domingo, 4 de febrero de 2024

 


La vida y la muerte del coronel Blimp

 

Sugerente drama británico, al que marca a fuego estar realizado en plena vorágine de la WWII. La he visto con motivo de su reciente 80 aniversario de su estreno (10/Junio/1943). Escrita, producida y dirigida por el equipo cinematográfico británico de Michael Powell y Emeric Pressburger, siendo protagonizada por Roger Livesey, Deborah Kerr y Anton Walbrook. El título deriva de la tira cómica satírica Colonel Blimp de David Low, pero la historia es original. Esta segunda producción del dúo de la productora Archers es una fantasía romántica, rodada en Technicolor, llena de humor y melancolía. Continuaba, aquí, esa estrecha colaboración entre los directores, Michael Powell y Emeric Pressburger (fueron tándem de directores de 14 films), el uno inglés y el otro austriaco, de esta dualidad nacional se desprende claramente el tema central de la amistad entre un militar inglés y otro alemán a lo largo de 4 décadas. De ahí seguramente, la oda a la amistad que irradia el metraje, esa que flore4ce en las peores de las situaciones, aunque estén los amigos en ambos lados de una guerra. El coronel Blimp fue en su origen un personaje de historietas creado en 1934 por el neozelandés David Low para el The Evening Standard como un mecanismo para ridiculizar el sustrato más reaccionario y pueril del establishment inglés de la etapa, en esencia un militar panzón, charlatán, autoritario, contradictorio, impaciente y casi siempre proclive a pasarse por alto la democracia y las preocupaciones mundanas del vulgo. Para ello representaba al titular como un fanfarrón recargado, la película mira más allá del militar gordo y calvo con bigote de morsa, y ve en su interior a un idealista y romántico. La adaptación de Powell y Pressburger se inspira lejanamente en el “Coronel Blimp” y baja las revoluciones en cuanto al nivel satírico general porque opta -paradojas mediante- por no llamar Blimp al protagonista en ningún momento del metraje y tampoco mostrar su muerte, decisiones que se condicen con un film de lo más curioso que combina elementos de los dramas bélicos, las propuestas románticas, la comedia costumbrista, la parodia política y hasta el cine de propaganda, aunque jamás cae en ser un panfleto patriotero, lo que le llevó a problemas de distribución por parte de nada menos que Winston Churchill.

 

Película que sutilmente ridiculiza el pan-imperialismo inglés, y con ello adentrándose en los cambios que sufrió la nación de la Pérfida Albión. Ello jugando con la ambigüedad, y que sea el espectador que juzgue, pues se habla con orgullo de las Guerras Boérs en Sudáfrica, pero se hacen elipsis mordaces, haciéndonos ver el paso del tiempo mediante por como la pared del salón del protagonista se llena de trofeos en forma de cabezas de animales africanos, ello de los territorios ocupados por el Imperio Inglés (también hay un escudo y lanzas tribales), como si estos lares fueran el patio de recreo de los anglos. Pero luego los malos son los alemanes por invadir otros países europeos, como si lo importante no fuera invadir, si no si en que continente se haga. Como se habla de una isla caribeña que se hace mención como el extranjero, pero el protagonista espeta: "No es un país extranjero, es Jamaica", hay que tener en cuenta que Jamaica aun pertenecía a la Corona Inglesa entonces (hasta 1962). No sé si adrede o sin pretenderlo, hay carga de profundidad en estos elementos vistos hoy día como ataques al pan-colonialismo etnocentrista.

