sábado, 9 de marzo de 2024

 

SUCEDIÓ UNA NOCHE 

Cautivadora comedia romántica, todo un clásico atemporal, que no pierde frescura a pesar de los 90 años desde su estreno, precisamente la he (re) visto por este motivo (18/02/1934), plagada de elementos pícaros propios de estar realizada antes de la instauración del Código de Censura Hays, que añaden salsa a una divertida historia de lucha de sexos. Dirigida y coproducida por Frank Capra, adaptando el ingenioso y chispeante  guión de Robert Riskin (colaborador habitual capriano: el año anterior había escrito para él “Dama por un día”, y posteriormente “El secreto de vivir”, “Vive como quieras”, y “Horizontes perdidos”), se basa en el cuento de 1933 "Night Bus" de Samuel Hopkins Adams, teniendo de cabecera a una brillante pareja en Claudette Colbert como snob caprichosa hija de un millonario, y Clark Gable como un reportero en horas bajas que encuentra un filón en la dama de la socialité, versando la historia en estilo road-movie sobre un viaje por USA que por azar les une desde el sur floridano a Nueva York.

 

La heredera mimada Ellen "Ellie" Andrews (Colbert) se ha fugado con el piloto y cazafortunas King Westley (poco más que un cameo de Jameson Thomas) en contra de los deseos de su padre extremadamente rico, Alexander Andrews (Walter Connolly), quien quiere anular el matrimonio porque sabe que Westley en realidad sólo está interesado en el dinero de Ellie. Ellie abandona el barco en Florida y se escapa y sube a un autobús Greyhound a la ciudad de Nueva York para reunirse con su marido. Conoce a su compañero de viaje Peter Warne (Gable), un periodista que recientemente perdió su trabajo. Pronto, Peter la reconoce y le da una opción. Si ella le da una exclusiva sobre su historia, él la ayudará a reunirse con Westley. Si no, le dirá a su padre dónde está. Ellie acepta ayudar.

 

Obra maravillosa de la que han bebido desde entonces muchas comedias, homenajeando-plagiando sus escenas más populares, desde la jocosa descripción del reportero sobre los tres métodos infalibles de Peter de hacer auto stop, la respuesta de ella a la forma efectiva de parar un coche (la transgresora latente sexualidad imperante en el film), como se mantienen separadas dos camas en una habitación con un no matrimonio (“Las Murallas de Jericó”), como él le muestra con narrativa como se desviste un hombre (tuvo que ser la monda para el espectador de entonces el striptease del famoso galán) como la forma en que el protagonista ‘acojona’ a un ‘listillo’ pasajero (estupendo Oscar Shapeley) que pretende sacar tajada de una recompensa, la lección sobre cómo se come un buñuelo con leche, la improvisada discusión de matrimonio de paletos para despistar a unos detectives, la forma en que cruza la parejita un rio (mención especial a como el reportero ‘castiga’ a ella), todo el running gag de comer zanahorias (soy muy retorcido, o esto tiene un doble sentido tirando a lo fálico?), momentos esto que quedan para siempre en el subconsciente cinéfilo.

 

Habiendo un gran equilibrio entre la comedia y mostrar la entonces reinante Gran Depresión USA, donde Capra no solo no la elude, muestra una secuencia en que el protagonista saluda con entusiasmo a unos vagabundos que viajan en un tren de mercancías, se sirve de ella para mostrar el espíritu indomable de la sociedad norteamericana, mostrándooslos como gente alegre que hace frente a la adversidad con optimismo, como lo demuestra la canción popular que cantan en el bus los pasajeros a coro, o la solidaridad reinante cuando una mujer hambrienta es ayudada con dinero. Todo ello con un desarrollo trepidante, con ritmo fluido, con diálogos inteligentes, mordaces, corrosivos, con situaciones agudamente hiladas para provocar al espectador, ello evolucionando emitiendo alegría de vivir. Primando mantras caprianos sobre la libertad individual, la solidaridad, la loa de las clases necesitadas, el ataque al hedonismo de los ricos, ello con solidez narrativa.

 

La película juega con sinergia la batalla de sexos, poniendo virtudes y falencias en cada lado de la balanza, donde la mujer no es un ente pasivo mujer- florero, despliega carácter, tiene ideas buenas, tiene inventiva, sabe improvisar, es solidaria, se rebela ante las injusticias, se rebela ante quien quiere controlarla, y frente a ella un hombre ingenioso, valiente, habla de compartir su vida con una mujer, no de que sea su mansa ama de casa. Entre los dos intérpretes surge una química extraordinaria, de esas que traspasan la pantalla con su vigor. Colbert con su frágil figura derrocha ternura y encanto, así como sabe proyectar picardía, también un gradual arco de desarrollo de amor por su partenaire compañero de viaje; Gable, pues es Gable, un macho Alpha arrollado con su encanto natural, con una expresividad sutil maravillosa; Entre ambos hay chispas vigorosas que nos llegan. 

 

Tiene buenos actuaciones de apoyo, como Walter Connolly como Alexander Andrews, el padre millonario de Ellie, emite la arrogancia de un tipo omnipotente en su dinero; el siempre efectivo Alan Hale como Danker, un conductor simpático que recoge a la pareja; Charles C. Wilson como Joe Gordon, editor de un periódico y jefe de Peter, se hace un lugar en unas pocas escenas.

 

Entre lo negativo está su apresurado rush final, que da la impresión Clark Gable se le acabó el contrato de préstamo a la Columbia cedido por la Metro y ya no pudieron sacarlo más, esto provoca grima por la forma chusca en que nos quieren hacer ver que está cuando es evidente que no. No es un final satisfactorio. Hay otro detalle políticamente incorrecto, pero esto es debido al contexto de hace 90 años, pero no por ello es menos chirriante en su machismo paternalista, ello, que no se había dado en el resto del metraje se da y hace torcer el gesto, cuando el padre de Ellie le pregunta a Peter si realmente la ama, él responde: "Lo que ella necesita es un chico que la golpee una vez al día, le venga bien o no", y el padre queda encantado con esta visión de violencia machista hacia su retoña (¿?).

