ethan como realizador. Su ópera prima
refleja con esplendor ese mundo propio que han ido construyendo con los años,
poblado de personajes disfuncionales, perversos, retorcidos, codiciosos,
obsesivos, ello en un panorama geosocial opresivo de la América profunda, que
marca a fuego las historias, en este caso una Texas con apenas gente, con
carreras solitarias, con paisajes grises. Este film es un claro homenaje al
cine negro, cargado de thriller psicológico, donde los silencios hablan más que
las palabras, con una estética muy señalada, con un delicioso gusto por los
encuadres simbólicos, ello en un microuniverso cerrado donde se dan cita de
modo alambicado el adulterio, los celos, la obsesión patológica, el cinismo, el
nihilismo, las dudas, las confusiones, la avaricia, y sobre todo el crimen.
Todo en el debut también de otros tres personajes claves en el cien de los Coen
y de muchos otros cineastas, el de la actriz protagonista, Fracesc McDormand,
esposa de Joel Coen, del director de fotografía Barry Sonnenfeld, y el del
maestro en música Carter Burwell. El título del film deriva de la novela de Dashiell
Hammett “Cosecha roja” (1929), el término "simple blood" describe lo podrido, la mentalidad
de miedo gente en el después de inmersión prolongada en situaciones violentas.
El escenario es un lugar
indeterminado en Texas, Abby (Frances McDormand)
tiene un affaire con Ray (John Getz),
un empleado de su marido Julian Marty (Dan Hedaya), este tiene un bar de
carretera, “Neon Boots”. Julian se entera del tema al contratar a un viscoso
detective privado, Loren Visser (M. Emmet Walsh).

Es un
thriller noir de penetrante guión, con apenas seis personajes edifica un
paradójico escenario de lugares infinitos donde los protagonistas parecen
encerrados, la historia se toma su tiempo en construir los personajes, en
empaparnos de ellos mediante imágenes sugestivas, mediante sus miradas, sus
gestos, sus punzantes silencios, mediante situaciones y diálogos ricos en
detalles sutiles, rebosante de un humor negrísimo, un derroche de ingenio
visual donde priman los malentendidos que van enredando más y más a los
protagonistas en una insidiosa telaraña de pasiones, odios, venganzas,
codicias, engaños, crímenes, en una serena pero honda evolución de unos roles
envueltos en un halo fatalista propio del género negro, con narración ácida e irónica
en off, con femme fatale, detective privado, antagonistas complejos, corrupción
moral, asesinatos, y mucha ambientación sombría. Los Coen construyen con
brillantez una atmósfera turbia, donde dejan dosis de lo que está por venir en
su singular cine, un relato absorbente que te atrapa en su clima denso donde el
aire parece a medida que avanza el metraje más y más espeso, derivando en halo
malsano que recorre el metraje hasta llegar a un sentido cuasi-claustrofóbico
en el que parece los protagonistas no pueden escapar a su destino. Todo esto por
mor de unos personajes perdedores, donde
prima la incomunicación, las medias verdades, la mentira, la infelicidad, el
patetismo, el vacío existencial. Un relato cautivador estructurado en un
microcosmos lúgubre y sórdido, donde la violencia más atávica y salvaje está
latente en todos los personajes, ello en un enfoque pesimista del matrimonio
(una de las señas Coen), donde la tensión e intensidad es constante, donde la
situaciones son llevadas en una escalada cruenta al extremo.
La puesta en
escena pese a su bajo presupuesto rebosa autenticidad y una capacidad
expresionista impropia de unos nóveles, con una frugal pero punzante diseño de
producción de Jane Musky (“Arizona baby” o “Ghost”), rodándose íntegramente en
Texas, en Pflugerville para el bar de carretera, en Asutin, Hutto, Houstony
Round Rock, lugares que rezuman aislamiento y soledad, en escenarios feistas,
mugrientos, realzados por la espléndida fotografía de Barry Sonnenfeld (“Arizona baby” o “Misery”), jugando con baja intensidad
de luz, con los claroscuros, las penumbras, las sombras, con planos cortos de
seguimiento como unos pies, una pala o una gota de agua, provocando en el
espectador esta labor desasosiego y angustia vital, con toques lúbres, con
travellings sugerentes, encuadres obsesivos, con movimientos jugosos de cámara,
con ultraexpresivos primeros planos, con preciosas transiciones elípticas, con
cenitales, con tonalidades apagadas, destelladas por luces de neón. Toda esta
fenomenal labor adornada por la fascinante música de Carter Burwell (Casi todos los films de los Coen), una miscelánea estremecedora
entre sonidos de piano y electrónicos, que estimulan la intensidad dramática,
sumándose temas pop que desconciertan como el “It’s The Same Old Song” de The Four Tops.


