GRAN HOTEL. 90 Aniversario del estreno de un film singular (12/04/1932)
“Grand hotel: Gente que viene y gente que se va… Nunca pasa nada”
Famoso film por varios de sus aspectos, aunque en su calidad está algo avejentada. Drama dirigido por el inglés Edmund Goulding y producida por Metro-Goldwyn-Mayer, en lo que fue algo seminal en cómo la compañía del logo del león rugiente decidió hacer un film coral con toda una pléyade de estrellas, ‘Más estrellas que en el cielo’ era su lema, esto auspiciado por el ‘Niño Maravilla’ Irving Thalberg que creyó en este proyecto megalómano de reunir a gran parte de los asalariados MGM para una película centrado en un único escenario como era un hotel, en este caso uno de Berlín en periodo de entreguerras, dándose cita en el lugar empresarios arribistas, aristócratas ladrones, militares pomposos, enfermos terminales, secretarias con aspiraciones, divas hedonistas, y el proletariado al servicio de todos (reflejado en el gerente con la esposa a punto de dar a luz), reflejando el microcosmos de la sociedad y el sub siguiente ciclo de la vida. Tenemos para ello a la primera actriz del estudio, Greta Garbo, los hermanos Barrymore, John y Lionel, Wallace Beery, Lewis Stone y Jean Hersholt, haciendo gala a su orgulloso lema “Más estrellas que en el firmamento”. La fórmula daría tan buen resultado que se sería repetida tan solo dos años después, con “Cena a las ocho”, en la que, por cierto, repetirían los últimas cuatro actores citados. Típica obra del tiempo de Gran Depresión post-Crack del 29, donde se pretendía trasladar al espectador desde su triste realidad mundana al lujo y la pompa de escenarios lujosos y de ensueño.
El barón Felix von Geigern (John Barrymore) se preocupa
por la falta de fondos, su perro salchicha Adolfous y por ocultar sus motivos
para robar; el contador asistente, el Sr. Kringelein (Lionel Barrymore), se
preocupa por recibir una habitación más grande, una tan lujosa y costosa como
la del director general Preysing (Wallace Beery), magnate de la industria que
suda por una fusión inminente; El Dr. Otternschlag (Lewis Stone), que sufrió
una granada en la cara en la guerra, molesta a los empleados con mensajes y
cartas que parecen no llegar nunca; y la taquígrafa Flaemmchen (Joan Crawford)
parece entrometida y luego impaciente coqueta cuando la llaman para un trabajo;
Y tenemos a la famosa bailarina Isabella Grusinskaya (Greta Garbo) sumida en una
profunda depresión existencial.
El guión de William A. Drake
se basa en la obra de 1930 del mismo título de Drake, quien la había adaptado
de la novela de 1929 “Menschen im Hotel” de la judío-alemana Vicki Baum,
durante varios años trabajó como camarera en dos prestigiosos hoteles de Berlín
y fue precisamente un escándalo ocurrido entre una secretaria y un magnate
industrial, lo que la inspiró para escribir la obra que luego, en su versión
cinematográfica. Siendo hasta la fecha, la única película que ha ganado el Oscar
sin haber sido nominada en ninguna otra categoría. También es la segunda de tres películas en ganar el Oscar a la Mejor
Película y ningún otro premio, lo que hizo en los quintos Premios de la
Academia, otorgados por el año de forma extraña del 1 de agosto de 1931 al 31
de julio de 1932, “The Broadway Melody” #2, y Motín en el Bounty, #8, son los
otras dos. Ello en una historia donde se entrecruzan varias sub tramas, donde
se dan cita muchos temas, desde la desesperación vital, el dar sentido a la
vida ante la cercanía de la muerte, la depresión existencial, el romance, el
engaño, la caballerosidad, la villanía, con varios personajes de distinto
pelaje, siendo pionera en este aspecto de ‘short cuts’ del que tanto han bebido
cineastas desde entonces, el más famoso por hacerlo bastante es Robert Altman.
Pero en este caso las diferentes historias resultan un tanto forzadas, y
asimismo superficiales en su tratamiento, todo con un aire de comedia ligera, a
lo que se añade un toque dramático en el rush final que resulta un tanto impostado
por el modo de reaccionar todos a ello. Aunque resulte el producto entretenido,
no llega solidez narrativa a su popularidad.
El nutrido elenco no hacen en
conjunto sus mejores trabajos, pero si destaca un gran John Barrymore como el
elegante Barón venido a menos. Un galán con don de gentes, sofisticado, noble,
amigable, y en realidad por circunstancias un ladrón de guante blanco. Es el
ejemplo de la nobleza decadente que intenta sobrevivir en un mundo que los
asfixia; Joan Crawford (con 27 años) como la extrovertida secretaria, aunque
ella con un papel un tanto ambiguo, pues parece escrito a machetazos, pues
parece muy digna, pero en realidad deja elementos de su arribismo dejándose
halagar y manipular por el villano de turno, y al final convirtiéndose en ‘concubina’
sin reparos, me resulta un tanto torpemente delineado su rol, aunque su belleza
y simpatía son estimables. El ejemplo de la clase baja que no duda en lo que
sea por escalar, aunque sin ser caricaturizada por ello. Tiene un romance
exprés poco creíble con el don juan barón; Wallace Beery cumple en un rol un
tanto cliché de malo, como un magnate brutal y corrupto. Es el ejemplo del
capitalismo deshumanizado, algo que gustaba mucho de poner en sus films las grandes
compañías, cuando ellos eran grandes explotadores de sus numerosos empleados;
Lyonel Barrymore resulta bastante sobreactuado en su papel de tipo que intenta
disfrutar de los lujos que no ha tenido en la cercanía de su mortandad. Es el
ejemplo de los obreros que se rebelan contra su presente, aunque azuzados por
un diagnóstico médico; Y tenemos a una Greta Garbo (con 26 años) pasada de
vueltas con su insoportable personaje de estrella irritante cansada de ser la
más divina, de una teatralidad irritante, por supuesto que luce bella y etérea
como ella solo sabía, pero su expresividad resulta aparatosa, queriendo
mostrarse melancólica revierte en grimante. No ayuda lo mal construido de su
carácter, capaz de en apenas unos minutos quedar prendada de un intruso de su habitación,
es inverosímil, un insulto a la razón la escenita nocturna entre ambos. De un
romanticismo metido a empujones. Tiene una famosa frase (no entiendo el porqué)
de "Quiero estar solo". Tiene poca química con el cincuentón John Barrymore.
