SWISS ARMY MAN.
Turbador y muy sugestivo debut en la dirección (también guionizan) en un largometraje (hasta ahora habían co-realizado algunos cortos, videoclips y episodios de series tv) que desde ya entra en la exclusiva galería de films de culto (por lo de que habrá gente que a sus pocos minutos la detesten, pero a los que les gusten la adoraran), obra de los llamados “Danieles” (de hecho su productora se llama “Daniels”), Daniel Kwan y Daniel Scheniert que a su vez tienen en su película a otros dos cuasi-Daniels, Daniel Radcliffe y Paul Dano, manda la cuenta simplemente como 'Daniels. Obra inclasificable, premio a mejor película en el Festival de Sitges y paradójicamente en el festival de Sundance hubo un abandono masivo de la sala durante la proyección de la película, mezcla de modo bizarro lo lírico, escatológico, humorístico, poético, dramático, onírico, romántico, surrealista, especie de cruce entre “Este muerto está muy vivo” (1989), y sobre todo con “Naufrago” (2000), donde el mítico Wilson se convierte aquí en un cadáver, tanta influencia tiene este film en el de los “Danieles” que el nombre del personaje de Paul Dano está inspirado en el de Tom Hanks (Hank Thompson). A mí me ha sido una fascinante oda a la amistad, puede que el más imaginativo de los “bromances” en décadas en cine, estructurada de modo original y fresco, en una miscelánea retorcida con un tipo de humor que a muchos les puede repeler, y es que no es una cinta apta a todos los paladares, pues parte de sus descacharrantes gags tiene que ver con pedos y ventosidades varias, en manipular a un muerto cual navaja suiza (de ahí el título), vale para todo lo pragmático, navegar, brújula, ballesta, lanzallamas, afeitadora, machete, recipiente para líquidos, etcétera, y sobre todo para trabar un canto a las complicadas relaciones humanas. Un relato que te atrapa (por lo menos a mí), por su frescura, ritmo trepidante y por lo bien construidos que están los personajes y las situaciones, notándose en su entramado narrativo las influencias videocliperas que tanto conocen los co-directores, bañando la mayor parte de las escenas con una música pegadiza de coros cuasi-angelicales que te hacen vibrar de entusiasmo durante gran parte del metraje, te sientes inmerso en una experiencia única, singular, extravagante (con unas actuaciones de la pareja protagonista sublime, te emocionan y conmueven), pero aún así te haces una idea entre líneas de lo que vemos, pero entonces llega su desenlace, su final y te sientes frustrado, nada tiene el menor sentido (por lo menos yo no lo veo), quizás es que los guionistas y directores son o demasiado listos (para mí), o simplemente no han sabido poner un broche de oro a la altura del resto de metraje (mientras no hay contra orden me quedo con esta), esto resta pero no elimina todo el disfrute y magnetismo que me había provocado hasta entonces.
Hank Thompson (Paul Dano) está
varado en una isla desierta, habiendo abandonado toda esperanza de llegar a
casa de nuevo. Pero un día todo cambia cuando un cadáver llamado Manny (Daniel
Radcliffe) llega arrastrado por el mar a la orilla.
Un film que repele las
etiquetas, fundiendo géneros y explotándolos, lo grotesco con lo glorioso,
aunando de forma perturbadora la sal gorda con lo poético, haciéndonos ver que
los pedos pueden ser vistos desde otro enfoque, como un elemento alegórico que
nos hará (no bromeo) sobre la compleja Condición Humana, y es que tras aire de
comedia indie transgresora de toques gruesos se halla una honda reflexión sobre
la soledad, los paraísos mentales, la amistad, las oportunidades perdidas, sobre los amores platónicos, y sobre todo la búsqueda permanente felicidad, en
la vida o incluso con la muerte (¿?). No cabe duda que es una cinta arriesgada,
tiene pretensiones de trascendencia, adentrándose a en territorios extraños,
donde lo imprevisible es la nota predominante, construyendo personajes
maravillosamente perfilados y que se compenetran en sus diferencias de modo
excelso, Hank el que busca sentido a su vida errática mientras intenta llegar a
la civilización, una odisea existencial en la que tendrá de compañía alguien
vació al que tendrá que enseñar cómo funciona la personalidad humana, lo que
sirve para poner contra un espejo nuestras costumbres sociales contradictorias,
con una delineación de caracteres conmovedora, dos seres que transpiran
matices, aristas, humanidad, haciéndonos el (disfuncional) binomio durante su
metraje pasar por diferentes sensaciones, desde sonreír con muecas, sonreír a
carcajadas, ello en una neurálgica miscelánea donde lo mágico se abraza a lo
bizarro, provocante emociones. Tiene un aura kafkiano que tiñe del absurdo que
no para de sorprender, poseyendo en su delirio de desarrollo una imaginación
sin límites, donde los límites de lo convencional son rebasados (ni están, ni
se les esperan), el disparate, lo bufo, la astracanada pocas veces han estado
más en equilibrio en cine, hablándonos incisivamente sobre la comunicación y la
búsqueda de alguien con quien desahogarte, ello en pos su mensaje vitalista (paradójicamente
con un muerto) de vive la vida, disfrútala, imagínala lo mejor que puedas.
Paul daño exhibe un poderío emocional
sensacional, manejando su mirada de modo formidablemente expresivo, desplegando
toda una amplia gama de sentimientos, frustración, alegría, tristeza,
optimismo, ilusión, rol complejo que se mueve con genialidad por la fina línea
del absurdo, aportando una tremenda humanidad y a la vez complejidad,
consiguiendo empatizar con su trastornada cabeza. A su lado un fenomenal Daniel
Radcliffe que huyendo del encasillamiento de años con el famoso mago juvenil no
ha podido encontrar mejor para ello, alcanzando con ultra-complicada actuación
una apoteósica química con Dano, en una gradualidad expresiva deliciosa, sin
parpadear, sin mover el labio superior, analizando desde su ingenuidad a la
condición humana, haciéndolo con matices, con diálogos trémulos, con un
lenguaje gestual singular, pero a la vez extrañamente veraz, soberbio.
Tiene sus taras: Hay momentos
en los realizadores muestran demasiados vericuetos intelectuales, demasiado
encriptamiento, llegando por momentos a querer compensarlo con cierto desdén
condescendiente, esto se maximiza en su tramo final, auténtico desvarío donde
los exégetas deben hacer horas extras para explicar los sinsentidos que
presenciamos, todo creíamos era de una forma (dándole las licencias narrativas
necesarias), y de pronto nos riza el rizo, nos hace varios zascas y ya no entendemos
casi (por lo menos yo), produciendo confusión y distanciamiento, me extiendo mas
en spoiler.
La puesta en escena resulta brillante para transmitir
la turbadora atmósfera cuasi-etérea en que sucede el relato, con un esplendido
diseño de producción de Jason Kisvarday (“Las
crónicas de Riddick”), filmando íntegramente en California , en San Pedro y el condado de Humboldt, respectivamente, fantásticos recursos para con la basura mugrienta
“edificar” los protagonistas escenarios idealizados como el bus o la sala de
proyección de cine (sombras chinescas), magnífica labor, filtrada de modo
memorable por la hechizante fotografía de Larkin Seiple
(“Cop car”), creando de modo cuasi-ensoñaciones, jugando con la luminosidad,
con los expresivos primeros planos, con los simbolismos visuales, con patinado
verdes y pardos, con las sugerencias, con lo escatológico, sumado a la
fenomenal edición de Matthew Hannam (“Enemy”), que derrama ritmo trepidante en
determinadas fases. Pero sobremanera lo que dota de un ambiente que roza lo
prodigioso extrasensorial son los temas escritos por música de Andy Hull (hace
un cameo al final comocámara) y Robert McDowell a capella interpretados por Paul Dano y Daniel
Radcliffe, interpretados en coros sublimes (por la orquesta de Manchester) de
sensaciones onírico-vibrantes, creando un halo irreal alrededor de cada
fotograma, en una conjunción epicúrea con cada escena, envolviendo en un aire
melancólico trémulo la narración, tanto es así que mientras escribo aquí la
tengo de fondo, EXTRAORDINARIA. Radcliffe dijo que mientras rodaban la
música (compuesta antes del film) se reproducía en el set.
Spoiler:
Lo del final se me escapa a mi
(escaso seguramente) raciocinio cinéfilo. Todo creía que había sido fruto de la
mente delirante de un tipo asocial que tras algún problema (¿?) se esconde en
el bosque y allí crea su propio mundo en su (como diría Sherlock Holmes)
palacio mental, puede que encontrara un cadáver con el que crear un vínculo de
amistad en el que el mundo real le era difícil, por lo que creo no es un
naufrago, es un solitario con problemas de comunicación y depresivo que decide
entrar en el bosque a suicidarse y mientras lo intenta ve en la playa un cuerpo
muerto, lo de la moto de agua impulsada por “cuescos” por supuesto es solo su
desbordante imaginación, por ello lo que debería ser su misión principal,
llegar a la civilización es solo un McGuffin, Hank está más interesado en
contarle sus problemas (con su padre y amor platónico) a Manny, su colega
muerto-imaginario, hasta aquí con licencias poéticas me cuadra. Pero lo de
aparecer en el patio de su amor platónico, que la hija de esta vea con vida a Manny
no sé donde encuadrarlo, rescata hank a Manny y lo arrstra de nuevo a playa, la
gente le sigue y ven como Manny pone de nuevo en marcha su motor de
flatulencias y huye mar adentro, Luis Buñuel, David Lynch, Kafka, todos metidos
en una coctelera.
Momentos recordables: Al
inicio vemos los mensajes de socorro en la playa compuestos por Hank, "socorro", "no quiero morir aquí solo", "estoy
jodidamente aburrido"; El momento moto de agua que se
inventa Hannk con el pedorro Manny, con la música de fondo, un éxtasis descacharrante;
La peculiar brújula de Manny, este viendo una revista de mujeres en bikini
tiene una erección (no sabe qué es eso) pero Hank descubre le sirve como
brújula, descojonante; El atronador monttaje en que vemos como saca Hank
partido del cuerpo de Manny, lo utiliza como un
lanzallamas, plataforma de lanzamiento, machete para abrirse camino,
cantimplora, etcétera; Los dos protagonistas tarareando el tema principal de “Parque
Jurásico”; El mágico tramo en que Hank con la basura y chatarra que encuentra construye
un mundo idealizado con un bus en el que aparece su amor soñado al que nunca ha
hablado, narrando al oído de Manny lo que debe hacer, justo lo que él nunca
hizo, a esto sigue como “idealizadamente” la lleva a otro escenario, una
pomposa sala de cine (improvisada también por la chatarra del lugar)
componiendo con sombras chinescas “parque Jurásico”, Genial; La caída al vacío
al rio de los dos y como consigue Hank salvarlos, quitando un tapón de cierta
parte del cuerpo de Manny para salir propulsados del agua, sin palabras; El
enfrentamiento épico contra un oso; Hay un recurso inteligente de guión en que
los cineastas hacen uso de sátira del cine romántico, Hank le cuenta a Manny en
la primera parte que si su historia fuera una película en el final habría
música folk, y acabaría con el rescatado y yéndose con su amada, esto filmado
mediante un plano cenital en lo que sería un final feliz, pues esto es retorcido
en su final, el plano cenital es parta Manny que surca las aguas del mar, viéndose
con el susodicho plano cenital, mordaz recurso.
Notable film, cineastas a
seguir, de los films que te hará pensar y permanecerán en tu subconsciente por
siempre. Fuerza y honor!!!
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