 

El binomio de directores hacen en modo racconto un recorrido por cuatro tiempos del SXX, desde el 1939 en los prolegómenos de la Segunda Guerra Mundial, al flashback que se inicia en 1902, un salto a final de la Gran Guerra Mundial, y otro para situarse en el presente de 1943. Con ello el guion hace una ágil radiografía sobre los cambios en tiempos convulsos, desde la caballerosidad ancestral de principios de siglo XX, el cambio radical que supuso la Gran Guerra, y el vuelco que supuso las consecuencias de una guerra mal cicatrizada que dio pie al nazismo. Con ello se hace una semblanza sobre el paso lapidario del tiempo, donde se habla del ardor de la juventud, de los errores de la vida que nos persiguen, de las ilusiones, del idealismo que con los años se hace débil ante nuevas amenazas. Una obra que ingeniosamente es humanista al no caricaturizar a los malos y buenos, aquí deja las circunstancias marquen a unos y a otros, y con los protagonistas evolucionando por los acontecimientos. Todo ello regado de humor, con romanticismo, diálogos sustanciosos, discursos aleccionadores, gracias en gran medida a unos personajes bien construidos, con hondura dramática, y como no, tratándose de estos directores despliegan gran carga estética.

 

Tiene un arrollador inicio cuando el general ordena ejercicios de entrenamiento militar y anunció: "La guerra comienza a medianoche". Ello visto en una vivaraz edición con motocicletas de mensajeros militares yendo de un lado a otro. Un joven teniente entusiasta “Spud” Wilson decide la guerra moderna no sigue las reglas y se apresura, guía a sus hombres al club del general en Londres y arrestándolo en la sala de vapor. Cuando Wynne-Candy grita: "Maldito joven tonto, la guerra comienza a medianoche!" el teniente observa que los nazis no respetan los acuerdos entre caballeros e insulta la barriga y el bigote del anciano. Wynne-Candy se indigna. "Te ríes de mi gran barriga pero no sabes cómo la conseguí! Te ríes de mi bigote, pero no sabes por qué me lo dejé!" Golpea al joven teniente, lo arroja a una pileta y luego, en un flashback de grácil elipsis la cámara pasa por el agua y en el otro lado de la piscina emerge un joven Clive Candy, delgado y sin bigote, estamos en 1902.

 

 

En el primer bloque, tras el prólogo. Tenemos a un joven idealista y visceral protagonista Clive que decide por su cuenta viajar a Alemania a ajustar cuentas con un antiguo espía (Kaunitz), con el romántico objetivo de limpiar el nombre de Inglaterra. Esto tras un rifirrafe en un restaurante desemboca en un duelo. Escena importante la del referido duelo en el gimnasio del cuartel germano, entre el protagonista y un oficial alemán elegido por sorteo, Clive y Theo Kretschmar-Schuldorff, todo muy ceremonial, con rituales decadentes de nobles, todo está reglado, desde el tamaño y grosor de la espada, los padrinos, la forma de moverse, con un árbitro sueco que se mueve como un cangrejo entre los combatientes. Un juego de aristocracia, cargado de protocolos, donde hasta la vestimenta está reglamentada. Ello elegantemente la dirección hace que cuando se inicia el enfrentamiento la cámara se eleva y hace una sofisticada elipsis, desligándose de la épica duelística, pasamos a una nevada exterior (la metáfora del Invierno de un estilo de vida llegando a su fin) en un hospital donde está el prota herido levemente. Surgiendo aquí la amistad entre los dos duelistas, que tendrá vértice en una bella mujer, Edith hunter (Deborah Kerr).

 

El segundo bloque es en la Gran Guerra Mundial. Clive ahora es General, y mantiene sus formas de flema en el conflicto. Conociendo a Barbara Wynne (también Deborah Kerr), enfermera inglesa voluntaria que presta sus servicios en el frente francés y que es un calco de Edith Hunter, con la que Clive terminará casándose. Aquí tendrá otro encuentro con su antiguo rival de duelo Theo. Ahora en suelo inglés, tenderán una charla muy de marcado tinte político tras el armisticio, donde chocará el romanticismo inglés queriendo que de la derrota nibelunga resurja una gran Alemania, de lo que ácidamente, Theo amargado y curtido tras la derrota, se ríe Theo, por el buenismo anglo, que ve un mundo mejor tras ser humillada en el tratado su nación. Exponiendo con incisivo tono una crítica a la forma de acabar la Guerra que hubo en la Gran Guerra.

