THE WALK. (EL
DESAFIO)
Notable film
de Robert Zemekis, una maravillosa aventura épica, hermosa oda a la vida y a
las inabarcables fronteras del ser humano. Basada en hechos reales ya contados
en el oscarizado y aclamado documental de James Marsh “Man on wire” (2008), con
lo que el film combatirá con las comparaciones y lo previsible de la historia,
para sortear este hándicap el realizador acude a una estructura narrativa ágil,
trepidante, cómica, con formidables recursos narrativos que hacen atractivo el relato
desde su arranque con la ruptura de la cuarta pared de Petit, hablándonos con
pasión e idealismo desde la antorcha de la Estatua de la Libertad, desde donde
se ve el World Trade Center, todo presentado con potencia visual. El guión del
propio Zemekis y de Christopher Browne adaptan el libro de Phillippe Petit “To
reach the clouds” que gira en torno a esta epopeya, desarrollada en un
increscendo fluido hasta desembocar en un Colosal final, donde el Cine cobra el
sentido para el que se creó, Emocionar. Es una loable radiografía de la fuerza
vital del ser humano, un grito poético al arte como expresión máxima de que los
límites a los sueños no existen, una loa a la individualidad, al espíritu de
superación, un emotivo film que te atrapa de principio a fin. Sensible y sutil
Tributo, el mejor que se haya hecho a las Torres Gemelas.
Philipe
Petit (Joseph Gordon-Levitt de adulto, de niño Soleyman Pierini) es un joven
francés, un inconformista obsesionado desde niño con el funambulismo, un chico
independiente, arrogante, impulsivo, que tras salir del hogar vive en París con
trucos de magia y espectáculos funambulistas, hasta que un día descubre en una
revista que en Nueva York están construyendo las Torres Gemelas, entonces los
edificios más altos del mundo, y decide que ese es su sueño, va a cruzarlas por
un cable. La historia es contada rompiendo la cuarta pared por el protagonista
desde la antorcha de la Estatua de la Libertad, con la maravillosa vista de
fondo del Sky Line de Manhattan, coronándolo el Worl Trade Center. Contará con
la ayuda de su mentor, el veterano equilibrista Papa Rudi (Ben Kingsley), su
pareja Annie (Charlotte Le Bon), el fotógrafo Jean-Louis
(Clément Sibony), el experto en matemáticas Jean-François (César Domboy), estos
en Francia, en Nueva York engancha a
más gente a su quimera, Jean-Pierre (James Badge Dale), Albert (Ben Schwartz),
y Barry Greenhouse (Steve Valentine).
Fascinante y emocionante desde
su sugestivo inicio, una epopeya de rasgos humanistas, nos grita que las
barreras a la imaginación de algunas personas no existen. Un estudio de
personalidad, de un tipo único, un extrovertido soñador que lo hace despierto,
piensa que los sueños solo son metas a realizar, piensa que lo imposible es
solo una mentira que el hombre ha inventado para autoimponerse límites, que
solo hay que intentarlo y seguro que alcanzas a superar esta nefasta palabra,
el esfuerzo, la osadía, la arrogancia, la vitalidad, el carisma, un tipo que
arrolla con su pasión obsesiva en sacar de la vida lo que la hace única. Ello
en una historia que nos habla sobre lo complejo de del arte, de las
performances, del trabajo en equipo, del egoísmo, del egocentrismo, de la
megalomanía, de la ilusión, y sobre todo de que la vida está para sacarle lo
mejor de ella.

El film está partido en tres:
En la primera se nos presenta al protagonista, como alcanzó su vocación de
artista, el encuentro con su mentor, su primera performance, el encuentro con
la foto de la Torres, el encuentro con su pareja Annie, sus primeros cómplices.