Al parecer la rivalidad entre la Garbo y la Crawford fue constante durante el
rodaje.
Goulding demuestra ingenio con su arranque y presentación
de protagonistas ello con un vertiginoso plano cenital del lobby del hotel, fastuosa
creación cuasi art-déco del gran director artístico Cedric Gibbons (ganador record
de 11 Oscar, además de ser el diseñador del apreciada estatuilla, al parecer
inspirándose en la figura del actor y director mexicano Emilio Fernández), con
la escalera circular recorriendo los pasillos exteriores con la recepción
circular en medio creando una sinergia fascinante, también el plano sensacional
de las decenas de operadoras de teléfono trabajando en la centralita sobre un
gigantesco muro de enchufes, mientras oímos conversaciones de unos y otros.
Esto potenciado por la notable cinematografía en glorioso b/n de William H. Daniels
(“El bazar de las sorpresas” o “La gata sobre el tejado de zinc”), con esas
tomas generales del vestíbulo con grúa, con expresivos travellings, jugando en interiores
de habitaciones con el expresionismo alemán, jugando con los claroscuros, maximizando
en exquisitos primeros planos la belleza de la Crawford y sobre todo de la delicada
Garbo. Exponiendo en el comienzo el director a cada personaje a través de una conversación
telefónica, siendo esto un hábil recurso. Tiene además el toque de la
transición de escenas conm algo novedoso entonces como era la cortinilla.
Spoiler:
Queda un tanto estridente el rol encarnado por Lyonel Barrymore,
esperamos que tras su presentación de ser un enfermo terminal que cuenta por
teléfono, y o bien esperamos caiga en cualquier momento, que le diagnostiquen
es curable, o que simplemente es de un farsante, pero nada de esto sucede. Al final
convence de forma bastante poco sutil al rol que da vida la Crawford que se
vaya con él a París, no se dice, pero es claro que para ser su amante, porque si
no lo iba a hacer? Y encima si9n duelo alguno por el amigo asesinado, del que
pasan tanto él y ella como de la peste, no pega que digan que buen amigo era o
cuanto lo amaba ella (puaj!), la apariencia es que les afecta como un tío que
se les muere en Panamá, no lo conocen les deja ná.
Tiene una buena escena en cómo trasladan el cuerpo del
barón al coche funerario, lo hacen por la parte donde recogen la carne para la
comida del hotel, una gran metáfora ver el féretro entre trozos grandes de
vacuno; Bueno el reflejo del ciclo de la vida a pleno rendimiento, cuando al
recepcionista del hote4l le dicen que ha sido asesinado el barón, y justo
después le telefonean para decirle que su hijo ha nacido.
Grand Hotel ha demostrado ser influyente en los años
transcurridos desde su lanzamiento original. La línea "Quiero estar sola",
pronunciada por Greta Garbo, se ubicó en el puesto 30 en 100 años... 100 citas
de películas de AFI. En 2007, la película fue seleccionada para su conservación
en el Registro Nacional de Cine de los Estados Unidos por la Biblioteca del
Congreso por ser "cultural, histórica o estéticamente significativa".
El productor Irving Thalberg compró los derechos de la
novela Menschen im Hotel de Vicki Baum por $ 13,000 y luego le encargó a
William A. Drake que la adaptara para el teatro. Se estrenó en Broadway en el
Teatro Nacional el 13 de noviembre de 1930 y tuvo 459 funciones. Complacido con
su éxito, Thalberg hizo que Drake y Béla Balázs escribieran el guión y
presupuestó el proyecto en $700,000. Hubo cierta controversia sobre Greta
Garbo, con su fuerte acento sueco, interpretando a una rusa.
Fue la primera película que presentó a los hermanos
Lionel y John Barrymore juntos. Más tarde ese mismo año, se unirían a su otra
hermana, Ethel, en “Rasputín y la emperatriz”.
Como Grusinskaya, Greta Garbo pronuncia la línea
"Quiero estar sola" e, inmediatamente después, "Solo quiero
estar sola". Poco después, en una conversación con el barón Felix von
Geigern, dice: "Y quiero estar sola". Refiriéndose a su uso
legendario como una caracterización de su vida personal solitaria, Garbo insistió
más tarde: "Nunca dije que quiero estar sola; solo dije: 'Quiero que me
dejen en paz'". Ahí está toda la diferencia".
Film arrugado, con más valores de records de ‘trivial
pursuit’ que de valores cinéfilos. Gloria Ucrania!!!
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