LA VIDA DE ADELE.
Decepcionante drama
francés producido, dirigido y guionizado por el tunecino Abdellatif Kechiche.
Lo he visto con motivo del décimo aniversario de su estreno el 23 de mayo del
2013 en el Festival de Cine de Cannes, donde terminó ganando por unanimidad la
Palma de Oro a la Mejor Película (en un jurado presidido nada menos que por
Steven Spielberg), siendo la
primera película que consiguió el premio tanto al director (Kechine) como a las
actrices principales (Seydoux y Exarchopoulos). Inspirada en la novela gráfica
francesa “Le Bleu Est une Couleur Chaude” ('El azul es un color cálido', no
tuvo el visto bueno de la autora, criticó además que ni el director ni las
actrices protagonistas no fueran lesbianas), de Julie Maroh, la película gira
en torno a Adèle, adolescente francesa que descubre el deseo y la libertad
cuando una aspirante a pintora de pelo azul entra en su vida. Obtuvo un total
de 104 nominaciones, entre las que destacan las obtenidas en los Premios Globo
de Oro a la Mejor Película en Lengua Extranjera y los Premios BAFTA a Mejor
Película no en Inglés, y un total de 86 galardones. Además del prestigioso
galardón galo.
Era una laguna que tenía
el no haber visto este exitoso por la crítica film, y desgraciadamente me he
encontrado con un producto muy sobrevalorado. Pero yo no comulgó con ruedas de
molino, esperaba un film que me moviera a sensaciones, con todas las buenas
alabanzas que atesoraba. Pero me he encontrado con una cosa manufacturada,
edulcorada, sin apenas tensión dramática, salvo puntuales destellos, en una
cinta de tres horas de duración solo tiene tensión dramática la pelea entre
las protagonistas, y el café de cuasi-reconciliación, resto es un erial plano.
Una historia clásica de chic@ encuentra chic@, chic@ pierde chic@ y luego. Yo
esperaba que el componente del lesbianismo fuera un estudio puesto al día de
como toma la sociedad esta sexualidad, pero resulta que aparte de un nimio
conato al principio donde unas compañeras de clase de la protagonista la acusan
de ‘bollera’ (sin sentido alguno, pues aceptan sin problema a un gay en su
grupo), nada hay de esto, nada hay de como lo toman los padres de la
protagonista pues incomprensiblemente obvian esto, vemos
al principio la relación con sus padres, ellos no saben nada de sus gustos
sexuales, ella se marcha a vivir con su amante mujer, y ya no sabemos nada de
los progenitores, no tiene sentido alguno que en tres horas no haya tiempo para
esto que daría aristas al relato. También me ha sido un cliché precisamente la
forma de contrastar ambas familias de la pareja lésbica, la de la protagonista
por descubrir su sexualidad unos conservadores que hacen comidas ‘ordinarias’,
los de la joven donde los padres saben de sus apetencias unos liberales
epicúreos, todo un cliché grimante. Eso sexteado por diálogos sin sustancia, del
montón, sin garra alguna, low cost, incluso cargados de petulancia
(ejemplo el del tipo de la fiesta disertando sobre el atractivo de la mujer).
Una relación entre ambas
bastante chirriante si la analizas un poco, y es que por parte la protagonista
hay una sumisión doliente hacia su pareja artista, para la segunda su amante
debe aspirar a más, no parece contenta con que se sienta realizada de profesora
de niños, le molesta no tenga aspiraciones artísticas como ser una escritora,
se lo recrimina de forma hiriente. Aparte de ser alguien dependiente totalmente
de ella, en los saraos es la protagonista la que debe integrarse en el mundillo
de la pintora, nunca es al revés. Dan una visión bastante tóxica de las
relaciones heterosexuales, la que tiene al principio (explícita sexualmente)
con un compañero de escuela es ilustrada de modo rutinario, sin pasión alguna,
en contraste con las extensísimas de las lesbianas, luego tenemos el escarceo
infiel de la prota (viene de algo tan tonto y poco justificable como una noche
a la pintora no le apetece), visto como una traición a su condición de
lesbiana, que encima no vemos se acuesten, quizás para no sepamos si disfruta
más o menos que con la mujer, pero es que si esto es una traición, también lo
ha hecho la pintora cuando se emparejó con la protagonista, vuelvo al
sinsentido (por cierto, por que se saltan como afrontó la pintora esta
separación?)
Es una película que
termina por hacerse tediosa en medio de tramos alargados en los que pasa entre
la nada y el zero. Para adornar y ofrecer algo, aunque sea morbo en modo
tsunami el realizador ofrece varias escenas de sexo explícito, sobre todo entre
las dos protagonistas, también hay una escena hetero con incluso una erección
masculina (las hay de otro tipo?), ello paras mostrar como la prota busca su
lugar sexual en el mundo, y me han resultado de vergüenza ajena, son fuera de
lugar en este drama, con la reiteración solo demuestra el director ansias de
impactar y ser gancho comercial sensacionalista, al extenderlas en minutaje
estiradísimo un espectador medio tenderá a desconectar, con lo que luego volver
a engancharte es misión imposible.
Tengo nada en contra del
sexo en el cine (faltaría más!), pero no compro la burra en esta exhibición
pornográfica que nada aporta al relato, se nota demasiado una visión hetero del
sexo lésbico, acaso si en “Titanic” hubiéramos tenido sexo explícito habría
mejorado el film o hubiera desviado la atención? Me ha sido por los muchos
minutos en cada escena, como por la gymkana de posturitas porno soft un
despliegue festivo para onanistas conservadores (cunnilingus y tijeras a
doquier), pues un buen director habría sabido exponer la pasión sexual juvenil
entre estas amantes con elegancia y estilo lírico, y este director lo único que
se muestra es chabacano y vulgar, queriendo tapar sus carencias con morbo que
llega a cansar, que al ser tan prolongado hace que lo que viene después resulte
otras película dentro de otra película. Para derivar en un conflicto en el
tramo final bastante ordinario, sin punch alguno, teniendo un final bastante
soso y sintiéndome estafado al habérseme robado con este naif producto tres
horas de mi vida.
El director no se corta
un pelo en gritar sus ansias de ser un director porno frustrado al por ejemplo
colocarnos una secuencia de la prota bañándose y secándose desnuda, que ya me
dirán que sentido orgánico tiene esto, es puro exhibicionismo sexual, incluso otra masturbándose. Que muchos críticos han
comprado o por seguidismo idiotescos o por pajilleros. Para colmo
están las declaraciones de sus dos actrices protagonistas, Léa Seydoux y Adèle
Exarchopoulos, según ambas intérpretes, Kechiche se mostró muy autoritario
durante el rodaje, en ocasiones violento, y repudian su método de dirección.
Un desarrollo tan lento
como ver crecer el césped en slow. Me ha sido frustrante estar viendo una
historia tan simple, sin nada interesante que cuenta, con protagonista
insípidas, sin cualidad alguna a reseñar, que termina pro importarme un bledo
lo que les pase, solo tiene el reclamo masturbatorio de las escenas sexuales,
tan tramposa que imaginemos el mismo film con dos jóvenes obesas y con acné, no
hubiera vendido también seguro (puaj!!!)? Carece de cualquier indagación
interesante sobre algún padecimiento por ser lesbiana, ellas viven juntas y nunca las vemos sufrir por ser de esta condición, no tienen dilemas morales, no
sufren hostigamiento, no son marginadas, si fueran una pareja hetero se podría
hacer prácticamente el mismo film, una engañifa fílmica. La excusa de estar
haciendo (supuestamente) arte para mostrar de forma exhibicionista no, lo
siguiente los cuerpos de las jóvenes en un despliegue del kamasutra
interminable me ha resultado cansino, aquí no hay justificación para el
desarrollo de la historia cuando esto se repite tres veces por varios infinitos
minutos, es solo querer desviar la atención de una narración pobre, que debería
doler mucho a las lesbianas pues las pone como que su vista se centra única y
exclusivamente en el sexo, un enfoque alienantemente cosificador de la mujer. Pero
es que encima no aprovechan lo más mínimo que la protagonista es primeriza con
la ya experimentada pintora para hacer un estudio sobre la búsqueda de la
identidad sexual mediante el sexo, cuando las vemos en la primera secuencia
sexual las dos son dos gatas en celo donde todo es perfectamente coreografiado,
sin no hay sensación alguna de estar en el candor floral del conocimiento
carnal, las dos actúan cual dos tigresas, no hay mínima impresión de que la
veterana lesbiana tenga algo que enseñar a la primeriza y supuestamente ingenua
en estas orientación, esto demuestra que el director solo es un cachondo que
hace la peli como excusa a sus bajos
instintos, sin interés en dar sentido gradual a la relación.
