domingo, 5 de enero de 2025

 


EL TAMBOR DE HOJALATA

 

Sobrevalorado film alemán. Acabo de ver la versión del director, con 20 minutos de metraje añadidos que habían sido cortados previamente para complacer a los distribuidores, el corte de Volker Schlöndorff. No es que sea malo, es que resulta atrompicado, irregular, y con muchos michelines a liposuccionar. Es la adaptación cinematográfica antibélica de la novela homónima de Günter Grass de 1959, dirigida por Volker Schlöndorff, Grass asesoró a Schlöndorff durante gran parte de la preproducción de la película y la redacción del guión, y en la película se le atribuye a Grass el mérito de "editar y complementar" el diálogo. El acreditado guion es coescrito por Schlöndorff, Jean-Claude Carrière (“El discreto encanto de la burguesía” o “Cyrano de Bergerac”) y Franz Seitz (“Versuchung im Sommerwind” o “Erfolg”), centrando el relato en un niño que (cual Peter Pan) detiene voluntariamente su propio desarrollo físico y permanece en el cuerpo de un niño incluso cuando entra en la edad adulta, siendo protagonizado por David Bennent en el papel principal de Oskar Matzerath, acompañándolo Mario Adorf, Angela Winkler, Katharina Thalbach, Daniel Olbrychski y Charles Aznavour. Una narración que empieza de modo cautivador en modo realismo mágico, con deliciosos toques de humor en su vitriólica introducción.

Narra la vida del pequeño Oskar, a partir de la concepción de su madre en un huerto de patatas. Oskar, niño precoz que vive en Danzig (región alemana dentro del territorio polaco), tiene padres de ambas nacionalidades (polaca y alemán) y no le hace gracia el chovinismo nacionalista que ve a su alrededor. Así que, el día de su tercer cumpleaños, toma la decisión consciente de dejar de crecer. Ofrece explicación para su decisión cayéndose por las escaleras del sótano. Y durante el resto de la película permanece detenido en su crecimiento. Niño de ojos saltones que nunca va a ninguna parte sin un tambor de hojalata que toca sin parar, otro rasgo singular es el de gritar tan fuerte que hace añicos el cristal.

Comienza antes del nacimiento de Oskar, en una sub historia cargada de brillantez en cómo se narra con agilidad y sentido del humor bizarro. Su abuela, la campesina Anna (Tina Engel), de raza casubia (etnia que habita principalmente en el centro-norte de Polonia y que nunca fue lo suficientemente polaca o alemana para ninguno de los dos grupos étnicos) está en el campo cultivando patatas, allí parece un fugitivo pirómano, Josef Koljaiczek (Roland Teubner), huye de la policía, ella lo esconde bajo sus faldas, mientras llegan polis y la interrogan el escondido le practica sexo oral. Hay una elipsis de 20 años, hasta una Anna mayor (ahora Berta Drews) y su hija adulta, Agnes (Angela Winkler). El amante de la abuela desapareció después de que la policía lo persiguiera y él se sumergió en el agua para no ser visto nunca más, se rumorea posteriormente se convirtió en un magnate de seguros contra incendios y cerillas (¿?) en Chicago. Agnes se casa con un cocinero alemán, Alfred (Mario Adorf), pero está enamorada de su primo polaco, Jan (Daniel Obrychski). De este trío nace Oskar, niño que mitifica sus orígenes y narra su nacimiento en desternillante off. Schlöndorff imagina a Oskar, de ojos azules, escondido en el vientre de su madre, reacio a nacer, se deja apaciguar con la promesa de un tambor de hojalata en su tercer cumpleaños y decide salir del útero. Filmado en rojo intenso, el paso al mundo es espeluznante, visto en delirante subjetivo.

