THE FALL. (SERIE TV 3TC)
Absorbente thriller psicológico en modo serie británica,
creada por Allan Cubitt (guionista de todos los episodios, y director de la
segunda y tercera temporada, Jakob Verbruggen dirige la primera) para la BBC2,
tres temporadas (5+6+6=17) ambientadas en Irlanda del Norte que bajo su
estructura clásica de la caza del gato (la policía) al ratón (el criminal) se
esconde una feroz radiografía de las obsesiones, asimismo de una loa a la
fuerza de la mujer en un mundo manejado por los hombres. Cubitt dijo inspirarse
para su retorcido psicópata en Dennis Lynn Rader, conocido como BTK (Atar, torturar,
matar), asesino en serie estadounidense (Wichita y Kansas) que entre 1974 y
1991 asesinó a 10 personas, añadiendo ingredientes de sadismo sexual, un tipo
que al igual que el protagonista sociópata de la serie llevaba una doble vida,
con una familia estable, siendo incluso Presidente de su Congregación de la
Iglesia luterana. La serie marca una línea de géneros, donde le hombres sonde
predadores contra la mujer, o torpes, o son manejado por sus más bajos
instintos, y las mujeres deben hacerse un sitio en esta selva, donde que una
mujer sepa lo que quiere es mal visto, ahonda de modo denso y subyugante en los
paralelismos entre el asesino y su cazadora, haciendo del primero epítome de lo
peor de la condición masculina y de la segunda adalid de la liberación
feminista. Los capítulos analizan con un detallismo morboso e hipnótico el
proceder de un homicida perverso, que planea sus crímenes cual artista
modelando su gran obra, haciendo la realización que penetremos de modo incisivo
en la mente de este malsano personaje, siendo aterrador como compagina su lado
sádico con el doméstico de su “feliz” convivencia con su esposa y dos hijos,
ver abrazarlos mientras sabemos que su patológica psique está en otro lado,
desolador. La serie tiene dos de sus
grandes pilares en sus dos antagonistas, un arrolladora Gillian Anderson (productora de
la segunda y tercera temporada), con la implacable cazadora y Jamie Dornan como el depredador asesino. Todos estos buenos
elementos sumados a una ambientación opresiva hace de las serie adictiva.
Tras el asesinato de una
mujer en Belfast la detective superintendente Stella Gibson (Gillian
Anderson) de Scotland Yard
de Londres es transferida al Servicio de Policía de Irlanda del
Norte para realice la
investigación policial del crimen; al llegar el Jefe de Policía Auxiliar de la
PSNI, Jim Burns (John Lynch), viejo
conocido suyo, le advierte hay componentes políticos delicados en el caso ya
que la víctima era nuera de un ministro protestante unionista del Gobierno de Irlanda del Norte. Paralelamente, desde el inicio del se da a conocer responsable del
crimen es asesino en serie, depredador
sexual, Paul Spector (Jamie Dornan), psicólogo casado con Sally-Ann (Bronagh Waugh), enfermera
que no sospecha nada, y con dos hijos pequeños,
lleva una doble vida. Tendrá importancia en la historia Katie Benedetto (Aisling Franciosi), canguro de 15 años obsesionada
con Paul, Dani
Ferrington (Niamh McGrady), oficial de policía reclutada por Stella, la forense
Reed Smith (Archie Panjabi), Jimmy (Brian Milligan), un
violento maltratador de sus esposa.

La serie tiene su foco
desdoblado: Stella, su investigación obsesiva y metódica, escudriñando en el
perfil psicológico del asesino, además de hacerse un estudio de su personalidad
individualista, solitaria, de no atarse a nada,......; Por otro lado se hace
una introspección penetrante del criminal, esposo y padre de familia ejemplar, atractivo, eso lo muda en alguien
mucho más desconcertante, nadie sospecharía de él, nada da más terror que un
asesino con rostro agradable, inteligente, culto, parece contener sus impulsos,
entramos en la compleja vida del depredador sexual,
su metódico modus operandi, como planea sus crímenes (mujeres autosuficientes
con buen trabajo, jóvenes, morenas con cabello largo), como los lleva a cabo,
como los sabores y deleita con sus “hazañas” (con sus diarios, fotos, dibujos,
sus “trofeos fetichistas”, pensamientos...), y esto mientras lo mezcla con su
vida familiar, un padre cariñoso y un esposo comprensivo, provocando escalofríos
como abraza a sus hijos cuando sabemos de sus sórdidas acciones homicidas, de
cómo se puede cohabitar la oscuridad con la luz; Y entre los dos se establecen
similitudes sobre el modo de
obsesionarse con algo, y a la vez se
hace una reflexión sobre como la sexualidad marca las vidas, y por ende como
las afrontan uno y otro, ella de modo liberal, es bisexual, lo vive de forma
fría, sin amor, escoge a sus parejas por el aspecto, pero con la diferencia de
que la mujer sabe aceptar el no, y él prefiere el agazaparse y saltar sobre las
infelices mujeres de modo salvaje, diferenciando subliminalmente como la mujer
vive su sexualidad con placidez, y el hombre como violento que utiliza a las
mujeres a su antojo.

Una serie donde la acción y
la violencia están dosificadas de modo inteligente, para que cuando explotan
ser impactantes para el espectador, un desarrollo que se cuece a fuego lento,
ello incide en dar profundidad a los personajes, en dotar de una intensidad
asfixiante a la trama, en aportar una intriga y suspense trémulo, ello en un
discurrir que conforme avanza se hace
más y más melancólico, en lo que es un relato deprimente de nuestras
debilidades humanas, de las miserias que nos dominan, nuestros más bajos
instintos desbordados, donde tangencialmente se nos habla de la latente
violencia que existe aún en Irlanda del Norte, donde reina una paz frágil. Todo
con personajes perfectamente definidos, imperfectos, matizados, muy humanos,
tanto que se llega a sentir lástima por el “monstruo” de Paul Spector, todo en
una trama central tensa, rebosante de momentos perturbadores, con situaciones
que remueven, te inquietan. Avanzando los episodios de modo seco, adusto, sumergiéndonos
en un submundo enfermizo donde prima el machismo, desde el asesino al cotidiano,
gracias en cierta medida a unos guiones brillantes, que despliegan tanto en
composición de escenas como de diálogos un pellizco en el alma, pues nos hace
ver que todos (en ciertos grados) escondemos en nuestro cuarto oscuro de la
mente fantasmas (algunos engendrados en un turbio pasado) que intentamos que no
afloren, algunos no lo consiguen. Y es que la serie tiene unos de sus fuertes
en formarnos de modo humano al villano, esto nos lo hace cercano, entendible
(que no comprensible), no se le acartona como malo sin escrúpulo, sin
sentimientos, es un gran acierto, como
bien he leído, ejemplo de esto es cuando un policía dice que el asesino es la cara
última del mal, y Stella l espeta secamente "Él es sólo un hombre".



La serie tiene un nítido subtexto feminista,
analizando los efectos del machismo a diferentes niveles, para ello la
protagonista se erige (involuntariamente) en adalid de la liberación (sexual en
muchos términos) de la mujer, de poder decidir por ella misma lo que quiere y
lo que no, escogiendo la persona (hombre o mujer) con el que quiere acostarse o
no (se niega a hacer con su jefe),
encontrándose con el rechazo social de los hombres que se topan con su
autosuficiencia, y seguridad sexual en sí misma, como cuando le atacan por que
se haya acostado con un hombre casado (ella no le fue infiel a nadie, él sí),
también hay ejemplos femeninos como la agente eficiente que escoge Stella como
ayudante, o la mujer maltratada por su violento esposo, o la mujer del asesino
que vive en un mar de engaños por el hombre, las prostitutas vejadas, o el nido
en que se esconden mujeres maltratadas por sus esposos; Frente a ello el Hombre como depredador de la mujer, movidos por sus bajas pasiones, el símbolo máximo
el susodicho psicópata, obsesionado con dominar a la mujer, en someterla, y de
ahí la enfermiza persecución a mujeres independientes (sin hijos),
inteligentes, y de clase media alta, que
viven solas, en lo que puede verse como una afrenta a una sociedad en la que
está mal visto que una fémina se pueda valer por si misma sin ayuda patriarcal
o de maridos, está el salvajismo de los que apalizan a las prostitutas, el que
pega a la esposa por celos,...; Todo ello conforma un escenario de
confrontación de géneros.

Gillian Anderson está
espléndida en su rol, mujer segura de sí, meticulosa, reflexiva, dejando
entrever una fuerte personalidad, independencia, orgullosa, y desplegando con
su mesura y en su acciones un gran dignidad, manteniendo un tour de forcé
virtual (casi toda la serie) con el asesino, y estremecedor al final de la
segunda temporada y toda la tercera, desplegando un gran carisma. Jamie Dornan
resulta impresionante en papel de depredador sexual metódico, viviendo una
dualidad escalofriante de amante padre y esposo, son su lado negro, el patio
trasero de la mente, sugerente en su ambigüedad, un narcisista, prepotente,
sádico, onanista, manipulador, frio, calculador, y sin embargo dejando entrever
grietas en su regio comportamiento. John Lynch como el jefe de Stella, queda
muy bien como frágil tipo dominado por el deseo hacia ella. Aisling Franciosi como la canguro Katie enamorada de Paul, hace de una
Lolita primorosa, con un carácter sólido, con sensualidad, con un lenguaje
gestual y físico incisivo, muy buena.
Las tres temporadas se sienten
con un desarrollo coherente y nada forzado a estirarse sin sentido: La primer
es la presentación de personajes y de situación, comienza la cacería, se
exponen las mentalidades de unos y otros; La segunda es donde el asesino se
siente ya perseguido, el caudal de mentiras desbordan y acaban por reventar en
su hogar primero y luego llegando a la policía, hasta que al final lo cazan; La
tercera es la electrizante deconstrucción del jeroglífico mental del villano,
con muchas sesiones de confesiones e interrogatorios, indagando en la génesis
de su perversión sexual, hasta desembocar en un final nada complaciente y muy
valiente.
Como defectos: La subtrama con
los políticos me resulta metida con calzador, no me encaja, desvía la atención
de lo importante, de hecho en la segunda temporada desaparece por completo,
quizás dándose cuenta de su error; También me es cogido con pinzas que tras
mucha investigación, perfiles de psicópatas, pruebas de adn, reconstrucciones
de crímenes, todo al final se reduzca a una casualidad, y es que la forense Reed Smith le cuenta en la segunda
temporada que una amiga suya le dijo que una vez sufrió un intento de estrangulación
sexual por parte de su novio, y a partir d eahí tira del hilo Stella y da con
el criminal, es una falta de respeto a todo lo visto hasta entonces, me
chirría, un lunar entre tanto acierto.
La puesta en escena resulta
notable en la creación de la opresiva atmósfera, con un diseño de producción
notable de Tom MvcCullagh (“Hunger”), y Gillian Devenney (“Convicto”),
rodándose íntegramente en Belfast, con barrios obreros escenarios sórdidos,
sombríos, y algunos casos deprimentes, sensación asfixiante acrecentada por la
fotografía de Ruairí O´Brien (“Cinco minutos de gloria”), y David Grennan (“El
Imperio del Fuego”), bañando los fotogramas en tonos grisáceos tristones, con
manejo de alegorías como que los antagonistas principales sean vistos frente a
espejos o cristales que pueden de formar la realidad, o espeluznantes juegos
visuales de voyeurismo, ejemplo la ingeniosa toma cenital de la casa de Paul
Spector, paseándose cual casa de muñecas por las habitaciones por el desván
(lugar simbólico donde guarda sus secretos Paul), sabiendo además moverse por
las escenas de tensión, entre los claroscuros o las penumbras. Destacable es la
cortante y disonante música, apenas un par de notas que entran poco en las
imágenes, pero que cuando lo hacen te rasgan, asimismo los silencios están muy
bien manejados, haciendo que cualquier sonido (chirridos, puerta, pisada,...)
te altere como si fuera real.
Spoiler:



Algunos momentos recordables: El
litúrgico asesinato de Sarah Kay (Laura Donnelly) por parte de Paul, como la
estrangula, luego la desnuda, baña delicadamente, la seca, le pinta las uñas y
luego la postra en la cama dulcemente, estremecedor; Cuando Stella asiste a la
escena de un crimen y ve a un agente que le gusta y ni corta ni perezosa le
dice el hotel y número de habitación, el tipo por supuesto él la visita; El
enervador tramo en que la hija pequeña de Paul le hace un baile, mientras lo
vemos sonreír tímidamente, dejando entrever con sus gestos que su mente está en
otro sitio (su próxima víctima); El momento climático del final de la primera
temporada con la conversación telefónica entre Stella y Paul; El rapto de Rose
Stagg (Valene Kane), terrorífico el modo de llevarlo a cabo Paul; El clímax de
la segunda temporada en el bosque, con Stella accediendo a la petición de Paul,
como ella se adentra entre los árboles buscando a un secuestrada, encuentran un
coche y en el maletero casi muerta está Rose Stagg, mientras en paralelo un
enemigo de Paul, Jimmy (Brian Milligan), llega junto a él y le dispara,
provocando un cruento tiroteo; En la tercera temporada la confesión de Álvarez
(Martin McCann) de lo que sucedía en un hospicio de huérfano, de cómo el
sacerdote abusaba de los niños, conmovedor relato; El último interrogatorio de
Stella a Paul, como consigue provocarlo y sacarlo de sus casillas, explotando
en una salvaje paliza que le da él a ella, desgarradora; El clímax de la serie,
cuando Paul ha provocado una revuelta en el centro donde está encerrado
Cubitt se inspiró en las
empresas de fabricación de la guitarra para nombrar a algunos de sus
personajes; tanto Stella y Gibson son marcas de guitarras, como Spector , Stagg y Tom Anderson.
Muy recomendable serie, de las
que te deja huella por lo bien que se adentra en el mundo de los depredadores
sexuales desde un punto de vista tridimensional, y como ingeniosamente lo sabe
enmarcar en una sociedad machista, sin caer en manierismos. Fuerza y honor!!!
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