sábado, 31 de mayo de 2025

 


THE YOUNG POPE. (Serie TV 1TC)


Sugestiva y por momentos fascinante serie televisiva de diez episodios creada por el mejor de los realizadores actuales italianos, el oscarizado napolitano Paolo Sorrentino, que escribe (junto a Stefano Rulli, Tony Grisoni y Umberto Contarello) y dirige todos los capítulos para la HBO, teniendo como buque insignia de la realización la majestuosa actuación del londinense Jude Law como el titular pontífice llamado Papa Pío XIII. Con un relato con ínfulas a una mezcla entre “Juego de Tronos” y “House of Cards”, pasado por el singular filtro del director de “La Gran Belleza”, creando un tapiz adusto sobre un Vaticano plagado de intrigas, de envidias, de egoístas, de conspiradores que anhelan el trono de San Pedro. Hablándonos de temas como la necesidad de referentes (busca desesperadamente a sus padres el Papa), el dolor por la pérdida, de los sacrificios, de la búsqueda de la fe, del aislamiento del que tiene el poder y le cuesta fiarse de los que tiene junto a él.


Un joven cardenal neoyorquino, Lenny Belardo (Law), se convierte en papa, cabeza de la Iglesia católica, cuando los principales contendientes del cónclave papal no ganan las elecciones. Instalado como candidato de compromiso, Belardo adopta el nombre papal de Pío XIII e inmediatamente procede a desafiar las tradiciones y prácticas establecidas del Vaticano. En uno de sus primeros actos, decreta que la gente común no es digna de contemplar el rostro del papa y se presenta al público en el balcón de la Basílica de San Pedro, envuelto en la oscuridad. Posteriormente, durante una reunión con el cardenal secretario de Estado, el papa declara que a partir de ahora se involucrará directamente en los asuntos políticos del Vaticano, asumiendo efectivamente el control de la Secretaría de Estado de la Santa Sede. Alarmados por sus cambios radicales en la Iglesia, varios cardenales de alto rango idean un plan para intentar controlar al papa y disuadirlo de ideas aún más peligrosas para la Iglesia. En respuesta, el papa designó a la hermana Mary (Keaton), la monja que lo crio en un orfanato, como su principal consejera, y denunció públicamente a varios cardenales. Asimismo, amenazó con confiscar todas las propiedades de varias órdenes religiosas, en particular la de los franciscanos, si no aceptaban su liderazgo incuestionable.

 

PS despliega su particular sentido sensorial aunando una estética formidable con la iconoclasta música, creando secuencias fabulosas en su poder cautivador, ello ya desde los fenomenales títulos de crédito en flashes de neón, con el Joven Papa paseando por un pasillo al ritmo de la música pop, la versión instrumental de “All along the watchtower” a cargo del rapero Devlin, mientras un meteorito perfora los lienzos de pinturas religiosas, acabando el ‘viaje’ en La Nona Ora del escultor Maurizio Cattelan, que cae mientras el Papa hace un guiño rompiendo la cuarta pared, marcando el tono sarcástico de la serie. Mezcla de modo turbador lo espiritual con lo carnal del sexo, con el humor y con hondas pizcas de profundidad reflexiva, ello con su marcado estilo preciosista, con recursos de slows, zoom, primeros planos incisivos, travellings, planos aéreos, con un juego cromático brillante, con iluminación artificiosa prodigiosa en enfatizar emociones, gracias a la labor de su habitual DP Luca Bigazzi. Recrea el director este modus vivendi de forma realista con los aposentos de la Basílica de San Pedro, la Capilla Sixtina, o las azoteas de El Vaticano. Todo ello con el peculiar gusto de PS para removernos, para no dejarnos indiferentes, como ejemplo el brillante tramo en que (con otro de los elementos que PS maneja maravillosamente) en la banda sonora se escucha “I’m sexy and I Know it”, ello mientras se viste el Papa (¿?). Demostrando ser alumno adelantado del gran Federico Fellini, ello demostrado en como juega con la iconografía católica de modo perturbador, haciendo sexual ver a una moja jugar al basket.

 

Siempre con epicentro en el carismático Papa al que da vida un gran Jude Law, tipo irreverente, cínico (‘Evitemos las herejías, el conformismo es la muerte en vida’), egocéntrico, traumatizado por el pasado de ser abandonado por sus padres de niño, con una visión ultraconservadora de la Iglesia Católica, empezando porque no quiere apariciones públicas (prefiere el misticismo de lo inaccesible cual Salinger, Bansky o el dúo Daft Punk). Desde su ancestral catolicismo ataca la homosexualidad, el aborto, la eutanasia. Pero tras estas rígidas y beligerantes convicciones se esconde un tipo inseguro, que se cuestiona su fe, su amor a Dios, alberga dudas que se expresa en sustanciosas charlas, sobre todo en la terraza de las cúpulas del Vaticano mientras fuma (Cuando le dicen que no puede fumar en el Palacio Papal, dice: ‘Hay un nuevo Papa!’), uno de sus vicios que lo humanizan, como lo es desayunar Coca Cola Zero de Cereza. Una bicoca de personaje par ale actor que borda con mucha frescura y valentía.

 

Rodeado Jude de un reguero de sensacionales intérpretes: La angelina Diane Keaton como la fiel consejera del Young Pope, impregna de jovialidad su papel, ejemplo es esa camiseta que lleva para dormir con el lema “I’m a virgin, but this is an old shirt” (Soy virgen, pero esta es una camiseta vieja); Aunque el roba escenas por excelencia es el magnífico Silvio Orlando como el sibilino cardenal Voiello, compleja personalidad, el prototípico poder en la sombra, en este caso con fetiches que lo humanizan de modo estupendo, como es que sea aficionado (uno de los mantras de Sorrentino es su gusto por el futbol y su fanatismo por el la escuadra de su ciudad) al Napoli (lo vemos vestido con la equipación del equipo partenopea, la ciudad del director), encomendándose a ‘San Pipita’ (Higuain, por entonces delantero del equipo), muy divertido cuando mira en Youtube el mítico video de Maradona calentando en el San Paolo al ritmo de ‘Live is life’. Tiene sudores fríos fetichistas con una figurita horrenda, y sobre todo cuida a su hermano con parálisis cerebral. Tiene una química extrañamente primorosa con Law, saltan chispas en sus ententes; También James Cromwell como el despechado aspirante al papado que se cree traicionado por su pupilo, arrolladores sus apariciones; Cecile de France esta maravillosamente sexy como la encargada del marketing del Vaticano; Javier Cámara es el apocado asistente de Pio XIII, un frágil clérigo, consciente de sus defectos; Ludivine Sagnier encarna a una dulce joven encandilada por el joven Papa; El cardenal Andrew Dussolier  embestido por Scott Shepherd, un viejo amigo de Belardo del orfanato, un clérigo defectuoso en su perdición por la carne.

 

La primera secuencia el Papa, siete minutos sin palabras se imagina moviéndose lentamente hacia el micrófono para pronunciar su primer discurso. Llega al balcón, abre los brazos, hay una espectacular toma cenital que nos sitúa con épica en la situación con una copiosa lluvia que para cuando emerge a la vista de la gente, saliendo el sol, y habla: “Nos hemos olvidado de masturbarnos, de usar anticonceptivos, de abortar, de celebrar matrimonios gays, de dejar que los curas se amen, e incluso, de que se casen. Nos hemos olvidado de que se puede optar por la muerte si detestas la vida, nos hemos olvidado de tener relaciones sexuales con más objetivos que la procreación sin sentirnos culpables, del divorcio, de dejar que las monjas den misa, de tener hijos de todas las formas que la ciencia ha descubierto y seguirá descubriendo”.  Todo es parte de una pesadilla del recién elegido Papa.

 

Es una serie con secuencias que recordarás pro siempre en su poder de fascinar y turbar, algunas ya mencionadas en la sección de las interpretaciones. Otras hay decenas, como ese canguro paseándose por los jardines del Vaticano; ese padre Tomasso, confesor ingenuo que es sonsacado pro el papa, para saber de los secretos de los cardenales de su alrededor; la reunión del Papa con el primer ministro italiano, donde el pontífice asusta al político con un recurso (‘Non expedit’, y con ello obligando a no votar a los católicos), pidiendo en sus exigencias desmesuradas hasta expandir el Vaticano; la audiencia papal a la primera ministra de Groenlandia que deriva en un baile de la sexy mandataria glaciar al son de un tema italiano; esos cardenales espiando con un catalejo al papa con una joven mientras uno de ellos lee los labios del jerarca; el papa rezando de noche en el jardín con chándal blanco para que una joven quede embarazada (es estéril ella), mientras vemos enel fragmentado montaje como al joven fornica con su pareja apasionadamente; el presumido Papa esperando la tiara papal que llega en helicóptero (muy del Fellini de “La Dolce Vita”); el primer discurso a los cardenales, toda la liturgia es hipnotizante con sede y epicentro en la capilla Sixtina, filmada con espectaculares tomas cenitales, mientras el Papa es llevado bajo palio. Tras lo que hace le besen los pies, a Voiello lo empuja divertidamente con el otro pie; la escena en que el papa y su amigo se encuentran en restaurante con una scort; la divertida reunión del papa con un famoso escritor; el debate del papa con su mentor Spencer en la Capilla Sixtina; el Papa rezando en una gasolinera; la confesión en África a un cura que no entiende su idioma; y muchas más.

 

Pero, tiene peros, todo el apasionante hilo argumental vira, como si el guionista hubiera cambiado sin saber bien como era hasta entonces. A partir del séptimo episodio lo que era adentrarnos en ver cómo era un Papa radical y ultraconservador, amendrentando a todos con sus ideas se abandona. Ya no hay rastro d ellos conspiradores. Se desvía a sub tramas poco atractivas, ejemplo es la del padre Gutiérrez en Nueva York intentando ‘atrapar’ al poderoso pederasta clerical Kurtwell (buen Guy Boyd), se habla durante gran aparte de la serie, y luego la montaña pare un ratón. Se vuelve esto muy pedante, abriéndose a la tonta amistad de Gutiérrez con una oronda mujer encamada. Por cierto, lo de Kurtwell es atrapado de modo idiotesco, pero es que su castigo me resultó un insultro a la inteligencia en lo idiotesco; Hay un viaje del Papa a África en apoyo de una beata (que no lo es tanto) Antonia, que se resuelve de forma que me chirría; Cayendo en un elemento muy sobado en otras tropecientas historias de exitosos personajes que buscan a sus padres, lo cual trivializa al gran personaje de Lenny Belardo; Por cierto, (pregunta sin respuesta) porque dejan in media res la sub trama prometedora de Tonino Pettola.

