viernes, 20 de junio de 2025

 


EL HONOR PRIZZI.

 

Entretenida comedia negra enmarcada en el sub género del mundo de la mafia, al que el tiempo no le ha sentado bien, claramente influenciada por la saga “El Padrino” (empieza como “El padrino”, con una boda), en como coge códigos internos de estas ‘logias’ para luego darles la vuelta y con ello hacer una sutil y retorcida cinta romántica. La he visto con motivo del 40 aniversario de su estreno (13/06/1985), y me he encontrado con una amena realización, que noto el director se toma con ligereza, disfrutando sin tomársela en serio. Fue la última realización del enfant terrible John Huston (la filmó con 79 años y un enfisema que le hacía depender de un tanque de oxígeno) que vio en vida (luego rodaría “Los Dublineses”, pero no llegaría a verla estrenada, murió antes). El guion de Janet Roach (“Mr. North”) y Richard Condon, se basa en la novela homónima de 1982 de este último, libro este que se convertiría, en la primera parte de una saga de novelas donde Condon radiografiaría el crimen con mordacidad. El libreto se mantiene bastante fiel bastante fiel al original, desde las primeras líneas que describen el semidormido rostro del patriarca Prizzi, Corrado, durante la boda inicial.

 

Film protagonizado por dos estrellas en la cima de sus carreras, como Jack Nicholson y Kathleen Turner, como dos asesinos de la mafia altamente calificados que terminan enamorándose y casándose, lo cual conllevará algún ‘problemilla’, muy al estilo de la posterior “Mr. and Mrs. Smith”. Les secundan un elenco de intérpretes que brillan y tiene su espacio para exhibir carácter, como Anjelica Huston (hija del director y entonces pareja de Jack Nicholson), Robert Loggia, John Randolph, CCH Pounder, Lawrence Tierney y William Hickey. Una trama con asesinatos, secuestros, traiciones, sicarios, amores, mucho de componente de azar (poco verosímil), pero sobre todo con el dilema moral final a afrontar sobre si debe primar el sentido del deber a tu ‘tribu’ o tu verdadero amor. Todo ello con un John Huston que no se toma en serio, toma tropos del género gangsteril para jugar con ellos, con los códigos éticos, pone al frente del clan protagonista a una parodia de Marlon Brando que se asemeja en su maquillaje a un cuasi zombi, un sicario pide ser llevado por la poli a una celebración cual si fuera un Uber (pero más barato), los subalternos se traicionan entre sí, hay un romance exprés que se da por una mirada, el ‘pelar la pava’ del cortejo se da con un montaje chistoso de un avión yendo y viniendo entre Nueva York y Los Ángeles, con diálogos pastueños entre ellos que solo pueden buscar que el espectador se ría, hay un rapto con un plan desternillante en lo fachoso que resulta, y más jocosos momentos. Y es que Huston nunca busca senderos originales en la historia, no anhela profundidad, solo un producto de entretenimiento.

 

Charley Partanna (Nicholson) es un sicario de una familia de la mafia de Nueva York encabezada por el anciano Don Corrado Prizzi (Hickey), cuyos negocios generalmente son manejados por sus hijos Dominic (Lee Richardson) y Eduardo (Robert Loggia) y por su mano derecha de toda la vida, Angelo (John Randolph), quien es el padre de Charley. En una boda familiar, Charley se enamora perdidamente de una hermosa mujer no italiana (Turner) a la que no reconoce. Le pregunta a Maerose Prizzi (Huston), hija separada de Dominic, si la reconoce, ignorando que Maerose aún siente algo por Charley, tras haber sido su amante. Maerose está en desacuerdo con su padre por haberse fugado con otro hombre antes de terminar su romance con Charley. Charley vuela a California para ejecutar un contrato de asesinato contra Marxie Heller (Joseph Ruskin), quien asaltó un casino en Nevada. Se sorprende al descubrir que Marxie es el exmarido de Irene Walker, la mujer de la boda. Ella le devuelve parte del dinero que Marxie robó, ya que Charley, ingenuamente (o voluntariamente), cree que Irene no estuvo involucrada en la estafa del casino. Para entonces, se han enamorado y finalmente viajan a México para casarse. Maerose, celosa, viaja sola al oeste para demostrar que Irene ha traicionado a la organización. Esta información le devuelve la confianza a Maerose con su padre y el capo. El padre de Charley revela más tarde que Irene (decía ser asesora fiscal) es una "contratista" que, al igual que Charley, comete asesinatos para la mafia.

 

Tiene el defectillo el ritmo del film que tarda en despegar, con un primer tramo algo parsimonioso centrado en el pasteloso romance entre los protagonistas, Charley termina enamorándola mientras en un bar se oye “Ronda de noche”. En esta primera parte se da una joya de conversación (pertenece al libro) entre Maerose y Charley preguntando él lo que debe hacer con Irene cuando se ha enterado es una asesina a sueldo y ladrona: "La mato? Me caso con ella?", y Maerose cáusticamente le responde: "Que sea una ladrona y una asesina no significa que no sea una buena mujer en todo lo demás". Cuando ya terminan casándose la fluidez despega, sobre todo cuando planean el secuestro del banquero, ella se postula para intervenir y Charley suelta: ‘No me casé para que mi esposa pudiera seguir trabajando’. Comienzan los giros inesperados, los secretos, las conspiraciones soterradas, los juegos de poder, las maquinaciones de los ‘capitanes’ de este clan y del patriarca. En un retrato descarnado, desprovisto de glamur y desmitificando a las ‘familias’ de la mafia, como cainitas, carroñeras, avariciosas, amorales, de hecho, el titulo no es más que una sátira de la realidad.

 

Jack Nicholson me parece algo desubicado, cumple, pero lejos del nervio y garra de sus grandes papeles. Asimismo carece de la compenetración necesaria con Irene/Turner como para hacernos sentir pasión por Irene, todo parec3e por imperativo del guion; Kathleen Turner hace una pequeña variación con más humanidad (y eso que es sicaria!) de su mítico debut en cine con su extraordinaria Matty Walker de “Body Hheat” (1981), una mujer fatal con aristas y con carácter para exigir lo que es suyo, le añade dosis de humor pícaro. Pero adolece de chispa con Nicholson, y esto resta, pues debe ser el deux machine del relato; Anjelica Huston, hija del director, es la revelación con una actuación fabulosa, cargada de humanidad, de naturalidad, de complejidad en sus maquinaciones, en el dolor que lleva con flema, ella si tiene gran química con Nicholson (no en vano eran pareja en la vida real entonces), el ejemplo del verso suelto de la familia Prizzi, la que al des-honorado a la familia con su actitud, tiene para ello una gran frase: ‘Soy un escándalo familiar. Tengo que mantener mi reputación’. Su maravillosa actuación le valió el Oscar a Mejor Actriz de Reparto; William Hickey como el Don, se nota disfrutando en esta parodia de un tipo de rostro cadavérico arrugado hasta en las arrugas, un formidable roba-escenas, con ese habla que parece se le agotaran las pilas en cualquier momento, con esa gestualidad histriónica que le va tan bien al rol, demuestra unas dotes sibilinas fascinantes en como manipula de forma pasivo-agresiva, tremendo. Fue nominado al Oscar de Mejor Actor de Reparto (perdió injustamente [según mi subjetivo criterio] ante el Don Ameche de Coccon); Robert Loggia (también fue nominado al Oscar a secundario) y John Randolph demuestran su carisma de veteranos en sus papeles de lugartenientes del Don, imprimiéndoles dosis de comedia.

 

Tiene un desarrollo con agujeros en su incoherencia ya alguna laguna que la impiden ser más. Como es el componente casualidad de que parezca que en el mundo no hay más asesina a sueldo que Irene, o que la única víctima del secuestro sea la mujer del jefe de policía nada menos (¡!); El plan para raptar al banquero resulta una chapuza, cuando nos lo presentan como metódico; El comportamiento de Maerose me resulta muy arbitrario y caótico, primero ‘empuja’ a Charley a Irene, y luego maquina para acabar con ella, sin que se sepa el porque de este veletismo; Maerose además, tiene una escena que descoloca y parece que se coló en la edición, pue4s no hay contexto alguno para ello. Me refiero a cuando Maerose hace de comer para su padre, cuando la única vez que los vimos juntos fue en la boda, y el padre la insultó llamándola puta, y ella lloró. Sin que nada se nos mostrara por medio está aparentemente cariñosamente haciéndole de comer (¿?). Luego resulta que cuando come el padre comienza a tener arcadas y cae al suelo, ella se nota por su comportamiento pasando de él que le ha puesto algo malo en la comida, podemos pensar que veneno. Pero más tarde lo vemos a él bien, maquinando en contra de Charley, y no se hace mención alguna a esto, como si no hubiera sucedido, me deja con la ceja levantada; Al padre de Charley le parece bien el matrimonio del hijo con una ‘polaca’, pero luego se muestra firme en que hay que acabar con ella, esgrimiendo para ello (entre otras cosas) que no es de raíces italianas (¿?); El clímax me ha sido poco satisfactorio por lo inverosímil de la situación (*Spoiler).

 

La puesta en escena es elegante, empezando por la notable ambientación creada por el diseño de producción de Dennis Washington (“Cuenta conmigo” o “Los Dublineses”), creando en sus interiores y exteriores sensación vintage delos años 70; esto reforzado por la granulada cinematografía de fotografía del polaco Andrzej Bartkowiak (“Veredicto final” o “Un día de furia”), moviéndose con sofisticación por las escenas; y esto adornado por la evocadora música de Alex North (“Un tranvía llamado Deseo” o “Spartacus”), que juega con melodías clásicas italianas de Rossini, Puccini, y Verdi

 

Spoiler:

 

Rush final: Dominic, actuando por su cuenta, quiere deshacerse de Charley y contrata a alguien para que cometa el asesinato, sin saber que acaba de encargarle el trabajo a la propia esposa de Charley. Angelo se pone del lado de su hijo, y Eduardo, tan consternado por las acciones de su hermano, contribuye a que Dominic sea separado definitivamente de la familia. Irene y Charley se unen para llevar a cabo un secuestro que enriquecerá a la familia, pero ella le dispara a la esposa de un capitán de policía en el proceso, poniendo en peligro la relación comercial de la organización con la policía. El capo también le sigue exigiendo a Irene una gran suma de dinero por sus actividades no autorizadas en Nevada, que ella no quiere pagar. Con el tiempo, el capo le dice a Charley que su esposa "tiene que irse". La situación se complica en California cuando, fingiendo que todo está bien, Charley llega a casa con su esposa. Ambos sacan un arma simultáneamente en el dormitorio. Irene acaba muerta, y Charley regresa a Nueva York, extrañándola, pero consolándose con Maerose.

 

Cuando ya Charley ha sido convencido para que mate a su esposa me ha resultado grimante. Primero no entiendo el porque de tener este que viajar a Los Ángeles a encontrarse con ella, a no ser que sea para alargar el running-gag del avión de un lado a otro. Pero lo de que Irene no acierte a unos tres metros a darle a Charley acostado me cuesta aceptarlo. Y que Charley decida que su arma sea una navaja, cuando pues utilizar una pistola me chirría más que el Titanic partiéndose en dos. Si nos hubieran hecho ver que Irene falla adrede a Charley para sacrificarse se podría aceptar, pero de esto no hay atisbo.

 

De nominaciones al Óscar de la película, Huston recibió su quinta a Mejor Director (ganó por El Tesoro de la Sierra Madre ) y, hasta la fecha, sigue siendo el nominado de mayor edad en la historia de esa categoría. (Huston acumuló 15 nominaciones a lo largo de su carrera, incluyendo premios a la escritura y la producción). Nicholson recibió su octava nominación como actor (actualmente tiene 12); una de sus nominaciones anteriores fue por Chinatown , en la que apareció con Huston. Esta fue la única vez que Nicholson actuó bajo la dirección de Huston.

 

Stanley Tucci aparece en un papel secundario en su debut cinematográfico.

 

Tuvo el film ocho nominaciones en los Óscar (incluyendo Mejor Película, Mejor Director, Mejor Actor y Mejor Guion Adaptado), y Anjelica Huston ganó el premio a Mejor Actriz de Reparto. La película también ganó cuatro Globos de Oro, incluyendo Mejor Actor en una Película Musical o de Comedia y Mejor Actriz en una Película de Comedia o Musical para Nicholson y Turner, respectivamente.

 

Además de trabajar con su hija actriz, John Huston contrató a Meta Carpenter Wilde, supervisor de guion que trabajó con él en El halcón maltés (1941) y a Rudi Fehr, su editor de cine en Key Largo (1948).

 

Amena propuesta, pero lejos de la magnificencia de del Olimpo de Huston con films como “El halcón maltés”, “El Tesoro de Sierra Madre”, “La Jungla de Asfalto”, “La Reina de África” o “El Hombre que pudo reinar” o su canto del cisne “Los dublineses”. Gloria Ucrania!!!


miércoles, 4 de junio de 2025

 


MCMAFIA. (Serie TV1TC)

 

Buena y por momentos muy didáctica serie tv británica de 8 capítulos (no se renovó para más), un drama épico creada por Hossein Amini (“El Alienista”) y James Watkins (“Eden Lake”), y dirigida por Watkins, inspirada en el libro “McMafia: Un viaje a través del submundo criminal global” del periodista británico de ascendencia rusa Misha Glenny (2008), sobre hechos reales de la mafia rusa en Londres durante la primera década de este siglo, la serie ha tomado con libertad el libro, es una coproducción de la BBC y AMC. Los mafiosos se nos presentan como empresarios que tienen sus reuniones de "negocios" en distintos países, cierran tratos, ganan millones con solo un click de ratón, nada de maletines repletos de dinero, tiroteos indiscriminados, encuentros en sórdidos puticlubs ni prostitutas. La serie aborda esta globalización del crimen organizado por todo el mundo, como la mafia, carteles de la droga, traficantes de armas, etc… actúan a imagen y semejanza de cualquier corporación empresarial multinacional, de ahí el título de la serie y libro, extraído de una frase de un personaje que asemeja las nuevas corporaciones criminales a la multinacional McDonald’s. La acción tiene lugar entre Londres, Tel Aviv, Praga, Bombay, Estambul y Moscú, con un hilo conductor en un protagonista que busca venganza tras el asesinato de su tío, un arco de desarrollo similar al mítico Michael Corleone de la saga “El Padrino”. Ello desarrollándolo con un ritmo sereno, pero sin ser lento, cambiando de escenario continuamente para dar sensación de estar todo el mundo vinculado, con algunas buenas escenas de acción salpicadas, pero sin ser esto el fuerte. Esto que quiere ser macro en cuanto a los múltiples continentes sobre los que saltamos, puede ser un inconveniente por acumular personajes de un lado y otro y puedes llegar a perderte entre quien es leal a quien o para quien trabaja, incluso han comenzado sub trama que luego han abandonado, ejemplo la que tiene lugar en la India, o lo a la ligera que tratan el tráfico de mujeres secuestradas.

 

Historia de Alex Godman (James Norton), primogénito de una familia rusa establecida en Londres. Alex, se verá obligado a entrar en los negocios ilegales para poner a salvo a su familia pese a no querer hacerlo en primera instancia. Por el camino conocerá innumerables negocios sucios que su padre, Dmitri (Aleksey Serebryakov), hizo a lo largo de los años y que aseguraron la fortuna familiar. En cambio, con cierta rebeldía, se comporta como un modelo de asimilación. Criado en Gran Bretaña y con estudios en Harvard, Alex incluso se niega a hablar ruso a menos que sea imprescindible, en parte por su insistencia en ganarse la vida de forma más honesta como banquero de inversiones. Mientras tanto, la madre de Alex, Oksana (Mariya Shukshina), es profundamente infeliz en su matrimonio y tiene una relación inestable con su hermana Katya (Faye Marsay). Aparte del habitual drama familiar, la vida de Alex transcurre a la perfección al comienzo de la serie. Su novia, Rebecca (Juliet Rylance), es guapa, inteligente y sumamente íntegra, y trabaja como asesora de un acaudalado "capitalista ético". Pero cuando un miembro de su familia es asesinado, se ve envuelto en una imprudente pero innegablemente seductora búsqueda de venganza contra una familia rusa rival, encabezada por el cerebro letal Vadim (Merab Ninidze). Para ello, se alía con el carismático pero poco fiable Semiyon Kleinman (David Strathairn), un político israelí y magnate naviero igualmente interesado en debilitar el poder de Vadim. Esta búsqueda lleva a Alex y Semiyon desde un fondo global con sede en el Reino Unido al mercado de bolsos falsificados en las calles de Praga y a la importación de heroína lucrativa de Pakistán a las calles de Mumbai en la India.

 

Tiene de protagonista a James Norton, como Alex Godman, hijo criado en Gran Bretaña de un jefe de la mafia rusa que vive en Londres, este es uno de los defectos de la serie, un tipo inexpresivo, que no parece sentir, ni padecer, todo el actor parece estar desfilando en una pasarela de modelos con trajes de diseño lujosos, esto lastra la serie; Para compensar hay unos excelentes secundarios en los antagonistas encarnados por el californiano David Strathaim como Semiyon Kleiman, exiliado ruso ha establecido su imperio en Israel, aporta su sutil carisma a un rol cargado de ambigüedad moral, que no se termina de saber a que juega en como manipula a Alex en su beneficio, muy bueno; Pero el MVP de la serie es Merab Ninidze como el poderoso mafioso Vadim Kalyagin, interpretado por Merab Ninidze, cada aparición suyo es un destello de garra, de garra, derrocha fuerte personalidad, mundo interior, no es un villano monocorde, tiene sus motivaciones, amor a su hija, y tiene un arco de desarrollo brillante, para desembocar en una última presencia en pantalla que deja huella en su contundencia emocional; David Dencik que en apenas un episodio deja huella por esa vitalidad genuina que transmite, esa sensación de tipo Bigger Than Life.

 

Hay unos estupendos créditos iniciales, cuna línea roja que se delinea por diferentes grandes urbes internacionales  (Londres, Dubái, Bombay, Praga), es la línea por la que fluye en ambos sentidos el dinero y sus contraprestaciones en forma de armas (se ven proyectiles fluir), drogas y trata de blancas, hojas de cálculo animadas, gráficos, diagramas circulares y mapas se superponen con imágenes de actividades delictivas sobre el terreno, sobornos de funcionarios públicos, coches bomba incendiados y mujeres víctimas de trata sexual empujadas a la parte trasera de una furgoneta sin distintivos. Esto se refleja en la serie cuando vemos que pulsando una tecla de ordenador en Londres flujo de dinero pasa al paraíso de las Islas Caimán y luego a Emiratos Árabes Unidos, rebotando hacia Bombay, donde un mafioso recoge la plata blanqueada. Y al final de los créditos el título de la serie aparece en el centro de la imagen, traducido del inglés al ruso, israelí, árabe y otros idiomas.

