EL SARGENTO DE
HIERRO.
Envejecido film del gran
Clint Eastwood, hija de la década de los 80, prolija en productos patrioteros
muy del ideario justiciero de la era Ronald Reagan, una oda a la testosterona,
a las buenas que son las guerras para despertar buenos sentimientos (ataque de
cinismo), cinta hecha a mayor gloria de Eastwood, en un rol que se siente en su
salsa, uno de sus películas icónicas, pero no de sus mejores (ni de lejos),
donde su aire de duro, de malhablado, de rudo, pero trasluciendo buen corazón,
es aprovechado por el actor y director para con frases punzantes dejar huella
en su primer tercio. Posee un buen
arranque, enganchando en la presentación de ese entrañable chusquero que por
boca tiene una ametralladora de tacos que encadenan de modo delirante chistes
homófobos y misoginia, provocando las sonrisas en el espectador, pero en cuanto
la saturación de este recurso cómico debe dejar lugar a una narración orgánica
se desequilibra, no tiene nada original que contar, nada resulta fresco, si
humorístico, pero no genuino, lo del veterano teniendo que instruir a imberbes,
chocando las generaciones, y que al final unos y otros se tomaran cariño está
más visto que la luna, la trama es de lo más vista y previsible. Lo bueno es la
energía vital y el desparpajo con que lo cuenta, y como no hay ansias de
pretenciosidad, solo ser un pasarrato escapista, lo consigue, y es que
compararla con “Oficial y caballero” o “La chaqueta metálica” sería hacerle un
flaco favor. El guion de James Carabatsos (“Atrapados
sin salida”), Dennis Hackin (“Bronco Billy”), y Joseph Stinson (“Ciudad muy caliente”),
es destacado en su artillería (nunca mejor dicho) de frases lapidarias, pero
falto en dar algo de trasfondo, si acaso en banalizar de modo
cuasi-caricaturesco el ambiente militar, y lo que es el colmo la guerra, ello
en una la recreación de una batalla chusca, he visto a mi hijo en más peligro
en la piscina de bolas del McDonalds, quedando en conjunto como un
entretenimiento vacío. Curiosamente, aunque pueda parecerlo, la cinta no fue
del agrado del ejército USA, ello debido al lenguaje malsonante del
protagonista y al retrato negligente de los mandos militares.
El protagonista absoluto es
el veterano sargento de artillería Thomas Highway (Clint
Eastwood), al borde de su jubilación obligatoria del cuerpo de marines, es
transferido de vuelta a su antigua unidad. Allí
deberá adiestrar a una compañía de indisciplinados, donde el líder es el
aspirante el autodenominado “Ayatollah del rock and roll” "Stitch" Jones (Mario Van Peebles). Su
oficial de operaciones es el Mayor Malcolm Powers (Everett
McGill), un inexperto en combate que
desceña a Highway. Tendran importancia en el relato personajes como el sargento
mayor Choozhoo (Arlen Dean Snyder), antiguo amigo de batallas de Highway,
su ex mujer Aggie (Marsha Mason), que ahora trabaja de camarera en un bar donde es pretendida por un
cretino, Roy Jennings (Bo Svenson), el teniente Ring (Boyd gaynes), un cándido militar de academia, el
sargento Webster (Moses Gunn), rival de compañía de Highway, y “El sueco”
Johanson (Peter Koch), una mole de músculos de la compañía de Highway.
Film aparentemente bélico,
pero que tiene su fuerte en el humor, en la deslenguada boca del sargento
protagonista, con frases para el recuerdo, en una actuación poderosa y
carismática que arrolla con imponente facilidad, riéndose de los demás y de sí
mismo (divertido ese toque de que le guste leer Cosmopolitan para entender algo
a las mujeres), enmarcado en universo machista donde prima lo blanco y negro,
los valientes y los cobardes, los buenos y malos, los simpáticos y los rígidos,
escenario donde la mujer es solo un accesorio para los descansos del guerrero,
porque aunque quieran vendernos a la ex de Highway como dura, en realidad todos
sabemos cómo acabará.