 

El episodio final se da de modo hermoso en Venezia, cuando por fin el papa Pio XIII decide mostrarse en público, para dar una emociónate homilía desde la terraza de la Catedral de San Marcos.  

 

Spoiler:

 

Acabada la homilía, Lenny coge un catalejo para hacer una pasada sobre el público asistente en la Plaza San Marcos, cree ver a una pareja ataviada de ‘hippis’, y como Voiello le dijo que seguramente sus padres eran de esta sub cultura, los observa como se alejan de allí, pero entonces el papa sufre un infarto. Fin.

 

The Young Pope fue planeada como una serie limitada. Sin embargo, más tarde fue seguido por The New Pope, con el regreso de Law y la incorporación de John Malkovich.

 

Estupenda serie, aun con sus defectos, tiene fases magníficas que la hacen un gusto verla. Gloria Ucrania!!!

 

PD. La fotografía principal, que duró siete meses, comenzó en agosto de 2015 y se desarrolló principalmente en los estudios Cinecittà, donde se recreó el interior del Vaticano. Se rodaron exteriores y escenas de jardines en varias villas, principalmente Villa Lante (Bagnaia), Villa Medici y el Orto Botanico dell'Università di Roma "La Sapienza", mientras que también se rodaron algunos interiores en el Palazzo Venezia. Partes del último episodio se rodaron en la plaza de San Marcos de Venecia.

viernes, 30 de mayo de 2025

 


A LA CAZA.

 

Frustrante thriller, film que tras su escaparate de la exhibición del morbo del submundo sadomaso gay se esconde la nada. Escrita y dirigida por William Friedkin, basada libremente en la novela del periodista del New York Times Gerald Walker sobre un asesino en serie que atacaba a hombres homosexuales, en particular a los hombres relacionados con el mundo del cuero a finales de los 70. La visión del director de los ochenteros ambientes gay se refleja en guetos sado-maso repletos de velludos ‘ositos’ con cuero, cuero, botas, látigos, cadenas y gorras de policía, que se juntan en clubs nocturnos para saciar sus más bajos instintos a la vista de todos los voyeurs presentes. Había 40 minutos más de perversiones homosexuales donde Friedkin parecía querer saciar los instintos onanistas de los degustadores de este género, pero la censura le hizo eliminarlos. Es un retrato sórdido de un universo de calles, bares, (los mencionados) clubs, edificios de apartamentos, donde todos son gays (¿?), me resulta harto complicado dar veracidad a este cosmos, donde para retorcerlo más aun en el inicio nos muestran a un par de patrulleros policías que de modo homófobo arremeten contra dos gays, para luego forzarlos sexualmente, para espetarnos ese recurso simplista que detrás de uno que odia a los homosexuales hay un gay latente en él (¿?). Esta forma de representar a la comunidad gay como dodne impera el sadomasoquismo, la violencia y hasta los asesinatos provocó una oleada de protestas de los colectivos homosexuales.

 

En la ciudad de Nueva York, en pleno verano, aparecen restos humanos en el río Hudson. La policía sospecha que se trata de un asesino en serie que secuestra a hombres homosexuales en bares del West Village como el Eagle's Nest, el Ramrod y el Cock Pit, y los lleva a pensiones o moteles baratos, donde los ata y los apuñala hasta la muerte. El capitán Edelson (Sorvino) le pide al oficial Steve Burns (Pacino), delgado y moreno como las víctimas, que se infiltre en el mundo del sadomasoquismo gay y los bares de cuero del Meatpacking District para dar con el asesino. Burns acepta la misión, considerando este caso de alto perfil como una forma de ascender rápidamente en su carrera. Alquila un apartamento en la zona y se hace amigo de su vecino Ted Bailey (inane Don Scardino), joven dramaturgo gay con dificultades. El trabajo encubierto de Burns afecta negativamente su relación con su novia Nancy (Allen), debido a su incapacidad para contarle los detalles de su misión actual.

 

Tras este trampantojo del morbo hay la nada más absoluta, un guion atrofiado, donde nada funciona y todo se ve forzado. Tenemos a un Al Pacino de protagonista desubicado, que n o sabe bien lo que hace y lo demuestra en cada ataráxica aparición. No le ayuda un guion que nunca nos cuenta quien es, que quiere, cuales son sus aspiraciones, lo vemos en plan voyeur en los clubs pero nunca sabemos si él por mor de su misión o por gusto participa de los saraos gays. Pacino se mantiene todo el tiempo con una cara de alelado que te hace pensar si alguien lo engañó para estar ahí. No mejoran los secundarios, meros clichés acartonados con pies y ojos, con un Paul Sorvino pidiendo a gritos coger el cheque y salir corriendo; y una Karen Allen (única mujer del reparto) que parece una extraterrestre por como no entiende que hace ahí, al menos un año después le vino a tocar el gordo con su papel en “En busca del Arca perdida”.

 

El argumento no hay por donde cogerlo en la forma atropellada de acontecer, notándose lagunas que no se si son por una mala edición o por una pésima realización. Un desarrollo plano, con diálogos chuscos, con situaciones muchas ridículas, se lleva la palma el caricaturesco interrogatorio policial a un ‘sospechoso’ gay en que para ‘agilizar’ respuestas aparece de vez en cuando un negro de dos metros con sombrero texano y ataviado únicamente con un taparrabos que da unos guantazos pantagruélicos para luego volver a desaparecer a la habitación de al lado donde lee un periódico (propio esto de un sketch desechado de José Mota). Un manejo de la intriga y la tensión propio de alguien desganado. Todo para desembocar en un rush final atropellado, con un clímax del baratillo, y coronado por un pretendido epílogo ambiguo que por como ha evolucionado la peli me importa un bledo lo que signifique.

 

Puede que en el centro de la historia esté como le afecta al protagonista el tener que infiltrarse en este mundillo perverso gay, pero esto me resulta sin chicha alguna, nunca se empatiza mínimamente con el rol de Pacino que parece hueco. Por mucho que mientras fornica con su pareja hetero le vengan flashes de los ambientes gays, esto me es metido con fórceps, no hay asideros emocionales a los que cogerse, mero artificio huero.  No hay intensidad alguna en la caracterización de Burns, un robot. Friedkin parece pretende jugar con la ambigüedad del prota y le queda muy tosco por que no sabe abordar a este para darle matices y aristas, es más plano que un folio.

 

Los asesinatos se producen en un contexto de atavismo de muy bajo calado para el espectador (ósea, yo). Como se produce la investigación de Burns es propia de un tarugo, con uno de los sospechosos alardea de espiarlo e incluso de haber allanado su apartamento, ello sin sentido alguno.   

 

Spoiler:

 

Rush final: Siguiendo una nueva pista, Burns investiga a estudiantes de la Universidad de Columbia que estudiaron con una de las víctimas anteriores, un profesor universitario. Burns cree haber encontrado al asesino en serie: Stuart Richards (Richard Cox), estudiante gay de posgrado en música con esquizofrenia. Allana su apartamento y encuentra una caja con cartas para su padre. Burns se encuentra con Richards en Morningside Park y lo invita a tener relaciones sexuales. Después de que Burns le pida que se baje los pantalones, Richards intenta apuñalarlo, pero Burns lo apuñala en el costado, dejándolo incapacitado. Burns detiene a Richards, y sus huellas dactilares coinciden con las encontradas en uno de los apuñalamientos. Vamos, que al final cogen al primero que pasa por allí (¿?); Poco después, se encuentra el cuerpo mutilado de Ted. La policía descarta el asesinato como una pelea amorosa que se volvió violenta y emite una orden de arresto contra Gregory (inane James Remar), con quien Burns tuvo un enfrentamiento previo debido a los celos de Gregory. Esto que pinta en la peli?; Burns, ahora ascendido a detective, regresa a casa de Nancy. Mientras Burns se afeita la barba en el baño, Nancy se pone su chaqueta de cuero, gorra y gafas de aviador, exactamente las mismas que llevaba el asesino. Burns se mira en el espejo y fundido a fin; Que nos quiere decir Friedkin? Que el asesino es Burns? Que se ha vuelto un asesino copycat? Por eso lo del asesinado Ted, pero porque mataría él a este que era su amigo?; Nos viene a decir que conviviendo con gays Burns se ha coinvertido en gay? Y si es así que?; Pacino ha declarado que Friedkin no le explicó cómo interpretar el final de la película, diciendo: "Soy el asesino al final de la película o me he vuelto gay? A día de hoy no lo sé, porque Friedkin nunca me dijo cómo interpretar mi escena final".

 

Friedkin se interesó por el proyecto tras una serie de asesinatos sin resolver en bares de cuero gay en la década de 1970 y los artículos escritos sobre los asesinatos por el periodista del Village Voice Arthur Bell. Friedkin también conocía a un oficial de policía llamado Randy Jurgensen, que había recurrido al mismo tipo de encubrimiento que Steve Burns de Pacino para investigar una serie anterior de asesinatos gay; Paul Bateson, un asistente médico que había aparecido en la película de Friedkin de 1973, El exorcista, estuvo implicado (pero nunca acusado) en seis de los asesinatos en los bares de cuero, mientras que fue procesado por otro asesinato. Todos estos factores le dieron a Friedkin el ángulo que quería perseguir al hacer la película. Jurgensen y Bateson se desempeñaron como consultores cinematográficos, al igual que Sonny Grosso, quien anteriormente había asesorado a Friedkin en The French Connection. Jurgensen y Grosso aparecen en pequeños papeles en la película.

 

La película pretendía representar el cruising gay tal como se daba en el Mineshaft, que sí aparece en la novela. Sin embargo, ese bar no se nombra en la película porque no permitía filmar. Las escenas de la película se filmaron en el Hellfire Club, decorado para parecerse al Mineshaft. Los clientes habituales del Mineshaft también aparecieron como extras, y se rodaron escenas en calles y otros lugares cercanos al Mineshaft. Además, Pacino visitó el Mineshaft mientras investigaba para su papel.

 

La Asociación Cinematográfica de Estados Unidos (MPAA) otorgó originalmente a Cruising una clasificación X. Friedkin afirma que presentó la película a la junta de la MPAA "50 veces" a un costo de $50,000 y eliminó 40 minutos de metraje del corte original antes de obtener la clasificación R. El metraje eliminado, según Friedkin, consistía íntegramente en imágenes de los clubes, donde se filmaron partes de la película, y contenía "sexualidad absolutamente explícita... ese material mostraba la homosexualidad más explícita con Pacino observando, y con la insinuación de que podría haber estado participando". En algunas discusiones, Friedkin afirma que los 40 minutos faltantes no afectaron la historia ni las caracterizaciones, pero en otras, afirma que el metraje creó "giros misteriosos (que la película ya no tiene)"; que el metraje adicional aclaró la sospecha de que el personaje de Pacino pudiera haberse convertido en un asesino; y que el metraje faltante simultáneamente hizo que la película fuera más y menos ambigua. Cuando Friedkin intentó restaurar el metraje faltante para el lanzamiento en DVD, descubrió que United Artists ya no lo poseía. Cree que UA lo destruyó. Cierta actividad sexual oculta sigue siendo visible en la película tal como se estrenó, y Friedkin intercaló algunos fotogramas de pornografía gay en la primera escena, en la que se representa un asesinato.

 

Tras el escándalo del film se haya la nada más olvidable. Gloria Ucrania!!!

 

PD. El título tiene un doble sentido, ya que "cruising" puede describir tanto a policías en patrulla como a hombres que buscan sexo.

miércoles, 28 de mayo de 2025

 


REPULSIÓN

 

Perturbador film de Polanski que despierta en mi sensaciones contradictorias, y es que de esos films que por partes tiene momentos subyugantes en como expresan el descenso a la locura, pero en conjunto me ha sido un film tedioso. Film británico de suspenso y terror psicológico que he visto con motivo del 60 aniversario del estreno (19 de mayo de 1965 en el festival e Cine de Cannes). Dirige el polaco Roman Polanski, adaptando un guión propio y Gérard Brach (colaborador habitual del director en films como “El baile d ellos vampiros”, “Tess”, “El quimérico inquilino”, “Lunas de hiel”, y más), la trama sigue a Carol, encarnada por hermosa Catherine Deneuve, joven retraída y perturbada, cuando se queda sola en el apartamento que comparte con su hermana, es objeto de una serie de experiencias pesadillescas. Según Polanski, la inspiración para el guion provino de una mujer a quien él y Brach conocían en común, y de quien Polanski luego supo que sufría de esquizofrenia. La película se centra en el punto de vista de Carol y sus alucinaciones al entrar en contacto con los hombres y sus deseos por ella. Ian Hendry, John Fraser, Patrick Wymark e Yvonne Furneaux aparecen en papeles secundarios. Filmada en Londres, es la primera película en inglés de Polanski y su segundo largometraje, después de El cuchillo en el agua (1962). La repulsión titular hace referencia a la misandria que Carol sufre hacia los hombres, y sobre todo hacia sus deseos de acercarse a ella. Film considerado la primera entrega de la "Trilogía del Apartamento" de Polanski, seguida de “El bebé de Rosemary” (1968) y “El quimérico inquilino” (1976), ambas películas de terror que también se desarrollan principalmente dentro de edificios de apartamentos.

 

Polanski vuelve a varios de sus mantras explorados posteriormente en otras cintas, como las pulsiones sexuales tóxicas, las vejaciones, o los traumas mentales que provocan delirios. Habiendo en el centro una mujer que se aísla del mundo, sufre un latente trastorno mental, que Polnaski intenta transmitir haciéndonos partícipes de la convulsa mete de Carol, su claustrofobia, sus visiones, mezclándose realidad y figuraciones en un coctel explosivo. Ello el director expresándolo con una labor de fotografía de Gilbert Taylor (“La Profecía” o “Star Wars”) en glorioso b/n de cámara (variando entre la fija y en mano) y de edición notable, proyectando intensidad atmosférica onírico-pesadillesca, con una climática iluminación expresionista, con sombras, claroscuros, un descenso paulatino hacia la locura con claros tintes surrealistas, imaginándose grietas que se abren de pronto en la residencia, hombres que aparecen en su cama para violarla, manos que emergen de las paredes del pasillos paras manosearla. Toda esta caída gradual acentuada por la banda sonora de jazz creada por Chico Hamilton, orquestada por Gabor Szabo, con tramos ominoso-cortantes. Esto entrelazado al uso del montaje de sonido, como esos tic-tacs de reloj, las campanas, las llamadas fantasmas de teléfono, o esos ruidos-crujidos en el apartamento.

 

Carol Ledoux (Deneuve), tímida manicurista belga, vive en Londres con su hermana mayor, Helen (Helen Fraser). Carol es notablemente distante y tiene dificultades en sus interacciones diarias. Un pretendiente, Colin (John Frazer), está enamorado de ella e intenta con vehemencia cortejarla, pero Carol parece no estar interesada. A Carol le preocupa la relación de Helen con un hombre casado llamado Michael (Ian Hendry), a quien Carol parece desagradar. Le molesta su costumbre de dejar la maquinilla de afeitar y el cepillo de dientes en su vaso del baño, y por las noches le cuesta conciliar el sueño, molestada por los sonidos de su hermana y Michael teniendo sexo.

 

La primera parte del film se dedica a la presentación de la convulsa protagonista en su entorno en el apartamento y su complicada convivencia con su hermana, que a su vez tiene un amante casado que Carol detesta. También la vemos con un pretendiente atento que se preocupa por ella, pero del que ella pasa como de la mierda. Elemenot que se atomiza cuando escucha los gemido en la habitación e al lado de su hermana y su querido fornicando. La vemos en su trabajo como manicurista de modo abstraído del mundo; Para en la segunda parte desatarse la bajada a la demencia, despeñándose ante la falta de su hermana. Se encierra en el piso y se convierte en una agorafóbica, tapiando la puerta, rehuyendo a la gente que toca a la puerta. Se convierte en una neurótica con ataques psicopáticos. Donde Polanski para potenciar esta sensación de alienamiento contra el mundo deja detalles como ese conejo que se va pudriendo en el plato, esas patatas que les van saliendo raíces o el corazón en el bolso. Para ella pasan a ser malos todos los hombres, tanto el que se preocupa por ella y su estado de salud, como el viscoso casero depredador sexual. Todo esto se retuerce más cuando recibe dos visitas de hombres en el piso, y como acaban ambos visitantes.

 

Todo esto contado hasta ahora es lo que reluce en su fases buenas, pero todo esto me queda cojo sin asideros morales a los que cogerme. Y es que desde el principio vemos a Carol abstraída del mundo, apenas habla, es un ser infantilizado, asocial, alienado. No es creíble nadie trate con ella, es un ser sin encanto, solo que es hermosa, pero apenas habla, se mantiene con rostro de síntomas claros de trastorno mental, y esto desde el inicio. No se sabe porque, nunca da pistas, no hay una catarsis de ha sido por esto, simplemente está así y punto. Lo normal es que la hermana la hubiese llevado al médico. Luego hay una cantidad de tramos donde la película se estanca y solo hace reiterar y subrayar lo evidente en un y más y más sin que haya nada nuevo, solo machacar con lo resabido, Polanski viniéndose arriba con sus ideas visuales para emitir la locura de Carol, pero no añade algo a la trama para hacerla atractiva más allá de sus recursos surrealistas morbosos. Provocándome en gran parte del metraje aburrimiento en las idas y venidas de la prota por el apartamento o sus paseos sin rumbo por las calles de Londres. Redunda en un ritmo atropellado por la falta de fluidez narrativa para hacer un relato ágil y sí muy denso. Para luego tener un rush final acelerado que deja confundido, queriendo resolverlo todo en una imagen, siéndome esto artificioso por lo pueril de querer cerrar de esa forma artificiosa.

 

Deneuve borda su papel de cuasi catatónica, apenas parpadea para dar más miedo en sus reacciones de víbora, su mirada perdida es el espejo de su alma vacía, pero lo que ocurre es que no hay evolución alguna, es la m isma al inicio que al final, un ser inerte.

 

Spoiler:

 

Rush final: En el apartamento, Carol observa una vieja foto familiar y la pared detrás de la fotografía se hace añicos como un espejo. Colin llega al apartamento, pero Carol se niega a abrir la puerta, así que entra a la fuerza. Él le declara su amor y ella responde golpeándolo hasta la muerte con un candelabro. Limpia la sangre, bloquea la puerta principal y coloca el cadáver de Colin en la bañera. En la cama, experimenta la misma alucinación de violación. Se despierta a la mañana siguiente, desnuda en el suelo. En una escena posterior, camina por el oscuro pasillo de su apartamento, donde unas manos aparecen de las paredes y la agarran. Más tarde, la esposa enfadada de Michael llama buscando a Helen, lo que provoca que Carol corte el cable del teléfono. El casero (buen Patrick Wymark) llega a cobrar la renta de Carol y Helen. Al no poder entrar debido a la barricada, irrumpe en el apartamento y ve a Carol. Ella le paga la renta, pero a él le disgusta el estado del apartamento. Ve el conejo crudo, todavía fuera, pudriéndose. Le hace una proposición a Carol, ofreciéndole olvidarse de la renta si ella "lo cuida", e intenta violarla cuando ella no responde. Ella lo empuja y luego lo mata a machetazos con la navaja de Michael. Entonces se hunde aún más en sus alucinaciones. Cuando Helen y Michael llegan a casa, Helen queda consternada por el estado del lugar. Michael la encuentra hiperventilando y encuentra el cadáver de Colin en la bañera. Helen encuentra a Carol debajo de su cama, en estado catatónico. Sus vecinos acuden en masa mientras Michael la carga y la saca, sonriendo. En la sala, Polanski hace zoom sobre una foto (se inspiraría en esto Kubrick para la foto de “The Shining”?) familiar, muestra a Carol de niña, posiblemente mirando a un familiar mayor con odio, mientras otros en la foto sonríen a la cámara; De aquí se ha querido sonsacar que Carol fue abusada por el padre y por ello su mirada desprecio, y de ahí su misandria. Primero que su mirada pudo haber sido porque el padre no quiso comprarle un helado, pero aceptando lo del abuso. Entonces ha estado mentalmente traumatizada tantos años? Nadie descubrió esta vejación? Nadie ha percibido que tiene problemas mentales? Si al principio la hubiésemos visto con un comportamiento lógico y que algo le pasa que le retrotrae a estos recuerdos tendría sentido pero no es aso, como ya he dicho ella está mentalmente mal de inicio.

