domingo, 28 de enero de 2024

 


TRES HOMBRES MALOS. (1926)

 

Notable film mudo del maestro John Ford, fue su último western hasta que 12+1 años después realizó la obra maestra “La diligencia”. Con casi 100 años desde su estreno, es una cinta que se mantiene fresca y saludable, marcando a fuego el estilo fordiano, y por ende de sus films del oeste, que no eran más que frescos de como USA creció por sus colonos, y este ensanchamiento se hico merced a la violencia que luego heredaron gentes pacíficas, algo sobre lo que volvería en varias ocasiones el cineasta de Maine, ejemplo mítico su crepuscular último occidental “El hombre que mató a Liberty Valance”. Aquí Ford muestra sus cartas en una mordaz mezcla de acción, humor, drama y romance con el trasfondo de la colonización salvaje de los estados estadounidenses. Esta es una de las tres versiones de la misma historia realizadas por Ford a lo largo de su carrera. Primero fue “Marked Men” en 1919 (la película ahora está perdida) con Harry Carey, J Farrell MacDonald y Ted Brooks en los papeles principales. Veintinueve años después, en 1948, hizo “Los 3 Padrinos”, con John Wayne, Pedro Armendáriz y el hijo de Carey, Harry Carey Jr como protagonistas, aquí cambiando a la huérfana talludita de este de 1926, por un bebe que deben llevar los malos a través del desierto. Entretanto, en 1926, realizó esta “3 Bad Men”, demostrando el director experiencia en saber desarrollar una historia con varias historias paralelas que luego convergen, dotando de hondura dramática a los personajes, con una ágil caracterización, impregnando de carisma a sus tres malos, aportando una camaradería que trasciende la pantalla, bañando la cinta de escenas recordables, en muchos casos dotadas de lirismo visual profundo, valga de prueba la el bello epílogo elegiaco.

 

Una película hermosa en momentos épicos, sobre todo esa carrera de carretas de colonos queriendo en modo darwinista hacerse con parcelas en Oregón, todo un prodigio (tenido en cuenta el año) de rodaje vigoroso extraordinario, aunado con la mística fordiana de como exhibe los paisajes del oeste. Todo ello con los clichés del género popularizados posteriormente en el cine, desde los asaltos a caravanas, salones del oeste con peleas, carteles de forajidos con el se busca por recompensa, persecuciones por el desierto, y un clímax con disparos a tropel adornado incluso con una explosión.

 

La película comienza con Lee Carleton (Olive Borden) y su padre viajando por las praderas occidentales cuando su carro pierde una rueda. Llega el jinete y armonicista de espíritu libre Dan O'Malley (George O'Brien), les ayuda a arreglar la rueda. Las chispas vuelan entre Dan y Lee, pero padre e hija se dirigen al oeste por la fiebre territorial de 1876, y los grupos pronto se dispersan. Más tarde, nuestros hombres malos titulares, "Bull" Stanley (Tom Santschi), Mike Costigan (J Farrell MacDonald) y "Spade" Allen (Frank Campeau), buscados por la ley ladrones de caballos, buscan presa fácil y vienen al otro lado del vagón Carleton. Antes que tengan la oportunidad de hacer un movimiento, son testigos de cómo otro grupo ataca la carreta y mata al padre de Lee. Después de deshacerse de los intrusos, Mike y Spade comienzan a huir con los caballos, y Bull está a punto de despachar a la víctima final, hasta que resulta ser una joven (Lee), en lo que cambia abruptamente de opinión y promete su ayuda y la de su pandilla. El nuevo contingente de Carleton se dirige a un nuevo asentamiento temporal en Custer en las Black Hills (Dakota del Sur) que marca el punto de partida de la fiebre por la tierra. El sheriff del pueblo, Layne Hunter (Lou Tellegen), se ha cansado de su novia Millie (Priscilla Bonner) y la trata sin escrúpulos.