Eastwood dirige con ritmo
vibrante, desarrollo que no engaña (tampoco sorprende) a nadie, da lo que se
espera, sin arriesgar un ápice, siguiendo lugares comunes en el polifacético
artista de San Francisco, hablándonos de modo trivial del sentido del deber
(castrense), de la lealtad, de la amistad, de la integridad, del otoño de los
años, del sentido que para cada uno tiene la vida, del choque generacional.
Asimismo hace un estudio de personalidad del protagonista (el mismo), exhibido
como un anacronismo en tiempos de paz, es un tiburón que necesita de la acción
para sobrevivir, tipo autoritario que paradójicamente le cuesta obedecer,
expresándose de modo soez y ordinario (si hoy la hicieran estaría vetada por
asociaciones de gays, no recuerdo un film tan agresivo contra los homosexuales
en el modo en que ríen de ellos), un soldado convertido en una máquina de
guerra, que en tiempos de paz está fuera de sitio, debe fogar peleándose con
unos y otros (termina en varias ocasiones en calabozos), tipo que vive anclado
en el pasado, en los códigos de antaño, y sobre esta personalidad se teje este
sencilla historia. También subyace una ácida visión de los mandos, una dura
crítica a que las academias militares no son lo mejor, que lo bueno es la
experiencia de campo, una agria mirada a la juventud desorientada que necesita
de referentes para encauzarse, viniendo a decirnos que le hace falta mano dura
para guiarla.


Pero lo malo es la trivialidad
con que se toman la vida castrense, como si de un parque temático, donde puedes
retar a tus superiores a duelo de puñetazos como si nada, puedes insubordinarte
y nada, vas a la guerra y te lo pasas pipa, una visión almibarada del
belicismo, donde los malos comunistas son vistos como decorado sin alma
(incluso provistos de habanos los cadáveres para el sargento ávido de puros
buenos), donde una batalla es recreada como una salida de campo para salvar a
bellas rubias en pelotas, y cuando vuelves del “camping” te están esperando las
chavalas (buenísimas) con la lujuria ansiosa de ser calmada, eres un héroe y no
mereces menos (ataque de cinismo). Los secundarios son unos estereotipos ajados,
el sargento duro chusquero pero de buen corazón, el amigo leal con el que
hablan de sus batallitas (nunca mejor dicho), los mandos que saben mucha teoría
pero nada de práctica y que le hacen la vida imposible al protagonista, el
“motor mouth” (secundario graciosete, que normalmente es negro, que no para de
hablar), antiguo amor con el que intenta reconciliarse el héroe, pretendiente
memo de esta (para que todos empaticemos mejor con que debe levantársela por el
bien de ella), y todos con menos profundidad que un plato plano, con
situaciones que se mueven entre lo rutinario, lo previsible y lo ridículo, un
microuniverso donde los dilemas morales son inexistentes, la duda es nula, los
machos son muy machos, las mujeres se mojan las bragas por los soldados, una
idealización sonrojante del mundo militar, una extraordinaria campaña para que
los imberbes jóvenes USA se alisten en el ejército. Se suma un tramo final de
guerra bastante birria en su dirección, muy cutre en los medios que se
disponen, maximizado esto por el modo de encararlo de los soldados, provocando
en el público una tensión e intensidad bajo
cero, frialdad, nada del horror y la deshumanización, todo heroísmo y
camaradería, un cursillo acelerado hacia la madurez y los buenos sentimientos
(ataque de cinismo). Ni siquiera es capaz en este film de mantener arriba el
ritmo, estropeándolo con una subtrama romántica forzada, chirriante, un estorbo
que ralentiza, para colmo como se desarrolla es caótica, deviniendo en un
comportamiento de ella de veleta, y es que le sobran minutos que habrían dado
más fluidez y dado solidez al conjunto, por sobrarle está de más la irrisoria
ya comentada batalla final, un esperpento.
Clint Eastwood es el sol del
film, el lo acapara todo, es el brillo que da sentido al metraje, su atronadora
personalidad impregna da fotograma, con vis cómica seca, con su catarata de
frases malsonantes, con su mirada que te atraviesa, con su porte de duro, incluso
es capaz de darle matices, y algo de hondura e introspectiva (no mucha), loable
esfuerzo. El resto de secundarios quedan opacados por su titánica presencia, Marsha Mason
como su ex hace lo que puede con un arquetipo plano, si a caso resaltar los
divertidos momentos que tiene Clint con Mario Van Peebles, mostrando buena
química entre ellos, como su delirante encuentro en el bus, resto mero atrezo
para apoyarse Eastwood.
La puesta en escena no pasa
de correcta, se nota falta de medios, y es que Clint nunca trabaja con grandes
presupuestos, este es buen ejemplo, con un buen diseño de producción de Edward
C. Carfagno (“Ben-Hur”) se rodándose en varios cuarteles USA y en Puerto Rico
(recreación de Grenada), aunque notándose la frugalidad en los pocos soldados
que se ven el cuartel, falta masa de ejército. La fotografía de Jack N. Green (“Sin perdón”)
cumple el trámite de dar vigor a la acción y lustree a la actuación de Clint, sumándose
la música de aires marciales del Lennie Niehaus, añadiéndose tres temas escritos
por Mario Van Peebles ("Bionic Marina") y ("Recon Rap"), "Te Amo (“Pero
no es estúpida”) este con Desmond Nakano .
Spoiler:
Momentos
recordables: El primer y delirante encuentro entre Highway y Steve en el bus;
La entrada apisonadora de Highway en el barracón de su compañía; El encuentro
de Highway con el coloso “Sueco”; Y por supuesto el sargento Highway y su
tsunami de frases para la eternidad...
"Os voy a hacer falta
hasta para haceros una paja"
"Estoy aquí para
comunicaros que la vida tal como la habéis conocido ha terminado. Más vale que
os vayáis al pueblo esta noche a reíros y a hacer el gilipollas, o a restregar
vuestras pichitas contra vuestras novias, o a meterla en cualquier agujero,
pero sea lo que sea hacedlo porque mañana a las seis de la mañana, vuestros
culos serán míos"
"Con el debido respeto,
señor, se me están empezando a inflar los cojones"
"Yo como alambre de
espinas y meo napalm, y puedo traspasar el culo de una pulga de un tiro a 200
metros"
"Quédate ahí y descansa,
luego te enseñaré lo que es el dolor”
“Basta
con una sacudida de las pollas señoras, dos ya es una paja”
"Jones, aunque estemos
agarrados de la mano no por ello vamos a compartir saliva en las duchas”
Diálogos descacharrantes:
Policía: "Te voy a meter
una multa de cojones. Yo no hago descuentos a soldados"
Highway: "Qué lástima, tu
mujer sí los hace"
Steve Jones: "Habrás oido
hablar de mí, soy Steve Jones, el conde del funk, el duque del cool, el ayatolá
del rock and roll"
Highway: "Cállate hippie!"
Dueño del Bar Palace: "Yo
muerdo las pollas y las escupo"
Highway: "Ah sí, entonces lo mejor será que te tumbe sobre esa mesa y te
dé por culo" - Sargento
Dueño del Bar Palace: "Qué has dicho?"
Highway: "Así podrás ir a tu casa con una sonrisa en la cara y presumiendo
de que acabas de cepillarte a un tío cojonudo"
Momentos sonrojantes: La
compañía queriendo dejar en ridículo a sus sargento se ponen a correr a todo tren y que casualidad todos a la vez,
ninguno antes o después, caen rendidos mientras al trote les adelante el
sargento; La pelea entre las dos compañías en el barro patrocinada por el
comandante; En plena batalla en Grenada, la tanqueta frente al faro donde se refugian
disparando o no que más da, mientras dentro el grupo de marines dentro se lo
pasan pipa con sus chascarrillos; Hay más...
El título original,
“Heartbreak ridge” proviene de una batalla en la Guerra de Corea donde el
personaje interpretado por Eastwood recibió la medalla de
honor por sus acciones en el Ejército de Estados Unidos allí, a pesar de que
ahora es un infante de marina de Estados Unidos.



El guionista James Carabatsos,
un veterano de Vietnam de la 1ª División de Caballería , se inspiró en una cuenta de paracaidistas estadounidenses de la 82 división aerotransportada utilizando un teléfono público y una tarjeta de crédito para solicitar
el apoyo de fuego durante la invasión de Granada, y formó un guión de un veterano de la Guerra de Corea carrera Ejército suboficial de la transmisión de sus valores a una nueva generación de soldados. Eastwood estaba interesado en el guión
y le pidió a su productor, Fritz Manes, ponerse en contacto con el Ejército de
Estados Unidos con el fin de filmar la película en Fort Bragg . el Ejército de leer el guión y se negó a participar, debido a Highway
de ser retratado como un bebedor, divorciado de su esposa, y el uso de métodos
de motivación no autorizados a sus tropas, una imagen del Ejército no quería. El Ejército llama el carácter de un
"estereotipo" de la Segunda Guerra Mundial y la Guerra de Corea
actitudes que no existía en el ejército moderno y no como el diálogo obscenas y
la falta de atención a las mujeres en el ejército. Eastwood se declaró su caso
a un general del ejército, afirmando que mientras que el punto de la película
era que la Highway era un retroceso a una generación anterior, hubo valores en
la Segunda Guerra Mundial y el ejército era de la Guerra de Corea que eran digno
de emulación. Eastwood se acercó a la Marina de los Estados Unidos , expresó algunas reservas sobre algunas partes de la película, pero
proporcionó apoyo. A
continuación, el personaje fue cambiado a un infante de marina (esto plantea
algunas dificultades conceptuales, dado que la batalla del sargento de hierro participa principalmente el Ejército. Esto se explica muy brevemente en
la película cuando el sargento mayor Choozoo dice Jones que él y la carretera
se encontraban en la infantería 23 regimiento en el momento y "más tarde se unió al Cuerpo"). El cuerpo de marina primero cooperó
con el proyecto de la película permitiendo que gran parte de la filmación que
ser hecho en Camp Pendleton . Los marines prevé
utilizarlo para promover sus " Toys for Tots " de campaña, pero al ver un primer corte, rápidamente
desautorizado la película debido al idioma. Marines
que vieron la película citado numerosos problemas con la forma en que fueron
retratados. Oficial al mando de
Highway se muestra en repetidas ocasiones de menosprecio y de insultarlo, así
como mostrar favoritismo flagrante con respecto a sus marines. En realidad, esto habría sido
extremadamente improbable, dada la medalla de honor de Highway. Gran parte de la "formación"
hacer antes de la invasión de Granada fue muy impreciso, incluyendo el hecho de
que la unidad de Marina Recon de Highway no tenía un miembro del cuerpo de la
marina de guerra para hacer frente a sus hombres si está lesionado. Incluso en un presupuesto
relativamente pequeño, el asesoramiento técnico era pobre. El Departamento de Defensa apoyó originalmente la
película, pero retiró su respaldo después de ver una vista preliminar en
noviembre de 1986.
Hay dos momentos que aunque
parezcan ficción pasaron realmente; La secuencia con la excavadora se basa en
un hecho real durante la invasión de Granada con participación del Ejército,
general John Abizaid , ex comandante del Comando Central de
Estados Unidos; La otra es cuando el
teniente Ring debe recurrir al uso de una tarjeta de crédito con el fin de
comunicarse con sus comandantes se basa en acontecimientos reales que involucran
a paracaidistas del Ejército.; El ataque estadounidense contra Granada es en algunos aspectos preciso, aunque era realmente US Army Rangers el que aseguró la Escuela de Medicina de la Universidad.
En conjunto, sumado lo bueno
(lo hay), y lo malo (lo hay), me queda un entretenido producto que al final se alarga
en un innecesario tramo bélico que estropea bastantes de los aciertos
anteriores. Quedando una insustancial pero divertida a ratos propuesta del
bueno de Clint Eastwood. Fuerza y honor!!!
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