COMPETENCIA OFICIAL.
Muy divertida sátira sobre el mundillo de los divos del cine, cinta
dirigida por el tándem argentino (en su quinto largometraje) Gastón Duprat y
Mariano Cohn, estando en el guión ellos mismos junto al hermano del primero
Andrés Duprat (como siempre en la filmografía del binomio), teniendo como
sobresaliente baza/reclamo (sub género consistente en poner en cartel,
normalmente dos súper estrellas que lo copan todo, en obras de reminiscencias
teatrales, me viene a la mente como ejemplo “La Huella” con Laurence Olivier
& Michael Caine) nada menos que el formidable trio de protagonistas a los
hispanos Penélope Cruz (como la extravagante directora Lola Cuevas, al parecer
especie de alter ego de Lucrecia Martel) & Antonio Banderas (solo habían
aparecido previamente juntos en el cine en una secuencia de apertura de dos
minutos de la comedia Flying Lovers de 2013), y al argentino Oscar Martínez (Duprat y Cohn habían
colaborado con Martínez en la sátira cinematográfica “El ciudadano ilustre” de 2016).
Con la excusa epicentro de los ensayos para el rodaje de una
película megalómana, “Rivales” (el proyecto es impulsado por un poderoso
empresario que a sus 80 años quiere dejar una herencia perdurable con una magna
película), se hace un mordaz fresco sobre el hipócrita comportamiento de los
artistas (da igual de la actuación, la canción, e incluso los deportes),
hedonistas, demagogos, fatuos, arrogantes, egocéntricos, narcisistas,
petulantes, siendo el duelo entre los dos actores estando en el centro la
directora un sensacional juego de toma y daca constante, ello en una estructura
narrativa de encadenado de set pieces (en este sentido puede faltar solidez
narrativa) formado por el modo surrealista de motivar la realizadora a sus dos
divos, pruebas a cual más absurda, y siempre rebosando humor ácido en los
métodos irracionales que solo parecen estar ahí por su aparatosidad, y por
medio las puyas que se lanzan los dos intérpretes con muy diferentes
personalidades, habiendo entre ambos una química fenomenal que traspasa la
pantalla (no tanto con la Cruz), en sus envidias, celos, demagogia, carrusel de
mentiras. Teniendo de acicate que los directores no crean solemnidad en la
historia, se rien del cine dentro del cine sin querer ser serios, de hecho el
humor siempre es lo más serio que hay (¿?). Una feria de las vanidades con
mucha mordacidad, regando el metraje de una rivalidad sutil.
En busca de trascendencia y prestigio social, un
empresario farmacéutico multimillonario, Humberto Suárez (José Luis Gómez) decide
encargar una película que pasará a la historia del cine. Para ello su
asistente, Matías (Manolo Solo), compra los derechos de una obra de un Premio Nobel,
“Rivales”, contrató a la célebre cineasta ganadora de la Palma de Oro, autor Lola Cuevas (Cruz) y a los dos
reconocidos actores Félix Rivero (Banderas) e Iván Torres (Martínez). Ambos
actores tienen un gran talento, pero no son los mejores amigos. Félix ha
actuado en películas de Hollywood como un galán romántico. Iván es considerado
un artista escénico radical y considera a su colega un "idiota".
Ambos se interponen en el camino del otro con sus grandes egos y amenazan con
dejar que el proyecto cinematográfico fracase. La excéntrica Lola decide
someter a los dos hombres a una serie de pruebas en las que compiten entre sí.
Estas pruebas adquieren proporciones más locas con el tiempo.
Cine dentro del cine, donde la historia que se va a filmar versa
sobre el antagonismo de dos hermanos, esto es notoriamente una alegoría sobre
lo que acontece entre ambos protagonistas, donde los puñales vuelan sutilmente
entre los dos, que a su vez juegan a ser versiones exageradas de la percepción
que el espectador tiene de ellos en la realidad. Banderas como el pomposo divo
hollywoodiense, mujeriego y coqueto de su imagen (por contrato nadie puede
tocarle el rostro), un frívolo presumido que hace gala de ello. En realidad
este hedonismo expositivo es más veraz, no engaña a nadie, mientras Iván sui
tiene una careta de hipocresía. Antonio borda esta jugosa caricatura con mucha
vis cómica, se nota disfrutando, con ententes chispeantes con Oscar (con
escenas tan buenas como cuando se disculpa con una actriz por una probable
erección durante un beso); Martínez juega a ser el actor de teatro del método, maestro
de actores, reniega de los premios (falsariamente: “No quiero ser el símbolo
latino que pone un poco de color en una industria para tontos”, tras lo que lo
vemos a solas practicando su discurso de Oscar en el baño para rechazarlo),
pregona su (falsa) humildad(Cuando Iván se entera que Felix tiene una
enfermedad, busca en internet información sobre esta y a continuación ojea precios de blanqueamientos dentales,
pues a continuación se ofrece ‘humildemente’ a hacer en caso necesario los dos
papeles protagónicos
; En medio está Penélope Cruz
con su rol de directora excéntrica, ya con esa imagen de cabello rizado rojizo
mega-cardado, con sus extravagantes ropas, y de comportamiento tiránico
impulsando pruebas para los personajes que desbordan aparatosidad en sus ansias
de romper la vanidad de sus protagonistas, atomización de lo que hemos escuchado
y leído muchas veces (hacer repetir infinitas veces una frase a un actor: Lola exige
a Iván repita su primera línea, “Buenas noches”, varias veces antes de que
pueda pasar a la segunda. Ella le indica a Félix que esté “resignado,
desilusionado y angustiado” todo a la vez ¿?), se nota divirtiéndose en su rol pasado
de vueltas (punzante des glamurización verla usando hilo dental), en la
seguridad en sí misma (“Las cosas más importantes son las que no se
comprenden“), en sus extravagantes bailes, en el beso que da a una chica (Irene
Escolar). Aunque la sub trama lésbica que tiene con una chica resulta metida
con calzador. En su debe tiene también que está un poco fuera de juego en los
choques entre los dos protagonistas masculinos. Aunque ella es ejemplo de
empoderamiento femenino al estar a los mandos de todo, en realidad no conecta
con ellos.
Para los directores hay tiempo para resaltar la diferencia de
clases entre estos pomposos divos y la clase baja, ello maravillosamente
contrastado cuando tras la directora destruir algo que adoraban los
protagonistas, vemos tras una elipsis a una mujer de la limpieza recogiendo los
escombros de esto; Algo menos sutil es ver a Félix comiendo en el interior de
una fast food y fuera hay un pedigüeño; También en el rush final los dardos
contra la prensa resultan ingeniosos y acerados, ello marcado por la rueda de
prensa en un Festival de Cine, donde los periodistas hacen preguntas rebuscadas
y complejas que son respondidas casi con monosílabos.
La puesta en escena resulta tan cuidada como es norma en el binomio
protagónico. Ya desde el fabuloso diseño de producción de Alain Bainée (“Transsiberian”
o “Blancanieves”) que nos lleva a la co-protagonista que es la vivienda de
diseño moderno (El palacio Lienzo Norte de Ávila; parece salida de la
arquitectura de Frank Lloyd Wright), lugar delos ensayos, con enormes
cristaleras, diáfano, enormes salas desprovistas de mobiliario, remarcando lo
teatral de la propuesta, y para potenciar la actuación directa sin adornos, donde
la cámara del barcelonés Arnau Valls Colomer (“Tarde para la ira” o “Eva”) da
rienda suelta en sus largos plazos fijos, jugando con la iluminación de modo
dramático en cada situación, con exquisitos primeros planos que sonsacan lo
mejor de las interpretaciones; También a destacar el vistoso y pintoresco
vestuario que lleva Penélope Cruz creado por Wanda morales (“Magia a la luz de
la luna” o “Julieta”), con lo que se proyecta el carácter excéntrico de la
directora.
En las taras hay que añadir que el productor encarnado por José Luis
Gómez podría haber dado juego desde ser el que pone la plata y con ello haber
mal metido, pero aparece al inicio y desaparece hasta el final; y Aun más
palmario es el cuasi cameo del gran Manolo Solo casi como un convidado de piedra,
con lo gran actor que es, esto es un lujo muy criticable.