 

Y el último bloque en el presente del 43 en Inglaterra en plena WWII. El protagonista ahora en la vejez, viudo, con bigotón de manubrio, calva y barrigón. Es Clive un tipo escéptico, su antiguo idealismo se ha ajado, su nobleza colisiona con las nuevas formas de batallar, lejos de ser honorables, dice desear la derrota antes que su país utilice métodos como los de su enemigo nazi. Tanto como para sabotearle la BBC una entrevista que iba a dar por radio. En este segmento está por supuesto Theo, ahora viudo ha huido de Alemania por el nazismo, pretende le den asilo, habiendo para ello una esclarecedora entrevista con un funcionario, este le reprocha haber tardado mucho en darse cuenta de quien Hitler, a lo que este ingeniosamente le espeta que Inglaterra tardó seis años en darse cuenta, en lo que subyace (entiendo yo) una puntiaguda crítica al Pacto de Múnich, firmando entre otros por Inglaterra, dando vía libre a el afán expansionista Hitleriano. Es aquí donde Theo da un vigoroso soliloquio, filmado en un solo plano, explicando con enorme sentido lírico-conmovedor porque ha escogido Inglaterra para huir de Alemania. Luego Theo mantendrá una aleccionadora charla política-guerrista con Clive para intentar abrirle los ojos ante los modos nazis de guerra salvaje. También en esta parte se deja constancia de los fantasmas interiores de Clive, su búsqueda infinita del amor que no supo ver en su juventud con Edith, y desde entonces busca su clon por todas partes, de ahí el ver a una conductora militar con el rostro de ella (Otra vez la Kerr).

 

Todo queda nítido en una charla en el tramo final entre Clive y Theo, donde este esclarecedoramente le confiesa su amor de juventud frustrado. Esto para mi es un cierto defecto, pues esto no había aparecido ni mínimamente en el tramo en que ambos estuvieron juntos en Alemania, ni por parte de ella, ni de él, no hubo complicidad hiciera sospechar de estas chispas de romance. No hay miguitas de pan que nos hagan sentir un amor latente, con lo que después cuando aparece Martha no entendemos bien porque debe tener sui mismo rostro. Se entiende en un segundo visionado, pero es como si ciertas coordenadas se hubieran perdido por el camino del montaje; También esta forma de por Imperativo del guion me ha quedado la primera parte en Alemania, en lo referente a la amistad entre Clive y Theo, no me creo haya un gran vínculo entre ambos que se mantenga durante lustros, cuando ni siquiera pueden hablar entre ellos en el hospital, no me creo pasemos de estas gracietas ‘Lost in traslation’ a que 16 años después diga Clive que Theo es su mejor amigo, cuando no se han hablado ni visto en esos años. Luego en la parte final si vemos chispas de compenetración entre ambos en sus diálogos de hondura, pero me resulta complicado creer sea esta una amistad de calado, cuando solo se habían visto una vez en 41 años. Pero el inteligente guion consigue no pensemos en ello cuando están juntos; También me es llamativo que, en un film con gran carga de belicismo, las guerras sean mostradas sin ápice de realismo, nunca vemos muertos, o sufrimiento, todo es muy idealizado en este sentido.

 

Roger Livesey está muy bien como el pomposo militar que va ascendiendo, comienza en plan caricatura en la sauna turca, para en los flashbacks irse delineando un tipo con alma, con carácter, con honor, con nobleza, ser rígido que en su vejez se da cuenta de sus errores. Destacaría cuando abre su corazón a Theo contando su error de dejar escapar a Edith. estupenda actuación; El vienés Anton Walbrook es el que se roba la película con su rol complejo, el que realmente va tallándose a medida que avanza la historia, desde el jovial pretendienta de Edith, el desencantado asqueado por la derrota en la post-Gran Guerra, al pragmático que vemos en el tramo final. Para el recuerdo queda su discurso al funcionario encargado de refugiados sobre los motivos románticas de querer quedar se en UK, o como da a entender a Clive que su postura inflexible sobre comportamiento noble ante los desmanes nazis solo llevarán a más desmanes. Maravillosa actuación cargada de carisma; La tercera pata es Deborah Kerr con tres personajes diferentes en diferentes épocas cada uno, en realidad una idealización sin mucha personalidad, su belleza rubia de ojos azules la define y punto. Primero es Edith Hunter, amor platónico del joven oficial Candy. Luego Barbara Wynne, esposa del general elegida por su sorprendente parecido físico con Edith y, finalmente, como Angela 'Johnny' Cannon (precioso el momento en el coche en que Theo percibe por un fogonazo de luz el rostro de su chófer idéntico a su fallecida esposa), joven recluta sirve de chofer al general elegida entre 700 candidatas.

 

La puesta en escena es lo brillante que cabe esperar del binomio de cineastas. Con un vistoso diseño de producción Alfred Junge (“Narciso Negro” o “Los caballeros del Rey Arturo”), creando escenarios vibrantes como los baños turcos, la bulliciosa cafetería alemana en dos niveles, el gimnasio alemán ampuloso del duelo, o el salón donde Clive guarda sus trofeos de caza; Todo ello embellecido estéticamente por la fulgente fotografía en radiante Technicolor de Georges Perinal (“El ladrón de Bagdad” o “El ídolo caído”) con asistencia de Jack Cardiff (“Narciso Negro” o “Guerra y Paz”), en colores pastel vitalistas, con un uso precioso de la iluminación , con planos generales que enmarcan, alternado con primeros planos de los protagonistas que dicen mucho de su interior.

 

Spoiler:

 

El final es una lírica referencia a las palabras de la esposa fallecida de Roger Livesey cuando le dijo que sobre que habría un lago donde estaba su casa y ocurrió.

 

Encantador film, de los que te deja un grato sabor cinéfilo. Gloria Ucrania!!!

 

Según los directores, la idea de la película no surgió de la historieta periodística de David Low, sino de una escena cortada de su película anterior One of Our Aircraft Is Missing (1942), en la que un anciano miembro de la tripulación le cuenta a un uno más joven: "No sabes lo que es ser viejo". Powell ha afirmado que la idea fue sugerida por David Lean (entonces editor de cine) quien, al retirar la escena de la película, mencionó que la premisa de la conversación era digna de una película.

 

Powell quería que Laurence Olivier (que había aparecido en 49th Parallel y The Volunteer de Powell y Pressburger ) interpretara a Candy. Sin embargo, el Ministerio de Información se negó a liberar a Olivier, que estaba sirviendo en Fleet Air Arm, del servicio activo y les dijo a Powell y Pressburger "les recomendamos que no lo hagan y no pueden tener a Laurence Olivier porque está en Fleet Air". Arm y no lo vamos a soltar para que haga de tu Coronel Blimp".

 

Powell quería que Wendy Hiller interpretara el papel de Kerr, pero ella se retiró debido a su embarazo. El personaje de Frau von Kalteneck, amiga de Theo Kretschmar-Schuldorff, interpretado por la esposa de Roger Livesey, Ursula Jeans. Aunque a menudo aparecían juntos en el escenario, esta fue su única aparición juntos en una película.

 

Michael Powell dijo de La vida y muerte del coronel Blimp que es ... una película 100% británica pero está fotografiada por un francés, escrita por un húngaro, la partitura musical es de un judío alemán, el director era inglés, el hombre que hizo el vestuario era checo; en otras palabras, era el tipo de película en la que siempre he trabajado con un equipo mixto de todas las nacionalidades, sin fronteras de ningún tipo. En otras ocasiones también señaló que el diseñador era alemán y que entre los protagonistas había actores austriacos y escoceses.

 

El asesor militar de la película fue el teniente general Douglas Brownrigg (1886-1946), cuya carrera era bastante similar a la de Wynne-Candy, ya que había servido con distinción en la Primera Guerra Mundial, se retiró después de Dunkerque y luego asumió un cargo de alto rango. papel en la Guardia Nacional.

 

PD. El título hace referencia a la muerte del Coronel Blimp o sea de Roger Livesey, y esto no ocurre, acaba y está vivo (¿?).

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