EL GOLPE.
Un clásico del
entretenimiento, un trepidante y divertido film de los que no te cansas de ver.
George Roy Hill volvió a reunir cuatro años después de “Dos hombres y un
destino” (1969) a probablemente los dos actores más famosos en ese momento,
Paul Newman Y Robert Redford, y el resultado fue aún más tremendo en lo que a
taquilla y premios se refiere. Lo curioso es que no estaba destinado el
proyecto al binomio de estrellas, David S. Ward (“Un lugar llamado milagro”)
escribió el guión pensando en dirigirlo él, tenía en mente para protagonizarla
a Redford, el actor no estaba conforme a ser dirigido por un novato, accedió a
participar si el director era otro con experiencia, entrando entonces George
Roy Hill a ser el realizador, este quiso a Newman como Henry Gondorff en la
película, pero Paul al leer el guión vio escaso su papel, además de rudo y
áspera la personalidad del rol, pidiendo se revisará para darle más simpatía y
peso en la trama, tras reescribirlo firmó. Fue la segunda cinta más taquillera
del año, tras “El exorcista”, y de su éxito de crítica hablan sus 10 nominaciones a los Oscars, gana siete, Película, Director (George Roy Hill), Dirección artística (Henry
Bumstead y James W Payne), Vestuario (Edith Head), Música (Marvin Hamlisch) y
Montaje (William Reynolds), las tres no ganadas fueron Actor (Redford),
Fotografía (Robert Surtees) y Sonido (Ronald Pierce y Robert R Bertrand). El
guión está inspirado en hechos reales, los timadores fueron los hermanos Fred y Charley Gondorff, siendo documentados por David Maurer en su libro de 1940 "The Big Con: The Story Of The Confidence Man" (La Gran Estafa: La historia del Hombre de confianza). El título en original en
inglés, “The sting”, se puede traducir como “el picotazo”, esto en el argot de
los timadores se considera el final de la estafa, cuando ya se ha obtenido el
botín de la víctima, y esta no se ha percatado de haber sido engañado.
La historia
arranca en 1936, en plena Gran Depresión, estamos en Joliet (Illinois), allí un
trío de timadores, el joven Johnny Hooker (Robert Redford), el veterano Luther
Coleman (Robert Earl Jones), y Joe Erie (Jack kehoe), realizan un timo a un
incauto, Mottola (James J Sloyan), le hurtan gracias a la avaricia de la
víctima 11.000 $, el problema es que el botín pertenecía a un mafioso, Doyle
Lonnegan (Robert Shaw), este no descansará hasta acabar con los timadores,
ocurre un hecho traumático que hace que Johnny Hooker tenga que huir a Chicago,
allí se reúne con un antiguo amigo de Luther, Henry Gondorff (Paul Newman), con
el que idea un audaz plan para timarlo, aunque por el camino hallaran muchas
complicaciones, entre ellas un corrupto teniente de la policía, William Snyder
(Charles Durning), de Joliet que le persigue por haberle timado. En su plan
tendrá mucha importancia Kid Twist (Harold Gould), uno de los organizadores y
protagonistas en el gran golpe.
Es una
trepidante cinta, con un dinamismo asombroso, en una alambicada historia de
timos sobre timos, con una ambientación fabulosa, con giros de guión constantes
que redundan en la imprevisibilidad, un sinuoso argumento, en la que la primera
víctima (y a la vez beneficiado) es el espectador que asiste absorto a su
tsunami de trampas jocosas, seremos un juguete manejado con brillantez por los
continuos recursos de la narración, hacen que tengamos que pensar sobre la
certidumbre de lo que vemos. Un thriller sugestivo que crea un universo idealizado
de timadores, unos perdedores que sobreviven como pueden durante la Gran
Depresión, engañando, estafando sin violencia, en juegos de apuestas
clandestinos, enfrentados al mal representado por los gangsters, en este caso
además el malo malísimo es un banquero (reflejo de los grandes males de nuestra
sociedad), todo narrado con ritmo fluido, en un tono de humor desenfadado,
donde los actos de violencia son obviados, con una construcción de personajes
espléndido, con un desarrollo del relato en que vamos siguiendo con mimo los
preparativos de “El golpe”, con diálogos rápidos, frescos, chistosos,
desencadenando situaciones formidables, hasta desembocar en un final colosal
donde las sorpresas aparecen en una especie de muñecas matrioskas. Nos habla el
film sobre los juegos de apariencias, sobre la mentira, sobre la codicia, sobre
la venganza, sobre la amistad, sobre el espíritu de supervivencia, sobre el
mundo de los pícaros, enmarcado todo en una memorable buddy-movie.
