jueves, 8 de junio de 2023

 


LA VIDA DE ADELE.


Decepcionante drama francés producido, dirigido y guionizado por el tunecino Abdellatif Kechiche. Lo he visto con motivo del décimo aniversario de su estreno el 23 de mayo del 2013 en el Festival de Cine de Cannes, donde terminó ganando por unanimidad la Palma de Oro a la Mejor Película (en un jurado presidido nada menos que por Steven Spielberg), siendo la primera película que consiguió el premio tanto al director (Kechine) como a las actrices principales (Seydoux y Exarchopoulos). Inspirada en la novela gráfica francesa “Le Bleu Est une Couleur Chaude” ('El azul es un color cálido', no tuvo el visto bueno de la autora, criticó además que ni el director ni las actrices protagonistas no fueran lesbianas), de Julie Maroh,​ la película gira en torno a Adèle, adolescente francesa que descubre el deseo y la libertad cuando una aspirante a pintora de pelo azul entra en su vida. Obtuvo un total de 104 nominaciones, entre las que destacan las obtenidas en los Premios Globo de Oro a la Mejor Película en Lengua Extranjera y los Premios BAFTA a Mejor Película no en Inglés, y un total de 86 galardones. Además del prestigioso galardón galo.

 

Era una laguna que tenía el no haber visto este exitoso por la crítica film, y desgraciadamente me he encontrado con un producto muy sobrevalorado. Pero yo no comulgó con ruedas de molino, esperaba un film que me moviera a sensaciones, con todas las buenas alabanzas que atesoraba. Pero me he encontrado con una cosa manufacturada, edulcorada, sin apenas tensión dramática, salvo puntuales destellos, en una cinta de tres horas de duración solo tiene tensión dramática la pelea entre las protagonistas, y el café de cuasi-reconciliación, resto es un erial plano. Una historia clásica de chic@ encuentra chic@, chic@ pierde chic@ y luego. Yo esperaba que el componente del lesbianismo fuera un estudio puesto al día de como toma la sociedad esta sexualidad, pero resulta que aparte de un nimio conato al principio donde unas compañeras de clase de la protagonista la acusan de ‘bollera’ (sin sentido alguno, pues aceptan sin problema a un gay en su grupo), nada hay de esto, nada hay de como lo toman los padres de la protagonista pues incomprensiblemente obvian esto, vemos al principio la relación con sus padres, ellos no saben nada de sus gustos sexuales, ella se marcha a vivir con su amante mujer, y ya no sabemos nada de los progenitores, no tiene sentido alguno que en tres horas no haya tiempo para esto que daría aristas al relato. También me ha sido un cliché precisamente la forma de contrastar ambas familias de la pareja lésbica, la de la protagonista por descubrir su sexualidad unos conservadores que hacen comidas ‘ordinarias’, los de la joven donde los padres saben de sus apetencias unos liberales epicúreos, todo un cliché grimante. Eso sexteado por diálogos sin sustancia, del montón, sin garra alguna, low cost, incluso cargados de petulancia (ejemplo el del tipo de la fiesta disertando sobre el atractivo de la mujer).

 

Una relación entre ambas bastante chirriante si la analizas un poco, y es que por parte la protagonista hay una sumisión doliente hacia su pareja artista, para la segunda su amante debe aspirar a más, no parece contenta con que se sienta realizada de profesora de niños, le molesta no tenga aspiraciones artísticas como ser una escritora, se lo recrimina de forma hiriente. Aparte de ser alguien dependiente totalmente de ella, en los saraos es la protagonista la que debe integrarse en el mundillo de la pintora, nunca es al revés. Dan una visión bastante tóxica de las relaciones heterosexuales, la que tiene al principio (explícita sexualmente) con un compañero de escuela es ilustrada de modo rutinario, sin pasión alguna, en contraste con las extensísimas de las lesbianas, luego tenemos el escarceo infiel de la prota (viene de algo tan tonto y poco justificable como una noche a la pintora no le apetece), visto como una traición a su condición de lesbiana, que encima no vemos se acuesten, quizás para no sepamos si disfruta más o menos que con la mujer, pero es que si esto es una traición, también lo ha hecho la pintora cuando se emparejó con la protagonista, vuelvo al sinsentido (por cierto, por que se saltan como afrontó la pintora esta separación?)

 

Es una película que termina por hacerse tediosa en medio de tramos alargados en los que pasa entre la nada y el zero. Para adornar y ofrecer algo, aunque sea morbo en modo tsunami el realizador ofrece varias escenas de sexo explícito, sobre todo entre las dos protagonistas, también hay una escena hetero con incluso una erección masculina (las hay de otro tipo?), ello paras mostrar como la prota busca su lugar sexual en el mundo, y me han resultado de vergüenza ajena, son fuera de lugar en este drama, con la reiteración solo demuestra el director ansias de impactar y ser gancho comercial sensacionalista, al extenderlas en minutaje estiradísimo un espectador medio tenderá a desconectar, con lo que luego volver a engancharte es misión imposible.

 

Tengo nada en contra del sexo en el cine (faltaría más!), pero no compro la burra en esta exhibición pornográfica que nada aporta al relato, se nota demasiado una visión hetero del sexo lésbico, acaso si en “Titanic” hubiéramos tenido sexo explícito habría mejorado el film o hubiera desviado la atención? Me ha sido por los muchos minutos en cada escena, como por la gymkana de posturitas porno soft un despliegue festivo para onanistas conservadores (cunnilingus y tijeras a doquier), pues un buen director habría sabido exponer la pasión sexual juvenil entre estas amantes con elegancia y estilo lírico, y este director lo único que se muestra es chabacano y vulgar, queriendo tapar sus carencias con morbo que llega a cansar, que al ser tan prolongado hace que lo que viene después resulte otras película dentro de otra película. Para derivar en un conflicto en el tramo final bastante ordinario, sin punch alguno, teniendo un final bastante soso y sintiéndome estafado al habérseme robado con este naif producto tres horas de mi vida.

 

El director no se corta un pelo en gritar sus ansias de ser un director porno frustrado al por ejemplo colocarnos una secuencia de la prota bañándose y secándose desnuda, que ya me dirán que sentido orgánico tiene esto, es puro exhibicionismo sexual, incluso otra masturbándose. Que muchos críticos han comprado o por seguidismo idiotescos o por pajilleros. Para colmo están las declaraciones de sus dos actrices protagonistas, Léa Seydoux y Adèle Exarchopoulos, según ambas intérpretes, Kechiche se mostró muy autoritario durante el rodaje, en ocasiones violento, y repudian su método de dirección.

 

Un desarrollo tan lento como ver crecer el césped en slow. Me ha sido frustrante estar viendo una historia tan simple, sin nada interesante que cuenta, con protagonista insípidas, sin cualidad alguna a reseñar, que termina pro importarme un bledo lo que les pase, solo tiene el reclamo masturbatorio de las escenas sexuales, tan tramposa que imaginemos el mismo film con dos jóvenes obesas y con acné, no hubiera vendido también seguro (puaj!!!)? Carece de cualquier indagación interesante sobre algún padecimiento por ser lesbiana, ellas viven juntas y nunca las vemos sufrir por ser de esta condición, no tienen dilemas morales, no sufren hostigamiento, no son marginadas, si fueran una pareja hetero se podría hacer prácticamente el mismo film, una engañifa fílmica. La excusa de estar haciendo (supuestamente) arte para mostrar de forma exhibicionista no, lo siguiente los cuerpos de las jóvenes en un despliegue del kamasutra interminable me ha resultado cansino, aquí no hay justificación para el desarrollo de la historia cuando esto se repite tres veces por varios infinitos minutos, es solo querer desviar la atención de una narración pobre, que debería doler mucho a las lesbianas pues las pone como que su vista se centra única y exclusivamente en el sexo, un enfoque alienantemente cosificador de la mujer. Pero es que encima no aprovechan lo más mínimo que la protagonista es primeriza con la ya experimentada pintora para hacer un estudio sobre la búsqueda de la identidad sexual mediante el sexo, cuando las vemos en la primera secuencia sexual las dos son dos gatas en celo donde todo es perfectamente coreografiado, sin no hay sensación alguna de estar en el candor floral del conocimiento carnal, las dos actúan cual dos tigresas, no hay mínima impresión de que la veterana lesbiana tenga algo que enseñar a la primeriza y supuestamente ingenua en estas orientación, esto demuestra que el director solo es un cachondo que hace la peli como excusa  a sus bajos instintos, sin interés en dar sentido gradual a la relación.

