viernes, 5 de enero de 2024


Papillon.

 

Potente drama que con el tiempo se ha convertido en un clásico carcelario, una maravillosa oda a las ansias de libertad del Hombre a los espíritus indomables, a la dignidad, una aventura épica de las que cala, habiendo lugar para un excelente canto a la amistad, el que se produce entre el protagonista y un falsificador. La he visto con motivo del 50 Aniversario de su estreno (16/12/1973). Dirige Franklin J. Shafftner, con guion del gran Dalton Trumbo (“Vacaciones en Roma” o “Spartacus”, este fue su último trabajo antes de su muerte) y Lorenzo Semple Jr. (“El último testigo” o “Los tres días del cóndor”), con contribuciones no acreditadas de William Goldman (“Dos hombres y un destino” o “La Princesa Prometida”) adaptando (libremente) la novela autobiográfica de Henri Charrière, que estuvo recluso en la caribeña infernal prisión de St. Laurent du Maroni, en la Guayana francesa (conocida como Isla del Diablo), estando de en el set de rodaje con la presencia del propio Charrière (1906-1973), quien con lujo de detalles y en la misma prisión de las mal llamadas Islas de la Salvación, pudo precisar muchas de las escenas tal y como sucedieron. Cuando Schaffner pidió a Trumbo que contribuyera al guión, William Goldman ya había trabajado en tres borradores, y Lorenzo Semple Jr. escribió otros tres borradores. Trumbo tenía que incorporar la investigación de Schaffner sobre las colonias carcelarias francesas, sin mencionar un papel mucho más importante para Hoffman, ya que Dega era un personaje secundario en el libro. Después de elaborar su propio borrador, Trumbo no quedó satisfecho con el resultado y le pidió a Schaffner que considerara contratar a otro escritor. Presionado por un rodaje inminente, Schaffner le pidió a Trumbo que acompañara la producción, durante la cual Trumbo escribió nuevas páginas todos los días y apenas se adelantó al cronograma de rodaje. Como uno de los Diez de Hollywood, Trumbo cumplió once meses de prisión después de negarse a testificar ante el Comité de Actividades Antiamericanas de la Cámara de Representantes en 1947 durante su investigación sobre la influencia comunista en Hollywood. Dado su encarcelamiento y posterior inclusión en la lista negra de la industria, Trumbo se identificó con Papillon.

 

Todo con una ambientación fascinante en su realismo, gracias al fabuloso diseño de producción de Anthony Masters (“Lawrence de Arabia” o “2001”) en miscelánea con la fotografía de Fred J. Koenekamp (“El coloso en llamas” o “Patton”), con poderío hace al espectador participe del sufrimiento imperante en este avernal lugar (se rodó en Jamaica para la Isla del Diablo, con un prólogo en Hondarribia [España] haciendo las veces de la ciudad del puerto donde parten los reos), nos sentimos sudorosos, hastiados, el polvo, la suciedad, el cansancio vital, el sopor, los abusos sexuales, una inmersión fabulosa, con sus hediondos barracones, la putrefacta comida, los pantanos, los infernales calabozos de aislamiento, los mosquitos, los cocodrilos (muy realista la pelea contra el animal que vemos). Ello como sólida denuncia contra los abusos del poder, contra este sistema penal que deshumanizaba, adalides esos villanos de guardias, provocando que sobrevivir un día más era una proeza. Todo enarbolado por una actuación mayestática de Steve McQueen, secundado por un espléndido Dustin Hoffman.