Es en el
apartado de buddy-movie donde está un poco desequilibrada, Reford se lleva una
gran parte del protagonismo, es el que es perseguido, el que desea la venganza,
es el que lleva el peso dramático, en detrimento de un Newman que tarda en
aparecer, y que se atienen a ser un peón más en la maquinaria del timo, el más
importante, pero un peón sin profundidad alguna, posee una tremenda
compenetración con Redford, una gran ascendencia su personaje aleccionándolo,
pero se echa en falta más equilibrio entre los dos y no esta descompensación.
También, siendo meticulosos se le puede achacar que la muerte de Luther no
encaja con el tono del relato, hace que se pueda desear no el timo a Lonnegan
si no algo más sangrante, con lo que puede llegar a chirriar por el devenir del
film. Asimismo es una cinta que una vez la has visto una vez y quedan
destapadas las trampas pierde fuerza.
Aunque haya
quien la tilde de comedia, no sería correcto, es una cinta con un aire
divertido, pero no de gags humorísticos, ni de frases burlescas, es un film que
te tiene durante su metraje con la mueca de sonrisa en la boca. De hecho es un
relato al que se le podría haber dado otro enfoque y sería un drama sobre la
venganza oscura, pero para dar este tono ligero la violencia es anulada, a
Luther lo vemos ya muerto o de Mottola oímos que ha sido asesinado.
Robert Redford borda su rol de
pícaro simpático, desbordando magnetismo, Don de gentes, consiguió su única
nominación al Oscar por actor, compitiendo con un grupo sublime de intérpretes,
Marlon Brando, Jack Nicholson, Al Pacino, y el
que ganó, Jack Lemmon. Paul Newman con algo menos de presencia inunda la
pantalla con su formidable carisma, un maestro de ceremonias fenomenal, un tipo
que se las sabe todas, apoteósico durante la partida de póker. Y entre Newman y
Redfor una química mítica, colosal, lo malo es que el guión hace que no estén
mucho juntos en la acción, una pena no volvieran a coincidir en un film, aunque
los dos si volvieron a trabajar con Roy Hill, aunque por separado, Newman en
“El castañazo” y Redford en “El Carnaval de las Águilas”. Robert Shaw es
probablemente el que deja más huella en la película, con una actuación
sobresaliente, un villano con personalidad, sin caer en la caricatura, lo
embiste de alma, de aire amenazador, de cinismo, de carácter, muy bueno, la
cojera no era impuesta por el guión, era real, en una cancha deportiva en el
Hotel Beverly Hill, una semana antes del inicio del rodaje se lesionó en los
ligamentos de la rodilla, llevando bajo los pantalones anchos una pierna ortopédica
durante la filmación, no fue nominado al Oscar por exigir salir su nombre antes
del título del film, como Redford y Newman, lo que le hizo competir por
protagonista.

La puesta en escena resulta
brillante, con una recreación extraordinaria de los años treinta, ya desde el
logo inicial de la Universal de la bola del mundo, el que utilizaba la compañía
desde mitad 30 hasta finales de los 40, excelente dirección artística de Henry
Bumstead (“Vértigo”, “Matar a un ruiseñor” o “Million Dollar Baby”), rodando en
los Universal Studios, en Wheeling, Virginia Occidental, en el muelle de Santa Mónica,
en Pasadena (California), y en Chicago en la Union Station, y en la antigua estación de la calle de LaSalle antes de su demolición, todo
esto embellecido por la fenomenal fotografía de Robert Surtees (“Ben-Hur”, “El
Graduado” o “La última película”), de patinado amarronado, con un cromatismo
cercano al comic, fulgurante en su colorido, resaltando con viveza el tono
divertido del film, se suma la excelsa labor en el
diseño de vestuario de la más grande, Edith Head (36 nominaciones a los Oscars, con este trabajo obtuvo el octavo y último de su carrera), cuando recogió su
Oscar dijo <Imagínense, vestir a los dos
hombres más guapos del mundo y luego conseguir esto>. A todo esto se añade
su Icónica música de piano en ragtime de Scott Joplin, con el pegadizo tema
“The entertainer” (1902) siendo atomizado en la Historia del cine, adaptada las
partituras por el oscarizado Marvin Hamlisch (“Toma el dinero y corre”,
“Bananas” o “El prisionero de la segunda avenida”), creando un clima de vodevil
fascinante alrededor de la pantalla, no
es música intrusiva, suena cuando no hay diálogo, en
tomas largas de transición, en las que se escucha con placidez, melodías en
armonía con el aire ligero y socarrón de la cinta, la música fue masacrada por
algunos puristas críticos por su anacronismo, al ser compuesta realmente en la
primera y segunda década del SXX, y suceder la acción en los 30, el tiempo ha
dado la razón al director que la escogió. Curiosamente el guionista escribió
lla historia escuchando blues, por ello Luther es negro y el protagonista
encarnado por Redford lleva el nombre del famoso blues man John Lee Hooker,
pero Roy Hill escuchó por casualidad los ragtime a piano de Scott Joplin,y
decidió incorporarla a su obra. Hamslich añade un tema a violín propio
original, “Little Girl”.
