lunes, 9 de enero de 2023

 


LA FUGA DE COLDITZ.

Entretenida serie británica que he visto con motivo de que este año hacía medio siglo que ese estrenó , y era una de esas que recordaba con nostalgia de mi adolescencia viendo creo que era los sábados por la tarde siguiendo las andanzas de este campo de prisioneros en la Alemania nazi de la WWII, y como los confinados buscaban formas de escapar a su cautiverio. Es una producción de la BBC y Universal Studios, con dos temporadas (15+13), versando sobre reos de guerra aliados encarcelados en el castillo de Colditz en la Sajonia germana, es un Sonderlager (campo especial), diseñado por los nazis para albergar a prisioneros de alto riesgo y más tarde Prominente (políticamente importantes). Fortaleza supuestamente a prueba de fugas cuando fueron designados Oflag IV-C durante la Segunda Guerra Mundial, y sus muchos intentos de escapar del cautiverio, así como las relaciones formadas entre las diversas nacionalidades y sus captores alemanes. Desde la llegada de primeros prisioneros británicos después de Dunkerque para unirse a prisioneros polacos, franceses y holandeses existentes, hasta la liberación del castillo por los estadounidenses en 1945. Colditz fue creado por Brian Degas en colaboración con el productor Gerard Glaister, siendo el consultor técnico de la serie fue Major Pat Reid, el verdadero oficial de escape británico en Colditz. Teniendo gran parte de su atractivo en las relaciones que se establecen entre los allí presos en las diferentes jerarquías, entre las diferentes nacionalidades, y entre los cautivos y los guardianes alemanes. En esto es muy bueno como no hacen lo facilón de caricaturizar a la parte teutona como malos malísimos sin sentimientos, les confieren alma y complejidades, en lo que es un rasgo humanista, cada uno con su personalidad, donde vemos a varios guardias relacionándose amistosamente con los reos, tenido los germanos sus debilidades que salen a flote en alguna ocasión. Siendo el comandante nazi del cuartel un caballero respetuoso con los presos, habiendo niveles para la maldad siendo aquí el ogro las SS que se mencionan como el ente que si aparece en el campo de prisioneros será un Infierno.

 

Serie que vista hoy día me ha despertado mucha simpatía por la ingenuidad que desprende, pues más que un presidio parece un internado escolar. Donde los intentos de fuga parecen algo así como travesuras. Esto lo digo porque cuando llegan al castillo los protagonistas escuchamos que nadie ha escapado de allí y que si alguien lo intenta será ejecutado, y luego el mayor castigo es una celda de aislamiento alguna semana, parece un tirón de orejas más que un castigo brutal que se podría esperar. Tenemos a los presos que allí viven con todo tipo de comodidades, siempre van bien vestido con sus ropas de militares, no sufren estas desgaste con el paso de los años, se mueven con libertad por el castillo, hacen juicios militares, ejecutan sentencias de ahorcamientos, tiene radio, todo tipo de juegos, pueden hacerse pasaportes falsos con cámaras de fotos, tienen bastante dinero alemán, hacen teatro, les llega correspondencia de sus países, paquetes de la cruz roja, chulean a los guardianes, si te haces el loco  te mandan de vuelta a tu casa (el actor británico Michael Bryant es protagonista de esto en un torre de forcé en el episodio "Tweedledum"), pero si hasta en el tramo final de la serie construyen un aeroplano en la azotea del castillo sin que los alemanes se den cuenta. Nunca tienes sensación de peligro letal, siempre protegiéndose los presos tras la Convención de Ginebra que protege a los presos de guerra, cuando los nazis no firmaron este tratado. Nunca hay sensación de que lo estén pasando mal allí dentro, nadie muere allí dentro, no hay ejecuciones, es un campo de prisioneros VIP.

 

Sin embargo, es una buena experiencia la serie, cuando sabes de que va cada personaje, entras en sus dilemas morales, eres parte de sus choques, sus traspiés, sus ilusiones, sus frustraciones, pero siempre desde un prisma de baja intensidad por lo ya referido de que nunca siente están al borde del precipicio. Unos capítulos que entran juegos de poder y manipulación de claro sino psicológico.

 

Es una serie con un carácter claustrofóbico, donde la mayor parte de lo que vemos ocurre en interiores del castillo, se nota mucho son estudios, con algunas salidas al patio, y unas pocas a los exteriores. Tiene mucho de thriller en cómo preparan y ejecutan los planes de fuga, que unos tiene éxito y la mayoría no.

 

Tiene un arranque dubitativo, con unos tres primeros capítulos que nos presentan a varios de los protagonistas en la previa de entrar en Colditz, exponiendo su pasado, sus circunstancias, como por sus intentas de fuga de otros campos de prisioneros son enviados al supuestamente inexpugnable titular. Hasta que en el cuarto nos situamos en el interior de la fortaleza sajona y allí conocemos al recién llegado Teniente Coronel John Preston, un rígido oficial que se convierte en el más alto superior entre los británicos, tipo reflexivo, inteligente, carismático, se preocupa por el bienestar de sus subalternos. Mantiene una gran relación con el kommandant del presidio, cada uno en su lugar, pero respetándose uno a otro. Tipo que no parece tener grietas emocionales, aunque las deja aflorar en uno de los episodios en el que sucumbe a sus sentimientos y se une a una fuga. Jack Hedley da vida a Preston con gran carácter y flema británica; Conoceremos al rebelde Teniente de vuelo Simon Carter (beun David McCallum), que no se sabe como lleva su traje oficial de gala en muchas ocasiones (se tiró en paracaídas con él puesto, puaj!). Desea escapar para volver a ver a su joven esposa. El Carter ficticio se parece al verdadero preso de Colditz, el teniente de vuelo Dominic Bruce. legendario 'Hombre de tamaño mediano' del IX Escuadrón, fue enviado a Colditz después de escapar del Castillo Spangenberg. Bruce fue el autor de uno de los escapes más célebres de Colditz, el llamado escape 'Tea Chest', réplica del cual se presentó en la exposición 'Great Escapes' del Imperial War Museum;Teniente de vuelo Phil Carrington (buen Robert Wagner), oficial estadounidense que se ofreció como voluntario para servir con los británicos a principios de la guerra. Según la vida real, Micky Burn, se desempeñó como periodista en Berlín antes de la guerra y tiene un conocimiento íntimo de Alemania y la política alemana, admite haber tenido cierta admiración por el nacionalsocialismo. Wagner le da vida con fuerte personalidad. Personaje basado en el fugitivo de la vida real Pat Reid. En realidad, el oficial que escapó con Reid a través de La ruta Singen de Hans Larive era el canadiense Howard Wardle; Conoceremos al Kommandant (Bernard Hepton), conocido solo por su nombre de pila "Karl", tipo noble y orgulloso, un militar de la vieja escuela, se nota no comulga con la cultura nazi, pero sobre todo es un soldado que se debe a las órdenes. Es el ejemplo máximo del ‘Buen Alemán’, tiene una gran química con Preston; el Mayor Mohn encarna al villano viscoso, al que se acerca más a la visión del siniestro sádico nazi, muy inteligente (gusta de jugar al ajedrez), observador, desearía mayor libertad en la represión a los reos, aunque realmente su apariencia y sus modos nunca son crueles, ni mucho menos, su gesto torcido no se corresponde con sus modos, más allá de que en un capítulo mande disparar por encima de las cabezas de los presos que intentan rebelarse contra las órdenes. El actor que lo encarna, Anthony Valentine, le dota de personalidad, de sensación atemorizadora en su gesto y mirada gélida, muy bueno. Aunque le agregan el protagonismo en uno de los episodios finales como para querer caricaturizar a los nazis en su persona y flaco favor hace el guion aquí al carácter del personaje, guiñolizándolo; estos, a mi entender, son los personajes más importantes.

 

La serie tiene tiempo en sus 28 capítulos para ofrecer diferentes vertientes, como es el muy de índole psicológica con ese oficial haciéndose pasar por demente para lo deporten a su país, y que termina como termina; Hay uno bastante inverosímil, donde los presos ejercen de espías para (valga la redundancia) espiar una reunión de mandos militares en el castillo, esto no me resulta creíble, pues con la cantidad de lugares que tiene los nazis para esto, se congregan junto a prisioneros (¿?); El ‘whodunit’ con un asesinato de un alemán por resolver; la búsqueda de un traidor que lleva consigo un rush final de capítulo trepidante en su dramatismo; el intento de soborno-chantaje a asoldados alemanes y lo que conlleva; un extraño capítulo donde se expone el problema de la ludopatía, donde un tipo uno de los protagonistas (el Capitán George Brent al que da vida un buen Paul Chapman), se lo juega todo al póker (en diferentes juegos) contra un recién llegado ‘tahúr’, sufriendo una depresión por ello. Esto me resulta, raro pues su primera preocupación sería salir vivo de allí; el capítulo donde hay un coro que va al pueblo con un gabacho que seduce a una alemana; está como encumbran a un oficial recién llegado, y este pasa olímpicamente de querer ser un símbolo; están los planes rocambolescos para huir, como el que se esconden en un zulo balo el altar de la capilla y allí quedan atrapados unos británicos; hay otro en el que seguimos la odisea (le ayudará una prostituta germana) en que un preso se escapa y no consigue refugio en la embajada USA (aun no había enterado en guerra); Hasta llegar al clímax del final de la primera temporada con un episodio doble con el más famoso plan de fuga de la prisión Colditz, por si solo un buen telefilm, cargado de intensidad, de emoción, donde se gastaron más medios para pasar a unos buenos exteriores, siendo tenso su rush final en las montañas nevadas junto a la frontera suiza.

 

La segunda temporada baja el nivel un poco, al ser el declive del Reich la sensación es algo plúmbea, donde ya las fugas pasan a ser algo marginal, aunque hay una subtrama sobre una avioneta que construyen los británicos y que me es un insulto a la inteligencia. Ello hasta llegar al momento final de la liberación, en un episodio desprovisto de sentimentalismos baratos.

 

De la puesta en escena destaco los créditos iniciales con el muy pegadizo tema musical creado por Robert Farnon, de los que perdura en el subconsciente por su épica melodía; Una de las localizaciones utilizadas en el rodaje fue el Castillo de Stirling.

 

Serie que ha envejecido bastante, pero que mantiene niveles de atractivo, sobre todos en lo inherente a la nostalgia de la tv de antes. Gloria Ucrania!!!

 

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