SICARIO. (2015)
Notable
thriller del canadiense Denis Villeneuve, un acercamiento crudo y realista a la
Guerra contra el narcotráfico, en este caso entre el que se produce en la
frontera USA-México, una contienda donde la línea entre el bien y el mal
resulta difusa, los buenos y malos no existen, solo niveles de grises. El
realizador te atrapa desde su implacable inicio, marcando a fuego el tono
descarnado que nos espera, creándonos la sensación de que cualquier cosa puede
pasar, lo hace Villeneuve imprimiendo una tremenda tensión latente, provocando
inquietud en el espectador, no es un propiamente un film de acción pero nos
deja unas cuantas escenas con un pulso vibrante, dejando sello de maestría.
Además en una brillante puesta en escena se apoya en un trío de protagonistas
en estado de gracia.
La idealista
agente SWAT del FBI de Tucson, Kate Macer (Emily Blunt), tras una trágica
operación de rescate en Chandler (Arizona), recomendada por su jefe Dave
Jennings (Victor Garber), es reclutada por un equipo de la CIA, comandado por
Matt Garber (Josh Brolin) y secundado por el misterioso Alejandro Gillick (Benicio
del Toro), para intentar dar caza a un gran capo de la droga de México,
perteneciente al Cartel de Sinaloa, Manuel Díaz. Tmabién tiene importancia en
el relato e compañero del FBI de Kate, Reggie Wayne (Daniel Kaluuya).
Un film absorbente desde su fascinante arranque, con un brillante guión de Taylor
Sheridan (el primero suyo, actor de series como “Hijos de la anarquía” o
“Veronica Mars”), escarba en los entresijos de esta compleja lucha, lo hace de
un modo cuasi-documental, mostrándonos con detalle las tácticas y estrategias
bordeando cuando no traspasando la confusa frontera de lo legal. El director
imprime un ritmo sereno, con mesurada e impactantes muestras de acción,
generando tensión, zozobra, intriga, desazón, ello enmarcado en una atmósfera
de opresión, de asfixia anímica, en un universo brutal, lleno de violencia,
corrupción, torturas, vendettas, muertes, mentiras, y mucha ambigüedad moral, trasladándonoslo
con temple y un vigoroso pulso narrativo, con una turbadora reflexión sobre los
límites morales para combatir el mal, la maquiavélica máxima de si <el fin
justifica los medios>. Una perversa radiografía de los tejemanejes de la
batalla contra los narcos, un fresco de una triste realidad geosocial de cómo
marca a los personajes que viven este inframundo dominado por la ley del más
fuerte y despiadado, parece ser que solo puedes combatir a los monstruos si te
conviertes en ellos, manadas de lobos devorándose unos a otros. El relato
recuerda en muchos aspectos al film de Steven Soderbergh “Traffic” (2000), en su empozoñosa lucha
contra los narcos, así como a la gran novela de Don Winslow “El Poder del
Perro” (2005).
Es una obra que lleva el sello de su director lleva sus
constantes, como esa ambientación lúgubre-pesimista, en su mundo no hay blanco
y negro, predomina la personalidad gris, le gusta de colocar a sus personajes
en un entorno en el que se respire violencia, donde esta violencia es expuesta
de modo veraz, pone a sus protagonistas frente a dilemas morales con los que el
espectador se puede ver reflejado, como su reflexión sobre tomarnos la justicia
por nuestras manos, de cómo la ley puede ser retorcida a antojo, todo esto ya
se vio en su primer film estadounidense, “Prisioneros” (2013), donde al igual que en esta aborda la
dualidad de la justicia, en aquella el idealismo era el agente policía Loki
(Jake Gyllenhaal), aquí es la agente Kate, y el traspaso de esta lo reflejaba
Keller (Hugh Jackman), el torturador por un bien mayor, aquí es Alejandro, en
las dos se habla de venganza, del bien y del mal, de la debilidad de nuestros
principios morales cuando estamos en situaciones extremas.
Al principio nuestro punto de vista es el de Kate
Mercer, como ella nos sentiremos desorientados por lo que sucede, sin entender
muy bien lo que ocurre, tenemos su utópica mirada, idealista, de fuertes
principios éticos, y a medida que avanza se convierte en un viaje iniciático
donde nos daremos cuenta que el bien absoluto (la justicia) es un ente que ni
está ni se le espera, y deberá tomar partido, este enfoque varía en su tramo
final, cuando las cartas han sido ya destapadas, entonces nuestra visión es la
ambigua de Alejandro, encarnación de la complejidad, un lobo sediento de sangre.
Villeneuve incluye una subtrama en la que nos gotea
secuencias de un policía (Maximiliano Hernández) de Sonora en México, de una
historia aparentemente inconexa con la principal, lo vemos en su casa jugando
con su hijo al futbol, come con su esposa. Esto pretende ser una visión del
otro lado de la frontera en el país azteca, humanizar al otro lado, pero esta
parte bien por el montaje o por estar mal estructurada quda orgánicamente
forzada y muy débil derivando en superficial, incluso esto resulta n lastre en
la fluidez del film.
Emily Blunt realiza una actuación muy sentida,
emitiendo desconcierto, desazón, ira, una buena persona en medio de pirañas,
demuestra un excelente lenguaje físico y gestual, sabe transmitir la difícil
mezcla entre la fragilidad y fuerza, ella es nuestra brújula moral. Benicio del
Toro deja marca del tremendo actor racial que está hecho, encarna con
laconismo, pero con un escalofriante carisma al Sicario, lo imbuye de frialdad,
de hieratismo, de misterio, lo dota de tranquilidad, de mesura y de un pavoroso
e intenso realismo, magnífico. Josh Brolin exhibe un dominio de la escena
extraordinario, refleja la ambigüedad del estado, lo hace con naturalidad y cinismo, pose despreocupada, serena, detenta
autosuficiencia, seguridad en sí mismo, fenomenal.

La puesta en escena es de una tremenda brillantez, con
un magnífico diseño de producción de Patrice Vermette (habitual de Villeneuve,
“”CRAZY”, “Prisioneros” o “Enemy”),
rodándose en Alburquerque (Nuevo México-USA), El Paso (Texas-USA), y
México City (México), mención especial
para la infernal recreación un Juárez espantoso y muy naturalista, y estos
crudos y veraces escenarios atomizados por la extraordinaria fotografía de
Roger Deakins (“Cadena perpetua”, “Skyfall” o “No es país para viejos”), con
fascinantes tomas aéreas del turbador desierto de Nuevo México, aportando la
épica del western, jugando con los claroscuros, las penumbras, las siluetas recortadas por amaneceres, con
estupendos planos generales, con excelsos subjetivos, con vibrantes cámara en
mano, con muy expresivos primeros planos, con prodigiosos travelling, imbuido
todo de un patinado terroso ocre, seco, apagado, paseándonos por lugares
lúgubres, mugrientos, esto en contraste con los azulados y limpios cielos
infinitos, magna la escena del túnel donde la fotografía es la protagonista,
Deakins tiene 12 nominaciones a los Oscars y cero premios. Todo esto potenciado
por la formidable música del islandés Jóhan
Jóhannsson (“Prisioneros”, “La teoría del todo” o “Foxcatchers”), con
disonantes y penetrantes sonidos, que inquietan, de enorme intensidad en los
momentos justos, con enervadores increscendos, estimulan, provocan ansiedad,
sublime.
Spoiler:
Momentos recordables: Su aterrador e impactante inicio
con la toma de un equipo SWAT de una casa, ello con el increscendo de
discordante música de tambores, vemos
los tensos rostros de los swat mientras se acercan a su objetivo, furgón contra
una pared para entrar, para la música, un crudo tiroteo, el espantoso hallazgo
de cuerpos en descomposición entre las paredes envueltos en plástico, los
agentes salen fuera a vomitar por el putrefacto olor, acabando en un cobertizo,
con una bomba trampa e, derivando en la avernal imagen de un agente SWAT sin
brazo, exuberante entrada en la historia;


Una de las más tensas escenas de acción vistas en los
últimos tiempos, cuando un equipo de agentes estatales USA en un convoy de todoterrenos realizan una travesía de El Paso (USA) a Juárez (México), a
recoger a un preso a una cárcel mexicana para interrogarlo en zona
estadounidense, es rodado con un pulso documental fascinante, nos sentimos uno
más en el convoy, vivimos la experiencia en primera persona, nos mimetizamos
con la desorientación de Kate, la tensión se palpa, el recorrido junto a la
valla-fronteriza, la caótica frontera, las turbadoras tomas aéreas, la
inquietante música, la infernal entrada en Juárez, poblada de todoterrenos del la
policía federal mexicana, los movimientos de Alejandro hacia el tirador de la
puerta, vemos a dos tipos jugando a la pelota sin sorprenderse (símbolo de la
feroz rutina en que viven), vamos por mugrientos barrios, Alejandro le dice a
Kate <Bienvenida a Juárez>, a lo que vemos en un puente tres cuerpos
desnudos colgados de los pies y sin cabeza, el convoy para en medio de una
calle, el terror su huele, de fondo vemos en una pared fotos de mujeres
desaparecidas, en el coche de Kate los agentes miran a su alrededor, se
escuchan como disparos a lo lejos, dicen que son petardos y el convoy vuelve a
arrancar, llegan a la prisión, el convoy ara, se bajan los agentes USA,
Alejandro ante el temor que respira Kate le dice que allí no va a ocurrir nada,
que si pasa será en la frontera, además le espeta que se cuide de la poli
mexicana, que no siempre son los buenos, recogen al preso y emprenden la vuelta
a USA, se oyen instrucciones por radio, la escolta de agentes mexicanos para y
da vía libre a los USA a la frontera, pasan el puesto mexicano y en tierra de
nadie , en el puente que une México y USA, se ven frenados por un atasco, la
tensión vuelve, los autos sospechosos se multiplican, Alejandro apunta con su
arma a un coche, de un auto sobresale un arma, un perro ladrando aumenta la
inquietud, vemos el interior de un coche con tipos armados, estos abren una puerta,
y e oyen ordenes de que los agentes salgan también, Alejandro pide a Kate se
quede dentro, toma aérea del despliegue de agentes entre el enjambre del
atasco, rodean armados los agentes el coche de los armados, les piden que tiren
las pistolas, no hacen caso y se desencadena el tiroteo, en un plis plas los
cuatro del coche están muertos, Kate lo observa horrorizada, cuando de pronto
en un espejo ve a un agente mexicano que se acerca a hurtadillas, Kate se gira
y lo mata, vemos a Matt junto al preso masticar chicle tranquilamente, se oye
por radio decir <Esto saldrá en la primera plana de los diarios de USA>,
en el coche de Kate un agente dice <No. Ni siquiera en los El Paso>. Y
nos alejamos viendo el reguero de cuerpos muertos.
Matt se dispone a interrogar al sospechoso traído de
Juárez, este no quiere hablar, Matt le sonríe cínicamente y le dice ue ahora
vndráun viejo amigo a verle, se sienta en una mesa, entonces vemos a Alejandro,
se cruza con un colega con el que charla, este quiere acompañarle, Alejandro
cogiendo una garrafa d agua le dice que no, así no tendrá que mentir si le
preguntan, Alejandro va con el agua por el pasillo, se acerca a la puerta donde
está el preso, y oímos que Matt silba el himno USA, entra Alejandro, deja el
agua en el suelo y el rostro del preso se desencaja, Alejandro se pega a él, y
le dice <Ahora vas a saber lo que es conocer a Dios en tierra yanqui>, el
preso le dice un enigmático <Medellín>,
escuchamos <no, no…> en fuera de campo, la cámara sobre un
sumidero (símbolo de las cloacas del estado), nunca veremos lo que le hizo, de
una elegancia suprema;
La toma del túnel narco por el equipo de Matt, toda una
lección de buen hacer, desde cómo se preparan, en la penumbra del anochecer,
con sus siluetas recoratadas por el horizonte, su profesional coreografía, su
despliegue militar hacia el objetivo, acompañándolos la disonante música, y
comenzamos a ver en visión nocturna, escala de grises alternándose con los
verdes, oímos el protocolo en la operación <usen las armas con libertad>,
y entran en el túnel, Alejandro ve en vanguardia, vemos su silueta sobre la
gruta, saca un cuchillo y desaparece, se empieza a oir cuerpos caer por
cuchillazos, tras lo que vemos en escala de grises en subjetivo cuerpos inertes
por el suelo, escuchamos y vemos los destellos de un tiroteo fuera de campo
cual si fuéramos Kate que va en retaguardia, Kate ve a Alejandro que se desvía
solo, y decide seguirlo, entonces vemos una nave donde bajan fardos (se supone
droga), dos tipos, uno poli, es el final del túnel en México, Alejandro emerge
a la superficie cargándose a uno de los que están allí, deja al poli, este le
dice el enigmático <Medellín>, electrizante tramo; La cena de Alejandro
con el capo del Cartel mexicano, turbadora, con el asesinato fuera de campo de
de la familia, sin ensañarse el director; Lo que le dice Alejandro a Kate al
final <Deberías irte a un pueblo pequeño, en
algún lugar donde las leyes aún existan. No vas a sobrevivir aquí. No eres un
lobo, y esta es una tierra de lobos ahora>; La última secuencia con unos
niños jugando al futbol en Juárez, de pronto se paran al a escuchar un tiroteo
a lo lejos, pero al momento vuelven al juego, metáfora de que nada ha cambiado
tras la batalla, lo visto solo ha sido un punto y seguido en esta guerra.
Es curioso y sintomático de la perturbadora visión de
USA del director el manejo que tiene de sus iconos, ya lo hizo en la mencionada
“Prisioneros”, dos matrimonios amigos almuerzan en Acción de Gracias, las hijas
de ambas parejas salen a la calle, y mientras uno de los padres toca un tema a
la trompeta las niñas son secuestradas, e tema que se oye no es otro que el
“Barras y Estrellas”, el himno USA. En esta “Sicario” está muy presente en
varios momentos la bandera USA ondeando en el fondo de varias escenas, mientras
en primer plano se habla de la degeneración de la justicia, o el trémulo
momento en que vemos a Alejandro caminar por un pasillo silbando el himno USA,
esto antes de entrar a torturar a un sospechoso, esos recursos para acentuar la
ambigüedad moral del modo de sentir la justicia en los USA.
La conclusión que nos deja la
historia es que los defensores del orden no temen tanto a los Carteles de la
droga, como al caos de sus luchas intestinas, prefieren el orden, se saben
perdedores en intentar acabar con ellos y prefieren al menos que estos hagan
sus “negocios” en paz.
Muy recomendable a los que
gusten de thrillers potentes, excelentemente presentados, y con carga de
profundidad. Fuerza y honor!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario