EL CID. (1961)
Gran Clásico, cine Épico
con mayúsculas, una superproducción soberbia de medios, de 6,2 millones $, atronador
homenaje a unos de los Iconos de la reunificación española, Rodrigo Díaz de
Vivar, El Cid (del árabe como sidi, que significa "El Señor", “El
Compasivo”, “El Misericordioso”). Esta es eminentemente una película de productor,
este no es otro que el megalómano Samuel Bronston, judío-ruso de nacimiento
(sobrino de Leon Trotski), nacionalizado estadounidense, se instaló en España
en connivencia con el gobierno para rodar grandes epopeyas fílmicas, con esta
primera tocó la cima (además de esta filmó “55 días en Pekín”, “Rey de Reyes”,
“La caída del Imperio Romano” o “El fabuloso mundo del circo”), no privaron de
medio alguno de la época, contrataron a dos de las estrellas más fulgurantes
del momento Charlton Heston, que venía de hacer Ben-Hur, y la italiana Sophia
Loren, puso de director a un especialista en el western como Anthony Mann, que
sabia dar a sus cintas un toque reflexivo, (Mann venía de ser despedido por
Kirk Douglas de “Spartacus”), con guión Philip Yordan (“Johnny Guitar” o “La Batalla de las Ardenas”) , Ben Barzman (“La caída del Imperio Romano” o “Los héroes del
Telemark”) y Fredric
M. Frank (“Los 10 Mandamientos” o “Sansón y Dalila”), basado en una
historia del último, que adaptan libremente un poema épico de principios del
SXIII, “El Cantar del Mio Cid”, en el que se hace una mesiánica reflexión del
heroísmo.
Relata la historia de
Rodrigo Díaz de Vivar (gran Charlton Heston), héroe legendario español que pasó
a la historia con el sobrenombre del Cid (el misericordioso), un noble que en
el SXI tuvo disputas con los reyes cristianos de la época, pero que aún así por
su dignidad y principios morales fue seguido por miles de personas contra la
ocupación almorávide, representada en el General Ben Yosuf (Herbert Lom), incluso jerarcas musulmanes estaban a su lado,
como Al-Kadir ( Frank Thring ), teniendo su zenit en la conquista de Valencia,
derrocando al emir Al-Mu'tamin (Douglas Wilmer).
Entre medias hay una complicada historia de amor de El Cid con Doña Ximena
(bella Sophia Loren), hay una encarnizada lucha por el por la corona de
Castilla estilo “Rey Lear”, tras la muerte del Rey Fernando (Ralph Truman),
sus tres hijos se disputan el poder, el hijo mayor Sancho (Gary Raimond) se
convierte en Rey, pero su hermano menor Alfonso (John Fraser) con la ayuda de
su hermana Urraca (Geneviève Page) conspiraran para hacerse con el trono, en el
torbellino de intrigas es arrastrado El Cid, que es desterrado por sospecha del
nuevo Rey. En el film también son de importancia otros personajes, como el
padre de Ximena el Conde de Gormaz (Andrew Cruickshank), el padre de El Cid Don Diego (Michael Hordern)
o el conde Ordóñez (Raf Vallone),
este un pretendiente de Ximena.

Anthony Mann mezcla con
pericia la acción, el cine bélico, el drama, construyendo con paso firme el
relato en increscendo dramático del ascenso de un guerreo a los altares de la
Leyenda, en dos partes (separadas por el símbolo de grandeza Overture e
Intermission), en la primera se gesta en sus acciones el Mito, en la segunda ya
tiene constancia de su papel de cuasi Moisés en que debe liderar a su pueblo a
la victoria. El realizador en sus westerns intentaba insuflar la narración del
drama humano de los protagonistas, personajes enmarcados en situaciones
extremas en la frontera USA, lugares donde la ambigüedad entre el bien y el mal
se alzaba, para este film toma algunas de estas señas en el tormento interior
del héroe que su dignidad y orgullo le dictan un camino que debe seguir, aunque
le cueste perder todo lo que tiene, su compasión le hace liberar a los dos
emires al principio, estos principios le hacen enfrentarse en un duelo con el
padre de su prometida, aunque esto le cause el desamor de ella, le hacen
humillar públicamente al rey, aunque esto le cause ser desterrado, convirtiendo
el relato en una historia de tientes elegiaco-mesiánicos, pues a cada paso
catarquico que da más gente le sigue. En el otro lado está Ximena, la prometida
de El Cid que tras este matarlo en un enfrentamiento lo odia mortalmente,
planeando su muerte, y si no lo consigue, decidirá el peor de los castigos
casarse con él para con su indiferencia hacer infeliz, es el choque de estas
personalidades la mejor salsa en la que se mueve Mann. Además el director
maneja con brillantez la ambientación, con los castillos, vestuarios,
banderones, armaduras, armamento, y sabe sacarle gran partido a los vastos
paisajes, manejando gran equilibrio entre las escenas épicas y las intimas. Una
realización muy elegante sabiendo utilizar fueras de campo inteligentes como en
el duelo entre Rodrigo y el conde Gormaz, los dos contendientes desaparecen
bajo una escalera, y de la oscuridad aparece el segundo letalmente herido, o
con el manejo de elipsis, sofisticada cuando Ximena es sacada de los calabozos
por el conde Ordóñez, denota gran estilo, así como en el dominio de las masas
de gente, aunque esto probablemente es gracias al director de segunda unidad
...