El director
de modo ingenioso imprime un tono entre lo teatral y el comic, arranca con dos
máscaras símbolo del teatro, la comedia y la tragedia, nos presenta a los
actores uno a uno con sus rostros en el film, y con su nombre y personaje en la
historia, y arranca el relato partido en diferentes actos (cual teatro) con
carteles sobreimpresionados con un dibujo referente a lo que sucederá en él, en
homenaje a las tiras cómicas del periódico
"The Saturday Evening Post" de la
época, son hechos los intertítulos con este estilo, Roy Hill era aficionado a estas tiras en las que
contaban una historia en unas pocas viñetas, los actos son: The players (Los protagonistas), The set-up (El plan), The tale (El
tinglado), The wire (La trama) y The sting (El golpe).
Spoiler:


Momentos
recordables: El timo primero al correo de Lonnegan, Mottola, todo un prodigio
de planificación; La primera aparición en pantalla de Henry Gondorff (Newman),
antiglamurosa, durmiendo la mona, tirado en el suelo roncando entre la cama y
la pared a la que tiene pegada la nariz; Hooker echa a Henry en la bañera para
darle una ducha y despejarlo, oyendo por vez primera a Newman en el film <Me alegro de conocerte, muchacho. Eres un verdadera culo de caballo> Hooker le
responde <Luther me dijo que podría aprender algo de ti. Yo ya sé cómo beber>; Lonnegan cruza la Gran Station de Chicago ante la mirada de Hooker y
dice a Henry <No es tan fuerte como él cree>, Henry le responde sonriendo
<Tampoco nosotros>; La partida de póker en el
tren, una de las mejores vistas en cine, todo un alarde de desarrollo, en un
increscendo magnífico, con “Shaw” (el nombre que utiliza ahora Henry Gondorff)
haciéndose el borrachín y riéndose de todos los jugadores, con especial inquina
hacia Lonnegan, del que hace juegos irónicas de palabras con su nombre que
encienden al afectado, hasta llegar al momento cumbre, Lonnegan harto de las
impertinencias decide utilizar una baraja de cartas marcada, en la última
partida quedan solos Lonnegan y “Shaw”, vemos la mano de Henry y Lonnegan, vewmos
que “Shaw” tiene un póker de treses, y con trampas Lonnegan tiene un póker de nueves,
los dos suben sus apuestas vertifginosamente, hasta que Lonnegan muestra su
mano sobre la mesa sabedor que es “imposible” que “Shaw” la tenga mejor, él ha repartido
las cartas, entonces la sorpresa, “Shaw” muestra su mano y es un póker de jotas,
superior a la de Lonnegan, genial momento; Tras la partida de póker indignado
Lonnegan se va a su habitación con su guardaespaldas que le dice que tenía que
haber dicho que “Shaw” ha hecho trampas a lo que Lonnegan le responde
sarcásticamente <Y qué querías que
hiciera? Acusarle ante los demás de hacer trampas mejor que yo?>; Hooker le
dice Lonnegan que quiere estafar a su jefe, Lonnegan que está junto a su
guardaespaldas le dice a este <Te tendré que
apartar de este muchacho, podrías tener ideas propias>; Hooker a Gondorff
<La venganza no es suficiente, tenías razón... pero ayuda>; Todos los
tramos en el club de apuestas, con personajes de Atrezzo que da veracidad y
humanidad al local; Por supuesto el clímax final con todo el montaje
abracadabrante.
David S Ward, buscaba información para una escena
de otra película en la que había un robo, encontrando al investigar un submundo
atractivo sin tocar en cine, lleno de timadores, en inglés llamados "con
artists", donde "con" abreviatura de "confidence"
(confianza), ladrones que no roban con armas, ni sustraen de los bolsillos, se
ganan la confianza del objetivo ("the mark") y le hacen caer en una
elaborada trampa, normalmente el incauto es víctima de su credulidad y avaricia,
este toque de timar a un codicioso es lo que hace empáticos a estos truhanes.
Hubo en 1983
un intento de recuperar el espíritu de este film con una secuela por parte del
guionista David S. Ward con “El Golpe 2”, con Jackie Gleason, Mac Davis, Karl
Malden y Oliver Reed, dirigido por Jeremy Kagan, fue un calamitoso fracaso
comercial y de crítica.
Recomendable a los que gusten
films entretenidos, divertidos y que te sorprendan en un tornado constante,...
y con una pareja protagónica en estado de gracia, sin olvidar a un villano excelso.
Fuerza y honor!!!
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