PIEL DE SERPIENTE.
Sidney Luymet realiza una
interesante adaptación de la obra teatral de Tennessee Williams “Orpheus descending” (1957), que a su vez es una revisión propia de la
obra “Battle of Angels” (1940), guioniza el propio dramaturgo junto a Meade
Roberts (“Verano y humo”). Es un relato con el clásico temario de Tennessee,
personajes disfuncionales, obsesivos, adictos, al límite, solitarios, tortuosos dramas familiares, relaciones
matrimoniales tempestuosas, con infidelidades, pasiones desatadas, machismo, represión
sexual, desarrollado en un increscendo de fuerte intensidad que desemboca en un
drástico clímax final, ello enmarcado normalmente en el sur de USA que tanto
marca la personalidad de los personajes, pues un poco de todo esto tiene esta
cinta. Un film con un gran inicio, con unas meritorias actuaciones de Marlon
Brando, Anna Magnani (segundo trabajo de ambos en
una obra de Williams, Brando en “Un tranvía llamado deseo” y ella en “La rosa
tatuada”) o Joanne Woodward, al que le
falla el freno de mano, se pasa en muchos tramos, se excede, siendo esto
potenciado en su sobreactuado final. En 1960, en el
Festival Internacional de Cine de San Sebastián, ganó la Concha de Plata Sidney Lumet el
Premio Zulueta, el de Mejor Actriz Joanne Woodward.
El protagonista es Xavier
“Piel de Serpiente” San Valentine (Marlon Brando), un bohemio guitarrista en un
Club de Nueva Orleans, hastiado de la ciudad huye de ella, va aparar a un
pequeño pueblo, Two Rivers (Mississippi), allí
encuentra trabajo como dependiente en una tienda regentada por Lady Torrance
(Anna Magnani), ella está casada con Jabe (Victor Jory), que tras estar en el
hospital está convaleciente en el dormitorio. Entre la dueña y “Piel de
Serpiente” se establece una turbadora relación. También tendrá importancia la
joven Carol Cutrere (Anne Woodward), una problemática chica, Vee Talbott (Maureen
Stapleton), melancólica esposa del sheriff Talbott (RG Armstrong).
Tennessee escribió la obra con Brando y Magnani en
mente como protagonistas, y ellos dos son la
salsa del film, cuando los dos están juntos saltan chispas, para un melodrama con
paralelismos con “El mito de Orfeo y Eurídice”, el halo trágico que envuelve a
los amantes, la música como elemento enamorador, o la referencia a la
serpiente, un relato con tintes románticos con bastante de crítica social,
arremetiendo contra la hipocresía, los prejuicios, la intolerancia, el racismo,
ello enclaustrado en una comunidad cerrada del sur profundo de los USA, donde
las pasiones, obsesiones, odios, celos, y furia, provocan que la violencia
latente en esta conservadora comunidad sureña, provoque un terremoto de ira desbordada. Un drama que remarca como
el entorno social moldea a los personajes, un desarrollo de opresión
psicológica, donde los personajes evolucionan mediante diálogos adustos,
iracundos, pasionales, hirientes, punzantes, afilados, con momentos de enorme
crueldad, donde las más bajos instintos sacan a relucir lo más mezquino de la
Naturaleza Humana, con unos personajes presos del peso de su pasado, en lo que
es una reflexión ácida sobre la perversión moral.
La cinta está rociada de recursos estilísticos
de fuerte simbología visual y sensorial que entronca con la psique del dramaturgo
Williams, de gran influencia freudiana:
Como la chaqueta de piel de serpiente, a modo de que Val es la “Serpiente” del
Paraíso que porta en sí mismo, su atractivo, la manzana de la discordia; El
simbolismo de la llegada de Val a Two Rivers, en medio de una copisa lluvia,
símbolo de la tormenta pasional que le acompaña, a esto sigue cuando debe dormir
entre rejas, símbolo de un pasado del que es preso; Las constantes referencias
al fuego (del infierno), el clima de calor se respira como antesala del fuego
que hará arder todo lo bueno, el fuego que hizo arder el jardín familiar de
Lady Torrance, y al propio padre, desembocando en el clímax fogoso en que otra
vez el anhelado “Paraíso” volverá arder, no dejando esperanza a un mañana
mejor.
