Sherlock: Su último voto
Estimulante por lo juguetón este tercer y último capítulo de la tercera temporada de la estupenda serie creada por Steven Moffat para la BBC. La brillante actualización de las aventuras del mítico detective residente en el londinense 221B de Baker St. Dirige Nick Hurran (especializado en tv con series como “Dr. Who” o “Minority Report”, dirigió en la serie además de este, el segundo de la cuarta temporada, “The Lying Detective”), y escribe Moffat un enrevesado guion que juega con la percepción del espectador, y como referente de que todos hemos visto los capítulos anteriores realiza varias piruetas narrativas un tanto inverosímiles ansiando sorprender al espectador, unas con mayor éxito que otras, pero en conjunto un placer el acompañar a la pareja Holmes & Watson en esta laberíntica propuesta, donde sobre todo destaca el formidable duelo de inteligencias entre Holmes y el villano encarnado por un gran Lars Mikkelsen, un genio del crimen. Llamado ‘El Napoleón del chantaje’, en claro reflejo del ‘Napoleón del crimen’ que era con Doyle el gran Profesor Moriarty Siendo la historia una adaptación contemporánea del cuento de Sir Arthur Conan Doyle "La aventura de Charles Augustus Milverton", con otros muchos guiños a otros relatos de Doyle, siempre jugando con lo mordaz, con lo divertido, mostrando un mundo elitista de inteligencia suprema, dónde los palacios mentales son el epítome. Aquí Sherlock ha dado el salto (discutible) de resolver casos particulares a cuál James Bond querer salvar el Mundo. Episodio que toca temas como el peso del pasado, la capacidad de redención, los sacrificios por un bien mayor, o la importancia de la información como arma poderosa.
En el episodio, Sherlock
Holmes (Benedict Cumberbatch) y John Watson (Martin
Freeman) abordan un caso sobre cartas robadas. Esto lleva a la pareja a
entrar en conflicto con Charles Augustus Magnussen (Lars Mikkelsen), un magnate
de los medios especializado en chantaje a quien Sherlock desprecia. Holmes y
Watson intentan arrestar a Magnussen, pero su intento falla cuando lo
confrontan en Appledore, la casa de Magnussen. Teniendo gran importancia en la
trama Mary (Amanda Abbington), la reciente esposa de Watson.
Tiene un prólogo
brillante, con la presentación de un villano sofisticado, seguro de sí mismo,
Charles Augustus Magnussen, dominando la situación cual Terminator indagando en
las debilidades humanas de sus interpeladores, hasta derivar todo en el
encuentro con Lady Elizabeth Smallwood [Lindsay Duncan], a al que humilla con
su información chantajeadora, hasta acabar en modo villano viscoso lamiendo
literalmente el rostro de la mujer. Tras ello saltamos, con guiño a la
‘sherlockiana’ “La aventura del hombre del labio torcido”, a que Watson es
conminado a buscar al esposo drogadicto de una vecina, adentrándose en un
edificio abandonado utilizado por los toxicómanos para sus chutes, cuando tras
un violento encuentro con el ‘gerente’ haya al marido tirado en el suelo
drogado, cuando intenta incorporarlo, alguien tras de él dice su nombre, se da
la vuelta y es nada menos que Sherlock Holmes, le dice a Watson que está en
misión secreta, pero este no lo cree y lo saca de allí. Tras esto Sherlock se
pasa a ‘visitar’ ala forense Molly
Hooper (dulce Louise Brealey), que está enamorada platónicamente de Sherlock, y al que abofetea
de modo sádico (¿?). Tras ello descubrimos que Sherlock tiene ahora novia, es
Janine (Yasmine Akram), hermosa morenaza (apareció en la boda de Watson) que
deja en estado de shock a Watson, por considerar asexual a su amigo. Luego nos
enteramos (ello con el espíritu de las novelas ‘doylenianas’) que todo es por
interés (la crueldad humana seca de Sherlock se expone en todo su esplendor
engañando a Janine), e incidiendo en las debilidades humanas, todo ello
expuesto con gran sentido del humor. Muy jocoso cuando Sherlock cuenta a Watson
el plan de infiltración en la ‘guarida’ del malo (por encargo de Lady
Elizabeth Smallwood), y este solo le hace preguntas sobre Janine. Y cuando
sorprende a Watson sacando un anillo de compromiso a través de un video-comunicador.
Tenemos una escena de
muy estimulante cuando un personaje importante es descubierto amenazando con un
arma a Magnussen de rodillas, Este apunta también a Sherlock, y sorpresivamente
le dispara (cuando terminas sabiendo las motivaciones te das cuenta de lo
ridículo que es). Pero lo punzante viene después, cuando Sherlock analiza
alargando el instante del disparo, todas las posibilidades en su ‘Palacio
Mental’ para no desangrase, extraordinario todo el montaje de esto que
temporalmente sería un flash. Apareciendo diferentes personas por el flash para
ofrecerle salidas, como Molly, Moriarty y hasta Moriarty.
Hay otra ingeniosa
escena, maravillosamente editada y filmada, como es cuando Sherlock se cita con
la persona que le dispara tras una fachada de edificio falso, quedando ambos en
un estrecho y semioscuro pasillo, donde Sherlock juega a los trampantojos de
modo perspicaz.
Tenemos un muy navideño
tramo en casa de los padres de Sherlock y Mycroft, siempre todo pasado por el
tapiz del enrevesado guionista, con especial atención al invitado yonki (Bill
Wiggins al que da vida un buen Bill Brooke) que no parece creer demasiado en el
espíritu de estos días. Con conversaciones de calado entre los hermanos (muy
gracioso cuando la madre los descubre fumando a ambos, y ambos esconden el
cigarro negándolo, haciéndonos ver que son más parecidos de lo que parecen).
Con otro gran chiste cuando Sherlock pregunta a Watson si lleva una pistola y
este le responde si ve normal que lleve una a una cena navideña en casa de sus
padres? Sherlock le responde que si la lleva en el abrigo y Watson
asiente.
Para desembocar todo en
el clímax en Appeldore, el modernista hogar-fortaleza de Magnussen. Donde
Sherlock se sentirá arrastrado por el ingenio y malicia del magnate de los
medios. Donde sobre todo queda patente que Sherlock no es tan sociópata como
intenta aparentar, pues como bien le dice Magnussen, tiene sus debilidades. Al
final la revelación final de la ‘bóveda’ me ha despertado sentimientos
encontrados, si no lo piensas es formidable para emparentar a los antagonistas,
pero en cuanto lo analizas hace más aguas que el Titanic. Para sdesembocar en
nuna acción de Sherlock que queriendo se rsorpresiva queda como un pegote que
no cuadro lo más mínimo con el carácter ingenioso del detective.
Es un capítulo donde
Moffat nos vuelve a regalar múltiples giros para impactar al espectador, marca
de la casa, como la novia de Sherlock, la aparición de la persona (Liar, liar,
liar,…) que apunta a Magnussen, la forma de acabar la comida navideña, por
supuesto la ‘bóveda’ de los secretos de Magnusssen, e incluso hay un
cliffhanger jocosos entre créditos.
La pareja protagonista
Benedict Cumberbatch y Martin Freeman, como la legendaria pareja de detectives,
vuelven a bordarlo, la química entre ambos fluye de forma natural, su
compenetración se proyecta al espectador con naturalidad. Cumberbatch
mimetizado con el personaje le impregna de frialdad, de temple, de rigidez, de
astucia, con una labia proverbial, te lo crees que siempre vaya varios pasos
por delante, su arrogancia es notoria, mezclada en esta ocasión cierto grado de
fragilidad ante el némesis; Watson es el Sancho panza de la pareja, la voz de
la razón humana, los sentimientos que le falta a Sherlock, esta vez con esposa,
dotando de escenas de amor puro con Abbington; Pero aquí el que se lleva la
palma es el danés Lars Mikkelsen (“Borgen y “The Killing”), y es que un héroe
se eleva si su antagonista es grande y este lo es con su ingenio y altivez, con
una elegancia epicúrea que mezcla con exquisitas dosis de sadismo, micro (el
lametazo, o los golpes de dedo en el rostro y ojos), una actuación bañada de un
gran carisma, ser serpentil que se mueve y habla como un reptil buscando las fragilidades
humanas, y se solaza al hallarlas, las chispas son constantes en sus duelos con
Sherlock.
En la puesta en escena
destaca por su gran gusto estético, con una luminosa fotografía de Neville Kidd
(“Outlander” o “Altered Carbon”), con tomas de grúa, dron, con circulares, todo
un alarde de recursos puestos al servicio de la intensidad dramática, ello en
miscelánea con la vigorosa edición de Yan Miles (“Hermanos de Sangre” o “Juego
de Tronos”), que dotan de un vibrante sentido visual al trepidante desarrollo.
UY todo salteado por la pegadiza música de Michael Price y David Arnold.
Spoiler:
Lo de que Mary sea un
agente asesino de la CIA me ha resultado muy forzado, no hay asideros de cuando
la conocimos para pensar en algo tan de “Mentiras arriesgadas”, y más cuando
Sherlock le remarca que es su sino sentirse atraído por este tipo de personas,
pero si Mary no había dado signo alguno de ello! Pero además el juego de
inteligencias que se llevan con el disparo que recibe Sherlock es de aurora
boreal. Pues Mary no quiere matarlo pero le dispara, mande? Si no lo mata sabe
cantará, y si quiere darle un aviso, no hay mejores formas? Esto me ha sido
cogido con pinzas muy livianas.
Lo de que al final la
bóveda de los secretos sea algo la mente de Magnussen, y con ello veamos su
Palacio mental, en claro reflejo del duelo de mentes Sherlock-Magnussen.
Resulta atractivo sobre el papel, alguien tan poderoso mentalmente como para
acumular información en su cerebro cual disco duro infinito. Pero esto en
realdiad tiene más agujeros que el coche de Sony Corleone. Pues estos datos que
detenta se suponen son para chantajear a víctimas propiciatorias. Pero si no
tienes pruebas físicas como puedes mantener la versión de lo que sabes, sería
la palabra de uno contra la del otro. Esto cojea más que Ratso, no mantiene un
mínimo análisis que todo sea lo que este tío acumula en su ‘azotea’, pues,
además, como no creer que pueda su cabeza tergiversar hechos, es que pensar en
esto es de traca el tener miedo a que alguien diga algo en su medio de
comunicación que no lo sostenga con algo tangible, sería demandado y perdería.
Lo de que al final
Sherlock ante no poder vencer a su enemigo decida pegarle un tiro me ha
resultado muy fuera de lugar, impropio del sofisticado detective, este no0
puede ser el comportamiento de alguien metódico, actuar como vengador estilo
Charles Bronson me ha sido grotesco, me ha chirriado más que el tren sobre rio
Kwai descarrilando. Para colmo este ‘pecadillo’ venial de ser un frio asesino
se le perdona en un apresurado rush final con excuasas peregrinas, venga ya!
La trama se basa
principalmente en el cuento original " La aventura de Charles Augustus
Milverton ", siendo el epónimo Milverton un chantajista adaptado al
personaje de Magnussen. En ambas historias, "Appledore" es el nombre
de las bóvedas del antagonista y, en ambas, Holmes se compromete con un
empleado del villano para obtener acceso. Ambas historias culminan con la
muerte de Milverton/Magnussen, aunque en la historia original Milverton es
asesinado por una de sus víctimas.
El título de "His
Last Vow" es un juego de palabras con el título de "His Last
Bow", la historia final de Sherlock Holmes cronológicamente. El título no
se explica en el episodio, pero es una referencia al diálogo del episodio
anterior, "The Sign of Three", en el que Sherlock hace su última
promesa de estar siempre ahí para John y Mary Watson. La trama del episodio no
tiene relación con el cuento, aunque hay alusiones presentes. En la historia
original, el detective se retiró para criar abejas en una cabaña de Sussex y,
en el episodio, Janine menciona que planea comprar una cabaña de Sussex de la
que quitará algunas colmenas. En el diálogo final del episodio, una historia
que Mycroft le contó a Sherlock sobre "el viento del Este" durante su
infancia, es similar a un discurso de la historia original.
Mary revela su verdadera
identidad en lo que Sherlock llama "la casa vacía", un callejón
escondido detrás de lo que aparentemente son los frentes de dos casas en
Leinster Gardens. En la "casa", Mary cree que Sherlock la ha engañado
colocando un muñeco de sí mismo en El final del callejón: en "La aventura
de la casa vacía", se utiliza un muñeco para engañar al asesino coronel
Sebastián Morán en una casa vacía. Las letras AGRA se ven en la tarjeta de
memoria parecen ser iniciales reales de Mary Watson. En El signo de los cuatro,
la primera historia original de Holmes presenta a Mary Morstan, el Tesoro de
Agra es punto focal principal y causa de disputa. En la misma historia, Bill
Wiggins, drogadicto en "His Last Vow", es uno de los Irregulares de Baker
Street. La secuencia de apertura, en la que John viaja a una guarida de drogas
para recuperar al hijo de un amigo de la familia y también encuentra a
Sherlock, se deriva de la apertura de "El hombre del labio torcido".
Según Gatiss, la frase
de Mycroft, "Como le gusta comentar a mi colega, este país a veces
necesita un instrumento contundente" es una referencia a un comentario de
M que describe a James Bond, y pretende sugerir que las dos series comparten la
misma realidad.
El hijo de Moffat y
Vertue, Louis Moffat, interpretó a un joven Sherlock en dos escenas y los
padres de la vida real de Benedict Cumberbatch , Timothy Carlton y Wanda
Ventham , repitieron sus papeles como los padres de Sherlock de "The
Vacuum Hearse". Steven Moffat bromeó después diciendo que Sherlock
"se basa en el nepotismo".
Las escenas ambientadas
en 'Appledore', la casa de Magnussen, fueron filmadas en Swinhay House en
Gloucestershire, propiedad de Sir David McMurtry, jefe de ingeniería de
Renishaw.
Por sus actuaciones en
el episodio, Cumberbatch y Freeman ganaron los premios Emmy al Mejor Actor
Principal en una Miniserie o Película y al Mejor Actor de Reparto en una
Miniserie o Película, respectivamente. Moffat también ganó el premio Primetime
Emmy al mejor guión de miniserie, película o especial dramático por su trabajo
en el episodio.
Buen final de la
temporada, aunque algo pretencioso en varios aspectos que la hacen restar, pero
como entrenamiento cunmple con creces si no piensas mucho en sus lagunas.
Gloria Ucrania!!!
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