domingo, 30 de octubre de 2022

 


Adivina quién viene a cenar

Muy aclamado y popular film en su momento, por el valiente a tratar tema de los matrimonios interraciales y los prejuicios sociales, ello en plena convulsión de la reclamación de los (justos) Derechos Civiles de los negros en USA, pero que visto hoy día resulta algo arrugado por el paso del tiempo, aunque muy entretenido, y significativo como retrato de una época. Un drama producido y dirigido por Stanley, cineasta combativo políticamente, con obras en su haber que dan muestra de ello como “La hora final”, “La Herencia del viento” o “Vencedores o vencidos”, teniendo un inteligente guión de William Rose (“El quinteto de la muerte” o “El mundo está loco, loco, loco”), plagando la cinta de situaciones emocionantes, con diálogos afinados, mordaces, reflexivos, réplicas y contrarréplicas, generando el dilema moral de que haríamos nosotros en el lugar de los padres (esto ya superado por el tiempo… creo) todo ello coronado por un gran discurso final. Habiendo entre sus protagonistas una de sus formidables bazas, con un maravilloso Spencer Tracy (en su último papel, fue nominado al Oscar, no ganó el premio), una sensacional Katharine Hepburn (ganó el Oscar por su rol; padecía primeros ataques de párkinson), sentando cátedra como expresar a través de una mirada que te atraviesa, y un electrizante Sidney Poitier (en el año que lo elevó a los altares, estrenaría este 1967, además de esta, “En el calor de la noche” y “Rebelión en las aulas”), y presentando a una estimable Katharine Houghton (sobrina de la Hepburn). La película fue la novena y última pareja en pantalla de Tracy y Hepburn. Tracy estuvo muy enfermo durante el rodaje pero insistió en continuar. La filmación de su papel se completó solo 17 días antes de la muerte de Tracy en junio de 1967. Hepburn nunca vio la película completa, diciendo que los recuerdos le evocaría de Tracy eran demasiado emotivos. La película se estrenó en diciembre de 1967, seis meses después de su muerte. Su nudo central es el ya consabido en la cultura popular de una pareja interracial de él negro y ella blanca que va a visitar a los ‘liberales’ padres de ella, sin que ellos sepan del emparejamiento, y les anunciaran se van a casar, esperan la bendición de los progenitores, pero el patriarca no está por la labor. El matrimonio entre blancos y negros era aún ilegal en 1967 en 17 estados (lo comenta el padre de ella como argumenta para oponerse), hasta el 12 de junio de 1967, seis meses antes del estreno de la película, y las escenas se filmaron justo antes de que la Corte Suprema anulara las leyes contra el mestizaje en Loving v. Virginia.

 

Tiene la estructura un estilo teatral muy marcado, de hecho, toda la historia se podría haber contado desde la residencia de los padres de la novia. Las salidas al exterior se notan un tanto artificiosas. La del inicio de la llegada de los novios al aeropuerto, con esa muy caduca cancioncita ("Glory of Love" de Billy Hill , cantada por Jacqueline Fontaine, que no pega con el tono del film), la visita a la galería de arte que lleva la madre de ella, la salida al club donde la parejita toma una copa con unas amigas, la de los padres de ella a tomar un helado (tramo de humor desengrasante), o la recogida de los padres de él al aeropuerto.

 