Resulta un tramo revestido de nostalgia, ágil, divertido, con imágenes
bucólicas de un París idealizado, aunque falta profundizar en el conflicto con
su familia por el que se pasa de puntillas; La segunda parte sería el tramo en
que llegan a Nueva York, planteada a modo de thriller “heist”, de estilo
similar a los relatos de robo de bancos, como entran en contacto con otros
cómplices in situ, las incursiones en la Torres, trepidante, con suspense, con
tomas impresionantes, como la Petit mira
pegado a uno de los rascacielos de la Torres hacia arriba, y se produce un
travelling (falseado) apoteósico, con la cámara subiendo a toda velocidad los
más de 400 metros hasta la cima; Y la tercera parte, el clímax, Antológico, da
igual todo lo demás, palidece ante estos prodigiosos casi 20 minutos en que nos
sentiremos Petit sobre el cable surcando los cielos de Nueva York, flotando
sobre las nubes, con vistas Magnas de la ciudad, momentos en que las palabras
se quedan pequeñas ante lo que se admira, un prodigio de miscelánea entre los
f/x y lo que ocurrió realmente.
Una historia desarrollada a
modo de relato optimista, abordando a cada personaje con dulzura, con cariño,
con amabilidad, para ello que Petit rompa la cuarta pared desde el inicio para
contarnos los hechos a través de su filtro ayuda a imbuirnos de este tono ameno
y desprovisto de melodramatismo, emocionando en algunos momentos, en otros
conmoviendo, y en su clímax sobrecogiéndote, hace del la pantalla un collage de
imágenes de gran energía visual, bien sea en el circo, en una plaza parisina,
en la catedral de Notre Dame, en un lago o en las Torres. Un entretenimiento
que supera este apelativo para elevarse a film chute de vida, de los que seguro
por ejemplo hubiera gustado a Frank Capra, por la figura de este soñador que en
pos de su quimera va en contra de la rígida legalidad.
Me ha sido probablemente el
mejor homenaje hecho hasta la fecha al desaparecido World Trade Center,
co-protagonista en silencio de es odisea, recreadas de forma espectacular, de
su figura regia, de su azotea, de sus vistas, y con la hazaña de Petit que
consiguió unirlas por única vez en la Historia, dos Colosos de acero en las
alturas del Sky Line de Manhattan.
Zemeckis tiene la elegancia de no dárnoslo masticado y en modo melancólico, nos
las muestra en toda su majestuosidad, como deben ser recordadas, es un homenaje
a lo que el Humano es capaz de crear (tanto en edificaciones, como en arte
disfuncional), no a lo que la maldad es capaz de destruir. Asimismo es
reseñable la recreación de este tiempo, plasmado en formato inocente y cándido,
como Petit se cuela una y otra vez en las torres, como sube al ascensor y a la
azotea, algo que hoy en día con la paranoia (justificada) sería algo más que
imposible.
Se le puede achacar falta de profundidad
en los personajes, no hay introspección alguna del flamante héroe, falta de
conflictos dramáticos, no hay dudas, todo hacia adelante sin apenas
contratiempos, unos secundarios en sus cómplices bastante planos que no
enriquecen la trama, meras muletas anuladas por el protagonista, incluso la
pareja romántica de Petit queda bastante difusa. Algo más de punch en estos
personajes hubiera elevado el resultado final. Hay otro punto que ni el
documental, ni el film me aclaran, como es la incertidumbre de saber de dónde
sacó Petit el presupuesto para realizar su Desafío, por que viajes a Nueva
York, estancias, y todo el material debió costar bastante y esto queda en una
nebulosa, no se toca, se muestra que Papa Rudy le devuelve el dinero de
enseñarle a funambular, pero es suficiente? Para el equipo, viajes y sus
cómplices?

La puesta en escena es propia
del gran director que es Robert Zemeckis, una maravillosa delicia estética, con
un brillante diseño de producción de Naomi Shohan (“”American Beauty”, “Training
Day” o “Soy leyenda”), rodándose en Montreal (Canadá), en París para la primera
actuación en público de Petit, y en Nueva York, estos escenarios enaltecidos
por la magnífica fotografía Dariusz Wolski (“Dark City”, “Alicia en el País de
las Maravillas” o “Marte”), exhibiendo gran habilidad para las profundidades de
campo, como la plaza parisina en que actúa Petit, o la actuación equilibrista
en el bucólico lago, o el evocador paseo en monociclo por las calles de París,
o el circo, y ya viniéndose arriba en la Gloriosa escena del clímax sobre las
Torres, dando al 3D un verdadero motivo para existir, y la retahíla de filmes
forzando los motivos del ·D, en esta está al servicio de la historia, un goce
para la vista. Zemeckis ha sido siempre un gran pionero en aplicar las nuevas
tecnologías en f/x a las películas, pero no de un modo chirriante, si no de
modo fluido, por necesidad, como en “Quien engañó a Roger Rabbitt?”, mezclando
dibujos animados con personas reales, (“Forrest Gump”, mezclando a personajes
fallecidos en escenas dramatizadas, o “El vuelo”, con la formidable recreación
del accidente aéreo, y aquí se alza un poco más con un salpiqueo de buenos
efectos visuales creados por el coordinador de f/x Ryal Cosgrove (“El curioso
caso de benjamín Button” o “La Momia”), una descomunal simbiosis con la
realidad, donde el mejor halago es que no los ves por lado alguno. Reseñable es
la deliciosa música de Alan Silvestri (habitual del realizador), muy adecuada
al tono distendido y ameno de la narración.

Joseph Gordon-Levitt es el
alma del film, el que nos lleva, el que nos filtra a su antojo el relato, el
maestro de ceremonias, realiza una hipervitalista encarnación, exponiendo
autosuficiencia, arrogancia, energía, vibraciones, idealismo, inquietudes,
obsesivo, el vivo reflejo de la persona que persigue sus sueños, aún rozando la
locura, y todo ello derrochando empatía, con un tremendo lenguaje gestual, esgrimiendo
de modo fluido el francés (al parecer con acento parisino) y su acento al
hablar en inglés, también formidable su manejo físico, esto gracias al propio
Philippe Petitt, estuvieron ocho
días intensivamente practicando el funambulismo (Levitt no tenía experiencia
alguna), lo que le llevó a poder caminar solo por el alambre, llegando a rodar
el mismo ( con un poco de doble) las escenas equilibristas. El protagonista rodó las escenas del clímax sobre las
torres en un estudio de sonido, tenía reconstrucciones de las
dos azoteas y un alambre a casi 4 metros de altura sobre el suelo, con el
clásico croma de fondo. Para familiarizarse con las medidas y las sensaciones, Gordon-
Levitt caminó la distancia entre las dos piscinas (donde reposaban los
cimientos de las Torres Gemelas) del memorial del World Trade Center, asimismo
e actor estuvo en el observatorio original
(lógicamente antes del 11-S-2001), durante su primer verano en Nueva York, <Fue
turístico, pero quería ir a hacerlo. Lo recuerdo claramente. Se sentía más como
estar en el cielo que estar en un edificio alto>. Philippe Petit dijo <La elección de Joseph
Gordon-Levitt fue un acierto. Siempre se pueden criticar cosas, pero en esta
ocasión no importa el acento, lo que importa es que él ha podido traer el alma
de quien yo era en ese tiempo>.
Ben
Kingsley deja impronta de actor de carisma, de temple, de pose regia, la voz de
la sabiduría y la veteranía, el mentor que todos querríamos tener. Charlotte Le Bon como la pareja de Petit desprende dulzura, pero en rol
algo desdibujado, muy bonita su aparición cantando un tema de Leonard Cohen en
francés. El resto de secundarios tampoco resultan con alma propia, meros
comparsas alrededor de Petit, César Domboy deja un buen momento cuando cuelga
del hueco del ascensor con Petit, o crea
un simpático rol Steve valentine, sobre todo por lo llamativo de su bizarro
bigote.
Spoiler:
Momentos recordables: Primera escena, vemos a Philippe Petit,
hablando efusivamente a cámara, en la antorcha de la Estatua de la Libertad,
preguntando lo que todos hemos cuestionado al querer saber el porqué de una
hazaña suicida y dice que es algo alejado radicalmente de una palabra que no
quiere pronunciar, muerte, dice <Para mi trabajar en el cable es Vida>;
El intenso tramo en que Petit queda atrapado junto a su amigo Jean-Francois (César Domboy), sobre una viga en el vacío del hueco
de un ascensor en las alturas de la Torres, esperando que un guardia
desaparezca de la zona, el problema es que Jean tiene miedo a las alturas, este
comienza a sudar y temblar, Petit le pone la mano encima y parece trasladarle a
Jean su quietud y serenidad, emitiendo gran sensibilidad la escena
Frases y diálogos del film:
Philippe Petit: La gente me
pregunta "Por qué te arriesgas a la muerte?"... Para mí, esto es
vida.
Oficial: Algo
que declarar?
Philippe Petit: Voy
a colgar una cuerda de equilibrista entre las dos torres del World Trade Center
y caminaré sobre ella.
Oficial: Ja!
(Burlándose) Buena suerte!
Papa Rudi: Usarás
un cinturón de seguridad debajo de tu ropa.
Philippe Petit: No
voy a cruzar usando un cinturón de seguridad.
Papa Rudy: Desde
esa altura, nadie lo podrá notar, nadie lo sabrá.
Philippe Petit: Años
atrás me dijiste algo que siempre recuerdo. Dijiste “en el escenario, no puedes
mentir. El público siempre sabrá qué hay dentro de tu corazón.”
Papa Rudy: No
dejes que la arrogancia te embargue faltando tres pasos. Si lo haces, estás
muerto… Ese consejo es gratis.
Se han eliminado y comprimido
elementos importantes en lo precedente a los hechos, como que Petit no solo
cruzó por cable de acero las torres de Notre Dame, sino también el puente de
Sidney sobre su bahía, el Superdrome en Lousiana y el espacio entre el Palais Chaillot y la Torre
Eiffel. Parece esceificarse que fue en el primer viaje a Nueva York que realizaron
la hazaña, en realidad fueron tres viajes.



Y a los 88 minutos llega el
Antológico clímax del film, un prodigio de los efectos visuales puestos al
servicio de la historia, comenzamos viendo el cable colgando en el vacío, vemos
un pie ( el derecho de Philippe) posándose delicadamente con sus zapatillas
negras sobre él, se abre el plano y vemos Petitt mirando al horizonte cogiendo
de su compañero Jeff la barra de equilibrio, la tensa música comienza a sonar,
las nubes envuelven el cable y Philippe relata en off sus sensaciones de modo
poético, un plano cenital y lo vemos sobre la nada, el cable parece perderse en
el infinito tras las nubes, todavía con un pie en el cable y otro en el
edificio, y da el primer paso sobre el cable, las nubes desaparecen, y la
inmensidad de los edificios acongoja en un espléndido plano cenital, vemos en
otro plano solo los pies moverse despacio, bajo ellos los coches muy en el
fondo se desplazan cual hormigas, en otro plano frontal el agua del mar al
fondo, desde abajo Annie... lo observa por unos prismáticos, alborozada lo
grita a los transeúntes que se paran sorprendidos por lo que ven, arriba Jeff
salta de alegría, vemos otros escalofriantes planos de Philippe sobre el cable
y los rascacielos bajo él, el rostro de Petitt se ilumina con una sonrisa, su
fotógrafo le hace fotos, llega al otro lado y entrega la barra, abajo la gente
grita extasiada ante la hazaña, da las gracias a los amigos que le han ayudado,
entonces cuando parece haber terminado Petit decide volver al cable, suena de
fondo el fascinante “Für Elise” de Beethoven acompañando a los líricos paso de
Philippe sobre el cable, y en medio del cable se arrodilla y saluda al público,
como le enseñó Papa Rudi, saluda al cable, a las Torres, y la ciudad de Nueva
York, en un bellísimo plano, la multitud de espectadores en la calle se ha
