Masters of the Air
Atractiva
miniserie bélica creada por John Shiban (productor de series tan clamadas como
“Expediente X” o “Breaking Bad”) y John Orloff (estuvo como guionista en dos
episodios de “Hermanos de sangre”) para Apple TV+, basándose en el libro de
2007 homónimo del autor más vendido del New York Times, Donald L. Miller,
"Masters of the Air: America's Bomber Boys Who Fought the Air War Against
Nazi Germany", serie limitada de nueve episodios describe la Segunda
Guerra Mundial a través de los ojos de los pilotos, navegantes y la tripulación
de El Grupo de Bombardeo 100 de la Fuerza Aérea, también conocido como el
"Bloody Hundredth", unidad de bombarderos pesados Boeing B-17 Flying
Fortress en la Octava Fuerza Aérea en el este de Inglaterra durante la Guerra
Mundial II. Tras el éxito tremendo del film de guerra “Salvar al soldado Ryan” (1998),
el director y su protagonista, Spielberg y Tom Hanks decidieron incidir en el
mayor conflicto del SXX, y produjeron en 2001, acontecimiento homérico para la
tv, la irrupción de la miniserie “Band of Brothers” para HBO, una de las
mejores películas o programas de la Segunda Guerra Mundial de todos los
tiempos. Basada en el libro de Stephen E. Ambrose, contó la historia de “Easy”
Company desde el campo de entrenamiento hasta el frente occidental. Le siguió
“The Pacific” (2010), narra la Guerra del Pacífico y las dificultades de los
soldados después de regresar a casa, siguió la pista de la 1.ª División de
Infantería de Marina. Catorce años después, Apple TV+ finalmente lanza el muy
esperado “Masters of the Air”, sirviendo para completar la trilogía. Estas dos
pretéritas se hicieron bajo el paraguas de HBO, “Masters of the Air” fue
originalmente adquirida por HBO, pero se mudó a Apple Studios en 2019 como la
primera producción interna del titán tecnológico.
Habiendo en la dirección
muy reputados directores, marcando el tono de la serie Cary Joji Fukunaga (Tras
la primera y triunfal primera temporada de “True Detective”), Anna Boden y Ryan
Fleck co-dirigen el quinto y sexto (“Half Nelson” o “Capitana Marvel”), la
afroamericana (menciono lo de su raza porque tiene importancia en el
tratamiento de un episodio) Dee Rees (“Mudbound” y “Pariah”) es responsable del
séptimo y octavo (este último la directora homenajeando a la compañía Tuskegee de
afroamericanos que fueron pilotos de combate en la WWII), y el veterano de mil
excelentes batallas catódicas, Tim Van Patten (“Los Soprano”, Sexo en Nueva
York”, “The Wire”, , “Deadwood”, “Roma”, “The Pacific”, “Juego de Tronos”,
“Boardwalk Empire”, o “Black Mirror”) es el encargado de dar sentido broche
final en el noveno y último capítulo, con un cierre satisfactorio.
Con un impresionante
presupuesto de producción de entre 200 y 250 millones de dólares, que se
reflejan en unos valores de producción brillantes, una recreación del tiempo y
lugar formidable, así como apabullantes las secuencias de enfrentamientos
aéreos, un prodigio de inmersión arrollador, fruto de unos efectos especiales
fascinantes supervisados por Neil Corbould (“Rogue One” o “Gravity”), haciéndonos
sentir uno más dentro de estas ‘fortalezas aéreas’, con su claustrofobia, su
sensación de peligro constante, la sensación de velocidad, la fragilidad de esa
nave, en muchos casos en subjetivo desde la cabina de piloto, sintiéndonos una
moto de polvo en el inmenso cielo, mientras cazas nazis nos sondean y zumban
amenazantes a nuestro alrededor, mientras dejan sus estelas inquietantes
formando cuadros bélicos aéreos asombrosos como nunca se habían visto,
trasladándonos en plena refriega la impresión de caos agobiante, con algunos
impactos sobre los aviones acongojantes, con explosiones, sentimos la caída
mientras intentamos salir al exterior para saltar al vacío, en este sentido una
de los momentos más dramáticos de la serie es cuando uno de los pilotos va a
saltar de un avión en llamas y encuentra a un artillero atascado en su cápsula,
tremebundo, con escombros impactando con otras naves (incluso vemos a un
tripulante expelido de su avión chocar contra un avión, están las estelas de
humo de naves ‘heridas’, la artillería anti aérea disparando dejando el surco
de sus disparos en el aire, un akelarre sobre las nubes. Ello en una
combinación extraordinaria entre los f/x la cinematografía (marca la pauta Adam
Arkapaw [“Macbeth” o “Animal Kingdom”], cinematógrafo de los 4 primeros), la
labor de edición (trabajo de varios montadores, siendo Mark Czyzewski que ha
estado en los 9 episodios [“Inmortals” o “Greyhound]), con cortes de lado
a lado que nos sobrecogen y hacen
palpitar, el diseño de producción de Chris Seagers (“Salva al soldado Ryan” o
“Alien: Covenant”), como crucial la mezcla de sonido de Michael Minkler (“Star
Wars” o “Collateral”) y Jack Whittaker (“Batman begins” o “United 93”), para
sentirnos dentro de la tripulación de los B-17, con las explosiones, los
disparos, la salida de las bombas cual racimos de uvas del infierno, Kolossal.
Todo ello acompañado por
relato que realzan el humanismo de los soldados, sus miedos, ilusiones, sus
peligros, sus sentimientos de culpa, su dolor por la pérdida, ello desarrollado
con gran intensidad dramática, tejiendo buenas interrelaciones de amistad y
fraternidad, incidiendo en el estrés psicológico derivado de este peculiar
trabajo, donde primaban la supervivencia un día más, sobrevivir a estar
enlatados en salchichas de metal con alas tan vulnerables, así como sabiendo
exponer la perdida de la inocencia para estos jóvenes. Expone personajes bien delineados, a la par que estupendamente actuados. En sus debe
se le puede achacar que va perdiendo fuelle conforme avanza, recurriendo en la
última fase a insertos algo manidos, como es la estancia en los campos de
prisioneros “La Gran Evasión”, “Stalag 17” o “Evasión o victoria”, o ya en tv
“Colditz” o “Los héroes de Hogan”, o el octavo dedicado en gran parte a una
compañía de pilotos negros, que aparecen de la nada en la serie, como un signo
de corrección política, en homenaje que me es metido con fórceps, pues solo
salen en este capítulo, dejándolos in media res, como las
marchas de prisioneros, o como resulta algo insertado a empellones que uno de
los pilotos caído en combate de con un campo de exterminio, muy sobado, me ha
faltado sutileza. Tal vez porque en la última fase de la guerra en el circo de
Europa el dominio de los cielos por parte de los aliados fue total y sin
oposición. También me ha faltado algo de introspección sobre los daños
infringidos a la población civil alemana por parte de bombardeos
indiscriminados, ejemplos notorios los de Hamburgo y sobre todo Dresde, aunque
hay una espléndida secuencia en que vemos el terror provocado por las bombas,
con edificios derrumbados, incontables víctimas inocentes, iba muy bien en este
aspecto, me parecía muy autocrítico este tramo exhibiendo que no todo eran
bombardeos asépticos, que hubo y muchas víctimas sin culpa alguna. Pero esto se
pretende compensar con unos linchamientos, con lo que se pone a estos
sufrientes civiles como salvajes ante los `desvalidos’ pilotos.
La serie (como en
anteriores intros de las dos no oficiosas primeras entregas) te atrapa en sus
emocionantes créditos de inicio punteados por la neurálgica música del texano
Blake Neely (“You” o “Greyhound), que dota de épica dramática los comienzos de
los capítulos de modo entusiasta.
Se nos hace un lienzo de
la camaradería reinante en estas compañías, los vemos en la cantina,
borracheras, en charlas, en peleas, tenido sexo, todo para intentar escapar del
pensamiento de su labor al borde de la muerte. Estamos en las reuniones previas
en que se hace saber a los pilotos las misiones, y por supuesto estamos en el
aire con ellos enlatados: Estamos en el día a día de estas rutinas de salir en
aviones de misiones de las que hay muchas probabilidades no vuelvas, mientras
el personal en tierra espera en tensión a ver cuantos de los que salieron
vuelven, esta intensidad extenuante nos llega.
Es curioso el tramo en
que discuten los pilotos estadounidenses con aviadores ingleses sobre el tipo
de misión que hacen unos y otros en este turbador reparto de papeles en la
contienda, donde los yankis acusan a los anglos de cobardes al tener ellos misiones
nocturnas para hacer complicado sean detectados, aunque con ello la efectividad
sea menor, en contraposición a los de la 100, que hacen sus misiones de día y
con ello hacer mucho más riesgoso sus vuelos.