 

Henri Charrière es un ladrón de cajas fuertes apodado "Papillon" (McQueen) por el tatuaje de una mariposa en su pecho. En Francia, es declarado culpable "injustamente" del asesinato de un proxeneta en 1933 y condenado a cadena perpetua en el sistema penal de la Guayana Francesa. En el viaje en barco, ya una ácida muestra de lo que les espera por las condiciones insalubres del trayecto marítimo, conoce a un compañero convicto, Louis Dega (Hoffman), infame falsificador y malversador que está convencido de que su esposa conseguirá su liberación. Papillon se ofrece a proteger a Dega si financia la fuga del primero una vez que lleguen a Guayana. La vida de Dega está en peligro por dos razones, pues mucha gente fue dañada al invertir en sus falsos bonos de seguridad nacional de 1928 y tiene una gran cantidad de dinero escondido en su cuerpo (¿?).

 

Una vez en la isla asistimos a las brutales condiciones diarias de trabajos forzados, la convivencia banal con la muerte (vemos como lanzan cuerpos de féretros a los tiburones), las decapitaciones por guillotina (la sangre salpica a la lente para hacernos el momento más horrendo), los grilletes permanentes, las enfermedades, el trabajo inhumano, de un realismo que duele. Pero aun nos espera algo peor en la reclusión de aislamiento del protagonista en un angosto calabozo, done habrá un ‘dulce’ recibimiento cuando el funcionario que supervisa el régimen de aislamiento pronuncia un discurso ante el nuevo recluso Papillon. “Aquí no pretendemos ninguna rehabilitación. No somos sacerdotes; somos procesadores. Un frigorífico procesa animales vivos para convertirlos en comestibles. Procesamos a hombres peligrosos para convertirlos en inofensivos”. Allí pasará meses de soledad, incluso en negación de luz (por negarse a dar el nombre de quien le ha hecho pasar cocos para comer), siendo aquí dodne el personaje es radiografiado por sus sueños y pensamientos delirantes, donde vemos su insatisfacción por entender que ha desperdiciado su vida. Padeceremos el arco de desarrollo del personaje de modo desgarrador en su imagen y en su actitud cercana a la demencia, para ello ingeniosamente reflejado al principio cuando un preso vecino le pregunta (cuando sacan las cabezas para ser afeitados que como se ve, es una piltrafa humana). Al serle reducida a la mitrad su ya de por su exigua ración alimentaria acaba comiendo insectos, ello visto en un turbadoramente lírica secuencia en que hay una rendija de luz que aprovecha cual maná Papillon para cazar ‘manjares’.

 

En el metraje hay lugar para la esperanza, para el contraste de vidas, ello sobre todo en la parte paradisiaca en la colonia indígena, un canto a la vida plácida sin preocupaciones, donde el ‘amor llega de forma natural y sin ataduras. Donde se produce una extraña secuencia en que Papillon es ‘conminado’ a reproducir el tatuaje de su pecho en el del jefe de la tribu, ello ante la vigilante mirada de otros aborígenes. Tras lo que habrá un torpedo contra la ayuda a los necesitados que propugna la Iglesia Católica.

 

La película cubre un período de 14 años, y hábilmente el director, para hacernos sentir dentro de la acción ofrece un ritmo sereno que hace que el tiempo se dilate, pero nunca aburriendo, pues todo siempre está avanzando y con ello provocando interés, ello con algunas incisivas aceleradas catarsis como es el tramo de la huida de la enfermería rodada con una tensión fascinante en todos los pasos, primero con la gimkana hasta saltar el muro, luego por la selva esquivando disparos, el engaño del bote, la aparición del trampero, los leprosos, el viaje por mar con ese sangrante momento del sajado, la tormenta marítima, la huida de los guardias por la playa, hasta la caída, sensacional. 

