Fin de semana en Dunkerque.
Interesante
film bélico francés dirigido por Henri Verneuil, con guion de François Boyer
(“Juegos prohibidos”), que adapta la novela ganadora del Premio Goncourt (el
equivalente francés del Premio Pulitzer) homónima de 1949 de la ópera prima de Robert
Merle, el propio Merle quedó atrapado en las playas de Dunkerque en 1940, por
lo que sabe de primera mano de lo que habla. El título en francés resulta un
dardo mordaz, pues las playas de Dunkerque son un reclamo vacacional de
veraneantes sedientos de baños refrescantes, y sin embargo aquí fueron la tumba
de miles de personas, marco de este hecho trágico, con más de 20,000 muertos
estimados y 35,000 soldados capturados por los alemanes. Teniendo de gran
reclamo al que entonces estaba en la cima del cine galo como era y
protagonizada por Jean-Paul Belmondo, como Julien Maillat, un sargento del
ejército francés que intenta unirse al ejército británico en la flotilla de
barcos de la Royal Navy a Gran Bretaña (operación de rescate británica
denominada Operation Dynamo, luego se llamó El Milagro de Dunkerque), durante
la Batalla de Dunkerque, convive con tres soldados amigos, mientras de vez en
cuando son bombardeados por cazas alemanes en la playa.
Ambientada durante la
Segunda Guerra Mundial, y atrapado en las playas cerca de Dunkerque, Julien
Maillat (Jean Paul Belmondo) intenta huir a Gran Bretaña en barco con el
ejército inglés, pero no lo consigue. Él, entonces, intenta organizar la vida
para él y sus amigos soldados como el perpetuamente armado Pinot (Georges
Géret), el ex sacerdote Pierson (Jean-Pierre Marielle) y Dhéry (Pierre Mondy)
entre obuses, ataques de aviones en las playas, bombardeos y caos. Mientras
tanto, conoce a una hermosa chica (Catherine Spaak)
en una casa en las dunas que no quiere abandonar el hogar de su familia.
La Batalla de Dunkerque,
tuvo lugar en el epónimo lugar en Francia, durante la Segunda Guerra Mundial
entre los Aliados y Alemania. Como parte de la Batalla de Francia en el Frente
Occidental, la Batalla fue la defensa y evacuación de las fuerzas británicas,
francesas y belgas, en Europa del 26 de mayo al 4 de junio de 1940, y se aconteció
con una logística monumental y medios para efectuar los desembarcos para
rescatar a los soldados fugitivos, de la playa de Zuydcoote (Dunkerque), y
mientras se organizaba su evacuación, los nazis arreciaban con sus ataques
aéreos dispuestos a exterminarlos. El 1° de junio, comenzaría por fin la
evacuación en los barcos que consiguieron salvarse, y el resultado final,
aseguró la vida de, 215.787 soldados ingleses y 123.095 franceses y belgas.
Había visto tres films
sobre esta contienda, “Dunkerque” (1956) de Leslie Norman, “Atonement” (2007)
de Joe Wright, y “Dunkirk” (2017) de Christopher
Nolan, todas ellas producciones británicas y esta es francesa, y por ello el
protagonismo (al contrario que las mencionadas, donde el foco era para los de
la Pérfida Albión) es de los propios franceses, el carácter de perdedores es
más acusado, los británicos huyen a su país al otro lado del canal, mientras
los gabachos quieren huir de su tierra, lo que confiere un aire más trágico,
que podría haberse explotado mucho mejor en el film.
Es una cinta donde se
nota ser una gran superproducción, donde brilla por la magnífica ambientación,
rodada en las mismas playas de Dunkerque, con gran despliegue de medios, con
centenares de figurantes vestidos de militares, con escenas de acción notables,
donde es fundamental para crear clima la estupenda cinematografía de Henri
Decaë (“Ascensor para el cadalso” o “El círculo rojo”), con esos continuos y
espectaculares vuelos rasantes de los aviones germanos con tiroteos (brillante
una toma en subjetiva desde un avión de guerra alemán, POV, mientras martillea
con su ametralladora a los de la playa)y ‘premio’ gordo de bombas a doquier,
con un excelente tramo de naufragio de un buque con cientos de personas
intentando huir (seguro que Christopher Nolan tomó buena nota para una escena
similar en su recreación), con gran ambientación exhibiendo un pueblo
purgatorio antesala del Infierno, con edificios derruidos, otros en llamas, cienes
de vehículos abandonados, otros explosionados, y una playa que parece ser el
limbo, sembrada de cadáveres y tumbas anónimas, soldados que deambulan sin
rumbo rebozados en la desesperanza un lugar que da a ninguna parte en su
horizonte. Emitiendo un estado de ánimo general de desencanto.
Paradójicamente para ser
una película de guerra los enfrentamientos son únicamente dos, y no
precisamente épicos. Y es que la película quiere precisamente eso, proyectar el
sin sentido de las guerras, su desmitificación (ejemplo es cuando Julien no
quiere hacer que la carta a la esposa de un muerto sea adornada falsariamente,
solo la verdad quiere: ‘Murió cuando fue a buscar agua para sus amigos’), ,
aquí no hay gloria (ejemplo cuando un piloto alemán salta en paracaídas de su
avión, los soldados aliados observan desde la playa, ávidos de caiga cual
carnaza entre ellos, un oficial inglés les dice a los soldados que no le
disparen, pero las ansias de venganza se apoderan de los militares y lo
acribillan, ni actos de valentía militar (ejemplo es ver a dos soldados galos
intentando violar a una joven desvalida), ni idealismo patriotero (ejemplo Pierre
Mondy que tiene un plan para instalarse como civil en el pueblo y montar un
negocio de mercado negro para aprovechar la escasez ante la inminente llegada
de los alemanes, y cohabitar con ellos, en claro exponente del colaboracionismo
francés con los alemanes que vendría con el Gobierno de Vichy), solo nihilismo,
para ello este lienzo de unos personajes lejos de ser héroes, solo quieren
sobrevivir, dejando traslucir la importancia de la amistad.
En este panorama reina
el tedio, la espera, la amargura, y la frustración, añadiendo el director dosis
de humor negro, y en lo que es el factor más errado un romance metido con
fórceps. Sumando reflexiones, un tanto superficiales, sobre Dios y su libre
albedrio, esto derivado de que uno de los protagonistas ex sacerdote, también sobre
las causas de como se ha llegado a esa situación de ser sitiados, la ridiculez
de la ‘inexpugnable’ Línea Maginot (se hizo a lo largo de toda la frontera
franco-germana, y los teutones la ‘salvaron invadiendo Bélgica, y en esta
frontera con Francia no había esta defensa).
La cinta carece de
cohesión, discurre en medio de viñetas, sobre todo en su primera mitad esto
resulta más acusado. Adolece de falta de intensidad dramática, salvo los
esporádicos bombardeos, el peligro resulta poco acuciante, lo que más genera el
metraje es la bulimia y la ociosidad de unos seres abocados al fin de su mundo,
en el filo del abismo y sin poder saltar al otro lado del mar a su ‘salvación’,
son idas y venidas, situaciones más o menos chistosas (ejemplo ese civil que
pasea a su perro en medio de la Guerra; o el anti épico tiroteo contra un par
de espías alemanes disfrazados de monjas que están afeitándose cuando son
descubiertos; o esa joven rubia que mira los bombardeos con unos prismáticos
desde su ventana cual si fueran los fuegos artificiales de las fiestas), intentos del protagonista por unirse a los británicos,
y tangencialmente otras historias, aunque la mayoría sin punch dramático, como
la de la pareja del soldado inglés que se ha casado hace poco con una
francesita y quiere llevarla consigo en el ‘éxodo’ a la Tierra Prometida angla y
no lo dejan, con momentos jocosos como el enfrentamiento surrealista entre un
tipo empujando un carro con una mujer muerta que se encuentra con un vehículo
militar en una calle estrecha, llegando incluso a amenazar con matar uno al
otro de un disparo, hasta que Julien, representado la cordura en medio del
caos, pone simplista solución. Estando el clímax de esta primera parte en el
hundimiento del buque de rescate británico.
Resulta con un buen
ritmo, siempre el director tiene en movimiento la acción con el protagonista
llevándonos de un lado a otro. Incluso tiene un final acorde al tono nihilista
del film (*spoiler). Pero tiene una parte más floja que me chirría, incluso
misógina (llega a bofetear el protagonista a una joven y justifica que por
acostarse con ella con su consentimiento no es diferente a un par de
potenciales violadores ¿?), es la sub trama de la muchacha esperando en la casa
familiar, esto no es creíble, que una hermosa y núbil chica se haya quedado
allí a guardar la casa, pero que va a hacer si la bombardean? Y si intentan
robar en la casa? Y si intentan violarla? Y encima se pasea por la terraza como
si fuera una tontita que no se da cuenta de que es un ‘dulce caramelo’ para
estos soldados, que puede la mayoría sean buenos y se contengan, pero basta que
haya dos que sean unos cafres y entonces que? Un despropósito. Y para colmo nos
cuelan un romance exprés con Julien, vergonzante cuando se le ofrece
contoneándose espasmódicamente sensual en el sótano. Quizás pretende
representar la joven la esperanza, pero si es así, se debía haber trabajado más
este ridículo rol.
Jean-Paul Belmondo borda
su papel con carisma y naturalidad, un superviviente que solo quiere salir del
lugar, un nihilista sin más afán que escapar de allí, lejos de ser un gran
héroe, en el único momento que debe emplear la fuerza lo hace transmitiendo
veracidad en su enfrentamiento contra dos maleantes, que ni siquiera son
alemanes, si no franceses como él. Es nuestra brújula moral, en un papel muy
humanista en su desarrollo, buena encarnación; Jean-Pierre Marielle da vida al ex sacerdote combatiente,
en lo que es claramente un rol para dar hondura filosófica al enfrentar la
crudeza de la realidad con el misticismo religioso y si puede dar respuestas al
Horror, cumple con temple el actor; Está Pierre Mondy como oportunista Dhéry, pragmático
tipo que pretende adaptarse a lo que venga, cual mencionado ya Régimen de
Vichy, bueno; Georges Géret como el belicista Pinot, el menos perfilado de los
amigos del prota, siempre con su metralleta acuestas, manifiesta so
germanofobia con el paracaidista, cumplidor: Catherine Spaak resulta una tara
en su personaje grimante y fuera de lugar, tan sexy como sin sentido.
Spoiler:
*Tras Julien discutir
con Jeanne, él acepta casarse con ella, pero ella se resiste a dejar la casa,
Julien le da un ultimátum, la esperará hasta las 7 de la tarde junto a la
ambulancia en las dunas, luego se marchará en busca de refugio lejos de allí. Y
esperando allí a ver si ella se decide, hay un ataque aéreo y bombardean la
playa los alemanes, una bomba cae sobre la ambulancia. Provocando una gran
explosión, vemos a Julien herido junto a un socavón de obús, la cámara se
coloca en subjetivo del protagonista, este ve la playa al revés moribundo, se
da la vuelta y ve acercarse por la playa, en una imagen surrealista a Jeanne con
fulgente vestido rojo con unas maletas, cruzando el caos de los heridos,
muertos y humo, y entonces muere Julien.
A reseñar la boinita
banda sonora creada por el maestro Maurice Jarre, mezclando de forma exquisita el
drama y la emoción.
El cuadro estaba bien
basado en hechos históricos, estos son los siguientes: el general Von Kuechler
asumió el mando de todas las fuerzas alemanas en Dunkerque. Su plan era simple:
lanzaría un ataque total en todo el frente. Extrañamente, ignoró una
intercepción de radio que le decía que los británicos estaban abandonando el
extremo este de la línea para retroceder hasta Dunkerque. Aunque Churchill
había prometido a los franceses que los británicos cubrirían su escape, en
tierra fueron los franceses quienes mantuvieron la línea mientras los últimos
británicos restantes eran evacuados. Soportando el fuego concentrado de la
artillería alemana y las ametralladoras y las bombas de la Luftwaffe, los
franceses se mantuvieron firmes. El 2 de junio (el día en que la última de las
unidades británicas se embarcó en los barcos), los franceses comenzaron a
retroceder lentamente y, para el 3 de junio, los alemanes estaban a unas dos
millas (3 km) de Dunkerque. La noche del 3 de junio fue la última noche de
evacuaciones. El 4 de junio, los alemanes izaron la esvástica sobre los muelles
de los que habían escapado tantas tropas británicas y francesas bajo sus
narices. El Ministerio de Guerra tomó la decisión de evacuar las fuerzas
británicas el 25 de mayo. En los nueve días del 27 de mayo al 4 de junio
escaparon 338.226 hombres, incluidos 139.997 soldados franceses, polacos y
belgas, junto con un pequeño número de soldados holandeses, a bordo de 861
embarcaciones -de las cuales 243 fueron hundidas durante la operación-. El
Comando de Combate Británico perdió 106 aviones en combates aéreos sobre
Dunkerque, y la Luftwaffe perdió alrededor de 135, algunos de los cuales fueron
derribados por la Armada francesa y la Armada Real. Los muelles de Dunkerque
estaban demasiado dañados para ser utilizados, pero los Moles Este y Oeste o
diques estaban intactos. El capitán William Tennant —a cargo de la evacuación—
decidió utilizar las playas y el East Mole para desembarcar los barcos. Esta
idea de gran éxito aumentó enormemente el número de tropas que podían
embarcarse cada día y, de hecho, en el punto álgido de la operación de rescate,
el 31 de mayo, se sacaron más de 68.000 hombres. Los últimos del ejército
británico partieron el 3 de junio y todos regresaron a Dover. Sin embargo,
Churchill insistió en regresar por los franceses, por lo que la Royal Navy
regresó el 4 de junio en un intento de rescatar a la mayor cantidad posible de
la retaguardia francesa. Más de 26.000 soldados franceses fueron evacuados ese
último día, pero entre 30.000 y 40.000 más quedaron atrás y se vieron obligados
a rendirse a los alemanes. y, de hecho, en el pico de la operación de rescate,
el 31 de mayo, se retiraron más de 68.000 hombres. Los últimos del ejército
británico partieron el 3 de junio y todos regresaron a Dover.
Film que ofrece una
visión distinta de un evento histórico, sin ser grande si tiene interés. Gloria
Ucrania!!!
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