  

La puesta en escena destaca por ofrecer un mosaico naturalista de la USA de la Gran Depresión, por lo que destaca la dirección artística del no acreditado Stephen Goosson (“La Dama de Shanghái” u “Horizontes perdidos”), emitiendo un gran sentido humanista en como sentimos la realidad ambiental, con sus estaciones de bus, bares de carretera, moteles, granjas, oficinas de prensa, e incluso la naturaleza de bosques y ríos; ello enaltecido por la vigorosa fotografía en glorioso b/n de Joseph Walker (“La Dama de Shanghái” o “Que bello es vivir”), colaborador habitual de Capra en los 30 y 40, con contrastes de grises dramáticos, con descriptivos travellings, con sentido bucólico inherentes a alguna tomas, como la del rio con el sol pegando fuerte, siendo cálida en el interior del bus. Transmitiendo compañerismo vitalista entre los pasajeros; Sobre la música destacan dos canciones tradicionales: "The Man On The Flying Trapeze" (cantada a coro en el bus, en un jolgorioso interludio) y "Who's Afraid Of The Big Bad Wolf" (canta Gable).

 

Spoiler:

 

Escena catarsis: En el último motel, una vez los dos acostados con Las Murallas de Jericó de por medio, Peter admite su sueño de estar en una isla desierta con una mujer para experimentar "noches en las que tú, la luna y el agua se vuelven uno, y sientes que eres parte de algo grande y maravilloso". Es en ese momento cuando Ellie rodea Las Murallas. Al principio, el plano medio parece bastante normal desde la perspectiva de Peter. Luego pasa a un primer plano filtrado suavemente, lo que sugiere que Peter ahora ve a Ellie como interés amoroso. Ella se acerca a él con lágrimas en los ojos. “Llévame contigo”, solloza, declarando su amor. Pero él la envía de regreso al otro lado del muro.

 

Los dueños del Motel en el que se hospedan notan que el auto de Peter ya no está (se ha ido de madrugada a Nueva York a pedir dinero prestado a su ex jefe por la historia que ha vivido con Ellie). Esto me es estridente, pues a que viene esas prisas de é? Para que necesita plata tan rápidamente? Como si debiera algo. Porque no le deja una nota a Ellie por sis e despierta? Esta parte queda regularmente trabajada orgánicamente. La echan a Ellie del Motel, ella creyendo la abandonado Peter llama su padre, que ya accedido a que se case con Westley, ella por despecho a Peter lo hará. Peter ha tenido éxito en su visita a su ex jefe, pero cuando vuelve se cruza con Ellie que va en el gran auto de su padre, uy él piensa que ella lo ha abandonado. El día de la boda, finalmente le cuenta toda la historia a su padre. Cuando Peter llega a la casa de Ellie, Andrews le ofrece el dinero de la recompensa, pero Peter insiste le paguen sólo sus gastos, 39,60 dólares por artículos que se había visto obligado a vender para comprar gasolina. Cuando Andrews presiona a Peter para que le explique su extraño comportamiento y le exige saber si la ama, Peter primero intenta esquivar las preguntas, pero luego admite que ama a Ellie y se marcha furioso. Westley llega a su boda en un autogiro, pero en la ceremonia, Andrews le revela a su hija Peter la negativa de su hija Peter a recibir el dinero de la recompensa y le dice que su auto está esperando en la puerta trasera en caso de que cambie de opinión. En el último minuto, justo antes de decir "Sí, quiero", decide no seguir adelante con la boda. Ellie deja a Westley en el altar, sale corriendo hacia su auto y se aleja mientras las cámaras del noticiero encienden. Dejando constancia de la libertad y carácter de una mujer que hace lo que quiere. Unos días más tarde, Andrews está trabajando en su escritorio cuando Westley lo llama para decirle que aceptará el acuerdo financiero y no impugnará la anulación. Su asistente ejecutivo le trae un telegrama de Peter: "Qué está retrasando la anulación, lento? Los Muros de Jericó se están derrumbando!". Con la anulación en la mano, Andrews envía la respuesta: "Déjenlos caer". La última escena muestra el maltratado Modelo T (robado a Danker ¿?), estacionado en un patio de automóviles en Glen Falls- Michigan. Los dueños de la familia hablan y se preguntan por qué, en una noche tan cálida, los recién casados ​​(había visto la licencia de matrimonio) querían un tendedero, una manta extra y la trompeta de hojalata que él les había comprado. Mientras miran la cabaña, la trompeta de juguete suena una fanfarria, la manta cae al suelo y las luces de la cabaña se apagan. Pues bien, tras hablar Peter con Alexander Andrews ya no vuelve a salir más en pantalla. No vemos el reencuentro entre la pareja, nos hurtan el momento, solo debemos intuir que están dentro de la habitación del Motel, esto me cruje.

 

Fue la primera de sólo tres películas (junto con Alguien voló sobre el nido del cuco y El silencio de los corderos) en ganar los cinco premios principales de la Academia: Mejor Película, Mejor Director, Mejor Actor, Mejor Actriz y Mejor Adaptación. Guión. En 1993, la Biblioteca del Congreso la seleccionó para su conservación en el Registro Nacional de Películas de EE. UU., por considerarse "cultural, histórica o estéticamente significativa".

 

Me queda una notable película de las que deja una sonrisa agradable por tiempo. Gloria Ucrania!!!

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