EL GRAN LEBOWSKI.
Fascinante sugestiva, mordaz,
ingeniosa, divertidísima séptima cinta de los hermanos Coen (escriben los dos,
Joel y Ethan), y oficialmente el primero dirige y el segundo produce), un
punzante retrato de la sociedad de Los Ángeles, donde lo que priman son los
personajes y las situaciones, por encima de su hilo argumental, una fauna
delirante se seres disfuncionales, inmersos en un relato con efluvios a las
novelas policiacas de Raymond Chandler (sobre todo a “The Big Slepp”, 1939), haciendo
que el protagonista en sus pesquisas se tenga que mover por la cosmopolita
ciudad angelina alternando con todo tipo de seres en diferentes estratos
sociales, dándole la vuelta al típico personaje del detective rudo, adusto,
inteligente, sagaz, aquí el pseudo-detective es un patán, vago, desaliñado,
torpe, hippy, la contra-imagen de Philip Marlowe, en una sucesión de viñetas que
se mueven con un humor de muchas gamas, pero siempre jocoso, desde el físico,
el de los agudos diálogos, el slapstick, el de equívocos, el screw-ball, y
siempre con un ritmo fluido, ágil, absorbente, con unos actores
maravillosamente definidos, además de fabulosamente interpretados, Apoteósico
Jeff Bridges, con el probablemente el rol con el que pasará a la Historia, y
adornado todo con una ambientación sugerente y con un gusto luminoso-optimista
grácil. El personaje del “Nota” está inspirado en uno real, Jeff Dowd, un publicista independiente que jugó un papel decisivo en el
lanzamiento de " Blood Simple " (1984), la primera película de los Coen. La cinta fue en su
momento un fracaso comercial, el tiempo la ha elevado (justamente) a obra de
culto, formando parte de esa exclusiva lista de films que mejora a cada
visionado, encontrándole en cada revisión algo nuevo de lo que disfrutar.
Jeff Lebowski
(Jeff Bridges) es conocido como el “Nota”, tipo anclado en el hipismo de los 60
y 70, no tiene trabajo, y pasa su tiempo libre fumando porros y jugando a los
bolos con sus amigos Walter Sobchak
(John Goodman), y “Donny” (Steve Buscemi). Un día es confundido por su apellido
con un millonario (David Huddleston) entrando a vivir una odisea detectivesca,
donde secuestros, rescates, nihilistas alemanes, infartos, meadas en alfombras,
arte alternativo, y muchos bolos se dan
cita en una odisea desbocada. Tendrán importancia en la historia Maude (Julianne
Moore), hija del millonario, Bunny (Tara Reid), esposa trofeo del millonario,
Brandt (Philip Seymour Hoffman), asistente del millonario, Karl Hungus (Peter
Stormare), líder una banda de nihilistas, Jackie Treehorn (Ben Gazzara),
magnate de la industria porno, Jesús Quintana (John Turturro), esperpéntico
jugador de bolos, rival del “Nota”, y todo esto narrado por un vaquero (Sam
Elliott).
La cinta se
convierte en una odisea urbanita donde chocan distintos modos de comportarse en
la heterodoxa Los Ángeles, con millonarios excéntricos, con bohemios jugadores
de bolos, con extraños secuestros, con militaristas conversos al judaísmo, con policías
reaccionarios, con pederastas expertos en bowling, con nihilistas chuscos, con
pintores que lo hacen desnudos colgado de arneses, con fiestas flower-power en
la playa organizadas por potentados del porno, con rusos blancos, taxistas negros
fans de los Eagles, y sobre todo con un
protagonista antítesis del lacónico y carismático detective creado por
figuras como Bogart o Mitchum, todo ello metido en una coctelera da como
resultado una película única, una comedia vivaraz. Aquí lo importante es
contraponer a los estrafalarios personajes en el entorno de una iconoclasta
ciudad, paseando a los mismos por mansiones solariegas, barrios residenciales, fiestas
hippies, viviendas clásicas costeras, o el santuario que es la sala de bolos.
Ello en un relato poco original, enmarañado pero que al final todo cobra
sentido, no siendo importante el fin, si no el camino seguido, donde lo que
brilla es el modo trepidante y chisporreante de desarrollarlo, dando como
resultado una jugosísima miscelánea de comedia y trama detectivesca un tanto
naif.
La cinta
lleva el sello Coen por todas partes, sobre todo en la galería de personajes excesivos
que desbordan frescura, composiciones bizarras, riéndose de la cultura pop
estadounidense, de los vaqueros, los bolos, la música, y donde la violencia
explota secamente, donde prima un delicioso humor negro, plagado de frases y
charlas mordaces y penetrantes, un retorcimiento de las situaciones incisivo,
donde los personajes en su alambicado comportamiento transpiran matices, taras,
aristas, o sea humanidad. Todo incrustado en un contexto donde colisionan con
un fondo satírico y cínico la rectitud, el conservadurismo grotesco de algunos
personajes (el millonario, el empresario porno, el jefe de policía, el taxista
aficionado a los Eagles, Walter Schobak,...) frente a la displicencia hippie despreocupada de
otros (“El Nota”, Maude, Tara, “Donny”...), de este enfrentamiento de
caracteres brotará lo mejor de la película, dejando momentos de un absurdo rozando
el surrealismo más descocado y chistoso. Resultando en su discurrir una comedia
alocada, ácida, vibrante, denunciando males de la sociedad USA, desde el humor se
ataca el autoritarismo, el abuso del poder, la hipocresía de las clases altas,
el afán armamentístico doméstico, adentrándose en lo extravagante, lo
pintoresco, el disparate, el sarcasmo, y todo con un gran poder de en conexión
con el espectador, haciendo un subyugante uso de lo onírico, con tramos
alucinatorio-hipnóticos, con lisérgicos números musicales desbordantes de
imaginación.

Jeff Bridges se mimetiza con
el personaje, no puedes pensar que actúe, es el “NOTA”, la némesis de un
detective del noir, desaliñado, viste con bermudas y chanclas, melena mal
aseada, barba mal cuidada, de pose despreocupada, nada parece afectarle,
Memorable simbiosis con el protagonista, el actor por siempre será el “NOTA”,
da igual lo que haga. Bridges para preparar su interpretación conoció
a Dowd, llevando la ropa de este, adoptando mismo aspecto físico que Dowd,
incluyendo el encorvarse y su vientre amplio, Icónico antihéroe. John Goodman
como el fiel amigo del “Nota”, está sensacional, derrocha carácter, un
pendenciero grotesco, pero muy gracioso en su autoseguridad que solo deja
entrever una gran fragilidad, personaje inspirado libremente en Lewis
Abernathy, veterano de Vietnam que más tarde se convirtió en investigador
privado. David Huddleston como el
millonario Lebowski desborda carisma y mala leche, una amargado pretencioso y
clasista excelentemente encarnado. Julianne Moore está muy bien en su papel de
pintora excéntrica, carácter basado en la artista Carolee
Schneemann "que trabajaba desnuda de
un columpio" y en Yoko Ono. John Turturro desternillante en
su rol de Jesús Quintana, “bowler” estrafalario vestido peculiarmente y con una
danza descojonante cuando va a lanzar bolos, inspirándose su rol en parte, por la actuación de Turturro en 1988, en el Teatro público en
una obra, “Mi Puta Vida”, en la
que interpretó a un pederasta.. Ben Gazzara despliega su
tremenda personalidad de magnate en pequeño papel. Peter Stormare está gracioso
en su rol de líder nihilista de una banda de freaks engreídos. Steve Buscemi en un papel débil, y apocado para la raza del actor, también poco aprovechado
Philip Seymour Hoffman. Sam Elliott
hace de vaquero-narrador, haciendo el enfoque curioso de nosotros mismos,
hablando en el epílogo a la cámara para preguntarnos que nos ha parecido la
historia.


La puesta en escena resulta
prodigiosa, con un delicioso diseño de producción de Rick Hendrichs (“Fargo”, “Sleepy
Hollow” o “Piratas del Caribe”), rodando en escenarios
reales de alrededor de Los Ángeles (Beverly Hills, Culver City, Fairfax, San Pedro, Santa Bárbara, Santa
Mónica, L.A., etc.), las secuencias de bolos en el
Star
Lanes de Hollywood y las secuencias de sueño del “Nota” en un hangar
de aviones, la casa de Jackie Treehorn es en el Sheats
Goldstein Residence , diseñado por John Lautner y
construido en 1963 en las colinas de Hollywood, creando escenarios atemporales,
como suspendidos en el tiempo, potenciado esto por la magnífica fotografía de
Roger Deakins en su cuarta colaboración con los Coen (tras
“Barton Fink” , “El gran salto”, y “Fargo”), aplicando una visualidad singular, proyectando un cromatismo
fulgurante, exponenciado esto en las secuencias de sueños, dotando de gran
profundidad los lugares, ello por grabar con lentes de gran angular, esto en
divergencia con el modo de filmar el apartamentucho del “Nota”, con luz
mortecina arenosa y mucho contrapicado para hacer la estancia más pequeña y
mugrienta, jugando en la noche con azules, naranjas, dando sensación extraña, con
movimientos de cámara sensacionales, componiendo una estética de cuasi toon en
algún tramo, magna labor, a sobresaltar la fantasía que se despliega en los
números musicales coreografiados espléndidamente por Bill y Jacqui Landrum (“O brother!”), con una cámara juguetona que
levita por la escena con jolgorio y picardía. El score corre a cargo del músico
habitual de los Coen (en todas), Carter Burwell, acompaña muy bien la acción,
pero opacada por el estupendo repertorio de temas pop ecléctico, que van desde oír
a Bob Dylan (“The man in me”), la Creedence Clearwater Revival (“Lookin’ ouyt my
back door” y “Round through the jungle”), Elvis Costello (“My
mood swings”), Gipsy kings (“Hotel california”), Nina Simone (“I got it bad
& that ain’t good”), Kenny Rogers (“Just dropped in”), Santana (“Oye como
va”), Dean Martin (“Standing on the corner”), Shawn Colvin (“Viva Las Vegas”), o
a Townes Van Zandt ("Dead Flowers"), sumado a temas clásicos de Mozart, Korngold,
Piero Piccioni, o Henry Mancini, estructurando un aire atemporal, como ya he
mencionado.

En el guión original, el coche
del “Nota” era un LeBaron Chrysler , como el de Dowd, pero este coche no era lo suficientemente grande como
para caber John Goodman, y los Coen lo cambiaron a un Torino Ford .“El Nota” estaba inspirado
por el verdadero Jeff Dowd, publicista independiente que jugó papel decisivo en
el lanzamiento de " Blood Simple " (1984), primera película de los Coen. En la película, Jeff
Lebowski le dice a la hija del millonario, Maude, que en su juventud ayudó a
redactar la Declaración de Port Huron que fundó Estudiantes por una Sociedad
Democrática, y fue miembro de los Seattle Seven. En la vida real Jeff Dowd era uno de los Seattle Seven. Dowd al igual
que el “Nota” gustaba beber rusos blancos. Los Coen también
introducen rasgos de otro amigo suyo, Peter Exline (miembro de la facultad en la USC 's School of
Cinematic Artes), veterano de la guerra de Vietnam que al parecer vivía en un apartamento
mugriento y estaba orgulloso de una pequeña alfombra que "completaba su
sala". Exline conocía a Barry Sonnenfeld de la
Universidad de Nueva York, y Sonnenfeld se lo prersentó a los hermanos
Coen mientras trataban de recaudar dinero para “Blood simple”. Exline se hizo amigo de los Coen y en
1989, les contó todo tipo de historias de su propia vida, incluyendo sobre un
actor-escritor amigo Lewis Abernathy (una de las inspiraciones para Walter), un
compañero veterano de Vietnam que más tarde se convirtió en un investigador
privado y lo ayudó a localizar y enfrentarse a un chico de secundaria que robó
su coche. Al igual que en la
película, el coche de Exline fue incautado por el Departamento de Policía de
los Ángeles y Abernathy encontró la tarea de un estudiante de 8º grado bajo el
asiento del pasajero. Exline
pertenecía a una liga de softball amateur, pero los Coen lo cambiaron a los
bolos en la película, porque "es un deporte muy social donde puedes
sentarse beber y fumar mientras participan en una conversación estúpida ". Los Coen se reunieron con el cineasta John Milius, cuando
estaban en Los Ángeles haciendo Barton Fink e incorporaron su amor a las armas y los
militares en el personaje de Walter.


Spoiler:
Momentos recordables: La
meada de los nihilistas sobre la alfombra del “Nota, ante la lastimera mirada
del protagonista; Cuando dan con el muchacho que supuestamente robó el auto del
“Nota”, y ante la pasividad del joven, Walter reacciona destrozando el coche
que hay en la puerta, y entonces explota el equívoco...; El mítico baile de
Jesús Quintana antes de lanzar el bolo; La fiesta hippie en la playa; El jefe
de policía despotricando del “Nota”, este responde que no le estaba escuchando
y el poli le lanza un cenicero a la cabeza; Las sensacionales secuencias
oníricas del “Nota”, con esos desternillantes bailes inspirados en el
coreógrafo Busby Berkeley, con esas
mujeres vikingas, delirante; El accidente de coche del “Nota”
cuando apaga el porro que se le cae entre las piernas con una cerveza y acaba
estrellándose contra la acera; Cuando Walter lanza las cenizas de “Donny” en un
acantilado, no sin antes dar un discurso estrafalario sobre la guerra, las tira
y el aire hace que las cenizas vayan al rostro del “Nota”;
Policía: -Había algo de valor
en el coche?
El Nota: -Oh, sí, unas cintas de Creedence...
Policía: -Qué había en el maletín?
El Nota: -Oh, pues, ya sabe, papeles de la empresa, cosas del trabajo...
Policía: -En que trabaja?
El Nota: -Estoy en el paro.
Policía: -Bueno, aquí está su coche. Lo siento, las cintas de Creedence no
están, ni tampoco el maletín.
El Nota: -Pero, tienen alguna pista o algo?
Otro policía: -Oh, si, por supuesto. No se preocupe, los chicos del laboratorio
están en ello y estamos trabajando en doble turno para resolver el caso...
"Se dice que mi arte es
vaginal y eso molesta a los hombres. La misma palabra incomoda a los hombres.
Vagina. No les gusta oírla y les cuesta decirla pero sí les gusta hablar de su
"verga", su "palo" o su "pito".
"Yo no soy Jeff Lebowski.
Usted es Jeff Lebowski! Yo soy el Nota. Puede llamarme Nota, el notísimo o el
notarino."
"Afortunadamente estoy
siguiendo un régimen de drogas bastante estricto para mantener la mente ya
sabes... ágil"
"Les mentiría si les
dijera que conozco Londres. Nunca he estado en Francia..."
El Nota: "... este tío
trata a los objetos como si fueran mujeres"
Walter arremetiendo contra los
nihilistas: "El nacionalsocialismo por lo menos sí era una doctrina"
Film de culto que recordaras
por siempre, sobre todo por la fuerza arrolladora de sus personajes. Fuerza y
honor!!!
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