 

El primer capítulo es ya declaración de intenciones, mezclando escenas de acción vigorosas, como el atentado a Vadim, o la Invasion Home a Boris, secuencias de un realismo que impacta. Hay momentos de tensión cortante, ya en el primer capítulo el encuentro en una fiesta de lujo entre Alex y Vadim, el aire se trasga entre ellos, pero la flema predomina en su diálogo educado, donde la rabia navega por lo bajini. Esta es una de las marcas de la serie, las conversaciones que bajo su educación y elegancia esconden mensajes soterrados. Es la miscelánea entre elujo y boato y lo descarnado de como se sostiene este nivel de vida. Esto exhibido en uno d ellos mejores tramos de la serie, cuando Alex está con el mafioso mexicano Antonio Mendez (en realidad el español Caio Blat) en una plácida tarde en la terraza de una casona en la costa azul, el anfitrión azteca se lleva a Alex al interior de la vivienda, lo baja al sótano y allí hay un tipo ensangrentado siendo torturado por los sicarios de Antonio, como ofrenda a Alex, perturbador.

 

Escenas de gran intensidad hay un reguero, dos protagonizadas por un fenomenal y amenazante sutil Nawazuddin Siddiqui como Dilly, un gángster hindú que derrocha personalidad y temor, primero en una secuencia con un oficinista que aparece en el lugar no indicado., como maneja la situación el rol es escalofriante, sobre todo como acaba; la otra es cuando invade una casa de un hacker con un bate de cricket envuelto en papel de regalo, apabullante como intimida sin histrionismo simplistas. Lástima que la serie termine olvidándose de esta sub tema a mitad de serie. También habiendo aquí un muy bien llevado tramo de acción en el milimétrico asalto al puerto para robar un contenedor.

 

Está en la parte final un tramo electrizante cuando a uno de los socios de Alex, al checo Karel Benes (notable Karel Roden) le agreden a la hija, dando una paliza al agresor descubre el motivo, hay una elipsis y está entrevistándose con Alex en Londres, y al checo se le escapa algo que pone en alerta a Alex por su novia, produciéndose una punzante carrera contra reloj por llegar a salvarla.

 

La serie es una especie de Breaking Bad a la europea, asistimos a como con un motivo entendible el protagonista se embarca en un objetivo vengativo, por el camino sus ‘nobles’ motivos se van retorciendo, con ello va perdiendo su humanidad, dándose cuenta que su alma la perdiendo y con ello sus sentimientos se van congelando, reflejado esto en como termina tratando a su novia.

 

La serie peca de querer meter demasiadas sub historias, que en realidad no suman. Ejemplo la referente a la chica rusa raptada en Egipto, Lyudmilla Nikolayeva (inane Sofia Lebedeva), que termina vendida a Kleiman, la usa no como esclava sexual, sino como compañera social platónica para hombres ricos a los que Kleiman quiere manipular. Esto a su vez tiene una ramificación al guardaespaldas de Kleiman, Joseph (insípido Oshri Cohen), que se enamora de ella y la quiere ayudar a escapar. Es como si en la mente de los guionistas esto hubiera tenido más recorrido, pero una vez filmado o editado hubiera quedado muy sesgado y parece metido con calzador; Como tampoco entiendo que aporta la sub trama del patriarca Dimitri Godman (histriónico e insoportablemente siempre borracho Aleksey Serebryakov), con es triángulo que forma entre su hastiada esposa Oksana (buena Maria Shukshina), y como se agria su relación por la amante de él que termina dejándola preñada, esto es una sección melodramática que parece un parche de otra serie; La sub trama de Alex con su novia Rebecca (flojita Juliet Rylance), como bien he leído una especie de Kay Corleone, tiene una relación que nunc allega a sentirse cálida entre ambos, nunca siente amor entre ambos, aparecen dos compañeros de piso más que novios, esto resta en sentir empatía por lo que les pase.

 

Spoiler:

 

Rush final: Vadim ha ordenado el asesinato de Alex en Londres. Mientras está en una fiesta en honor de su hija decide no matar a Alex, como diciéndose que basta de espiral de violencia, y justo cuando el sicario esta con el arma en la mano par amatar a un Alex de espaldas, le llega al asesino por el móvil ‘Abortar’. Pero cuando su hija esta afuera en la fiesta llega un tipo y comienza a disparar, matando a la hija de Vadim. Alex sin saberlo viaja a Moscú para entrevistarse con unos que manejan los puertos rusos. Alex es detenido en el aeropuerto, y puesto a disposición de Vadim para lo ante, le echa la culpa de la muerte de su hija (en realidad ordenada por el padre de Alex, sin saberlo este): Alex consigue escapar por el metro de Moscú. Tras lo que hace su entrevista, lo que lleva a ser Vadim juguete roto a eliminar. Acaba malherido y traicionado por un leal amigo. Alex irá al piso donde está Vadim sangrando por el costado. Vadim nos e defiende, le dice a Alex que no podrá tener familia seis e mete en este mundillo de criminales, tras lo que le pide le de la foto de su hija, se la da y Alex le ejecuta con una pistola. Hace una negociación con Antonio y su gente, pero ahora se ha cambiado de bando A>lex, siendo parte de los rusos, con ello traicionando a Antonio, al que ni siquiera le da la mano. Vemos a Alex salir de lugar altivo, y triunfador. Le llama por tfno. Rebecca y él no le contesta, haciendo valer lo que le dijo Vadim que no podría tener familia. Y Fin.