 

Papillon enérgico, inteligente, fuerte, tenaz, Steve McQueen lo encarna con pasión, con frescura formidable, te lo crees, sabe emitir todo el caudal emocional que este superviviente despliega, hace que empaticemos con su odisea existencial, como en él es habitual derrocha carisma en su pose de tipo duro, impregna de vigor e ímpetu sus ansias de libertad con la que nos contagia, teniendo momentos formidables como el encuentro con la comunidad de leprosos, o en el edén de la playa con los nativos, o en esa última sonrisa, pero sobre todo en el tramo del calabozo de aislamiento, en lo que es un tour de forcé Antológico, maravilloso; Dustin Hoffman interpreta a Louie Dega, muy cercano su rol al de Ratso en “Cowboy de medianoche”, incluso con la cojera, también en un bromance, interpretación que el actor angelino borda con brillantez, desplegando fragilidad en medio de un entorno hostil, ingenio, combinada con tesón de esperanza. Entre Hoffman y McQueen hay una gran química que traspasa la pantalla con naturalidad en sus diálogos y ententes; Quizás se echen en falta papeles de secundarios con algo de enjundia, pero es que estas dos interpretaciones dejan poco lugar a meter baza, aún así las que hay cumplen con creces, como la del alcaide que presiona y tortura psicológicamente a Papillon, el doctor con el que negocia él mismo, o el preso gay.

 

Todo cornado por un tramo final espectacular (aunque me resulta poco creíble, en contraste con el resto del film), estupendo como se desarrolla hasta el clímax de la misma demasiado desproporcionado siento (*spoiler).

 

‘Compone la hermosa banda sonora original el gran Jerry Goldsmith (“Patton” o “La profecia”), con estilo sinfónico e impresionista del romanticismo tardío impregnado de un timbre exótico y medido (utilizando instrumentos de la música folclórica caribeña), se distribuyen principalmente en la segunda mitad de la película. Generalmente acompaña escenas fuera de la prisión, durante los distintos intentos de fuga del protagonista. Utilizó un enfoque melódico delicado, dominado por un tema muy pegadizo expresado en forma de vals, a menudo se tocaba utilizando un acordeón. El instrumento se asoció con el origen francés de los protagonistas. Goldsmith obtuvo su sexta nominación al Premio de la Academia a la Mejor Música Original por esta banda sonora. Fue una de las 250 bandas sonoras nominadas por el American Film Institute para las 25 mejores bandas sonoras de películas estadounidenses.’

 

Papillon se filmó en varios lugares de España y Jamaica, y las escenas de la cueva se filmaron debajo de lo que ahora es el hotel Xtabi en los acantilados de Negril. Las escenas de la ciudad cerca del comienzo de la película se rodaron en Hondarribia, España. Las escenas de la colonia penal de St-Laurent-du-Maroni se filmaron en Falmouth, Jamaica, y las escenas del pantano se filmaron cerca de Ferris Cross. Las escenas interiores se rodaron en Montego Bay, mientras que otras escenas se rodaron en Kingston, Ocho Ríos y Savanna-la-Mar.

 

“Somos los únicos animales que se meten cosas en el culo para sobrevivir” (Papillon)

 

‘El crítico Stephen Farber incluyó a Papillon en una lista de “romances masculinos” obsesionados con la camaradería masculina a mediados de los años 1970. Aunque el personaje de McQueen pasa gran parte de la película solo, paseándose por su celda, planeando alguna forma de escapar (la película pasa casi media hora con él en aislamiento), generalmente está junto al falsificador Louis Dega (Dustin Hoffman). Aparte de un suministro aparentemente interminable de dinero en efectivo almacenado en su recto, Dega también tiene enemigos duraderos debido al plan de malversación de fondos que lo llevó a prisión. “A mí me pueden matar”, advierte Papillon. "Tú, ellos son los dueños". Ambos necesitan escapar, por lo que forman una confianza poco probable. Sin embargo, la sugerencia de Farber de una corriente homoerótica parece estar muy ligada a esta historia en particular. El retrato queerness de la película está personificado por André (Robert Deman), un personaje gay estereotipado y ordenanza de un hospital penitenciario que seduce a un guardia y escapa junto a Papillon y Dega. Y no hay indicios de una relación sexual entre Papillon y Degas; más bien, la película refuerza la heterosexualidad de Papillon más de una vez: primero, en presencia de una mujer francesa que aparece en la primera escena en Francia y nuevamente en las alucinaciones de Papillon; segundo, en la relación de Papillon con una joven cuando escapa brevemente a Honduras.’