M. Emmet Walsh es el más
destacado del notable elenco, fue un papel escrito expresamente para él,
desborda cinismo, avaricia, perversión, maldad, lo encarna con vigor, con
sonrisa sarcástica, moviéndose lentamente cual reptil, magnífico el detalle de
que vaya en un auto Volkswagen conocido comúnmente como “escarabajo”, en
entiendo clara alusión a la personalidad del detective, con vibrantes ententes
con Julian, un amoral grotesco sin escrúpulos, curioso es que nunca se le
nombra, lo conoceremos por el nombre que aparece en su mechero “Loren Visser”. Dan Hedaya maravilloso en su rol, emitiendo con su
mirada y silencio un gran mundo interior, de pasiones reprimidas, de odio
enconado, de celos patológicos, excelente su lenguaje gestual. John Getz está
muy bien en su papel de antihéroe envuelto por amor y por confusión en una
telaraña de la que le será difícil huir, memorable en el tramo que encuentra un
cadáver y va a enterrarlo, sus ojos y lenguaje físico son radiantes en emanar
sentimientos. Frances McDormand en su debut en cine está algo más desdibujada,
aunque cumple con creces con esta mujer envuelta en una tormenta de
infidelidades y asesinatos, iba a ser interpretado el rol por Holly Hunter,
debido a inconvenientes no pudo realizarlo y su pareja (Joel Coen) de entonces
la “enchufó”.
Spoiler:




Momentos
recordables: Su arranque con un soliloquio ácido en off con voz de M. Emmet Walsh: “El mundo está lleno de quejicas. El
hecho es que nadie viene con una garantía. A mí no me importa si eres el papa
de Roma, el presidente de los estados Unidos o el Hombre del Año. Algo puede
termiar terriblemente mal. Adelante, ya sabes. Quéjate, cuéntale tus problemas
a tu vecino, pide ayuda y observa cómo se evade. Ahora, en Rusia, lo tienen
planeado, de modo que todos tiran por todos los demás. Esa es la teoría por lo
menos. Lo que yo sé es sobre Texas. Aquí estas por tu propia cuenta”, turbador
monólogo, que señala las pautas fatalistas de la historia que veremos,
hablándonos del individualismo, de aceptar nuestro destino, y de la ley de
Murphy, si algo puede ir mal...; La conversación nocturna entre Abby y Roy en
el coche de él circulando por una carretera mientras llueve copiosamente,
rodada desde detrás de los personajes, en un sórdido plano que nos hace
cuasi-voyeurs del adulterio; Todo el escalofriante tramo que desde que Roy
descubre el “cadáver” de Julian, hasta que lo entierra vivo, todo un deleite de
imaginación puesta al servicio de lo pernicioso, el disparo por el pateo del
revólver, como limpia con su camisa el charco de sangre que cae de la mano de
Marty, y vemos el inquietante goteo de hemoglobina, la aparición en el bar de
Maurice con una acompañante, con desconcertantes imágenes del ventilador dando
vueltas, perturbador, hay una elipsis y vemos a Ray llevando el auto de noche,
con el cuerpo de Ray en el asiento trasero, en la radio
oímos a radio-predicador alertar a sobre el advenimiento del anticristo, de
pronto mira hacia atrás y frena el coche en seco, bajándose asustado y huyendo
lejos del auto, se repone
y vuelve al vehículo, y la puerta trasera está abierta, Marty no está dentro, y
lo ve arrastrándose cual reptil por la carretera, Ray coge una pala del
maletero, y vemos en plano bajo la pala arrastrándola por el asfalto hacia
Marty, cuando llega a él ve a lo lejos una luz de camión que se acerca y decide
levantarlo y llevarlo de nuevo al coche, lo que parece una señal de humanidad al
no rematarlo es aún peor, ahora en medio del campo ha abierto un hoyo en el que
tira vivo a Marty y comienza a echarle arena mientras hace ademán Marty de