La historia se puede dividir en tres. En la primera se da la presentación de protagonistas, y de situación controvertida, donde vemos el impacto que causa en los (tan liberales como hipócritas, sobre todo él) padres de ella, como se lo toman de forma shockeante. Ello con el acicate de que Poitier encarna a la perfección hecha hombre, si esto fuera posible, buscar en el diccionario yerno ideal saldría su foto como ejemplo. Esto se hizo para que no hubiera otras motivaciones en los padres, que todo fuera por el color de su piel, pero matizarlo y colocarle alguna debilidad lo hubiera humanizado, hubiera aportado complejidad, y no idealizarlo de esa forma irreal (pero si hasta deja a los padres dinero por una llamada telefónica!). Hasta en el colmo de la bondad se postula para sacrificar su amor si los padres de ella no bendicen con su aprobación el matrimonio (luego veremos que con su propio padre no piensa igual). Aunque esto me resulta inverosímil las prisas por casarse y en Ginebra! Pero porque esas prisas, por que quieren que sintamos estamos en contrarreloj, como si alguien estuviera muriendo, me es impostado esto. Tenemos la muestra de racismo nada menos que de la criada negra, Tillie (Isabel Sandford, en un papel Tio Tom), que en el novio de la joven un advenedizo parásito que ha ido a invadir el lugar que no le corresponde, según ella, como una intolerante rancia e irritante, seguro en su tiempo pudo hacer gracia este rol, a mi me ha dado grima. Para contrarrestar esto tenemos a la empleada de la madre de ella, Hilary (Virginia Christine, en una actuación notable en su perfidia), una cotilla y racista, con la que la madre tiene una reacción de orgullo y dignidad que es de lo mejor de la película. También tenemos a un clérigo (notable Cecil Kellaway) que da las notas de cordura y tolerancia cual brújula moral del relato. Ello, aunque los padres sean ateos (¿?).

 

La parte central resulta de idas y venidas, con dientes de sierra en sus subrayados, en situaciones un poco forzadas, en estirarse sin ir hacia ningún lado la trama, con reiteraciones; Para llegar a la tercera y última, que la entiendo con la llegada de los padres de él (buenos Roy Glenn y Beah Richards) no se entiende esta rapidez con que por la mañana llegan la parejita, y luego cual si estuvieran viviendo en el mismo barrio aparecen los padres de él, cuando en realidad han venido en avión cuasi de la nada). Tenemos a los dos padres hombres que están de acuerdo en estar en desacuerdo con el matrimonio interracial. Tenemos la tristeza de la madre de ella emparejada con la de la otra madre, que piensan de modo similar. Habiendo uno de los clímax con la discusión entre el rol de Poitier y el que da vida a su padre, el hijo lo ataca de forma apasionada con sus ideas puras y de amor, pasional y enfervorecido su soliloquio, aunque no me cuadra con la personalidad exhibida con los padres de ella. Siendo uno de los grandes momentos cuando le espeta: "Tu generación siempre pensará en sí misma primero como negra y después como hombre. Yo me considero un hombre". Para llegar al gran clímax, donde arranca con ese primer plano impresionante de Spencer Tracy mirando al infinito en el jardín, y de pronto suelta: “Seré Hijoputa!”, y reúne a las dos familias para dar su opinión sobre el matrimonio. Ello para explayarse en un muy sentido discurso, cargado de pasión. Llegadno a un final acomodaticio y facilón, aunque por otro lado, era lo esperado, no ha habido valentía en este sentido.

 

De la película se pueden extraer también un análisis sobre el choque generacional, el enfrentamiento entre diferentes visiones de cómo será el mundo futuro, la sociedad avanzando, el conservadurismo de lasa personas mayores, aun considerándose abiertos de mentes y sin prejuicios, en situaciones extremas aflora el reaccionario que todos llevamos dentro, frente a la pasión liberal de los jóvenes queriendo cambiar el mundo.

 

Me resulta extraño que en un guion tan milimétrico y cuidado para enfocarlo todo en un sentido se deje en el limbo el tema de la brecha de edad entre la pareja de novios, ella 20 y él 37, con un matrimonio ya en su haber. También se pasa sin abordar el tema de que la pareja en solo once días que hace se conocen deciden casarse, esto es aun más discutible que su raza, esto no se troca, se menciona, pero parece no tener importancia alguna.

