EL CARTERO SIEMPRE
LLAMA DOS VECES. (1981)
Sugerente, aunque irregular thriller con dosis eróticas, cine negro que se montaba en la ola de cintas con escenas sexuales que se ponían de moda en los 80. Bob Rafelson dirige, con guion del dramaturgo David Mamet en su debut en el cine, ello adaptando la novela homónima de James M. Cain de 1934, habiendo tres versiones anteriores, siendo esta la primera en color, aportando sobre las pretéritas lo explícita de la pasión desatada sexual entre los amantes, ello con claros elementos de masoquismo para hacernos ver como esto los unía, esto no presente en la novela, pues no hay detalles textuales de esta lujuria. Esta versión de la novela de Cain es la más fiel a la novela, sobre todo la más famosa hasta entonces, como era la versión de 1946 de Tay Garnett, de las tres, es la única que mantiene los nombres de los personajes creados por el novelista, amén de la condición de inmigrante griego del marido, Nick Papadakis. Historia que ataca la hipocresía de la institución matrimonial, nos habla de lo que ya habla pasiones irracionales, de infidelidades, de traiciones, e incluso en un viraje en el tramo final arremete contra el maleable sistema judicial estadounidense, amén de dejar constancia de los caprichos del destino en modo de pseudo-justicia poética.
Tiene de protagonistas a
una esplendorosa Jessica Lange, nunca ha estado más sensual y cautivadora en
este rol de femme fatale que es una leona atrapada, y a su lado un Jack
Nicholson que es un error de casting, desubicado y con zero química con la
Lange, esto es un lastre, pues el deux machine del relato es la pretendida química
entre ambos que los mueve al crimen por amor y esto no se ve; Lange es la
cocinera aburrida de un restaurante de carretera en California, una sexy esposa
de un tipo mucho mayor que ella. La actuación de ella es desbordante de sex
appel, desborda sentimientos, apetito sexual, rabia contenida que explota en
sus llantos, con ese peinado que ya nunca dejó de melenita corta que le tapa un
ojo haciéndola misteriosa, maravillosa la luz que desprende. Lástima que el
guion no le sepa dar hondura; Nicholson da vida a un vagabundo en tiempos de la
Gran Depresión; Los dos se encuentran y desatan sus bajos instintos en la
escena icónica del film, como es la salvaje secuencia sobre la mesa que hacía
pan ella, un tórrido encuentro que no sé si hoy se podría hacer, pues tiene
muchas connotaciones violentas, en como empieza con ribetes de violación por
parte de él, forzándola a ella, y como acaba con ella entrando en el juego sado-maso,
y esto con la mentalidad imperante hoy dudo se admitiera políticamente correcto
(puaj!). El actor, que ya había trabajado en varias ocasiones con el director,
en esta ocasión se columpia al creerse que daba para un rol que da la sensación
de ser mayor (da igual que no sea o no, en el cine cuenta la apariencia), no
pega con el ‘pibón’ de la Lange, ella se lo come con patatas (o con harina), me
resulta algo impostado y por aquí hay una vía de agua en la cinta: Y al que tampoco
el guion da algo de personalidad, más bien se mueve por inercia.
En roles secundarios
están John Colicos como Nick, el esposo de Cora, está bien, aunque tiene una
tara que proviene seguramente del libro, y es que resulta muy ingenuo no darse
cuenta de que su esposa no lo ama, y encima contrata a un tipo más joven que él,
y los deja solos allí en muchas ocasiones, pareciendo una alcahueta que pide a
gritos le pongan los cuernos; Está Michael Lerner que como el ladino abogado
defensor da una lección de cómo aprovechar pocos minutos para dejar impronta de
buen actor, ello con una labia proverbial; Anjelica Houston, como una domadora
de leones de circo parece un peaje a pagar por tener en la cinta a Nicholson.
No es que sea mala actriz (ni mucho menos) es que no se sabe que pinta ahí.
