ROCKY III.
Solaz entretenimiento
esta tercera entrega de las aventuras del púgil de Filadelfia, Rocky Balboa,
empezó en sus primeras partes como un retrato del mítico Sueño Americano, aquí
esa meta conseguida deberá luchar por mantenerla, ahora lidiando con lo
acomodado de ser un millonario con la barriga llena. Vira de modo chirriante
para el que tenga presente la anterior Rocky, habíamos visto que el boxeador de
rostro picassiano era alérgico a hacer publicidad, ahora sin saberse como se comporta
con ella como si fuera David Beckham, aparece en programas de tv, es portada de
revistas de prestigio, está instalado en la fama, ahora ha tornado de tímido a
extrovertido, da discursos. Ha tenido 10 peleas por mantener su cinturón de
campeón mundial (no se nos dice porque Apollo Creed no es contendiente, o si se
ha retirado). Vive una existencia feliz hasta que parece en acción el villano
de la partida, un fanfarrón que toma el relevo de Apollo como lenguaraz
arribista, que como si fuera un pistolero en el salvaje oeste anhela derrotar
al más rápido para tomar su puesto. Nada nuevo bajo el sol en el argumento, el
cuasi axioma del príncipe de Lampedusa ‘’…que algo cambie para que todo sea
igual’. Misma estructura narrativa, con dosis de dramatismo, aquí con una
catárquica muerte, elemento este que se calcaría para la cuarta, habrá un vigoroso
adversario (ahora cercano a la caricatura por su maldad porque sí), como en la
pretérita Rocky tendrá dudas e inseguridades, como en la pretérita será su
esposa Adrian (ahora más segura de sí misma y menos retraída, en una actuación buena,
sobre todo en el inspirador monólogo de la playa) la que le impulsará para el
duelo final, como en las pretéritas tendremos un musicalizado (el mítico “Eye
of the tiger”) montaje (en realidad dos) sobre el entrenamiento de Rocky (ahora
sin la carrera por Filadelfia), y como colofón el entente final climático bien
rodado, con buen pulso inmersivo, sin sorpresas, la originalidad es algo
ausente aquí, pero tampoco lo pretende Sly, es puro blockbuster ochentero.
Escrita, dirigida y
protagonizada por Sylvester Stallone, secuela de Rocky II (1979), con los secundarios
los recurrentes
Talia Shire, Burt Young
(parece tendrá peso drama ´tico por su inicio, pero luego se diluye, en este
primer tramo demuestra ser un buen actor desaprovechado en un alivio cómico),
Carl Weathers (demuestra es un buen actor) y Burgess Meredith, con el añadido de
Mr. T como el malo malísimo. Destaca en esta Rocky III la asociación entre
Apollo y Rocky, el primero como entrenador del segundo, y derivando en una
buena química de amistad, con un entrenamiento enfocado al ‘baile’ sobre el
ring para flotar ante el rival. Aquí Stallone decide colocar más combates que en
las dos anteriores, enfocando más hacia la acción, pues al comienzo tendremos
una edición fragmentada de varios exitosos combates de Rocky, habrá un
divertido duelo de exhibición de Rocky contra el luchador de WWF Hulk Hogan, y
tendremos dos combates contra el ‘mohicano’ Clubber Lang. Este último encarnado
por Mr. T (nombre de nacimiento Laurence Tureaud, aunque se lo cambió
legalmente a T en 1970), el papel que le impulsó a su rol legendario de
"BA" Baracus del Equipo A. Film este también famoso por el arrollador
tema musical "Eye of the tiger" de los Survivors, el título es uno de
los mantras inspiradores de la cinta como sinónimo de persona que se fija un
objetivo sin desviarse de él.
Comienza con una edición
estupenda en que vemos como Rocky, tras ganar a Apollo se aposenta en la
popularidad, engalana portadas de Newsweek y Sports Illustrated, sirve de
maestro de ceremonias en telemaratones, hace spots televisivos para la cerveza
Budweiser y hace aparición con los socios de Miss Piggy, los Muppets. Lo vemos viviendo
en una mansión de la Main Line de Filadelfia, hay un montaje donde Rocky se
enfrenta a púgiles que derrota fácilmente una y otra vez, sin sufrir dolor
alguno. En paralelo vemos a un púgil negro con pelado mohicano de rostro adusto
observar entre el público los combates, para luego ser él protagonista en el
ring derrotando con una violencia inusitada a sus oponentes. Esto será durante
los créditos iniciales, tras ellos nos cuelan una sub trama con un Paulie (Burt
Young), cuñado de Rocky, que no se sabe porque (quizás demandó alguna escena
dramática el actor), siente celos de la fama de Rocky, se siente vejado y con
un acto de rabia acaba en el calabozo policial del que le saca Rocky, y tienen
una charla bastante grimante por las tonterías que dice Paulie, incluso llega a
decirle que ante él estaba más unido a su hermana (¿?). Esto podría llevar a
pensar que Paulie tendrá más cancha en esta entrega, pero esto no es así, de hecho,
esta rabia del cuñado desaparece para el resto del metraje, como si esto no
hubiese ocurrido (¿?).
Veremos un jocoso
combate contra natura entre un boxeador y un luchador de pressing catch, nada
suma a la trama esto, pero resulta muy humorística, y sobre todo se haría
también para aprovechar la fama de Hulk Hogan, toda una estrella en aquel
momento en USA. Asentado en la cima Rocky decide dejarlo, pero el ‘mohicano’
llamado Clubber Lang asiste a la inauguración de una estatua en honor a Rocky
en la cima de las escaleras del museo de Arte de Filadelfia, allí Clubber lo
provoca para que se enfrente a él. Entonces Rocky decide que tiene que hacer
una última pelea para salvar su honor y no lo tilden de cobarde, tras salir a
relucir que su entrenador Mickey le ha cuidado demasiado, ello expuesto en una
emotiva escena donde Burgess Meredith demuestra lo gran actor que es, y
regalándonos una buena como penetración con Sly. Rocky vuelve a entrenar, pero
lejos de lo primario de las anteriores, ahora es un circo mediático y
comercial, en contraposición a como vemos entrenar a Clubber en solitario de
forma arcaica, ejemplificando como Rocky ha dejado de ser quien fue, se ha
aburguesado.
Tras la catarsis
emocional entra en escena Apollo Creed, lo hace de modo visualmente elegante,
emergiendo de entre las sombras de un gimnasio. Originando una amistad extraña
entre dos antiguos contendientes, dos veteranos del ring, de vuelta de todo,
con buenos diálogos, de la que hay compenetración. Con el cambio radical de
marco, cuando se trasladan a Los Ángeles para el entrenamiento, la ciudad de
Apollo (por cierto, la saga Rocky ha cogido un singular vericueto al coger en
el SXXI el afluente de un hijo de precisamente Apollo Creed para continuar con
pelis de boxeo épico), cambiar para volver a los orígenes humildes.
Para todo culminar en el
esperado enfrentamiento clímax entre Clubber Lang y Rocky, donde emergerá el
fetiche de los icónicos pantalones de Apollo con la bandera de las Barras y
estrellas. Para haber un estupendamente coreografiado, aunque sintiéndose los
golpes secos, gracias aun gran trabajo de edición, pero restando que parece
menos inspirado por como los dos combatientes van a tumba abierto, ninguno, poco
verosímilmente, apenas se cubren, sino que esperan los golpes del otro a modo
de desafío, cual Power Slap (duelo de bofetadas), los dos se lanzan mandobles
alternándose en salvajes ataques, hasta que uno de los dos cae (no quiero spoilear).
Aunque la miscelánea entre el montaje del binomio Mark Warner (“Límite 48 horas”
o “Golpe en la Pequeña China”) & Don Zimmerman (“El Regreso” o “Men In Black
3”), el trabajo de cinematografía de Bill Butler (“Alguien voló sobre el nido
del cuco” o “Deliverance”), más la épica música de Bill Conti “Elegidos para la
gloria” o “Karate Kid”), elevan la intensidad de modo epidérmico, generando emociones,
un tanto superficiales, pero mientras sucede te engancha.
Spoiler:
En la segunda parte la catarsis
dramática es el problema de salud de Adrian mientras está embarazada, aquí esto
se redobla con la muerte del entrenador Mickey. Emocionante charla final entre
Mickey y Rocky tras este perder el combate, engaña a su mentor par hacerle
feliz sus últimos segundos con los vivos.
Rush final: Después de
meses de entrenamiento, la revancha se lleva a cabo en el Madison Square Garden
de la ciudad de Nueva York. Apollo le presta a Rocky los calzoncillos con la
bandera estadounidense que usó durante su primer combate. Al comienzo del
combate, Rocky sale corriendo de su esquina, golpeando a Lang con un nivel de
habilidad y espíritu que nadie esperaba. Rocky domina por completo la primera
ronda, dejando a Lang enfurecido y desconcertado después de la campana. Lang
gana la ventaja en la segunda ronda, y Rocky adopta una estrategia
completamente diferente que enoja y confunde a Apollo al recibir una paliza
intencional de Lang, incluso siendo derribado dos veces, todo el tiempo
burlándose de Lang de que no puede noquearlo. En la tercera ronda, Lang, que
está acostumbrado a ganar combates rápidamente con nocauts en las primeras
rondas, pierde los estribos y comienza a lanzar golpes salvajemente mientras
Rocky se burla de él, quedándose gradualmente sin resistencia. Con Lang
desconcertado y vulnerable, Rocky contraataca con una ráfaga de golpes, que
culmina en un brutal nocaut para recuperar el campeonato de peso pesado; Tras
ello hay un genial epílogo, que da lustre, pues Rocky debe en el ‘quid pro quo’
devolver el favor que Apollo le pidió, una tercera revancha privada con él en
el gimnasio Mighty Mick's Gym. La película concluye sin mostrar el resultado,
pero se congela en una pintura al óleo de dos boxeadores lanzando
simultáneamente el primer puñetazo, mostrando a dos atletas igualmente habilidosos
enfrentándose no como rivales, sino como amigos.
Y una pregunta sin
respuesta: Clubber Lang, no podría haber pedido otra revancha, le ha ganada
Rocky pero no dejado inútil o matado. Rocky, bajo su código de honor, hubiera
estrado obligado a concedérselo.
Para el papel de Clubber
Lang, se consideraron en primer lugar dos boxeadores de peso pesado de talla
mundial: Joe Frazier y Earnie Shavers. Ambos tenían aproximadamente la misma
altura que Sylvester Stallone y tenían el físico poderoso que buscaba, pero,
según la directora de casting Rhonda Young, Frazier tenía un problema de
tartamudez, mientras que Shavers tenía una voz aguda que habría socavado la
presencia amenazante del personaje. Después de buscar por todas partes (incluso
yendo a prisiones con la esperanza de encontrar un antagonista adecuado),
Rhonda Young se topó con un programa de televisión de la NBC, America's
Toughest Bouncer, mostraba una competencia deportiva, y quedó hipnotizada por
la destreza física del ganador, así como por su carisma. Luego llamó al
productor, Don Ohlmeyer, para preguntarle sobre "el hombre con el
mohawk". Resultó el Sr. T no sólo era perfecto para el papel, además
demostró estar tremendamente decidido a dar la mejor interpretación posible
desde la primera prueba de pantalla para lo que sería su papel revelación.
En preparación para la
película, Stallone afirma haber logrado reducir su porcentaje de grasa corporal
a su mínimo histórico de 2,6% y pesar 155 libras (70 kg). Afirmó que comía solo
diez claras de huevo y una tostada al día, y que comía una fruta cada tres
días. Su entrenamiento consistía en trotar dos millas por la mañana seguido de
dos horas de entrenamiento con pesas, una siesta durante la tarde seguida de 18
rondas de sparring, otra sesión de entrenamiento con pesas y terminar el día
nadando.
Una estatua de bronce de
Rocky, llamada "ROCKY", fue encargada por Sylvester Stallone y creada
por A. Thomas Schomberg en 1981. Se crearon tres estatuas, y una fue colocada
en la parte superior de las escaleras del Museo de Arte de Filadelfia para el
rodaje de Rocky III. Después de que se completó el rodaje, estalló un furioso
debate en Filadelfia entre el Museo de Arte y la Comisión de Arte de la Ciudad
sobre el significado de "arte". Afirmando que la estatua no era
"arte" sino más bien un "atrezo de película ", la ciudad
consideró varias ubicaciones alternativas y se decidió por el frente del
Spectrum en el sur de Filadelfia. Más tarde fue devuelta al Museo de Arte,
donde se utilizó en el rodaje de Rocky V, así como Mannequin y Philadelphia.
Después, fue nuevamente trasladada al frente del Spectrum. La estatua fue
devuelta a la parte inferior de las escaleras del museo el 8 de septiembre de
2006. Los escalones que conducen a la entrada este del Museo de Arte de
Filadelfia también se conocen como "Los escalones rocosos". Una
estatua similar se encuentra en Žitište, Serbia.
Amena secuela, que sin
ofrecer nada nuevo, lo que se espera lo da con brío. Gloria Ucrania!!!
PD. Rocky III recaudó
$270 millones en todo el mundo, superando a sus predecesoras para convertirse
en la película más taquillera de la franquicia en ese momento, y la cuarta
película más taquillera en la taquilla nacional y la segunda película más
taquillera de 1982 en todo el mundo. Con lo que la secuela era inevitable,
Rocky IV, se estrenó en 1985, pero esa es otra historia.
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