resistirse, de pronto Marty tiene en su mano el revólver que Ray le metió en la
chaqueta cuando limpiaba la escena del crimen, empieza disparar y no salen disparos y así una y otra vez, hasta que Ray el quita del arma y sigue
enterrándolo vivo, espeluznante; Dos muy líricas transiciones visuales, una
cuando Abby está pensativa en su casa y mira el ventilador dando vueltas, y de
pronto vemos en una bella elipsis que estamos con Julian mirando meditabundo
otro ventilador en su local, la otra transición es cuando Abby va a la oficina de Julian y ve la caja fuerte
forzada a golpes, sospecha que algo malo ha pasado, la cámara la enfoca en
primer plano y ella cae suavemente hacia a tras, cayendo sorpresivamente sobre
la cama de su dormitorio, otro lindo detalle visual; El clímax final, en el
piso de Abby, Ray es disparado de improviso, cayendo al letalmente al suelo, entonces
ante la inminente llegada del intruso asesino Abby se esconde, llega el
criminal e intentando dar con Abby esta le acuchilla la mano sobre el alfeice
de una ventana, pero sin verlo, el intruso atrapado desgarradoramente dispara
contra una pared para poder liberarse, Abby huye de allí, el intruso se recobra
y Abby le dispara a través de la puerta sin verlo, este cae al suelo malherido,
el detective queda tumbado bajo un lavabo del que lentamente se hace una gota
de agua que parece va a caer sobre su ajado rostro, Abby todavía confundida
cree es Julian el asesino, ella le dice a través de la puerta “No te tengo miedo, Marty”, Loren cínica y sonrientemente responde:
“Bueno, si lo veo se lo diré”, mientras vemos el último plano de la gota a punto
de caer.
Los hermanos Coen tenían la idea de lo que se convirtió en “Simple Blood” en sus cabezas pero sabían que
nadie la compraría porque querían hacerla ellos mismos. Estimaron necesitaban alrededor de $
1.5 millones para hacer la película. Decidieron
seguir los pasos de Sam
Raimi, que hizo una versión prototipo de “The Evil Dead” para recaudar
dinero para su película. Adaptaron
el concepto y decidieron hacer un tráiler de dos minutos para la película. Joel
Coen entonces en contacto con un amigo suyo de la NYU, Barry Sonnenfeld, les ayudó. Ellos no tienen ningún equipo y sólo
el dinero suficiente para alquilar una cámara y las luces por un día. Así que esperaron hasta el jueves
antes del Día del Presidente antes del fin de semana de vacaciones, para tener
cuatro días para alquilarla. Eso
significaba tenían exactamente cinco días para rodar. Los hermanos sí actuaron
en el tráiler, rodaron algunas escenas que eran relevantes para la película y
esperaron esto estimulara a sus espectadores. El
tráiler se convirtió en su herramienta de venta. Lo llevaron a Minnesota para que los
posibles inversores pudieran verlo, con la esperanza de obtener dinero para
realizar el largo. Ellos querían
estar en contacto con la mayor cantidad de filántropos posibles, tuvieron una
lista de cien contactos suministrados por Hadassah, la caridad de mujeres
sionistas. Los Coen entonces tomaron su
película, un proyector y fueron a las casas, y puestos de trabajo de los
potenciales inversores para mostrárselo. Daniel
Bacaner, fue uno de los primeros en invertir dinero en el proyecto. No solo puso dinero en el proyecto, se
convirtió en su productor ejecutivo y presentó a los Coen a otros potenciales
patrocinadores. Todo el proceso elevó
a $ 1.5 millones el presupuesto del film.
Recomendable a los que gusten
de notables muestras de cine negro y a los degustadores de los hermanos Coen.
Fuerza y honor!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario