jueves, 29 de diciembre de 2022

 


Canción para otra Navidad. (1964)


Farragoso y muy sermoneadora versión suigéneris del clásico de Charles Dickens. Con motivo de las fechas navideñas me suelo ver alguna versión del más famoso relato navideño, como es el dickensiano “Cuento de Navidad” (1843), en este caso le ha tocado un telefilm estadounidense de 1964, que tenía muy buenos elementos para ser mucho más de lo que acaba siendo, en lo que es una revisión del clásico filtrada por los temores remanentes de la Guerra Fría (clima este que trasladó el guionista a su icónica serie). Es una singular producción que predicaba la cooperación global, y atacaba el aislacionismo, era la primera de una serie planificada de especiales de televisión desarrollados para promover las Naciones Unidas y educar a espectadores sobre su misión. Originalmente se planearon seis especiales, pero solo se produjeron cuatro. La Fundación Telsun sin fines de lucro se formó para desarrollar los programas, y Xerox (cuyo director ejecutivo de tendencia izquierdista acordó una contribución de la empresa de cuatro millones de dólares, a pesar de las protestas de los accionistas conservadores acordó contribuir con $ 4 millones para sufragar los costos de producción y el tiempo de emisión), lo que permitió que los programas se transmitieran sin interrupción comercial. Originalmente televisado en la cadena American Broadcasting Company (ABC) el 28 de diciembre de 1964 (NBC y CBS lo rechazaron por temor a una reacción política), no se volvió a mostrar durante 48 años, hasta que Turner Classic Movies (TCM) lo transmitió el 16 de diciembre de 2012.

 

La película fue el único programa de televisión dirigido por Joseph L. Mankiewicz (dos veces ganador del Oscar: “A Letter to Three Wives” y “All About Eve”), que vio este proyecto como una balsa de aceite en sus escala frugal de medios por venir de realizar la mastodóntica “Cleopatra”, que lo sumió en una crisis por la cantidad de problemas que tuvo. También era la primera actuación de Peter Sellers (bajó su salario al mínimo aceptado por el sindicato de actores, 350 $; este mismo año rodó otro de sus papeles icónicos con el Inspector Closeau en “La Pantera Rosa”) después de recuperarse de una serie de ocho ataques cardíacos que casi lo matan a principios de 1964 (los ataques cardíacos se desencadenaron por tomar nitritos de amilo como estimulante sexual), estando de protagonista Sterling Hayden (en una actuación plana, sobre todo para el talento del racial actor) como el alter ego de Scrooge, aquí llamado Daniel Grudge, un industrial amargado en los años posteriores a la muerte de su hijo Marley (se  altera que aquí Marley no aparece como el fantasma que anuncia a los tres, y no es un amigo del protagonista, es su hijo encarnado por Peter Fonda, sus escenas fueron eliminadas en la mesa de montaje, aunque se ve su imagen en un cuadro) en la Segunda Guerra Mundial. El argumento establece un paralelo entre Scrooge dándole la espalda al mundo y los peligros de que cualquier país haga lo mismo, y para hacerle ver lo errado de su pensamiento le visitan los tres fantasmas clásicos (Pasado, Presente, y Futuro). Hayden con el que Sellers anteriormente había coprotagonizado la kubrickiana “Dr. Strangelove”, también aparece en esta cinta Britt Ekland, quien estaba casada con Sellers en ese momento.

 

El guión es de Rod Serling, que venía de crear una de las series más aclamadas de la historia catódica como era “The Twilight Zone”, el último capítulo de sus cinco temporadas y 156 episodios se emitió el verano anterior, llegando a parecer este telefilm navideño especie de especial de la serie de misterio sobrenatural. Serling, de tendencia izquierdista y pacifista, estaba muy feliz de contribuir con un guión para el proyecto de la ONU. Un metraje bastante desesperanzador seguramente por provenir del post-magnicidio de JFK. Serling riega todo el minutaje de mensajes liberales de un buenismo rancio, sobre la Paz Mundial, la hermandad entre los pueblos, la solidaridad entre los países, todo un moralismo que no se detiene en que en el mundo hay maldad que hay que combatir, el ser humano es complejo. La ONU es una organización maloliente donde la mayoría de las naciones que la componen son estados dictatoriales, el órgano de seguridad lo componen (los que ganaron la WWII) USA, UK, Francia, China (El genocidio uigur, con más de un millón de muertos en su haber es buena prueba de sus ‘hazañas’) y Rusia (la Invasión de Ucrania es la penúltima de sus medallitas), estos dos últimos países autocráticos que no respetan los DDHH deciden sobre lo bueno y malo en el mundo, venga ya! (puaj!!!).

 

También de alicientes tiene entre los secundarios a Ben Gazzara (correcto como el sobrino del protagonista, profesor de historia liberal); el cantante Steve Lawrence (bueno como el Fantasma de la Navidad Pasada, vestido como un soldado de la Primera Guerra Mundial mientras escolta un barco lleno de ataúdes de víctimas de guerra en todo el mundo); Pat Hingle (vigoroso Fantasma de la Navidad Presente, festeja cruelmente mientras los frágiles reclusos de los campos de refugiados mueren de hambre mientras se los mantiene detrás de cercas de alambre de púas); Robert Shaw (cumplidor Fantasma de la Navidad Futura, lleva a Grudge a través de su ciudad natal en ruinas después de que una bomba nuclear causara un período postapocalíptico, un universo postapocalíptico regido por un reyezuelo esperpéntico), Eva Marie Saint (correctita como una dulce enfermera); Estando de compositor musical el maestro Henry Mancini (“La Pantera Rosa” o “Desayuno con diamantes”).

