BIENVENIDO MR. CHANCE
Notable fábula satírica
estadounidense que deconstruye con mordacidad a la sociedad, a su
superficialidad de la masa, a lo fácil que es manipularla, su culto a las
apariencias (se le toma en serio desde el principio por la millonaria por
llevar un buen traje hecho a medida), a sus ansias de crear ídolos, creer en
guías místicos puros que los guíen en tiempos de crisis (hay que tener en
cuenta el contexto del año en que se estrenó, 1979, cuando USA estaba en crisis
de identidad tras la desastrosa Guerra de Vietnam, el Watergate que conllevó la
dimisión de Nixon, y con Jimmy Carter de POTUS, considerado uno de los peores presidentes
de la Historia en su debilidad [prueba de ello fue la crisis del secuestro de
la embajada USA en Teherán] y falta de carisma). Ataca a la televisión como
medio ‘atontizador’ (uno de los geniales running-gags es la querencia de Mr. Chance
por su mando a distancia, es lo único que le preocupa cuando muere su jefe, o
como pretende cambiar de ‘canal’ por la calle cuando algo no le gusta [cuando
le amenazan unos muchachos con una navaja]) su poder para crear ídolos con pies
de barro, también a los medios de comunicación que se dejan arrastrar por los
populismos, lanza dardos certeros contra la política y sus arrogantes
mandamases que se creen inteligentes y sagaces, cuando no son más que
vendedores de crecepelo, incluso tiene pellizcos de gags racistas (esa
maravillosa Ruth Attaway, criada negra, cuando lo ve en la televisión, comenta
a sus amigos que definitivamente es un mundo de hombres blancos… viendo por tv
a Mr. Chance, sabiendo ella que es un simple y lo han entronizado por ser blanco).
Dirigida con ritmo sereno, pero pétreo por Hal Ashby, exponiendo un sentido del
humor caustico en su vitriólica evolución, llegando a la cúspide de su carrera
que eclosionó en esta década de los 70 con films como “Harold y Maude”, “El
último deber” o “El regreso”, y que entraría en declive en los 80, cuando
fallecería prematuramente (1988).
Con muy inteligente
guion del polaco Jerzy Kosiński (controvertido escritor, tuvo muchas polémicas
con acusaciones de plagios, mucho de ello fomentado por las autoridades
comunistas polacas; Kosinski a los 57 años se
suicidó, el 3 de mayo de 1991, tomando una dosis mortal de barbitúricos, su
habitual ron con Coca Cola, y asegurándose del resultado introduciendo su
cabeza en una bolsa de plástico. Dejó una nota: "Me he ido a dormir por un
rato mayor de lo habitual. Llamad Eternidad a ese rato"), que adapta su
propia novela homónima de 1970, con aportaciones no acreditadas de Robert C.
Jones. Historia de un hombre sin identidad, analfabeto, ha pasado toda su vida
sin salir de una casa donde trabajaba como jardinero, y todo lo que sabe del
mundo es por programas de tv, que debe abandonar forzadamente la casa en la que
creció y salir al mundo, cruzándose por azar con un rico e influyente
matrimonio que toma su parquedad de palabra y sus disquisiciones sobre botánica
como un signo de inteligencia superior, un cierto sentido claros antecedentes
de “Zelig” (1983) y “Forrest Gump” (1994), manejando el resorte de ‘aventuras
de pez fuera del agua’, provocando en su desarrollo diálogos ingeniosos, gags
delirantes, y todo ello con flema y solidez narrativa, sin querer caricaturizar.
Todo ello llevado en un crescendo dramático formidable, hasta desembocar en un final
maravilloso tanto en como se quiere depositar el poder del maletín nuclear en
una cáscara vacía-placebo, como en ese abierto a interpretaciones epílogo místico
(que no estaba en la novela, pero que Kosinski si creó para la película).
Protagonizada por un
extraordinario Peter Sellers que transpira humanidad, inocencia, ingenuo, actuación
alejada de sus típicos histrionismos, contenida, sobria, seca, monocorde, sereno,
impávido, excepto por una media sonrisa hueca de contenido, sin ser consciente de
sus limitaciones, con solo un momento en que sus sentimientos le desbordan, tan
gélido como asexual (prueba de ello es su singular escena de sexo). Su
sencillez es tomada por hondura de pensamiento. Su falta de pasado es tomada
por el FBI y la CIA (en un tramo desternillante) como muestra de lo importante
que es por ser alguien que alguna agencia de inteligencia ha ocultado sus
datos. Sus monólogos escuetos (apenas unos segundos, que parecen soflamas-slogans
para ser emitidos en telediarios) sobre la jardinería son tomados como metáforas
sesudas sobre la política, elevado a los altares por considerarlo un mesiánico
filósofo, cuando solo es placebo para las masas. Todo esto lo transmite el
actor con gran fuerza dramática, dejando traslucir emociones tras su rostro de desconcertado.
