TIEMPOS MODERNOS.
Charles Chaplin creó hace 80 años con
este film imágenes que han pasado por derecho propio a ser Iconos del Séptimo
Arte, una obra atemporal y universal, que produjo (para su compañía United
Artists), escribió, protagonizó, compuso la música y editó (sin acreditar). En
su sexto largometraje Chaplin se inspira en su gira por Europa y USA para
promocionar “Luces de ciudad” (1931), donde observó las duras condiciones
laborales agravadas por la Gran Depresión. Empezó el proyecto en 1934, en plena
era ya del cine sonoro, en principio este iba a ser su primer film hablado,
escribiendo para ello un guión con diálogos, abandonó la idea, el protagonista
iba a ser su icónico “Little tramp” o Charlot para los españoles, (el
entrañable tipo patoso con bigotito, bombín, bastón, traje raído, zapatos de
payaso, andares de pato, y con un corazón enorme), sería su última aparición en
pantalla, y pensó que el personaje perdería su esencia y encanto si hablaba en
pantalla, aún así Chaplin nos regala por vez primera su voz en un largometraje
cuando hacia el final lo escuchamos cantar un tema cómico de Léo Daniderff “Je cherche après Titine” (1917), pero en una versión personal
ininteligible, un galimatías conocido como "nonsense song", conteniendo
un mejunje de palabras del francés e italiano, recurso este del galimatías que
repetiría en su siguiente film, “El Gran Dictador” (1940) para los enardecidos
discursos del tirano Hynkel. Asimismo aprovecha para jugar con sonidos
sincronizados en algunos momentos, con lo hace en una alegoría en la que une la
voz humana se asocia perniciosamente a la mecánica, se oyen las estridencias de
máquinas, el bullicio de la gente, y se oye al jefe de la fábrica dar órdenes
por pantalla, se oye por el disco al vendedor de la máquina de dar de comer, o
por la radio en la prisión, asociándola a lo malo, como su creencia de que el
sonido era malo para el cine, Chaplin pone en alza el arte de la pantomima,
ensalza la expresividad corporal y gestual, el slapstick visual.
Charlot (Charles Chaplin) es
operario en una cadena de montaje en la Electric Steel
Corp, un eslabón más en la cadena de trabajo, allí
es explotado y ninguneado, tras una frenética actividad apretando tornillos
deriva en que le produce una crisis nerviosa, teniendo que ser enviado a un
hospital. Al salir la fábrica ha cerrado y está sin trabajo por accidente es
arrestado y encarcelado por alborotador sindical. En la historia tendrá importancia
una joven huérfana, Ellen (Paulette Goddard).
El relato te atrapa desde su
brillante inicio con su enunciado sobreimpresionado leit-motive del film “Tiempos modernos. Una obra sobre la industria, la iniciativa
individual y la cruzada humana en busca de la felicidad”, tras lo que vemos un
puñado de ovejas, transmutándolas en su montaje en un gentío saliendo de la
estación de metro dirigiéndose como autómatas al trabajo en sus fábricas, a
esto sigue el contraste de ver a un hombre en su despacho, aburrido haciendo un
puzle, es el jefe de una fábrica, ordena por una pantalla a su capataz que suba
la velocidad del trabajo en cadena, y vemos una de estas cadenas obreras,
apareciendo el Mítico Charlot ajustando a toda velocidad tornillos de unas piezas
de metal antes de que lleguen al siguiente obrero con la misión de remacharlos,
la alta velocidad le produce un tic, le sustituye otro obrero para descansar,
yendo Charlot a los servicios, donde deben fichar para ver el tiempo que
pierden, Charlot dentro enciende un cigarrillo, y de pronto en una gran
pantalla en los servicios aparece el jefe llamándole la atención y vuelva a su
quehacer, y ya nos tiene enganchados en esta fábula de carácter muy humanista.

Una sátira que mana de su
tiempo, de la Gran Depresión, con millones de parados, de pobres, de miseria, pero
que a la postre y con el paso de las décadas la historia se torna intemporal.
Chaplin crea una dramedia, su marca de casa de hacer humor del drama,
intentando sensibilizarnos una miscelánea entre la tristeza, el drama y el más
genuino slapstick salido del cine mudo, en este caso coloca a su clásico
personaje en una continua desventura, en medio de una era industrializada, aquí
su nobleza, integridad, torpeza y mala suerte son puestas a prueba, deberá
intentar adaptarse a una sociedad que le avasalla, sobrevivir en una era donde las máquinas
deshumanizan, su mastodóntico tamaño parece empequeñecer al hombre, este se
convierte en una pieza más de las máquinas. Es una mordaz crítica a la
explotación del hombre por unos tiempos
(modernos) mecanizados, donde la progresiva incorporación las máquinas
al trabajo fue reduciendo la iniciativa individual, una crítica social trazada
con acidez, con mucha imaginación e inventiva, atacando con cinismo a los
avances industriales, atacando la ambición de los ricos, atacando la
despersonalización en el trabajo, atacando al capitalismo salvaje, atacando la
falta de libertad de los obreros en sus protestas, no en vano esta es una cinta
con una gran capa de substrato político, no sé si comunista, pues en esto
prevalece el bien colectivo, y Chaplin hace un canto al individualismo, a la
persona como valor absoluto, a su libertad individual, de hecho la película se
prohibió en la URSS, “Paraíso” comunista. Nos habla con ironía adusta de lo
alienante que puede llegar a ser el capitalismo más despiadado, donde lo
importante es cuanto mayor productividad mejor, y a cuanto menor coste mejor,
para el resultado final sea el mayor beneficio posible, contrapuesto a las
tensiones sociales obreras (manifestaciones o huelgas) aplacadas con dureza por
las fuerzas policiales. Ensalza valores como la libertad, el valor, la nobleza,
la justicia social, y sobre todo las
ganas de seguir adelante siempre.
Se pueden encontrar
referencias a films como a “Metrópolis” (1927) de Fritz Lang, sobre todo en su
inicio en la fábrica y en los avances futuristas mostrados, a "Á nous la
liberté" de René Claire (1931), claramente se ven en la cadena de montaje,
por esta incluso fue demandado por la compañía que la produjo. También toca
otro tema que ya abordó en 1921 con “El Chico”, arremetiendo contra la
deshumanizada burocracia de los servicios sociales que obligaban a separar a
menores de la gente que les cuidaba para enviarlos, esto se da en “El Chico” y
en “Tiempos Modernos”. Asimismo es destacable como en el film Chaplin es un
precursor del ideario de George Orwell en su novela “1984” (1949), de cómo los
obreros son vigilados de modo feroz.
El film posee una estructura
lineal episódica de set-pieces, para permitir a Chaplin desplegar su ingenio y
gran vis cómica cual sketches, potenciando el encadenado de situaciones en
increscendos que combinan con inteligencia la tensión y el humor, con
coreografías y planificaciones prodigiosas,

La puesta en escena resulta
notable, con un espectacular diseño de producción de Charles D. Hall (“Sin
novedad en el frente”, “Drácula” o “Frankenstein”), sobre todo en lo
concerniente a la fábrica y sus máquinas, con sus interiores, se rueda en exteriores de Los Ángeles y alrededores, en Hollywood
Boulevard & Vine Street en Hollywood para las escenas de los Grandes
Almacenes, la Avda. Massachusetts para la escena de la manifestación, en el
puerto de San Pedro en Long Beach para las escenas del puerto, y en Sierra
Highway en Santa Clarita para la carretera del plano final. Música compuesta
por Chaplin asistido por Alfred Newman, destacando el mítico tema romántico que
años después se le dio letra convirtiéndose en “Smile” tarde se le dio la letra, se convirtió en "Sonrisa", popularizándolo Nat King Cole, a lo que siguieron artistas como Sammy Davis Jr, Dean Martin, Tony Bennett, Eric Clapton, Barbra Streisand, Diana Ross, Michael Bublé, Petula Clark, Liberace, Judy Garland, Plácido Domingo, Dionne Warwick, Michael
Jackson y Robert Downey, Jr. (incluido
en la bso del film “Chaplin” de 1992), se añade la versión
canción "Je cherche après Titine" de Daniderff, a cargo de Chaplin. La
fotografía es de Roland Totheroh (“La quimera del oro”, “Luces de ciudad” o “El
Gran Dictador”) e Ira H. Morgan, aportan sobriedad y ningún lujo estético, con
profusión de planos generales buscando potenciar los slapstick y su visualidad.
En su debe cabe reseñar que la
historia peca de cierta redundancia, es un y más y más, sin avanzar. Tampoco la
relación que establece con la huérfana tiene peso, resulta sin química, no ves
su amor, una relación más platónica que de amor, no hay ni un beso, resulta
harto forzado, un amor demasiado cándido, no emociona, parece metido con
calzador, poco creíble que sea ella menor de edad, se ve talludita, como poco
verosímil la policía busque a la “huerfanita” desesperadamente cual criminal,
estridente.