multiplicado, se levanta y aparecen dos policías en la azotea que le piden lo
deje, el los obvia y de da la vuelta y sigue su espectáculo, en medio del cable
para se agacha a observar a la gente que a él le observa abajo, y hay un
vertiginoso plano subjetivo, aparecen más polis en la otra torre, y el
funambulista se vuelve a dar la vuelta, coloca la barra cruzada sobre el cable
y la sostiene de pie con su pie derecho, cruzándose de brazos en gesto de
desafío a los polis, llega al otro extremo y se vuelve a girar, y en medio se
tumba sobre el cable en un plano cenital apoteósico, tumbado eleva su brazo
intentando rozar las nubes, y de entre ellas surge una gaviota, y Petitt se
siente amenazado y se levanta y comienza a andar uno de los soportes se daña,
un helicóptero aparece y le exige por el altavoz que salga del cable, vemos su
planta del pie sangrando, decide acabar, pone algo de emoción ante la poli
haciendo temblar el cable, tira la barra a la poli, tras lo que salta a la
azotea anunciando su nombre. Durante estos 20 minutos que dura la escena nos
sentimos cuasi-Philippe Petit, estamos flotando sobre Nueva York, sensación
mágica, el mundo deja de existir, solo el infinito ante nosotros, de una beldad
suprema, de tintes cuasi-oníricos, una excelsa comunión con las imágenes,
impactantes sensaciones de libertad recorren nuestro cuerpo, un metraje
vibrante, tramo glorioso en el Séptimo Arte, para siempre se te quedará en el
subconsciente, gracias entre otros elementos a la portentosa labor de
expresividad de Gordon-Levitt (realizada la escena sobre cable real a altura),
un hito dentro de los f/x, el 3D es justificable para estos epicúreos momentos,
crítica de Joe McGovern
(Entertainment Weekly) "La secuencia de 17 minutos del paseo sobre el
cable, es la simulación más majestuosa de un acontecimiento real desde el
hundimiento del barco en 'Titanic' ".
 |
Philippe Petit |
Philippe
Petit era un artista francés, equilibrista, mimo, monociclista y mago, realizó
varias proezas clandestinas, como cruzar las dos torres de la catedral de Notre
Dame, el Louisiana Superdome, el espacio entre el Palais Chaillot y la Torre
Eiffel o cruzar el puente de Sidney. En 1968 en la consulta de un dentista en
París vio la noticia de la construcción de las Torres Gemelas en Nueva York, y
se obsesionó con cruzarlas por un cble entre las azoteas. Viajó varias veces a
Nueva york para recopilar información sobre las Torres, llegando a alquilar un
helicóptero para que un amigo suyo realizara fotografías del exterior. Con la
información recabada y con la ayuda de un grupo de amigos, colándose en las
torres con documentación falsa consiguió llevar todo el equipo necesario a lo
alto de ambas Torres, y una vez desplegado y asegurados los vientos del cable,
a las 7:15 de la mañana del 6 de agosto de 1974, tras seis años de
preparativos, a los 25 años Phillippe Petit pasó a la Historia, dio su primer
paso sobre el cable de acero, cruzando los 43 metros entre las Torres, sin
sistema de seguridad, a 420 metros de altura, 110 pisos, hizo el recorrido en 8
veces, durante 45 minutos cara a cara con la muerte. Se lo llamó “el crimen
artístico del siglo”. El recorrido
real de Philippe Petit nunca llegó a filmarse, solo existen de la gesta unas
cuantas fotografías del acontecimiento, con lo que esta cinta se convierte en
testimonio dramatizado notable de los hechos.
En
conjunto una notable propuesta, de las que que te reconcilia con el cine de
buenas intenciones y que resalta el espíritu inquieto humano. Recomendable a
todos los que gusten de películas que te dejan un regusto duradero agradable,
de las que te hacen reflexionar sobre lo que pensabas no podías hacer. Fuerza y
honor!!!
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