 

Buena serie, lastrada por algunos michelines que la contrapesan y hacen algo fofa. Gloria Ucrania!!!

 

PD. Lugares de rodaje incluyeron Londres, Zagreb, Split, Opatija, Primošten, Qatar, Bombay, Praga, El Cairo, Belgrado, Belice, Estambul, Moscú y Tel Aviv.

domingo, 1 de junio de 2025

 


EL CUENTO DE LA CRIADA. (6TC)

 

Acabado de ver el último capítulo de la sexta y última temporada (empezó en 2017 y acaba en 2025) de esta serie tv (66 capítulos en total) distópica, mi veredicto es de producción que ha ido muy mas a muy menos, perdiendo fuelle notoriamente una vez la serie pasaba de lo micro a lo macro, una vez la protagonista consigue huir, el desarrollo entra en una fase en que pretende ser algo que no puede, convirtiéndose en una serie de acción y violencia que por momentos da grima. Lo que era apasionante en la descripción de este sub mundo cerril atávico de Gilead, se transforma en algo mundano, con intrigas simplistas, venganzas desaforadas, con unas constantes idas y venidas de la prota, que no se sabe bien como se convierte en una heroína en el manejo de armas, se pega varios tiros en el pie, repitiendo una y otra vez los mismos recursos cambiando algunos detalles. Para desembocar en un rush final, que es lo que tengo más fresco en la memoria, fallido no, lo muy siguiente. Y es que como botón de prueba, que un jet con los comandantes de Guilead  en un aeropuerto despegue en medio de la guerra como si nada, que alguien pueda meter dentro un explosivo sin que nadie lo registre, que en el aeropuerto haya nada de seguridad, como puede ser que el comandante topo este en el lado de sus enemigos y a la siguiente escena este en el aeropuerto con la muy buscada protagonista, un sin sentido, pero como gran parte de toda la serie como avanza sin respeto a la inteligencia del espectador. Con comportamientos arbitrarios de los personajes, variando de postura de forma tosca.

 

Serie de tv creada por Bruce Miller, basada en la novela de 1985 “El cuento de la criada” de la autora canadiense Margaret Atwood. encargada por el servicio de streaming Hulu. La trama presenta una distopía tras la Segunda Guerra Civil estadounidense, donde una sociedad teonómica y totalitaria somete a las mujeres fértiles, llamadas "Criadas", a la esclavitud reproductiva.

 

La serie se ha ido estirando sin rumbo, hay que tener en cuenta que la trama de la novela acaba justo cuando acaba la primera temporada, por lo que las restantes cinco sesiones son invención es de los guionistas. La primera y segunda temporada, que mantiene el espíritu (aun estando fuera ya del libro), es absorbente en como van goteando las rígidas y medievales normas de este ‘Reino fundamentalista’, como el hogar Waterford, se convierte en una prisión atosigante, oscura residencia de pasillos punzantes. Entonces la alegoría feminista queda maravillosamente plasmada sobre hacia a donde podemos dirigirnos. Aunque da grima pensar que todo esto que critican y con razón de esta hedionda Gilead, es en realidad incluso menor que lo que pasa en las autocracias islamistas de Afganistán, Arabia o Irán, tirar del catolicismo es lo fácil cuando es el ‘pim pam pum’ al que todos le dan y nadie la defiende, pero hay que recordar que el peligro real de retroceso de los derechos de las mujeres no será por el cristianismo, será por el islam.

 

Me he desviado de analizar la serie. En estas dos temporadas marca a fuego la maravillosa puesta en escena de la cinematografía que es marcada por Colin Watkinson (“The Fall: El sueño de Alexandria”), que crea cuadros de una beldad expresionista sublime, sobre todo en los interiores semioscuros, jugando con la luz que entra del exterior por las ventanas cual rayos divinos, haciéndonos impactantes las sádicas liturgias de violación a la criada, con imágenes aterradoras de los ahorcados en el muro, con secuencias hipnóticas de las criadas desfilando cual ejercito por las calles. En la segunda temporada, amplia esta cultura arcaica-religiosa-yihadista, con personajes bien construidos, con aristas, con complejidades. Pero desgraciadamente la serie fue tornado en otra cosa y patina, La he seguido viendo, pero ya nunca me atrapó, la veía por lo que quise en sus comienzos, pero ya los protagonistas se convierten en clichés. Epitome de todo esto malo es su última y muy pésima temporada, y no digamos ya su último y parche de episodio conclusivo, chusco en extremis. Desde que June (en la novela la autora Atwood nunca le dio nombre aparte del Offred) escapa de Gillead son idas y venidas sin avances. Se une se separa June y Luke y vuelta a repetirse, el continuo debate interno de June entre elegir entre Nik y Luke (Nick con el que una y otra vez, desafiando toda lógica el azar une), las dudas de serena sobre su lealtad a Gilead, las conspiraciones de Lawrence siempre en medio de la nada, y más.

 

Donde lo único que se prodigaban eran las lagunas e incoherencias argumentales. Lo que en sus primeras temporadas eran elementos incisivos como los slows para enfatizar puntuales acciones devienen en una parodia de si mismas, sobreutilizadas hasta dar la sensación de que sin las cámaras lentas igual la serie hubiera durado cuando menos la mitad. Y también están los primeros planos de la protagonista Elizabeth Moss, que se nota que fue cada vez dirigiendo más episodios y con ello parece en plan onanista enamorada de sí misma y con ello se sobreexpone con esas miradas de reojo que han terminado por exasperarme hasta ser una caricatura de sí mismas, esto aderezado por las que han acabado por ser bufonescas rupturas de la cuarta pared, unas pocas son originalidad, pero cuando resultan miles hastían. Y habrá que hablar de sus diálogos, la mayoría, tan denos como irritantes en su petulancia, mención aparte es el gusto de meter exabruptos fuera de lugar una y otra vez, como si esto fuera asimismo de interpretación intensa (puaj!!!). Una vez que llega June a Canadá la serie baja muchos enteros, los problemas allí resultan poca cosa comparados con los vividos en Gilead, tenemos una sub trama hosca con la Corte Penal Internacional. Aparece en escena un ‘hombre-orquesta, Mark Tuello (Sam Jaeger), te vale para abogado, burócrata, dirigir ataques militares y ser vanguardia en oncursiones de invasión, nada creíble. Como los guionistas parecen percibir el error de este escenario canadiense se sacan de la manga que la nación ártica termina renegando de los refugiados estadounidenses. Ello mientras nos cuelan vivencias de Serena en Canadá de modo poco verosímil.  

 

En un mundo donde las tasas de fertilidad han colapsado como resultado de enfermedades de transmisión sexual y contaminación ambiental, el gobierno totalitario y teonómico de Gilead ha establecido su dominio en los antiguos Estados Unidos tras una guerra civil. La sociedad está organizada por líderes ávidos de poder junto con una nueva teonomía jerárquica militarizada y clases sociales recién creadas, en las que las mujeres son brutalmente subyugadas. Por ley, las mujeres en Gilead están obligadas a trabajar en roles severamente limitados, incluyendo algunas como esclavas natales, no se les permite poseer propiedades, tener carreras, manejar dinero o incluso leer y escribir (aparte de las Tías). La infertilidad mundial ha llevado a la esclavización de mujeres fértiles en Galaad, a quienes el nuevo régimen considera mujeres caídas, citando una interpretación extremista del relato bíblico de Bilha. Entre estas mujeres se incluyen a menudo aquellas que se han casado tras un divorcio (denominadas "adúlteras", ya que el divorcio no está reconocido por la ley de Galaad), madres solteras, lesbianas (los homosexuales son considerados "traidores de género"), no cristianos, seguidores de denominaciones cristianas distintas a los "Hijos de Jacob", disidentes políticos y académicos.  Estas mujeres, llamadas Criadas, son asignadas a los hogares de la élite gobernante, deben someterse a una violación ritualizada (conocida como "la ceremonia") por sus amos masculinos ("Comandantes") en presencia de sus esposas con la intención de quedar embarazadas y tener hijos para ellas. Las criadas reciben nombres creados añadiendo el prefijo "Of-" al nombre de pila del hombre que las tiene. Al ser transferidas, sus nombres se cambian. Junto con las Criadas, gran parte de la sociedad se agrupa ahora en clases dictan sus libertades y deberes. Las mujeres se dividen en pequeño grupo de categorías sociales, cada una representada por un vestido sencillo de un color específico. El atuendo de una Criada consiste en un vestido largo rojo, una capa roja, botas marrones gruesas y una cofia blanca, con un gorro blanco más grande (conocido como "alas") para usar en el exterior, que la oculta de la vista del público y restringe su visión.

 

En la cuarta temporada desaparece el gran y carismático villano de la serie, y lo hace en una escena que da grima (*spoiler), y seguro que no es esa la sensación que desea transmitir, como la asume la serie es como un acto épico y me revuelve las tripas que para combatir el mal hay que convertirse en alimañas linchadoras. No hay dilema moral alguno por la salvajada carroñera vomitiva. Y hasta como si fuera algo alabable se envía el dedo con el anillo a su mujer, detestable.

 

Para la sexta conclusiva temporada (la que tengo más reciente), la serie introduce un elemento que podría haber tenido su chucha, con esa ciudad Nueva belén donde se pretendía se hicieran reformas para que el resto del mundo viera que Gilead avanzaba por ‘buen’ camino. Pero esto termina en un bosquejo sin explotar más que en apunte a pie de página; También entra en acción un rico personaje en la figura del Comandante Gabriel Wharton (Josh Charles), que tiene sus aristas, pero también sus ambigüedades, se podría haber explotado a este rol, pero cuando parece que tendrá jugo acaba la serie.

 

June Osborne, rebautizada como Offred, es la Criada asignada al hogar del comandante galaadiano Fred Waterford y su esposa Serena Joy, figuras clave en la formación y el auge de Gilead, lidian con las realidades de la sociedad que ayudaron a crear. Durante "el tiempo anterior", June estuvo casada con Luke y tuvo una hija, Hannah. Al principio de la historia, mientras intentaba huir de Gilead con su esposo e hija, June fue capturada y obligada a convertirse en Criada debido al adulterio que cometieron ella y su esposo. Su hija fue secuestrada y entregada a una familia de clase alta para que la criara, y su esposo escapó a Canadá. Gran parte de la trama gira en torno al deseo de June de reunirse con su esposo e hija y la evolución interna de su fuerza hacia una versión más oscura. La actriz Elizabeth Moss comienza otorgando una intensidad y fuerza dramática sensacional a su rol, empatizamos con ella y su sufrimiento en este ‘zulo’ en que se convierte su ‘hogar’, pero una vez parece liberada se convierte en un ser que quiere ser el contraparte de testosterona de un hombre sediento de venganza tóxica y aquí la actuación patina, no digamos ya en los episodios en que se nota y mucho dirigidos por ella misma (10 en total); Joseph Fiennes como el comandante Fred Waterford, entrega una actuación notable, sin histrionismos, sin sobreactuación, es el mal sibilino, son aspavientos, mesurado, elegante, sofisticado, cuando el cae de la serie deja un socavón; Yvonne Strahovski como Serena Joy Waterford, esposa de Fred, ex activista cultural conservadora y autora. Profundamente religiosa, pero capaz de una gran crueldad y a menudo insensible con June. Anhela ser madre. La actriz borda su personaje con una evolución gradual que no resulta aparatosa o forzada, sigue con sus fuertes creencias, pero se va dando cuenta de las injusticias, tiene una estupenda química con la Moss; Max Minghella como Nick, el ‘chófer’ del comandante Waterford. Tiene una relación de tiras y afloja con June. Me falta hondura ene l rol, pues sus acciones me resultan forzadas, no me creo su ascenso, cuando a todas luces no está implicado en este retorcido idealismo de Gilead; Ann Dowd como la tía Lydia, encargada de supervisar a las Criadas en su reeducación sexual y sus deberes. Una presencia cargada de carisma, aunque sus vaivenes me resultan grimantes, más pronto rígida como otros quieren nos de lástima, me resulta imposible como la bambolea el guion de un lado a otro, una veleta; Madeline Brewer como Janine Lindo /Of… de muchas parejas, amiga de June, una mujer rebelde que por ella es castigada dejándolo sin un ojo. Su arco de desarrollo siempre es desde Gilead, la vemos pasar por muchísimas etapas de sufrimiento. La actriz deja una grata impresión, empatizamos con su padecer; Aunque el que mejor aprovecha su papel es el gran Bradley Whitford como el comandante Joseph Lawrence de Gilead, actor infravalorado, que deja huella con su formidable personaje, siempre en la cuerda floja, derrocha humanidad en una jungla de fundamentalismo, cínico, sardónico, ingenioso, siempre con naturalidad y credibilidad; Hay muchos más, pero los mejores estos.

 

Su primera temporada ganó ocho premios Primetime Emmy de 13 nominaciones, incluyendo Mejor serie dramática. Fue el primer programa producido por Hulu en ganar un premio importante y la primera serie en un servicio de streaming en ganar un Emmy a Mejor serie dramática. También ganó el Globo de Oro a Mejor serie dramática de televisión. Elisabeth Moss fue galardonada con el premio Primetime Emmy a Mejor actriz principal en una serie dramática y el Globo de Oro a Mejor actriz en una serie dramática de televisión.

 

Es muy complicado resumir seis temporadas en estas líneas, sobre todo porque siempre es más fresco lo último que has visto. Aun así valoro sus meritorias dos temporadas iniciales, resto solo tiene pequeños oasis, en medio de unas tramas imposibles. Gloria Ucrania!!!

 

Pd. Sabemos que Gilead no va a derrumbarse pronto: Hulu avanza con una adaptación televisiva de Los Testamentos, una serie secuela basada en la novela homónima de Atwood, ambientada 15 años después de su predecesora, cuando Gilead aún existe. La última temporada de La Criada claramente no nos ofrecerá una conclusión triunfal del reinado de terror de Gilead.