 

Tiene tramos apreciables, como el viaje en barco donde vemos entre la niebla a diferentes buques trasladando a los ataúdes de los muertos en diferentes guerras (cual modernos Carontes por la Estigia), dice el Fantasma del Pasado que en el de la Gran Guerra van los padres del navío de los muertos en la Segunda Guerra Mundial; la turbadora visita a un hospital de campaña y ver a los niños heridos sin rostros en la explosión nuclear en Hiroshima (desolador), llevan vendas sobre sus caras, mientras oímos a uno de ellos cantar de forma estremecedora; La opípara comilona del epicúreo Fantasma del Presente frente a una valla tras la que hay refugiados que cual zombis pasan hambre, buscando comida entre la estéril nieve; el inquietante (entre lo divertido y lo macabro) segmento del futuro postapocalíptico con el líder estrafalario (con un sombrero de cowboy acabado en corona con la palabra ME) de Peter Sellers (se nota pasándoselo en grande), Imperial Me. Donde como colofón un hombre (Percy Rodríguez) se rebela con un discurso en contra del líder y sus ideas belicosas, hablando de saber escuchar y ayudar al otro, amenaza con suicidarse y tirarse de gran altura, mientras los seguidores de ME gritan ‘Tírate, tírate,…’.

 

Pero en conjunto resulta una homilía demasiado poco sutil en sus voraces ansias moralizadoras, demasiado directo y sin matices su intención. Serling esto en sus episodios de “La Dimensión Desconocida” era tolerable por los poco menos de 25 minutos que tenía para exponer sus historias, incluso cuando en la cuarta temporada alargó el metraje al doble, los resultados se resintieron, pues aquí ocurre algo similar, se estira y redunda un y más, y después subrayados, y todo en un tono muy pesimista, que incluso, yendo contra el espíritu del libro original de Dickens, continua en el epílogo, donde este Scrooge no parece excesivamente un converso, como  tampoco es un Scrooge muy radical en su presentación. Todo con un aire muy teatral, con largos rígidos soliloquios cual lección escolar, rodado notoriamente en estudios de sonido, en un aire muy catequista. Tan contradictorio este discurso desde el púlpito, que, sin pretenderlo, puede ser manejado como un alegato pro-Guerra del Vietnam, donde USA ayudaba al país invadido Vietnam del Sur a defenderse de su vecino del norte.

 

Rush final: El ‘rebelde’ que amenaza con suicidarse tirándose de gran altura, cuando un niño disfrazado de vaquero saca de la caja su pistola de la marca "Just Like Daddy's" y le dispara, impresionando a su madre (Britt Ekland), que durante el tramo ha estado tejiendo y sin prestar atención; Un Grudge agitado le pregunta al Fantasma si este es el mundo "como debe ser, o como podría ser". El Fantasma no responde y deja a Grudge en las ruinas de su propio estudio. Un Grudge sacudido se despierta en el mundo real la mañana de Navidad, en el suelo de su estudio (intacto) con el teléfono en la mano. Su sobrino Fred aparece y dice que Grudge lo llamó a las 3 am y le pidió que pasara de camino a la iglesia. Grudge se disculpa con Fred por sus declaraciones de la noche anterior y, sin explicar el motivo de su cambio de opinión, indica un apoyo cauteloso a las Naciones Unidas y la diplomacia internacional como forma de prevenir futuras guerras. Grudge muestra aún más su nuevo internacionalismo al disfrutar de una transmisión de radio de los hijos de los delegados de la ONU cantando villancicos en sus idiomas nativos (Grudge se había burlado en claro sentido xenófobo, de que el nombre de un profesor polaco era impronunciable). Fred se va y Grudge, en lugar de que Charles lo sirva en una bandeja como de costumbre, va a la cocina a tomar su café de la mañana de Navidad con Charles y Ruby; Esto me resulta clasista, la condescendencia de que es mejor persona por comer en la cocina mientras su sequito de mayordomos siguen sus tareas me da grima:; TRamopoco es que ella un agran epifanía fulgente como la del verdadero Scrooge, se siente la conclusión muy liviana y con claro sino amargo, imropio de las fechas para las que estaba destinado la película.

 

Según los informes, los actores involucrados en la producción acordaron renunciar a sus honorarios debido a la naturaleza y la importancia percibida del programa. Peter Sellers, quien en ese momento cobraba $ 750,000 o más, apareció por solo $ 350, el mínimo semanal del Screen Actors Guild. Henry Mancini escribió el tema musical, también renunciando a su tarifa habitual.

 

Las escenas de Peter Fonda como el difunto hijo de Grudge, Marley, fueron eliminadas de la película antes del estreno, dejando solo breves destellos de Fonda reflejado en una puerta de vidrio y sentado mudo en una mesa. Sin embargo, la imagen de Fonda permanece en la película en la forma de un gran retrato de Marley que cuelga de manera prominente en el estudio de Grudge, donde tienen lugar varias escenas. Aunque los artículos publicitarios anticipados incluyeron a Richard Harris, Godfrey Cambridge y Christopher Plummer entre el elenco, ninguno de estos actores aparece en la película terminada.

 

El personaje principal originalmente se llamaba Benjamin Grudge para que su nombre pudiera acortarse al juego de palabras "B. Grudge", pero ABC vio esto como un insulto al candidato presidencial republicano de 1964 Barry Goldwater, cuyas iniciales también eran BG, y el nombre del personaje era cambió a Daniel Grudge, mientras que la transmisión se pospuso hasta ocho semanas después de las elecciones.

 

Me queda un demasiado buenista intento de revisión del clásico de las Navidades, con buenos elementos, pero con la gente que hay en la producción esperaba más. Gloria Ucrania!!!

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