Papillon.
Potente drama que con el
tiempo se ha convertido en un clásico carcelario, una maravillosa oda a las
ansias de libertad del Hombre a los espíritus indomables, a la dignidad, una
aventura épica de las que cala, habiendo lugar para un excelente canto a la
amistad, el que se produce entre el protagonista y un falsificador. La he visto
con motivo del 50 Aniversario de su estreno (16/12/1973). Dirige Franklin J.
Shafftner, con guion del gran Dalton Trumbo (“Vacaciones en Roma” o “Spartacus”,
este fue su último trabajo antes de su muerte) y Lorenzo Semple Jr. (“El último
testigo” o “Los tres días del cóndor”), con contribuciones no acreditadas de
William Goldman (“Dos hombres y un destino” o “La Princesa Prometida”) adaptando
(libremente) la novela autobiográfica de Henri Charrière, que estuvo recluso en
la caribeña infernal prisión de St. Laurent du Maroni, en la Guayana francesa
(conocida como Isla del Diablo), estando de en el set de rodaje con la
presencia del propio Charrière (1906-1973), quien con lujo de detalles y en la
misma prisión de las mal llamadas Islas de la Salvación, pudo precisar muchas
de las escenas tal y como sucedieron. Cuando Schaffner pidió a Trumbo que
contribuyera al guión, William Goldman ya había trabajado en tres borradores, y
Lorenzo Semple Jr. escribió otros tres borradores. Trumbo tenía que incorporar
la investigación de Schaffner sobre las colonias carcelarias francesas, sin
mencionar un papel mucho más importante para Hoffman, ya que Dega era un
personaje secundario en el libro. Después de elaborar su propio borrador,
Trumbo no quedó satisfecho con el resultado y le pidió a Schaffner que
considerara contratar a otro escritor. Presionado por un rodaje inminente,
Schaffner le pidió a Trumbo que acompañara la producción, durante la cual
Trumbo escribió nuevas páginas todos los días y apenas se adelantó al
cronograma de rodaje. Como uno de los Diez de Hollywood, Trumbo cumplió once
meses de prisión después de negarse a testificar ante el Comité de Actividades
Antiamericanas de la Cámara de Representantes en 1947 durante su investigación
sobre la influencia comunista en Hollywood. Dado su encarcelamiento y posterior
inclusión en la lista negra de la industria, Trumbo se identificó con Papillon.
Todo con una
ambientación fascinante en su realismo, gracias al fabuloso diseño de
producción de Anthony Masters (“Lawrence de Arabia” o “2001”) en miscelánea con
la fotografía de Fred J. Koenekamp (“El coloso en llamas” o “Patton”), con
poderío hace al espectador participe del sufrimiento imperante en este avernal
lugar (se rodó en Jamaica para la Isla del Diablo, con un prólogo en Hondarribia
[España] haciendo las veces de la ciudad del puerto donde parten los reos), nos
sentimos sudorosos, hastiados, el polvo, la suciedad, el cansancio vital, el
sopor, los abusos sexuales, una inmersión fabulosa, con sus hediondos
barracones, la putrefacta comida, los pantanos, los infernales calabozos de
aislamiento, los mosquitos, los cocodrilos (muy realista la pelea contra el
animal que vemos). Ello como sólida denuncia contra los abusos del poder,
contra este sistema penal que deshumanizaba, adalides esos villanos de
guardias, provocando que sobrevivir un día más era una proeza. Todo enarbolado
por una actuación mayestática de Steve McQueen, secundado por un espléndido Dustin
Hoffman.
Henri Charrière es un
ladrón de cajas fuertes apodado "Papillon" (McQueen) por el tatuaje
de una mariposa en su pecho. En Francia, es declarado culpable
"injustamente" del asesinato de un proxeneta en 1933 y condenado a
cadena perpetua en el sistema penal de la Guayana Francesa. En el viaje en
barco, ya una ácida muestra de lo que les espera por las condiciones insalubres
del trayecto marítimo, conoce a un compañero convicto, Louis Dega (Hoffman),
infame falsificador y malversador que está convencido de que su esposa
conseguirá su liberación. Papillon se ofrece a proteger a Dega si financia la
fuga del primero una vez que lleguen a Guayana. La vida de Dega está en peligro por dos razones,
pues mucha gente fue dañada al invertir en sus falsos bonos de seguridad
nacional de 1928 y tiene una gran cantidad de dinero escondido en su cuerpo (¿?).