Es una producción con
unos buenos valores, desde la buena ambientación, con un notable diseño de
producción George Jenkins (“Funny Lady”) en unos escenarios que remiten a los
años 30, con el ‘Twin Oaks Café’, los autos, la decoración interior, se rodó en Santa Bárbara-California; Con un
estupendo diseño de vestuario de Dorothy Jenkins; pero sobre todo con una sensacional
cinematografía del sueco Sven Nykvist (El DP fetiche de Ingmar Bergman con
films como “El manantial de la doncella” o “Fanny y Alexander”), potenciando
los grises, los marrones y lo blanquecino, ello en tonos apagados granulados,
proyectando un halo de tensión sombría sobre la atmósfera; también apreciable
la música creada por Michael Small (“Marathon Man” o “Llega un jinete libre y
salvaje”), encaja sutilmente en la historia, aunque disonante en la famosa
escena del sexo marinado; Tiene un sugestivo tramo inicial en la presentación personajes,
emite el aislamiento emocional y físico de los protagonistas, la sordidez
climática, la opresión escénica, transmite como el sexo es la vía de escape al
tedio.
Pero cuando debían
haberse desarrollado y dar fondo a los personajes, el director dimite y los
deja en la nebulosa, en clichés huecos de contenido, nada sabremos de ninguno
de los dos, de su pasado, porque Cora acabó casada con este hombre que no ama,
y porque Frank es un errante sin hogar y sin destino (hacia el final nos
enteramos de pasada que es un ex convicto, une estafador y ladrón), lo cual
dificulta la conexión emocional con ellos (aparte del ya mencionado fallo de casting
con Nicholson), es como si Rafelson hubiera tenido la idea de las escenas eróticas
y a partir de ahí el resto le importara poco. No hay debates morales, dudas, o sentimientos
de culpa, todo sucede con elipsis torpes y abruptas, con las escenas que deberían
tener intensidad dramática de crímenes que acontecen. Tenemos una confusa sub
trama judicial, con giros retorcidos ininteligibles, para desembocar esto en
una grotesca, pero muy creíble negociación entre carroñeras aseguradoras (remanente
esto de un seguro de vida que aparece de la nada, no se si esto esta mejor explicado
en la novela, aquí resulta farragoso; por cierto, a James M. Cain era
aficionado a los temas de seguros, como demuestra en otro de sus best-seller, “Double
Indemnity”). En la parte final nos meten un tramo en que aparece Anjelica
Huston (supongo que por imperativo de Jack Nicholson, por entonces su pareja en
la vida real), donde nos cuelan seguramente una alegoría sobre el león manso frente
al puma joven; Hay otro cambio de rumbo con la entrada con ‘fórceps’ de un chantajista;
Y ya en el final aportar una especie de conclusión kármica un tanto liviana, me
queda esta coda muy coitus interruptus, me deja frío. De hecho el final del
libro es distinto, más similar a la versión de 1946.
Las relaciones sexuales
que vemos en la película están marcadas por la violencia sadomaso, ya desde la
famosa escena primera donde parece la escenificación de una violación
figurada-consentida, con empujones, escupitajos, apretones, golpes; está como
en medio de una escena de asesinato se ponen a fornicar en éxtasis sobre la
tierra y magullados, y está como el marido Nick parece mostrar afecto a su
esposa Cora, con una trompada de cabeza (cual toro) en su trasero, o cuando
ella le muerde un dedo a él, o cuando ella toma el mando con su esposo en la
cama. Una expresión que proyecta la película del sexo como algo atávico y
doliente.
Spoiler:
Porque le lleva la
domadora de leones a Frank el puma cachorro?
*El final en la novela
es que Frank y Cora se reconcilian e imaginan un futuro juntos y hasta tener
hijos. Pero ellos no son más que dos perdedores. Tienen un accidente de auto y
Cora muere. Frank es culpado de su muerte y condenado a muerte. Él supone que
leerán la confesión que escribió después de que lo ejecuten; Esto tiene más
sentido que este final de la película bastante abrupto.
La escena popular del
sexo en la cocina narrada por el FA real life: El momento culminante es cuando
el propietario se marcha y el protagonista se queda a solas con la mujer.
Nicholson pone el cartel de cerrado en el local. La mujer ve que los clientes
se han marchado al ver que está cerrado. La forma en que ella le mira como
diciendo… "de qué vas?" y él tiene esa mirada de malo... La tiene
delante con ese cuerpazo, y esos pechos, como está la tía... Ella dice:
"Abre" y la sonrisa malévola de él... es brutal... Entonces, pasa
caminando junto a él en dirección a la cocina toda chulita y… otras!, el tío la
engancha por la cintura tratando de levantarla y empieza a forcejear con ella,
ella grita y es un forcejeo brutal entre ambos, no paran de forcejear, la
agarra por el cuello... Acaban dentro de la cocina a trompicones luchando en un
forcejeo interminable. Ahora él la tiene inclinada hacia adelante y la está
sujetando el cuello por detrás para que no aparte la cabeza, consigue plantarle
un buen morreo por fin. Después de unos segundos ahora ya la tiene quieta y la
morrea fuertemente. Ojo, ahora ella ya se está dejando y abre la boca para
dejar que le meta la lengua. Al cabo de unos segundos ella acaba soltándose y
se aparta un poco hacia atrás, Nicholson le da un momento de margen. Ella está
medio suspirando después de esa primera tarascada. Nicholson vuelve a la carga,
se reanuda la lucha, pero ahora ella está contra la pared. Vuelven a forcejear
los dos, pero parece que ahora a ella ya le fallan las fuerzas, entonces
Nicholson la suelta y se agacha, le ha levantado la falda y ahora ya puede
estimular mucho más a la mujer para proporcionarle placer, ella se queda ya
quieta. Él la engancha por las piernas y la levanta en el aire, la sujeta por
el trasero y los muslos. Ella ya no puede con él. La tía acaba tumbada
violentamente en la mesa, él se sube rápido volcando su cuerpo encima del de
ella, pesa demasiado, no puede quitárselo de encima, ella le dice que espere y
vacía la mesa de todo lo que hay, "bueno ya está, vamos" le dice a
continuación. Él se comportó como un búfalo durante 10 minutos con ella y ahora
ella está cachonda y ya se va a dejar. Vuelve a tumbarse sobre ella y le casca
otro morreo brutal. Pasa la mano bajo la falda por la parte interna de sus
muslos, aprieta contra la vagina, aquí ella está calentísima y empieza a
acariciarse, ya gime y le deja a él que le acaricie la entrepierna fuertemente,
él aprieta con sus dedos hacia adentro, ella está mojada. Ahora él se pone de
rodillas ante ella y ella desabrocha el cinturón, le acaricia su miembro y le
siente la erección, él le echa las piernas hacia atrás, se la saca, y la
penetra. Ella tiene las piernas hacia atrás, eso saca la vagina hacia fuera,
así la tiene completamente penetrada. Empiezan las embestidas, el pene
endurecido recorre la vagina adelante y atrás en un vaivén enloquecido, como se
la está follando... Cambian de posición ahora los dos sentados, ella
completamente abierta de piernas y desnuda de cintura para arriba, no deja de
frotarse contra él, los dos van a toda pastilla hasta que terminan, ambos se
corren a la vez. Al rato ya se dan besos con lengua muy despacito, la tía se
nota que lo ha gozado. Cómo la ha hecho sentirse hembra. [real life]
El título
fue motivo de diversas interpretaciones. Cain, en el prólogo de Double
Indemnity, 1943, cuenta una conversación con el guionista Vincent Lawrence, que
le contó que se sentía ansioso cada vez que esperaba una respuesta sobre un
manuscrito y sabía que el cartero siempre llamaba dos veces. Cain tomó la frase
y la usó como título de su novela. Lawrence y él conversaron sobre la elección
y estuvieron de acuerdo por lo que sugería: el “cartero”, el Destino, y el
“mensaje” la muerte para Frank y Cora por el asesinato de Nick.
Me queda
una película interesante que hay que ver, de esas pertenecientes a la cultura popular
por la afama escena del sexo marinado, pero con muchas debilidades narrativas.
Gloria Ucrania!!!
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