Soy Cuba
Obra Monumental en su
estética, absolutamente Épica en su arrolladora y fascinante visualidad. Fue
dirigida por el georgiano Mikhail Kalatozov (entonces de 61 años, cuya
"Las grullas vuelan" de 1957, había ganado la Palma de Oro en Cannes),
siendo una coproducción internacional entre la Unión Soviética y Cuba. Película de una calidad técnica asombrosa, donde tiene más importancia la
labor de cinematografía que la historia, gracias al epicúreo DP Sergei
Urusevsky (aprovechó su experiencia en el ejército con cámaras de mano) en
miscelánea con su operador de cámara Alexander Calzatti, filmaron con grúas y
lentes de gran angular, experimentaron con película infrarroja para lograr
imágenes filtradas y filmaron el 97 por ciento de la película con cámaras de
mano, con planos secuencia vertiginosos,
secuencias que desafían la física en como la cámara flota por lugares
inverosímiles para componer planos absolutamente Antológicos, travellings
prodigiosos que se adentran en lo cuasi-imposible. Rodada en glorioso b/n, a
veces usando película infrarroja obtenida del ejército soviético para exagerar
el contraste (haciendo que los árboles y la caña de azúcar sean casi blancos, y
los cielos muy oscuros, pero obviamente soleados). La mayoría de las tomas son
en gran angular extremo y la cámara pasa muy cerca de sus sujetos, mientras
evita en gran medida esos sujetos miren directamente a cámara. Un metraje de
momentos Síndrome de Stendhal, alucinógenos, oníricos, extasiantes en como te
envuelven de modo lisérgico cuasi-místico. Ya dejando huella desde ese inicio
en un montaje aéreo sobrevolando el tropical litoral paradisiaco, para seguir a
una canoa que navega por un río que cruza un pueblo, impulsada por la pértiga
del barquero. Film donde su calidad visual está muy por encima de lo que cuenta
(apenas hay diálogos), pura propaganda comunista simplona, sin matices, ni
aristas, los estadounidenses muy malos, los capitalistas horrendos, y los
cubanos estudiantes y agricultores muy buenos. Quedando un tributo bello a Cuba
y sus gentes.
Justo después de la
Revolución Cubana de 1959 y la caída de la dictadura de Fulgencio Batista, el
gobierno socialista de Fidel Castro, aislado por los Estados Unidos tras romper
relaciones diplomáticas en 1961, miró hacia la Unión Soviética en busca de
apoyo. En el ámbito audiovisual, el gobierno soviético, interesado en
promocionar internacionalmente el sistema comunista, se mostró de acuerdo en
financiar y apoyar una película cubana de propaganda. El rodaje duró más de un
año. El director, el experimentado Mijaíl Kalatózov, obtuvo grandes dosis de
libertad para llevar a cabo su cometido; igualmente recibió mucha ayuda de
ambos gobiernos. Hicieron uso de técnicas fílmicas innovadoras, tales como
sumergir una cámara y añadirle lentes herméticas con un periscopio especial. En
un momento dado, más de un millar de soldados fueron trasladados a un remoto
lugar para filmar una escena, a pesar de que la Crisis de los misiles estaba
sucediendo en ese momento. En el guion colaboraron el cineasta cubano Enrique
Pineda Barnet y el poeta soviético Yevgueni Yevtushenko. El pintor cubano René
Portocarrero elaboró el cartel de la película y participó en su dirección
artística. Los soviéticos desplegaron un equipo de asesores de primera clase
para ayudar en la producción. La música fue compuesta por Carlos Fariñas. A
pesar del enorme apoyo dado, la película fue recibida fríamente por el público.
En La Habana fue
criticada por mostrar el lado más estereotipado de los cubanos, y en Moscú fue
considerada naíf y no lo suficientemente revolucionaria. La película no fue
capaz de atravesar el Telón de Acero debido a la Guerra Fría. Cuando la Unión
Soviética se derrumbó, Soy Cuba era completamente desconocida. Cayó casi en el
olvido hasta que fue redescubierta por cineastas estadounidenses treinta años
después.
La película consiste en
cuatro historias cortas sobre el sufrimiento de los habitantes de Cuba durante
la dictadura de Batista y sus reacciones, variando del asombro pasivo a la
marcha de la guerrilla. Entre las historias, una narradora (una enardecedora
voz de Raquel Revuelta, representando “La voz de Cuba”) dice cosas tales como
"Soy Cuba, la Cuba de los casinos, pero también de la gente". Todos
los personajes son clichés: María (Luz María Collazo; maravillosa la toma de
ella cabizbaja después de haber sido sometida, incapaz de mirar el rostro de su
futuro marido) que es una prostituta para un adinerado cliente, Jim (Jean Bouise), que a su vez está ella con un
vendedor ambulante de fruta, René, que la idealiza. Llama la atención como a
María le cuesta más vender un crucifijo de su cuello que su cuerpo, seguramente
una crítica la Iglesia). Segmento que arremete sin sutilidad contra los
adinerados turistas USA que disfrutaban de los placeres caribeños abusando de
ellos. Mostrando el contraste entre el desenfreno ocioso de la noche en clubs
nocturnos con los poblados de chabolas de la periferia; deslumbra con ese plano
de gran angular de comienzo de en lo alto de una azotea en medio de un concurso
de belleza con jóvenes en bikini, la cámara desciende cinco pisos hasta una
fiesta con numerosos turistas junto a la piscina, la cámara se acerca a
un bar y luego sigue a una camarera mientras entrega una bebida a algunos
turistas, después de lo cual uno de los turistas se levanta y camina hacia la
piscina, y la cámara la sigue, por lo que la toma termina con la cámara bajo el
agua, todo esto se hace en una toma ininterrumpida. Un plano que al parecer
proseguía haciendo emerger de nuevo la cámara a la superficie pero que
finalmente Kalatozov cortó en la sala de montaje finalizándolo bajo el agua
para hacer más efectiva la transición hacia la siguiente secuencia,
desarrollada en un lujoso club nocturno de la ciudad.
Tenemos a un alegre y entusiasta trabajador en la caña de azúcar, Pedro (José Gallardo), lo vemos cortar caña de forma armoniosa, que el terrateniente arrendatario vende sus tierras de caña de azúcar a una corporación USA (United Fruit Company) para dejar sin trabajo a su familia de agricultores. Sirve para mostrar el despertar de la conciencia contestaría; Destaca por la dramática técnica del ojo de pez, de los contrapicados, creando una comunión entre el cultivo y el campesino, todo ello con unos filtros que dan un patinado blanco asolado; esta el bucólico tramo del baile de la hija con la jukebox; pero sobre todo el momento furia desatada con la quema de las tierras y vivienda, cuatro minutos infernales de plano-secuencia envueltos en llamas que todo lo devoran.
Enrique (Raúl García),
un universitario idealista en La Habana que se une a la causa de Fidel Castro
tras la represión policial de una manifestación. Aquí vemos a marinos USA que persiguen lascivamente a
mujeres indefensas cubanas. Sirve el bloque para sin subterfugios, mostrar que
la juventud intelectual cubana estaba a muerte con la Revolución. Pero también
nos hablan del terrorismo bueno para la causa, cuando el objetivo del
protagonista es asesinar al jefe de policía, aunque en última instancia se
comporta como un noble tipo al no querer herir a inocentes niños. Habiendo una
escena que bebe directamente de Eisenstein cuando una escena importante
acontece en una gran escalinata, evocando la icónica filmada en la escalera de
Odessa en “El acorazado Potemkin” (1925). Hablan de la censura de ideas, ello
con el tramo en la imprenta con libros de Lenin (el genocida), con esa salida
heroica del joven al balcón a lanzar octavillas a la multitud, siendo disparado
y con ello lanzado al exterior en una toma espectacular en subjetivo en su
caída. Como si Fidel Castro no hubiera censurado libros; Pero sobre todo este segmento
es recordado por el puede mejor plano-secuencias de la Historia del Cine, así
sin anestesia. La cámara sigue una marcha fúnebre de un mártir tapado con al
bandera cubana, partiendo de un primer plano de su joven amada, Gloria (Celia Rodríguez),
para elevarse súbitamente hasta introducirse en una pequeña fábrica de tabaco,
atravesando toda la estancia hasta salir por un ventanal y sobrevolar
majestuosamente la angosta calle por la que discurre la comitiva. Plano
sostenido que da igual la ideología del film, da igual el resto del metraje,
hace buena la visión de la película, donde las palabras no pueden abarcar la Maestría
hallada en la secuencia, de un lirismo y fuerza emocional sublime, con una
coreografía que fluye de modo Magno; Estas tomas fueron realizadas por el
operador de cámara con la cámara adherida a su chaleco, como versión primitiva
de una Steadicam, también usa un chaleco con ganchos en la espalda. Una línea
de ensamblaje de técnicos enganchaba y desenganchaba el chaleco del operador a
varias poleas y cables que se extendían por los pisos y los techos de los
edificios.
Mariano, un agricultor
que se niega a unirse a los guerrilleros, pero tras ser bombardeada su tierra,
con consecuencias trágicas para su familia siente la epifanía (que alguien me
explique por qué querrían bombardear los de Batista un campo sin importancia
estratégica alguna). Sub trama que vale para mostrar que, aunque no quieras las
consecuencias de la guerra te llegan y debes tomar partido por el Bien, que por
supuesto es Castro; Quizás el menso destacable de los bloques, aun conteniendo
poder visual, quizás ya el cielo se ha tocado en el plano secuencia del cortejo
fúnebre, y este es demasiado simple por lo visto. Aunque sirve para el colofón
victorioso en que es el devenir orgánico de las historias (el primero es la
furia contra el sistema Batista nace; el segundo es las vejaciones
pro-imperialistas en el campo que provocan la rabia del campesinado; el
tercero es la sociedad tomando conciencia de la opresión; y el último la unión
a la Revolución) , con el alistamiento de Mariano con los revolucionarios de
Sierra Maestra, para desembocar en un contrapicado triunfal con la edición de
la marcha triunfal hacia La Habana para proclamar la revolución. Lo que se
llaman secuencias panfletarias.
Reflejando en su devenir
una Cuba súbdita de USA, el patio de los recreos de ricachones hedonistas
(ahora no hay turismo sexual en Cuba con las llamadas jinetas [ataque de
cinismo]), lugar a expoliar por las ‘endemoniadas’ compañías extranjeras (ahora
no hay compañías extrajeras en Cuba [ataque de cinismo]), por ejemplo en
Hoteles), donde las rebeliones son sofocadas con la violencia policial (En la
Cuba post-Batista las manifestaciones contra el régimen se han sofocado con
flores [ataque de cinismo]). Influenciado por su compatriota Sergei Eisenstein,
Kalazatov no realiza un film exaltando la figura de líderes revolucionarios
como podrían ser Fidel Castro o Ernesto Guevara, como en Octubre (1927) de
Eisenstein, es el pueblo el que se levanta y lleva a cabo una revolución.
La banda sonora también
es un elemento notable, con ese vibrante ‘Loco Amor’ que cantan en el club
nocturno, el hermoso tema de amor, que entona el vendedor de fruta, y por
supuesto la hipnótica voz de Raquel Revuelta como nexo de unió poético de las
historias, no en vano fruto del guión de dos poetas, uno ruso y el otro cubano.
En 1992, el escritor
cubano Guillermo Cabrera Infante visionó la película durante el Festival de
Cine de Telluride, en el marco de una retrospectiva de las obras de Kalatózov.
El Festival Internacional de Cine de San Francisco, la programó en 1993
llevando a tres profesionales del cine que tuvieron la oportunidad de verla a
contratar a Milestone Films en Nueva York; esta pequeña distribuidora, que
lleva a la pantalla cintas perdidas u olvidadas, visionó una cinta sin
subtítulos en VHS, tras lo cual mostró su interés por adquirir los derechos de
distribución en Rusia. En 1994, un amigo invitó al afamado director
norteamericano Martin Scorsese a un visionado privado. Scorsese se maravilló
con la cinta y cuando Milestone lo contactó al año siguiente para solicitar su
presencia en la presentación de la película, no lo dudó. Otro admirador de Soy
Cuba, el director norteamericano Francis Ford Coppola, también colaboró en la
presentación de 1995. Para el décimo aniversario de la reedición, Milestone
rehabilitó el metraje de 35mm.
En 2005, un documental
sobre la producción de Soy Cuba fue lanzado con el nombre Soy Cuba: O Mamute
Siberiano. Dirigido por el brasileño Vicente Ferraz, el documental analiza el
proceso de creación de la película, explica algunas de las hazañas técnicas de
la misma e incluye entrevistas con mucha de la gente que trabajó en ella.
La película con la
perspectiva de casi seis décadas de su estreno, y con más de 60 años de
comunismo férreo en Cuba, resulta de una inocencia pastoral en como si algo ha
cambiado el país caribeño con la Revolución es a muy peor, con escasez de todo,
con la vida en el estraperlo, con tráfico de dólares, con represión policial,
con presos políticos, y con miles de personas huyendo arriesgando sus vidas
para llegar a Florida. Un país donde su gente huye no es porque se viva bien
precisamente.
Aunque si sabemos
separar el polvo de la paja, nos queda una propuesta parteaguas en el Cine. El contrapeso
de su pueril argumento me hace no considerarla de 10, pero su poder pictoral
casi me hace olvidar que es un panfleto comunista. Gloria Ucrania!!!
PD. Colón: "Esta es
la tierra más hermosa jamás vista por ojos humanos".
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