Una vez en la isla
asistimos a las brutales condiciones diarias de trabajos forzados, la
convivencia banal con la muerte (vemos como lanzan cuerpos de féretros a los
tiburones), las decapitaciones por guillotina (la sangre salpica a la lente
para hacernos el momento más horrendo), los grilletes permanentes, las
enfermedades, el trabajo inhumano, de un realismo que duele. Pero aun nos
espera algo peor en la reclusión de aislamiento del protagonista en un angosto
calabozo, done habrá un ‘dulce’ recibimiento cuando el funcionario que
supervisa el régimen de aislamiento pronuncia un discurso ante el nuevo recluso
Papillon. “Aquí no pretendemos ninguna rehabilitación. No somos sacerdotes;
somos procesadores. Un frigorífico procesa animales vivos para convertirlos en
comestibles. Procesamos a hombres peligrosos para convertirlos en inofensivos”.
Allí pasará meses de soledad, incluso en negación de luz (por negarse a dar el
nombre de quien le ha hecho pasar cocos para comer), siendo aquí dodne el
personaje es radiografiado por sus sueños y pensamientos delirantes, donde
vemos su insatisfacción por entender que ha desperdiciado su vida. Padeceremos
el arco de desarrollo del personaje de modo desgarrador en su imagen y en su
actitud cercana a la demencia, para ello ingeniosamente reflejado al principio
cuando un preso vecino le pregunta (cuando sacan las cabezas para ser afeitados
que como se ve, es una piltrafa humana). Al serle reducida a la mitrad su ya de
por su exigua ración alimentaria acaba comiendo insectos, ello visto en un
turbadoramente lírica secuencia en que hay una rendija de luz que aprovecha
cual maná Papillon para cazar ‘manjares’.
En el metraje hay lugar
para la esperanza, para el contraste de vidas, ello sobre todo en la parte
paradisiaca en la colonia indígena, un canto a la vida plácida sin
preocupaciones, donde el ‘amor llega de forma natural y sin ataduras. Donde se
produce una extraña secuencia en que Papillon es ‘conminado’ a reproducir el
tatuaje de su pecho en el del jefe de la tribu, ello ante la vigilante mirada
de otros aborígenes. Tras lo que habrá un torpedo contra la ayuda a los
necesitados que propugna la Iglesia Católica.
La película cubre un
período de 14 años, y hábilmente el director, para hacernos sentir dentro de la
acción ofrece un ritmo sereno que hace que el tiempo se dilate, pero nunca
aburriendo, pues todo siempre está avanzando y con ello provocando interés,
ello con algunas incisivas aceleradas catarsis como es el tramo de la huida de
la enfermería rodada con una tensión fascinante en todos los pasos, primero con
la gimkana hasta saltar el muro, luego por la selva esquivando disparos, el
engaño del bote, la aparición del trampero, los leprosos, el viaje por mar con
ese sangrante momento del sajado, la tormenta marítima, la huida de los
guardias por la playa, hasta la caída, sensacional.
Papillon enérgico,
inteligente, fuerte, tenaz, Steve McQueen lo encarna con pasión, con frescura
formidable, te lo crees, sabe emitir todo el caudal emocional que este
superviviente despliega, hace que empaticemos con su odisea existencial, como
en él es habitual derrocha carisma en su pose de tipo duro, impregna de vigor e
ímpetu sus ansias de libertad con la que nos contagia, teniendo momentos
formidables como el encuentro con la comunidad de leprosos, o en el edén de la
playa con los nativos, o en esa última sonrisa, pero sobre todo en el tramo del
calabozo de aislamiento, en lo que es un tour de forcé Antológico, maravilloso;
Dustin Hoffman interpreta a Louie Dega, muy cercano su rol al de Ratso en
“Cowboy de medianoche”, incluso con la cojera, también en un bromance,
interpretación que el actor angelino borda con brillantez, desplegando
fragilidad en medio de un entorno hostil, ingenio, combinada con tesón de
esperanza. Entre Hoffman y McQueen hay una gran química que traspasa la
pantalla con naturalidad en sus diálogos y ententes; Quizás se echen en falta
papeles de secundarios con algo de enjundia, pero es que estas dos
interpretaciones dejan poco lugar a meter baza, aún así las que hay cumplen con
creces, como la del alcaide que presiona y tortura psicológicamente a Papillon,
el doctor con el que negocia él mismo, o el preso gay.
Todo cornado por un
tramo final espectacular (aunque me resulta poco creíble, en contraste con el
resto del film), estupendo como se desarrolla hasta el clímax de la misma
demasiado desproporcionado siento (*spoiler).
‘Compone la hermosa
banda sonora original el gran Jerry Goldsmith (“Patton” o “La profecia”), con estilo
sinfónico e impresionista del romanticismo tardío impregnado de un timbre
exótico y medido (utilizando instrumentos de la música folclórica caribeña), se
distribuyen principalmente en la segunda mitad de la película. Generalmente
acompaña escenas fuera de la prisión, durante los distintos intentos de fuga
del protagonista. Utilizó un enfoque melódico delicado, dominado por un tema
muy pegadizo expresado en forma de vals, a menudo se tocaba utilizando un
acordeón. El instrumento se asoció con el origen francés de los protagonistas.
Goldsmith obtuvo su sexta nominación al Premio de la Academia a la Mejor Música
Original por esta banda sonora. Fue una de las 250 bandas sonoras nominadas por
el American Film Institute para las 25 mejores bandas sonoras de películas
estadounidenses.’
Papillon se filmó en
varios lugares de España y Jamaica, y las escenas de la cueva se filmaron
debajo de lo que ahora es el hotel Xtabi en los acantilados de Negril. Las
escenas de la ciudad cerca del comienzo de la película se rodaron en Hondarribia, España. Las escenas de la colonia penal
de St-Laurent-du-Maroni se filmaron en Falmouth, Jamaica, y las escenas del
pantano se filmaron cerca de Ferris Cross. Las escenas interiores se rodaron en
Montego Bay, mientras que otras escenas se rodaron en Kingston, Ocho Ríos y
Savanna-la-Mar.
“Somos los únicos
animales que se meten cosas en el culo para sobrevivir” (Papillon)
‘El crítico Stephen
Farber incluyó a Papillon en una lista de “romances masculinos” obsesionados
con la camaradería masculina a mediados de los años 1970. Aunque el personaje
de McQueen pasa gran parte de la película solo, paseándose por su celda,
planeando alguna forma de escapar (la película pasa casi media hora con él en
aislamiento), generalmente está junto al falsificador Louis Dega (Dustin
Hoffman). Aparte de un suministro aparentemente interminable de dinero en
efectivo almacenado en su recto, Dega también tiene enemigos duraderos debido
al plan de malversación de fondos que lo llevó a prisión. “A mí me pueden
matar”, advierte Papillon. "Tú, ellos son los dueños". Ambos
necesitan escapar, por lo que forman una confianza poco probable. Sin embargo,
la sugerencia de Farber de una corriente homoerótica parece estar muy ligada a
esta historia en particular. El retrato queerness de la película está
personificado por André (Robert Deman), un personaje gay estereotipado y
ordenanza de un hospital penitenciario que seduce a un guardia y escapa junto a
Papillon y Dega. Y no hay indicios de una relación sexual entre Papillon y
Degas; más bien, la película refuerza la heterosexualidad de Papillon más de
una vez: primero, en presencia de una mujer francesa que aparece en la primera
escena en Francia y nuevamente en las alucinaciones de Papillon; segundo, en la
relación de Papillon con una joven cuando escapa brevemente a Honduras.’