La autora de la novela
rechazó el resultado final, pues se ha desviado y desvirtuado (al parecer, pues
yo he leído esta novela) el espíritu de la obra, incluso obvia el conflicto de
la protagonista con sus padres al enterarse de su condición sexual. Julie Maroh
ha opinado sobre la adaptación, y sus comentarios sobre las escenas de sexo me
llamaron la atención. “Esto es todo lo que me trae a la mente: una exhibición
brutal y quirúrgica, exuberante y fría, del llamado sexo lésbico, que se
convirtió en porno y me hizo sentir muy incómoda”.
‘La gran polémica pasa
por las tres escenas de sexo lésbico que Kechiche elige incorporar en su filme
de casi tres horas de duración. Las acusaciones han sido de todo tipo:
imposición de una mirada masculina en la puesta en escena que ordena las
escenas de sexo, expresión taimada de una fantasía machista; explotación
directa de las actrices que, tras festejar junto al director en Cannes la
conquista de la Palma de Oro, denunciaron el maltrato de Kechiche en el set
(aparentemente, los buenos resultados respondieron a un método extenuante y una
exigencia desmedida); finalmente, se pudo escuchar otra voz de disidencia:
Julie Maroh, autora de la novela gráfica en la que el filme está basado,
expresó su absoluta disconformidad acerca del erotismo del filme: “Las escenas
de sexo son ridículas”.’
Hasta ahora no he
hablado de las dos protagonistas, la que lleva el peso de la trama Adèle
Exarchopoulos y la que da vida a la pintora Léa Seydoux, dan maravillosamente
bien en pantalla, expresan todo un mundo volcánico de pasiones, se notan
compenetradas en sus roles, peor son torpedeadas esos tramos sexuales donde
nada parece natural, todo me es híper medido, se transforman en dos porn stars. Extraordinarias en la escena en que discuten hasta separarse.
Spoiler:
Tres horas que se pueden
resumir en una joven Adele que explora su sexualidad, se acuesta con un chavo
del insti, pero ella se masturba con la visión fugaz de una joven de cabello
azul que se llama Emma, esta la ve perdida en un bar gay, las dos se sienten
atraídas, tiene sexo mucho sexo, más sexo, viven juntas, sin mucho conflicto,
solo que una noche reusa a tener sexo Emma, a renglón seguido ella va en busca
de un maromo a una fiesta, se besan y le es infiel a Emma, esta se entera y la
echa de su piso. Adele sufre y llora. Tras tiempo separadas, nunca sabremos
cuanto, tiene una cita para un café, allí Adele intenta ‘calentar’ a Emma
metiéndole mano y haciendo que le meta ella, Emma termina rechazándola y
diciéndole que no la ama. Adele es invitada por Emma a una presentación de
obras suyas en una galería de Emma. Adele va y allí parece aceptar que Emma
pasa de ella y se marcha, un chico parece que va a ir tras de ella y fin. Y por
en medio extenso metraje con una cámara en mano siguiendo a la protagonista
pegada a ella.
En su cómic, Julie Maroh
quiere dar visibilidad a las dificultades con las que se encuentra un
adolescente durante su proceso de aceptación sexual, además de presentar una
historia de amor excelente. Y hay sexo, pero tratado de manera diferente:
estéticamente, con buen gusto, respeto y sensibilidad. En la película es todo
lo contrario: la mirada masculina y casi onanista se delata por sí sola a
través de unas escenas facilonas y burdas.
Uno de los momentos más
fuertes de la historia original es cuando los padres de Clem enfurecen al
descubrir que su hija mantiene una relación con otra chica. Emma la saca de
casa casi a rastras mientras su padre grita histérico: "Si te vas con
ella, dejas de ser mi hija". Clem tardaría más de diez años en volver a
hablar con su madre.
Historia que solo tiene
‘interés’ por las escenas de sexo gratuito, si le quitas eso te queda un film
más plano que el encefalograma de Tutankamón. Gloria Ucrania!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario