jueves, 18 de enero de 2024

 

La sociedad de la nieve.

Lectura del santo evangelio según san Juan 15, 12-17: En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Este es mí mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando.

No hay amor más grande que el que da la vida por sus amigos.


Emocionante recreación sobre el famoso “Milagro de los Andes”. Cuenta la (consabida) historia real del vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya, un avión Fairchild FH-227D transportaba a cinco tripulantes y cuarenta pasajeros de Montevideo (Uruguay) a Santiago de Chile el 13 de octubre de 1972 y que a unos 70 kilómetros del aeropuerto donde debían aterrizar, debido al error humano del copiloto, en esos momentos a los mandos, debido a las nubes, y sin tener en cuenta la lectura de los instrumentos, inició la maniobra de descenso hacia la pista de aterrizaje cuando aún sobrevolaban la cordillera andina se estrellaron en el inhóspito Valle de las Lágrimas de la cordillera sudamericana. Los intentos de búsqueda y rescate fueron abandonados después de ocho días. Pero, en lo que se conoció como “el Milagro de los Andes”, 16 pasajeros sobrevivieron, habiendo recurrido al canibalismo por desesperación, y fueron rescatados más de 72 días después. El episodio dio la vuelta al mundo, y sigue siendo hoy en día uno de los sucesos que más interés generan por todo lo que se vivió en aquellas heladas montañas. Con esta, son tres las películas y veintiséis los libros que han tratado el accidente. Pero, según han comentado los supervivientes y las familias de los fallecidos, la de Bayona es la única producción que ha logrado poner a todos de acuerdo. El escritor Pablo Vierci, compañero de colegio de muchos de los que iban en el avión, comenzó a escribir en 1973 un libro sobre los dieciséis que pudieron ser rescatados con vida, con entrevistas pormenorizadas a cada uno. Lo terminó en 2008, acompañando a los supervivientes junto a sus hijos al lugar del accidente, y lo llamó 'La sociedad de la nieve'. Quince años después, el barcelonés J.A. Bayona escribe (junto a Bernat Vilaplana [“Lo Imposible” o “El laberinto del fauno”], Jaime Marques-Olearraga [“Ladrones” o “Malnazidos”] y Nicolás Casariego [“Tu que harías por amor?” o “Intruders”]) y dirige la película homónima, basada en este libro y en las más de 200 horas que el director ha podido pasar con los protagonistas y las familias de los fallecidos recabando información.

 

A diferencia de las películas de 1976 y 1993 –Supervivientes de los Andes y “Viven!”, respectivamente–, “La sociedad de la nieve”, es la primera adaptación que utiliza los nombres reales de todos los pasajeros fallecidos. Tenía reparos al tener un grato recuerdo de la película de 1993, pues me asola la pregunta de si era necesaria otra película sobre los ya muy conocidos hechos, tras varios documentales, sobre si hay lugar para aportar algo, y es que la capacidad de sorprender es nula, muy raro hallar a alguien no sepa todo sobre el Milagro, este es su mayor hándicap, sobre todo por que la cinta de 1993 fue famosa y con gran despliegue de medios, queda poco en los márgenes sobre lo que indagar. Aun, así Bayona ofrece una estremecedora obra con algunos aportes incisivos la hacen recomendable.

 

Con respecto a la estadounidense de Frank Marshall, esta tiene unas ventajas, como que es hablada en español con acentos rioplatenses (los actores son todos argentinos o uruguayos), y no en inglés, en “Viven!” Uruguay no se nombraba (se decía algo así como “un pequeño país de Sudamérica”), aquí no hay reparos en nombrar a lña nación platense. La mayor duración permite explicaciones más satisfactorias sobre algunos detalles (las implicaciones de la segunda avalancha; por qué la caminata hacia Chile no hubiera podido empezar antes del hallazgo de la cola del avión). También polariza más el heroísmo de todos los que sufrieron el accidente, quiere ser más coral (aunque al final son tres o cuatro los que destaquen claramente), el libro de Vierci está contado desde la perspectiva de los 16 supervivientes (gran recurso que cada vez que muera alguien aparece el nombre completo y edad de cada uno de los fallecidos), siendo un canto a la solidaridad, como si la humanidad sabe organizarse puede superar la peor de las situaciones, si cada uno asume su rol la esperanza nunca debe perderse, una carta de amor a la fraternidad. Intenta diferir del film hollywoodiense en no dar el protagonismo a Nando Parrado (Agustín Pardella) y Roberto Canessa (Matías Recalt), los supervivientes más conocidos por ser quienes cruzaron la cordillera para encontrar auxilio, da relevancia a todos los vivos y muertos, para incidir en ello el guion añade un toque metafísico en que haya narradores en off vivos y muertos.

 

Bayona, al igual que en su éxito “Lo Imposible” (2012), vuelve a un relato de supervivencia, también con una catarsis escenificada con prodigio maestro, en la pretérita el tsunami, aquí el accidente aéreo sobre la hostil cordillera andina, y a preterir de ello la loa al indomable espíritu humano que se resiste a morir, y hará será capaz de cruzar cualquier línea moral con tal de poder resistir, como aquí llegar a la antropofagia. Este dilema existencial tratado con gran gusto tanto en las conversaciones y discusiones que fluyen con gran realismo, versando entre lo legal, lo ético, lo religioso, hay que tener en cuenta que la mayoría provenían del equipo de rugby del Old Christians Club de Montevideo (cristianos). Siendo una decisión que se tomó de forma escalonada (será Nando [Agustín Pardella] el primero diga que se niega a morir, habiendo cuerpos congelados), con una avanzadilla, a la que los renuentes se fueron uniendo, pues el crimen era no intentar sobrevivir, los complejos de culpa vendrán después. Derivando en un relato de trascendencia humanista de hondura dramática pétrea y también con elegancia al no recrearse nunca en lo gore con esta radical situación, no hay primeros planos de los cortes, solo vemos pequeñas tiras de carne, no hay sangre, si algunas columnas vertebrales desolladas, dejando a la imaginación esos desgajes que comienzan a escondidas del grupo para no condicionarlos al saber de quien era la carne, y ya, como bien en tono de humor negro, se dice que convivían con los huesos que todos desgajaban como algo rutinario ("Lo que antes era impensable se ha convertido en rutina", dice el narrador Numa).

 