*El final me ha sido un
tanto contradictorio, pues todo me es confortable y satisfactorio, desde que
vuelve Papillon a la isla. Aunque no entiendo primero porque Honduras lo
devuelve a la Isla del Diablo, me falta información, y luego este nuevo status
de Papillon fuera de prisión, con una cabaña con huerto y sin obligaciones de
reo. Esto quizás se lo tragó de mala manera la edición, pero resta. Aunque el
reencuentro con Dega es enternecedor, y como Papillon vuelve a tener esperanzas
en salir de allí, implicando a Dega, siéndome muy buena esa última despedida al
borde del acantilado, emocionado. El torcido de mueca viene con el salto desde
el tajo, y como tenemos que creer que Papillon puede salir de allí montado en
un saco de cocos en el que apenas coge, me chirría. No compensa, pero si deja
buen sabor de boca esa sonrisa final de Papillon en medio del Caribe. Un
narrador afirma que Papillon logró la libertad y vivió el resto de su vida como
un hombre libre, mientras que la prisión finalmente se cerró. En realidad esta
huida fue con otro compañero reo.
La famosa escena de
salto de acantilado de Steve McQueen cerca del clímax de la película tuvo lugar
desde los acantilados de Maui, Hawaii. McQueen insistió en realizar él mismo el
truco del salto desde el acantilado. Más tarde dijo que fue "una de las
experiencias más estimulantes de mi vida".
La prisión de
St-Laurent-du-Maroni, donde estuvo recluido Henri Charrière, y donde se
desarrolla la mayor parte de la acción, fue recreada fielmente utilizando los
planos originales. En los créditos finales se reproducen imágenes de la prisión
histórica de la Guayana Francesa, que se muestra abandonada y cubierta de
vegetación selvática.
Film basada en el libro
escrito por Henri Charrière, uno de los poquísimos hombres que consiguieron
escapar con vida de la Isla del Diablo, una de las colonias penales francesas
en la Guyana. Cualquiera que lea la biografía de Papillon se dará cuenta de que esta película acorta
muchísimo las ‘aventuras’ de Papillon, con muchas más huidas de diferentes
cárceles de varios países americanos, su vida da para una serie. Por ejemplo,
la parte de Papillon con la colonia de nativos, allí estuvo no con una mujer,
si no que se casó con dos a la vez (dos hermanas), con las que tuvo hijos.
El trío finalmente
aterriza en Honduras Británica y es abordado por un grupo de soldados, que
abren fuego e hieren a Maturette. Es capturado, junto con Dega, mientras
Papillon se ve obligado a huir. Papillon evade a los soldados y vive durante un
largo período con una tribu nativa. Se despierta una mañana y descubre que ya
no están, dejándolo con un pequeño saco de perlas. Papillon paga a una monja
para que lo lleve a su convento, donde pide refugio a la madre superiora, pero
ella lo entrega a las autoridades. Papillon es devuelto a la Guayana Francesa y
sentenciado a otros cinco años de aislamiento. Emerge como un anciano canoso,
junto con Maturette, a quien ve justo antes de que esta última muera. Papillon
es trasladado a la remota Isla del Diablo, donde se reúne con Dega, quien hace
tiempo que perdió la esperanza de ser liberado. Desde un alto acantilado,
Papillon observa una pequeña cala donde se da cuenta de que las olas son lo
suficientemente poderosas como para arrastrar a un hombre mar adentro y al continente
cercano. Papillon convence a Dega para que se una a él en otra fuga, y los
hombres hacen dos carrozas con cocos embolsados. Mientras están en el
acantilado, Dega decide no escapar y le ruega a Papillon que tampoco lo haga.
Papillon abraza a Dega por última vez y luego salta desde el acantilado.
Agarrando su flotador, lo llevan con éxito al mar.
Homérica oda al espíritu
de Libertad del Humano. Gloria Ucrania!!!
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