 

Fue primera película se pudo escuchar sin disimulo alguno el momento una mujer tiene su orgasmo, gentileza de la British Board of Films Censors, la junta británica de calificación, que no puso objeciones. Por suerte en ese momento la conducía Lord David Ormsby-Gore, un miembro del Partido Conservador bastante permisivo en materia de arte y pornosoft. Además, ya empezaba la Revolución Sexual de los ’60.

 

La película se rodó con un presupuesto modesto de 65.000 libras. La producción finalmente superó el presupuesto, en parte debido a la tendencia perfeccionista de Polanski, alcanzando un total de aproximadamente 95.000 libras esterlinas en lugar de las 65.000 libras esterlinas presupuestadas.

 

Las secuencias exteriores de la película se rodaron en el distrito londinense de South Kensington, mientras los interiores del piso de la mansión de Carol y Helen se construyeron en un pequeño terreno en los estudios Twickenham.

 

Film irregular, desequilibrado, con sus buenos picos, pero con sus depresiones que la lastran y arrugan. Pero lo bueno la hacen recomendable, viéndose al director que más tarde emergería como uno de los más reputados. Gloria Ucrania!!!

 

PD. Hacia el final de la película, Polanski hace un pequeño cameo. Es una de las mujeres chismosas del edificio.

 

martes, 27 de mayo de 2025



SAHARA. (1943)

 

Vibrante e infravalorado film bélico, rodado en plena contienda de la WWII, estrenado cuando faltaban aun dos años para el final de la guerra, por ello se nota mucho de cine de propaganda en favor de los aliados y contra sobre todo los alemanes. Y es que hay un italiano al que se trata con comprensión y cariño, esto hay que entenderlo en el contexto en que se estrenó, pues los aliados ya habían ganado en el Norte de África, habían desembarcado en Italia y se había firmado el armisticio con el país transalpino, por lo que los alemanes ocuparon la nación, por lo que era bueno dejar a los ‘espaguetis’ (así los llama el protagonista en el film) en buen lugar. Dirige el magiar Zoltán Korda, adaptando el guion propio escrito junto a John Howard Lawson (más tarde miembro de los Diez de Hollywood, incluidos en la lista negra), sobre una historia está basada en la novela Patrol de Philip MacDonald, y en un incidente representado en la película soviética de 1936, “Trinadtsat” (Los Trece) del director ruso, Mikhail Romm, ambientada en un páramo asiático, el libreto traslada la historia al norte de África, y la llevó hasta el año 1942, durante la IIGM. El propósito de abogar por la más plena unión de los países aliados se preserva. Protagonizada por Humphrey Bogart como un comandante de tanque estadounidense en Libia, que sin ser de sus mejores papeles, borda su rol de tipo duro con corazón, es el carisma con ojos, sensacional su liderazgo, como su discurso por el sacrificio; junto con un puñado de soldados aliados (intentando mostrar la unión de los aliados, con además de los USA, con ingleses, un francés y hasta representación de las colonias con un negro, y el mencionado italiano), intenta defender un pozo aislado con un suministro limitado de agua de un batallón libio del Afrika Korps durante la Campaña del Desierto Occidental de la Segunda Guerra Mundial.

 

En 1942, la tripulación del Lulubelle, un tanque M3 Lee del Ejército de los Estados Unidos, asignado al Octavo Ejército británico y comandado por el Sargento Mayor Joe Gunn (Bogart), se separó de su unidad durante una retirada general de las fuerzas alemanas tras la caída de Tobruk. Obligados a dirigirse al sur a través del desierto de Libia, Gunn y su tripulación, Doyle (cumplidor Dan Duryea) y "Waco" (cumplidor Bruce Bennett), se toparon con un hospital de campaña bombardeado, donde recogieron al oficial médico del Ejército británico, el Capitán Halliday (notable Richard Aherne), a cuatro soldados de la Commonwealth (Lloyd Bridges como Fred Clarkson; Carl Harbord como Marty Williams; Patrick O'Moore como Osmond "Ozzie" Bates; Guy Kingsford como Peter Stegman) y al cabo Leroux (Louis Mercier) de la Francia Libre. Halliday, el único oficial, cedió el mando al más experimentado Gunn. A bordo del tanque, el grupo se encuentra con el Sargento Mayor Tambul (buen Rex Ingram) de la Fuerza de Defensa de Sudán y su prisionero italiano, Giuseppe (J. Carrol Naish). Tambul se ofrece voluntario para guiarlos a un pozo en Hassan Barani. Gunn insiste en que dejen atrás al italiano, pero pronto cede y permite que Giuseppe se una a ellos. En ruta, el tanque es ametrallado por el piloto de la Luftwaffe, el capitán von Schletow (buen Kurt Kreuger), hiriendo gravemente a Clarkson, uno de los soldados de la Commonwealth. Von Schletow es derribado y capturado. Al llegar a Hassan Barani, el grupo descubre que el pozo está seco y Clarkson sucumbe a sus heridas.

 

Una producción de altura en la gran ambientación que despliega, rodándose en el desierto californiano, transpirándose inmersión en el adusto y hostil lugar, esto atomizado por la fenomenal cinematografía del cracoviano  Rudolph Maté (“Ser o no ser” o “Gilda”), transpirando al espectador el estado de ánimo agreste, haciéndonos sentir el sudor, el polvo, el calor, la sed, ello surtiendo de tomas generales en que el desierto se muestra omnipresente calando al espectador, potenciado por los primeros planos de los rostros demacrados de los protagonistas; esto gracias al sobresaliente trabajo en maquillaje de Henry Pringle (solo tiene este crédito en cine) que hace verosímil sintamos el sopor y hastío de la sed y los estragos del sol en la piel; Y esto adornado por la música del maestro húngaro Miklos Rozsa (“Julio Cesar” o “Ben-Hur”)  con melodías de claro signo épico.

 

Relato que aúna el heroísmo romántico por una causa mayor, la acción, la tensión, la intriga, diálogos y situaciones tensas. Todo ello con un argumento sencillo y directo, un canto a la solidaridad, al sacrificio. Un ágil y muy fluido entretenimiento, en su primer aparte una road movie odisea-éxodo cruzando el desierto en busca de la Tierra Prometida de un pozo de agua. Historia con mucho de la exitosa fordiana “La patrulla perdida” (1934). Esto es su primera parte, una aventura de supervivencia en medio de la nada, donde este Moisés en que se convierte el rol de Bogart va recogiendo gente por el camino en su tanque. Mientras vamos conociendo a los diferentes personajes, a los que el guión inteligentemente da espacio para mostrar alma. Destacando el francés, un notable Louis Mercier que impregna de jovialidad y alegría a su rol; el sudanés encarnado por Rex Ingram por su estoicismo y mordacidad al decir que irá con el tanque por los cigarrillos.

 

Pero sobre todo destaca J. Carrol Naish como el conmovedor Giusseppe (fue nominado al Oscar por secundario, perdió ante el Charles Coburn de “El amor llama dos veces”), primero por el tramo formidable de como el sargento regidor del acorazado decide ‘condenar a muerte’ al soldado italiano al querer abandonarlo en el desierto, como el italiano se muestra humano, frágil, comentando que tiene familia en Pittsburgh, como muestra sollozando la foto de su familia, como implora no lo dejen allí, la imagen del tanque alejándose mientras el italiano recoge las fotos del suelo y luego aterrerado intenta seguir al vehículo por las arenas, se te corta el aliento queriendo paren y lo recojan, tramo coronado con ese billete por una apuesta que se dan uno a otro los americanos. Asimismo el actor tendrá otros fenomenales momentos de frescura. También habrá un episodio con un caza alemán que termina cayendo (no quiero spoilear demasiado) y deben recoger al polito germano; Hasta que el escenario se posiciona en un pseudo-oásis, con un pozo de agua casi seco, allí la historia toma otro cariz, pues el sargento decide que allí deben frenar a parte de las tropas teutonas para que no sean parte del contingente para llegar a Alejandría. Una defensa numantina con 9 hombres frente a cientos. Allí seguiremos conociendo a estos militares con sus sueños, inquietudes y esperanzas. Incluso con notas de humor como la que se da entre Tambul y un estadounidense en su charla sobre las mujeres que pueden tener los musulmanes. Todo hasta desembocar en la cruenta batalla final. Fallándome la conclusión que resta lo que podría haber sido mucho más (*spoiler).

 

La propaganda agita conciencias llega a través de varios elementos, diálogos y discursos. Mostrando al oficial piloto alemán como un racista que no se deja registrar por el soldado negro, a lo que el protagonista Joe reitera que sea él (esto es cuando menos paradójico, pues presumir de igualdad en USA cuando en los estados del sur regían las Leyes Jim Crow que leyes propugnaban la segregación racial); Cuando Joe da un enardecido discurso a su grupo sobre el sacrifico a hacer por todos los que en diferentes lugares del teatro de la WWII pelean contra el nazismo; Pero sobre todo me ha gustado el de Giusseppe, el soldado italiano espetando al piloto germano un enfervorecido alegato por la dignidad, en contra del totalitarismo hitleriano ("solo el cuerpo viste el uniforme, no el alma", le dice Giusseppe); también la propaganda se apuntala con la visión que se da de los teutones como traicioneros capaces de disparar a alguien por la espalda durante una tregua; En este sentido propagandístico es interesante la charla que tiene Joe con Giusseppe sobre por que siguen los italianos a Mussolini, justificando la ‘inocencia’ del pueblo transalpino.

 

Spoiler:

 

Rush final: Los alemanes comienzan lo que parece un asalto final, pero se convierte en una rendición rotunda. Dejan caer las armas y avanzan a gatas por la arena hacia el pozo. Para asombro de Gunn, un proyectil de artillería alemana que explotó cerca del pozo ha dado en una fuente de agua, llenándolo de nuevo. Mientras los alemanes supervivientes beben, Gunn y Bates, los únicos supervivientes aliados, los desarman. *ERsto me resulta una fantasmada inverosímil que resta, una conclusión triunfal acomodaticia que el protagonista sobreviva, precisamente el que había pedido el sacrifico al resto. Pero esto no es lo peor, es que nadie se cree que decenas, si no cientos de alemanes se dejen guiar cual borregos como prisioneros por el desierto, custodiados por DOS soldados, es un insulto a la inteligencia; Más tarde, mientras marchan con sus prisioneros hacia el este, Gunn y Bates se encuentran con tropas aliadas guiadas por Waco. Reciben noticias de la victoria aliada en la Primera Batalla de El Alamein, haciendo retroceder al Afrika Korps del general Erwin Rommel.

 

El elenco y el equipo pasaron once semanas en locaciones en la parte del Condado Imperial, California, del Parque Estatal del Desierto de Anza-Borrego, cerca del Mar de Salton. Su base estaba en el Hotel Planter's en Brawley, California, a unos 80 km (50 mi) al este de la locación. [ 6 ] Cien soldados y equipo del 84.º Batallón de Reconocimiento (Blindado) de la 4.ª División Blindada de los Estados Unidos, que entonces entrenaba en el Centro de Entrenamiento del Desierto, fueron utilizados como extras. La película está dedicada al IV Cuerpo Blindado de las Fuerzas Terrestres del Ejército, la organización de entrenamiento a la que se adscribió la 4.ª División Blindada a principios de 1943.

 

El Lulubelle era un tanque M3 (Medio) Lee de 28 toneladas (25,4 t) con ametralladoras de calibre 30 y 50 y un cañón de 75 milímetros. Ante la falta de equipo alemán disponible, se sustituyó por equipo estadounidense, se decoró con marcas alemanas. El avión que atacaba al tanque era un Mustang P-51 con motor Allison de los primeros tiempos. El semioruga alemán Sdkf-251 y las ametralladoras MG-34 eran un M2 estadounidense con un anillo M49 y una ametralladora mediana Vickers.

 

Antecedentes históricos: Los británicos fueron derrotados en la Batalla de Gazala, una importante batalla de la Campaña del Desierto Occidental, librada en torno al puerto de Tobruk. Como se muestra en Sahara, muchos de sus tanques resultaron dañados y tuvieron que ser abandonados debido a la retirada del 8.º Ejército. El Mariscal de Campo Rommel los persiguió hasta Egipto. Los británicos finalmente lograron frenar el avance de Rommel en la Primera Batalla de El Alamein. Los dos supervivientes aliados se enteran de esta victoria al final de la película.

 

Entretenidísimo film bélico de los que te atrapa en su sencillez y vigor narrativo. Gloria Ucrania!!!

 

PD. Posteriormente la historia se adaptó al western, “El último de los comanches” (1953) de André de Toth, y cuatro décadas después por Brian Trenchard-Smith como la película de tv estadounidense-australiana Sahara (1995); demás de J. Carrol Naish recibieron nominación al Óscar Rudolph Maté a Mejor Fotografía (Blanco y Negro) y John Livadary a Mejor Sonido; No aparecen mujeres en la película, lo más parecido es el nombre del tanque Lulubelle, en realidad el nombre de una yegua.

lunes, 26 de mayo de 2025

 


EL COLECCIONISTA.

 

Obra Maestra del maestro William Wyler. Thriller de terror psicológico. Lo he revisto con motivo de que se cumplen 60 años de su estreno (20/05/1965 en el Festival de Cine Internacional de Cannes), y me ha gustado aun más que la última vez que lo vi, como los buenos vinos, gana con el tiempo. El guion de Stanley Mann (“Matar o no matar, este es el problema”) y John Kohn (“El ojo de la aguja”), con la aportación no acreditada de Terry Southern (“Dr. Strangelove or: How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb”), adaptando la novela homónima de 1963 de John Fowles (“La mujer del teniente francés”), narrando como un joven inglés acecha a una bella estudiante de arte antes de secuestrarla y mantenerla cautiva en el sótano de su casa rural estilo tudor. Siendo casi una obra teatral que recuerda a la posterior “La Huella” (1972), un fascinante tour de forcé en el que nos embarca Wyler de la mano de los formidables Terence Stamp y Samantha Eggar.

 

Estudio de personajes de hondura dramática sensacional en el enfrentamiento de caracteres, con un tipo acomplejado, un reprimido sexual latente, de apariencia educada, pero en realidad un psicópata (lo que hoy se llamaría un Incel), frente a una joven hermosa de mundo, culta, e inteligente. Esta diferencia se da también en la vestimenta, él vistiendo traje clásico negro triste, y ella vestidos de colores alegres. Una radiografía sobre el machismo más febril, ese que tiene como fantasía el poder someter cual esclava sexual a la mujer que desee, encerrándola para disponer de ella a su antojo, las ansias de posesión, la obsesión por el dominio, el ego de creerse con derecho de pernada sobre cualquier mujer. Con ello se da el duelo entre los mecanismos de manipulación de uno y otro, cada uno con sus diferentes objetivos, él poder enamorarla y ella escapar, enmarcado en un claustrofóbico entorno, donde Wyler demuestra mano maestra para edificar una atmósfera cerrada y opresiva, con epicentro en una cripta gótica claramente inspirada en pelis de horror. Surtiendo el libreto de diálogos afilados, sustanciosos, con disputas cargadas de fuerza emocional, como los que se dan por la cultura (la pintura de Picasso, o el libro de JD Salinger ‘El guardián entre el centeno’)

 

Freddie (Stamp) es un joven solitario y socialmente torpe que compra una granja del siglo XVII con las ganancias que ha ganado en las quinielas de fútbol. Entomólogo aficionado, se dedica a capturar mariposas, de las que posee una gran colección. Frederick empieza a acechar a Miranda Grey, una estudiante de arte londinense de clase media. Un día, Frederick sigue a Miranda a un pub en Hampstead antes de secuestrarla en la calle, incapacitándola con cloroformo. Miranda despierta en el cavernoso sótano de piedra sin ventanas de la granja de Freddie, que él ha adornado con una cama, muebles, ropa, herramientas de pintura y una estufa eléctrica. Ella asume que la han secuestrado para pedir un rescate o para usarla como esclava sexual e insiste a Freddie en que su padre no es rico. Freddie explica que no busca sexo ni rescate; explica que él y Miranda solían viajar en el mismo autobús años antes en Reading y que él continuó siguiéndola a Londres después de que ella se matriculara en la escuela de arte. Cuando él le declara su amor, ella finge una apendicitis como estrategia para escapar, pero es atrapada. Freddie acepta liberar a Miranda después de cuatro semanas, un período que cree que le permitirá "conocerlo".

 

Se inicia con la neurálgica música de Maurice Jarre, vemos un joven corriendo por la campiña inglesa, lleva un cazamariposas, persigue una mariposa hasta atraparla, con cuidado la encierra en un tarro de cristal. Tras lo que el joven descubre una mansión Tudor, y está a la venta. Ve que tiene sótanos de arquitectura antigua. Entonces oímos primeras palabras, en voz en off (volverá circularmente en el final del film la voz en off): "Supongo que fue la soledad y el sentirme lejos de todo, lo que me impulsó a comprar la casa. Y después de haberla comprado, me dije que no llevaría a cabo el plan, aunque había hecho todos los preparativos y sabía dónde estaba ella a cada minuto del día...". Tras lo que vemos al joven seguir con su furgoneta a la bella Miranda, haciendo claramente un símil de que la chica es ahora la mariposa para el joven, sobre todo cuando la atrapa y mete en el particular bote de cristal que será la ‘mazmorra’-cripta. Esta alegoría se atomizada cuando él le muestra su necrófila colección de mariposas exóticas pinchadas con alfiler, siendo en este sentido brillante el plano en que Miranda se ve reflejada en un tarro de mariposas.

  

Es choque de personalidades, donde ella intentará con sus armas escapar en escenas construidas con una tensión hitchcockiana maravillosa, como es cuando finge ella estar enferma, pero sobre todo en el formidable tramo en que Freddie la deja ir a bañarse a la casa (él ha tapiado la ventana para que no pueda huir por la habitación) y aparece un curioso tipo,  el coronel Whitcombe (Maurice Dallimore), cuando ella oye al tipo quiere gritar y Freddie se lo impide (primero hundiéndole la cabeza en el agua de la bañera) amordazándola y amarrándola a una tubería, para luego atender al pesado del vecino, viene a saludarlo, mientras el tipo está allí, Miranda abre con su pie el grifo del agua, creando Wyler una intriga fascinante cuando vemos en el montaje como el coronel habla de cosas triviales con Freddie, y por otro lado corta al agua que inunda el baño, sale por la puerta al pasillo y termina saltando a la entrada, donde el Coronel se percata, brillante, y muy bueno como se resuelve; También se crea tensión cuando Freddie le permite escribir una carta a su madre y en un descuido de él, ella introduce una nota en el sobre; Y está el último dramático enfrentamiento bajo al lluvia frente a la puerta d ela cripta (no quiero spoilear).

 

Luego están las formas en que Miranda intenta complacer a Freddie para este le de cuerda, y al final Freddie se siente inferior y colisiona con ella una y otra vez. Él le habla de los novios de ella, y ella intenta rehuir el asunto sabiendo de los celos de él. Hay disputas sobre el arte y cultura, como son las que se dan por el pintor malagueño Pablo Picasso, como el cubismo no lo aprecia Freddie, mientras ella intenta explicarle lo que significa, pero esto enfurece a él, sintiéndose inculto ante ella. También colisionan por el famoso libro de JD Salinger “El guardián entre el centeno”, ella aprecia el mensaje del escritor en su libro, mientras Freddie lo detesta, el paternalismo de ella hace que él se encolerice. Por más que ella intenta crear puentes, él nota condescendencia y se irrita. Siendo el punto álgido cuando ella se le ofrece sexualmente.

 

Toda esta batalla de voluntades tiene su zenit en su escalofriante rush final, tramo cargado de dramatismo, a la par que de mordacidad y de un humor negro en su epílogo que retuerce, maravillosa y muy valiente coda, sorprendente, imprevisible, Antológico (al parecer fiel al del libro).

 

Terence Stamp borda su rol de tipo introvertido, con un dominio excepcional del lenguaje físico, sus andares encorvados, con la cabeza de lado, con su mirada extraña, da maravillosamente con el carácter de un perturbado, amable, educado, gentil con la chica, pero a la vez a esta la tiene presa. Un psicópata complejo, neurótico, inquietantes sus arranques de furia descontrolada, sensacional; Samantha Eggar está radiante como la rea del ‘loco’, con esos seductores ojos verdes que encandilan, muestra con una autenticidad que rasga toda una gama de emociones a flor de piel, desde el temor, la rabia, la indignación, la esperanza, la nostalgia, la desesperación, el pesimismo, y ello mientras intenta dominar su ira para poder manipular al ‘tarado’ Freddie, actuación prodigiosa. Interpretación desbordante de intensidad. Fue nominada al Oscar (ganó el galardón Julie Christie por “Darling”); Entre ambos intérpretes hay una extraordinaria química en sus contrastes.

 

La puesta en escena es espléndida en su función de proyectar un estado de ánimo. Desde la gran dirección artística del oscarizado John Stoll (por “Lawrence de Arabia”) ese escenario de la vivienda Tudor con esa cripta gótica que se emparenta con un calabozo, creando claustrofobia; Esto atomizado por la fenomenal cinematografía de los oscarizados Robert, Krasker en exteriores (fue premiado por nada menos que “El tercer Hombre”), y Surtees en platós (tres estatuillas: “Las minas del rey Salomón”, “Cautivos del mal”, y “Ben-Hur”), impregnando los fotogramas de angustia vital Amenazante, con picados y contrapicados dramáticos, acentuando la prisión que es la mansión, y sobre todo la cripta, con toques de planos subjetivos para hacernos sentir en primera persona, con ingeniosas alegorías simbólicas con las mariposas y la secuestrada, con reflejos de vidrios (el ya mencionado de Mirando en un bote), con mucha toma de líneas verticales para expresar la cárcel en la que estamos, son sinuosos travellings, con nerviosa cámara en mano en secuencias de tensión incipiente; Todo esto adornado por al neurálgica música del galo tri-oscarizado (las tres con David lean: “Lawrence de Arabia”, “Doctor Zhivago” y “Pasaje a la India”) Maurice Jarre, creando melodías ominosas, cortantes, secas, adustas, con leitmotiv que emula a un corazón palpitante nervioso.

 

Spoiler:

 

Momento recordables (aparte d ellos ya mencionados): Ella al inicio del secuestro le espeta: "Toda Inglaterra debe estar buscándome. Antes o después acabarán por encontrarme”, y él de modo frío le suelta: “Nunca nos encontraran, porque si, te están buscando a ti; pero nadie me está buscando a mí."; La supuesta última cena entre ambos. Él le pide el matrimonio regalándole una alianza, ella tras el desconcierto inicial, se da cuenta de que Freddie jamás la soltará, con lo que intentará juga con él siguiéndole la corriente, y le dice que sí. Y entonces él, tras ella haber dudado un poca entra en cólera, acabando en una batalla pro al casa; Cuando ya desesperada, Miranda intenta seducir a Freddie, se le ofrece sexualmente, desnudándose, besándolo, acariciándolo, dejando en el aire si es real o intento de manipulación de ella. Él termina rechazándola por creerla una ‘mujerzuela’, dejando entrever su frigidez o impotencia sexual. Entonces ella sabe que no tiene salida alguna ante este ‘demente’;

 

Rush final: Finalmente ella muere de neumonía cuando él tiene que ir a curarse la herida que ella le ha provocado en la cabeza al golpearle con una pala. Y cuando descubre su cadáver no lamenta su muerte porque queda desencantado de ella en el momento en que la joven trata de seducirle. Entonces en el sótano, la cámara abandona al secuestrador,  con movimiento ascendente, primera panorámica a la izquierda, encuadra el muro en que la víctima pintaba en colores fulgentes, los días de su reclusión y, seguidamente, hay movimiento descendente hasta el cuerpo sin vida de la joven en el camastro). Tras ello hay una elipsis, la voz en off de Frddie nos habla de donde la enterrado. Tras ello, decide raptar a una chica más de su condición (“alguien común, que me respete más, alguien a quien la pueda enseñar”, dice sobre su objetivo), una enfermera que vive en los alrededores.

 

Los productores no estuvieran satisfechos con el final más oscuro del libro; querían que Miranda escapara. Wyler rechazó el final "más feliz" de de terry Southern.

 

El papel secundario de la tía Annie fue interpretado por Mona Washbourne, mientras que Kenneth More interpretó a George Paston, o "GP", un hombre de la novela original a quien Miranda escribe extensamente y a quien admira. Las escenas de More fueron finalmente eliminadas del montaje final de la película. Fue la única película que More rodó en Hollywood.

 

Tres semanas después de los ensayos, Wyler despidió a Eggar porque no estaba satisfecho con su actuación, lo que provocó el cierre de la producción. Después de que la directora de la segunda unidad de la película completara una lectura completa del guion con Eggar, fue recontratada con la condición de que Kathleen Freeman, actriz de personajes, fuera su coach en el set. Fuera de cámara, a Eggar solo se le permitió hablar con Freeman.

 

La producción se trasladó a Inglaterra para filmar las escenas exteriores, que incluyeron rodajes en exteriores en Mount Vernon, Hampstead, Londres y Forest Row East Sussex. Los exteriores de la casa de Freddie se filmaron en una granja de 400 años de antigüedad en la zona rural de Kent. Después de completar los rodajes en exteriores en Inglaterra, la producción regresó a Los Ángeles, donde se llevó a cabo el resto del rodajeo.

 

El corte original de El Coleccionista duró tres horas. Debido a la presión de sus productores, Wyler se vio obligado a cortar la película en gran medida, eliminando 35 minutos del prólogo protagonizado por Kenneth More. Wyler dijo: «Algunas de las mejores secuencias que he filmado terminaron en la sala de montaje, incluyendo el papel de Kenneth».

 

Brillante film melodrama psycho-sexual, de los que cala y deja huella. Gloria Ucrania!!!

 

PD. El Coleccionista se estrenó en el Festival de Cine de Cannes en mayo de 1965, donde Stamp y Eggar ganaron los premios a Mejor Actor y Mejor Actriz, respectivamente.  Eggar ganó un Globo de Oro a Mejor Actriz en una Película Dramática por su actuación y también fue nominada al Óscar a Mejor Actriz, mientras que Wyler recibió una nominación a Mejor Director. Fue la última de las 12 nominaciones a los Óscar a Mejor Director, un récord para Wyler.

 


 


REVENGE. (2017)

 

Divertido pulp francés que fue el debut en un largometraje de la directora y guionista Coralie Fargeat. Film que he visto por explorar el pasado de la realizadora de la multi nominada al Oscar “La sustancia”, ambas cintas con muchos elementos en común que denotan una cineasta singular con pretensiones estéticas, sensoriales y de historias que provoquen al espectador y no lo dejen indiferente. Ambas con protagonistas femeninas, con historias de marcado tono feminista, ambas con una visualidad incisiva, ambas con presencia neurálgica de música moderna, y ambas con mucho gore. Thriller perteneciente al sub género de violación y venganza, cine de exploitation, donde se mezcla el cine de contenido sexual, una violación, y un juego del gato y el ratón donde la sangre mana a ríos de las enormes heridas de los protagonistas. Hay una inversión de roles de claros tintes feministas en querer exponer el empoderamiento femenino donde el habitual rol de vengador justiciero es de un hombre (aunque el mejor vengador de este SXXI es una mujer, La Novia de “Kill Bill”), aquí es una pin-up una ‘Lolita’ contra tres fortachones cazadores en medio del desierto.

 

La trama sigue a una joven que es violada y abandonada en el desierto por tres hombres, donde se recupera y busca vengarse de ellos. Coralie Fargeat se inspiró del Mad Max o Rambo, «con personajes fuertes en un viaje fantasmagórico». Inspiración también fue la película de Steven Spielberg, “Duel”, porque logra generar tensión usando «tan pocos elementos: un auto, un camión y eso es todo». Una amena propuesta que no aspira más que a hacerte pasar un rato entretenido en su loco desarrollo hiperrealista cercano al comic, una fantasía donde la protagonista Jen es un Ángel de Venganza (de ahí el nada sutil tatoo que le aparece tras su particular cura) de tintes sobrenaturales, ataviada por una sexy braguita y armada con un gran rifle persiguiendo a sus agresores descalza por el desierto, qué más da que el mínimo realismo es algo tan ausente del film como la vegetación.  No puedes perder el tiempo pensando en lo absurdo de cómo se recuperan de las escandalosas heridas unos y otros, es un Comic Pulp pasarratos.

 

Un trepidante entretenimiento, atmosféricamente atractivo, con una vigorosa fotografía de Robrecht Heyvaert (“Bad Boys for Life”) marca su estilo telúrico con esa toma inicial del agreste desierto (nunca se dice dónde estamos, pero se rodó en Marruecos) y luego gira para revelar que es la vista es a través de las gafas de sol de piloto de helicóptero Richard (Kevin Janssens). Para luego meternos en situación al aterrizar frente a una gran mansión vanguardista en medio del mencionado desierto, además de Richard baja del aparato una sensual jovencita, Jen (Matilda Lutz), con un trajecito diminuto que deja poco a la imaginación, y encima chupa una piruleta lascivamente esta preciosa Barbie. La residencia es una virguería por mor del diseñador de producción Fred M. Ortiz (“Tenet”), con esa cristalera con doseles de color azul y rojo que crean imágenes cuasi oníricas, con esos sofás que piden a gritos empantanarse de sangre, con esos pasillos sinuosos, con la alfombra, con esa piscina llena de agua en el centro de la nada. Vemos como la cámara se deleita en contrapicado con el cuerpazo de esta ‘virginal’ rubia, en su trasero su rostro, sus curvas, su vientre, pero también fetichiza a Richard al que vemos desnudo en todo su ‘esplendor’, incluso por delante; Esto adornado por otro de los elementos que cuida para crear clima la directora, como es la música, en este caso techno.

 

Tras un comienzo cargado de erotismo sin más, pasamos a confrontar a estos cuerpos esculpidos en gimnasio, frente a los dos cazadores que llegan cargados de armas, dos tipos comunes, fofos (uno más que otro), claramente reprimiendo sus ansias sexuales ante la sexy jovencita, que no se priva de cosificarse ante uno de ellos bailando lujuriosamente, sin darse cuenta de que despierta al macho salvaje que se cree con derecho de pernada sobre la mujer. Tras ello viene el quiebre, hay que suspender la credibilidad en que Richard deje solos a sus dos ‘amigos’ mientras va a un ‘mandado’. La violación, que se produce de forma lenta, pero con dramatismo. Entonces tras ser ‘usada’ la joven ya no les vale y la tiran. Entonces la dulce y delicada Jen renace de sus cenizas (nada sutil como escapa de su empalamiento, aparte de zero verosímil). La actriz milanesa Matilda Lutz está notable como el dual carácter de este bombón en principio cosificada como mujer objeto y luego como despiadada ‘revengeadora’, pero sexy.

 

Entonces comienza la cacería, donde el gato y el ratón se confunden. Con enfrentamientos uno por uno contra los tres hombres, con el primero en un estanque nocturno (con Jen aun con un trozo de rama en su costado ¿?); el segundo en una carretera de tierra de montaña; y el tercero con epicentro en la residencia de lujo. El duelo final, donde el hombre es ahora el que está desnudo frente a la cazadora, la casa se baña de sangre (como le encanta a la directora la sangre en charcos y las personas resbalando en ella, me refiero a que también lo reitera en “La sustancia”), donde otra vez hay que suspender la realidad para divertirse con el enfrentamiento, corriendo por el pasillo uno contra otro en un jocoso juego de pillar al otro por detrás, que más da que uno de ellos tenga en agujero por donde podría salir su clon más joven (referencia a “La sustancia”), como si el problema fuera que la sangre salga a chorros y no el daño interior, la hemorragia se solapa de forma desternillante (*spoiler). Para acabar todo en un clímax bien llevado, aunque sobrándome una frasecita ridícula que remarca el mensaje feminista de forma chusca (**spoiler). Acabando en un muy estético y alegórico epílogo (***spoiler).

 

Entre medias una noche en una cueva donde la joven se realizará una ‘ramboniana’ cauterización de herida (qué más da que los órganos por dentro debieran estar destrozados), con ‘anestesia’ en modo peyote (le crea un despertar explota-cabezas). Cauterización que le deja un desternillante tatuaje (si no está en relieve el dibujo de la lata de cerveza, como puede dejarle ese épico tatuaje?); La odisea de Jean salvaje, atávica, brutal, sangrienta, nada te puedes tomar en serio, como no se lo toma la directora.

 

Los tres hombres son tres clichés de visiones tóxicas desde el feminismo. Richard es el Macho Alpha, un adúltero con hijos que disfruta con su Lolita particular, un maltratador que no respeta a su amante, que ante un problema la deshecha vilmente. Kevin Janssens da boen como este machirulo psicópata; Stan el violador que no duda en aprovecharse de una tierna joven para saciar sus reprimidos deseos sexuales, no acepta un no, no acepta no gustarle y la toma por la fuerza. Vincent Colombe le da vida con vigor en como demuestra sutilmente al tipo reprimido a punto de estallar sexualmente como depredador; Dimitri es el tipo gordo, con gula (vemos comerse una chocolatina en primer plano, algo que emparenta el film con la mencionada “La Sustancia!”, por como vemos en primer plano una boca devorando langostinos), feo, que ante la violación de la chica decide pasar del tema y subir el volumen de la tv, el ejemplo de complicidad por omisión del deber. Guillaume Bouchède da bien sin más como el tipo con menso cancha en su rol.

 

Fargeat gusta de crear simbolismos diáfanos que impacten y nos pongan en guardia sobre lo que veremos, me refiero por ejemplo, a las hormigas (los hombres) sobre la manzana (la fruta de la tentación, ósea, la mujer) mordisqueada, o ese plano asqueroso de la chocolatina devorada en primer plano (el dulce es la mujer y el hombre como depredador de ella).

 

La protagonista es Matilda Lutz, una hermosa jovencita, que gusta de lucir sus encantos con aparente inocencia, de ahí la forma de presentarse en braguita ante los amigos de Richard, y de ahí como danza restregándose con Stan, ella como un elemento fetichista paras el disfrute masculino en esta parte. Hasta que renace como una heroína con trazas de Wolverine Rambo en cómo se cura las heridas y Lara Croft + Tte. Ripley en sus impresionantes habilidades de cacería (de donde le han venido a esta muñequita?).

 

Spoiler:

 

Richard y Stan encuentran el cuerpo de Dimitri en el agua. Stan toma la camioneta para continuar la búsqueda, mientras llena el tanque de gasolina, Jen le tiende una emboscada. Se produce un tiroteo sangriento, y Stan muere a tiros por culpa de Jen al intentar atropellarla; Tras no poder contactar a Stan por radio, Richard regresa a casa a toda velocidad y pide un helicóptero para que lo recoja. Mientras se ducha, oye un ruido. Jen lo sorprende y consigue dispararle en el estómago. Ambos se persiguen por la casa con escopetas mientras la sangre de Richard cubre piso y pared, hasta que este se *tapa la hemorragia envolviéndose en plástico film de cocina. A pesar de la pérdida de sangre, Richard logra atrapar a Jen y comienza a estrangularla, y le suelta: **‘Por qué las mujeres siempre tenéis que resistiros?’. Pero Jen le mete la mano en el estómago, lo que le permite recuperar el arma y, finalmente, matar a Richard. Jen, ***ensangrentada pero triunfante, sale de la casa al oír acercarse el helicóptero.

 

Por supuesto que no soporta un mínimo análisis como superan los cuerpos las heridas letales que tienen. Ya he mencionado la de Richard. Pero la primera es Jen, que cae empujada por un tajo de unos 30 metros de altura, quedando empalada en una rama, el golpe sin necesidad de la rama atravesándola sería más que suficiente para matarla, su cuerpo se habría partido por la columna en dos. Todo lo que sigue es solo admisible dan la licencia que es una peli-fábula moral. Consigue escaparse (con los miembros internos destrozados) cogiendo un mechero que desde el empalamiento retorcida prende fuego y con el se rompe el tronco donde está y con él ensartada huye del lugar, y aun atravesada es capaz de acabar con el primero de sus objetivos en la laguna; Está la situación de como Stan se clava el cristal del catalejo de Jen y este se le introduce varios centímetros en el pie y la directora nos hace ver cómo se lo saca él mismo en primer plano gore; Aparte queda como Stan puede levantar su arma y disparar con el  hombro destrozado por el disparo de Jen (¿?).

 

Venganza se filmó en una locación marroquí, elegida por el aspecto anodino y aislado de su desierto. Un pequeño pueblo al fondo de la villa no se filmó «para crear la sensación de que los personajes de la película están completamente solos».

 

En conjunto me queda un jocoso pasatiempo, muy tarantinesco. Por supuesto pretender buscar un mensaje de hondura feminista me resulta ridículo. Gloria Ucrania!!!

 

 


DON JUAN. (1926)

 

Muy entretenido film de aventuras de capa y espada con genuinas dosis de romanticismo. Obra parteaguas en la historia del cine, ya que fue el primer largometraje que utiliza el sistema de sonido Vitaphone con banda sonora sincronizada y efectos de sonido (aunque sin diálogos, estos, como hasta entonces se expresan mediante intertítulos), aunque no incluye diálogos hablados, siendo el antecedente de “El cantor de jazz” al año siguiente (1927), considerado la primera película hablada de la historia del cine, ambas dirigidas por Alan Crossland. La banda sonora fue interpretada por la Filarmónica de Nueva York, George Groves, encargado por The Vitaphone Corporation, fue el encargado de grabarla, ideó una innovadora técnica multimicrófono y realizó una mezcla en vivo de la orquesta de 107 músicos, convirtiéndose en el primer mezclador musical de la historia del cine, estos avances impulsados por Warner Bros en la producción.

 

Para su primer largometraje con Vitaphone, los hermanos Warner buscaban una película de primera que atrajera al público. Para el protagonista, seleccionaron a John Barrymore, saltó a la fama por sus interpretaciones de Ricardo III y Hamlet en Broadway. Recientemente habían fichado al actor y habían pagado un precio extra para tenerlo en su repertorio. Barrymore estaba furioso porque el proceso de Vitaphone aparecía en la facturación (y con una fuente más grande) a nombre de él. Para el acompañamiento musical, contrataron a la Orquesta Filarmónica de Nueva York, compuesta por 107 músicos, para grabar la partitura. El ingeniero de audio de Vitaphone, George Groves, insistió en usar seis micrófonos, cifra inaudita, para grabar la interpretación y luego mezcló señales en directo.

