SIN NOVEDAD EN EL FRENTE. (2022)
Sin duda este es el mejor film que he visto este 2022, una formidable producción germana antibélica. Dirige Edward Berger, con guion propio junto a Lesley Paterson e Ian Stokell, adaptando el best-seller homónimo de Erich María Remarque de 1929, siendo esta la tercera adaptación cinematográfica de la novela, tras la oscarizada (primer vez en ser Oscar al mejor Film la adaptación de un libro; como el primer ganador del Oscar a la Mejor Película en ganar también el de Mejor Director) estadounidense de 1930 de Lewis Milestone, y la británica de Delbert Mann para la tv 1979, ganadora del Globo de Oro al Mejor Telefilm. Esta es la primera adaptación cinematográfica alemana del libro, siendo encargada por Netflix a Studio Amusement Park, aunque se estrenó en la gran pantalla buscando nominaciones al Oscar. Si bien la novela y las adaptaciones anteriores se centraron únicamente en las trincheras y la guerra en el frente, Berger insertó una segunda narrativa, la de los diplomáticos alemanes que intentan negociar una tregua con la Entente, estos encabezados por Matthias Erzberger (Daniel Brühl), y el General francés Ferdinand Foch (Thibault de Montalembert), en lo que es una narración sin base histórica en como lo cuentan. La historia que cuenta Erich Maria Remarque en su novela está influenciada por sus propias experiencias, pero todos los personajes son ficticios, en lo que un profundo relato sobre la deshumanización dela aguerra, un lienzo desolador sobre como nos manipulan con torticeros idealismos patriotas para llevarnos al matadero cual piezas de ajedrez sin alma. Libro políticamente incorrecto en su tiempo, los nazis soltaron ratas en los teatros que se atrevieron a proyectar el film en Alemania, su mensaje contra la guerra significó los relanzamientos de la película se redujeron severamente, y la novela fue una de las prohibidas y quemadas durante el régimen hitleriano.
Un fresco arrollador
sobre los horrores dela Gran Guerra Mundial, el sinsentido que fue, la WWII
había un ‘Diablo’ que combatir, alguien que era el Mal, pero en la denominada
(a posterior) la Primer Guerra Mundial fue algo demencial en su evolución. Aquí
se refleja la sombra en que se sumió Europa durante 4 años, el Averno que fue
vivir en esas infinitas y laberínticas trincheras, la humedad, el barro, las
ratas, los avances a pecho descubierto-suicidas, al que los gerifaltes pomposos
desde sus ampulosos despachos de palacio movían sus obsesiones cual si no
costaran vidas sus ‘juegos de guerra’ de ver quien la tenía más grande. Aquí no
hay actos de heroísmo, no hay glamur, no hay épica, se trata de sobrevivir, de
preocuparte no de tu patria, si no de compañero de al lado. Berger impone una
cadencia rítmica penetrante, con un estilo visual que cala en los huesos, que
nos hace sentir una sensación inmersiva, una realización electrizante, cruda,
vigorosa, incisiva, sin caer en sensiblerías facilonas, con diálogos punzantes,
obra de un humanismo sangrante.
Berger marca a fuego el
terror cíclico de la guerra en su atronador prólogo. Comienza con un apacible
plano de un bello amanecer sobre un bosque, hay un bucólico plano de una loba
acurrucando a sus lobeznitos, tras ello una toma cenital de un páramo gris
sembrado de cadáveres, soldados caídos en batalla, la cámara desciende y vemos
disparos sobre los muertos, tras ello nos hundimos en el infierno de las trincheras
durante lo que será un avance germano contra el enemigo, soldados caen nada más
asomar la cabeza, uno al que llaman Heinrichs intenta atender a uno de los
heridos (o muertos) el superior le ordena salir afuera, lo hace con cientos de
soldados, que son heridos por la artillería e infantería del otro lado, se para
peta contra un tronco, junto a él otro que es matado, su arma se le encasquilla
y entonces coge su pala y avanza de modo atávico contra un enemigo al que
asesta un golpe (esto visto cual subjetivo, mientras vemos bombas explotar en
los alrededores), y hay un fundido a negro. Y ya tenemos montañas de muertos a
los que soldados van despojando de sus uniformes, mientras los cuerpos son
metidos en ataúdes que son a su vez apilados en fosas comunes que son rociadas
con cal. Los uniformes hechos madejas son embolsados en sábanas y metidos en
trenes, llevados a lavaderos donde son ‘limpiados’ de sangre, tras lo que
pasarán por mujeres que les coserán los ‘desperfectos’, entonces vemos en uno
de ellos el nombre de Heinrich, y sabemos que el pobre desgraciado está muerto,
meten los uniformes en trenes hacia el norte de Alemania, estamos en 1917. Hay
un corte y vemos a cuatro amigos alistarse en el ejército de forma ilusionada,
uno de ellos falsifica su firma para poder saltarse el límite de edad. Vemos a
un hombre mayor, Kantorek (dar una charla en el colegio a los muchachos
hablándoles del patriotismo y la valentía (’El Kaiser necesita soldados, no
niños!’), los jóvenes aplauden entusiastamente, y cual conejillos se dirigirán
a las fauces del lobo. Tras ello los jóvenes pasan a recoger los uniformes, al
protagonista que se apuntó mintiendo con su edad le dan la ropa, pero se
percata que tiene otro nombre, cree se han equivocado, y el que se la ha dado
le quita la etiqueta y le dice que seguro al otro le quedaba grande, uy vemos
que el nombre es Heinrich, el muerto al principio. Genial arranque.
Para luego, tras una
elipsis meternos de lleno en la dura vida en las trincheras en la Malmaison en el norte de Francia, la alegría
idealista da paso a la devastadora realidad, y ya la primer anoche en las
serpenteantes zanjas la muerte les visita, con bombardeos colosales, y ya
algunos de los amigos mueren y otros desean marcharse con sus padres, cual
niños que son, y por la mañana el escenario se torna en Dantesco, y al
protagonista se topa con el día a día tras la tormenta, tener que recoger las
chapas identificativas de los soldados fallecidos, la fábrica de Muerte a todo
tren.
La historia se centra en
la transformación-odisea personal del alemán Paul, que pasa de ser un colegial
imberbe que se alista en el ejército, que ve la guerra como un juego idealista,
a abruptamente toparse con la hostil realidad. Esto el actor debutante
austriaco Felix Kammerer nos lo emitirá con una fuerza expresiva sensacional,
desde sus luminosos ojos de niño ingenuo, hasta desembocar en esa mirada final
desprovista de alma, rajada y volteada por el Jinete del Apocalipsis de la
Guerra, me llega su travesía hacia el abismo conforme va perdiendo amigos;
junto a Paul Bäumer sus amigos
Albert Kropp (buen Aaron Hilmer), Frant Müller (buen Adrian Grunewald), estos
son arrollados por el tsunami de la agria verdad de lo que es la Guerra, uno de
ellos no pasa ni de la primera noche; Con ellos estará el veterano, Tjaden Stackfleet,
destellando con una actuación Edin Hasanovic, cargada de naturalidad, tenido
una coda trémula; pero sobre todo está uno de esos soldados carismáticos que
desbordan la pantalla con su humanidad y frescura, con su empatía, como es el
veterano de guerra Stanislaus Katczinsky al que da vida de forma prodigiosa Albrecht
Schuch, que toma bajo su ala a Paul, se convierte en su protector y guía, sus
leccio0nes de vida dentro de su baja cultura son sensacionales, de las mejores
interpretaciones de este año he visto.
Aquí primará el
sobrevivir un día más, con el temor a los ataques de gases, con el temor a los
francotiradores, con las cargas mortales, o el hambre. La muerte espera en cada
descuido, el ser herido, mutilado, donde una simple bufanda de mujer es el
símbolo de la ilusión por continuar, la excusa para intentar respirar una
jornada más. El enemigo es un ente cuasi-invisible, aquí no hay buenos o malos,
todos los infantes son perdedores que intentarán escapar a su sino. Dos líneas
defendidas por bandos opuestos que son un símil de sus propias tumbas excavadas,
donde toda una generación de chicos fue sepultada por los caprichos de unos petulantes
altaneros que movían ejércitos sobre un mapa sin tener empatía alguna por los
muertos que provocaba su arrogancia. Secuencias que transmiten la barbarie se
suceden, donde el barro se funde con la sangre, donde los muertos cubren
extensiones enormes de terreno cual antesala del Purgatorio (ejemplo cuando
encuentran un almacén con decenas de soldados fallecidos en el suelo, se habían
quitado las máscaras antigás antes de tiempo, “Toda Alemania estará vacía
pronto”, dice Kat). Una proyección aterradora de lo que es realmente la guerra,
sucia, mugrienta, asquerosa, doliente, fría, asentimental, lugar donde Dios no
quiere aparecer, pues si no la pararía. Todo filmado con un realismo
desgarrador.
La relación entre los
compañeros de guerra se muestra de forma tan naturalista como esa magnífica
secuencia en las letrinas al aire libre donde van a parar para sus necesidades
Paul y Kat, este último no sabe leer y le pide al primero le lea la carta que
le ha enviado su esposa, ello sentados en el ‘trono’, donde la mujer le cuenta malas
nuevas para Kat que acepta con resignación. Esto tan escatológico, es tratado
de una forma tan realista que hacer que sintamos la camaradería entre los
soldados.
Hay una secuencia
descomunal de una batalla, un ataque y contraataque sublimes en su realización,
compite en la m isma liga que la icónica de “Salvar al soldado Ryan” (esto es
muy manido, pero nunca ha sido más cierto que aquí). Vemos un ataque
espeluznante de los alemanes contra las trincheras francesas, ello en un rodaje
vibrante, sentimos estar allí, los teutones llegan a una mesa francesa llena de
comida, con los muertos alrededor los soldados se ponen a comer golosamente,
entonces las tratas corren a su alrededor, el suelo tiembla, se asoman a las
trincheras y ven aparecer algo seguramente nunca visto, cual máquinas alienígenas
son los tanques, les disparan cándidamente esperando hacer daño al acorazado
fuselaje, las cadenas avanzan y superan las trincheras, aplastando a soldados,
los germanos huyen, tras lo que vemos en primorosas tomas cenitales a los
militares con lanzallamas ‘limpiando’ de enemigos las trincheras, con los
alemanes huyendo despavoridos, con aviones sobre sus cabezas, es la
representación máxima de lo que es el Horror. Y todo esto macro desembocando
genialmente en lo micro.
Lo micro es que Paul
acaba en la refriega huyendo en un cráter de un obús lleno de agua, allí en una
tremebunda escena apuñala a un soldado francés (me da la sensación de que la
obra de 1930 “L'homme que j'ai tué” de Maurice Rostand en que luego se basó el
gran film de Lubitsch “Remordimiento” de 1932 partió de esta escena para su
historia, pues parece un spin off), la genialidad de como el drama personal
lejos del caos de las batallas numerosas se entiende mejor el dolor y la sin
razón. Paul acuchilla varias veces tras una cerril pelea al militar galo, este
agoniza sin terminar de morir, mientras Paul se desespera y sufre los
remordimientos de lo hecho, observa trágicamente las convulsiones del
apuñalado, se tapa los oídos para no oírlo, mientras oímos las bombas explotar
en el exterior, creando una sensación de antesala del infierno. Hasta que
decide intentar salvar al soldado, le limpia y mira la herida, pero ve que es
imposible, sangra por la boca y termina muriendo, le registra los bolsillos y
ve fotos de la mujer e hijos, lo que lo hace llorar de dolor, termina abrazado
desconsolado al cadáver, consiguiendo el efecto deseado de estremecernos. Ello
salteado por imágenes hirientes del mandamás militar que espera en su palacio a
tener noticias del enfrentamiento.
Otra genial muestra de
la inmoralidad de las guerras es la doble incursión que hacen Paul y Kat en una
aislada granja francesa para conseguir huevos, lo que no es más que una
travesura sin malicia y solo por hambre, acaba en ejemplo de lo demencial
deshumanización, con ese rostro sin alma del niño con una escopeta.
El guión entre las
novedades que aporta está que mira a los gerifaltes que en la novela no son
foco. Tenemos el acercamiento a las negociaciones de paz en el mítico vagón de Compiègne
(cerca de parís), donde los alemanes representados por el político civil Magnus
Erzberger (sentido Daniel Brühl) intentará pactar el armisticio con los galos
(representantes de la Triple Entente [Francia, UK y USA]), representados por el
mariscal Foch (plano Thibault de Montalembert), dodne el alemán es combativo
por acabar cuanto antes el belicismo, mientras el francés desea humillar a los
alemanes. Y cuando terminan claudicando los nibelungos con las condiciones de
Paz (lo que fue realmente el germen de la WWII), juegan con la cábala al querer
que el alto el fuego sea a las 11 horas, del día 11, del mes 11, en vez de
parar ipso facto, lo cual volvía a demostrar lo poco que les importaban las
vidas que murieran en esas tensas horas hasta la meta. Lejos de ser molestas,
son una nota más sobre como los mandamases eran gente sin escrúpulos.
Como lo es la otra sub
trama con un sádico General alemán von Brixdorf (gran Sebastian Hülk) como el
comandante von Brixdorf, un halcón de guerra, un epicúreo que saborea ricas y
copiosas cenas mientras ordena la muerte de cientos de soldados antes del
postre. De vez en cuando la película salta de las trincheras a su sibarita
mansión. No desea la Paz y ve en esas horas previas a las 11-11-11, un hueco
para seguir demostrando su ‘valentía’ a través de las vida de los demás, que no
la suya. Lanzando un final y perturbador discurso a los pocos y desvalidos que
le quedan, para lo que será un desolador clímax, una carga que es el epítome
del mayor de los sinsentidos , solo para saciar el ego de un HDLGP militarista,
de esos finales que te pinzan el corazón. Coronado por el epílogo de un soldado
joven recogiendo, tras llegar la hora del Armisticio, las chapas de los
muertos.
Esplendorosa puesta en
escena, propia de una superproducción. Empezando por el asombroso diseño de
producción de Christian M. Goldbeck (“El lector” o “Krabat y el molino del
Diablo”), filmado en unos escenarios que son antológicos en emitir veritè. La
mayor parte de la filmación se realizó en la República Checa, donde se
construyeron los enormes escenarios de filmación con trincheras en expansión y
barrios marginales. En Praga, rodaron en los Estudios Barrandov y en otros
lugares de la ciudad. Se realizaron otras grabaciones en varios lugares de la
Bohemia circundante, como en Milovice, Králův Dvůr, en el castillo de Točník,
en Libušín, Vinařice, Benátky nad Jizerou, Lišany, Chotýšany, Luštěnice y los
castillos Liběchov y Hořín. En las cercanías de Ústí nad Labem, el rodaje tuvo
lugar en Žatec, Roudnice nad Labem, Buškovice , Postoloprty , Černochov y Brody
Castle. También se realizaron grabaciones en el Castillo de Sychrov cerca de
Liberec y en el Monasterio de Chotěšov en la región de Pilsen. Se realizaron
más grabaciones en Alemania y Bélgica; Todo esto filtrrado por la apoteósica
cinematografía de James Friend (“Patrick Melrose” o “Your Honor”), creando
tomas de carácter pictórico espléndidas, con esa tonalidaddes apagadas
grisáceas, con esas tomas generales bucólicas antes de la guerra, con esa energía
en los travellings en las cargas, con tomas subjetivas enardecidas, con
neurálgicos primeros planos que desprenden el Terror que se vive, una labor que
sobre todo gana en pantalla de cine por la magnitud de la beldad que extrae de
este feísmo; Y todo esto punteado por la música ominosa de Volker Bertelmann
(“Lion” o “Patrick Melrose”), alejado de cualquier épica, entra de verz en
cuando para machacar las situaciones con redobles agrios, secos, adustos, notas
discordantes de sintetizador que se te clavan, excelentes y penetrantes toques.
El cabo Katz: “Y Dios
mirando cómo nos matamos… Y yo solo soy dos botas con un fusil”.
En la última batalla
vemos el rostro desencajado de Paul, ha sido despojado de sentimientos, un
cacho de carne que sacrificar por ‘un bien mayor’, se ha convertido en una
máquina de matar, pero al final en medio de un enfrentamiento es matado, justo
segundos antes de sonar la bocina de la hora del Armisticio. En la novela Paul
muere un día cualquiera de la Gran Guerra (en el film de Milestone [no se si es
así en la novela] es intentando coger una flor que ha germinado cerca de la
trinchera), y el sentido del título es que las noticias que se dan esa jornada
es de ‘Sin novedad en el frente’, ejemplificando que la muerte de un soldado no
es noticia. Aquí pierde sentido el título, pero refuerza la idea del espíritu
de lo escrito por remarque sobre el despropósito que son las guerras, y
Malditos los que las provocan!
Licencias que se ha
tomado el director y que nada aportan: Kat no muere asesinado por un niño,
muere en combate por un trozo de metralla perdido; En esta versión del libro
Paul Bäumer no regresa de permiso a casa, hastiado y desilusionado, como lo
hace en la novela; En ningún momento aparecen en el libro ningún tipo de
"clase superior" que es culpable de todo. En el libro no aparece
ningún cargo, nada sabemos de los tejemanejes políticos; No aparece el absurdo
y kamikaze ataque final. El libro termina diciendo que Paul cae en combate, y
que sus superiores simplemente dijeron que ese día "no había novedad en el
frente".
La Obra Maestra de
Milestone abarcó varios años de la guerra, pero la mayor parte de esta película
ocurre en sus últimas semanas, con Paul y sus cohortes igualmente alegres
uniéndose a un ejército derrotado.
Las imágenes que se
muestran al comienzo de la película del soldado caído cuyas ropas están siendo
remendadas y enviadas a casa para que las use otro soldado también son un
elemento que ilustra el ciclo de la guerra, al igual que la eventual muerte de
Paul Bäumer. No hay final feliz en la película, señala Sarah Milner, en
realidad no hay final en absoluto, porque si un soldado muere, otro soldado
siempre toma su lugar para continuar el ciclo. El armisticio tampoco puso fin a
los conflictos de Alemania con sus vecinos, pero creó las condiciones para una
Alemania políticamente inestable y, por lo tanto, se convirtió en un requisito
previo para la toma del poder por parte del partido nazi y el posterior estallido
de la Segunda Guerra Mundial. Nothing New in the West hace que uno se dé cuenta
de esta terrible verdad y plantea la pregunta de si la humanidad algún día
podrá terminar con este ciclo de una vez por todas.
“En Alemania, tal vez a diferencia
de otros países, tratamos nuestra propia historia de manera mucho más crítica.
Miramos correctamente nuestra historia de manera crítica y de alguna manera
tratamos de comprenderla y procesarla. Somos muy críticos con los militares.
Esto está causando problemas para la guerra en Ucrania en particular, porque
enviar armas a otro país o incluso intervenir en una guerra es muy
controvertido en Alemania. Me horrorizaría que algún país viera esta película
como una disculpa por lo que hicieron los soldados alemanes durante la
guerra”. –Director Edward Berger sobre
su película
Después de aparecer en
el Vossische Zeitung alemán en 1928, la historia de Remarque se publicó como
libro en enero de 1929 y rápidamente se convirtió en un éxito de ventas. Fue traducida
al inglés en marzo de 1929 y adaptada a una película de Hollywood ganadora de
un Oscar al año siguiente. Sin embargo, la empatía de la novela por un supuesto
enemigo no fue bien recibida por el NSDAP alemán, mientras que los críticos de
todo el mundo la aclamaron como una "acusación pacifista de la
guerra". Tan dramáticamente como
Remarque describió la agitación de la guerra, él mismo solo luchó brevemente en
el frente. Fue reclutado para la guerra como estudiante en 1916, pero resultó
herido poco después y fue trasladado a un hospital militar. Allí escuchó las
historias de los otros soldados gravemente heridos y tomó notas que luego se
usaron en su novela de fama mundial. Para impulsar las ventas, Remarque afirmó
haber presenciado todos los eventos él mismo.
Para Berger era
importante adoptar la perspectiva alemana: “Nuestra visión de la guerra está
formada por el dolor y la vergüenza, por la devastación y la culpa. No queda
nada positivo, ni una chispa de heroísmo. Encontré un gran desafío hacer de
nuestra historia, nuestros antecedentes y nuestra actitud hacia la guerra la
fuerza impulsora detrás de una película". Era importante para Berger
mostrar esta perspectiva alemana única de la destrucción y las cicatrices que
dejó en las personas y en el mundo.
Se estrenó en el
Festival Internacional de Cine de Toronto en septiembre de 2022, se estrenó en
los cines alemanes a fines de septiembre de 2022 y en el Estados Unidos a
finales de octubre de 2022 el programa fue recogido por Netflix.
Uno de los mejores y sólido
alegatos contra la guerra que hay visto en los últimos años. Gloria Ucrania!!!
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