En el debe del relato mencionar que hay
tramos y personajes mal descritos, lo que deriva en situaciones un tanto
confusas, como es el comportamiento errático de Carol, ejemplo de esta nebulosa
que envuelve a algunos personajes es cuando Val ve a Vee ir dando tumbos por la
calle principal del pueblo, en pleno día, gritando que se ha quedado ciega, Val
quiere ayudarla, pero aparece el Sheriff, su marido y se la lleva bajo amenazas
a Val, no se entiende lo que ha ocurrido, al parecer esto en la obra de teatro
está bien explicado, aquí se ha cercenado cualquier explicación dejando al
espectador perdido. Cabe achacarle también unos secundarios bastante exagerados,
el del sheriff cae en la caricatura grotesca, tampoco su final resulta
satisfactorio, en demasía sobreactuado, sobrepasado en su explosión
incendiaria.
Mencionar el
paralelismo entre el personaje de Val con el de Sailor Ripley (Nicolas Cage) en
“Corazón Salvaje”, dos fetichistas carismáticos que sienten su chaqueta reptiliana
es el símbolo de su individualidad y de su libertad personal, seguro David
Lynch se inspiró en Val para su protagonista.
La puesta en
escena salva con mérito las barrearas que impone la procedencia teatral, con un
notable diseño de producción de Richard Sylbert (“El graduado”, “La semilla del
diablo” o “Chinatown”), siendo protagonista la tienda de lady Torrance, lugar amplio,
con simbolismos claros como los maniquíes testigos mudos del drama, o el bucólico
entorno de las ruinas del casa familiar de Lady, o la evocadora confitería, rodada
en sus exteriores en Milton (Nueva York), esto enaltecido por la meritoria fotgrafía de Boris Kaufman (“L’Atalante”, “La ley del silencio” o “12 hombres sin
piedad”), en glorioso b/n, manejando con soltura el contraste entre los
soleados exteriores y los apagados interiores, con ultraexpresivos primeros
planos, ejemplo el radiante inicio con Brando, o el idealizado bosque que vemos
con los rayos de sol colándose entre las ramas, a esto se suma la música de
Kenyon Hopkins (“Baby Doll”, “12 hombres sin piedad” o “El buscavidas”), adecuándose
bien al tono taciturno de la historia y a su entorno del sur USA, con melodías jazz
y blues, añadiéndose asimismo una canción con letra de Tennessee Williams y música de Hopkins, “Blanket Roll Blues”, de resonancias
sureñas.
Marlon Brando realiza
un gran trabajo, da credibilidad a su complejo personaje, magnífica esa segunda
piel que es su chaqueta de piel de serpiente, de pose intensa, con magnetismo,
con sensualidad, se mueve flotando por la pantalla, trasluce hondura trágica,
excelente, brillante en su presentación con ese potente primer plano declarando
ante el juez. Anna Magnani estupenda en su
ambiguo rol de frustrada e infeliz esposa de un tipo repelente, emite amargura,
melancolía, y cuando está con Brando su ilusión es notoria, buena actuación. Joanne
Woodward como problemática chica, borrachina y lujuriosa derrocha sensualidad,
dejando entrever su fragilidad ante un entorno que la asfixia. Maureen Stapleton en sus pocas escenas denota impronta de buena actriz,
exhibiendo gran gama de sentimientos tristes, infelices, conmoviendo por su efervescencia
interior. Victor Jory notable en su
encarnación de la villanía retorcida, agria, sádica, a lo que ayuda su imagen sudorosa,
con ese peinado mugriento. RG Armstrong como
el sheriff tiene buenos momentos en su cinismo de violencia moliente.
