EL HONOR PRIZZI.
Entretenida comedia
negra enmarcada en el sub género del mundo de la mafia, al que el tiempo no le
ha sentado bien, claramente influenciada por la saga “El Padrino” (empieza como
“El padrino”, con una boda), en como coge códigos internos de estas ‘logias’
para luego darles la vuelta y con ello hacer una sutil y retorcida cinta
romántica. La he visto con motivo del 40 aniversario de su estreno
(13/06/1985), y me he encontrado con una amena realización, que noto el
director se toma con ligereza, disfrutando sin tomársela en serio. Fue la
última realización del enfant terrible John Huston (la filmó con 79 años y un
enfisema que le hacía depender de un tanque de oxígeno) que vio en vida (luego
rodaría “Los Dublineses”, pero no llegaría a verla estrenada, murió antes). El
guion de Janet Roach (“Mr. North”) y Richard Condon, se basa en la novela
homónima de 1982 de este último, libro este que se convertiría, en la primera
parte de una saga de novelas donde Condon radiografiaría el crimen con
mordacidad. El libreto se mantiene bastante fiel bastante fiel al original,
desde las primeras líneas que describen el semidormido rostro del patriarca
Prizzi, Corrado, durante la boda inicial.
Film protagonizado por dos
estrellas en la cima de sus carreras, como Jack Nicholson y Kathleen Turner,
como dos asesinos de la mafia altamente calificados que terminan enamorándose y
casándose, lo cual conllevará algún ‘problemilla’, muy al estilo de la
posterior “Mr. and Mrs. Smith”. Les secundan un elenco de intérpretes que
brillan y tiene su espacio para exhibir carácter, como Anjelica Huston (hija
del director y entonces pareja de Jack Nicholson), Robert Loggia, John
Randolph, CCH Pounder, Lawrence Tierney y William Hickey. Una trama con
asesinatos, secuestros, traiciones, sicarios, amores, mucho de componente de
azar (poco verosímil), pero sobre todo con el dilema moral final a afrontar
sobre si debe primar el sentido del deber a tu ‘tribu’ o tu verdadero amor. Todo
ello con un John Huston que no se toma en serio, toma tropos del género
gangsteril para jugar con ellos, con los códigos éticos, pone al frente del
clan protagonista a una parodia de Marlon Brando que se asemeja en su
maquillaje a un cuasi zombi, un sicario pide ser llevado por la poli a una
celebración cual si fuera un Uber (pero más barato), los subalternos se
traicionan entre sí, hay un romance exprés que se da por una mirada, el ‘pelar
la pava’ del cortejo se da con un montaje chistoso de un avión yendo y viniendo
entre Nueva York y Los Ángeles, con diálogos pastueños entre ellos que solo
pueden buscar que el espectador se ría, hay un rapto con un plan desternillante
en lo fachoso que resulta, y más jocosos momentos. Y es que Huston nunca busca
senderos originales en la historia, no anhela profundidad, solo un producto de
entretenimiento.
Charley Partanna (Nicholson)
es un sicario de una familia de la mafia de Nueva York encabezada por el
anciano Don Corrado Prizzi (Hickey), cuyos negocios generalmente son manejados
por sus hijos Dominic (Lee Richardson) y Eduardo (Robert Loggia) y por su mano
derecha de toda la vida, Angelo (John Randolph), quien es el padre de Charley. En
una boda familiar, Charley se enamora perdidamente de una hermosa mujer no
italiana (Turner) a la que no reconoce. Le pregunta a Maerose Prizzi (Huston),
hija separada de Dominic, si la reconoce, ignorando que Maerose aún siente algo
por Charley, tras haber sido su amante. Maerose está en desacuerdo con su padre
por haberse fugado con otro hombre antes de terminar su romance con Charley. Charley
vuela a California para ejecutar un contrato de asesinato contra Marxie Heller
(Joseph Ruskin), quien asaltó un casino en Nevada. Se sorprende al descubrir
que Marxie es el exmarido de Irene Walker, la mujer de la boda. Ella le
devuelve parte del dinero que Marxie robó, ya que Charley, ingenuamente (o
voluntariamente), cree que Irene no estuvo involucrada en la estafa del casino.
Para entonces, se han enamorado y finalmente viajan a México para casarse.
Maerose, celosa, viaja sola al oeste para demostrar que Irene ha traicionado a
la organización. Esta información le devuelve la confianza a Maerose con su
padre y el capo. El padre de Charley revela más tarde que Irene (decía ser
asesora fiscal) es una "contratista" que, al igual que Charley,
comete asesinatos para la mafia.