 

Katherine Hepburn está sensacional como la cariñosa y cómplice madre, da una clase magistral de como expresar con sus ojos, la naturalidad con la que actúa es de enorme brillantez, la compenetración con Tracy es la de una pareja con 9 films como pareja protagónica en 27 años, amén de tener una relación tras las cámaras a pesar de que Tracy estaba casado); Spencer Tracy está formidable como el carismático padre en el que emerge su yo retrógrado ante un hecho radical, se comporta de forma posesiva, dura, demuestra carácter, energía, en un arco de desarrollo espléndido, de hecho el único que lo hace en la película, arrollando en el rush final en que se hace amo y señor de la función, sobre todo mostrando su amor a su esposa, conmueve; Sidney Poitier demuestra personalidad, encanto, Don de gentes, sabiendo hacer frente a los dos titanes Hepburn y Tracy, teniendo su gran momento en la colisión electrizante con su padre; Katherine Houghton está bien con su vitalidad y alegría contagiosa, aunque opacada por el trio mencionado. 

 

Spoiler:

 

El clímax final es el discurso de Tracy a sus invitados, donde relata lo sucedido este convulso día, para ir sacando conclusiones de cada situación, de como le caló lo que le dijo la madre del novio, sacando la conclusión final de que si se aman quienes son los padres de unos u otros para ponerles barreras. Aunque el padre del no parece muy convencido. El monólogo sentido de Tracy arranca lágrimas verdaderas a la Hepburn, seguramente consciente de que eran sus últimas palabras en cine de una leyenda como él, y teniendo la certeza de que no le quedaba mucha vida.

 

Influencias en el guion: Peggy Cripps, una debutante aristocrática cuyo padre había sido ministro del gabinete británico y cuyo abuelo había sido líder de la Cámara de los Lores , se casó con la anticolonialista africana Nana Joe Appiah . Establecerían su hogar en la Ghana natal de Nana , donde posteriormente ocuparía el cargo de ministro y embajador. Casi al mismo tiempo, la aseguradora de Lloyd's, Ruth Williams , y su esposo, el aristócrata africano Kgosi Seretse Khama , se vieron envueltos en una lucha propia. Su unión, que también ocurrió inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial, provocó una tormenta de comentarios que se convirtió en un incidente internacional que los vio despojados de sus títulos de jefe en su tierra natal y exiliados a Gran Bretaña. En última instancia, regresarían a la Botswana natal de Kgosi como su presidente inaugural y primera dama.

 

A los 67 años, Spencer Tracy tenía problemas de salud con enfermedades cardíacas , diabetes , presión arterial alta , enfermedades respiratorias y otras dolencias. Conscientes del deterioro de la salud de Tracy, las compañías de seguros se negaron a cubrirlo durante el período de filmación. Kramer y Hepburn pusieron sus salarios en depósito de modo que si falleciera durante la producción, el rodaje podría completarse con otro actor. El horario de filmación se modificó para adaptarse a la delicada salud de Tracy. Todas las escenas y tomas de Tracy se filmaron entre las 9:00 a. m. y el mediodía de cada día para darle suficiente tiempo para descansar el resto del día. Por ejemplo, la mayoría de las escenas de diálogo de Tracy se filmaron de tal manera que durante los primeros planos de otros personajes, un doble lo sustituyó.

 

Un busto de Tracy esculpido por la propia Hepburn se usó como accesorio, en la estantería detrás del escritorio donde Sidney Poitier hace su llamada telefónica. Tracy murió dos semanas después de completar su trabajo en la película.

Hepburn ayudó significativamente a elegir a su sobrina, Katharine Houghton, para el papel de Joey Drayton. Al respecto, Hepburn declaró: "Había un papel encantador para Kathy [Houghton], mi sobrina [...] Ella interpretaría a Spencer y a mi hija. Eso me encantó. Es hermosa y definitivamente tenía un aire familiar. Era mi ocurrencia."

 

Obtuvo la película 10 nominaciones a los Premios de la Academia, ganando dos (Hepburn y el guionista Rose)

 

En 2017 (en su 50 aniversario), la película fue seleccionada para su conservación en el Registro Nacional de Cine de los Estados Unidos por la Biblioteca del Congreso por ser "cultural, histórica o estéticamente significativa".

 

Me queda un drama bienintencionado, loable en su mensaje, aun con sus taras, apreciable y recomendable. Además de tener unas actuaciones centrales maravillosas. Gloria Ucrania!!!

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