 

 

*El final me ha sido un tanto contradictorio, pues todo me es confortable y satisfactorio, desde que vuelve Papillon a la isla. Aunque no entiendo primero porque Honduras lo devuelve a la Isla del Diablo, me falta información, y luego este nuevo status de Papillon fuera de prisión, con una cabaña con huerto y sin obligaciones de reo. Esto quizás se lo tragó de mala manera la edición, pero resta. Aunque el reencuentro con Dega es enternecedor, y como Papillon vuelve a tener esperanzas en salir de allí, implicando a Dega, siéndome muy buena esa última despedida al borde del acantilado, emocionado. El torcido de mueca viene con el salto desde el tajo, y como tenemos que creer que Papillon puede salir de allí montado en un saco de cocos en el que apenas coge, me chirría. No compensa, pero si deja buen sabor de boca esa sonrisa final de Papillon en medio del Caribe. Un narrador afirma que Papillon logró la libertad y vivió el resto de su vida como un hombre libre, mientras que la prisión finalmente se cerró. En realidad esta huida fue con otro compañero reo.

 

La famosa escena de salto de acantilado de Steve McQueen cerca del clímax de la película tuvo lugar desde los acantilados de Maui, Hawaii. McQueen insistió en realizar él mismo el truco del salto desde el acantilado. Más tarde dijo que fue "una de las experiencias más estimulantes de mi vida".

 

La prisión de St-Laurent-du-Maroni, donde estuvo recluido Henri Charrière, y donde se desarrolla la mayor parte de la acción, fue recreada fielmente utilizando los planos originales. En los créditos finales se reproducen imágenes de la prisión histórica de la Guayana Francesa, que se muestra abandonada y cubierta de vegetación selvática.

 

Film basada en el libro escrito por Henri Charrière, uno de los poquísimos hombres que consiguieron escapar con vida de la Isla del Diablo, una de las colonias penales francesas en la Guyana. Cualquiera que lea la biografía de Papillon  se dará cuenta de que esta película acorta muchísimo las ‘aventuras’ de Papillon, con muchas más huidas de diferentes cárceles de varios países americanos, su vida da para una serie. Por ejemplo, la parte de Papillon con la colonia de nativos, allí estuvo no con una mujer, si no que se casó con dos a la vez (dos hermanas), con las que tuvo hijos.

 

El trío finalmente aterriza en Honduras Británica y es abordado por un grupo de soldados, que abren fuego e hieren a Maturette. Es capturado, junto con Dega, mientras Papillon se ve obligado a huir. Papillon evade a los soldados y vive durante un largo período con una tribu nativa. Se despierta una mañana y descubre que ya no están, dejándolo con un pequeño saco de perlas. Papillon paga a una monja para que lo lleve a su convento, donde pide refugio a la madre superiora, pero ella lo entrega a las autoridades. Papillon es devuelto a la Guayana Francesa y sentenciado a otros cinco años de aislamiento. Emerge como un anciano canoso, junto con Maturette, a quien ve justo antes de que esta última muera. Papillon es trasladado a la remota Isla del Diablo, donde se reúne con Dega, quien hace tiempo que perdió la esperanza de ser liberado. Desde un alto acantilado, Papillon observa una pequeña cala donde se da cuenta de que las olas son lo suficientemente poderosas como para arrastrar a un hombre mar adentro y al continente cercano. Papillon convence a Dega para que se una a él en otra fuga, y los hombres hacen dos carrozas con cocos embolsados. Mientras están en el acantilado, Dega decide no escapar y le ruega a Papillon que tampoco lo haga. Papillon abraza a Dega por última vez y luego salta desde el acantilado. Agarrando su flotador, lo llevan con éxito al mar.

 

Homérica oda al espíritu de Libertad del Humano. Gloria Ucrania!!!

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