La Gran Prueba.
Deliciosa
dramedia, que aun con sus defectillos (sobre todo en su atrompicado tramo
final), deja un grato sabor de boca cinéfilo en la enternecedora radiografía de
una familia. Produce y dirige el perfeccionista William Wyler, adaptando el
guión del (miembro de la execrable por del pérfido senador McCarthy) Black List
(no le dieron crédito oficial hasta 1996) Michael Wilson basado libremente en
la novela de 1945 “The Friendly Persuasion” de Jessamyn West, contando la
historia de una familia cuáquera en el sur de Indiana durante la Guerra Civil
USA y la forma en que la guerra pone a prueba sus creencias pacifistas.
Protagonizada por un
excelente Gary Cooper como el patriarca, derrochando carisma, humanidad,
sentimientos encontrados, fabuloso en la química que tiene con su partenaire; Dorothy
McGuire como la dura matriarca de armas tomar, que demuestra grietas en sus
convicciones, maravillosa; Anthony Perkins como el voluble hijo preso de su
conciencia, en su segundo papel en cine está espléndido trasluciendo todo un
maremoto interno de dudas; Richard Eyer bordando es poco su rol de benjamín
familiar en disputa con la ganso Samantha, una presencia que apabulla con su
naturalidad; Phyllis Love como la hija enamorada de un soldado, desprende
candidez pura en su amor, trémula en su carrera; o Robert Middleton como el
amigo familiar en competencia dominical con sus calesas y equinos, con una brillante
cómica compenetración con Cooper.
Un lienzo cargado de
frescura de una prole fundamentalista religiosa en colisión con las tentaciones
‘pecaminosas’ que la rodean, tu radical fe vs los placeres de la vida, poniendo
en ristre sus convicciones morales, que a veces deben torcerse para
compaginarlas con lo mundano. Todo ello Wyler sin faltar el respeto a los
cuáqueros, mostrando su costumbrismo, llamándome la atención que una mujer sea
especie de sacerdote de su religión, su modus vivendi pacifista, su particular
forma de expresión (esto solo se percibe en versión original y si sobre todo
sabes ingles).
Relato ambientado en el
condado de Jennings, Indiana, en 1862. Jess Birdwell (Gary Cooper) es un
granjero y patriarca de la familia Birdwell cuya religión cuáquera entra en
conflicto con su amor por los placeres mundanos de la música y las carreras de
caballos. La esposa de Jess, Eliza, (Dorothy McGuire), ministra cuáquera, es
profundamente religiosa y firme en su negativa a participar en la violencia. La
hija de Jess, Mattie (Phyllis Love), quiere seguir siendo cuáquera, pero se ha
enamorado del apuesto oficial de caballería Gard Jordan (Peter Mark Richman),
amor que va en contra de los deseos de su madre. El hijo menor de Jess,
"Little" Jess (Richard Eyer), es un niño con una divertida y cómica
enemistad con el ganso mascota de su madre. El hijo mayor de Jess, Josh
(Anthony Perkins), se debate entre su odio a la violencia y la convicción de
que para proteger a su familia debe unirse a la guardia local y luchar contra
los invasores. Enoch (Joel Fluellen), un esclavo fugitivo, trabaja en su
granja; sus hijos todavía están esclavizados en el Sur.
Wyler nos regala un
prodigio de inicio en la presentación de la familia Birdwell, todo ello imbuido
de un cálido humor que hace que empatices con ellos, con lo que provoca nos
importe lo que les pase. Estamos en domingo, primero vemos al pequeño Jess jr.
en la granja en pugna jocosa con Samantha (el ganso en una actuación de
mérito), como este ataca bélicamente al chico, y cuando aparece la matriarca el
animal se comporta inteligentemente de modo manso. El matrimonio Birdwell se
dirige en calesa a la reunión dominical cuáquera, y por el camino tenemos una
delirante carrera de Jess contra su amigo (un metodista que va a su iglesia)
Sam Jordan (Robert Middleton), el rostro de Gary Cooper haciendo ver que no
compite, cuando se nota miente, es descacharrante. Tenemos la reunión de la
comunidad cuáquera en silencio, mientras Wyler hace ingeniosos cortes a la
Iglesia Metodista donde cantan alegremente, contrastando el jolgorio con el
ascetismo cuáquero. Hasta que varios cuáqueros pronuncian loas a la vida, dando
gracias pro diferentes parabienes (cual concurso de Misses). Pero este remanso
de paz es socavado por la irrupción de un oficial militar yanki que pretende
remover las pacifistas conciencias cuáqueras para que se unan al ejército de la
Unión los hombres, haciéndonos ver que tras este bucólico panorama pastoral
está cerca el Jinete del Apocalipsis de la Guerra. Varios cuáqueros se muestran
inflexibles en su No a la Guerra, mientras el hijo Birdwell, Josh, se muestra
dubitativo, siendo este el eje por el que se moverá el film en el rush final.
Tras ello, la película vuelve a su tono de comedia costumbrista.
Con un tramo chistoso en
la feria del condado, donde habrá varios conflictos entre las tentaciones
placenteras del mundo contra el radicalismo cuáquero, donde la juez es la
adusta matriarca. Tenemos a Mattie enamorada de un soldado, romance no del
gusto de la madre, que en la feria acaba bailando felizmente con su amor en un
escenario, ello en una aguda secuencia vemos a la (inquisitorial) madre
observando mientras mueve los pies siguiendo el ritmo (las debilidades del
cuerpo son ingobernables!); Josh disfruta de una competencia de lucha libre,
acaba con una trifulca entre unos abusones frente a la mansedumbre cuáquera
(seguro el guionista de “Único testigo” bebió de ella para una clásica escena
de su libreto); Y por otro lado el patriarca queda maravillado por como suena
un harmonio, y acaba
comprándolo (lo que derivará en un conmovedor tramo tras una batalla de
voluntades con su esposa), tras disfrutar con el comprador y su amigo Jordan de
sus melodías; Hay una muy graciosa visita de Jess y Josh a una familia para
venderles semillas, esta proel solo compuesta por mujeres sedientas de hombres
(¿?), al final el que hace negocio son ellas vendiéndole a la yegua Lady (¿?);
Hay un trémulo tramo cuando el amado de Mattie la visita y la ofende por
haberla espiado, acaba en una carrera de la que se pone el vello de punta (y no
me considero fácil de emocionar) en como transmiten el amor puro; Y este clima
idealizado se ve bruscamente cortado por una imagen hábil de fondo, una
estruendosa columna de humo en el horizonte como presagio del Mal. Tras lo que
Josh llega narrando lo que ha visto, los rescoldos calcinados de la guerra, los
horrores de los muertos y la destrucción. Alterado por lo visto, Josh decide
que debe unirse a la milicia que defienda sus tierras del invasor sudista, lo
que provocará la colisión con la guardiana de las esencias cuáqueras que es su
madre, purista que incluso le dice que luchar contra cualquiera es luchar
contra ella.
Este conflicto entre el
pacifismo cuáquero puesto frente a la amenaza violenta a tu familia, se
convierte en el leit-motive emocional del film. Y termina siendo la tara de la
historia, pues es muy ambiguo el tratamiento de la disyuntiva entre la
conciencia individual y tu sumisión a una idea de fe, no termina de decantarse
y se queda en tierra de nadie, y para ello incluso hace trampas al solitario
para no tener que proponer dramatismo final que nos posicione en un lado u
otro, acaba en este sentido muy blandito para quizás no ofender. Cuando debería
haber sido el despertar de la inocencia de un joven, un relato iniciático sobre
la nueva generación mejorada, se queda no queriendo ahondar. El enfrentamiento
entre fe pacifista y sui hay motivos excepcionales para romperla, no termina de
definirse y se me queda plúmbeo esto.
Lo que prima es la
maestría de Wyler en su dominio del ritmo, hace que más dos horas se te pasen
sin darte cuenta, sabiendo atraparte con esta familia, filmado con elegancia,
creando vínculos afectivos con los Birdwell por la humanidad que transmiten, Y es
que eso es sobre todo el film, un fresco humanista (con sus taras) estupendo.
Sobre todo por lo bien que entrelaza el drama, el romanticismo y el humor de
modo sinérgico formidable. Moviéndose por el fino hilo del humor y no demonizar
una religión. Ejemplo es el sensacional tramo en que van a visitar a los
Birdwell unos ancianos guardianes de las esencias cuáqueras, Mattie se esconde
con su amor en el ático con el harmonio, se ponen a tocarlo, y se oye abajo,
para ‘esconder’ el sonido Jess se pone a lanzar loas bíblicas en voz alta. Lo
que es tomado por los ministros religiosos con regocijo. Estos se marchan, Jess
y Eliza escuchan como tocan Mattie y su novio, ella escandalizada por ese
aparato del demonio vanidoso. Pero lo peor es cuando este ya no se oye,
entonces Eliza se pregunta que hacen (¿?), todos sabemos que pasa, se besan, y
Jess decide que él también lo hará con Eliza, entonces son ‘pillados’ por
Mattie que se escandaliza por la muestra efusiva de amor, sintiéndose
ruborizada Eliza. Todo un prodigio de manejo de los tiempos de Wyler, habiendo
varias escenas más de estas maravillosas, como la reconciliación en el granero
de Jess y Eliza.
Con una fenomenal puesta
en escena. Sobresaliendo la cinematografía de Elsworth Fredericks (“La invasión
de los ultracuerpos” o “Siete días de mayo”), componiendo tomas de una gran
beldad, cuadros de valor dramático que cala; Esto adornado por la grácil música
del ruso Dimitri Tiomkin (“Solo ante el peligro” o “Gigante”), que eleva el
valor emocional de muchas escenas.
Spoiler:
Tramos recordables
(aparte delos ya mencionados): Tras comprar Jess un harmonio sin el
consentimiento de su mujer, ella le espeta que o ella o el harmonio en la casa,
y Jess entra el harmonio en casa, provocando que Eliza se destierre al granero.
Tras acostaerse los hijos, Jess coge una manta para acompañar a su esposa en el
granero. Allí vemos como ella a dado calor al lugar poniendo una rosa sobre un
tonel. Vemos a Jess tumbarse en el heno. Hay una elipsis, y ya es por la
mañana, y vemos al matrimonio volver abrazados al hogar con sus mantas,
mientras Jess le pregunta pícaramente a Eliza si podrían volver alguna vez al
granero, dejando entrever la noche de sexo que han tenido. Tras lo que el amigo
Jordan llega a la granja, este pretende le enseñe su nueva adquisición de yegua
Lady. Jordan ve indicios de lo que ha pasado por la noche en la rosa del tonel
y en las briznas de paja en la camisa de Jess partiéndose de risa. Homérico; Maravilloso
como Jordan defiende a su amigo Jess de los ataques de un cuáquero que lo acusa
de egoísta por no querer luchar en la guerra, Jordan arremete contra la
hipocresía del atacante; Como capea Eliza la irrupción de un grupo de soldados
confederados al hogar, ofreciéndoles de comer en su hogar y que cojan lo que
quieran del granero. Estos aceptan sin hacer daño a ella, su hija y benjamín,
pues Josh y Jess han ido a la batalla. Acaba con Eliza golpeando violentamente
con una escoba a un sudista que pretendía estrangular al ganso Samantha,
haciéndonos ver que las convicciones morales
buenistas implosionan ante la dura realidad de brutalidad, cuando se
ataca lo que quieres. Pues bien, este tramo me resulta artificioso y torticero
en su mensaje, pues si lo que se debe hacer sin luchar, es dar lo que posees en
bien de tu físico es aberrante, pues además ello no implica que te dejen en paz
estos salvajes, un chantajista abusón se retroalimenta de tu miedo para
aumentar la apuesta. Y es que además es un insulto a la inteligencia, que entre
el grupo de desarrapados sudistas ninguno haga por abusar sexualmente la joven
hija o la atractiva madre, no me lo creo, muy aséptico esto. Que hubiera hecho
Eliza si hubieran intentado violar a Mattie? Darle con la escoba? Y si lo
hubieran intentado con ella misma? Pero al final todo me ha sido muy esponjoso
en que la única violencia es que quieran matar a un ganso, venga ya!; El tramo
de la milicia escondida a la espera de los sudistas, y como cuando llega el
invasor Josh se acobarda y esconde, mientras el que tiene al lado dispara, pero
alguien de los confederados le balea matándolo, haciendo que Josh reaccione
cogiendo el fusil para disparar al enemigo, haciéndolo mientras llora; Tenemos
el rush final en que la familia se dispone a ir a su reunión dominical, por el
niño Jess se entera del altercado de Eliza con la escoba y el sudista, por lo
que este hace la broma de coger la escoba a modo de rifle ante el paso de
Eliza.
Jessamyn West pasó un
año en la producción como escritora y asesora técnica (acreditada). Su novela
cubría un lapso de cuarenta años de la historia de la familia Birdwell y
esencialmente no tenía trama, por lo que para que la película fuera efectiva,
organizó las secuencias seleccionadas para filmar en torno a la viñeta de la
novela de la Guerra Civil (alterándola significativamente para lograr una
acción dramática) y comprimió el conjunto en un solo año, 1862, utilizando la
guerra como argumento central del conflicto. Creó nuevos personajes
(principalmente los Jordan) para reemplazar a otros que tuvieron que ser
eliminados, y escribió por completo a Laban, el segundo hijo mayor de la
novela, sustituyendo a un nuevo personaje, el amigo de Josh, Caleb Cope (John
Smith), como un sustituto de dos escenas. El personaje Mattie era una
combinación de las dos hijas Birdwell supervivientes de la novela. Wyler quería
que su hermano, el productor asociado Robert Wyler y la autora Jessamyn West
recibieran el crédito por reescribir el guión (incluido también a Wilson), pero
la WGA dictaminó que Wilson merecía el crédito exclusivo por su guión.
Ronald Reagan regaló la
película al líder soviético Mikhail Gorbachev, simbolizando la búsqueda de
soluciones pacíficas a los conflictos; El lugar de rodaje de la película se
trasladó del sur de Indiana a una combinación de un estudio de Republic y una
finca del Valle de San Fernando.
Llama
poderosamente la atención lo que ocurrió en el Festival de Cine de Cannes de
ese 1956, y es que ganó el gran premio este film llamado aquí “La Gran Prueba”,
es un buen film, pero que se impusiera rivales obras maestras como “El séptimo
sello” de Ingmar Bergman, “Don Quijote” de Grigori Kozintsev, “Las noches de
Cabiria” de Federico Fellini o “Un
condenado a muerte se ha escapado” de Robert Bresson, parece, con la
perspectiva del tiempo un mal chiste, y no es denigrar a la ganadora, es que
las referidas son cumbres del Séptimo Arte y esta está escalones por debajo,
siendo por momentos cautivadora. Gloria Ucrania!!!
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