Ello en una puesta en escena sensacional, una labor inmersiva apabullante, que nos hace uno más en este grupo, sentimos el frío, la desazón, el hambre, el Horror de estar al borde del abismo de la muerte. Se dice es la producción española de más con 60 millones euros. Eso brilla en escenas como la impresionante del accidente aéreo, brutal, escalofriante, desde las turbulencias que provocan cuerpos rebotando con el techo, las oraciones de estos cristianos, un ala se corta, como se parte en dos el fuselaje de  la nave al chocar con una cumbre, como salen volando cuerpos, como vemos deslizarse lo que queda por una ladera nevada y como al pararse de modo cruento los cuerpos se aplastan, las piernas de parten, extremidades se parten (Doce de las personas a bordo mueren instantáneamente, incluidos los tres miembros de la tripulación, y varios otros sucumbieron a heridas en los días siguientes), ello fruto de una labor majestuosa de f/x, incluso en lo que no se atisba (para regocijo de los encargados) como son algunos fondos digitales falsos que mezclan Sierra Nevada con los actores e imágenes de los Andes. La posproducción duró alrededor de cinco meses e involucró a más de 300 personas; Ello en miscelánea con la maravillosa cinematografía del uruguayo  Pedro Luque (“No respires” o “Millennium: Lo que no te mata te hace más fuerte”), que nos hace sentir en sus planos generales perdidos en el espacio, esos cielos infinitos encapotados cual jaula insondable, tragados por el Dios de la Naturaleza, pero también emitiendo la claustrofobia en el interior del fuselaje donde se refugian del mal tiempo los supervivientes, con dramáticos efectos ojo de pez para hacernos sentir más desorientados, magníficos estos tramos interiores donde solo entra la luz por las estrechas ventanitas, siendo apabullante la parte de la avalancha, desgarrador tramo (esa mano emergiendo del suelo es… sin palabras). Proyectando al espectador un lugar tan bello y hermoso, como salvaje que devorará a los supervivientes; Como crucial es la labor de sonido para la inmersión del espectador, oímos el viento, los crujidos del avión, los huesos rotos, los gritos de dolor, y hasta la avalancha es sentida a través del golpeante y seco sonido, ello provocando que los absolutos silencios sean aún más aterradores; Todo esto adornado por la bella y neurálgica música de Michael Giacchino (especialista Pixar: “Up”, “Ratatouille” o “Del revés”), que ya dio melodías a otra historia de avión accidentado como es la mítica “Lost”, que eleva las sensaciones a resonancias místicas con esos coros celestiales enardecedores. Llamando la atención el guiño al referido film de Frank Marshall incluyendo en la banda sonora el epicúreo “Ave María” Schubert, que ´oímos en el rush final en la radio, tema final del film del 93; Sumado, no se me olvide, una formidable labor de maquillaje de David Martí y Montse Ribé (ganadores de un premio de la Academia por “El laberinto del fauno”), crearon prótesis de cadáveres y heridas, hace sintamos gradualmente la mella que en los cuerpo famélicos van haciendo los días en medio del Averno de los Andes, con el hambre, y la mal higiene van degradando y eso lo notamos de forma desgarradora. 

 

El apartado de las actuaciones es notable, sobre todo por parte de Enzo Vogrincic como Numa Turcatti, el narrador de la historia, que tira del recurso creado por Billy Wilder en “Sunset Boulevard” (1950), de que la voz en off sea de un muerto, eso nos enteramos en el tramo final que fallece. Su vos nos acompaña describiendo sensaciones, emociones, el estado de ánimo grupal, se convierte casi en la brújula del espectador con sus pensamientos. Su rol se convierte en el mayor tributo a los que murieron en el accidente; También bueno Agustín Pardella en el papel de Nando Parrado, brillante figura Homérica de héroe, perdió a su hermana y madre en el accidente, quedando el mismo inconsciente por 3 días a causa de una fuerte conmoción cerebral, y tras ello se convirtió en uno de los lideres carismáticos de los supervivientes, fue el impulsor de que había que sobrevivir como fuera, había alimento, el actor dota de emociones que nos llegan su rol, siendo además, uno de los dos que cruzaron los Andes en busca de ayuda; Extraordinario Fernando Contigiani como Arturo Nogueira, en el impacto se fracturó sus piernas y quedó gravemente herido. Da un soliloquio sublime sobre quien es Dios en esas radicales circunstancias; Matías Recalt como Roberto Canessa es el otr destacado, otro líder nato que lo transmite, con una química tremebunda con Nando en su travesía andina crepuscular; resto de personajes, por mucho que el guion quiera darles relevancia son un poco más que figurantes.

 

Relato de una intensidad dramática que te cala en los huesos, con momentos que estremecen, como cuando en cadena uno tras otro comienzan a dar su consentimiento para servir de alimento si mueren. El trémulo monólogo que Arturo le espeta a Numa sobre cómo ha cambiado su percepción de Dios, pues este no le dice lo que hacer en la montaña, ahora solo cree en el compañero Roberto que le cura las heridas, en la mano de Daniel que corta la comida y en Fito que la reparte, cree en las piernas de Nando que anda para estar en forma para cruzar las montañas, cree en los amigos fallecidos, pone la piel de gallina oírlo. Y es que la derivada de esto es que no se discuten las jerarquías, simplemente se asumen de modo natural por el carácter de cada uno.

 

Me ha faltado algo de épica en la parte final del épico viaje atravesando la cordillera inexpugnable, me ha sido bastante anticlimático como llegan al valle y abandonan la nieve blanca, así como la forma en que se encuentran con Sergio Catalán al otro lado del rio. Esperaba un impulso más épico, la ocasión lo merecía. La parte epílogo es muy buena, en como llegan los helicópteros de rescate a los ‘náufragos’ (no se cuenta que no pudieron recogerlos a todos de una vez, y dejaron en el lugar a cuatro para recoger a la mañana siguiente con varios voluntarios de asistencia), el encuentro con sus familiares, como los agasajan en su llegada al hospital, como son lavados, como están juntos en el hospital. Aunque me ha faltado esa rueda de prensa donde se suelta la liebre de la pregunta de como se han alimentado esos 72 días y que no responden, esto se omite.

 

‘Cuídense todos unos a otros y cuéntenle a todos lo que hicimos en la montaña.’

‘En un lugar donde vivir es imposible, lo extraño acá somos nosotros.’

‘Cuanto mayor es el esfuerzo por salir, más fuerte golpea la montaña.’

‘Lo que al principio parecía impensable después se convirtió en habitual.’

‘No hay amor más grande que el que da la vida por sus amigos.’

‘Todos fuimos fundamentales.’

‘La regla de TRES de la supervivencia: 3 minutos sin respirar, 3 días sin beber, 3 semanas sin comer.’

‘Dejas de tener frío porque dejas de sentir y dejar de sentir es un alivio. El morir te da calma, sosiego.’

 

Los lugares de rodaje incluyen Sierra Nevada, España; Montevideo, Uruguay; y Chile y Argentina en los Andes, incluido el lugar real del accidente.​ En agosto de 2021, una segunda unidad, encabezada por Alejandro Fadel, director argentino de Murder Me, Monster, filmó paisajes en Chile como referencia en la producción y postproducción virtual en el set.​ La fotografía principal tuvo lugar en Sierra Nevada del 10 de enero al 29 de abril de 2022.​ En Sierra Nevada, la producción se vio desafiada por la escasez de nieve y la capa de aire del Sahara, que cubrió las montañas de naranja.18​23​ Se utilizaron tres réplicas de restos de fuselaje: una se colocó en un hangar construido en un estacionamiento,​ otra enterrada en nieve artificial y sostenida por una grúa hidráulica que permitía mover el fuselaje y la otra sobre un tarn a 3000 m de altura.​ En el hangar, una pantalla de 30 metros de altura mostraba las imágenes de los Andes de la segunda unidad.​ Una tercera unidad se encargó de tiros de montaña más peligrosos.​ Las tres unidades constaban de alrededor de 300 trabajadores.​

 

Hay cameos Nando Parrado en el aeropuerto, y Carlitos Paez, leyendo (conmoviendo) los nombre dos veces de los supervivientes. Alguno más cuando bajan de los helicópteros posiblemente.

 

‘En octubre de 1972 un equipo de rugby de jóvenes uruguayos y otros pasajeros, se disponen a viajar por aire desde Montevideo hasta Santiago de Chile vía Argentina en un vuelo chárter en el que se embarcan 45 personas. Por un lamentable error de cálculo de los pilotos terminan estrellados en la cordillera de los Andes sobreviviendo 33 pasajeros, algunos muy graves y con heridas abiertas y otros milagrosamente ilesos. Absolutamente todos eran profanos en el tema de la supervivencia extrema, tanto que ignoran que a 20 kilómetros existía un hotel balneario (abandonado) en el que cobijarse. Finalmente, y después de 72 días, sobrevivieron 16 personas. Estos supervivientes sacan a colación cuando rememoran los hechos que ahora dieron lugar a familias que suman ya más de 100 integrantes’.

 

Film que juega a la contra de saberse todo, de que hay un film muy popular sobre el accidente, pero aun así el film de Bayona tiene su atractivo. Quizás cuando revise “Viven!” opino diferente. Gloria Ucrania!!!

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