La historia toca sobre
todo el tema Universal de la lucha por la libertad, se nos habla de la
tolerancia con las diferentes culturas, del entendimiento entre religiones, y
lo hace de un modo muy respetuoso, atacando los prejuicios sociales, la
intolerancia racial y teológicos, arremetiendo contra el egoísmo, los celos, el
odio, la sed de venganza, y ensalzando valores como la valentía, la lealtad, la
compasión, y la dignidad. A pesar de tener la producción un asesor como Ramón Menéndez Pidal , autoridad española en El Cid y España de la Edad Media, los historiadores la masacraron por no ser realista,
pero yo me atengo a aquella máxima de “El hombre que mató a Liberty Balance” <Cuando la leyenda se convierte
en hecho, imprime la leyenda>, esto es un film, no un documental histórico,
aquí prima emocionar, entretener y hacerte pensar, y esto lo consigue con
creces con un espectáculo portentoso, edificando una Odisea Homérica en la que
el héroe debe pasar distintas fases hasta llegar a su cuasi-místico destino
(poco importa que este no sea real).
Llega a fundirse por momentos su figura con la de Jesucristo, una
cuasi-deidad enviada a salvarnos de la tiranía del invasor y que nos hará
unirnos, este aura mesiánica queda reflejada en un secuencia magistral cerca del
final, bordeando la herejía, ben Yosuf tiene preso al conde Ordóñez y habla con
él:
Ordóñez:
-Todos hemos de morir. Por que no por una buena causa?
Ben
Yosuf: -Y que causa merece tal tortura?
Ordóñez:
-El Cid.
Ben
Yosuf: -El Cid? Es un hombre como los demás. Yo he de matarle.
Ordóñez:
-No morirá nunca. Nunca!
Os
atreveis a equipararle con el profeta?
Ordóñez:
-Si!
Ben
Yosuf: -Esto no será una batalla corriente. Será nuestro Dios (mirando al
cielo) contra el vuestro (mientras le clava un puñal a Ordóñez)!

La
puesta en escena es Kolossal, con suntuoso diseño
producción Veniero Colasanti (“La caída del Imperio Romano” o “55 días en
Pekín”) y John Moore (“Gigante” o “Adiós a las armas”), candidatos al Oscar,
con una fascinante recreación de la edad Media, rodando la mayor parte en
España, con profusión de castillos, los
bellos de Belmonte (el de la Calahorra en el film), los de Peñíscola y Bamburgh
(estos reflejan Valencia), además en poblaciones como Torrelobatón (pueblo de
Vivar) y Ampudia (pueblo atacado al inicio), o en la sierra madrileña, algunas
escenas filmadas en estudios de Roma (exigencias de la co-producción), con
manejo de 35 barcos, 10000 trajes y 50 máquinas de guerra medievales, con
formidables interiores de castillos, rozando en la composición el
expresionismo, con múltiples arcos, escaleras, ventanas, desbordando realismo, todo
esto realzado por la esplendida fotografía Robert Krasker (“El Tercer hombre” o
“Breve encuentro”), en un radiante Cinemascope, explotando en la pantalla
panorámica extraancha líricos amaneceres de cielos rojizos, con planos
preciosos de las playas, de las páramos montañosos, marca del realizador donde
el carácter del paisaje se mimetiza con sus protagonistas, engrandecido esto a
un proceso de cromatismo especial, la gran pantalla también aprovechada para el
manejo de miles de extras, unos 7000 (soldados españoles), con un gran manejo del
espacio, con ingeniosos movimientos de cámara, con impresionantes travellings.
Y a todo esto se suma la hermosa música de Míklos Rózsa obra de arte, acompaña
a las escenas de amor como a las románticas/ compuso un tema de amor
inolvidable.