 

También es una historia con reminiscencias bíblicas, algo también muy fordiano, es una historia de redención, donde los tres hombres malos titulares sufren una epifanía y cambian sus vidas, teniendo un fin su existencia en algo bueno en proteger a una desvalida huérfana; también claramente la búsqueda de la tierra para vivir fértil, no es más que un sucedáneo del Éxodo para hallar la Tierra Prometida.

 

Tiene un arranque vigoroso muy moderno en la presentación mordaz de los tres titulares. Aunque primero nos hacen una espléndida semblanza de la colonización estadounidense, explicando el ‘desalojo’ de los nativos para dar lugar a los emigrantes europeos que vemos llegar en barcos. Tenemos en una epopéyica toma a una caravana de colonos por la pradera desértica hacia las Dakotas por la Fiebre del oro, unos Sioux observan a lo lejos cual sentimiento de impotencia de ser robados sin nada poder oponer. Tenemos un ágil montaje en que hay varios carteles con rostros de “Se Buscan”, sobre los tres forajidos, tras lo que los vemos en modo expresionista (Ford bebía mucho de este estilo visual) a los tres recortados por su silueta contra el sol (toma que será circular), en contrapicado aparecer sobre el horizonte de una ladera, muy poético. Están en carne y hueso sobre una colina observar a una carreta rezagada a la que poder robar los caballos. Pero antes que puedan salir al galope ven que un grupo de cuatreros se les adelantan y vemos comentan (a través de un divertido intertítulo), "Nuestro negocio se está saturando". Tras ello deciden asaltar a los asaltadores y se produce la catarsis. En unos pocos minutos nos ha sintetizado Ford la Colonización de USA, maravilloso todo. Hay una trémulo tramo en que Lee se entera a través del villano Layne Hunter de quienes son realmente sus tres acompañantes, primero el rostro de ella se sorprende, oye las risas de decenas de presentes, pero rápidamente se recompone y hace un chascarrillo invitando a sus Tres Malos a montar el campamento como si no hiciera caso a lo oído, a lo que los 3 reaccionan orgulloso, habiendo un delirante momento cuando uno de ellos coge a un presente por el cuello preguntándole que mira, entonces vemos con él que es bizco y lo deja.

 

Ford construye con mimo la personalidad d ellos protagonistas en la primera parte, tirando mucho de humor, como cuando al comienza Dan parece va a besar a Lee, inclinándose sobre ella, le agarra la cabeza y… le limpia una mancha de barro de su rostro, dejando a la joven cariacontecida por lo que esperaba, como el jocoso tramo en que dos de los Malos Mike y Spade deciden buscar un novio para Lee, cual si buscaran un traje a medida, como auscultan a varios tipos por el camino (dejando entrever el racismo de la época), la bufonesca pelea en el salón (por supuesto con sillas rotas), como uno de los 3 Malos tapa la jaula de un pájaro para que no vea desnuda a Lee cuando se va a bañar, Dan pretende camelarse a Lee tocando la armónica y cree ser cuando por ella hasta que se da la vuelta, e incluso los toques de comedia durante la carrera de colonos de carretas. Y mientras tanto Ford mostrando en los márgenes como se construía una gran nación con sus colonos llegando de todas partes, los asentamientos de ciudades que se erigían con rapidez, como el oro movía los sueños de la gente, como el crimen siempre ha estado detrás de todo rápido avance económico. Esta mezcla entre lo íntimo y lo macro es equilibrada, y se retroalimenta una de otra, el humanismo que despierta en los 3 Malos que encuentran un Noble Sentido a sus Vidas cual padrinos de esta joven en medio de la Conquista del Oeste. Teniendo momentos en esta parte de acción vibrante como la mencionada del ataque al carro de los Carlton, el incendio de la iglesia con varias carretas incendiadas colina abajo para caer sobre una iglesia poblada de mujeres y niños, a la que se responde con un grupo de rebeldes contra la tiranía sádica avarienta del sheriff, cabalgan contra Hunter con antorchas en sus manos, recordándome a una imagen similar en la controvertida “El Nacimiento de una Nación” de Griffith, donde Ford fue un extra, habiendo una imagen electrizante de un sacerdote en la noche brazos en alto con una cruz ardiendo a su espalda, o la pelea del salón, culminado esto dramáticamente en el encuentro entre ‘Toro’ y su hermana. Como la encuentra provoca una secuencia espectacular de ‘Toro’ yendo tras de Hunter cual Terminator desatado destrozando puertas y arrollando al que se le pone por medio. Al final este tramo llega a un trémulo tramo, primero con ‘Bull’ llevando en brazos el cuerpo de su hermana, sexteado por tipos con antorchas en señal de respeto, hay una elipsis y saltamos al entierro (otro leit-motive fordiano son las escenas de cementerios), y mientras esto acontece en el parado de fondo vemos cientos de carretas avanzar, con sutilidad en los márgenes de lo que vemos, Ford nos dice que nada puede detener el progreso.

