Top Gun: Maverick
Atractiva
secuela de la sobrevalorada original de 1986 dirigida por el artesano de la
acción Tony Scott, un enorme éxito comercial (fue la más taquillera de ese
año), pero que a nivel de calado emocional dejaba mucho que desear. Fue la
película que catapultó a la fama a Tom Cruise con sus relucientes 24 años se
erigió en una de las mayores estrellas hollywoodienses, y en estos 36
transcurridos desde entonces ha sabido mantenerse en el top del firmamento del
cine, tanto como para ser productor de sus films, y este no es una excepción,
uniéndose al de la primera, uno de los reyes del blockbuster como es Jerry
Bruckheimer. Con esta continuación
tardía (de la que se llevaba hablando mucho tiempo) consiguen algo tan poco
dado en el cine como es que una segunda parte sea mejor que su original. Dirige
Joseph Kosinski el guion de Ehren Kruger, Eric Warren Singer y Christopher
McQuarrie a partir de una historia de Peter Craig y Justin Marks. Tom Cruise
repite su papel protagónico como el aviador naval Maverick. Se basó en los
personajes de la película original creada por Jim Cash y Jack Epps Jr. también
protagonizada por Val Kilmer, Miles Teller (rol de hijo del fallecido Goose, en
un papel muy rígido de tipo duro sin aristas), Jennifer Connelly (mujer trofeo),
Jon Hamm (típico-tópico mando refunfuñón), y Ed Harris (otro rol, aunque más
corto, de oficial cascarrabias). En la película, Maverick se enfrenta a su
pasado mientras entrena a un grupo de jóvenes graduados de Top Gun, incluido el
hijo de su difunto mejor amigo, para una peligrosa misión en un país hostil
indeterminado.
Es una historia mil
veces vista, la sempiterna aventura cuasi-suicida que solo pueden llevar a cabo
unos pocos elegidos, pero que la realización sabe darle un toque atractivo en
su desarrollo, con una expresividad notable en su mirada y lenguaje corporal,
en como emite el peso del pasado sutilmente, pero ello siempre desde su altar
de Mito de la Aventura Macho Alfa: Con un protagonista que respira carisma por
todos lados, dándole un razonamiento verosímil a que aun sea piloto de cazas;
la enternecedora inclusión de Val Kilmer en un rol de cuasi meta-ficción
incorporando su enfermedad real, ahora Almirante Tom ‘Iceman’ Kazansky, en una
sola secuencia conmueve (quedaron lejos las rencillas con Maverick de la
primera parte), transpirando un realismo crudo, con una gran chispa con Cruise;
con escenas de acción excelentes; con un aceptable (aunque prescindible)
romance del prota con la hermosa Jennifer Connelly (a la que siempre es un
placer verla en pantalla, teniendo buena química con Cruise, aunque en un papel
plano; sustituta de una desaparecida desde hace décadas Kelly McGillis); con un
bien llevado conflicto cuasi paterno-filial remanente orgánicamente de la original;
y con un rush final de 40 minutos espectacular, muy superior al de la original
(era bastante bluff) sabiendo aunar espectacularidad en los impresionantes
combates aéreos, y emoción, evolucionadas
ingeniosamente de como si una cuenta atrás fuera, aunque eso sí, algo
acomodaticio, con mucha adrenalina.
Abordando como en la
primera el sentido del deber, las ansias de ir más allá de los techos de
cristal que nos autoimponemos, loando el sentido de la camaradería, el espíritu
del sacrifico por un bien mayor, versando también sobre las segundas
oportunidades. Teniendo por supuesto constantes guiños autorreferentes a la
primigenia en multitud de detalles, desde la moto, las gafas de sol Ray Ban, la
competición motera contra un caza, rebeldía ante los mandos, mandos que riñen
con el prota pero saben es de corazón noble, la música techno de Harold
Faltermeyer, y por supuesto la escena de competición deportiva (en la otra era
volley-playa y aquí es Rugby) en la arena (en este caso en la playa), donde los
machos (ya lo sé, también hay una mujer, pero se nota metida con calzador)
puedan lucir torso desnudo (incluso Cruise). Cambia el contexto de la Guerra
Fría, por aquello de estar en la era de lo políticamente correcto, ahora es un
enemigo sin nombre, sin rostro, sin que oigamos (un ente indefinido maligno)
por aquello de no humanizar al que vas a matar, tenemos cazas mucho más
rápidos, tecnología más avanzada, tanta que los Drones amenazan con dejar en
tierra a los pilotos, pero aun quedan ‘dinosaurios’ como Maverick.
Es un entretenimiento
ágil, aunque demasiado alargado en el metraje, con puntos a su favor, pero para
mí lejos de ser lo que la crítica extendida ensalza. Es un tipo de película que
exige poco del espectador, carece de profundidad, sus personajes son
arquetípicos, solo Maverick tiene alma, el resto son seres colindantes que se
expresan en modo cliché, ni la Connely tiene un personaje con carácter
definido, ni el de Rooster tienen dimensión humana (aparte de su hostilidad con
Maverick, tiene un pique con un piloto, Hangman [inane Glen Powell] bastante penoso
en lo estereotipado de quien es el mejor, que quiere emular el de Cruise y
Kilmer de la original), meros apoyos del prota. Es un film sin dilemas morales,
sin dudas, todo se ve venir de lejos, todos sabemos cómo acabaran Maverick y
Rooster tras verlos por vez primera chocando, esto es uno de sus hándicaps, su
previsibilidad. También se la puede ver, como en la primera, como un anuncio de
reclutamiento militar, reflejando la vida militar con miticismo y glamur, con
idealismo, sin fisuras, con compañerismo. La película fue apoyada e
influenciada activamente por el Departamento de Defensa de los Estados Unidos y
la Armada de los Estados Unidos para presentar al ejército de los Estados
Unidos de manera positiva.
‘Treinta y seis años
después de “Top Gun”, Tom Cruise regresa como Pete “Maverick” Mitchell. Entavía
(sé que es un palabro) está en la Marina, después de haber rechazado ambas
promociones (aún es Capitán) e intenta que se retire. En la secuencia de
apertura de la película (lo vemos entrar en un hangar a contraluz, con el
desierto Mojave tras él, quizás en homenaje a la mítica secuencia final de “The
Searchers” de Ford, tal vez como alegoría de un héroe que se resiste a
rendirse), muestra sus habilidades como piloto (prueba un prototipo de caza
ultrasónico) y su inclinación por romper las reglas y desafiar la autoridad.
(Tanto Ed Harris como Jon Hamm están cargados con los papeles de oficiales
superiores que agitan metafóricamente sus puños en el aire sobre las formas
rebeldes de Maverick)’.
Tras lo que entramos en
el grueso del film que es el entrenamiento por parte de Maverick a unos Top Gun
para la Misión Imposible. Donde sentimos un espíritu vitalista, la alegría de
disfrutar de lo que la vida te da, ello mientras el héroe recuerda nostálgicamente
su pasado, ello sobre todo se da cuando observa desde el exterior de un bar al
hijo de su amigo fallecido Goose cantar al piano ‘Great Balls of Fire’ de Jerry
Lee Lewis (vigorosa escena con todo el local cantando a coro), y rememora una
secuencia similar décadas atrás. Muestra el ambiente castrense desde un óptica
optimista y saludable, sin conflictos de hondura, más bien de índole de
testosterona, los roces con los altos mandos. Las escenas de entrenamiento de
pilotos en juegos de gato y el ratón vibrantes. Con el metido con calzador
romance maduro entre el prota y la bella partenaire.
Para en la parte final
meternos en la Misión Imposible, donde todo lo visto anteriormente de prodigio
en la filmación de vuelos de cazas se atomiza hasta hacernos inmersiva la
experiencia de estar en el interior de la cabina, donde los efectos visuales se
minimizan al máximo, se respira autenticidad, con esa cámara colocada en el
interior de la berlina que nos hace partícipes de la mimetización con el
piloto, con esa forma de colocar la mano en el cristal del mismo para no
desorientarse, con vuelos reales rodados (esto gracias a la colaboración de la
Armada USA), con coreografías espléndidas, proyectando vértigo, con una labor
de edición de sonido buenísima, ello apoyado en un fenomenal trabajo de
cinematografía del chileno Claudio Miranda (ganador de un Oscar por “La vida de
Pi”, y con otra nominación por “El curioso caso de Benjamin Button”), en
miscelánea brillante con la edición de Eddie Hamilton (“Kingsman: Servicio
secreto” o “Misión imposible: Nación secreta”), que apabullan con la energía
que desprenden, siendo nada caóticas para su visión, sino, diáfanas y claras,
añádanse los fondos de los coloridos cielos, las montañas, los bosques nevados,
creando preciosas estampas. Y todo ello discurriendo en modo creciente de
dramatismo bien llevado, cargado de intensidad, sobre todo porque sentimos que
puede ser el final de Maverick en su última misión, y porque tenemos el ante
cedente de la primera donde muere Goose, con lo que tenemos ese elemento
sobrevolando. Lástima que mi sensación final sea de que no han querido
arriesgar y han tirado por el camino fácil de agradar a todo el mundo, pero al
espectador exigente (así me considero) le falta conexión con una conclusión tan
‘agradaora’. Súmese un epílogo muy estirado a la par que pasteloso.
El compositor de Top
Gun, Harold Faltermeyer, repitió su papel y se le unieron Lady Gaga, One Republic
y Hans Zimmer. La banda sonora fue producida por Lorne Balfe con dos sencillos,
"Hold My Hand" de Lady Gaga y "I Ain't Worried" de
OneRepublic. De la primera película, la partitura también incorpora elementos
del "Top Gun Anthem" original, y la canción "Danger Zone",
compuesta por Giorgio Moroder y cantada por Kenny Loggins.
La película se filmó en
formato IMAX con cámaras Sony Venice 6K Full Frame con certificación IMAX. Kosinski explicó que el equipo pasó más de un
año con las fuerzas de la Marina para usar las cámaras IMAX dentro de la
cabina, con cuatro cámaras orientadas hacia los actores y dos orientadas hacia
adelante, además de las cámaras montadas en todo el exterior de la aeronave.
Explicó que "el público debe sentir la autenticidad, la tensión, la
velocidad y las fuerzas gravitatorias, algo que no se puede lograr a través de
un escenario sonoro o efectos visuales, lo que requirió una enorme cantidad de
esfuerzo y trabajo". Se filmaron más de 800 horas de imágenes aéreas para
la película, superando el metraje combinado filmado para las películas de la trilogía
de El Señor de los Anillos.
El antiguo bar militar fue construido en el lado de la playa en Los Ángeles. La estructura de acero se ensambló fuera del sitio para una inspección visual, luego se desmanteló y se reconstruyó en el set; Para la mayoría de los aviones, incluido el F/A-18E/F, el equipo de producción adquirió 20 aviones en funcionamiento de todo el país.
Uno de los artistas de
VFX en el equipo de efectos especiales, Fred Lyn, afirmó que el uso de CGI fue
extenso en la película con el F-14 y el Su-57 visualizados completamente por
computadora. Lyn afirmó que las escenas del F/A-18 involucraban
predominantemente un solo jet, que luego se sometió a CGI para crear las
escenas de entrenamiento de combate aéreo que mostraban múltiples jets. La fuerza
de ataque de cuatro jets al final de la película también se creó a través de
CGI a partir de un solo F/A-18.
El supervisor de efectos visuales de producción, Ryan Tudhope (“Blade Runner” o “Deadpool”), coordinó la integración de varios componentes de efectos visuales utilizados en la película. Skywalker Sound trabajó en el diseño de sonido y la mezcla temporal de la película. Se les asignó la tarea de crear efectos de sonido de aviación, trabajando en estrecha colaboración con GE Aviation, un fabricante de motores a reacción de Cincinnati.
Se utilizaron imágenes
de la película original en una escena en la que Maverick observa a Rooster
tocando "Great Balls of Fire" en el piano, invocando recuerdos de la
familia y la muerte de Goose. El metraje se usó como un flashback, que no
estaba planeado en el guión original; Kosinski introdujo la idea durante la
fase de montaje de la película para ayudar a explicar la relación de los
personajes y profundizar en los conflictos emocionales involucrados.
Film nominado para el
Premio Globo de Oro a la Mejor Película - Drama y Premio de la Película
Critics' Choice a la Mejor Película. Recaudó $ 1,488 mil millones en todo el
mundo, convirtiéndose en la película más taquillera de 2022, la segunda
película estrenada desde la pandemia de COVID-19 en recaudar $ 1 mil millones y
la película más taquillera de la carrera de Cruise.
Un pasatiempo eficaz,
muy superior a la primera, pero no la veo como la gran peli que muchos
comentan. Gloria Ucrania!!!
PD. A Kelly McGillis,
Meg Ryan y Aaron y Adam Weis, que aparecieron en la película original, no se
les pidió que aparecieran en la secuela.
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