 

La autora de la novela rechazó el resultado final, pues se ha desviado y desvirtuado (al parecer, pues yo he leído esta novela) el espíritu de la obra, incluso obvia el conflicto de la protagonista con sus padres al enterarse de su condición sexual. Julie Maroh ha opinado sobre la adaptación, y sus comentarios sobre las escenas de sexo me llamaron la atención. “Esto es todo lo que me trae a la mente: una exhibición brutal y quirúrgica, exuberante y fría, del llamado sexo lésbico, que se convirtió en porno y me hizo sentir muy incómoda”.

 

‘La gran polémica pasa por las tres escenas de sexo lésbico que Kechiche elige incorporar en su filme de casi tres horas de duración. Las acusaciones han sido de todo tipo: imposición de una mirada masculina en la puesta en escena que ordena las escenas de sexo, expresión taimada de una fantasía machista; explotación directa de las actrices que, tras festejar junto al director en Cannes la conquista de la Palma de Oro, denunciaron el maltrato de Kechiche en el set (aparentemente, los buenos resultados respondieron a un método extenuante y una exigencia desmedida)​; finalmente, se pudo escuchar otra voz de disidencia: Julie Maroh, autora de la novela gráfica en la que el filme está basado, expresó su absoluta disconformidad acerca del erotismo del filme: “Las escenas de sexo son ridículas”.’

 

Hasta ahora no he hablado de las dos protagonistas, la que lleva el peso de la trama Adèle Exarchopoulos y la que da vida a la pintora Léa Seydoux, dan maravillosamente bien en pantalla, expresan todo un mundo volcánico de pasiones, se notan compenetradas en sus roles, peor son torpedeadas esos tramos sexuales donde nada parece natural, todo me es híper medido, se transforman en dos porn stars. Extraordinarias en la escena en que discuten hasta separarse.

 

Spoiler:

 

Tres horas que se pueden resumir en una joven Adele que explora su sexualidad, se acuesta con un chavo del insti, pero ella se masturba con la visión fugaz de una joven de cabello azul que se llama Emma, esta la ve perdida en un bar gay, las dos se sienten atraídas, tiene sexo mucho sexo, más sexo, viven juntas, sin mucho conflicto, solo que una noche reusa a tener sexo Emma, a renglón seguido ella va en busca de un maromo a una fiesta, se besan y le es infiel a Emma, esta se entera y la echa de su piso. Adele sufre y llora. Tras tiempo separadas, nunca sabremos cuanto, tiene una cita para un café, allí Adele intenta ‘calentar’ a Emma metiéndole mano y haciendo que le meta ella, Emma termina rechazándola y diciéndole que no la ama. Adele es invitada por Emma a una presentación de obras suyas en una galería de Emma. Adele va y allí parece aceptar que Emma pasa de ella y se marcha, un chico parece que va a ir tras de ella y fin. Y por en medio extenso metraje con una cámara en mano siguiendo a la protagonista pegada a ella.

 

En su cómic, Julie Maroh quiere dar visibilidad a las dificultades con las que se encuentra un adolescente durante su proceso de aceptación sexual, además de presentar una historia de amor excelente. Y hay sexo, pero tratado de manera diferente: estéticamente, con buen gusto, respeto y sensibilidad. En la película es todo lo contrario: la mirada masculina y casi onanista se delata por sí sola a través de unas escenas facilonas y burdas.

 

Uno de los momentos más fuertes de la historia original es cuando los padres de Clem enfurecen al descubrir que su hija mantiene una relación con otra chica. Emma la saca de casa casi a rastras mientras su padre grita histérico: "Si te vas con ella, dejas de ser mi hija". Clem tardaría más de diez años en volver a hablar con su madre.

 

Historia que solo tiene ‘interés’ por las escenas de sexo gratuito, si le quitas eso te queda un film más plano que el encefalograma de Tutankamón. Gloria Ucrania!!!

 

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