 

Tom Santschi es muy bueno como ‘Bull’, seguramente el más complejo de los personajes, el que tiene aristas, aporta carisma en su mezcla de mastodonte con sentimientos nobles; J. Farrell MacDonald & Frank Campeau muy divertidos como los socios Spade y Costigan, derrochan química, con varias escenas de humor jocoso; Olive Borden como la damisela en apuros resulta plana; George O'Brien como el galán es también algo liso en su carácter de héroe que no se despeina; Lou Tellegen como el villano es bastante caricatura, cumpliendo con su rostro huesudo y figura espigada.

 

En los papeles principales, George O'Brien y Olive Borden parecen más estrellas de cine que pioneros occidentales, pero aun así ofrecen actuaciones honestas. Bull Stanley es el personaje más complejo de la película, incluso si la transición de proscrito a protector no es del todo fluida, y Tom Santschi interpreta a Bull con una profundidad de carácter supera a los demás en la película.

 

El punto parte aguas del film es el Homérico tramo en la parte final de la carrera por las tierras del oro, filmada por Ford de modo brillante por la cinematografía de George Schneiderman (“El Juez Priest”), en miscelánea con una labor de edición Homérica, que he buscado de quien es y no parece crédito alguno (¿?). Espectacular se queda corto, con espléndidos travelling panorámico a través del oficial que dará la salida, para dar sentido Kolossal a lo que parecen miles de personas en cienes y cienes de carretas dispuestas a correr por llegar a su Tierra Prometida. Todo ello ‘arbitrado’ por el ejército a caballería. Una fastuosa recreación de las 11:59 que inició la fiebre terrestre del 25 de junio de 1877 en Custer City, la señal de las 12 del mediodía, el cañón da el pistoletazo de salida. Una vez se inicia la edición es primorosa para emitir espectacularidad, alternando tomas generales, con tomas en contrapicados desde el suelo (como la de la recogida del bebe que parece va a ser tragado por las patas de caballos. Tuvo que ser una planificación apoteósica, con las carretas, caballos, incluso bicis a la carrera, y entre medias notas de humor ingenioso, como es que una de las carretas sea la de un reportero de un periódico que transporta la imprenta, hay vuelcos de carretas, caídas de jinetes que son socorridos a la carrera, salidas de ruedas que se reparan en modo flash, un bebe es olvidado en medio de la competición (entregado al reportero), otra nota de humor es que el montaje nos cuela una carreta solitaria que avanza a paso de tortuga tranquila, o esa pareja de ancianos que se lamenta de no poder continuar la carrera por habérsele roto una rueda y la mujer se da cuenta que bajo sus pies hay oro. Impresionante tramo de unos ocho minutos y medio que deberían estar en la Historia del Cine por su espectacularidad Impactante.

 

Pero en la última parte la carrera por las tierras deviene en la persecución de los verdaderos malos, liderados por Hunter, para dar con la tierra cedida (por el tipo que mataron por encargo de Hunter) del oro a Lee. Tramo muy propio de Ford, en como a estos rudos forajidos les aflora su vena romántica de sacrificarse por un bien mayor, la felicidad de su apadrinada.