Charlton Heston realiza
una actuación soberbia, es la viva encarnación del héroe, con un rostro que
parece tallado por los Dioses, mostrando una tremenda evolución, imprime un
tremebundo carisma a su rol, lo dota de un aura cuasi-sobrenatural, es la
misericordia, la fe, la pasión, el honor, el sentido del deber, la justicia, de
un porte regio que hacen impensable a otro actor como El Cid. Sophia Loren en
su momento álgido de belleza, expone glamur, delicadeza, atractivo, seducción,
lástima que parezca actuar en todo momento con un corsé, se le denota
acartonada, con química con Heston pero más por el actor que por ella, recibió
la cifra record de 200000 $ por 10 semanas de rodaje, asimismo Bronston debía
pagar 200 $ a la semana a su peluquero. La actriz gala Geneviève Page deja un
gran poso con su rol de víbora especie de Lady MacBeth, incluso
medio-sugiriendo sibilinamente una relación incestuosa con su hermano Alfonso.
Jon Fraser realiza un ambigua interpretación, un títere de su hermana,
presencia corta pero dejando buenas perlas de evolución personal. Herbert Lom
en su rol de villano exhibe contundencia en un personaje plano de maldad, pero
muy divertido en su villanía despiadada, aunque su muerte queda bastante
ridícula, bastante bufa. Frank Thring como el almorávide amigo del cid
dota de una enorme hidalguía y majestuosidad a su personaje.








Momentos recordables: Al
inicio, el enardecido discurso de Ben Yosuf, la viva imagen de mal, filmado en
contrapicado para realzar su persona al infinito; Luego saltamos a un secuencia
dantesca, la imagen se pasea por las ruinas de una Iglesia, un Jesucristo hay
con flechas clavadas, bajo él un sacerdote reza desconsolado <Padre, por
favor envíenos alguien que nos guie hasta la luz", y mientras lo dice una
espada ensangrentada asoma asida por alguien (El Cid), este la enfunda y avanza
hacia el cura, y lo levanta, entonces vemos su rostro, los dos miran al
Jesucristo, el hombre le quita las flechas y lo coge al hombro llevándolo
consigo (alegoría en que se mimetiza con el Mesías); El tremendo duelo entre El
Cid y el conde Gormaz, resuelto de modo muy elegante; El cruento y espléndido
duelo entre El Cid y el campeón del Rey Ramiro de Aragón, Don Martin
(Christopher Martin), en juego la ciudad de Calahorra (además de una retorcida
situación inverosímil, que una súbdita del Rey Fernando, sentada junto a él de
su pañuelo al rival de su monarca, chirría), un bárbaro y agónico
enfrentamiento, con diferentes fases, comienzan con caballos y sus pesadas
armaduras, deriva en una encarnizada lucha a espada en el suelo cuerpo a
cuerpo, emocionante; La tensa secuencia del juramento al que fuerza El Cid a su
Rey Alfonso, de una implacable intensidad; El estremecedor momento en que El
Cid desterrado es parado por un leproso para le de agua, El Cid se para y le
ofrece, entonces el leproso, le da las gracias pronunciando su apelativo, El
Cid, este le pregunta como sabe su nombre y el enfermo le dice < Solo el Cid
es capaz de humillar a un Rey y de dar de beber a un leproso>, no es creíble
esto, pero imposible no conmoverte escuchándolo; La hermosa escena de
amor-reconciliación entre Ximena y El Cid, comienza con la niñita que los guía
a un pajar, y allí la pareja pasa una deliciosa noche, a esto le sigue la
catarsis de a la mañana siguiente, abren la puerta del granero y ante ellos una
multitud de guerreros vociferando <Cid, Cid, Cid...!!!>, y llega la
intermission; Cuando vemos a los almorávides
junto a los cristianos confraternizar
de modo amigable, son la gente de El Cid y de su emir amigo, admirando feliz esto El Cid comenta a este
<Cómo puede alguien decir que esto está mal?>, en lo que es un magnífico
mensaje a la convivencia entre diferentes culturas y religiones; La ingeniosa
toma de Valencia por parte de El Cid, tras tener un tiempo sitiada la ciudad,
cuando los valencianos están exhaustos por el hambre, El Cid se acerca con
catapultas cerca de los muros, parece que les va a atacar pero por el contrario
lo que hace enviarles comida tras las murallas, entonces la gente explota por
la comida, hasta los propios defensores de los muros los abandonan para comer,
produciéndose el caos que aprovecha el ejército de El cid para tomar Valencia;
Tras tomar El Cid Valencia su gente le vitorea, le pide tome la corona y se
autoerija en Rey, él toma la corona la alza y proclama voz en grito que
Valencia es para su Rey, Alfonso, esto aunque Alfonso lo ha repudiado, el
sentido del deber ante todo; Cuando un
enviado de el Cid lleva la corona de valencia al rey Alfonso, este y su hermana
Urraca quedan estupefactos, creen que es para pedirles algo a cambio, el
enviado les dice que su Señor no quiere nada, pero él si pediría ayuda para
mantener Valencia, Urraca le dice que obtendrá nada, el enviado se marcha
contrariado, entonces Urraca le entrega la corona diciéndole que ya es Rey de
Valencia, este iracundo le espeta que no hasta ahora no había sido Rey y tira
al suelo la corona, y grita mientras se marcha que ahora si lo será; La
monumental primera batalla (más de 5000 personas) entre los ejércitos de Ben
Yusuf y los de El Cid, unos grandioso movimientos de masas, en una recreación
fastuosa de una batalla medieval, todo esto dirigido por el Magno director de
segunda unidad Yakima Canutt (“La diligencia”, “Ivanhoe”, “Ben-Hur” o
“Spartacus”, en la pelea de justas por Calahorra los que están bajo las
armaduras son Joe y Tap, los hijos de Yakima); Por supuesto la mística última
batalla de El Cid, ganándola estando muerto, amarrado a la silla de su Babieca,
imponente como los de Ben Yusuf quedan petrificados ante su Mesiánica
presencia, con nítidos paralelismos con Jesucristo, en una especie de
resucitación, potenciado por el epílogo con El Cid a caballo trotando por una
playa desierta con destino seguramente al Edén de las Leyendas, qué más da que
todo esto sea mentira, una película es emoción.