Las actuaciones resultan
bastante buenas. Empezando por la pareja protagonista (aun siendo bastante
coral el desarrollo) Austin Butler y Callum Turner, sus roles son la constante
en la serie en la que una y otra vez volvemos para seguir sus peripecias en
medio de su fuerte amistad que nos llega. Dos caracteres muy diferentes que se
compenetran en su fin último, sobrevivir. Los conocemos en el prólogo de la
serie, durante una velada con parejas, y sabremos pro que uno es Buck y el otro
John 'Bucky' Egan. Al primero le da vida el actor inglés Turner es el alma de
la producción, un clásico Bigger Than Life, irradia un enorme carisma,
extrovertido, locuaz, arrogante, dotado de una gran expresividad, especialmente
su empática media sonrisa, nos hace llegar su zozobra ante la caída de muchos
de sus colegas de otros aviones, creciendo mucho en la segunda mitad de la
serie, cuando está sin el ‘socio’, muy bueno; Gale 'Buck' Cleven es encarnado
por Butler en una actuación más comedida, más hierático y taciturno, tiene
novia (a la que da vida Isabel May en un rol de una sola escena al inicio de la
serie, olvidándose esto para el resto de la serie ¿?), tipo observador y
atento, interpretación más matizada, buena, pero sin llegar al fulgor de
Turner, y entre los dos una estimable química. El problema que veo en ellos es
que apenas se rasca su superficie, no se ahonda en ellos, carecen de evolución
drmática y se quedan en lo mismo son al principio que en el final de la guerra;
Anthony Boyle como el narrador en off, en un recurso bastante anárquico, sirve
para dar foco a personajes en la sombra, ejemplo al crucial jefe de mecánicos
de solo 19 años, sirve para coser algo forzadamente algunas tramas. Da una
estupenda actuación como el Major Harry Crosby, al que vemos desarrollarse
desde el aspirante a tripulante aéreo que se marea, a ser un oficial que planea
las mejores rutas para las ‘fortalezas aéreas’, que sufre por no poder estar en
aire con sus compañeros, padece la culpa de que los demás caigan mientras él
está en la retaguardia (el verdadero Crosby voló en 32 misiones de combate y
recibió múltiples menciones por su valentía); Nate Mann está notable como Robert
"Rosie" Rosenthal, tío con encanto y simpatía natural; También
reseñable el papel de Barry Keoghan como el teniente Curtis Biddick, tipo
irascible y de mecha corta al que da brío el actor; La mujeres tienen poco espacio en la serie, solo
mencionable Bel Powley, una vigorosa actuación como Sandra Westgate, que tiene
una enternecedora relación con Crosby; Entre tanto elenco, es bueno en el
colaje, pero con ello la tara de abarcar a demasiados y apretar a ninguno,
quedando la mayoría como estereotipos.
Como defectos hay que
añadir que falta algo de chicha cuando están en tierra tras las misiones, las
situaciones caen en cierto modo en la complacencia y el buenismo, falta algo de
mala leche. Quedando en algún momento la sensación de iteración, es lo que
tiene que la mayor parte del tiempo sean los militares en un punto A (el
aeródromo), salen a un punto B (para sus misiones) y vuelven al A, y así
sucesivamente. Solo se sale de esta premisa en formidable capítulo en que deben
atravesar Europa con depósitos de combustible al límite para aterrizar en el
desierto de Argelia. Ah, y los capítulos del final, donde, como ya he
mencionado cae en algunos recursos ya muy ajados, sin que se el de un enfoque
diferente. Están bien estos episodios finales, pero esperaba más, igual me
pillo en mal momento, pero esperaba me pusieran el bello de punta y no.
‘Mientras se acerca a su
fin, un superviviente del grupo de bombardeo “Bloody Hundredth” de la Fuerza
Aérea se encuentra parado junto a una chimenea, bebiendo whisky y citando al
filósofo alemán Friedrich Nietzsche. “Quien luche contra monstruos debe tener
cuidado de no convertirse él mismo en un monstruo”, parafrasea a su compañero
de vuelo, mientras se preparan para dejar atrás la guerra y regresar con sus
familias. “Porque si miras al abismo, el abismo te devuelve la mirada”.’
Me queda una serie con
la losa del referente de las dos mencionadas anteriores, su sombra es muy alargada,
pierde claramente en la comparativa, sobre todo con “Band of Brothers”, pero
sin los referentes, es una producción muy sugerente, entretenida y didáctica
homenajeando a estos combatientes. Gloria Ucrania!!!
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