Spoiler:
Momentos recordables: Su
impactante arranque, un plano sostenido de cinco y medio minutos en los que
ante el juez (fuera de plano) se nos presenta el protagonista “Piel de
Serpiente”, magnífico el carisma y atracción animal que destila esta bestia
actoral, sensacional la fábula que le cuenta Val al juez de cómo se siente, se compara con pájaros sin patas, que nunca pueden tomar suelo, deben mantenerse
volando siempre sobre el cielo, por encima de halcones depredadores que podrían
dañarlos, duermen en el viento, sólo toman tierra cuando mueren, estremecedor
en su evocación nostálgica; La inquietante para de Val en
casa del sheriff, un torrente lluvia en la calle (alegoría de la tormenta
pasional que arrastra “Piel de Serpiente”), la esposa del agente está sola y
mantiene una inquietante conversación melancólica con “Piel de Serpiente”; La primera
aparición de Lady Torrance, de modo casi desapercibido tras su marido enfermo
entrando en la tienda, el marido desaparece y ella queda un instante quieta
frente a la cámara; La visita que le lleva Lady Torrance a Val a las ruinas de lo
que fue el hogar de ella y su familia, donde su padre fue quemado vivo, símbolo
de la intolerancia del entorno que la ahoga, símbolo del Paraíso perdido, de la
inocencia destrozada; El encuentro entre Lady Torrance y David Cutrere (John
Baragrey) en la tienda donde quedan a la luz parte de los fantasmas de ella,
sus miedos, y esperanzas rotasEl tramo final, empieza con Val y lady en la “Confitería”,
de reminiscencias oníricas, evocación de lo que ella quiere recuperar, el
entorno de su niñez, recuperar su felicidad, ello en un lugar adornado cual
capilla para bodas, con envoltura, flores, con lucecitas, todo reluciente y
festivo, Lady cuenta una historia de una higuera estéril que de pronto una
primavera dio frutos y ella (siendo niña) adorno con todo tipo de oropeles, en alegoría
de cómo se siente ella embarazada, y esto desemboca en la entrada del “Demonio”,
Jabe irrumpe metiendo fuego a todo, la mesura se sobrepasa en un clímax que se
le va de las manos al realizador, con tiros a diestro y siniestro, con una
ridícula entrada de bomberos asesinos al local, empujando a Val al fuego, en la
historia del brando actor es raro de uno de sus films en los que no es
apalizado, acribillado o vejado, este no es excepción; Frase de “Piel de
Serpiente” <Mi temperatura es siempre un
par de grados por encima de lo normal, lo mismo que un perro>.
Tennessee Williams |
Williams encantado ver Magnani ganar Oscar por
interpretación Serafina en la La rosa tatuada (que
él había escrito para ella), la recomendó para este film. Magnani temía su Inglés no fuera suficientemente
bueno, ella quería a Marlon Brando para el rol de Val. “Orpheus Descending” se estrenó en Nueva York el 21 de
marzo de 1957, con Harold Clurman en la dirección. Maureen Stapleton era Lady Torrance,
Cliff Robertson era Val Xavier (sustituyendo a Robert Loggia tras vistas
previas en Filadelfia), y Lois Smith era Carol Cutrere. Estuvo en cartel dos meses, siendo menospreciada
por los críticos, algo a lo que Williams no estaba acostumbrado. Un año después el dramaturgo ideó filmar
la obra con Magnani y Brando, Williams haría el guión con Meade Roberts,
escritor de televisión de creciente reputación. El director sería Sidney Lumet, que
se había estrenado en cine con enorme éxito de crítica con “12 hombres sin
piedad” (1957).
Tras el éxito teatral de “Un
tranvía llamado deseo” (1947), el dramaturgo Thomas Lanier Williams III, conocido por el seudónimo Tennessee Williams parece fue preso de las musas por tres
lustros, con varias obras aclamadas y llevadas al cine: “Verano y humo (1948),
“La rosa tatuada” (1951), Camino Real (1953),
“El zoo de cristal (1954), “La gata sobre el tejado de zinc” (1955), “Baby
Doll” (1956), esta escrita directamente para la gran pantalla, “Orpheus
Descending” (1957), “De repente el último verano” (1958), “Dulce pájaro de
juventud” (1959), y “La noche de la iguana” (1961), no se puede ser más y mejor
fructífero en menos tiempo.
En conjunto queda en
interesante propuesta, que podría haber quedado mucho, pues se notan mimbres
para ello. Fuerza y honor!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario