LA VILLANA.
A raíz de ver el
atrayente film “Carter” de este año, me he interesado por el director de la
misma, y me he visto “La Villana”. Es un desequilibrado, aunque sugestivo thriller
de acción surcoreano dirigido y guionizado por Jung Byung-gil (su segunda
película de ficción tras “Confesiones de un Asesino” del 2012), porque te atrapa en su impresionante inicio
pre-créditos de 7 minutos en plano secuencia (falseado), una ópera de la
violencia filmada en subjetivo con una akelarre de hordas de luchadores que se
cruzan con este plano en primera persona, un festival apoteósico de coreografía
violenta descacharrante en que la cámara salta, gira, apalea, sensación de Shoot
em up de videojuego, homérico caos trepidante y espectacular, con disparos en
primera persona sobresaliendo el arma con el brazo dentro de la pantalla, con
todo un desfile infinito de oponentes que van cayendo ante el protagonista,
ensangrentados, rajados, apuñalados, lanzados por ventanas, con volteretas,
cortes, mutilaciones, hasta que tras un golpe con un espejo (genial recurso) la
cámara enfoca a la protagonista, y vemos es una mujer (Sook-hee interpretada
por Ok-bin Kim), y pasamos a la acción en tercera
persona, y seguimos con la brutalidad, esta vez viendo a la sensacional
fisicidad de la prota, hasta que acaba este particular ‘Genocidio’ con un salto
al exterior del edificio donde ha sucedido todo. Y ahora el problema del guion
es como humaniza r a esta máquina de matar que es Sook-hee, hacerla vulnerable
cuando vemos es cuasi-omnipotente, se ha cargado casi antes de empezar a
decenas y decenas de hombres, que rival puedes poner a su altura? Y con todo,
el problema también de este arranque es que todo nos ha resultado impersonal,
pues al no saber quien esta asesina, sus motivaciones, no hemos empatizado con
ella, y la intensidad es solo por la imaginación de la danza de la muerte, pero
en ningún caso sentimos amenaza o emoción alguna.
Con este comienzo ya
deja a las claras sus notorios referentes con la película asiática paisana suya
como el “Oldboy” (2003), ese pasillo que
cruza la asesina es un claro ejemplo, con la rusa “Hardcore Henry” (2015), por
lo del plano subjetivo, con la indonesia dirigida por el galés Gareth Evans
“The Raid” (2011), por las peleas extendidas sin apenas cortes, y con el desarrollo,
donde el leit-motive es algo tan original como la venganza vemos las
influencias de la también surcoreana trilogía de la venganza, concretamente
“Sympathy for Lady Vengeance” (2005), y ya de fuera el claro referente es en su
trama “Nikita” (1990) de Luc Beson (por lo de la mujer con dotes para la lucha
‘fichada’ a la fuerza para trabajar de incógnito para el gobierno), y también
hay efluvios a la bilogía “Kill Bill” (2003-2004) de Tarantino.
Pero todo este impacto
visual crea unas expectativas difíciles de sostener, y tiene su bajón cuando el
director quiere ofrecer el drama humano de la protagonista y darle un fondo, y
en esto naufraga, ello en varios niveles. Nos mete ese entrenamiento para ser
una especialista asesina, en un rollo muy visto ya en cine (pero si ya la hemos
visto acabar con docenas de tipos, que le van a enseñar? Como no sea a detonar
Bombas Atómicas). Quiere ser en el plano melodrama, laberíntico-críptico en el que
goteo de información, ello ‘ayudado’ por alargadísimos y reiterativos
flash-backs, que lo que hacen es enredar y hace confuso este aspecto, con
fracturaciones molestas, con giros artificiosos (cuando no previsibles), ello
cuando en realidad todo es muy sencillo y simple como para querer dar
complejidad a algo que no la tiene, ni el espectador que ve este tipo de films
busca. Naufraga por que quiere ser más de lo que puede, introduciendo un
romance pasteloso (con el vecino de la prota) hasta ser no apto para diabéticos
en la forma pueril en que avanza, todo esto se notan parches, tanto que he
leído fueron 70 días de filmación, de los cuales 63 para las escenas de acción
y para el drama, pues si esa es la importancia que le da el director, por que
luego se hacen eternos estos interludios? Todo esto porque el director se toma
demasiado en serio su película (como la inmensa mayoría del cine de acción
asiático, parece con la obligación de incrustar un melodrama en sus tramas),
cuando tienes en el principio a una mujer que se carga en peleas cuerpo a
cuerpo a 1318 enemigos (realmente no los he contado, pero muerto arriba,
asesinado abajo ese debe ser el número), no puedes ser solemne en el resto del
metraje. Deberían tomar ejemplo de la saga “John Wick”.
La cinta gana y mucho
cuando abandona el drama y se hunde en la acción más delirante, con el sello de
tomas largas, de una visualidad arrolladora, fantasiosa, electrizante,
vigorosa, en escenarios diversos, desde grandes edificios serpenteantes, calles
siniestras, salones de geishas, o buses volteados, donde las leyes de la física
parecen en suspenso. Con escenas salpicadas por el metraje como una espléndida
persecución en motos que pelean con katanas, una pelea de dos mujeres contra
dos hombres semidesnudos con puñales, un tenso y turbador tramo con la prota
vestida de hermosa novia de blanco ejerciendo de francotiradora desde unos
lavabos. Todo para desembocar en otra Épica escena final, rodada a modo otra
vez (circular) en plano-secuencia, todo un prodigio de desarrollo, desde un
edificio donde La Villana se enfrenta a tropecientos malos, llega el gran duelo
con su némesis, donde con la sanguinolenta y cruenta batalla llegan a estar
colgados en el exterior de una pared por una ventana y sobre aparatos de ventilación,
ello en la nocturnidad lluviosa, de quitar el hipo, tras lo que hay accidentes,
acabamos el clímax en un bus (y no quiero spoilear), Tremendo apogeo Avernal,
que termina en una toma *inquietante. Aunque en este clímax la credibilidad hay
que ponerla en suspenso, pues las heridas infringidas solo son tolerables para
super-héroes con superpoderes a lo Deadpool.
Con una colosal cámara
manejada por el DP debutante Jung-hun Park, dotando de una claridad diáfana
cada pelea, ello para danzar con la epopéyica coreografía de Kwon Gui-duck (“El Extraño”), todo una lección
magistral de creatividad puesta al servicio del disfrute del espectador, el
dinamismo y agilidad en los movimientos es sublime en su despliegue de artes
marciales, con todo tipo de armas. Asistido por la por momentos invisible (pero
siempre presente, aun cuando creamos estar viendo plano-secuencia) montaje de Heo
Sung-mee (“El gánster, el policía y el diablo” o “Forgotten”).
Sook-hee es una asesina
altamente hábil, que ingresa a un pasillo y mata a numerosas personas antes de
ser rodeada por la policía, donde la drogan y la llevan a la agencia de
inteligencia de Corea del Sur, donde le realizan una cirugía plástica. Para
darle un nuevo comienzo, también fingen su muerte y le asignan un nuevo nombre:
Chae Yeon-soo. Yeon-soo dice que no le importa vivir, pero le dicen que está
embarazada y le ofrecen entrenarse como su agente, a cambio de su libertad.
Yeon-soo acepta donde da a luz a una hija llamada Eun-hye. El líder de la
agencia, Kwon-sook, envía a Yeon-soo a su primera misión. Sook-hae se entera de
que el objetivo que mató resulta ser el padre de una niña. Esto desencadena sus
recuerdos embrujados de su pasado. Sook-hee, de 7 años, había sido testigo de
cómo mataban a su padre, mientras estaba escondido debajo de la cama. Debido a
las circunstancias, un asesino llamado Lee Joong-sang la entrenó como una
máquina de matar. Después de muchos años, Sook-hae, de 20 años, intentó matar a
Jang-Chun, quien asume que él es el responsable de la muerte de su padre. Sin
embargo, es capturada y mientras la golpea, Jang-Chun confiesa que él no mató a
su padre. Joong-sang llegó, donde le disparó y liberó a Sook-hee. Sook-hee y
Joong-sang se enamoraron y se casaron, donde ella dice que estaba dispuesta a
dejar de lado su sed de venganza si podía casarse y vivir una vida normal. Al
ver que su asesino entrenado ya no sería útil, Joong-sang organiza un acto.
Mientras estaban en su luna de miel, fingió un acto de salvar a un pandillero
llamado Choi Chun-Mo y fingió su propia muerte. Cuando Sook-hee se entera de la
muerte de Joong-sang, pierde la cabeza y se vuelve loca por matar, donde
eliminó a toda una pandilla que se sabía que odiaba a Joong-sang. Joong-sang
esperaba que ella muriera matando a sus rivales, pero no son rival para ella.
En el plano de las
actuaciones está muy bien Ok-bin Kim en el apartado de los movimientos físicos
en los ententes, buenísima, y cumple con la actuación dramática, sin más; Resto
de secundarios son un cliché sin carácter definido, excepto … que sabe darle a
su rol alma y algo de ambigüedad moral; Jung Hyun-soo es el vecino apuesto y
simpático, en una subtrama melosa y cursimente trabajada; Kwon-sook como la
Jeanne Moreau de “Nikita”, la mentora de La Villana, se queda en el tópico de
arrogante cínica sabelotodo.
Spoiler:
Rush final: Enfurecida,
Yeon-soo rastrea a Joong-sang hasta un estacionamiento y mata a varios de sus
hombres. Ella se enfrenta a Joong-sang, acaban colgados por fuera del edifico a
altura considerable (menuda filigrana de la cámara seguirlos) quien escapa a la
calle y se encuentra con sus secuaces restantes. Todos salen a toda velocidad
en un autobús lanzadera. Yeon-soo es atropellada por coche que pasaba por allí,
se levanta como si nada y roba el auto cuando el conductor se estaba
preocupando por ella. En coche persigue el bus, rompe la luna delantera, coloca
una botella para calzar el acelerador y se coloca sobre el capó manejando el
volante de espaldas (¿?), ello llevando un hacha en la otra mano, hasta
alcanzar la altura del bus y se lanza sobre él, enganchándose con el hacha al
exterior, los de adentro intentan matarla disparándola, ella los esquiva,
hasta introducirse en el interior, e ir acabando con todos los sicarios de su
ex. Hasta el duelo final con Joong-sang, desgarrador, él le clava un machete en
la espalda, y él comienza a jugar con ella, pero ella se revuelve, y toma una
decisión drástica, corta el brazo al chófer del bus, provocando el vuelco del
vehículo. Entonces vemos que ella se pone vertical con el hacha en su mano
(parece habérsele pasado el dolor de la herida en la espalda), y se acerca Joong-sang
malherido, él le reta a que lo mate, hay dudas en ella, pero al final le asesta
(fuera de plano) un hachazo que le salpica la sangre. Entonces vemos la policía
llega y rodea el bus con decenas de agentes, cuando La Villana sale por la
parte trasera, siendo apuntada por los agentes con sus armas, entonces se
produce un *perverso primer plano del rostro de ella ensangrentado y sonriendo.
Me queda una película
dual en sus cambios de tono entre la acción y el melodrama. Pero aun así, lo
bueno es muy bueno y la hacen una obra apreciable y recomendable para los
amantes de la acción. Gloria Ucrania!!!
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