LAS VIRGENES SUICIDAS.
Sugestivo drama, que desgraciadamente
pierde cuando piensas en él, pues te das cuenta que quizás te ha seducido su
febril ambientación, pero por dentro son demasiadas preguntas sin respuesta las
que deja, faltando tal vez arrojo para haber profundizado en el tema central
del hastío y angustia vital juvenil femenina ante una educación opresiva. Fue
el debut en la dirección y guion de Sofia Coppola de un largo, adaptando la
primera novela de Jeffrey Eugenides de 1993. Sofia nació, se crió y creció en
el cine como testigo de lujo de la carrera de su padre Francis (produce aquí).
Luego, despegó su carrera con actuaciones en películas de su progenitor, a
continuación, participó en el guion de "New York Stories"
compartiendo el libreto con nada menos que Scorcese y Allen. Por último, dio su
gran salto al dirigir un corto de 14 minutos con temática adolescente, el cual
le dio pie suficiente para dirigir este su primer filme. La película sigue la
vida de cinco hermanas adolescentes en un suburbio de clase media alta de
Detroit durante 1975 (en realidad filmada en Toronto), protagonizada por James
Woods, Kathleen Turner, Kirsten Dunst, AJ Cook y Josh Hartnett, con Scott
Glenn, Michael Paré, Jonathan Tucker y Danny DeVito en papeles secundarios. La
película marcó la primera colaboración entre Sofia Coppola y Kirsten Dunst, a
quien Coppola luego eligió para el papel protagonista en varias de sus
películas posteriores. En una visión exógena de una familia suburbana,
compuesta por un estricto matrimonio y sus cinco adolescentes núbiles rubias
hijas [hermanas adolescentes Lisbon: Cecilia (Hanna Hall), Lux (Kirsten Dunst),
Mary (AJ Cook), Bonnie (Chelse Swain) y Therese (Leslie Hayman)], a través de
varios jóvenes (Tim, Noah, Robert) 25
años después de los trágicos hechos que describen el título-spoiler y que
también abre el film (el alumno Richard, la periodista, los taladores, Trip, el
grupo de adolescentes espías, etc).
Se nos cuenta la vida de
estas chicas a partir de cuándo una de ellas intentó suicidarse cortándose las
venas, y como eso insufló un halo melancólico etéreo que desprenden las
hermanas. Esta visión de adolescentes tiende a idealizarlas cual sueño húmedo
inalcanzable, fantasean con ellas, las espían, incluso leen el diario de una de
ellas, evocando a unos seres elevados a un pedestal sublimado: "Supimos lo
que era ser una chica y como el serlo te hacía soñar y saber qué colores
combinaban bien… Nosotros no sabíamos nada sobre ellas, sin embargo, ellas
parecían saberlo todo de nosotros”, comentan bajo la voz original de Givanni
Ribisi (en “Lost in Traslation” de Sofia, interpreta al marido de Scarlett
Johansson).
En el tranquilo suburbio de Grosse Pointe, Michigan,
un grupo de chicos del vecindario, ahora hombres adultos, reflexionan sobre sus
recuerdos de las cinco hermanas Lisbon, de entre 13 y 17 años, en 1975.
Inalcanzables debido a sus padres católicos sobreprotectores, el profesor de
matemáticas Ronald Lisbon (Woods) y su esposa ama de casa Sara (Turner), las
chicas (Therese, Mary, Bonnie, Lux y Cecilia) son enigmas que llenan las
conversaciones y los sueños de los chicos. Durante el verano, la hermana menor,
Cecilia, se corta la muñeca en una bañera, pero sobrevive. Su terapeuta, el Dr.
Horniker (DeVito), sugiere a sus padres que el intento de suicidio de Cecilia
fue un grito de ayuda y que se beneficiaría de una interacción más amplia con
sus compañeros, especialmente los chicos. A pesar de esto, la Sra. Lisbon no
está dispuesta a permitir que sus hijas tengan una vida social normal. El Sr.
Lisbon la convence de que permita una fiesta supervisada para que Cecilia se
sienta mejor.