Sellers durante ocho años, presionó a Kosinski a que le concediera el derecho
de interpretar al protagonista.
Hay secundarios en
jugosos roles como Shirley MacLaine encarnando a Eve con una notable vis cómica,
teniendo buena compenetración con Sellers; Melvyn Douglas está sensacional como
el ricachón consejero del POTUS, manteniendo una química estupenda con Sellers,
transpirando calor entre ambos, excelso su carisma; Jack Warden como el presidente
derrocha personalidad, con ese gran encuentro con Mr. Chance, con ese
desconcierto con el FBI y CIA sin poder saber quién es ese ‘Gardiner’, y con su
peculiar relación con su esposa (Alice Hirson ) y los ‘acercamientos’ de esta; Richard
Dysart está muy bien como Ben, el médico personal del anfitrión de Mr. Chance,
él único que se da cuenta de quien es realmente este, muy buena su expresividad
observándolo y sin querer hacer sangre; Richard Basehart da vida a un diplomático
soviético en una jocosa escena con Mr. Channce, donde compara a Chance con Ivan
Krylov (1769-1844), un satírico ruso que escribía fábulas, reflejando las
condiciones políticas de su país. Chance se ríe cuando le habla en ruso, lo
cual hace pensar al europeo que sabe su idioma eslavo.
Ashby se sirve de Mr. Chance para vilipendiar a la tv, incluyendo múltiples
clips televisivos que observa el protagonista, ello como parte de su frugal
cultura, ello manejado de modo hábil bien para mostrar lo fatuo de los programas
catódicos, bien para componer gags ingeniosos, como cuando los servicios secretos
comunican al POTUS que han analizado la voz de Mr. Chance y no han averiguado
su procedencia geográfica, tras lo que hay un corte y vemos a Chance ver en la
tv un episodio de ‘Mister Rogers' Neighborhood’ (¿?); Cuando Eve irrumpe en el
dormitorio de Mr. Chance con intenciones sexuales, él la agarra y besa
apasionadamente, ella lo toma como muy pasional, cuando en realidad lo que hace
es imitar una escena que acaba de ver en tv, tras lo que ella le pregunta que le
gusta (sexualmente) y él responde que mirar (la tv), el malentendido está
servido, pues ella piensa que es un ‘mirón’, y se tumba en el suelo sobre una
piel de osos a masturbarse mientras Chance mira en tv un programa de yoga que
imita sobre la cama. Esto de que le gusta mirar también es una respuesta en una
fiesta cuando un gay le pregunta que le gusta (aunque no sabemos cómo acabó
esto, pues hay una elipsis); Incluso traspasa la pantalla para llevar a su
protagonista a un late-night y allí el presentador pretende hacer bromas con el
reciente consejero presidencial, pero la mayor broma es que este lo toma por un
tipo profundo y sabio (solo por que repite modismos de jardinería)
La puesta en escena
resulta brillante en su misión de trasladar un estado de ánimo. Ya desde el
formidable diseño producción de Michael Haller (“THX 1138”), trasladándonos a
la alta sociedad estadounidense con todo su lujo y boato, con epicentro en la fastuosa
mansión Rand, en realidad la casa privada más grande de Estados Unidos, ubicada
en Asheville, Carolina del Norte. Ashby y Deschanel filmaron la mayor parte de
la película en Asheville, Carolina del Norte, en Biltmore Estate. Construida
por George Vanderbilt en 1895, fue la casa privada más grande de los Estados
Unidos, completa con una mansión de 250 habitaciones situada en 8,000 acres;
Ello realzado por la notable cinematografía de Caleb Deschanel, realzando la
comicidad caustica de Sellers, jugando con las yuxtaposiciones, con en tonos
tenues, fríos, en contraste con la calidez del protagonista; con una dramática
edición de Don Zimmerman (“Rocky III”), con montajes tan gráciles como cuando
Mr. Chance por vez primera a la calle, o para remarcar lo que se dice sobre él
y se pasa a la realidad de él mismo; Y todo esto punteado por la minimalista y
a la vez neurálgica música creada por John Mandel (“MASH”), con sensibles melodías
de piano, sugiriendo misterio cuasi-mçístico. Mandel también contó con la asistencia de su primo y colega
compositor Miles Goodman en la orquestación de la película. Incluye la banda
sonora "Also Sprach Zarathustra" de Richard Strauss, arreglada
e interpretada por Eumir Deodato, insertada de modo mordaz en el ‘paseo’ que Mr.
Chance da cuando es expulsado de su antiguo hogar, emparejando su odisea por
Washington DC a la del ’Humano’ en su salto de la prehistoria a la era espacial
del film kubrickiano “2001” (1968). También incorpora dos composiciones del
pianista francés Erik Satie (“Gnossiennes”, nº 4 y 5) y canciones ambientales,
como “Differents Ways”. Asimismo está “Basketball Jones” de Cheech y Chong,
escuchado durante los créditos.
Spoiler:
Momentos recordables
(aparte de los ya mencionados); Cuando
Chance finalmente sale a la calle, le pregunta a la mujer negra que ve si le
preparará comida, ello por que siempre fue la criada negra donde vivía quien cocinaba
para él; Las escenas con el mayordomo Wilson
(Richard Venture), que lleva a Chance en ascensor y los comentarios ingenuos
del invitado le hacen creer es un tipo con mucha vena cínica; El chispeante
encuentro de Chance con el POTUS, donde ante una pregunta compleja sobre economía
el jardinero responde: "Mientras no se corten las raíces, todo está
bien", hablándole también de cómo deben ir pasando las diferentes
estaciones del año, y esto es tomado por el presidente como algo de sabios de
hondura trascendental; Cuando Chance aparece en un programa de tv y da una
entrevista, y los perogrullos que suelta sobre jardinería son tomados por el
público como algo propio de un genio, hay un divertido corte y vemos a Louise
(Ruth Attaway), la sirvienta afroamericana que lo crió. “Seguro que es un mundo
de hombres blancos en Estados Unidos. Diablos, crié a ese chico porque era del
tamaño de un pissant… No tenía cerebro en absoluto… Y míralo ahora! Sí señor,
todo lo que tienes que ser es blanco en Estados Unidos y obtienes lo que
quieras!”; Es de reseñar el diferente modo en que Chance toma la muerte en un
modo circular. Pues al inicio tenemos el fallecimiento del ‘Viejo’ (en el libro
es llamado así) y Chance se muestra frío, le toca la frente para notar que está
gélido, como si nada, se sienta en la cama del muerto, coge el mando y pone la
tv. En la muerte de Ben toca también al cadáver, pero aquí suelta lágrimas. “Se
ha ido, Chauncey”, dice el Dr. Allenby. “Sí, Robert”, responde Chance: "Lo
he visto antes. Le pasa a la gente mayor”. Y ahora en vez de mostrarse sin
sentimientos dice que se lod irá a Eve. Con lo que muestra la evolución del
personaje a través de estos dos féretros.
Final: Chance está
presente en la muerte de Rand y muestra una tristeza genuina por su
fallecimiento. Interrogado por el Dr. Allenby, admite que "ama mucho a
Eve" y también que es solo un jardinero. Cuando se va para informar a Eve
de la muerte de Ben, Allenby se dice a sí mismo: "Entiendo", pero la
interpretación de eso se deja al espectador; Mientras el presidente pronuncia
un discurso en el funeral de Rand, los portadores del féretro sostienen una
discusión susurrada sobre los posibles reemplazos del presidente en el próximo
mandato y acuerdan por unanimidad a Chauncey Gardiner como sucesor. Eello
mientras ascienden el ataúd a su lugar de reposo, mientras vemos en la cima una
pirámide [triángulo de la Trinidad] con el ojo de Dios, Ojo de la Providencia, símbolo
cristiano y masón, reflejando lo místico observando los tejemanejes del poder
en la sombra de estos particulares porteadores, que sutilmente nos exponen como
que los masones dominan el poder en la trastienda. Ajeno a todo esto, Chance
deambula por la finca invernal de Rand. Endereza un retoño de pino aplastado
por una rama caída y luego camina por la superficie de un lago. Hace una pausa,
hunde su paraguas profundamente en el agua bajo sus pies, luego continúa,
mientras se escucha al presidente citando a Rand: "La vida es un estado de
ánimo".
Ashby dispuso que una
plataforma se sumergiera bajo media pulgada de agua para que Sellers pudiera
caminar y pareciera como la de Cristo. Sellers agregó a la idea, improvisando
el momento en que Chance se detiene, sumerge suavemente su paraguas en el agua
para confirmar que sí, está parado en la superficie del agua y luego continúa
caminando. Muchos en el elenco y el equipo de la película se opusieron a las
imágenes religiosas que Ashby pretendía evocar, incluido MacClaine. Pero el
significado de la escena es ambiguo. Esto no estaba en la novela, el guionista Kosinski
lo incorporó al final para hacer pensar al espectador sobre quien es realmente
el protagonista, Es un enviado divino? Es la inguenuidad en persdona? Es el mal
con rostro cándido que viene a confundirnos?
