LADY SNOWBLOOD.
Entretenido
y por momentos bello film japonés adscrito al género jidaigeki (películas de
época en Japón; transcurren en el período Tokugawa o período Edo entre
1600-1868). Dirige Toshiya Fujita, con guión de Norio Osada (colaborador casual
de Fukasaku, “Bajo la bandera del Sol naciente” o “Nihon boryoku-dan:
Kumicho”), basándose en la serie de manga homónima de Kazuo Koike y Kazuo
Kamimura, cuenta la historia de Yuki, mujer que busca venganza contra tres de
las personas que violaron a su madre y mataron a su esposo. Siendo
protagonizada por la famosa cantante entonces en el País del Sol Naciente,
Meiko Kaji. La narrativa de la película
está contada fuera de orden cronológico, saltando entre eventos presentes y
pasados. Además de Kaji, el reparto de la película incluye a Toshio Kurosawa,
Masaaki Daimonm, Miyoko Akaza y Kō Nishimura.
El director exhibe gran
sentido estético-sensorial por lo pictórico gracias a la miscelánea entre el excelente
diseño de producción de Kazuo Satsuya (“Hausu”) y la cinematografía de Masaki
Tamura (“Moe no Suzaku”), jugando con elementos naturales como la nieve, el mar
rompiendo contra la playa o rocas, el viento azuzando los cuerpos el humo, o
las flores, contrastando en ello la belleza con el salvajismo atávico. También
en este sentido hay incluso un tramo de narrar acontecimientos con dibujos, en
(entiendo yo) homenaje al anime. Film de bella factura visual destacando sus
escenas sobre el manto de nieve, donde el rojo de la sangre contrasta de forma
cruda, o la turbadora ejecución en la playa, vista desde las alturas, cual Ojo
de Dios. Ello adornado por el tema que abre y cierra el film, "Shura no
hana" interpretado por la propia Meiko Kaji (protagonista).
Film que cobró fama
cuando Tarantino dijo le sirvió de inspiración para su bilogía “Kill Bill”,
habiendo muchas similitudes, como es una mujer embarcada en una espiral de
venganza contra varias personas, sus métodos para ello son de artes marciales
con katana, la narrativa es fracturada en su no linealidad, tenemos un duro
aprendizaje con una especie de monje con barba blanca, hay escenas de lucha en
la nieve, como un duelo clímax en “Kill Bill”, incluso QT tomó el tema
principal, “The Flower of Carnage”, cantado por la propia Meiko Kaji, como tema
de su heroína La Novia. Aunque esto de la influencia en “Kill Bill”, también lo
había leído de dos films más, como el francés “La novia vestía de negro” (1968)
protagonizado por Jeanne Moreau y del western inglés “Ana Caulder” (1971),
liderado por la vengadora Raquel Welch.
En 1874, una mujer
llamada Sayo (Miyoko Akaza) da a luz a una niña en una prisión de mujeres. Sayo
nombra a la niña Yuki (Mayumi Maemura) por ver la nieve afuera y les confía a
los reclusos que ayudaron a dar a luz cómo fue brutalmente violada por tres de
los cuatro criminales que asesinaron a su esposo Tora y a su hijo Shiro hace un
año. Si bien logró matar a puñaladas a su captor Shokei Tokuichi (Takeo Chii)
cuando se presentó la oportunidad, fue arrestada y encarcelada de por vida.
Luego, Sayo sedujo a muchos guardias de prisión para concebir a Yuki. Debido a
dificultades durante el parto, muere poco después de contar su historia. Sus
últimas palabras son que la niña sea criada para llevar a cabo la venganza
contra los tres verdugos restantes. En Meiji 15 (1882), la niña Yuki se somete
a un entrenamiento brutal en la lucha con espada bajo la dirección del
sacerdote Dōkai (Kô Nishimura) para convertirse en la encarnación de la ira de
su madre. Hay una elipsis, y ahora Yuki (Meiko Kaji), tiene veinte años y es
una asesina llamada Shurayuki-hime, que comienza su diáspora vengativa.
Una historia cargada de
simpleza, estructurada en cuatro capítulos, sin buscar dobles lecturas, directa
al mentón, con personajes clichés en los que nunca se ahonda, una historia de
venganza, donde la particularidad es que la ejecutora es la hija de la
agraviada, que fue engendrada única y exclusivamente para este vengativo
motivo. Las peleas son rápidas, sin acrobacias, sin alardes físicos.
Aunque pretende en los
márgenes criticar (en modo esbozo) la corrupción que sufrió la nación nipona
cuando entró en tratos con las potencias extranjeras. Arremete contra la
política en la convulsa era post-Tokugawa. La restauración Meiji no trajo para
los japoneses la prosperidad que esperaban, asintieron que la infiltración
occidental y progresivo saqueo de riquezas del país por parte de la nueva casta
burguesa parasitaria y plutocrática. Aquí se muestra como los criminales
medraron en este panorama de cambios. Con ello se perdieron valores
tradicionales en favor de la decadencia foránea (reflejada en la vestimenta y
sobre todo en las armas de fuego). Ambientada en la era Meiji, a finales del
siglo XIX, época de gran transición y cambio, los valores tradicionales
japoneses chocaron con la creciente influencia e incursión de la cultura
occidental, uno de los objetivos de la protagonista es un traficante de armas
que pretende vender armamento moderno al Imperio, en este sentido es muy
alegórica una secuencia de muerte en que uno de los malos cae ensangrentado deslizándose
sobre las banderas de Japón y USA.
Tiene un enervador
inicio el film, cuando vemos en una mugrienta prisión de Tokyo dar a luz un
bebe en condiciones insalubres, la madre va a morir por el parto, no sin antes
aleccionar a las compañeras de celda sobre que futuro debe tener el bebé, ser
la vengadora de los males que la madre ha sufrido. Tras lo que aparece el
título bañado en rojo sangre. Tras lo que nos adentramos en una odisea
desmitificadora de las vendettas, una cruel travesía descarnada en el dolor,
paseándonos por un japón desesperanzado. Comenzando su huida hacia adelante la
vengadora por poderes en una hermosa visualmente escena sobre la nieve, cuando
la protagonista se cruza con varios hombres que llevan un rickshaw con un
hombre en él, Shibayama. Ella no les deja pasar y los portadores deciden acabar
con ella y sacan sus katanas, y entonces vemos el gadget que ella lleva para su
espada, el mango de un bonito paraguas japonés, ejemplo de su carácter
contradictorio, acabando secamente ella con ellos, sin grandes alaracas
coreográficas, secamente y rápido les asesta letales tajos, y también entonces
vemos otra de las marcas del film, el híper realismo de que con los cortes
brota la sangre cual geiser de los cuerpos, cañones de hemoglobina cual
volcanes, en realidad algo muy propio de esa era nipona en el cine chambara.
Tras ello seguiremos las
andanzas de esta anti-heroína de modo fragmentario cronológicamente, pasamos a
su niñez en su adiestramiento para ser una gran luchadora, para luego pasar a
las tres venganzas que le quedan, Takemura, Kitahama y Tsukamoto (Eiji Okada).
Ello desarrollado de modo fluido, con encuentros tangenciales a la misión
principal, como el encuentro de la protagonista con el grupo de pedigüeños
organizados jerárquicamente criminal; el que tiene con Kobue (Yoshiko Nakada), hija de una de sus potenciales
víctimas, Takemura Banzō (Noboru Nakaya). Esta parte parece un film sintetizado
en sí aparte por su tono de melodrama con sabor a Mizoguchi; o el que acontece
con el reportero Ryūrei Ashio (Toshio Kurosawa), que pretende narrar sus
‘aventuras’ en un periódico para atraer a uno de los objetivos; Añadiendo
estas sub tramas sustancia a la historia. Todo sin caer en sensiblerías, todo
directo y seco en su objetivo de entretener al espectador.
Tenemos también las
raíces de todo, relatándonos de donde viene el afán vengativo de la madre,
narrado con gran sentido de la historia de Japón, con unos estafadores surgidos
de una nueva ley imperial, que deriva en un brutal asesinato (por el color de
vestimenta ¿?) y posterior violación de la madre. Esto se encadena con el plan
maquiavélico de la misma de engendrar una hija entre rejas, para ello se
convierte en una gata en celo permanente.
Todo desembocando en un
rush final con claro sentido de ataque a las alianzas extrajeras de Japón, pues
el escenario de sangre y muerte será un baile de amistad entre Japón-USA, ello
en una nación menos de 30 años atrás fue ocupada por la nación norteamericana
después de hacer caer las dos bombas H. Una especie de juego de matrioshkas el
último objetivo, con máscaras a lo Misión Imposible, con espejos secretos, y
con la aparición de para muchos tradicionalistas japoneses de la representación
de los males de occidente, una pistola (había ya aparecido en otra escena
anterior), dando un enfrentamiento padre-hijo, para acabar la cinta en una
vigorosa escena sobre la nieve, con una coda nada acomodaticia (Spoiler),
dejando un grato sabor de boca cinéfilo.
La gran protagonista es
la hermosa Meiko Kaji como la vengadora Yuki, ataviada con un kimono y
pertrechada de una sombrilla púrpura con mango-katana, su dualidad de dulce
‘geisha’ se transforma cuando saca la espada. Ofece una buena actuación como la
fría vengadora, exhibiendo vacío interior, no es más que eso, sin fondo, siemptre
hac ia el siguiente objetivo. La cantante y actriz Meiko Kaji, célebre en la
época por su rol de mujer rebelde e inconformista que lograra gracias a las
sagas de "Stray Cat Rock" y "Joshu Sasori", presta su
preciosa voz (para el mítico tema principal).
Spoiler:
Momentos recordables
(aparte de los ya mencionados): En la casa de apuestas, Banzo es pillado
haciendo trampas. Yuki intercede para salvarlo del castigo al que los yakuza
van a someterlo (porque quiere ser ella quien lo mate). Banzo es un despojo
humano, para el cual el mayor castigo sería en realidad seguir viviendo. No
obstante, Yuki lo ultima con su katana a la orilla del mar, y las olas se
tragan el cadáver tiñéndose de sangre. Visto el asesinato en una dramática toma
cenital; Okono (Sanae Nakahara) envía hombres a secuestrar a Ashio,
amenazándolo con torturarlo para saber la ubicación de Yuki, Ashio se niega a
decírselo. Yuki entra en la propiedad de Okono y mata a varios de sus hombres
mientras lo persigue. Yuki y Ryūrei encuentran el cuerpo moribundo de Okono ahorcada
en una habitación, se ha suicidado para no ser matada por Yuki. Al escuchar los
últimos latidos del corazón de Okono, Yuki la corta por la mitad; Ashio le dice
a Yuki que Gishirō es su padre y que había fingido su muerte cuando se enteró
de la misión de Yuki. Encuentra a Gishirō en un baile de máscaras y mata a un
hombre (con un máscara) que actúa como su señuelo. Ashio y Yuki encuentran y
siguen al verdadero Gishirō, quien le dispara a Ashio. Herido, Ashio lucha con
Gishirō y le impide dispararle a Yuki mientras ella se balancea sobre una
lámpara entre los balcones. Yuki apuñala a Ashio en el pecho de Gishirō. Luego
le corta el cuello a Gishirō mientras él le dispara. Cae por una barandilla y
cae a la planta baja llena de invitados. Yuki, herida, sale a trompicones donde
es apuñalada por Kobue (a su padre lo mató Yuki en su espiral vengativa) que la
estaba esperando, quien ha estado persiguiendo a Yuki todo este tiempo en su
propia búsqueda para vengar el asesinato de su padre. Yuki logra escapar, sólo
para colapsar sobre la nieve, aparentemente muerta. Sin embargo, a la mañana
siguiente abre los ojos.
Muy entretenido film de
acción chambara, cumple sin más pretensión que hacerte pasar un rato ameno.
Gloria Ucrania!!!
El éxito del film dio lugar
a una secuela, “Love Song of Vengeance” (1974).
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