CITA EN SAN LUIS.
Vistoso
musical, aunque falla en su argumento fraccionado y sin sustancia, puro naif,
un retrato idealizado de la vida estadounidense de principios de SXX. La he
visto con motivo del 80 aniversario del estreno (22/11/1944), y me he
encontrado una cinta tan bonita como hueca. En su tercer film y musical
Minnelli (primero en color) crea para la MGM una sinfonía de luz cargada de
alegría de vivir, reflejado en lo evocador y vitalista que resulta todo, una producción
que buscaba alejar al espectador del horror de la WWII, obra rebosante de
nostalgia enarbolando los valores de la nación, un canto al amor de la familia,
a esta nuclear institución. Proporcionó a la MGM el mayor éxito de público
después de "Lo que el viento se llevó", se le considera inició para
la época dorada del género musical. Dividida en serie de viñetas estacionales,
comenzando con el verano de 1903, relata la historia de un año en la vida de la
familia Smith en St. Louis conduce a la inauguración de la Exposición de la
Compra de Luisiana (más comúnmente conocida como la Feria Mundial) en la
primavera de 1904. Basada en "The Kensington Stories", una serie de
12 relatos de Sally Benson, referidos a cada uno de los meses del año, en los
que evoca los recuerdos de su estancia en San Luís entre 1903 y 1904, que
aparecieron en The New Yorker en 1941-1942 y más tarde en forma de novela como
Meet Me in St. Louis. Poco después de la publicación de las historias, el
productor Arthur Freed, había disfrutado de un éxito anterior con Judy Garland
en musicales de MGM, convenció al director del estudio Louis B. Mayer para que
comprara los derechos cinematográficos por 25.000 dólares, y Benson también fue
contratada para trabajar en la adaptación cinematográfica, adaptada por Irving
Brecher (“La sombra del acusado”) y Fred F. Finklehoffe (“Por mi chica y por
mi”).
En el verano de 1903, la
familia Smith lleva una vida cómoda de clase media alta. Alonzo Smith y su
esposa Anna tienen un hijo, Lon Jr., y cuatro hijas: Rose, Esther, Agnes y
Tootie. Esther, la segunda hija mayor, está enamorada del chico de al lado, John
Truett, aunque él no se fija en ella al principio. Tootie viaja con el
repartidor de hielo Mr. Neely, y debaten si St. Louis es la ciudad más
importante del país. Rose, la hija mayor, espera en vano recibir una propuesta
de matrimonio de Warren Sheffield. Esther finalmente conoce a John cuando él es
invitado a la fiesta de los Smith y espera volver a encontrarlo en un viaje en
tranvía hacia el sitio de construcción de la Feria Mundial.
Protagonizada por la
estrella del momento Judy Garland, la sensacional roba-escenas Margaret
O'Brien, Mary Astor, Lucille Bremer, Tom Drake, Leon Ames, Marjorie Main, June
Lockhart y Joan Carroll. Garland estrenó las canciones "The Trolley
Song", "The Boy Next Door" y "Have Yourself a Merry Little
Christmas", todas escritas por Hugh Martin y Ralph Blane para la película,
y todas se convirtieron en éxitos después del estreno de la película. El
productor de la película, Arthur Freed, también escribió e interpretó una de
las canciones. Banda sonora adaptada por Roger Edens (“Cantando bajo la
lluvia”), también se desempeñó como productor asociado no acreditado. Georgie
Stoll (“El Mago de Oz”) dirigió las orquestaciones de Conrad Salinger (“Siete
novias para siete hermanos”). Todo el apartado musical engarzado con fluidez
narrativa.
Judy Garland da bien con
su buenista personaje, la segunda hermana del clan familiar, y por supuesto
canta desplegando su fulgor de voz, destacando su gozoso tema "The Trolley
Song" en el repleto tranvía, el romántico "The Boy Next Door",
entonado de modo suave y seductor, y el festivo “Have Yourself a Merry Little
Christmas” que le canta a su hermanita pequeña en una calidad de voz enervadora,
todos estos temas los nuevos escritos; Aunque la que se apodera del espectáculo
es la pequeña Margaret O'Brien (O'Brien tiene ascendencia mitad irlandesa y
mitad española), de apenas siete años (comenzó su carrera en la MGM a los 4
años como respuesta a la Shirley Temple de la FOX), desborda la pantalla en
cada aparición con su trémula frescura, rol cargado de emociones intensas, y
con lado oscuro turbador, parece obsesionada con la muerte (entierra sus
muñecas que dice murieron de una rara enfermedad; acusa al vecino de intentar
matarla; "mata" al Sr. Braukoff en Halloween; y arrasa con los
muñecos de nieve para que nadie los tenga). Su rostro resulta arrollador en su
tremenda expresividad, tiene escenas que se llevan el foco total, sobre todo la
de vestida de Satanás en Halloween visitando al Ogro, o su arranque de furia en
el rush final, Brillante. Amén de cantar con gran gracejo “Drunk Last Night”.
Ganó un Oscar especial
para niños ese año; Harry Davenport como el abuelo es otro que deprende ternura
estupenda; Leon Ames como el patriarca de la prole está muy bien, siempre
sintiéndose fuera de lugar en su propia casa por como lo marginan una y otra
vez, pero a la vez demostrando gran cariño familiar; Mary Astor como la
matriarca tiene buena química con Ames, amén de desprender gran calor por sus
hijos.