 

El film en sí, inspirado en el poema épico homónimo de Lord Byron de 1821, con guion escrito por Bess Meredyth (“Lirio entre espinas” o “El signo del zorro”) con intertítulos de Maude Fulton y Walter Anthony. Siendo claramente un vehículo de lucimiento para su estrella John Barrymore, que pretendía emular la estela del icónico Douglas Fairbanks, el gran exitoso aventurero de los años 20, con sus épicas Tres Mosqueteros (1921), Robin Hood (1922), El Ladrón de Bagdad (1924), y Don Q, Hijo del Zorro (1925). Barrymore (con 44 vitalistas años) se muestra como el mencionado, vivaraz, seductor, enérgico, acróbata (al parecer tenía un doble), gran espadachín, atlético, carismático, y sexy embutido en la malla de rayas blancas y negras (me lo parece a mí solo que cuando Lucrecia lo mira por vez primera lo hace a sus genitales?). Siendo brillante en sus ágiles ascensos a los balcones y ventanas de los palacios, asó como espectacular en el homérico duelo a espada frente a Donati (Montagu Love), ello en el palacio, demostrando una fisicidad intrépida, sensacional el salto que da en plano sostenido desde gran altura sobre su oponente, con una coreografía cargada de vitalidad. Asimismo, interpreta también otro rol en el prólogo del film, como el padre flemático y despechado de Juan. Como estupendo cuando debe disfrazarse del pérfido Nehri (interpretado brevemente por Gustav Von Seyffertitz), con una expresión facial que lo transforman de modo impresionante, traído esto de su anterior film “Dr. Jekyll y Mr. Hyde” (1920). Por cierto, Barrymore como Don Juan ostenta el récord de más besos en una película, besa a Astor y a la actriz Estelle Taylor 127 veces.

 

Enmarcando el relato en un colorido universo pérfido regido por el clan maléfico italiano de los Borgia (en realidad familia de origen aragonés, su apellido real era Borja), donde reinan los amores, infidelidades de mujeres insatisfechas, traiciones, celos, envenenamientos, torturas, asesinatos, solo me ha faltado la presencia del Papa Alejandro VI (nombre antes de ser papado era Rodrigo de Borja), jerarca católico siniestro, seguramente no incluido para no tener problemas con la censura. Ello también sabiendo el film de su carácter lúdico, añadiendo dosis de humor refrescante, como ese tramo inicial en Roma de Juan cual sinuoso vodevil teniendo que lidiar con tres mujeres a la vez cada una en una habitación sin que sepan de ellas y al final apareciendo el esposo de una de ellas, todo coronado por la ‘explicación’ del porque de la situación al marido; También chispeante el rol de Pedrillo, criado fiel de Don Juan, tenido buenos momentos en su graciosa amanerada expresividad, o como ‘cubre’ a su amo cuando lo ‘sustituye’ en uno de sus episodios mujeriegos.

 

Siendo una notable simbiosis entre géneros, desde el drama seco y adusto rallando el terror con el comienzo. El padre de Don Juan, Don José (John Barrymore), es avisado por su criado de la infidelidad de la mujer, Isabel (Jane Winton), la pilla cuasi in fraganti en el dormitorio, el amante se esconde tras una pared a medio tapiar, Don José juega con la esposa como gato con su ratón, sabedor del escondite del amante ordena terminar de tapiar el agujero, su esposa observa tensa y claramente aterrorizada, hasta que ella estalla queriendo salvar a su querido. Don José impasible hace su gente acabe de colocar los bloques mientras al otro lado grita de horror el amante. Tras lo que Don José expulsa del castillo a su mujer, desterrándola y dejándola sin el hijo Juan. Tremendo inicio.

 

Una superproducción para su tiempo, que luce esplendorosa en sus fastuosos decorados de Ben Carré (“El último mohicano” o “Una noche en la ópera”), su precioso vestuario creado por Sophie Wachner (“El que recibe el bofetón” o “Siempre alerta”), y esto potenciado por la magistral cinematografía de Byron Haskin (también creador de efectos especiales, posteriormente pasaría a la dirección en films como “La Guerra de los Mundos” o “Su majestad de los mares del sur”), en una inmersión grácil en el tiempo y lugar, sobresaliendo también en el vibrante manejo de la cámara, con espectaculares subjetivos, incluso a caballo para sumergirnos y hacernos sentir la tensión, tengamos en cuenta estamos hace 99 años.

 

Tras el mencionado primer acto de terror macabro moralista. Don José se convierte en un mujeriego misógino, ello expuesto en sus fiestas en las que disfruta del placer de varias féminas, esto le lleva a que una de ellas, por celos lo asesine, en sus ultimas palabras Don José destila a su hijo Juan toda la bilis posible contra las mujeres, según él  «Este es mi legado: ten cuidado con dar tu amor a las mujeres... sal al mundo y acepta su amor cuando te plazca, sonríe y olvida», para el padre las mujeres sólo traen tres cosas: vida, desilusión y muerte, vamos para él es disfrutar de ellas sin importarle ninguna. De adulto, Juan (John Barrymore también) está establecido en Roma, allí se divierte seduciendo a cuantas más mujeres mejor, siguiendo el consejo de su progenitor. Descacharrante en este sentido el intertítulo que remarca mordazmente: «El hogar de Don Juan, donde la inocencia puede entrar, pero nunca salir».

 

La Ciudad Eterna está gobernada por la retorcida familia Borgia, Lucrecia (Estelle Taylor) y su hermano César (Warner Orland). Pero Juan acaba prendado de la única mujer que se le resiste, Doña Adriana (Mary Astor). Ella y él sufrirán la ira de Lucrecia, despechada por ser ignorada por Don Juan, y es que ella hace una apuesta con sus socios: puede seducir y retener al promiscuo español con su belleza y encanto. Por lo que Lucrezia planea casarla con el conde Giano Donati (Montagu Love), uno de los secuaces de los Borgia, y envenenar al duque.

 

El director es hábil mostrando la decadencia de esta Roma borgiana, exhibiendo bacanales cargadas de alcohol y sobre todo sexo con muchas mujeres danzantes vestidas únicamente con velos ondulantes, todo el caldo de cultivo para bacanales hedonistas. Un universo depravado con porteadores negros ataviados teatralmente con piel de leopardo, como también resulta curioso como el criado fiel de Don José (el padre de Don juan) es un enano.

 

La película con escasa acción desemboca en un tramo final endiablado desde que Adriana es chantajeada para que se case con Donati. Tenemos la fiesta con varias mujeres en casa de Don Juan y como este está alterado hasta explotar con el tañir de campanas, esto aprovechando también el novedoso (ya mencionado) Vitaphone, entrelazado a la edición que yuxtapone los aspavientos turbados de Juan con las campanas tañendo en las iglesias. Lo cual nos lleva al trepidante rush donde la acción se desborda con escenas traídas de otros films clásicos, desde la pelea paladina a lo Robin Hood, el tramo en prisión a lo “El Conde de Monte Cristo”, o el tramo de la cámara de torturas 

 

Spoiler:

 

Tras una serie de sensacionales enfrentamientos contra numerosos enemigos, derrota a sus perseguidores y se une a Adriana. Y en un encantador plano final cabalgan juntos haca una entrañable (por lo artificiosa) puesta de sol.

 

El cine sonoro se hizo historia el 5 de agosto de 1926 en el Teatro Warner de Nueva York, con el estreno de "Don Juan". Varios cortos sonoros precedieron a la atracción principal, "Don Juan". Quienes asistieron por primera vez al estreno, pagando la astronómica suma de 10 dólares por entrada, se sorprendieron de que no hubiera músicos en la entrada. La música de la película se escuchaba a través de los altavoces del cine, provocando el delirio del público. Tras el estreno, Warner cobró 3 dólares por una entrada regular durante toda la función, tan popular fue "Don Juan" y su nueva tecnología. Sam cumplió con los deseos de Harry con la pionera banda sonora de la película, que contenía solo música y breves sonidos de un golpe a la puerta y espadas chocando en una escena de capa y espada. "Don Juan" se convirtió en la película más taquillera de los hermanos Warner hasta la fecha, recaudando más de 1,5 millones de dólares. Pero los gastos de equipar sus salas con un sistema de sonido, así como el alto costo de la producción de "Don Juan", hicieron que la película terminara en números rojos. Estas pérdidas limitaron el entusiasmo de Harry por seguir adelante con el sistema de sonido. Pero Sam dijo que abandonaría la colaboración con los hermanos si no podía producir futuras películas con sonido. Y se salió con la suya.

 

Algo curioso sobre la producción de Don Juan. Warner Brothers, entonces un estudio emergente, acababa de firmar un contrato de tres películas con Barrymore y quería iniciar la producción de Don Juan lo antes posible tras el gran éxito de Barrymore en Beau Brummel (1924). Sin embargo, Barrymore, quien por aquel entonces tenía una gran influencia, quería filmar lo que se convertiría en una versión desvirtuada, aunque pintoresca, de Moby Dick, titulada La Bestia Marina (1926). Por lo tanto, el calendario de producción de Don Juan se retrasó para que La Bestia Marina se estrenara primero. Afortunadamente para la historia del cine sonoro y para Don Juan, esto dio a los cuatro Warner Brothers tiempo suficiente para experimentar y aumentar su interés en Vitaphone. Surgió entonces la idea de estrenar una de las nuevas películas con banda sonora orquestal en el nuevo proceso de Vitaphone. Don Juan se completó y estuvo listo para su estreno a mediados de 1926, y fue elegido para Vitaphone.

 

Willard Louis, interpretó a Pedrillo, fiel asistente de Don Juan, murió durante el rodaje (a los 44 años de edad, a causa de una fiebre tifoidea y de una neumonía), razón por la cual desapareció de la segunda parte de la película; Hedda Hopper aparece brevemente, la que en los años treinta se convertiría en famosa columnista de Hollywood. En esta ocupación tuvo una contienda notoria con Louella Parsons, periodista de larga trayectoria en la especialidad. Hopper y Parsons rivalizaron por el título de "Reina de Hollywood", aunque quienes las conocieron afirmaban que Hopper era más sádica. Siendo una ferviente defensora de la hedionda ‘Lista Negra de Hollywood’ que impulsó el pérfido senador McCarthy; También aparece Myrna Loy en uno de sus primeros papeles como la sirvienta de Lucrecia.

 

En conjunto, un infravalorado film de aventuras. Gloria Ucrania!!!