miércoles, 27 de abril de 2022

 


COMPETENCIA OFICIAL.

 

Muy divertida sátira sobre el mundillo de los divos del cine, cinta dirigida por el tándem argentino (en su quinto largometraje) Gastón Duprat y Mariano Cohn, estando en el guión ellos mismos junto al hermano del primero Andrés Duprat (como siempre en la filmografía del binomio), teniendo como sobresaliente baza/reclamo (sub género consistente en poner en cartel, normalmente dos súper estrellas que lo copan todo, en obras de reminiscencias teatrales, me viene a la mente como ejemplo “La Huella” con Laurence Olivier & Michael Caine) nada menos que el formidable trio de protagonistas a los hispanos Penélope Cruz (como la extravagante directora Lola Cuevas, al parecer especie de alter ego de Lucrecia Martel) & Antonio Banderas (solo habían aparecido previamente juntos en el cine en una secuencia de apertura de dos minutos de la comedia Flying Lovers de 2013), y al argentino Oscar Martínez (Duprat y Cohn habían colaborado con Martínez en la sátira cinematográfica “El ciudadano ilustre” de 2016).

 

Con la excusa epicentro de los ensayos para el rodaje de una película megalómana, “Rivales” (el proyecto es impulsado por un poderoso empresario que a sus 80 años quiere dejar una herencia perdurable con una magna película), se hace un mordaz fresco sobre el hipócrita comportamiento de los artistas (da igual de la actuación, la canción, e incluso los deportes), hedonistas, demagogos, fatuos, arrogantes, egocéntricos, narcisistas, petulantes, siendo el duelo entre los dos actores estando en el centro la directora un sensacional juego de toma y daca constante, ello en una estructura narrativa de encadenado de set pieces (en este sentido puede faltar solidez narrativa) formado por el modo surrealista de motivar la realizadora a sus dos divos, pruebas a cual más absurda, y siempre rebosando humor ácido en los métodos irracionales que solo parecen estar ahí por su aparatosidad, y por medio las puyas que se lanzan los dos intérpretes con muy diferentes personalidades, habiendo entre ambos una química fenomenal que traspasa la pantalla (no tanto con la Cruz), en sus envidias, celos, demagogia, carrusel de mentiras. Teniendo de acicate que los directores no crean solemnidad en la historia, se rien del cine dentro del cine sin querer ser serios, de hecho el humor siempre es lo más serio que hay (¿?). Una feria de las vanidades con mucha mordacidad, regando el metraje de una rivalidad sutil.

 

En busca de trascendencia y prestigio social, un empresario farmacéutico multimillonario, Humberto Suárez (José Luis Gómez) decide encargar una película que pasará a la historia del cine. Para ello su asistente, Matías (Manolo Solo), compra los derechos de una obra de un Premio Nobel, “Rivales”, contrató a la célebre cineasta ganadora de la Palma de Oro,  autor Lola Cuevas (Cruz) y a los dos reconocidos actores Félix Rivero (Banderas) e Iván Torres (Martínez). Ambos actores tienen un gran talento, pero no son los mejores amigos. Félix ha actuado en películas de Hollywood como un galán romántico. Iván es considerado un artista escénico radical y considera a su colega un "idiota". Ambos se interponen en el camino del otro con sus grandes egos y amenazan con dejar que el proyecto cinematográfico fracase. La excéntrica Lola decide someter a los dos hombres a una serie de pruebas en las que compiten entre sí. Estas pruebas adquieren proporciones más locas con el tiempo.

 

Cine dentro del cine, donde la historia que se va a filmar versa sobre el antagonismo de dos hermanos, esto es notoriamente una alegoría sobre lo que acontece entre ambos protagonistas, donde los puñales vuelan sutilmente entre los dos, que a su vez juegan a ser versiones exageradas de la percepción que el espectador tiene de ellos en la realidad. Banderas como el pomposo divo hollywoodiense, mujeriego y coqueto de su imagen (por contrato nadie puede tocarle el rostro), un frívolo presumido que hace gala de ello. En realidad este hedonismo expositivo es más veraz, no engaña a nadie, mientras Iván sui tiene una careta de hipocresía. Antonio borda esta jugosa caricatura con mucha vis cómica, se nota disfrutando, con ententes chispeantes con Oscar (con escenas tan buenas como cuando se disculpa con una actriz por una probable erección durante un beso); Martínez juega a ser el actor de teatro del método, maestro de actores, reniega de los premios (falsariamente: “No quiero ser el símbolo latino que pone un poco de color en una industria para tontos”, tras lo que lo vemos a solas practicando su discurso de Oscar en el baño para rechazarlo), pregona su (falsa) humildad(Cuando Iván se entera que Felix tiene una enfermedad, busca en internet información sobre esta y a continuación  ojea precios de blanqueamientos dentales, pues a continuación se ofrece ‘humildemente’ a hacer en caso necesario los dos papeles protagónicos

 

; En medio está Penélope Cruz con su rol de directora excéntrica, ya con esa imagen de cabello rizado rojizo mega-cardado, con sus extravagantes ropas, y de comportamiento tiránico impulsando pruebas para los personajes que desbordan aparatosidad en sus ansias de romper la vanidad de sus protagonistas, atomización de lo que hemos escuchado y leído muchas veces (hacer repetir infinitas veces una frase a un actor: Lola exige a Iván repita su primera línea, “Buenas noches”, varias veces antes de que pueda pasar a la segunda. Ella le indica a Félix que esté “resignado, desilusionado y angustiado” todo a la vez ¿?), se nota divirtiéndose en su rol pasado de vueltas (punzante des glamurización verla usando hilo dental), en la seguridad en sí misma (“Las cosas más importantes son las que no se comprenden“), en sus extravagantes bailes, en el beso que da a una chica (Irene Escolar). Aunque la sub trama lésbica que tiene con una chica resulta metida con calzador. En su debe tiene también que está un poco fuera de juego en los choques entre los dos protagonistas masculinos. Aunque ella es ejemplo de empoderamiento femenino al estar a los mandos de todo, en realidad no conecta con ellos.

 

Para los directores hay tiempo para resaltar la diferencia de clases entre estos pomposos divos y la clase baja, ello maravillosamente contrastado cuando tras la directora destruir algo que adoraban los protagonistas, vemos tras una elipsis a una mujer de la limpieza recogiendo los escombros de esto; Algo menos sutil es ver a Félix comiendo en el interior de una fast food y fuera hay un pedigüeño; También en el rush final los dardos contra la prensa resultan ingeniosos y acerados, ello marcado por la rueda de prensa en un Festival de Cine, donde los periodistas hacen preguntas rebuscadas y complejas que son respondidas casi con monosílabos.

 

La puesta en escena resulta tan cuidada como es norma en el binomio protagónico. Ya desde el fabuloso diseño de producción de Alain Bainée (“Transsiberian” o “Blancanieves”) que nos lleva a la co-protagonista que es la vivienda de diseño moderno (El palacio Lienzo Norte de Ávila; parece salida de la arquitectura de Frank Lloyd Wright), lugar delos ensayos, con enormes cristaleras, diáfano, enormes salas desprovistas de mobiliario, remarcando lo teatral de la propuesta, y para potenciar la actuación directa sin adornos, donde la cámara del barcelonés Arnau Valls Colomer (“Tarde para la ira” o “Eva”) da rienda suelta en sus largos plazos fijos, jugando con la iluminación de modo dramático en cada situación, con exquisitos primeros planos que sonsacan lo mejor de las interpretaciones; También a destacar el vistoso y pintoresco vestuario que lleva Penélope Cruz creado por Wanda morales (“Magia a la luz de la luna” o “Julieta”), con lo que se proyecta el carácter excéntrico de la directora.

 

En las taras hay que añadir que el productor encarnado por José Luis Gómez podría haber dado juego desde ser el que pone la plata y con ello haber mal metido, pero aparece al inicio y desaparece hasta el final; y Aun más palmario es el cuasi cameo del gran Manolo Solo casi como un convidado de piedra, con lo gran actor que es, esto es un lujo muy criticable.

 

Spoiler:

 

Momentos recordables (aparte de los ya mencionados): Los métodos ‘lolianos’ para extraer lo mejor de sus protagonistas van desde colocar enganchada a una grúa una enorme roca y bajo ella (cual Espada de Damocles), oscilando letalmente en el aire sobre los dos protagonistas recitando sus diálogos, los dos claramente cagados de miedo: Aunque luego dará su juego pérfido cuando se descubra es atrezo; Cuando coloca a una chica joven frente a decenas de micros (parodia de las premieres) y hace que ambos actores la besen, ambos lo hace a su particular manera, sin causar efecto alguno en la joven. Entonces lola decide intervenir y besa a su arrollador forma a la chica, tirándola al suelo en su furor uterino, atacando con ello la masculinidad tóxica; Engancha a los dos pegados con film cual carne en conserva, para a continuación ella coger los premios que sin saber para que habían traído, y los tira a una trituradora de metal, ante la rabia desatada de ambos, en prueba de querer destruir el ego de ambos (auto guiño cuando Lola tira el premio al Mejor Actor de Venecia de Martínez por la película anterior de Duprat y Cohn, "Ciudadano Ilustre"); Cuando Lola hace que los dos frente a frente se insulten de la peor forma posible, un duelo jocoso, que no acaba con el corten de Lola.

Hay otros graciosos momentos, como cuando al inicio Félix describe ante Iván el carácter de una mujer que observan tras un ventanal, llamándola lesbiana reprimida (o algo así), entonces Iván se la presenta, es su esposa (¿?); La catárquica secuencia en que con una pantalla tras él de tropecientas pulgas y más, Félix cuenta a Iván y Lola que padece cáncer de páncreas, asolando a sus oyentes, y les comenta que quiere, ante los pocos meses de vida que le quedan, que esta interpretación sea su legado, para a la siguiente vez que se encuentra con ambos (Iván y lola ya han comentado tristemente los hecho muy afectados ¿?) que todo era mentira, había sido una performance ¿?; El duelo de halagos falsos que con lola en medio Iván y Félix se lanzan con claro sentido irónico; Cuando Iván confiesa en la azotea a un amigo lo que piensa realmente de Félix, como lo detesta, un alegato contra los divos. Esto lo oye Félix, que a solas en la misma azotea va a recriminarle esto a Iván se produce un  forcejeo, Iván le dice cabreado que ahora le va a tocar la cara (aludiendo a la cláusula de su contrato), pero Iván termina por un empujón cayendo de la azotea. Félix queda en estado de shock, nadie los ha visto. Va a refrescarse a los servicios, suelta adrenalina y se recompone, y lo siguiente es intentar hacer el mejor papel de su vida, fingir ante la gente lo afectado que está y que él no es culpable de lo sucedido, pero Lola descubre en la ‘actuación’ la mentira; Hay una elipsis y la película es presentada en un festival de Cine, tenemos el foto-call, donde Lola no quiere que Félix le toque (sabe lo que ocurrió). Vemos que al final ha sido Félix el que ha hecho los dos papeles (no como aludió Iván que los podría hacer). Hay una rueda de prensa (ya la he aludido), y tras ello al empresario Humberto Suárez lo vemos inaugurando un puente (la primera opción que dio para pasar a la posterioridad), que cada uno lo interprete como pueda.

El farmacéutico que invierte millones en la producción para limpiar la imagen, representa al empresario Argentino Hugo Sigman (dueño de la productora de cine K&S FILMS, responsable de títulos consagrados como Relatos Salvajes por ejemplo). Aquí no hay sutilezas: En la película, la mano derecha (especie de socio/asistente) del empresario lleva el mismo nombre que en la vida real tiene la mano derecha de Hugo Sigman para sus producciones.

 

Comedia incisiva, que sin querer ser pretenciosa lanza certeros torpedos contra el mundillo de la farándula elitista. Gloria Ucrania!!!

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