viernes, 20 de junio de 2025

 


EL HONOR PRIZZI.

 

Entretenida comedia negra enmarcada en el sub género del mundo de la mafia, al que el tiempo no le ha sentado bien, claramente influenciada por la saga “El Padrino” (empieza como “El padrino”, con una boda), en como coge códigos internos de estas ‘logias’ para luego darles la vuelta y con ello hacer una sutil y retorcida cinta romántica. La he visto con motivo del 40 aniversario de su estreno (13/06/1985), y me he encontrado con una amena realización, que noto el director se toma con ligereza, disfrutando sin tomársela en serio. Fue la última realización del enfant terrible John Huston (la filmó con 79 años y un enfisema que le hacía depender de un tanque de oxígeno) que vio en vida (luego rodaría “Los Dublineses”, pero no llegaría a verla estrenada, murió antes). El guion de Janet Roach (“Mr. North”) y Richard Condon, se basa en la novela homónima de 1982 de este último, libro este que se convertiría, en la primera parte de una saga de novelas donde Condon radiografiaría el crimen con mordacidad. El libreto se mantiene bastante fiel bastante fiel al original, desde las primeras líneas que describen el semidormido rostro del patriarca Prizzi, Corrado, durante la boda inicial.

 

Film protagonizado por dos estrellas en la cima de sus carreras, como Jack Nicholson y Kathleen Turner, como dos asesinos de la mafia altamente calificados que terminan enamorándose y casándose, lo cual conllevará algún ‘problemilla’, muy al estilo de la posterior “Mr. and Mrs. Smith”. Les secundan un elenco de intérpretes que brillan y tiene su espacio para exhibir carácter, como Anjelica Huston (hija del director y entonces pareja de Jack Nicholson), Robert Loggia, John Randolph, CCH Pounder, Lawrence Tierney y William Hickey. Una trama con asesinatos, secuestros, traiciones, sicarios, amores, mucho de componente de azar (poco verosímil), pero sobre todo con el dilema moral final a afrontar sobre si debe primar el sentido del deber a tu ‘tribu’ o tu verdadero amor. Todo ello con un John Huston que no se toma en serio, toma tropos del género gangsteril para jugar con ellos, con los códigos éticos, pone al frente del clan protagonista a una parodia de Marlon Brando que se asemeja en su maquillaje a un cuasi zombi, un sicario pide ser llevado por la poli a una celebración cual si fuera un Uber (pero más barato), los subalternos se traicionan entre sí, hay un romance exprés que se da por una mirada, el ‘pelar la pava’ del cortejo se da con un montaje chistoso de un avión yendo y viniendo entre Nueva York y Los Ángeles, con diálogos pastueños entre ellos que solo pueden buscar que el espectador se ría, hay un rapto con un plan desternillante en lo fachoso que resulta, y más jocosos momentos. Y es que Huston nunca busca senderos originales en la historia, no anhela profundidad, solo un producto de entretenimiento.

 

Charley Partanna (Nicholson) es un sicario de una familia de la mafia de Nueva York encabezada por el anciano Don Corrado Prizzi (Hickey), cuyos negocios generalmente son manejados por sus hijos Dominic (Lee Richardson) y Eduardo (Robert Loggia) y por su mano derecha de toda la vida, Angelo (John Randolph), quien es el padre de Charley. En una boda familiar, Charley se enamora perdidamente de una hermosa mujer no italiana (Turner) a la que no reconoce. Le pregunta a Maerose Prizzi (Huston), hija separada de Dominic, si la reconoce, ignorando que Maerose aún siente algo por Charley, tras haber sido su amante. Maerose está en desacuerdo con su padre por haberse fugado con otro hombre antes de terminar su romance con Charley. Charley vuela a California para ejecutar un contrato de asesinato contra Marxie Heller (Joseph Ruskin), quien asaltó un casino en Nevada. Se sorprende al descubrir que Marxie es el exmarido de Irene Walker, la mujer de la boda. Ella le devuelve parte del dinero que Marxie robó, ya que Charley, ingenuamente (o voluntariamente), cree que Irene no estuvo involucrada en la estafa del casino. Para entonces, se han enamorado y finalmente viajan a México para casarse. Maerose, celosa, viaja sola al oeste para demostrar que Irene ha traicionado a la organización. Esta información le devuelve la confianza a Maerose con su padre y el capo. El padre de Charley revela más tarde que Irene (decía ser asesora fiscal) es una "contratista" que, al igual que Charley, comete asesinatos para la mafia.