Spoiler:
 |
Tuma de el Cid y Ximena en la Catedral de Burgos |
Hechos discutibles del
film en su rigor histórico: El juramento de Santa Gadea que deriva en el
destierro de El Cid, no está probado históricamente que sucediera; No fue una
vez la que fue desterrado El Cid, lo que se muestra en el film, fueron dos, y ninguna por el motivo mostrado
en la película, una por invadir un territorio en Toledo de un aliado musulmán
del Rey Alfonso VI, la otra por no unirse a el Rey con su ejército cerca de
Murcia; El cid no fue llamado como tal hasta su primer destierro y sólo en
tierra conquistada por los musulmanes, y es que El Cid luchó tiempo a las
órdenes de gerifaltes almorávides; Y por supuesto tampoco murió como se expone
en el film, no ganó batalla alguna después de muerto, falleció de muerte
natural, al parecer por unas fiebres, entre mayo y julio de 1099 (sin
determinar) a los 51 años de edad.
He leído que se ha
criticado que en el film se hable de España como ente político, se dice que es
un anacronismo, que España solo era una amalgama de reinos, los de Castilla,
Aragón, León o Asturias, esto sería discutible, ya que el término España es muy
anterior, de hecho el Imperio de Roma llamaba a nuestra península Hispania,
incluso en el SVII San Isidoro de Sevilla hablaba de España. Y como bien he
leído esto da aún más fuerza al personaje de El Cid, pues él siente que lucha
por España más que por Castilla, antepone esto como el bien mayor.


Con todo lo bueno cabe
achacar cierta envejecimiento, arrugas e incoherencias en algunos aspectos que
le impiden alzarse al Olimpo, como que hay situaciones bastante forzadas, demasiado
hagiografía, demasiadas licencias hay que otorgarle, ejemplos; Cuando al inicio
a El Cid le llama traidor el alférez del Rey y no pasa nada; Que Ximena en la
pelea de justas por la ciudad de Calahorra de una prenda al paladín enemigo de
su Rey queda muy chirriante; Como la forma tan ridícula en que el Rey Sancho es
asesinado bajo las murallas de Zamora, una tomadura de pelo, acrecentado por el
hecho de que el Cid lo esté espiando todo, chusco, o porque está El Cid en el
castillo de Alfonso si este no quiere posicionarse en esta Guerra Civil? lo
lógico es que estuviera en su tierra; El Rey Alfonso llegando a Valencia con su
ejército, nos hemos perdido algo? La ciudad estaba sitiada, para que se mete el
Rey en lo que es la trampa? Por que ataca al enemigo desde fuera creándoles dos
frentes? O como consigue llegar a la ciudad? Ben Yusuf le deja pasar con
alfombra roja? Ha habido una batalla para llegar allí que no nos han contado?;
Como se ha enterado Ben Yusuf que El Cid está muerto?; está otro que la hace
envejecer y es que por su carácter de cine enfocado a la familia se obvian
escenas de sangre y casquería, y eso en un film de batallas medievales es
primordial en mor del realismo.
Hay más elementos
confusos, no pondría entre ellos lo que solo son anécdotas, el anacrónico
pasodoble que se oye con la entrada de El Cid a Valencia, o que al parecer se
ve una estela de un avión reactor en las batallas de Valencia, o el principal,
que la historia real dista mucho de la del film, El Cid fue un mercenario al
servicio del mejor postor, un líder militar y político que supo entenderse con musulmanes
y cristianos, el que quiere historia que vea un documental.
Recomendable a todos los
que gusten de cine épico notable. Fuerza y honor!!!
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