Es una especie de rompecabezas donde piezas van
desfilando en los testimonios, pero al final faltan piezas, el puzle queda
incompleto, bonito, delicioso, pero inacabado. Es una dirección que
inteligentemente no juzga, no ensalza el suicidio, no caricaturiza a los
represivos progenitores, sabe insertar dosis de humor, pero a la vez sabe
describir ese mundillo adolescente tan de que todo lo atomiza como si no
hubiera mañana. Sofia maneja la estructura narrativa para crear un halo
mitológico en estas ‘sirenas’, al ser exterior el enfoque nunca sabemos
realmente que piensan, que anhelan, que sueñan, y por supuesto, que les llevó a
la decisión irreversible, por lo que la directora se queda en un hermoso esbozo
de estas 5 Venus, faltando por ello introspección y con ello capacidad para
empatizar con ellas. Esto es a la par un buen elemento el idealizarlas de modo
lisérgico, pero también resta simpatía por ellas, pudiendo a llegar a verse
como unas caprichosas. Tampoco ayuda que solo se le de un poco de carácter a una
de ellas (Lux), resto son totalmente intercambiables, nada sabremos de ellas,
meros bellos posters, en esto falla, pues no hay personalidades, solo la de Lux
y su rebeldía ante la rigidez de la educación puritana.
Acaba siendo un lindo enigma, envuelto en una puesta
en escena esplendida en su principal función de trnasmitir un estado de ánimo
pesaroso, que nos retrotrae al tiempo y lugar. Con una cinematografía de Edward
Lanchman (“Erin Brockovich”), granulada en tonos pastel que evocan, componiendo
tomas de niveles cuasi hipnóticos en su lirismo visual, esos cuadros de las
hermanas tiradas por el dormitorio, o esa forma de filmar la fiesta en la
escuela, o esa desgarradora toma panorámica en alto de Trip abandonando a Lux
en medio del campo de rugby; La película también se inspiró visualmente en la
película de Peter Weir de 1975, Picnic at Hanging Rock; Todo esto adornado por
la música original del grupo techno francés Air, que infunde un velo de
sublimación a la historia, destacando la neurálgica canción “Playground love”,
leitmotiv suena en varios momentos del film. Además hay un repertorio de temas
pop que potencian las sensaciones, como cuando durante el baile de instituto se
escucha “I’m not in love” de 10 cc; la presentación de Trip se hace al son del
alusivo “Magic man” de Heart; o el vigoroso "The air that I breathe"
de los Hollies.
Tiene un inicio que mueve a una turbadora intriga
auscultando a estas virginales jóvenes. Ante el intento de suicidio de Cecilia,
el Dr. Hornicker le espeta que no tiene edad suficiente para saber lo mala que
es la vida, ella le dice con naturalidad cortante: “Obviamente, nunca has sido
una niña de 13 años”. Tras lo que vendrá el éxito en darse muerta, esta vez de
un modo truculento (recuerda a una de “La Profecía”). Ello tras un espacio
esparcimiento y libertad, y es que la historia a cada destello de libertad que
los padres dan a las jóvenes, hay un ‘catacrack’
He mencionado que la única de las hermanas un poco
desarrollada (tampoco demasiado) es Lux, pero es que tampoco entre el grupo de chicos
que llevan la voz cantante en la historia hay individualidad alguna son un ente
monocorde sin personalidad. Solo tiene alma uno de los pretendientes de Lux
(que no es uno del grupito), el arrogante y guaperas Trip, al que da vida un
notable Josh Harnett, derrochando simpatía, muy buena la química que tiene con
la Dunst. Él la ansía como a la Luna, y traza su plan, camelándose a los
padres, teniendo que buscar Hasta desembocar en el manido baile escolar, allí por
fin tendrá Trip la Luna, y como la máxima de que cuando tienes lo que quieres
ya no lo quieres. Esto expresado en un devastador plano de Lux despertando sola
en medio de un infinito campo de futbol, abandonada, y teniendo que volver sola
a casa en taxi. Allí la reacción d ellos padres convertirá el hogar Lisbon en
lorquiana ‘La Casa de Bernarda Alba’. Pagando justas por pecadora, pues esto me
queda chirriante, que el castigo de lo `malo’ hecho por una lo pagan las otras
tres, esto haría que le guardaran rencor a ella, amén de querer hacérselo ver a
los padres, esta parte me resulta farragosa. Entonces los jovencitos vecinos
entran en otra fase, pues ahora solo las entreven, las medio observan con
telescopio por ventanas. Aunque inexplicablemente se nos cuenta que Lux se
acuesta con todo el que pasa por la casa en el tejado, esto no me resulta
verosímil, primero con el castigo de aislamiento, y luego que cualquiera pude verla
‘retozar’ y acabarían sabiéndolo los padres. Esta reacción de ella es para que
sintamos como su autoestima ha colapsado después de su frustrada relación con
Trip que la ‘abandonó’ despreciablemente. Trip lo explica a cámara (ahora
encarnado por Michael Pare), que no sabe porque hizo esto.
Hay una divertida fase en que los chicos intentaran
comunicarse con ellas de cualquier modo posible, acaban haciéndolo
‘originalmente’ por teléfono, cuando contestan les ponen música pop, pero ellos
no les hablan. Esto queda muy poético. Pero vuelvo a que la represión de los
padres no sería para tanto cuando pueden disponer ellas del teléfono como
quieran, como no entiendo porque los chicos no las hablan.
Hasta que una noche deciden dar los chicos el gran
salto, y cual príncipes de un cuento van a rescatarlas d ela Torre donde están
‘raptadas’. Pero lo que encuentran les deja aterrados. Tras el título del film
(por lo que no puede ser spoiler). Hay un acto final formidable en como refleja
la decadencia del barrio suburbano, como describe con punzón tóxico a este
vecindario, con esa fascinante metáfora del aire viciado, con la consecuente
fiesta con máscaras antigas en una casa con piscina. Por en medio la reacción
de la Sra. Lisbon ante la múltiple tragedia: “Siempre hubo mucho amor en
nuestra casa (Boom)”.
En el papel del señor y la señora Lisbon, James Woods
y Kathleen Turner, espléndidos en el retrato sutil de unos padres ultra
protectores puritanos, notándose en pequeños detalles que es ella la que lleva
la voz imperante. El rol de la Turner con ese colgante de crucifijo que marca
su carácter católico que luego vemos es bastante cerril. La actriz le da vida
con naturalidad, sin histrionismos caricaturescos, sin hacerse ver como una
villana ‘dickensiana’, madre con cinco hijas que vela por la moral de ellas;
Woods da vida al patriarca que se nota llevado por ella, marcado por sus
silencios, su mansedumbre, su mirada a veces perdida. El veterano actor impregna
de humanidad al trágico progenitor; Kirsten Dunst en el de su hija Lux, la única
con algo de personalidad, maravillosamente atractiva, sexy, el pecado echa
mujer, pero dejando un halo de melancolía en su mirada, estupenda.
Además de los defectos mencionados que hacen impidan
pueda elevarse más el film. Hay alguno más, como la entrada en acción del sacerdote
encarnado por Scott Glen, que parece dará juego, pero se olvidan de él, seguro
que en la edición se perdió más de su actuación; Falta introspección de las
chicas correlacionándose entre ellas, nunca las vemos comentar nada entre ellas
sobre que quieren o que temen, y esto resta, pues sin estos cimientos, la ‘Bomba’
titular cae de modo aparatoso. Pues además, son cuatro chicas que se tiene par apoyarse
entre ellas, por lo que es complicado
tomen la drástica decisión.
Spoiler:
Rush final: Cuando los chicos finalmente llegan esa
noche, encuentran a Lux sola en la sala de estar, fumando un cigarrillo.
Pensando que van a ayudar a las chicas a escapar, los chicos son invitados por
Lux para esperar a sus hermanas, mientras ella va a encender el auto. Curiosos,
los chicos deambulan por el sótano después de escuchar un ruido y descubren el
cuerpo de Bonnie colgando de las vigas del techo. Horrorizados, los chicos se
apresuran a subir las escaleras, solo para tropezar con el cuerpo de Mary en la
cocina, quien metió la cabeza en el horno de gas. Los chicos se dan cuenta de
que las chicas se suicidaron en un aparente pacto suicida: Therese tomó una
sobredosis de pastillas para dormir en el piso de arriba y Lux murió de
intoxicación por monóxido de carbono al dejar el motor del auto encendido en el
garaje cerrado. Devastados por el suicidio de todos sus hijos, el señor y la
señora Lisbon huyen silenciosamente del barrio y nunca más se los vuelve a ver.
El señor Lisbon hace que un amigo limpie la casa y venda las pertenencias de la
familia en una venta de garaje; las fotos familiares y otros recuerdos se tiran
a la basura y los chicos los recogen. Finalmente, la casa se vende a una pareja
joven de la zona de Boston. Sin saber cómo reaccionar ante los acontecimientos,
los adultos de la comunidad siguen con sus vidas como si nada hubiera pasado, o
incluso se burlan de los suicidios, pero los chicos no pueden dejar de pensar
en las hermanas Lisbon y en por qué hicieron lo que hicieron. Ahora, ya
adultos, reconocen que habían amado a las chicas y que el misterio que rodea
sus muertes los atormentará por el resto de sus vidas.
Me queda una película que tiene éxito en crear
atmósfera, opero falla en dar profundidad, y en esta historia dramática debería
ser fundamental. Gloria Ucrania!!!
El narrador cierra de modo lírico: "Lo que quedó
después de ellos no fue la vida, sino la lista más trivial de hechos
mundanos".
PD. El hermano de Coppola, Roman Coppola, fue el
director de la segunda unidad de la película.
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