Spoiler:
Momentos recordables (aparte de los ya mencionados): Los métodos ‘lolianos’
para extraer lo mejor de sus protagonistas van desde colocar enganchada a una
grúa una enorme roca y bajo ella (cual Espada de Damocles), oscilando
letalmente en el aire sobre los dos protagonistas recitando sus diálogos, los dos
claramente cagados de miedo: Aunque luego dará su juego pérfido cuando se
descubra es atrezo; Cuando coloca a una chica joven frente a decenas de micros
(parodia de las premieres) y hace que ambos actores la besen, ambos lo hace a
su particular manera, sin causar efecto alguno en la joven. Entonces lola
decide intervenir y besa a su arrollador forma a la chica, tirándola al suelo
en su furor uterino, atacando con ello la masculinidad tóxica; Engancha a los
dos pegados con film cual carne en conserva, para a continuación ella coger los
premios que sin saber para que habían traído, y los tira a una trituradora de
metal, ante la rabia desatada de ambos, en prueba de querer destruir el ego de
ambos (auto guiño cuando Lola tira el premio al Mejor Actor de Venecia de
Martínez por la película anterior de Duprat y Cohn, "Ciudadano Ilustre");
Cuando Lola hace que los dos frente a frente se insulten de la peor forma
posible, un duelo jocoso, que no acaba con el corten de Lola.
Hay otros graciosos momentos, como cuando al inicio Félix describe
ante Iván el carácter de una mujer que observan tras un ventanal, llamándola
lesbiana reprimida (o algo así), entonces Iván se la presenta, es su esposa (¿?);
La catárquica secuencia en que con una pantalla tras él de tropecientas pulgas
y más, Félix cuenta a Iván y Lola que padece cáncer de páncreas, asolando a sus
oyentes, y les comenta que quiere, ante los pocos meses de vida que le quedan,
que esta interpretación sea su legado, para a la siguiente vez que se encuentra
con ambos (Iván y lola ya han comentado tristemente los hecho muy afectados ¿?)
que todo era mentira, había sido una performance ¿?; El duelo de halagos falsos
que con lola en medio Iván y Félix se lanzan con claro sentido irónico; Cuando
Iván confiesa en la azotea a un amigo lo que piensa realmente de Félix, como lo
detesta, un alegato contra los divos. Esto lo oye Félix, que a solas en la
misma azotea va a recriminarle esto a Iván se produce un forcejeo, Iván le dice cabreado que ahora le
va a tocar la cara (aludiendo a la cláusula de su contrato), pero Iván termina
por un empujón cayendo de la azotea. Félix queda en estado de shock, nadie los
ha visto. Va a refrescarse a los servicios, suelta adrenalina y se recompone, y
lo siguiente es intentar hacer el mejor papel de su vida, fingir ante la gente
lo afectado que está y que él no es culpable de lo sucedido, pero Lola descubre
en la ‘actuación’ la mentira; Hay una elipsis y la película es presentada en un
festival de Cine, tenemos el foto-call, donde Lola no quiere que Félix le toque
(sabe lo que ocurrió). Vemos que al final ha sido Félix el que ha hecho los dos
papeles (no como aludió Iván que los podría hacer). Hay una rueda de prensa (ya
la he aludido), y tras ello al empresario Humberto Suárez lo vemos inaugurando un puente (la primera opción
que dio para pasar a la posterioridad), que cada uno lo interprete como pueda.
El farmacéutico que invierte millones en la producción
para limpiar la imagen, representa al empresario Argentino Hugo Sigman (dueño
de la productora de cine K&S FILMS, responsable de títulos consagrados como
Relatos Salvajes por ejemplo). Aquí no hay sutilezas: En la película, la mano
derecha (especie de socio/asistente) del empresario lleva el mismo nombre que
en la vida real tiene la mano derecha de Hugo Sigman para sus producciones.
Comedia incisiva, que sin querer ser pretenciosa lanza
certeros torpedos contra el mundillo de la farándula elitista. Gloria
Ucrania!!!
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