 

Tiene el defectillo el ritmo del film que tarda en despegar, con un primer tramo algo parsimonioso centrado en el pasteloso romance entre los protagonistas, Charley termina enamorándola mientras en un bar se oye “Ronda de noche”. En esta primera parte se da una joya de conversación (pertenece al libro) entre Maerose y Charley preguntando él lo que debe hacer con Irene cuando se ha enterado es una asesina a sueldo y ladrona: "La mato? Me caso con ella?", y Maerose cáusticamente le responde: "Que sea una ladrona y una asesina no significa que no sea una buena mujer en todo lo demás". Cuando ya terminan casándose la fluidez despega, sobre todo cuando planean el secuestro del banquero, ella se postula para intervenir y Charley suelta: ‘No me casé para que mi esposa pudiera seguir trabajando’. Comienzan los giros inesperados, los secretos, las conspiraciones soterradas, los juegos de poder, las maquinaciones de los ‘capitanes’ de este clan y del patriarca. En un retrato descarnado, desprovisto de glamur y desmitificando a las ‘familias’ de la mafia, como cainitas, carroñeras, avariciosas, amorales, de hecho, el titulo no es más que una sátira de la realidad.

 

Jack Nicholson me parece algo desubicado, cumple, pero lejos del nervio y garra de sus grandes papeles. Asimismo carece de la compenetración necesaria con Irene/Turner como para hacernos sentir pasión por Irene, todo parec3e por imperativo del guion; Kathleen Turner hace una pequeña variación con más humanidad (y eso que es sicaria!) de su mítico debut en cine con su extraordinaria Matty Walker de “Body Hheat” (1981), una mujer fatal con aristas y con carácter para exigir lo que es suyo, le añade dosis de humor pícaro. Pero adolece de chispa con Nicholson, y esto resta, pues debe ser el deux machine del relato; Anjelica Huston, hija del director, es la revelación con una actuación fabulosa, cargada de humanidad, de naturalidad, de complejidad en sus maquinaciones, en el dolor que lleva con flema, ella si tiene gran química con Nicholson (no en vano eran pareja en la vida real entonces), el ejemplo del verso suelto de la familia Prizzi, la que al des-honorado a la familia con su actitud, tiene para ello una gran frase: ‘Soy un escándalo familiar. Tengo que mantener mi reputación’. Su maravillosa actuación le valió el Oscar a Mejor Actriz de Reparto; William Hickey como el Don, se nota disfrutando en esta parodia de un tipo de rostro cadavérico arrugado hasta en las arrugas, un formidable roba-escenas, con ese habla que parece se le agotaran las pilas en cualquier momento, con esa gestualidad histriónica que le va tan bien al rol, demuestra unas dotes sibilinas fascinantes en como manipula de forma pasivo-agresiva, tremendo. Fue nominado al Oscar de Mejor Actor de Reparto (perdió injustamente [según mi subjetivo criterio] ante el Don Ameche de Coccon); Robert Loggia (también fue nominado al Oscar a secundario) y John Randolph demuestran su carisma de veteranos en sus papeles de lugartenientes del Don, imprimiéndoles dosis de comedia.

 

Tiene un desarrollo con agujeros en su incoherencia ya alguna laguna que la impiden ser más. Como es el componente casualidad de que parezca que en el mundo no hay más asesina a sueldo que Irene, o que la única víctima del secuestro sea la mujer del jefe de policía nada menos (¡!); El plan para raptar al banquero resulta una chapuza, cuando nos lo presentan como metódico; El comportamiento de Maerose me resulta muy arbitrario y caótico, primero ‘empuja’ a Charley a Irene, y luego maquina para acabar con ella, sin que se sepa el porque de este veletismo; Maerose además, tiene una escena que descoloca y parece que se coló en la edición, pue4s no hay contexto alguno para ello. Me refiero a cuando Maerose hace de comer para su padre, cuando la única vez que los vimos juntos fue en la boda, y el padre la insultó llamándola puta, y ella lloró. Sin que nada se nos mostrara por medio está aparentemente cariñosamente haciéndole de comer (¿?). Luego resulta que cuando come el padre comienza a tener arcadas y cae al suelo, ella se nota por su comportamiento pasando de él que le ha puesto algo malo en la comida, podemos pensar que veneno. Pero más tarde lo vemos a él bien, maquinando en contra de Charley, y no se hace mención alguna a esto, como si no hubiera sucedido, me deja con la ceja levantada; Al padre de Charley le parece bien el matrimonio del hijo con una ‘polaca’, pero luego se muestra firme en que hay que acabar con ella, esgrimiendo para ello (entre otras cosas) que no es de raíces italianas (¿?); El clímax me ha sido poco satisfactorio por lo inverosímil de la situación (*Spoiler).

 

La puesta en escena es elegante, empezando por la notable ambientación creada por el diseño de producción de Dennis Washington (“Cuenta conmigo” o “Los Dublineses”), creando en sus interiores y exteriores sensación vintage delos años 70; esto reforzado por la granulada cinematografía de fotografía del polaco Andrzej Bartkowiak (“Veredicto final” o “Un día de furia”), moviéndose con sofisticación por las escenas; y esto adornado por la evocadora música de Alex North (“Un tranvía llamado Deseo” o “Spartacus”), que juega con melodías clásicas italianas de Rossini, Puccini, y Verdi

 

Spoiler:

 

Rush final: Dominic, actuando por su cuenta, quiere deshacerse de Charley y contrata a alguien para que cometa el asesinato, sin saber que acaba de encargarle el trabajo a la propia esposa de Charley. Angelo se pone del lado de su hijo, y Eduardo, tan consternado por las acciones de su hermano, contribuye a que Dominic sea separado definitivamente de la familia. Irene y Charley se unen para llevar a cabo un secuestro que enriquecerá a la familia, pero ella le dispara a la esposa de un capitán de policía en el proceso, poniendo en peligro la relación comercial de la organización con la policía. El capo también le sigue exigiendo a Irene una gran suma de dinero por sus actividades no autorizadas en Nevada, que ella no quiere pagar. Con el tiempo, el capo le dice a Charley que su esposa "tiene que irse". La situación se complica en California cuando, fingiendo que todo está bien, Charley llega a casa con su esposa. Ambos sacan un arma simultáneamente en el dormitorio. Irene acaba muerta, y Charley regresa a Nueva York, extrañándola, pero consolándose con Maerose.

 

Cuando ya Charley ha sido convencido para que mate a su esposa me ha resultado grimante. Primero no entiendo el porque de tener este que viajar a Los Ángeles a encontrarse con ella, a no ser que sea para alargar el running-gag del avión de un lado a otro. Pero lo de que Irene no acierte a unos tres metros a darle a Charley acostado me cuesta aceptarlo. Y que Charley decida que su arma sea una navaja, cuando pues utilizar una pistola me chirría más que el Titanic partiéndose en dos. Si nos hubieran hecho ver que Irene falla adrede a Charley para sacrificarse se podría aceptar, pero de esto no hay atisbo.

 

De nominaciones al Óscar de la película, Huston recibió su quinta a Mejor Director (ganó por El Tesoro de la Sierra Madre ) y, hasta la fecha, sigue siendo el nominado de mayor edad en la historia de esa categoría. (Huston acumuló 15 nominaciones a lo largo de su carrera, incluyendo premios a la escritura y la producción). Nicholson recibió su octava nominación como actor (actualmente tiene 12); una de sus nominaciones anteriores fue por Chinatown , en la que apareció con Huston. Esta fue la única vez que Nicholson actuó bajo la dirección de Huston.

 

Stanley Tucci aparece en un papel secundario en su debut cinematográfico.

 

Tuvo el film ocho nominaciones en los Óscar (incluyendo Mejor Película, Mejor Director, Mejor Actor y Mejor Guion Adaptado), y Anjelica Huston ganó el premio a Mejor Actriz de Reparto. La película también ganó cuatro Globos de Oro, incluyendo Mejor Actor en una Película Musical o de Comedia y Mejor Actriz en una Película de Comedia o Musical para Nicholson y Turner, respectivamente.

 

Además de trabajar con su hija actriz, John Huston contrató a Meta Carpenter Wilde, supervisor de guion que trabajó con él en El halcón maltés (1941) y a Rudi Fehr, su editor de cine en Key Largo (1948).

 

Amena propuesta, pero lejos de la magnificencia de del Olimpo de Huston con films como “El halcón maltés”, “El Tesoro de Sierra Madre”, “La Jungla de Asfalto”, “La Reina de África” o “El Hombre que pudo reinar” o su canto del cisne “Los dublineses”. Gloria Ucrania!!!


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