 

Pero cuando debe desarrollar la historia la cinta cae en muchos bajones, no siendo capaz (por lo menos a mi) de hacerme empático el aniñado protagonista, me resulta irritante, amén de que nunca veo (debo ser muy torpe) el que importancia tiene que sea pequeño como señal de rebeldía, como nunca se entiende, porque pasan los años y él puede tener físico de niño, pero su mente debería avanzar y esto resulta complicado de sentir. Es un chiquillo repelente, chillón, grimante, sin carácter simpático, no me puedo emocionar por lo que le pase. No siento que sus peligros me afecten lo más mínimo, no le veo bondad alguna, cuando conoce el sexo, me refiero a el tramo con la rubia criada María (correcta Katharina Thalbach), como se expone el despertar sexual del joven me ha resultado grimante y repulsivo, uno no puede dejar de ver a un niño, hace tenía 16 cuando tenía 11, pero esto no atenúa el desagrado en las escenas subidas de tono, que se podrían haber mostrado con más elegancia y sutilidad, y no hundirse en lo chabacano de verlo a Oskar una especie de pica-pica sobre la palma de la mano de María (hace tenía 16 y tenía 24), y esta la chupa (grrrr!), para más adelante hacerle un explícito cunnilingus fuera de plano y hasta fornicar con ella en la cama, parece el director pretende polemizar e impactar más que ser profundo en su idea. Ejemplo de esta ambición es la fuera de lugar escena en la que vemos a un pescador en el rio que utiliza como ‘cebo’ la cabeza de un caballo, por la que se cuelan sinuosas anguilas. 

 

Es un Oskar egoísta, narcisista, mezquino, que nunca veo sienta odio por los nazis, se deja engatusar por ellos, incluso cuando sabe han matado a su amigo el judío juguetero Sigismund Markus (Azanavour), no parece albergar sentimientos de cariño alguno. Es un mero pasajero de la historia, nunca se involucra, es llevado por azar y sin apenas tomar decisiones, no conecto con él. No llego a ver la metáfora de la rebeldía sobrenatural de Oskar enlazado al ascenso del nazismo, se me escapa. David Bennent lo interpreta con fuerza y vigor inusitado en su potencia expresiva, lástima que esto sea en una forma errada para que me emocione. Aunque David Bennett tenía 12 años cuando se rodó la película, tenía un trastorno del crecimiento que le hacía parecer seis o siete años más joven. Era físicamente perfecto para el papel; La madre de Oskar es otra que me ha sido grimante en su comportamiento arbitrario, una lujuriosa que no parece importarle mucho su hijito.

 

Pasamos por acontecimientos históricos filtrados por los ojos de Oskar, como es el ascenso nazi, el antisemitismo, la Noche de los Cristales Rotos, la Invasión Alemana, la toma de París por los nazis, el Muro Atlántico y el Día D, la llegada salvaje de los rusos, *el éxodo de civiles en trenes de ganado (los vagones probablemente donde llevaron a judíos a los campos de exterminio) huyendo de las hordas rusas hacia el oeste. Esto mezclado con los diferentes avatares por los que pasa Oskar, como es asistir a la infidelidad de su madre, su relación con el juguetero judío, la muerte de su madre, su amor por una joven criada, su despertar sexual, o su unión a un grupo de enanos que divierten a las tropas germanas. Esto último pareciera influenciado por una mezcla de cine de Fellini más el compatriota del director, Werner Herzog, en una parodia pasada de vueltas de la visión del belicismo.

 

Hay que entender la película como de carácter alegórico. Atacando el director el fariseísmo de los adultos capaz de ver como algo bueno el advenimiento nazi. Pero se hace con mucho relleno amorfo, mucho tramo parche. Creo entender que Oskar es el sentimiento de culpa de los pueblos en sus guerras, hijo de una polaca y oficialmente de un alemán, pero en realidad de un polaco, es el fruto averiado de Danzig, la madre, ante el debate interno entre estar con la comodidad de su esposo pronazi y estar con su amor polaco, escoge la solución radical. pero esto me llega atrofiado. 

 

Una de las mejores escenas del bloque central es en la que Oskar ridiculiza los rituales y boato nazis. Ello cuando durante un sarao hitleriano, Oskar escondido bajo las gradas toca su tambor y con ello confunde a la banda de música militar que toca una marcha marcial nazi pasa a tocar el vals ‘El Danubio Azul’, y con ello todos los asistentes (ataviados ‘nazimente’) pasan de hacer el saludo nazi a bailar el vals todos juntos, ello ante la ira del mandamás tudesco.

 

Hay una recreación suigéneris de lo que se dio en llamar la Defensa de la oficina de correos en Danzig, la considerada primera batalla de la WWII, el 1 septiembre de 1939. Aquí Oskar es llevado por Jan a la oficina de correos el día de autos pues el chico quiere un empleado de correos le arregle el tambor. Vemos el enfrentamiento pasado por el filtro distorsionado de Oskar, que ve esta entente bélica con cuasi-indiferencia, solo preocupado por su atabal. Escena que exhibe gran frio en su violencia salvaje de explosiones, heridos, muertos.

 

Spoiler:

 

Llegados al rush final hay una incoherencia de guion chirriante, y es que Oskar vuelve de su periplo con la troupe de enanos (donde ha conocido el amor). Ha estado entreteniendo a los soldados del frente nazi, vestiditos de militares. Pero sin embargo de vuelta con su ‘padre’ en Danzig, vemos le buscan para llevárselo por no ser prototipo ario, por ser enano, y por tanto limpiárselo con la eutanasia. Si ha estado con el ejército nazi, no tiene sentido. 

 

Oskar dice, respecto al ataque nazi con fuego a sinagogas y negocios judíos, "Érase una vez un pueblo crédulo que creía en Papá Noel. ¡Pero Papá Noel era en realidad el hombre del gas!"

 

Escena turbadora por su carácter circular cuando Oskar mece al que cree es su hijo con Maria, y le promete un tambor de hojalata para su tercer cumpleaños.

 

Con respecto a las metáforas, es eficaz la que se produce en el sótano de Alfred cuando irrumpen soldados del ejército rojo soviético, y para esconder un pin nazi que tiene Oskar se lo traga (mientras a su lado violan a una mujer), tiene arcadas aspavientos y termina ametrallado por los rusos.

 

Siguiendo la narración circular acaba donde empezó, Oskar decide que ya es suficiente estancamiento físico y volverá a crecer, para hacerlo creíble provocará un accidente, cayendo de cabeza en la tumba de Alfred. Tras ser okupada la tienda de Alfred por el que el gobierno títere polaco ha adjudicado (un judío), María decide emigrar y lo hace con miles de personas en *trenes hacia el oeste, ello mientras la abuela de Oskar se queda despidiéndose, luego la vemos seguir cultivando el campo de patatas. Fin; Por cierto, la abuela, personaje que durante todo el bloque central no aparece (¿?), con el juego que hubiera dado su carácter.

 

Esta versión del director es de ciento sesenta y cuatro minutos de duración, que reincorpora secuencias por las que el novelista presionó (la orgía de Rasputín y el enloquecido superviviente-desinfectante de Treblinka Fajngold (Wojciech Pszoniak)) de veinticinco minutos que fueron recortados y desechados hace treinta años. La controvertida película abarca dos tercios de la gran novela, hasta el final de la guerra. No es que el pueblo alemán haya cambiado después de 1945, sino que su actor principal había crecido, había cambiado su voz y no estaba dispuesto a encasillar su carrera; y porque ese personaje principal perdió su grito destrozador de cristales y su tambor de juguete; y porque sería difícil encontrar un productor, Schlöndorff todavía no ha hecho la continuación que Grass le pedía.

 

La película se rodó principalmente en Alemania Occidental y Berlín, incluidos los estudios Spandau. Algunas escenas callejeras, en particular las relacionadas con los puntos de referencia de Danzig, se rodaron en Gdansk, Polonia. Las autoridades comunistas polacas le dieron al equipo poco tiempo en el país, ya que la novela en sí había sido prohibida en los países del Bloque del Este. Mientras se filmaba en Polonia, las autoridades arrestaron a un asistente de producción cuando intentaba comprar anguilas para una escena de la película a los barcos pesqueros, acusado de intentar sabotear las industrias nacionales. Las escenas con la oficina de correos polaca se rodaron en Zagreb, Croacia, al igual que varias escenas callejeras genéricas. Las escenas en Francia se rodaron en sets.

 

La fama del film está por encima de su irregularidad, aun teniendo buenos momentos que la hacen recomendable. Gloria Ucrania!!!

 

La película ganó la Palma de Oro en el Festival de Cine de Cannes, siendo una ‘herejía’ que compartiera el premio con la Totémica “Apocalypse Now”.  También ganó el Oscar a la Mejor Película en Lengua Extranjera, superando a la nominada española “Mama cumple cien años”.

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