Es un cuadro bucólico de
la Norteamérica de principio de SXX, todo edulcorado, centrado en una familia
acomodada, sin más problemas cotidianos que tener o no tener pretendientes las
hijas mayores (baste decir que una de las crisis es que un novio no tiene esmoquin
para el baile!), o él mayor de todos, la gran crisis, que al patriarca lo
ascienden en su curro y con ello lo trasladan a Nueva York. Haciendo un lindo
lienzo del momento y lugar, con esa gran casa victoriana/eduardiana (llega a
parecer una casa de muñecas), las calles de tierra, los jardines, los carruajes
tirados de caballos, hombres con sombreros canotier, vecinos amables, lámparas
de gas, todo esto en gran parte gracias a la labor tras las cámaras del
diseñador ganador Lemuel Ayers (“Bésame Kate”), y el decorador de set Edwin B.
Willis (“Cantando bajo la lluvia”), sumando el colorido vestuario de Irene
Sharaff (“Cleopatra”), en miscelánea con la nominada al Oscar cinematografía en
fulgente Technicolor de George J. Folsey (“Siete novias para siete hermanos”),
inspirándose en pinturas realistas del estadounidense Thomas Eakins (1844-1916),
con recursos tan vividos como enfocar algunas tomas a través de ventanas,
creando efectos de cuadro luminoso gracias al arrollador juego de cromatismos
desbordantes de la fotografía. Con tomas preciosas en espiral, hermosos
fundidos que recuerdan al cine mudo, o jugando con el cine de terror con el
tramo Halloween con ese avernal fuego en la calle. Y sobre todo resaltando a
las dos estrellas del film la Garland y O'Brien.
Destacar como el
director coloca a la mujer como motor de la vida familiar, son las que dan
calidad hogareña, las que equilibran, las arterias de lo cotidiano, sobre todo
si tenemos un clan con cuatro hijas y un solo hijo, este marginal en el relato.
La película es puro champán, espuma y cuando se diluye hay poca cosa. Las sub
tramas tiene poco peso dramático, se mueven por el humor candoroso. Todos los
personajes son entre buenos y buenísimos. Donde solo hay un segmento que te
remueve un poco, es precisamente la secuencia favorita de Minnelli, la Noche de
Halloween, con las niñas disfrazadas en una velada con Tootie (Margaret
O’Brien) apoderándose de la pantalla, con su carita primero aterrada, pero
luego erigiéndose en un "fantasma horrible que murió con el corazón
roto", dice de ella misma. Para luego ser la más valiente, por atreverse a
‘combatir’ al demonio en la figura del inane Sr. Braukoff, al que con rostro
aterido le lanza harina, como si fuera lo más peligroso del mundo (el tipo lo
acepta como si nada), y le grita: ‘Te odio’, luego les espeta a sus amigos: ‘Yo lo maté.
Soy la más horrible!’, dejando un halo perturbador en la núbil niñita.
Hay buenos números
musicales, aparte de los ya mencionados cantados por la Garland y la O’Brien,
está el reivindicativo "Meet Me In Saint Louis", el jovial
"Under The Bamboo Tree", con ese jolgorioso baile, o el “You and I”
entonado a dúo entre Leon Ames y Mary Astor, de claro sentido unificador
familiar. Pero siendo bonitos en el aspecto musical, no tiene un número que sea
para enmarcar, no hay sensación de trascendencia.
El film peca de hinchado
de merengue, todo tan pulcro y hermoso, como falto de crear seres de carne y
hueso, ; los pretendientes de las jóvenes hermanas Rose y Esther son unos sin
sangre, acartonados y sin carácter, aderezado por unos romances pastelosos y
sin chispa alguna, nunca conectas con sus amoríos, muy blanditos.
“El acto final,
ambientado en la primavera, período de renovación, muestra a la familia en la
Exposición de la Compra de Luisiana. Al mirar las luces brillantes con asombro,
Judy dice: ‘Nunca soñé que algo pudiera ser tan hermoso! Está justo en nuestro
propio patio trasero! No puedo creerlo! Justo aquí donde vivimos. Justo aquí en
San Luis!’.”
El proyecto de Freed
recibió luz verde con un presupuesto preliminar de $ 1,395,000 y planes para
comenzar la producción a principios de octubre de 1943. Sin embargo, la
producción se retrasó debido a problemas del estudio y la apretada agenda de
Technicolor Inc., y el proyecto finalmente entró en producción el 7 de
diciembre de 1943, con un rodaje programado para 58 días y un presupuesto que
había aumentado a $ 1,500,000. Casi la mitad del presupuesto de la película se
dedicó a los decorados ($ 497,000) y la música ($ 234,000). Los costos de la
historia y la continuidad superaron los $ 132,000 debido a las numerosas
reescrituras. A Garland le pagaban 2.500 dólares por semana, a Margaret O'Brien
250 dólares por semana y a Minnelli 1.000 dólares por semana mientras producían
la película. El rodaje comenzó el 1 de diciembre de 1943 y se completó el 7 de
abril de 1944, con retraso y con un presupuesto final cercano a los 1,8
millones de dólares. La idea de Minnelli de introducir cada segmento de la
temporada con una ilustración de una tarjeta de felicitación que se disuelve en
acción en vivo probablemente estuvo influenciada por una técnica similar
utilizada en la película de Orson Welles de 1942 The Magnificent Ambersons.
Tras su estreno, Meet Me
in St. Louis fue un éxito tanto de crítica como de público. Se convirtió en la
segunda película más taquillera de 1944, solo detrás de Going My Way, y también
fue el musical más exitoso de MGM de la década de 1940. En 1994, la película
fue considerada "cultural, histórica o estéticamente significativa"
por la Biblioteca del Congreso y seleccionada para su preservación en el
Registro Nacional de Cine de los Estados Unidos.
Ameno, aunque
sobrevalorado musical, donde prima más el continente que el contenido. Gloria
Ucrania!!!
PD. Minnelli y Garland
contrajeron matrimonio un año después del estreno de la obra.
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