Chaplin borda su clásico rol,
con 47 años demuestra una gran agilidad y unas fenomenales dotes para el gag
físico, desborda inocencia, dignidad, ternura, y mucha humanidad. De Paulette
Godard no puedo decir lo mismo, no me la creo, la veo en un rol de menor que
resulta inverosímil, vestida con un vestido que se nota un disfraz de pobre, es
un papel equivocado que chirría. El resto de secundarios no tiene peso alguno.
Spoiler:

Momentos recordables, alguno
ya mencionado: Todo el delirante tramo en la línea de trabajo de Charlot,
jocoso momento en que en medio del frenesí de apretar tornillos aparece una
mosca estorbando a Charlot, teniendo una coreografía delirante mientras intenta
aguantar el ritmo de curro, o el Icono del Cine en que es tragado por la
máquina y Charlot sigue apretando tornillos mientras circula por dentro del
motor en lo que es una de las postales del séptimo Arte, siendo expulsado por
la maquina cual deshecho; El hilarante tramo en que es cogido Charlot cual cobaya
humana para probar una máquina para dar de comer rápidamente a los obreros y de
este modo economizar tiempo, planificada de modo Memorable; Otro Icono del Cine
es la secuencia en que Charlot coge del suelo de una calle una banderola roja
que ha caído de un camión de carga, intenta avisar de la pérdida ondeándola,
cuando de repente a su espalda aparece una manifestación obrera, surge la
policía y ve al supuesto líder de la revuelta alzando la supuesta bandera
comunista, impresionante de imaginación; El baile de patinaje de Charlot en
unos grandes almacenes, con los ojos cerrados bordea el vacío de varios pisos
sin darse cuenta en una coreografía otra vez fascinante; El momento onírico en
que Charlot imagina su feliz vida con Ellen, todo tan bucólico como chistoso;
El épico momento en que por fin se escucha la voz de Chaplin en un film, aunque
sea inentendible, cantando la canción conocida como "nonsense song", versión
de un tema de Léo Daniderff, “Je cherche
après Titine”.
Muy curiosa por novedosa para
su tiempo es la inclusión de un tramo en que se manejan drogas, teniendo en
cuenta además que el Código Hays de 1930 (entró en vigor en 1934) de censura en
Hollywood prohibía la recreación del consumo de drogas ilegales en
pantalla, Chaplin ya había hecho
referencias a drogas antes en uno de sus cortos más famosos, “Easy Street”, de
1917.
Film prohibido en la Alemania
nazi y en la Italia fascista, por verse como propaganda comunista. A la URSS no
le gustó, pensaron se burlaba del movimiento obrero, y podría provocar
disturbios. En USA también encontró detractores entre los sectores mediático
más conservadores que la tildaron de antiamericana, por su enfoque de las
diferencias entre ricos y pobres, por el modo en que se exponen la persecución
de ideas y los movimientos obreros, viéndola como una feroz crítica al
capitalismo, esto quedó en stand by durante la WWII, pero con la llegada de la
Guerra Fría y la paranoia anticomunista derivó en que Chaplin fuera acusado de
comunista por el Comité de Actividades Antiamericanas, él negó los cargos, pero
la presión a la que se vio sometido terminó haciendo se exiliara a Suiza.
La secuencia de los obreros
trabajando en línea vista de modo humorístico guarda muchas similitudes con el
film galo de René
Clair “À nous
la liberté” (Viva la libertad) de 1831, cinco
años antes, esto provocó que la compañía alemana Tobis Film, la que produjo la
cinta francesa, demandara a Chaplin por plagio tras el estreno, Chaplin negó
haber visto la película, la demanda la volvió presentar tras acabar la Segunda
Guerra Mundial, esto fue visto como una venganza-rescoldo por haberse burlado
de Hitler en “El Gran Dictador” (1940). René Clair nunca formó parte reclamante, se
sintió avergonzado por la demanda, era un gran fan de Chaplin y dijo sentirse
halagado si este le imitó.
Chaplin ideó en principio un
final amargo, Charlot acababa recluido en un psiquiátrico, y su amada Ellen
terminaba convertida en monja. Decidió cambiar el tono conclusivo a un enfoque
más optimista y esperanzados, y nos regaló ese plano final con la pareja
agarrados de la mano caminando hacia un horizonte y mañana mejor.
Recomendable a todos los que
gusten cine de clásicos imperecederos, cine con mucho humor y a la vez con un
tremendo sentido crítico. Un canto a la Individualidad. Fuerza y honor!!!
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