Tiene el defectillo el
ritmo del film que tarda en despegar, con un primer tramo algo parsimonioso
centrado en el pasteloso romance entre los protagonistas, Charley termina
enamorándola mientras en un bar se oye “Ronda de noche”. En esta primera parte
se da una joya de conversación (pertenece al libro) entre Maerose y Charley
preguntando él lo que debe hacer con Irene cuando se ha enterado es una asesina
a sueldo y ladrona: "La mato? Me caso con ella?", y Maerose cáusticamente
le responde: "Que sea una ladrona y una asesina no significa que no sea
una buena mujer en todo lo demás". Cuando ya terminan casándose la fluidez
despega, sobre todo cuando planean el secuestro del banquero, ella se postula
para intervenir y Charley suelta: ‘No me casé para que mi esposa pudiera seguir
trabajando’. Comienzan los giros inesperados, los secretos, las conspiraciones
soterradas, los juegos de poder, las maquinaciones de los ‘capitanes’ de este
clan y del patriarca. En un retrato descarnado, desprovisto de glamur y
desmitificando a las ‘familias’ de la mafia, como cainitas, carroñeras,
avariciosas, amorales, de hecho, el titulo no es más que una sátira de la
realidad.
Jack Nicholson me parece
algo desubicado, cumple, pero lejos del nervio y garra de sus grandes papeles.
Asimismo carece de la compenetración necesaria con Irene/Turner como para
hacernos sentir pasión por Irene, todo parec3e por imperativo del guion;
Kathleen Turner hace una pequeña variación con más humanidad (y eso que es
sicaria!) de su mítico debut en cine con su extraordinaria Matty Walker de “Body
Hheat” (1981), una mujer fatal con aristas y con carácter para exigir lo que es
suyo, le añade dosis de humor pícaro. Pero adolece de chispa con Nicholson, y
esto resta, pues debe ser el deux machine del relato; Anjelica Huston, hija del
director, es la revelación con una actuación fabulosa, cargada de humanidad, de
naturalidad, de complejidad en sus maquinaciones, en el dolor que lleva con
flema, ella si tiene gran química con Nicholson (no en vano eran pareja en la
vida real entonces), el ejemplo del verso suelto de la familia Prizzi, la que
al des-honorado a la familia con su actitud, tiene para ello una gran frase: ‘Soy
un escándalo familiar. Tengo que mantener mi reputación’. Su maravillosa actuación
le valió el Oscar a Mejor Actriz de Reparto; William Hickey como el Don, se
nota disfrutando en esta parodia de un tipo de rostro cadavérico arrugado hasta
en las arrugas, un formidable roba-escenas, con ese habla que parece se le
agotaran las pilas en cualquier momento, con esa gestualidad histriónica que le
va tan bien al rol, demuestra unas dotes sibilinas fascinantes en como manipula
de forma pasivo-agresiva, tremendo. Fue nominado al Oscar de Mejor Actor de
Reparto (perdió injustamente [según mi subjetivo criterio] ante el Don Ameche
de Coccon); Robert Loggia (también fue nominado al Oscar a secundario) y John
Randolph demuestran su carisma de veteranos en sus papeles de lugartenientes
del Don, imprimiéndoles dosis de comedia.
Tiene un desarrollo con
agujeros en su incoherencia ya alguna laguna que la impiden ser más. Como es el
componente casualidad de que parezca que en el mundo no hay más asesina a
sueldo que Irene, o que la única víctima del secuestro sea la mujer del jefe de
policía nada menos (¡!); El plan para raptar al banquero resulta una chapuza,
cuando nos lo presentan como metódico; El comportamiento de Maerose me resulta
muy arbitrario y caótico, primero ‘empuja’ a Charley a Irene, y luego maquina
para acabar con ella, sin que se sepa el porque de este veletismo; Maerose además,
tiene una escena que descoloca y parece que se coló en la edición, pue4s no hay
contexto alguno para ello. Me refiero a cuando Maerose hace de comer para su padre,
cuando la única vez que los vimos juntos fue en la boda, y el padre la insultó llamándola
puta, y ella lloró. Sin que nada se nos mostrara por medio está aparentemente
cariñosamente haciéndole de comer (¿?). Luego resulta que cuando come el padre
comienza a tener arcadas y cae al suelo, ella se nota por su comportamiento
pasando de él que le ha puesto algo malo en la comida, podemos pensar que
veneno. Pero más tarde lo vemos a él bien, maquinando en contra de Charley, y
no se hace mención alguna a esto, como si no hubiera sucedido, me deja con la
ceja levantada; Al padre de Charley le parece bien el matrimonio del hijo con
una ‘polaca’, pero luego se muestra firme en que hay que acabar con ella, esgrimiendo
para ello (entre otras cosas) que no es de raíces italianas (¿?); El clímax me
ha sido poco satisfactorio por lo inverosímil de la situación (*Spoiler).
La puesta en escena es
elegante, empezando por la notable ambientación creada por el diseño de
producción de Dennis Washington (“Cuenta conmigo” o “Los Dublineses”), creando
en sus interiores y exteriores sensación vintage delos años 70; esto reforzado
por la granulada cinematografía de fotografía del polaco Andrzej Bartkowiak
(“Veredicto final” o “Un día de furia”), moviéndose con sofisticación por las
escenas; y esto adornado por la evocadora música de Alex North (“Un tranvía
llamado Deseo” o “Spartacus”), que juega con melodías clásicas italianas de Rossini,
Puccini, y Verdi
Spoiler:
Rush final: Dominic,
actuando por su cuenta, quiere deshacerse de Charley y contrata a alguien para
que cometa el asesinato, sin saber que acaba de encargarle el trabajo a la
propia esposa de Charley. Angelo se pone del lado de su hijo, y Eduardo, tan
consternado por las acciones de su hermano, contribuye a que Dominic sea
separado definitivamente de la familia. Irene y Charley se unen para llevar a
cabo un secuestro que enriquecerá a la familia, pero ella le dispara a la
esposa de un capitán de policía en el proceso, poniendo en peligro la relación
comercial de la organización con la policía. El capo también le sigue exigiendo
a Irene una gran suma de dinero por sus actividades no autorizadas en Nevada,
que ella no quiere pagar. Con el tiempo, el capo le dice a Charley que su
esposa "tiene que irse". La situación se complica en California
cuando, fingiendo que todo está bien, Charley llega a casa con su esposa. Ambos
sacan un arma simultáneamente en el dormitorio. Irene acaba muerta, y Charley
regresa a Nueva York, extrañándola, pero consolándose con Maerose.
Cuando ya Charley ha
sido convencido para que mate a su esposa me ha resultado grimante. Primero no
entiendo el porque de tener este que viajar a Los Ángeles a encontrarse con
ella, a no ser que sea para alargar el running-gag del avión de un lado a otro.
Pero lo de que Irene no acierte a unos tres metros a darle a Charley acostado
me cuesta aceptarlo. Y que Charley decida que su arma sea una navaja, cuando
pues utilizar una pistola me chirría más que el Titanic partiéndose en dos. Si
nos hubieran hecho ver que Irene falla adrede a Charley para sacrificarse se podría
aceptar, pero de esto no hay atisbo.
De nominaciones al Óscar
de la película, Huston recibió su quinta a Mejor Director (ganó por El Tesoro
de la Sierra Madre ) y, hasta la fecha, sigue siendo el nominado de mayor edad
en la historia de esa categoría. (Huston acumuló 15 nominaciones a lo largo de
su carrera, incluyendo premios a la escritura y la producción). Nicholson
recibió su octava nominación como actor (actualmente tiene 12); una de sus
nominaciones anteriores fue por Chinatown , en la que apareció con Huston. Esta
fue la única vez que Nicholson actuó bajo la dirección de Huston.
Stanley Tucci aparece en
un papel secundario en su debut cinematográfico.
Tuvo el film ocho
nominaciones en los Óscar (incluyendo Mejor Película, Mejor Director, Mejor
Actor y Mejor Guion Adaptado), y Anjelica Huston ganó el premio a Mejor Actriz
de Reparto. La película también ganó cuatro Globos de Oro, incluyendo Mejor
Actor en una Película Musical o de Comedia y Mejor Actriz en una Película de
Comedia o Musical para Nicholson y Turner, respectivamente.
Además de trabajar con
su hija actriz, John Huston contrató a Meta Carpenter Wilde, supervisor de
guion que trabajó con él en El halcón maltés (1941) y a Rudi Fehr, su editor de
cine en Key Largo (1948).
Amena propuesta, pero
lejos de la magnificencia de del Olimpo de Huston con films como “El halcón
maltés”, “El Tesoro de Sierra Madre”, “La Jungla de Asfalto”, “La Reina de África”
o “El Hombre que pudo reinar” o su canto del cisne “Los dublineses”. Gloria
Ucrania!!!