Hay durante los créditos
finales un montaje de descartes de una escena donde Sellers se tumba cual muerto
y cuando debe callar sonríe una y otra vez, ello con las risas de los de
alrededor. Chirriante con el tono del film, como bien remarcó Sellers, rompe el
hechizo de la película. Error morrocotudo. Sellers culpó a este inserto de que
no llevarse el Oscar (lo ganó Dustin Hoffman por “Kramer vs Kramer”).
El productor Andrew
Braunsberg tenía una relación cercana con Kosinski, y el autor tenía una visión
diferente de Chance; quería un actor más joven, alguien como Ryan O'Neal. Y,
sin embargo, debido a que tanto Bruansberg como Kosinski querían que Ashby
dirigiera, y Ashby insistió en trabajar con Sellers dadas las discusiones sobre
el proyecto de años anteriores, se quedaron con Sellers. Para apaciguar a
Kosinski, quien sentía que Chance debería ser más delgado y más atractivo,
Sellers se las arregló para hacerse un lavado de cara.
Douglas ganó el Oscar al
Mejor Actor de Reparto y Sellers fue nominado a Mejor Actor. El guión ganó el
Premio de Cine de la Academia Británica al Mejor Guión y el Premio del
Sindicato de Escritores de América a la Mejor Comedia Adaptada de Otro Medio.
También fue nominado al Globo de Oro al Mejor Guión. En 2015, la Biblioteca del
Congreso de los Estados Unidos seleccionó Being There para su conservación en
el Registro Nacional de Cine, encontrándolo "cultural, histórica o
estéticamente significativo".
La nieta de Melvyn
Douglas, Illeana Douglas, visitó el set y conoció a Peter Sellers, quien es su
actor favorito. Desde entonces, le ha dado crédito a la película por inspirarla
a seguir una carrera en la actuación. Según Illeana, Sellers y Douglas se
conocían desde la década de 1940, cuando se encontraron por primera vez en Birmania
durante la Segunda Guerra Mundial. A menudo recordaban sus días de guerra
mientras estaban en el set.
Burt Lancaster fue la
primera opción de Ashby para el papel de Ben Rand. Laurence Olivier también fue
considerado para el papel, pero lo rechazó debido a la escena de la
masturbación; Según MacLaine, "(Peter) creía que era Chauncey. Nunca
almorzó conmigo ... Fue Chauncey Gardiner durante todo el rodaje, pero creía
que estaba teniendo una historia de amor conmigo"; La realización de la
película se retrata en The Life and Death of Peter Sellers , una película
biográfica de la vida de Sellers.
El estreno en diciembre
de 1979, las respuestas a la película fueron casi unánimemente entusiastas.
Estar allí se desempeñó bien en la taquilla y recibió críticas entusiastas de
los principales críticos como Andrew Sarris, Roger Ebert y Vincent Canby.
Douglas ganó el Premio de la Academia al Mejor Actor de Reparto, pero cuando
Sellers fue pasado por alto para la estatuilla de Mejor Actor, culpó a Ashby de
la inclusión de la escena de los créditos finales que muestra a Sellers
cadavérico, desmitificando así a Chance, aunque estando allí fue, posiblemente,
el pico más alto en la carrera de Ashby en ese momento, su declive durante los
siguientes años no fue tan gradual como su ascenso. Con el inicio de la década
de 1980, Ashby descendió a un ataque de excentricidad y comportamiento
paranoico. Su éxito y autonomía creativa significaron que podía retirarse de
sus círculos habituales de Hollywood y entregarse a su recién adquirida
adicción a las drogas. Agregó cocaína y heroína a su ingesta, y una serie de
malos negocios llevaron a muchas películas poco inspiradas a lo largo de la
década de 1980. Su comportamiento incluso le hizo perder la oportunidad de
dirigir un proyecto ilusionante como “Tootsie”, que fue a Sydney Pollack. Para
1988, Ashby estaría muerto a los 59 años de cáncer de páncreas, y muchos sintieron
que estar allí fue el último y más brillante ejemplo del talento del
director. La escena de Chance caminando
sobre el agua fue la imagen final de sus películas mostradas en su funeral.
Maravillosa fábula sobre
la percepción que tenemos sobre la gente. Gloria Ucrania!!!
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