 

El DP Schneiderman también espectacular en la secuencia de la quema de la Iglesia, transmitiendo angustia vital entre las llamas. Fotografía formidable ya en la mencionada presentación de los titulares, como es majestuosa en la mágica toma final, copiada tantas veces en el cine, de esos planos por su carga emocionan. Un rush final brillante. Para desembocar todo en un sensible epílogo de los que calan.

 

Spoiler:

Rush Final: Tenemos a los 3 Malos peleándose entre ellos para ser los primeros en morir por salvar a la pareja. Ello para intentar parar a la banda de Hunter por un desfiladero. Tenemos primero a Costigan, que hace trampas ante los dos para quedarse como primer sacrificado. Tetoca la fibra la despedida con ‘Spade’, este le da todop el tabaco de masticar que le quedaba. Luego tiene Costigan un tiroteo contra los villanos, una bala le ha atravesado el pecho sobre un as de póker que Costigan se saca y tira al aire antes de morir; El segundo que se sacrifica más adelante en el desfiladero es ‘Spade’. ‘Bull’ le da dos rifles para defenderse y se despiden de modo varonil, sin sentimentalismos. ‘Spade’ se refugia en una cabaña, desde donde ataca parapetado a los secuaces de Hunter, hasta que le hieren. Al caer se da cuenta que está entre latas de pólvora y sonríe. Entran varios en la cabaña rodeando a ‘Spade’, este pregunta socarrón a los sicarios: "Un último acertijo, definitivamente el último… Donde estaba Moisés cuando se apagó la Luz?" Tras lo que sonriendo lanza su pipa encendida contra la pólvora allí almacenada, tras lo que hay una gran explosión; El último es ‘Bull’, que le dice a Lee, ‘Creo que Mike y ‘Spade’ me están llamando’. Dan quiere quedarse con él y ‘Bull’ lo deja K.O. para se quede con Lee. ‘Bull’ se enfrenta a los que quedan, cae malherido, solo qeuda ya en pie Hunter que pretende pasar por el desfiladero, cuando aparece moribundo ‘Bull’. El rostro aterrado de Hunter es un poema, el encuadre es de un expresionismo de film de terror, ‘Bull’ le dispara uy este muere entre unas rocas que filtran unos rayos de luz, bajo los que queda sumergido al caer, me recuerda a Nosferatu muriendo por la luz solar, tremendo.

 

Epílogo: Tras la muerte de Hunter un intitulo crea la elipsis de 10 años. No  dice que la fiebre del oro ha pasado a ser la del trigo (La Tierra prometida es la fertilidad de la tierra). Y vemos un campo infinito de espigas ondeando por la brisa (solo falta una mano rozándola para que sea el plano final de “Gladiator’), es de Lee y su marido. Vemos que tiene un hijo que han bautizado con los nombres de los 3 Malos, le enseñan al bebe los tres sombreros de ellos colgados en la pared. Tras ello una lírica toma de un horizonte por el que surcan los 3 Malos en expresionistas siluetas contra el sol, se abrazan, tras lo que se dan la vuelta y desaparecen tras la loma, Trémulo.

 

Entre las lagunas está como se dejan al margen la importancia del destierro de los indios, no se hace alusión a las masacres de la caballería USA contra los aborígenes, esto se despacha en un plis plas al inicio (‘Los pusimos a todos en reservas’), como un sutil toque mencionado, pero no hay dilema en si es justa la colonización, pero es perdonable por la mentalidad de entonces, nada revisionista.

 

Los lugares de rodaje de la película incluyeron: Desierto en las afueras de Victorville (California); Los alrededores de Jackson Hole (Wyoming).

 

Fordiano film a reivindicar. Gloria Ucrania!!!

 

PD: Durante el rodaje, tres de las actrices implicadas, Olive Borden, Priscilla Bonner y Grace Gordon, enfermaron de una forma de fiebre paratifoidea y tuvieron que ser llevadas a un hospital. el hospital; La película posiblemente inspiró el título de la película de Akira Kurosawa de 1958 Tres hombres malos en una fortaleza oculta, conocida simplemente como La fortaleza oculta en el resto del mundo.

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